Capitulo II

La concreción de una amenaza

Ryu salió del cuarto de baño con una actitud altanera, contoneándose con ánimo por el largo pasillo hacia las escaleras y desde donde diviso a Akane, quien se extrañó de ver a su amigo tan feliz, más aún cuando vio a su esposo (ya convertido en hombre) caminar detrás de el con unos ojos que demostraban de todo menos felicidad.

Los ojos de Ranma nunca mentían y tras cinco años de conocerlo, ella podía identificar perfectamente más que cualquier otra persona lo que le pasaba y lo que sentía y era obvio que estaba enfadado, quien sabe por qué, pero sin duda la estaba inquietando, pues aunque bien sabía que se podía poner celoso de otros hombres, jamás lo había demostrado con tanta evidencia, ni mucho menos en presencia de sus amigos, tal vez en el pasado si pero Saotome había cambiado, era obvio que algo había sucedido arriba, algo significativo y lo iba a averiguar en cuanto su amigo se fuese.

Ryu bajo hasta el último escalón en donde saltó y de un brinco ya estaba frente a la Tendo.

- Bueno... me voy Akane. - Dijo Ryu, con una sonrisa de satisfacción, aquella que las personas muestran cuando han comido su dulce o comida preferida o cuando se han enterado de algo que les hace el día, aquella sonrisa que descojonaba a Ranma y que de no ser porque no quería preocupar a su esposa, la hubiese borrado con toda su fuerza.

- Muy bien Ryu - Le dijo Akane con una sonrisa fingida, sin intenciones de querer indagar lo sucedido con el allí, acto seguido lo escolto hasta la puerta y antes de que su compañero saliese, este se detuvo y observó por sobre su hombro a Ranma con aquella mirada socarrona que Saotome quería quitar a golpes.

En ese instante Ryu se devolvió hacia dentro y camino en dirección a Ranma, le tendió una mano. Le dijo - Que descortés de mi parte... Fue un gusto, Ranma... –

Saotome se le quedo viendo a su saludo. No tenía intención de corresponderle pero sus siguientes palabras lo incitaron a darle una advertencia disimulada.

- Piensa en lo que te dije... - Susurró aquel individuo lo más bajo que pudo.

Ante esto el chico de la coleta tomo su apretón encrespado. - Tú también… recuerda... no te acerques a mi chica. - apretujo fuerte su mano, deseando romperle los dedos en pedazos.

Aquello había tensado el ambiente y Akane casi se acerca a separarlos cuando finalmente se soltaron. El invitado camino hacia fuera y se despidió de Akane con un "te veo mañana", fulminándola una mirada inigualable, con deseo, algo que le erizo el pelo a la chica y provoco que Ranma tuviese que contenerse para no golpearlo, nadie veía de esa forma a su esposa, nadie que no fuese él.

Akane cerró la puerta nerviosa por aquel momento tan peculiar. Su esposo camino hacia la puerta y la aseguró varias veces.

- Bueno... esto está siendo raro - Dijo la chica ante la conducta extraña de su marido, el jamás tomaba tantas precauciones con la cerradura de la casa.

Saotome caminó hacia él pie de las escaleras y se cruzó de brazos mirándola como si hubiese hecho algo mal.

- No quiero volver a ver a ese tal Ryu en la casa... - se acarició el entrecejo exasperado, al recordar esa mirada desagradable que aquel individuo le había dedicado a su pareja. - No, no, es más no quiero que le vuelvas a hablar ni que estés cerca de él... ¿entendido?

Akane lo miró sorprendida, con extrañeza y poco a poco sus ojos empezaron a mostrar el disgusto que estaba sintiendo en ese momento. - ¿Perdona?

- Lo que oíste Akane, tienes prohibido acercarte a él.

- ¿Ranma Saotome ésta tratando de controlarme? - Le preguntó, con un tono de voz de incredulidad.

- ¡No es eso! Es sólo que él no me cae bien, no es una persona de fiar, tómalo como una advertencia... creme que estoy diciéndote esto por tú seguridad.

La Tendo alzó una ceja confundida. - ¿Qué rayos pasó allá arriba cómo para qué tenga que cuidarme la espalda de mi mejor amigo?

