Capítulo 11 : Ataque sobre Tokio, parte 1.

25 de febrero de 2019, 21:00 PM.

El centro de la gran capital del Japón estaba obviamente colmado de gente que caminaba por todos lados, volviendo de sus trabajos o yendo a otras actividades, parecía algo totalmente diferente a Odaiba que tan solo estaba a unos cuantos minutos de allí y eso que también ahí solía haber mucha gente.

- Está bien Yolei, eres mi mejor amiga y créeme que de veras te quiero mucho, pero hace prácticamente dos días que estamos vagabundeando por Tokio ¡E incluso comimos sobras de restaurantes! - se quejó Kari, ambas estaban sentadas en un banco frente a un gran hotel.

- Lo siento, pero como el viaje de mi cantante favorito se retrasó y por eso debemos esperar un poco más, seguro hoy ya está aquí. - dijo la pelívioleta emocionada.

- Pero al menos pudimos haber vuelto a Odaiba un momento por más dinero...

- ¡No entendes nada! ¡No podemos movernos de aquí hasta que llegue! - exclamó Yolei.

- Bien bien, te sigo amiga, te sigo. - suspiró la castaña resignada, esto era completamente una locura pero debía acompañar a su amiga. - ¿Sabías que estas completamente loca? Aún así te amo, espero que la próxima vez que me hagas hacer esto sea por lo menos en Francia o Estados Unidos y no a media hora de donde vivimos.

- No te preocupes, te lo prometo. - Yolei miró su celular y abrió grande los ojos. - ¡ESTA A PUNTO DE LLEGAR AL AEROPUERTO! ¡CORRAMOS YA MISMO HACÍA ALLÍ! - gritó tomando de la mano a Kari con una fuerza que parecía sobrenatural.

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En el aeropuerto internacional de Tokio, sobre varios cartones y diarios estaba durmiendo Ken esperando por poder colarse en algún vuelo que lo pueda llevar a algún lugar totalmente alejado.

No tenía nada para llevar, ni nadie a quien extrañar, por lo que sería muy fácil alejarse.

Por suerte los empleados del gran aeropuerto pensaron que era tan solo un vagabundo y hasta le habían dado un poco de comer.

Tras despertar y notar que eran las 9 de la noche, Ken escuchó con su ágil oido de un vuelo que se dirigía a las islas de la Polinesia que partiría en media hora aproximadamente.

Sería el lugar perfecto ya que allí no podría hacerles daño a las personas, o al menos no muchas, por lo que se decidió en colarse en ese vuelo cuando despegara de ahí. Por el momento su mente parecía tranquila por lo que no causaría problemas durante ese vuelo.

Ya se acercaba la hora de aquel vuelo en donde Ken se colaria, pero notó como una especie de avión privado aterrizaba en el lugar y muchas chicas enloquecidas aparecieron para darle la bienvenida a sea quien sea que llegaba.

"Imposible" dijo Ken en su mente tras ver que Kari y Yolei estaban en ese grupo de chicas "¿Pero qué demonios están haciendo aquí?" El joven observó escondido detras de unas columnas.

Ese grupo de chicas comenzó a gritar al ver al famoso cantate juvenil Shawn Mendes entrando al aeropuerto, ya que el artista debía grabar un comercial en Tokio y había rumores de que daría un concierto sorpresa.

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- Cielos, esas chicas de ahí si que están completamente locas por ese cantante. - dijo TK que ese momento se encontraba en el aeropuerto junto a su compañero de escritura de nacionalidad Coreana Park, juntos estaban esperando a otra compañera que llegaba de Francia.

- Demasiado diría yo. - contestó Park con un japonés bastante fluido.

- En cualquier momento tendría que llegar nuestra compañera nueva... ¿Cómo dijiste que se llamaba? - preguntó TK.

- Catherine. - contestó Park.

Por algún motivo, a TK le parecía demasiado familiar ese nombre, como si se tratara de alguien a quien había olvidado por completo, aunque rápidamente dejó de pensar en eso.

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Sobrevolando el gran aeropuerto de Tokio sin poder ser detectado, se encontraba Beelzemon esperando las órdenes indicadas de Kurata y Norstein.

- Es el momento Beelzemon, hazlo. - dijo Kurata a través de un comunicador que compartía con el digimon.

El ser digital oscuro sonrió de forma siniestra y apuntó su gran arma hacía el centro del aeropuerto causando una gran explosión.

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Los gritos y la desesperación en el aeropuerto no se hizo esperar, mucha gente quedó totalmente inconsciente y muchos también heridos. Era un caos.

Inmediatamente las alarmas sonaron, la gente que aún podía salía corriendo.

