Sospechosos
- ¿Estamos todos presentes?- preguntó Dumbledore mientras jalaba la silla y tomaba asiento a la cabeza de la mesa
Los profesores se miraron entre ellos y voltearon a ver a McGonagall, esperando que ella respondiera. Pero McGonagall no dijo ninguna palabra, solo señaló con el mentón el asiento de enfrente, él único que se encontraba vacío.
- Bueno, estoy seguro que Gilderoy se entretuvo en algo de suma importancia- dijo Dumbledore con indulgencia- Ya se pondrá al día después, ahora por favor todos tomen una copia
Dumbledore golpeó la superficie de la mesa con la punta de su varita y delante de cada uno de los presentes se materializó un folder grisáceo. Los profesores alargaron la mano y empezaron a revisar el contenido de inmediato. Les interesaba saber cómo es que el normalmente saturado Ministerio de Magia había logrado resolver este caso en un tiempo record, aunque algunos en mayor medida que otros.
- ¡No concluyente!- exclamó indignada Pomona Sprout, quien se había saltado casi todo el documento y había ido directamente a la última hoja- Investigaron por tres días, escarbaron la tierra y hasta trajeron sus coches para cargar con los restos quemados. ¡¿Todo para que nos digan que no descubrieron nada?!
La profesora Sinistra colocó una mano sobre su hombro, tratando de tranquilizarla, pero no obtuvo buenos resultados. Pomona Sprout no solo había perdido su lugar de trabajo y sus posesiones personales, sino también buena parte de su reputación. Rita Skeeter se había dado un festín sugiriéndola como la potencial culpable del incendio.
- Pomona, por favor, déjame explicar- habló Dumbledore con voz calmada- El Ministerio determinó que los invernaderos presentaban numerosos factores de riesgo. Y lo cierto es que tienen razón, recordemos que fueron construidos en la época de los fundadores y la última renovación fue hecha hace más de cien años…
- ¿Los justificas?- preguntó McGonagall
- No ignoro la realidad Minerva. Sé que el Ministerio tiende a poner excusas a la hora de entregar dinero al colegio, pero este no es el caso- Dumbledore cogió uno de los fólderes y pasó rápidamente hasta llegar a la página cuarenta- Según el informe, existen muchas maneras en las que se pudo originar el incendio. Lo más probable es que fuera culpa de un rayo o una lámpara de aceite mal apagada, pero existen varias otras posibilidades. Averiguar exactamente qué fue lo que ocurrió sería una tarea demasiado larga y tediosa, por lo que el Ministerio decidió concluir con su investigación e iniciar las obras lo antes posible
- Esperen un momento- intervino Silvanus Kettleburn, profesor de cuidado de criaturas mágicas- yo estaba alimentando al calamar gigante y no estuve presente, pero aun así pude ver los enormes pilares de fuego. Pensé que estaba claro que el fuego tenía origen mágico
- Todos creímos eso al principio- dijo Dumbledore, lamentando que esa especulación, tan evidente en ese momento, se hubiera publicado en El Profeta antes de que pudiera evitarlo- Pero lo cierto es que la violencia de las llamas se debió a las bolsas de fertilizante y a los tanques de oxígeno debajo de los invernaderos. No hubo fuego mágico involucrado
- ¿Había tanques de gas debajo de los invernaderos?- preguntó Silvanus
- Sí, algunas plantas (mandrágoras, por ejemplo) necesitan de un ambiente especial para desarrollarse. Recuerdo que en mi juventud olvidé ese pequeño detalle y perdí mi primer trabajo, los dueños del herbolario se enojaron muchísimo…
Flitwick tosió sonoramente.
- Director, nos estaba contando que han adelantado el inicio de las obras. ¿Nos podría decir a qué se debe esto?
Todos miraron a Dumbledore, expectantes por su respuesta. Era sumamente extraño que el gobierno se mostrara tan generoso, normalmente intentaban reducirl el presupuesto a la mínima oportunidad.
