AGRADECIMIENTOS A:
Montse90, Isabela Black, silviota, HermianVamipire's, nukire, Minoru, dusguinha, y DRAKULL, por haberse tomado la molestia de dejarme sus bellos comentarios. No saben cuánto significan para mí. No he contestado de manera individual porque creo que no se puede ¿o si? Algo escuché al respecto, agradecería que me sacaran de la duda.
Notas: Hermione y Draco con algo de AU Y OCC
ADVERTENCIA:
Este capítulo tiene escenas xxx explícitas. Así que si no te gustan ésta clase de situaciones, será mejor que te la saltes, y leas lo demás.
Sobre advertencia no hay engaños.
No quiero comentarios mal intencionados.
¡MENORES DE EDAD ALEJENSE!
YO ADVERTI.
(Claro, como si fueran a hacer caso)
-°-°-°-°-
Capítulo Segundo
Bienvenida a casa
-¬-¬-¬-¬
Draco jugó con sus cabellos, acarició sus hombros, la miró como ningún hombre lo había hecho jamás. Las manos de Hermione se dirigieron hacia el saco del rubio y ayudó a sacárselo, quedando olvidado en algún lugar de la habitación, a continuación la corbata le acompañó.
Los botones de su camisa de seda, comenzaron a ceder ante la maestría de los dedos de Hermione que dejó al descubierto un torso espectacular y bien trabajado, pero que en su altivez, llevaba grabado algunas marcas "dolorosas" Sus bellos abdominales presentaban viejas cicatrices.
Trazó con un dedo, cada ángulo de las mismas. Y dando pequeños besos a cada una de ellas.
-¿Qué te pasó Malfoy¿Quién te hizo esto?- Preguntó consternada-
-L-Los dragones tienen garras muy filosas. A-Algunas veces no salgo del camino a tiempo.
Había una cicatriz de mayor tamaño en la cadera.
-Tal vez deberías pelear con Dragones más pequeños.
-No hay… Dragones pequeños… Granger…
Finalmente la chica terminó por sacarle la camisa.
¡Era delicioso!
Recorrió los hombros fuertes con mucho detenimiento, hasta que encontró en uno de ellos, la figura de un Dragón, tatuado.
-Te gustan los Dragones ¿verdad?- El rubio asintió. Pero estaba desesperado ya por "explorarla" estaba dando tiempo a la sangre sucia de familiarizarse con su cuerpo. Era muy difícil mantener el control, cuando lo único que quería, era llevarla a la cama y tomarla sin miramientos. Como siempre solía hacer con todas sus amantes de ocasión…
El rubio mordisqueó el cuello de Hermione. Desabrochó los botones de su pantalón y lo dejó caer al suelo. Ella se paró ante él vistiendo solo sus zapatos y su camisa mal abotonada. Era la cosa más excitante que jamás hubiera visto en toda vida.
- ¿Siempre abotonas así tus camisas, Granger?
-¡Oh, por Dios, estaba tan apurada ésta mañana que no me fijé!
-Realmente no importa…
Hermione ya no podía esperar por tenerlo dentro de su cuerpo. El rubio pareció intuir su deseo, puesto que la cargó en brazos con suma facilidad y la depositó enérgicamente sobre la cama. Las manos del rubio parecieron cobrar vida de repente, haciendo que Hermione gritara de placer -tanto - que tuvo que activar un hechizo para evitar ser escuchados por otros huéspedes.
Pero los besos continuaron, haciéndose cada vez más fogosos y demandantes. Pero Draco quería más. Deslizándose por todo su cuerpo y depositando pequeños besos durante el camino de bajada, llegó hasta la zona palpitante de Hermione. Que solamente era protegida por una diminuta tanga. No tardó mucho en dar cuenta de ella dejando al descubierto el sexo de la castaña y que atrapó con su boca rápidamente.
¡Oh, Dios mío!
Hermione estaba en la cúspide del placer. Draco Malfoy era todo un experto ¡Le estaba haciendo el sexo oral más húmedo y fogoso de toda su existencia! Su lengua se paseaba por todos los rincones de su intimidad, sin dejarle tregua.
