Capítulo I
Conociendo a la amenaza.
Tanto la señora oscuridad como el señor tranquilidad invadían cada pedazo y rincón de la casa Tendo, como si fuesen amos y dueños del lugar, de no ser porque había un sólo cuarto en el que ellos no habían podido entrar, en el que fueron vilmente rechazados, tal vez temporalmente hasta que algo sucediera y pudiesen entrar por el hueco de la puerta; y es que Akane Tendo estaba en su antigua habitación que ahora era un estudio, en el que por las noches se disponía a hacer tarea hasta altas horas de la noche, con la luz encendida y a veces, con música de por medio.
Ahora Akane estudiaba la Universidad lo que le exigía desvelos y un esfuerzo increíble que jamás se imaginó. Después de graduarse de la preparatoria hace dos años, decidió que quería tener una carrera en deportes para especializarse después en artes marciales y poder enseñar efectivamente en el dojo Tendo que ahora estaba a su cargo; a la menor de las Tendo se le dejo la difícil tarea de cuidarlo, luego de que su padre decidiese viajar con un viejo amigo alrededor del mundo para actualizarse en la práctica de la meditación y de las artes marciales, ¿Y por qué a Akane y no sus otras hermanas?, debido a que tanto Kasumi como Nabiki, hace un año, contrajeron nupcias; Kasumi con el doctor Tofu y Nabiki con un empresario multimillonario. Por ello en un consenso se llegó a la conclusión de que la menor debía administrar y cuidar del Dojo y durante un año entero se dedicó a él en cuerpo y alma, hasta que se dio cuenta de que su trabajo mejoraría si conociera mejor el cuerpo de una persona, de este modo desarrollaría de una forma más profesional las habilidades de sus estudiantes.
Esa noche Akane hacía uso del estudio, como cada noche, pero esta vez para estudiar las partes del cuerpo humano, pues al día siguiente tenía examen de anatomía.
Después de un tiempo estudiando la puerta se abrió dejando oír un chirrido y casi al unísono se escuchó un "Ven a dormir, es tarde", ante aquello la Tendo dejo el lápiz que mordía nerviosamente y traslado su vista al chico perteneciente de aquella voz.
- Ya casi terminó, en un instante estoy allá. - le mostró una pequeña sonrisa y luego volcó de nuevo su atención en su libreta.
Aquel muchacho alzó una ceja y suspiro, no le iba a insistir pues sabía de antemano que si lo hacía una pelea se llevaría a cabo y había aprendido a evitarlas.
Alrededor de las tres de la mañana, la Tendo había caído, después de un rato de releer y repetir palabras como una grabadora descompuesta, decidió cerrar los ojos y en algún momento se quedó dormida sobre una pila de libros.
Esa misma noche, más tarde, su esposo se levantó para ir al baño, esperando que su pareja ya estuviese a su lado pero la almohada seguía vacía, por lo que decidió ir al estudio a pedirle a su esposa que regresará con él, odiaba dormir solo. Camino atreves de los pasillos hacia el estudio, abrió la puerta y la vio tirada sobre la mesa de noche, totalmente dormida. Aquella escena le provocó una sonrisilla y se quedó contemplándola durante unos minutos, era adorable verla dormir de esa forma, cuando caía víctima del cansancio. Luego de deleitarse con esa imagen se acercó a ella y con cuidando la cargo entre sus brazos, hacia su habitación, donde la dejó caer en la cama, le quitó los zapatos y la cobijo. Se recostó a su lado y antes de dormir le deposito un beso en la frente.
Al día siguiente el reloj sonó a las 7 am y una Akane se levantó apresurada a bañarse mientras gritaba cosas como "se me hizo tarde, me quedé dormida, Dios mío porque no me levantaste". Era irónico esto último, pues su marido se había dedicado a levantarla para que no se le hiciese tarde desde hace un año, cuando ella lo había hecho antes durante cuatro largos años.
Mientras Akane se quejaba, su pareja la observaba tumbado en la cama sin intervenir, estaba estresada y no quería ponerla peor. Unos minutos más tardes se levantó de su amada cama a preparar el desayuno.
Akane bajó apresurada, con el cabello chorreando y la ropa mojada en algunas partes de su cuerpo, pues no se había secado por lo tarde que se le había hecho. Se sentó en la mesa y comenzó a comer apresuradamente los huevos con tocino y el café que su adorable pareja ya había preparado.
Por su lado él se sentó frente a ella mientras tomaba una taza de café.