- Sucede que no será el Ministerio quién pagará por la reconstrucción- dijo Dumbledore- Alguien ha decidido correr con los gastos en vez de ellos
La mayoría de los presentes detectó el tinte de desazón en las palabras del Director y no celebró de inmediato. Pero hubo dos profesores que faltaron a la regla: la profesora Sprout y el profesor Snape. Aunque ciertamente no fue por la misma razón.
- Díganos el nombre director- dijo Snape, dibujándosele una delgada sonrisa en el rostro. En sus manos sostenía uno de los fólderes grises, el único que no había sido abierto- ¿A quién debemos tan extraordinario favor?
- Un buen amigo tuyo, Severus: Lucius Malfoy
Dumbledore no dijo nada más, aunque si lo hubiese hecho tampoco es que se le hubiera escuchado. Los profesores se volvieron hacia el colega más cercano y empezaron a cuchichear tal y como detestaban que los alumnos hicieran en clase. Los escuchó decir que se había vuelto loco, que estaba pagando una apuesta o que trataba de lavar dinero. La teoría más rara fue la de Trelawney, que afirmó (mientras lo miraba fijamente) que esto se debía a un repentino derrumbe en las montañas lunares, señal inequívoca de que pronto una gran figura de autoridad cambiaría su juicio sobre una persona.
Dumbledore dudaba que alguna vez se arrepentiría de su opinión sobre Lucius Malfoy.
Si bien lo más probable era que Malfoy hubiera hecho esto para extender su influencia en consejo escolar, también era posible que estuviera actuando bajo órdenes de Voldemort, tratando de obstaculizar las investigaciones y distraer la atención de los verdaderos responsables. No sería la primera vez que Lucius se encargaba de ese tipo de trabajos.
- Sin embargo, hay otra razón por la que convoqué esta reunión- habló Dumbledore en voz alta, poniendo punto final al bullicio- El Ministerio no encontró rastros de magia, pero eso no quiere decir que el incendio haya sido accidental. Todos recordarán que la profesora McGonagall encontró a dos alumnos ausentes durante…
- Director, si me disculpa- interrumpió McGonagall- Es cierto que en ese momento creí que habían salido del colegio, pero el profesor Snape demostró que mis sospechas eran infundadas
- Entiendo Minerva. Y si se tratara de cualquier otro par de alumnos, efectivamente la palabra de Severus bastaría. Pero todos sabemos lo ocurrido año pasado con el señor Potter y la señorita Granger. A decir verdad, yo tampoco creo que ellos hayan tenido algo que ver, pero no puedo simplemente ignorar esa posibilidad- prosiguió Dumbledore- Por esa razón voy a requerir vuestra total disposición para mantener un ojo encima de ellos. No estoy pidiendo que interrumpan vuestras actividades para perseguirlos, pero sí que tomen nota si los ven rondando por pasillos abandonados o si faltan a clase… ¿sí?, Severus
- Solo quiero aclarar que en ningún momento defendí a esos mocosos- aclaró Snape con agrura- Desde el principio pude notar que estaban ocultando algo, pero era obvio que no tenía nada que ver con lo que se les acusaba. Por esa razón sugerí revisar sus varitas, pero la subdirectora se opuso de forma injustificada
- No fue injustificada- repuso McGonagall- No puedo hablar por el señor Potter (corren rumores de que inició una pelea dentro de su propia Casa), pero la señorita Granger siempre ha tenido un comportamiento ejemplar. Revisar su varita me pareció una medida desproporcionada
- O tal vez no querías perder los puntos que la niña ha ganado- replicó Snape- Y quedar en último lugar por tercer año consecutivo
Dumbledore aplaudió con fuerza, interrumpiendo a McGonagall que en ese momento parecía estar a punto de sacar su varita.
- Me alegra que pienses así, Severus- dijo animadamente- Con el señor Potter y la señorita Granger pasando la mayor parte del tiempo en las zonas destinadas a los Slytherin, solo tú podrás vigilarlos fuera del horario de clases. Estoy seguro que harás un estupendo trabajo
La expresión de Snape perdió todo rastro de diversión. Quiso protestar, pero en ese momento la puerta se abrió de par en par. Sosteniendo una taza de café en una mano y un plato con panecillos en la otra, Gilderoy Lockhart entró con aire apresurado.