Ranma suspiro y se dio la media vuelta comenzando a subir las escaleras. - Hazme caso y aléjate de él.

Akane se cabreo cuando él se volteó, por lo que mecánicamente tomó una muñeca que se encontraba adornando una mesita de la entrada y se lo lanzó directo a la cabeza. - ¡Ah no!, no vas evitar esto, dime de una buena vez. ¡Qué carajos pasó allá arriba!

Ranma casi cae por el impacto que le causo él golpe. Se acarició la cabeza y le dedico una mirada de odio a su chica, ya se había enfadado. -¡idiota siempre con tu violencia innecesaria! Mucho menos te lo voy a decir, ¡machorruda grosera!

- ¿Machorruda?... ¿Grosera?, mira afeminado yo no soy la que deja a la gente hablando sola, tú no me dices nada, una relación se basa en la comunicación y tú… - tomó aire para gritarle - ¡y tú te vas y me dejas así como si nada! ¿Cómo sé que no es otro ataque de tus celos y por eso no quieres que me acerque a él? ¿Huh?

El muchacho apretó los dientes y bufo desesperado. La miró un tanto enfadado y camino hacia ella, Akane retrocedió ante la actitud dominante que él estaba expresando en ese instante y unos segundos más tarde ya la había arrinconado contra la pared. Él subió una mano por sobre su cabeza, contra el muro y ello provocó que ella se sintiese un tanto intranquila, Ranma la estaba aprisionando contra él, su Ranma, el más hermoso de los captores.

- Boba. - Le susurro mientras tomaba sus caderas, jalándolas contra él. - Estoy preocupado por lo que él pueda hacerte. No te voy a decir que pasó arriba porque no quiero preocuparte, tienes muchas cosas en que pensar como para darte algo más que debas tener en mente. Es algo sin importancia. - Bajo sus labios hacia los de su esposa y los rozó, ella se quedó esperando un beso que no sucedió. - Sólo aléjate de él. Tengo miedo de lo que te pueda pasar.

Akane se derritió por esto. Su corazón se paró un momento. Ranma podía ser tan seductor cuando se preocupaba por ella.

La Tendo, temblando por aquel momento tan excitante, lo abrazó y recargo su rostro en su pecho.

- ¿Confías en mi Akane?

Ella asintió. - Claro que sí, siempre, no lo dudes.

Ranma sonrió. Beso su cabeza y luego jaló de nuevo las caderas de su pareja pero esta vez hacia arriba, cargándola, suspendiéndola en el aire, con el fin de que le fuese más fácil llevarla hacia su cuarto, donde seguramente le daría más que besos.

Hombre otra vez.

Sintiéndome libre.

Completo.

Ya no más un afeminado.

Pensó. Mientras le sonreía a su reflejo en él espejo, después volvió a sumergirse en él agua fría de la piscina en la que estaba, salió, siendo un hombre, regocijándose con ello.

Un bienestar agradable apareció en su estómago.

Paz. Libertad.

Ya no tengo que fingir.

Hecho un saltó del agua y corrió por la casa en la que estaba. Parecía un niño al que le habían dado lo que siempre había deseado

- ¡Akane, mira ya no me convierto en mujer! - Gritó pero no nadie le contesto de vuelta.

- ¿Akane? - Grito varias veces más mientras asomaba su cabeza en cada rincón de la mansión en la que estaba sin obtener respuesta, después de un rato un miedo lo invadió y empezó a correr con suma desesperación a los mismos rincones a los que había ya ido.

"Hey". Escucho detrás de él. Rodó su cuerpo para ver de quién se trataba y allí estaba...

Ryu sonriendo. Akane estaba tomada de una de sus manos, con una mirada sin vida. Sin nada.

- ¡Akane! - la llamó pero ella no contestó.

¿Qué es lo que más quieres... ser un hombre completo o al amor de tú vida?

Le dijo Ryu mientras se carcajeaba terroríficamente.

Ranma apretó los puños y antes de contestarle…

Abrió los ojos.

Fue un sueño.