- Come despacio boba, Te vas a asfixiar. - Le aconsejo él.
- Es tarde… tengo examen. No hay mucho tiempo de comer bien... por cierto esto está riquísimo. – Dijo ella con la boca llena de comida.
Él le sonrió.
La chica iba tarde ya para su examen, por lo que después de acabar de comer tomo sus cosas apresuradamente y fue hacia su bicicleta con la que iba a la Universidad. Su esposo la esperaba ya en la entrada con la bici posicionada hacia la calle para evitar que perdiera tiempo en sacarla de casa. De un brinco ella se subió a ella y antes de salir volando hacia su destino, ambos se besaron como si el tiempo no existiera.
Ella pedaleó rápido.
Durante el examen, aún le faltaba señalar en un dibujo las partes del cuerpo humano y sus respectivos nombres, sin embargo algo la desconcentro momentáneamente, su teléfono sonó y ella avergonzada por él timbre tan vergonzoso que le había puesto (querido lector(a) inserta el timbre más vergonzoso que se te ocurra), paró de responder y torpemente lo apagó. Todos la observaron molesta incluyendo al profesor, en ese momento sintió como todos la torturaban mentalmente y deseo jamás haber traído consigo un celular. Después de aquel desagradable momento trató de regresar su concentración al examen pero lo único que quería era salir corriendo de allí.
Su otra clase comenzó más tarde, pero aún estaba preocupada, impidiendo que pudiera ponerle atención a su profesor. Tratando de relajarse, jugueteaba con sus lápices o dibujaba en su cuaderno, lo único que quería hacer era llegar a casa, recostarse y deprimirse porque seguramente se iría a extraordinarios, inquieta, recordó que en el examen su teléfono sonó y como un pretexto para no pensar en su examen, lo sacó de su mochila y abrió la bandeja de mensajes.
Bobo Esposo: Suerte en tú examen. Te amo. Recibido 8:20 am.
Akane sonrió como boba ante aquello y suspiro, tranquilizándose, esperaba que las clases terminasen cuanto pronto para llegar a casa con su esposo.
Ya por la tarde, la Tendo Arribo a casa, bajo de su transporte y lo dejó tirado en su fachada, tenía una inmensa necesidad de estar con su pareja, quería estar con él y refugiarse en sus brazos para no pensar en ese maldito examen que la traía hecha nervios, después de todo siempre se preocupaba por cumplir y estudiar para poder llegar lejos.
Abrió la puerta de la entrada, se introdujo en casa y corrió atreves de esta, hacia el dojo donde era seguro que su esposo se encontraría pues por las tardes daba clases de taekwondo a niños de 5 años. Al llegar contemplo a su esposo dar patadas al aire, calentándose para su clase y un sonrojo apareció en sus mejillas, hace mucho que no lo veía en su traje de combate porque llegaba a estudiar o dormir. Entusiasmada, corrió atreves del pasto que separaban la casa del cuarto de entrenamiento y se abalanzó contra Ranma, sorprendiéndolo y provocando que ambos cayeran al suelo, se subió sobre él y le empezó a besar como si jamás lo hubiera hecho antes.
- ¡Estoy en casa! - Grito.
Él se incorporó, sentándose con ella aún sobre él.
- Idiota, ¿No puedes llegar como las personas normales? - Ella hizo un pequeño puchero y él le beso la frente. - ¿Cómo te fue en el examen?
Akane suspiro.
- Fatal. - susurro desanimada.
- Siempre dices que te va fatal y al día siguiente llegas con un diez. – La alentó él, mientras le despeinaba su cabello que aún mantenía corto.
Akane volvió a abalanzarse hacia él, metiendo sus manos entre la parte superior del traje, tocando con sus manos frías la tersa piel de la espalda de su marido.
- No des clases hoy Ranma, vamos a ver películas, por un helado o cualquier otra cosa, pero salgamos.
Él la abrazo de vuelta mientras acariciaba su melena.
- Akane no puedo, tú sabes que estamos un poco cortos esta semana y necesito dar más clases.
La chica cerró los ojos un poco decepcionada, pero era cierto, estaban atravesando por un tiempo difícil y no podían darse el lujo de dejar de trabajar.
- Pero prometo terminar antes y… - Ranma empezó a besarle la clavícula. – No se… ¿relajarnos un rato? – Sonrío traviesamente.
Akane se sonrojó ante aquello…
- ¿Profesor? – se escucharon varias voces agudas al fondo.