- Lo lamento, me perdí el desayuno y tuve que pasar por la cocina… ¿cómo va la reunión?
Todos los profesores le dirigieron una mirada vacía.
Sin ánimos de discutir frente al recién llegado, Snape aceptó el pedido del director y preguntó si ya podían retirarse. Dumbledore confirmó que sí y todos empezaron a recoger sus cosas.
- No te preocupes Gilderoy- dijo Dumbledore, pasando por su lado y tomando uno de los panecillos que este le ofrecía- En algún momento todos hemos llegado tarde. La subdirectora te hará un resumen de todo lo acordado
McGonagall alzó la voz mientras urgía a Sinistra a que se apresurara hacia la salida:
- Lo lamento, tengo una tutoría con los alumnos de quinto. Pero Severus está libre, él estará gustoso de aclarar todas tus dudas
Gilderoy sonrió alegremente mientras se sentaba en el asiento frente a Snape.
- ¡Fantástico!- exclamó Dumbledore- Severus, te lo encargamos mucho
Y sin más palabras, el director escapó cerrando la puerta tras de sí.
"Están celosos", reflexionó Harry, observando a los Gryffindor que lo miraban desde el otro lado de la biblioteca. "No pueden ocultarlo".
Hogwarts siempre se había enorgullecido de brindad una educación de calidad sin importar la riqueza, el estatus de sangre o la Casa a la que pertenecieran los alumnos. Todos comían la misma comida, aprendían de los mismos profesores y utilizaban el mismo mobiliario. Si bien esas reglas no se cumplían tan bien al interior de las salas comunes, en los espacios públicos siempre se había gozado de justicia.
Por lo menos hasta el día de ayer.
Una vez fue anunciado que la reconstrucción de los invernaderos correría a cuenta de Lucius Malfoy, el Consejo Escolar empezó a hacerse de la vista gorda hacia las muestras de nepotismo. En solo una mañana, en todas las áreas destinadas a los Slytherin, las viejas mesas de caoba habían sido reemplazadas por robustos escritorios de ébano, más amplios, resistentes y cómodos.
"Muy celosos"
Hermione frunció los labios, absorta en sus pensamientos. Hizo a un lado el libro sobre trasladores que estaba leyendo, abrió una gaveta del escritorio nuevo, cogió un pequeño cuaderno y empezó a corregir algunas de sus anotaciones anteriores.
- ¿No te incomodan sus miradas?- preguntó Harry con repentina curiosidad
Hermione apartó los ojos de su escritura y miró hacia la esquina opuesta de la sala. Los Gryffindor esquivaron sus ojos y volvieron a sus deberes.
- Antes sí, pero con el tiempo aprendí a ignorarlas- respondió suavemente- Además este año la mayoría de mis compañeras han sido bastante agradables
- ¿La mayoría?
Hermione arrugó la nariz como si recordara algo desagradable.
- El otro día intenté hablar con Ginny Weasley y parecía tenerme desconfianza… no, más bien miedo- dijo en medio de un bufido de irritación- Estoy segura de que ese tal Ron le ha estado contando pestes sobre mí. Nunca le he caído bien, y él tampoco a mí. Cuando me juntaba con ellos él era el único que siempre me miraba con recelo, como si estuviera a punto de traicionarlos o algo así
Harry sonrió disimuladamente. Era irónico que él más prejuicioso e irracional fuera también el que más se acercara a la verdad.
- ¿Y de qué deseabas hablar con Ginny?- preguntó Harry intentando cambiar de tema
- Quería felicitarla, estuvo increíble en la clase de vuelo
- ¿En serio?
- Sí, corren rumores de que ya tiene un puesto seguro en el equipo de quidditch del próximo año
Harry negó con la cabeza, los Gryffindor siempre exageraban el talento de sus miembros.