Draco sintió que la sangre sucia estaba a punto y que en cualquier momento se correría, pero no quería que todo terminara tan pronto.
El quería más…
Así que la dejó a medio camino. Hermione dejó escapar un gruñido de decepción, pero de inmediato fue compensada con otra decena de besos calientes de larga duración.
—Te siento tan bien debajo de mí — susurró Draco absorbiendo su esencia.
Hermione tomó un profundo y desigual respiro. Sus palabras la deleitaban. Siseó por el placer. Pero se mordió el labio cuando una ola de miedo la atravesó.
—E-escucha Malfoy… Q-Quiero que sepas que normalmente yo no hago estas cosas.
Draco se sostuvo en sus brazos para mirarla. Presionó su cadera entre sus piernas para que sintiera su enorme bulto a través de sus costosos pantalones de lana que irritaban ligeramente sus muslos. La sensación caliente de él "ahí" fue suficiente para volverla loca de necesidad.
-Pues no me estás demostrando lo contrario Granger… Olvida tus estúpidos prejuicios y déjate llevar. Ambos deseamos lo mismo…
Hermione guardó silencio. Las palabras de Malfoy eran ciertas. Quería todo con el.
Draco se levantó de su lado, para finalmente sacarse los pantalones y los costosos zapatos. La chica se estremeció cuando lo vio completamente desnudo.
¡Era increíble, irresistiblemente despampanante con esa bella piel tostada por el sol!
Cuando Draco regresó a su regazo, Hermione desató su larga cabellera platinada para enmarcar su bello y anguloso rostro.
-Luces como todo un jefe bárbaro Malfoy…
Volvieron los besos apasionados.
Para Draco -el tener sexo -hacía que su magia aumentara de manera vertiginosa. La belleza de esto, era que la oleada de poder, generalmente duraba un día, y en el caso de un verdaderamente gran sexo, dos días.
La sangre sucia estaba por encima de dos días. Habría que reconocerlo. Ella era una sabelotodo mestiza apasionada.
Una intensa oleada de placer, hizo que lo penetrara de una sola embestida. Hermione arqueó su espalda, recibiendo en su cuerpo la fuerza y la potencia de su amante.
Las penetraciones fueron de lentas a constantes, hasta llegar a un ritmo desbordante.
Hermione estaba en el paraíso. Nunca había sentido tal fogosidad dentro de su cuerpo. Y quería más de contacto ¡más de su poder!
¡Lo quería todo!
Deslizó sus manos por su estómago y bajo hasta tocarlo entre las piernas. Hermione siseó y se retorció de placer, sintiendo lágrimas en sus ojos, mientras sus dedos lo frotaban al compás de sus penetraciones.
Draco estaba intimidado por la respuesta de la mujer. Nadie nunca había sido así. Si el no la conociera, juraría que Hermione era en parte Drakos.
¡Hermione ya no podía soportar más!
Lanzó su cabeza atrás y gritó mientras un intenso orgasmo la atravesaba. —Eso es — le susurro Draco al oído —No pelees contra ello Granger. Sólo déjate llevar.
-Q-¿Qué me has hecho… Malfoy?
—No soy exactamente yo —dijo Draco honestamente, —Es algo que no puedo evitar.
El rubio no perdió tiempo en complacerla. Haciéndola rodar, curvó su cuerpo alrededor de ella quedando su espalda contra su pecho. Movió la pierna de Hermione, sobre su cintura.
Draco metió su cabeza bajo su barbilla y lo sujetó cerca mientras se introducía profundamente en su suave humedad. Gruñó ante la calidez, sintiendo la humedad de ella en tanto recostaba la cabeza en su hombro y gritaba.
-Dios… Dios… Dios… Más rápido… Hazlo más rápido -Hermione estaba fuera de si.
Draco Malfoy era el Dios del sexo.
La bestia en el rubio rugió y estalló de satisfacción mientras "el hombre" se enterraba profundamente en Hermione y se sacudía por la fuerza de su orgasmo. Con las dos partes de él saciadas y unidas, fue el momento más excitante de su vida.