La pareja miró hacia la puerta del Dojo y contemplaron a un grupo de 10 niños observándolos confundidos, rápidamente se levantaron del piso y Ranma les dio la indicación de que pasarán, mientras que Akane salió corriendo de allí.
Ese día Akane había corrido con la suerte de no tener trabajos por lo que disfrutó de un día lleno de televisión, películas y su cama. Sin embargo más tarde el timbre de la puerta de entrada sonó y ella bajo corriendo a atender.
Al abrir la puerta vio a Ryu, él era su mejor amigo de la universidad, por no decir el único, los demás la tachaban de rara por tener un dojo. Ryu era alto, tenía ojos color verde, cabello negro y su tez era blanca, tan blanca que él sol hacía que se pusiera rojo como un tomate, él.
- Hola Akane. – Le dijo amablemente.
La Tendo frunció el ceño, confundida. – Hola Ryu. ¿Pasa algo?
El chico alzó una ceja, preguntándose algo. Después pareció caer en cuenta y hecho una risilla al aire.
- ¿Qué sucede? – Preguntó la chica aún más extrañada.
- ¡Lo olvidaste!
- ¿Qué?
- Quedamos en que hoy veríamos una película juntos.
Akane abrió inmensurablemente los ojos, impactada por aquello y trató de recordar en qué momento le propuso eso a su compañero.
- ¿Lo olvidaste, cierto? Fue hace tres días en clase de baloncesto…
Ella se mordió el labio inferior y puso su concentración en recordar y si, efectivamente ese día ella estaba cansada y recordó que él fue hacia ella y se lo pregunto, pero estaba tan exhausta y sudorosa que lo último que quería era escuchar atentamente a alguien, por lo que solo asintió con una sonrisa pero no recordaba lo que él le había pedido.
- Oh, cierto, lo siento… lo había olvidado.
- No te preocupes… entonces supongo que no vamos a hacer nada, ¿verdad? – Aquel muchacho parecía decepcionado y ella pudo notarlo, por lo que miro detrás de ella y todas las cosas que estaba disfrutando, pero aunque no lo recordaba tenía que hacerlo, ella cumplía con lo que decía.
- Por supuesto que sí, pasa. - Le sonrió.
El muchacho se entusiasmó ante esto, se quitó los zapatos en la entrada y se introdujo en la casa.
- Vaya tu hogar sí que es grande. – Comentó mientras con su mirada repasaba las paredes del hogar, asombrado por la decoración y el estilo tradicional que se encontraba allí.
- No es mi casa, estoy cuidándola por mi padre.
- Pues vaya… la casa de tú padre es enorme.
Ella río, mientras lo conducía hacia la sala de estar, donde prendió la tele y saco un bonche de películas de un armario.
- Pues bien, ¿Qué te gustaría ver? – le pregunto ella.
El chico se acercó al bonche y comenzó a ver todas los films que tenía ella en su haber. – ¡También tienes un montón de películas, woow!
Ella volvió a reír ante aquella conducta. – Si… a mí y a mi…
- Akane. – la voz de Ranma la interrumpió, quien estaba parado en la entrada de la habitación.
El ojinegro le sonrió. – Amor... mira él es Ryu, un compañero de la universidad.
Ranma se acercó a él y le sonrió un tanto a fuerzas. – Mucho gusto Ryu.
Ryu abrió la boca un poco impactado y sin prestarle atención a Ranma, volteó a ver a Akane confundido. - ¿Amor?
Ella asintió. – Si Ryu… él es mi esposo.
Ryu volvió a mirarlo un tanto desconcertado y desanimado. – Oh no lo sabía… disculpa, soy un compañero de clase de Akane. – le sonrió e hizo una inclinación, Ranma lo imito también.
- ¿Vamos a ver una película Ranma, no quieres verla con nosotros?
- No, tome unos minutos de descanso, tengo que regresar a trabajar. – Le sonrió. – Que se diviertan.
- Esta bien, que te vaya bien. – le contesto de regresó Akane.
Ranma asintió y regresó a su trabajo, aquella escena Ryu la contemplo un tanto molesto.
El invitado escogió una película de acción sobre armas y violencia, la habían puesto y ya tenía 15 minutos de haber comenzado pero durante esos minutos Ryu no dejaba de contemplar a Akane con sumo interés.
- Akane… ¿Por qué nunca me contaste que estabas casada? –
- Claro que lo hice, pero siempre estás perdido en tus cosas que seguramente no me pusiste atención. – Le sonrió.