Miró asustado a su lado y la vio allí, a su esposa, dormida tranquilamente. Hecho un suspiro al aire mientras se sentaba en la cama, se despejo un par de gotas de sudor que estaban cayendo por su frente y volvió a mirarla. Un deseo tremendo de acariciarle lo invadió y con su dedo índice repaso el rostro de su amada pareja.

Ella se despertó.

Akane entre abrió los ojos lo suficiente para verlo. Tomo su mano y la sostuvo fuerte y luego parpadeo varias veces para despertarse completamente.

- ¿Ranma?

- Lo siento, no quería despertarte.

Akane bostezo, con sus dedos froto sus ojos y miró el reloj: 1 am.

- ¿No podías dormir amor?

Ranma se recostó en el pecho desnudo de su esposa, él que había despojado de ropa hace unas horas, la abrazo por sobre sus caderas y la apretón hacia él, embriagándose del perfume natural que ella destilaba y que tanto le gustaba.

- No... Lo siento… vuelve a dormir.

Akane le acarició su coleta, masajeando su cuero cabelludo con el fin de ayudarlo a que el también durmiese.

- Tranquilo... - Le susurró Akane sin saber exactamente porque, creyendo que era lo correcto. Disminuyendo el tono de su voz al tiempo, pues lentamente se iba quedando dormida.

Ranma cerró los ojos y empezó a dormir. - La prefiero a ella, mil y un veces. - pensó mientras aquel aroma embriagante de su esposa lo arrullaba.

Por la mañana Ranma despertó a su esposa con un delicado beso en la mejilla, por consecuente ella sonrió, levantándose lentamente y estirándose en la cama. Miro el reloj y vio que de nuevo era tarde.

Inmensurablemente abrió los ojos y se impulsó con sus palmas para salir de la cama, pero Ranma le sostuvo el vientre y la regreso de nuevo. Subió su cuerpo sobre ella y la abrazó fuerte.

- ¡Vamos Ranma, suéltame, es tarde! – Gruño Akane mientras se retorcía tratando de que su esposo la dejase.

Su esposo la apretó más fuerte. – No vayas a estudiar hoy, quédate en casa, no trabajaré tampoco. Hace mucho que no estamos juntos como anoche.

La ojinegro dejó de luchar, aquella proposición era tentadora. – Ranma, aunque quisiese quedarme no puedo, hoy entregan resultados del examen y también, "recuerda que estamos pasando por tiempos difíciles y no podemos dejar de trabajar".- imitó la voz de su chico a modo de burla.

A Saotome no le pareció tan gracioso pero tenía razón. Suspiro y aún con su cara estampada en la almohada la dejó ir.

- Está vez ganas tú… - se incorporó de la cama abrazándola por la espalda. – Pero la próxima vez ganaré yo.

Akane se volteó para besarlo. – No te la dejaré tan fácil.

Extrañamente Ranma se ofreció en acompañar a su esposa hasta la Universidad, aún seguía preocupado por lo sucedido, pero Akane estaba disfrutando de ello, él nunca podía ir con ella debido al trabajo que tenía por las mañanas, pero ese día se permitió dejar una nota indicando que estaría tarde atendiendo el dojo.

Akane y Ranma aparcaron la bici frente a la universidad, en donde su esposo se quedó pasmado admirando aquella institución.

- Vaya, no creí que fuese tan grande.

Su esposa río divertida ante aquello. – Sí es bastante grande y aún no la has visto por dentro.

Ranma le sonrió. – Me lo imaginó… - Él abrazo a su esposa hacía él y la beso. En ese instante ambos pudieron oír un "awww" de las estudiantes que ingresaban a la escuela. Al minuto se separaron. – Ya me tengo que ir, ¿a qué hora sales?

Las muecas de Akane mostraron sorpresa. - ¿Vas a venir por mí?

- Claro que sí, ¿o prefieres que no lo haga?

- ¡Claro que sí! Jamás vienes a la universidad por mí, debo gozar de ese privilegio mientras duré, ¿no crees?

Su esposo alzó una ceja y le mostró una sonrisa burlona. – Claro, claro, disfruta que no va a ser para siempre.

Akane frunció el ceño, tomo la mochila que había colgado detrás de la bici, la colgó sobre su hombro y camino hacia la entrada del instituto. – ¡A las 3! – le gritó ya en la distancia.