El impresionante lugar ahora parecía que se derumbaria.

Saliendo de debajo de pesados escombros y con heridas que se iban recuperando, salió Ken y miró todo a su alrededor, solo veía destrucción y gente tirada en el piso que no sabía si estaban vivos o muertos, entre ellos Kari y Yolei junto a ese grupo de chicas aunque curiosamente no había rastros de ese cantate.

El joven sintió las ganas de ayudar a todos, en especial a esas chicas que fueron tan amables con él, pero un ser oscuro alado y con un arma apareció frente a él. Un ser que había visto ya antes y que le causaba un increíble terror.

- Con que me recuerdas... - habló Beelzemon apuntando su arma a la cabeza de Ken. - veamos si recuerdas como nos divertiamos.

Antes de que el digimon jalara el gatillo, Ken rápidamente se movió, lo tomó de ambas piernas y lo arrojó contra una pared que de todas formas ya se iba a derrumbar.

- Claro... a eso mismo me refería. - sonrió Beelzemon.

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Con un gran dolor de cabeza, TK despertó muy confundido para después quedar horrorizado con todo lo que había sucedido.

A su lado estaba Park, vivo pero también inconsciente ya que un pequeño escombro había caido en su cabeza.

Pero lo que más lo dejó impresionado fue ver a un joven peleando contra un extraño ser alado.

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- Mismo protocolo de siempre. - decía Kaede llegando con sus hombres al lugar. - no dejen que nadie ajeno a esto intervenga.

Todos sabían lo que siempre debia hacer, pero aquella era una frase rutinaria.

Con todo el aeropuerto apartado, solo esperaban la señal indicada para atacar a Ken y al digimon de Kurata Beelzemon.

- ¡TK y Kari están ahí dentro y no sabemos si están vivos! ¡Como puedes estar tranquilo! - gritó Matt a Tai, que estaba preparando sus armas.

- Sabes que cuando se trata de mi familia no estoy tranquilo, por esa misma razón esto se termina hoy mismo. - dijo Tai con una increíble frialdad que impresionó a Matt.

Los cazadores apenas supieron de la situación grave, se movieron rápidamente hacía el aeropuerto de Tokio acompañados de varios de los hombres lobo y vampiros que habían decidido ayudarlos , ahora tan solo esperaban noticias para entrar en acción.

- No hagan nada hasta que tengamos noticias de nuestro agente estadounidense. - dijo Kaede obedeciendo las órdenes de Yamaki, que miraba con atención todo desde la base.

- ¿A quién se refieren? - preguntó Matt

- Mira, ahí está. - señaló Tai a un joven de pelo negro rodeado de otros vestidos de negro que salían del aeropuerto.

- Descripción de la situación allí dentro, general Mendes. - habló Kaede.

- Complicada general Kaede. - contestó Shawn. - hay mucha gente herida e inconciente dentro, no hablamos de ningún muerto pero la lucha entre el D-44 y el digimon Beelzemon podría causar víctimas fatales en cualquier momento.

- ¿Eh? ¿Shawn Mendes es un cazador? - preguntó Matt casi ignorando la gravedad de la situación.

- Es uno de los generales más importantes de las bases estadounidenses. - explicó Tai. - junto a otros artistas o hasta incluso políticos, como The Weeknd o el expresidente Obama, ¿Acaso creías que sólo los don nadie son cazadores?

Volviendo a entender la gravedad del asunto, Matt estaba dispuesto a entrar en el aeropuerto para ayudar a su hermano pero fue detenido por Tai.

- No creas que harás algo, recuerda que estas prácticamente perdiendo tus poderes, por lo que sólo serías un estorbo, estas aquí para que veas como de una vez termina esto.

Los cazadores y algunos lobos y vampiros preparaban la estrategia para poder entrar en el aeropuerto y así salvar a las personas, a la misma vez que se trataría de capturar a Ken junto a Beelzemon.

Matt se sentía completamente inútil de no poder hacer nada, causando una gran pena tanto en Sora como en Mimi, pero ambas decidieron no hablarle ya que sería algo que por el momento no serviría.

"Me gustaría... poder ayudarte de alguna forma TK..." pensó Matt mientras una lágrima caía por sus ojos.

(-)

En la base subterránea de los cazadores en Odaiba mientras se seguía con gran atención lo que pasaba en ese momento en Tokio, Garurumon despertó al sentir que una parte de él necesitaba su ayuda.

El digimon de cuatro patas con aspecto de lobo uso toda su fuerza para destrozar el cristal de la habitación donde siempre se encontraba.

Ayudaría a Matt de cualquier forma posible.

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