- Eso es imposible- dijo- Sin importar lo bien que vuele, no tiene la fuerza para ser golpeadora o guardián. La única forma de que entre al equipo sería como buscadora, y para eso tendría que ser mejor que Gerald
- Exacto
Harry frunció el ceño, pero en vez de responder con sorpresa o incredulidad, soltó una pequeña risa. Hermione casi lo había atrapado.
- No estoy bromeando- dijo ella- Yo misma la vi volar el fin de semana pasado. Es extremadamente ágil, tal vez no tan rápida como Gerald, pero eso es cosa de la escoba
- Vas a tener que esforzarte más, no soy tan ingenuo
- Que no estoy bromeando- repitió Hermione, exasperada- Como quieras, ahí va
Harry sintió un pinchazo atrás de su cabeza y un segundo después se encontró caminando con Parvati y Lavender por el camino de la entrada. Ellas parecían estar conversando sobre maquillaje, razón por la cual la atención de Harry (y también la de Hermione) se desvió hacia el césped, los pájaros y finalmente a las prácticas de la señora Hooch.
Ahí los Ravenclaw de primero maniobraban en círculos alrededor de un poste, intentando volar de forma lateral, mientras los Gryffindor practicaban persiguiendo unas snitch de color negro, extremadamente vistosas en contraste con el cielo blanco azulado. Harry recordaba muy bien esa clase, casi se cayó un par de veces por culpa de su mal agarre.
Sin embargo, la tal Ginny Weasley no parecía tener problemas en atrapar las snitch. Volaba bajo, a gran velocidad, y luego subía vertiginosamente para atraparlas del vientre. Las snitch intentaban esquivar plegando las alas y dejándose caer como una piedra, pero de nada servía pues la chica realizaba la misma maniobra, describiendo curvas incluso más cerradas y agresivas.
Harry la vio repetir el movimiento varias veces, convenciéndose poco a poco de que aquello no había sido cosa de suerte. Y así era, pues la chica no solo mejoraba con cada intento, sino que ya estaba probando ligeras variaciones.
Abrió los ojos y salió del recuerdo.
Hermione, sentada frente a él, le dirigía una mirada engreída, como retándolo a volver a desconfiar de su palabra, pero él no le hizo caso y se reclinó en su silla. Era sorprendente que una chiquilla recién llegada hubiera superado a Gerald, incluso si solo fuera en una única materia y de forma potencial.
- ¿La gente se sorprendió?- preguntó Harry, retomando la charla con Hermione- ¿O lo tomaron como algo esperado?
- Yo diría que se sorprendieron, la felicitaron mucho
- ¿Incluyendo a la profesora?
- Sí, creo que sí
Harry se inclinó hacia adelante:
- Eso significa que no pudo ser igual de buena al inicio de clases. Debió alcanzar ese nivel en menos de dos meses, y debió lograrlo tan solo practicando durante las clases de vuelo pues los de primero no tienen permitido una escoba personal
- …
- Tal vez valga la pena considerarla para el ritual de los imperdonables, puede que ella…
- No- Hermione se opuso tajantemente- No la quiero
- Oh vamos, tienes que admitir que damos vergüenza encima de una escoba. Ella podría ayudarnos con eso
- Harry, las habilidades motoras no son información pura, no se pueden aprender por medio del vínculo mental. Necesitas sí o sí desarrollar memoria muscular para eso
- Pero el vínculo ayuda, y mucho- siseó Harry en pársel, un idioma cuya pronunciación era complicadísima de aprender si no fuera por el vínculo mental que los unía- Tú lo sabes más que nadie
Hermione hizo a un lado los libros y demás papeles que tenía sobre el escritorio, y se concentró de lleno en la conversación. Harry tuvo la impresión de que a Hermione no le agradaba Ginny Weasley, y no solo debido a Ron.