Ranma esperó a que entrase y cuando estaba por pedalear de vuelta a casa, un ser desagradable le atrajo su atención.

- Bravo... Que hermosa escena. – Le dijo Ryu quién caminaba por el sendero contrario del que ellos habían llegado.

Saotome bufó. No quería prestarle atención a ese ser despreciable.

- ¿Has pensando en lo que te dije? – Dijo aquel muchacho acercándose a dónde el chico de la coleta estaba.

El ojinegro se puso en posición para pedalear y antes de irse le dijo:

- No y ni lo voy a hacer… No quiero que estés cerca de ella.

Arrancó con la bicicleta a casa, mientras escucho a Ryu gritar por detrás "¡ya lo veremos!" parecía ser su oración favorita, aquella frase que motivaba a Ranma a querer averiguar donde vivía para ir y propinarle una golpiza tremenda.

En el instituto.

El profesor les dio los resultados y Akane se alborotó por la puntuación que había obtenido: Un diez hecho y derecho. Al parecer las preguntas que dejó inconclusas no habían valido para su calificación.

Sonrío ampliamente y sin importarle que su profesor estuviese enfrente de ella, saco el celular, abrió la sección de mensajes, busco el contacto "Bobo esposo" y le escribió:

Para: Bobo esposo

Texto del mensaje

¿Adivina quién pasó con diez y está feliz?

Envió el mensaje. Guardó de nuevo el celular y abrazó su examen contenta por aquel buen resultado.

Durante clase de filosofía del deporte, su celular vibro y como aquella clase la aburría de formas inimaginables, sin esperar, lo sacó de su mochila y abrió rápidamente el mensaje que le había llegado.

Bobo esposo: Lo vez idiota, te dije que te iría bien ;)
Recibido: 11 am

Akane frunció el ceño, esperaba algo como "te amo maravillosa esposa inteligente e inigualable" No un insulto. Pero bueno así era su Ranma.

Mientras guardaba de nuevo su teléfono sintió un golpecito en su cabeza. Una bola un tanto pequeña había caído en el piso, ella lo recogió y lo abrió.

Hola Tonta amiga. ¿Cómo te fue en anatomía?

Sabia precisamente de quien se trataba, le miro por detrás de su hombro y le sonrío a quién se lo había mandado. No le gustaba ser controlada por Ranma, pero en cuestiones de seguridad lo iba a hacer.

Al no recibir respuesta, Ryu hecho una sonrisilla traviesa y miro hacia la ventana. Se imaginó que algo así pasaría y por eso tomo sus debidas precauciones.

Más tarde, tenían solo veinte minutos de receso, pues el profesor de la siguiente clase tardaba siempre en llegar. Ella sacó de su mochila un sándwich y desde su lugar se dispuso a devorarlo.

Ese corto tiempo su amigo, si es que todavía podía llamársele así, se le acerco dispuesto a llevar a cabo su plan.

Al verlo acercar ella quiso levantarse y salir de allí. Pero era demasiado tarde.

- Hola Akane.

La ojinegro tragó duró su sándwich. – Hey. – dijo frívolamente.

Ryu jaló una silla cerca y se sentó a su lado.

- ¿Cómo te fue en anatomía?

- Bien. – Soltó Akane sin más, se sentía mal de rechazar a su amigo de esa forma tan cruel.

El chico río y ella lo miro preguntándose el por qué.

- Ranma se molestó ayer ¿cierto?

Su esposo no le contó lo que había sucedido y quería tener razones solidas por las que tuviese que dejar de lado la única amistad que había formado en lo que iba de su carrera, por lo que prosiguió a seguirle la conversación.

- ¿Por qué debería estar molesto? – pregunto ella.

- ¿No te lo dijo? – Cuestiono él un poco sorprendido.

Ella indico con la cabeza que no.

El volvió a sonreír traviesamente y se susurró a sí mismo un perfecto.