Hermione gimió mientras sentía la descarga de Draco, dentro de su cuerpo.
¨¨
Todavía envuelta a su alrededor lo empujó aún más cerca de su pecho. Hermione sentía su trabajosa respiración y el corazón latiendo contra su hombro. Su masculino aroma le llenaba la cabeza y su corazón, haciéndole desear quedarse envuelta por su cuerpo para siempre.
Ambos quedaron fatigados, tumbados en la cama y con la respiración entrecortada.
Lentamente la sensación de placer se fue apagando.
Momento que Draco aprovechó para separarse de ella. Hermione se levantó sobre sus hombros, todavía incrédulo por lo que acaba de pasar. Se sentía un poco avergonzada por
"ceder" tan fácilmente.
-Malfoy, en verdad, quiero que sepas que yo nunca había hecho esto…
-Lo sé.- Hermione frunció el ceño ! Y Malfoy lo decía tan fríamente ?
No fue hasta entonces que Hermione puso apreciar un medallón que colgaba del cuerpo de Draco, que tenía estampada la imagen en oro, de un Dragón, envuelto en un escudo y que relumbraba misteriosamente. Parecía antiguo.
El rubio se dio cuenta de que la vista de la sangre sucia miraba fijamente aquel objeto que le había dado su madre antes de morir y lo retiró de su cuello de inmediato, guardándolo en la bolsa de su pantalón.
Hermione sintió ganas de llorar. Sabía que al iniciar esa "pseudo relación" con Draco esa noche, sería lo único que tendría.
Lo único…Y lo último.
El pensamiento de no volverlo a ver la hería profundamente. Literalmente sentía que perderlo, sería tanto como perder una parte vital de su vida. Era extraño…
Draco miró por la ventana de la habitación. Faltaba poco para amanecer y el tendría que marcharse para siempre. Y todavía tenía que recoger el tapiz para poder regresar a casa. A su fría y solitaria vida en su lúgubre Mansión.
—Bien Granger, fue una buena noche, pero es tiempo de que me vaya —Comenzó a vestirse, como si nada hubiera pasado- Ahora es tiempo de que te relajes y duermas hasta hartarte -susurró mientras le enviaba un pequeño hechizo de sueño a la mujer sin que se diera cuenta.
Inmediatamente Hermione se quedó profundamente dormida sin poder revelarse. Entregada a manos del Dios Morfeo.
Se veía tan endiabladamente angelical durmiendo. Tan irresistible.
¡Dioses!
-Debes irte ya Draco Malfoy- Habló para sí mismo.
No había otra opción.
Se levantó del lecho.
-Que el destino sea amable contigo, sangre sucia Granger- Y dejó en la mano de Hermione un par de galeones de oro.- Ya me encargaré yo de encontrar los datos que me hagan falta-
Después, se perdió en la oscuridad de la noche.
De nuevo a la soledad y al frío de las calles. Pero así era como las cosas debían estar.
Ese era su destino.
Entró con cautela a un oscuro callejón y percatándose de que se encontraba a solas, desapareció. Aún debía completar su misión.
Reapareció dentro del museo, y hechizó las cámaras mágicas de seguridad para no ser descubierto. Encontró rápidamente la sala en donde se exhibía el tapiz. Una inmensa oleada culpabilidad lo llenó al contemplarlo.
Había jurado no hacer "aquello" pero ahora, la vida de un hombre dependía de el. Aunque su vida, no le importara en lo absoluto al hombre en peligro.
Pero no podía dejarlo morir.
Tomó el tapiz del bastidor y comenzó a enrollarlo, para meterlo dentro de una bolsa especial en cuero negro, para protegerlo.
Estaba ya listo para desaparecer del museo, cuando sintió que la mano izquierda le quemaba. Como si un hierro candente le estuviera escociendo la palma. Dejó caer la bolsa y sacó su guante de inmediato; y lo que observó en ella dejó sin habla.
Una extraña figura geométrica, había aparecido sobre su mano.