- ¿Estás hablando en serio?- preguntó ella
- Por supuesto- respondió Harry, usando sus dedos para enumerar sus argumentos- No estamos progresando con Daphne, ya casi tenemos listo traslador y por lo que me has dicho esta chica parece ser una excelente opción. No dejes que Ron influya en tu opinión sobre ella
- No estoy dejando que ese tipo me influya- dijo fastidiada- Es solo que no creo que puedas ofrecerle algo de su interés. Ginny Weasley es una chica a la que no le falta nada: es bonita, tiene amigos, es parte de una gran familia…
- Pero es pobre- comentó Harry en un tono desenfadado, casi triunfante, pero del que automáticamente se retractó- Lo que por supuesto no tiene nada de malo. Pero nos dice que su vida no es perfecta
Por unos instantes el comentario le ganó una mirada crítica. Hermione había sufrido el rechazo de sus compañeros debido a su personalidad, mismo rechazo que también se podía sufrir por motivos como la pobreza. Sin embargo, a pesar de lo fría que era su mirada, esta no vino acompañada de ninguna palabra. Algo en su interior era incapaz de reunir la voluntad para defender a Ginny, dejando su boca abierta en un extraño gesto entre censura e indecisión.
"Sip, definitivamente no le agrada"
- Eso no va a funcionar-replicó Hermione al cabo de unos segundos- Si es capaz de participar en el ritual por dinero, también será capaz de traicionarnos por dinero. No podemos confiar en personas así
Harry sonrió de forma astuta.
- Yo me muevo por el dinero, ¿no confías en mí?
Hermione giró los ojos y quiso volver a coger su cuaderno, pero Harry se lo arrebató en un rápido movimiento y lo ocultó debajo de un libro de Encantamientos.
- Ha vuelto- advirtió Harry mentalmente- A las tres en punto, no voltees
Hermione asintió con sutileza, ella también lo acababa de sentir. Comparado con los alumnos, el profesor Snape tenía una mirada mucho más palpable. Una mirada que no expresaba celos o disgusto, como la de los Gryffindor, sino simplemente odio. Un profundo y arbitrario odio.
- ¿Acaso nunca piensan dejarnos en paz?- se quejó Hermione- Esta mañana vi a la profesora Sprout vigilarme mientras le arrojaba migas de pan a las palomas, ¿puedes creerlo?
- Te creo- dijo levantando su mochila, donde podía verse una pequeña quemadura- Flitwick me hizo sentarme con Seamus Finnigan porque no podía verme hasta atrás
Snape se aproximó por la derecha, dando un amplio rodeo hasta llegar a un anaquel cercano. Desde esa posición dio un vistazo a los libros que tenían sobre la mesa y posteriormente se retiró de forma silenciosa. Cada vez actuaba de forma menos sutil. Harry dejó escapar una larga exhalación, había reaccionado correctamente al ocultar los apuntes sobre el traslador.
El traslador que estaba elaborando Hermione.
No es que él no hubiera colaborado, es solo que en estos temas Hermione poseía una aptitud mucho más conveniente que la suya. Él podía comprender (y ayudar a comprender en menor tiempo) la teoría de los libros, pero solo Hermione era capaz de ser paciente y no desesperarse a la hora de ajustar los encantamientos.
Si fuera por él, habría improvisado varias veces a lo largo del proceso de fabricación.
- Pronto tendré finalizado por completo el traslador- dijo Hermione a través de la conexión mental- ¿Encontraste una manera de librarnos de la vigilancia de los profesores?
- No- respondió Harry, mojando inocentemente su pluma en el tintero mientras veía de reojo a Snape consultando algo a la bibliotecaria- Pero encontré una forma de pasar desapercibidos frente a sus ojos
- ¿Cómo?
Harry sonrió de lado, orgulloso de sus planes. En esto era considerablemente más creativo que Hermione.
- Muy simple, usaré el Imperius
- ¿En un profesor?- dijo en tono ridículo- Nos vigilan por una razón Harry, ninguno va a bajar la guardia en nuestra presencia
- Tienes razón, por eso tengo en la mira a uno que no tiene guardia
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