Ryu bajo la mirada. - ¿Y él te hace feliz Akane?
En la boca de la chica apareció una sonrisilla de medio lado y en sus ojos, un brillo peculiar.
- Claro que sí, cada momento.
El muchacho sonrió falsamente y suspiro.
- Me alegro.
La película terminó un tiempo después.
- Pues creo que estuvo genial. – dijo el chico.
Akane se estiro en su lugar, pues estar sentada la había entumido un poco.
- A mí nunca me gusto está película pero a Ranma le gusta tanto que eh llegado a encontrarle el chiste. – le sonrió.
- Pues hay partes rescatables.
Akane río. – Si, algunas.
En la habitación apareció un silencio un tanto incomodo, Akane quería ir a dormir a su cama y no sabía cómo decirle que se fuera.
- Akane, ¿me prestas tú baño?
La chica asintió. – Sí, claro, sube las escaleras y en la esquina está.
- Gracias.
El chico caminó por el pasillo hacia arriba y vio que la puerta del baño, estaba entre abierta, parecía que alguien lo usaba. Él observo dentro y vio a Ranma parado en el lavabo, luego de unos segundos él se sumergió en agua que se encontraba allí y contemplo como cambio de hombre a mujer. Ryu ante esto, abrió la boca impactado y luego sonrío maliciosamente.
Tomo el pomo de la puerta y entro al baño.
- Hey. – dijo llamando la atención de Ranma.
Saotome, se secó la cara convertida en mujer y se quedó en pausa observándolo, ahora él sabía su secreto.
- ¿Viste lo que paso?
Ryu asintió. – Parece ser que caíste en uno de los lagos de Jusenkyo, ¿cierto?
Ranma asintió. – Hace unos años atrás… - prosiguió a cercarse bien el rostro con una toalla que tenía en las manos.
- Y si yo te dijera como desacerté de la maldición… ¿Qué me darías a cambio?
Ranma frunció el ceño y lo miro impactado. – Yo sé cómo deshacer esto, sólo que no tengo los recursos para hacerlo ahora.
Ryu río. – Existen varias formas y yo las conozco.
- ¿Por qué?
- Hace un tiempo caí también en uno, me convertía en zorro al contacto del agua, pero este método me ayudo a eliminar la maldición de una vez por todas.
- ¿Cómo creerte? –
- Fácil. – Saco su celular y le mostró un video un tanto viejo de él al contacto con el agua fría, de verdad se convertía en zorro.
Ranma lo tomo en sus manos y preguntándose si era cierto aquello lo roció con agua y nada sucedió.
- Lo vez.
Ranma abrió la boca inmensurablemente.
- ¿Cómo…?
- Te diré, no soy mala persona, pero dime… ¿estarías dispuesto a darme… qué?
- ¿Darte algo? Dijiste que no eras mala persona, ¿Por qué me pides algo a cambio?
- Todo en esta vida se trata de dar y recibir, yo te doy el secreto para ser normal pero tú dame algo… ¿trato hecho o no?
- ¿Y qué se supone que te dé, dinero?
El chico comenzó a caminar alrededor de él.
- No amigo mío, cosas materiales no. – se acercó a Ranma y puso un dedo en su pecho. – Algo que se encuentre aquí dentro…
Ranma frunció el ceño sin comprender a que se refería.
- Dame a tu esposa. – Ryu sonrió un tanto macabro.
Ranma suspiró, se puso la toalla sobre un hombro y camino hacia afuera. – De ningún modo, ya encontraré como librarme de esto.
Ryu sonrió.
- Imagine que dirías eso.
Ranma abrió la puerta y antes de salir lo miro por detrás de su hombro.
- Aléjate de ella, no quiero volver a verte cerca, es mía.
Ryu sonrió de medio lado.
- Ya lo veremos….
Continuará…
Notas de la autora
No sé, ¿Qué les parece? Se me ocurrió hacer una historia divida en horas para que dé un día normal algo extraordinario resulte en el tiempo, como que poco a poco la maldad se deje ver, no sé si me explique. XD Bueno léanlo y saquen sus conclusiones: D
Borré las otras historias, ese día estaba drogada y lo subí sin leerlo antes, volví a leerlo ya subido y mi impacto fue tremendo cuando vi que era horrendo. Así me pasa, lo siento. Espero que lo entiendan.
Gracias por leerme de verdad, a cada uno y una, son grandes, maravillosos y muy sensuales ;)
Bisuous.