-¡No puede ser¡NO AHORA¡MALDITO SEAS MERLIN!
Sus ojos le estaban jugando una broma de mal gusto. Pero no había margen de error. Ahí estaba la imagen, latente y muy vívida.
Sintió que el cuerpo le hormigueaba.
En contra de su voluntad, lo habían "emparejado"Y el sabía lo que significaba esa palabra.
¡Era una terrible y cruel pesadilla!
Saltó hacia el exterior del museo, para ser exactos en el techo del museo para tomar aire, ventilar sus ideas y despabilar las ganas que tenía de devolver toda la cena.
¿Qué debía hacer a continuación¿Cuál era el siguiente paso?
Debía llevar el tapiz a "ellos" y salvar la vida de su padrino…
Pero ¡La marca!
Todo se complicaba.
¡No podía abandonar a su compañera y abandonarla a su suerte!
Aunque lo deseara con todas sus fuerzas. En realidad quería hacerlo puesto que la odiaba.
Pero "su pareja" corría grave peligro y las leyes de la familia…. ¡Las malditas leyes! le obligaban a proteger a la compañera elegida a toda costa. Así había sido siempre, generación tras generación.
Si abandonaba a Hermione Granger. "Ellos la encontrarían" la rastrearían hasta encontrarle… ¡Y la asesinarían! Eran unos perros desalmados, que a esas alturas, ya se habrían enterado de su emparejamiento.
Granger moriría… Y si Granger moría, el nunca más, podría volver a formar una pareja. Sería célibe por el resto de su vida.
¡Célibe¡No!
-¿MALDITO DESTINO¿EN QUE ESTABAS PENSANDO!- Gritó desesperado golpeando con fuerza el filo de la barda del techo y dando de patadas al aire.
Emparejar un sangre limpia "Malfoy" con una sangre sucia, era una muy remota posibilidad. Una en un millón. ¿PORQUE DEMONIOS TENIA QUE PASARLE A EL, EN ESE MOMENTO!
Condenación.
Debería dejar a tras su sentimentalismo y abandonar a la sangre sucia. Pero con ello, se le escapaba la única oportunidad de formar una familia. (Si es que laguna vez lo hiciera) Pasaría su vida –excepcionalmente larga- SOLO. Destinado al celibato. Nunca más podría intimar con ninguna otra mujer.
Por siempre y para siempre.
Y se lo debería a… Granger… ¡Genial¡Jodidamente genial!
-¡AL DEMONIO CON TODO!
Ya no había elección. El destino había elegido por el.
Era ahora ó nunca.
Cerrando sus ojos, Draco desapareció y regresó al hotel de Hermione. Sonrió amargamente.
Miró nuevamente a la chica. Miró ese rostro angelical que dormía apaciblemente, como si nada pasara. Y la envidió.
Un extraño sentimiento de posesión creció en su pecho. Por primera vez pensó en Hermione como su compañera, y su única salvación para preservar la estirpe Malfoy.
Draco se acostó a su lado y la rodeó con sus brazos. Hermione pareció despertar a medias, puesto que pronunció algunas palabras discordantes y volvió a cerrar los ojos.
Draco tomó la mano de Hermione rogando a todos los Dioses que nada apareciera en ella.
Pero se equivocó.
Tenía la marca. Igual que la suya.
¡MALDICION!
No sabía si reír ó llorar.
¡Había estado esperando a su compañera por años y ahora la tenía sobre su regazo!
Sencillamente increíble, su pareja había resultado ser ni más ni menos que Hermione sangre sucia, sabelotodo Granger. Una impura…El estómago se le hizo nudo.
-¿Granger? – Habló en voz baja -¿Estás despierta? Necesito preguntarte algo.
-Argmmm- La chica se acurrucó.
-Escucha Granger, no puedo llevarte conmigo, a menos que estés de acuerdo. Necesito llevarte. Corres grave peligro si te dejo sola. ¿Estás dispuesta a seguirme?-Draco zarandeó un poco a Hermione para despertarla.- ¡Reacciona mujer, por todos los dioses!