- Verás… - empezó a tocarse la cabeza, disimulando que estaba apenado. – Ayer me lo encontré en el cuarto de baño, entablamos una buena charla pero durante ella se me ocurrió decir que… - fingía tan bien que logró hacer que en sus mejillas un sonrojo apareciese, le tenían que dar el premio al mejor actor. – Se me ocurrió decir que tú… eras muy linda… y pues él se molestó conmigo y menciono que me alejase de ti. – Volcó su mirada al piso, aparentemente avergonzado. – Lo siento Akane, de verdad entiendo si prefieres dejar de hablar conmigo, no quiero arruinar su matrimonio.

Akane se llevó una mano a la barbilla sorprendida por sus palabras, claro que podía ser lo que su amigo le dijo pues concordaba con arrancones de celos que Ranma había tenido en otras ocasiones y la actitud de su compañero le daba hincapié a que era verdad.

- Mira, para mostrarte lo apenado que estoy, prevé está situación, así que me tome la libertad de hacer unos pastelillos para ti y tu esposo. – le sonrió y le tendió un tooper transparente en el que se dejaban ver cuatro panecillos que olían a recién horneados.

- ¡No Ryu!, no tuviste que hacerlo… no te preocupes yo no sabía lo que había sucedido.

Ryu insistió que los tomase y finalmente ella los acepto. Después de una charla, volvieron a estar como antes. El profesor entro por la puerta y supieron que el corto receso había terminado.

En la salida, Akane y Ryu se despidieron dentro del salón y la chica bajo con entusiasmo a la entrada de la universidad pues desde su salón diviso a su esposo esperándola allí.

Corrió hacia él y luego de un par de besos emprendieron camino a casa.

Ya en el dojo, durante la tarde. Ranma salió del dojo un momento a descansar de la clase tan difícil que tenía, enseñar a adolescentes artes marciales era un tanto complejo pues en esa etapa detestan a la autoridad y darles indicaciones y que ellos la acatarán era toda una aventura.

Camino hacia la cocina con un poco de hambre y vio en la mesa una bandeja de cup cakes. Hambriento, los devoró todos de un golpe, satisfecho más tarde, regresó a trabajar.

A Akane, su espalda le dolía endemoniadamente, estaba haciendo tarea en el cuarto de estudio, para eliminar el malestar se estiro y pudo escuchar cómo su parte baja crujió. Estar en la computadora haciendo tarea era algo horrendo pues luego de horas su cuerpo lo resentía. En ese momento recordó que Ryu le había dado unos pastelillos y babeando por ellos decidió bajar por uno y hacerse una buena taza de café, pero, oh cual fue su sorpresa cuando bajo a la cocina y vio que la charola estaba vacía. "ese Ranma, se los comió todos" dijo para sí misma decepcionada. Sin más remedio se preparó sólo una taza de café y subió con pena de regresó hacia su tarea.

Después de un día de intenso de trabajo, Ranma se merecía un buen baño por lo que preparó la tina con agua fría, que le relajaba y más en esa temporada en la que hacía un calor de los mil demonios.

Se desvistió y se introdujo lentamente en el agua hasta que su cuerpo se adaptará a lo helada que estaba. Se sumergió unos momentos. Salió a flote unos segundos después, tomo el estropajo con el que se bañaba y prosiguió a tallarse cada zona de su piel, en ese momento se sorprendió enormemente…

- ¿Qué rayos? – Dijo mientras se miraba detenidamente la piel, agacho su vista hacia su entrepierna y no pudo evitar gritar - ¿QUÉ RAYOS? – Para cerciorarse de algo, se acercó al mural del baño que por su diseño podía reflejarse, comprobando aquello que lo había impactado prosiguió a gritarle a Akane. Quién al oír los alaridos necesitados de su esposo, dejo sus cosas que hacía y corrió hacia su localización.

En el baño, lo vio tendido en la bañera parpadeando y tocándose el rostro un poco asustado.

- ¿Qué pasa Ranma? – se preguntó extrañada. – ¿Quieres que me bañe contigo?

Saotome movió la cabeza de un lado a otro, indicándole que no, en otra situación tal vez si hubiese querido que ella se metiera a la ducha con él, pero en ese instante quería mostrarle su descubrimiento.

- Akane, acércate… toca el agua…

La Tendo se acercó a la tina y metió una mano en el agua fría. Al ver a su esposo con esa apariencia se llevó una mano a la boca impactada.

- No… ¡No te has convertido en mujer!

Continuará…