La castaña se talló los ojos para desemperezarse y lo miró con cara adormecida.- ¿Ir Contigo¿A dónde¿A dónde me llevarías?
-Tengo que llevarte a casa conmigo.
Hermione le sonrió como un angelito perezoso.
-S-Seguro, seguro… A tu casa… Si, Llévame a tu casa. Yo quiero dormir otro ratito más. Argmmm…
Draco tensó sus brazos a su alrededor mientras Hermione se volvía a dormir.
¡Granger había dicho sí! Respiró aliviado. Sosteniéndolo cerca, Draco miró por la ventana y esperó los primeros rayos del amanecer, para así poder trasladar a ambos hacia otro mundo. Hacia uno más allá de su salvaje imaginación.
-Arggmmm
Húmedo.
Hermione seguía durmiendo apaciblemente. Soñando con cosas maravillosas. Cambió de posición. Ahora a su costado izquierdo.
Humedad en su rostro…
Rasposo y pegajoso.
Manoteó al aire. Cualquier cosa que estuviera interfiriendo con su maravilloso sueño, debía apartarse.
-Argmm¡Fuera…, Aparta! Quiero seguir soñando… Argmmm no me interrumpas…
Sin embargo, la "cosa" húmeda arremetió contra su mejilla con mayor fuerza otra vez. Hermione comenzó a espabilarse, muy a su pesar. Sus ojos comenzaron a abrirse muy lentamente. Al principio la visión era sumamente borrosa. Llevó ambas manos a sus ojos para masajearlos un poco.
Algo frío y espeso resbaló por su antebrazo.
Momento en qué reaccionó instintivamente, abriendo sus ojos de prisa. ¡Y cual no sería su sorpresa! Al encontrarse con un par de ojos negros y redondos a escasos centímetros de su rostro y que la miraban con mucha curiosidad.
-¡AHHH! –Gritó y se levantó de un salto, retrocediendo. "La cosa" también se apartó unos cuantos metros.
¿Un maldito hurón albino!
El animal le dejó ver esos pequeños y filosos dientes y movía su cabeza de arriba abajo y rascando el suelo con su mano derecha.
¿Qué demonios hacía un hurón albino en su sueño!
Momento.
No era un sueño ¡Era muy real! Ahora ya sabía de qué se trataba lo rasposo y lo húmedo en su mejilla. ¡Qué asco! La había despertado un sucio… y maloliente… Hurón… Y ahora tenía uno justo en frente de ella y que amenazaba con volverse a acercar. Mostrando los dientes y su poderosa lengua.
Retrocedió sin quitarle la vista de encima a la bestia cuadrúpeda, pero para su mala suerte, tropezó con un par de baúles que le hicieron caer al piso.
El animal comenzó a hacer ruidos y a dar de vueltas. ¡Muy divertido!
Como si se estuviera burlando de ella.
-¡No le veo la gracia, estúpido animal!- Hermione se incorporó muy molesta e indignada. -¡Deja que te ponga las manos encima y verás!
-Veo que ya conociste a Jonás, Granger.
Hermione sintió un extraño tirón en el estómago que le provocó náuseas al escuchar la voz.
Un escultural hombre, apareció en escena, para encontrase con el hurón, -que se trepó hasta su hombro- y darle unos cuantos cuadros de azúcar…
Se trataba de Draco Malfoy.
Hermione abrió más aún los ojos para contemplarlo. No había sido un dulce sueño, el tipo era real, y estaba justo en frente de ella, con esos ojos cautivadores. Draco portaba una desconcertante máscara que hacía que el gris plata de sus ojos se destacara aún más. De inmediato relacionó la máscara con la del Fantasma de la Opera, ya que solo cubría la frente y el lado izquierdo de su cara.
Una visión fuera de éste mundo.
Sumado, vestía una armadura de cuero negro sobre una cota de malla, la armadura negra de cuero estaba cubierta de anillos de plata y botones que se acordonaban al frente. Los cordones estaban desatados, dejando una abertura seductora por donde Hermione podía ver su tostada piel asomando.
La sensualidad en su máxima expresión. Pero… ¿Por qué Draco iba vestido para carnaval? No es que el atuendo no le quedara bien. Al contrario, estaba para comérselo, Pero… ¿se trataba de otra de sus bromas agrias?
No podía ser cierto.
El rubio la miraba extremadamente serio. Como si estuviera escondiendo algo.
Fue entonces que se percató del lugar en donde se encontraba.
Estaba justo en una inmensa habitación, adornada al estilo típico medieval. Con ventanales grandes y mobiliario antiguo, al igual que la cama. Grande y con edredones vaporosos de terciopelo verde.
Mas extraño aún, ella se encontraba enfundada en un vestido blanco semitransparente, como si fuese una princesa de cuentos muggles de hadas.
¡Qué estaba pasando?
-Muy bien, muy bien -Hermione tomó aire, moviendo su mano por todo el contorno de su vestimenta. -Esto es un sueño. Puedo manejar esto… Puedo hacer frente a un horrible sueño…
-No es un sueño Granger -dijo Draco en un susurro.
-Correcto. No es un sueño –La chica comenzó a caminar nerviosa de un lado hacia otro- Me has dado una poción fuerte Malfoy. Estoy drogada… ¡Genial!
Lo último que recordaba Hermione, era haber tenido el mejor sexo de toda su vida y después reposado en brazos de Malfoy, luego del intenso orgasmo - Cuando esté lo suficientemente sobria, puedes estar seguro de que ¡llamaré a la Orden del Fénix o al regimiento entero de aurores Malfoy! - gritó, haciendo que Jonás huyera a refugiarse tras el cortinaje de los grandes ventanales.- ¡Y te enviarán a Azkaban por haberme secuestrado!
Draco seguía con el semblante serio, sin mostrar ninguna alteración con brazos cruzados.
-Granger; creo que tendrás que esperar alrededor de novecientos años, antes de que puedas pedir ayuda a tu maldita Orden de buenos para nada y alrededor de cientos de años más para que puedan llevarme a Azkaban.
La chica no pareció darle importancia al comentario.
-… Seguramente mientras dormía, me trasladaste hasta aquí, aprovechándote de la situación y me enfundaste éste ridículo disfraz… ¡A qué estás jugando?
-No estás bajo la influencia de alguna sustancia alucinógena Granger.- Draco permanecía sereno- Estás sobria y lo que menos quiero que pienses, es que juego contigo. No es mi estilo.
¿No era su estilo¡Por favor!
-¿Dónde demonios estamos? –Preguntó fulminándolo con la mirada-
—El dónde -dijo lentamente Draco, evitando mirarla, -no es tan interesante como el cuándo.
-¿Podrías ser más explícito Malfoy?
Hermione vio las emociones fluctuar en sus ojos, pero lo más extraño, fue su fugaz mirada de pánico, como si Draco estuviera nervioso de responder la pregunta.
-Granger, anoche te pregunté si querías venir conmigo, y decididamente dijiste que sí.
-A estas alturas, ya no estoy segura de lo que dije. Pero te concederé el derecho de la duda.
-Bien, responderé a tu pregunta. Estamos… En mi casa. En una de tantas… Pero lo que más me gusta.
Comenzaba a dolerle la cabeza ¿Por qué Draco no podía decir las cosas directamente? Y sin rodeos.
-¿Dónde Malfoy¡Exactamente en qué parte de Inglaterra estamos, por Merlín! No soy adivina.
-¿Honestamente quieres saber Granger? – Cerró un poco los ojos.
-¡Por supuesto que si! Necesito saberlo… Ahora.
Draco aclaró su garganta, aún evitando su mirada. Calculando los riesgos.
- Granger ¿Dijiste que te gustaba la investigación verdad?
Su estómago se anudó aún más.
-Si, eso dije.
- Entonces considera esto- Señalo la habitación- como una única aventura de investigación entonces.
-Un momento… ¿Qué estás tratando de decirme?- Hermione estaba apunto de perder su escasa paciencia.
Draco movió su mandíbula. -¿No has deseado alguna vez en toda tu aburrida vida, poder viajar a la Inglaterra mágica sajona y ver como era realmente antes que los magos normandos la invadieran?
-P-Por supuesto.
-Pues tu deseo fue concedido -La miró y le lanzó una sonrisa no muy sincera. -Estamos en Inglaterra. O mejor dicho estamos en donde algún día estará Inglaterra. En este momento, éste reino se llama Lindsey.
Hermione se quedó completamente callada. Ella sabía todo sobre el reino mágico Sajón medieval, y esto… ¡esto no era posible! No¡no había forma de que ella estuviera ahí! Todos los giratiempos del mundo mágico habían sido destruidos en su quinto año. Si remotamente, las palabras de Malfoy fueran verdad ¿Cómo habría hecho para trasladarlos?
¿Magia negra? Era muy probable.
-Estás bromeando conmigo otra vez.
Draco negó con la cabeza.
Hermione frotó su frente, mientras trataba que todo tuviera sentido.
-Mírame a los ojos Malfoy- Hermione se acercó hacia el rubio, alzando la vista- Y vuelve a repetirme que no es una broma. –La chica estaba segura de hallar la verdad en los ojos grises. Y rogaba que Malfoy confesara.
Por favor Merlín, que todo sea una cruel broma. Por favor, ayúdame y te juro que no volveré a comprar revistas con magos desnudos.
-No es una broma Granger- Contestó tajante-
¡Dios, no!
El mundo pareció derrumbarse a sus pies. Draco Malfoy estaba diciendo la verdad. Sin duda.
-E-Entonces no estoy soñando y no estoy drogada.
-Correcta en ambos casos. –Contestó el rubio.
-Eso quiere decir que… –tragó saliva- E-¿estoy en la Inglaterra mágica Sajona? -El rubio asintió. -¿Y que tú…, realmente… eres…, un caza dragones?
-Oh, recuerdas esa parte, Granger.
-Claro que la recuerdo -contestó Hermione razonablemente alterada, pero con cada palabra que pronunció después de eso, su voz creció a una moderada histeria.
Merlín… Preferiría esta en un capítulo de la Dimensión desconocida.
Se desplomó derrotada en el suelo frío de la gran recámara. Negando con la cabeza, al parecer muy enfadada.
Draco observó el rostro desencajado de la mujer y sintió pena por ella… Sólo un poco.
-En realidad no es tan malo estar aquí Granger - dijo Draco tratando de explicarle de la mejor manera -Sé que esto es difícil para ti.
--¡ Difícil para mí Malfoy? Hice algo que nunca había hecho en toda mi vida y luego me despierto y me dices que me has traído al pasado; y… no estoy segura de si estoy demente o bajo una ilusión…
Hubo una pausa muy incómoda.
-¿Por qué estoy aquí¿Porqué me trajiste?- preguntó más calmada Hermione, haciéndose a la idea, un poco –
Draco no sabía qué contestar con seguridad. La verdad era bastante inadmisible:
Granger, prácticamente te rapté en contra de mi voluntad, porque fuiste elegida como mi compañera, porque no quiero ser célibe y porque no quiero estar solo por el resto de mi vida.
Decírselo de golpe sería como un suicidio.
-Mira Granger, deja de quejarte… ¿por qué mejor no piensas que esto es una gran aventura? En vez de leer la historia en libros de dudosa reputación- La chica frunció el ceño- , puedes vivirla por un par de semanas.
-¡Un par de semanas¿Pero quién te has creído pedazo de idiota? –Ahora sí había explotado- Tengo una vida hasta cierto punto muggle en el siglo XXI. Seré despedida de mi trabajo, voy a perder mi auto… ¡Quién recogerá mi ropa de la lavandería¿Quién le dará de comer a mi gato?
-¡No me digas idiota, sangre sucia inmunda! –Draco se había acercado demasiado a la chica y la había retado con la mirada. El también había explotado, había tratado de ser "amable" con ella, pero todo tenía un límite. La muy maldita siempre sabía como sacarlo de sus casillas.
-Y yo que pensé que habías cambiado un poco- Hermione habló con la voz apagada- Pero me equivoqué. Sigues teniendo esas absurdas ideas elitistas en tu torcida mente con respecto a las brujas, nacidas de padres muggles… Eres y seguirás siendo un maldito Slytherin. –Hermione le dio al espalda, no le iba a dar el gusto de ver cómo trataba de evitar dejar salir sus lágrimas; el no las merecía.
¿Por qué tenía que pasarme esto a mí? Mierda, mierda, mierda…
Draco sabía que tenía que "parecer" amable ante los ojos de Hermione Granger. Pero desafortunadamente todavía quedaban vestigios de su enredada relación en Hogwarts. Ellos siempre se habían odiado por sobre todas las cosas y ahora el maldito destino se empeñaba en emparejarlos. Si en verdad quería que Granger aceptara quedarse con el, tendría que morderse la lengua antes de decir cualquier estupidez, aún en contra de su voluntad. Había llevado a la mujer hasta ese punto de la historia para ganarse su confianza y hacerla cambiar de opinión, pero las cosas no habían comenzado bien… Tenía que cortejarla rápidamente y ganarse su deseo de querer quedarse ahí con él.
Toda una proeza mientras sintiera ese desprecio hacia ella y viceversa.
-Granger- Draco hizo girar, no sin mucho trabajo, el cuerpo de Hermione- Si te quedas aquí conmigo, no tendrías porqué preocuparte de esas cosas tan superfluas. Deberías estar feliz de estar en tu ridículamente período de tiempo favorito.
-Claro no tendría porqué preocuparme de esas pequeñeces ¿verdad Malfoy?… Solo en la falta de higiene, en la falta de cañerías, de antibióticos, de hospitales, del tráfico de la ciudad, de la música estridente del vecino del piso de abajo, de las hamburguesas del McDonalds… ¡La falta de todas las comunidades modernas! pero sobre todo… ¡La falta de la televisión de plasma que me costó sangre sudor y lágrimas comprar¡Estoy realmente feliz! Muchas gracias…
El rubio soltó una larga y paciente exhalación –Extraña en el- y le dirigió una mirada de disculpa que de alguna forma logró mitigar una buena parte de su enojo.
-Granger dijo Draco suavemente, -Haré un trato contigo. Pasa estos días aquí conmigo, y si realmente no puedes soportarlo, te llevaré a tu nefasto hotel tan cerca del tiempo en que partimos como me sea posible. ¿Te parece?
-Malfoy ¿Me juras que no estas jugando ningún extraño juego de mente conmigo¿Realmente estoy aquí, en la Inglaterra mágica sajona?
-Lo juro por el alma de mi madre. Estás en Sajonia mágica. Y no, no estoy jugando juegos de mente contigo.
Hermione aceptó la respuesta, a pesar de que no podía imaginarse porqué. Era solo una sensación de que Malfoy nunca juraría con algo tan sagrado como el alma de su madre.
-¿En verdad puedes regresarme al hotel ¿Y devolverme al momento exacto en que partimos?
-Probablemente no al preciso momento en que partimos, pero puedo intentarlo.
- ¿Que quieres decir con…, intentar?
-Viajar en el tiempo no es una ciencia exacta Granger, ya deberías saberlo. Solo puedes viajar en el tiempo en el periodo en que el amanecer encuentra a la noche, y sólo bajo el poder de la luna llena. El problema esta al final de la llegada. Puedes intentar llegar a un lugar específico, pero solo tienes el noventa y cinco por ciento de probabilidades de tener éxito. Podría llevarte a ése día, pero también podría ser una o dos semanas después.
Ya solo faltaba que comenzara a llover para completar el patético cuadro.
-¡Y eso es lo mejor que puedes hacer Malfoy?
El rubio pareció ofendido.
-Date de suerte que no soy tan inexperto Granger. Cuando comienzas a viajar en el tiempo- como yo lo hago- solo tienes un tres por ciento de probabilidades de tener éxito… Una vez terminé en plutón y créeme que no estaban bromeando cuando dijeron que era el maldito planeta más frío del sistema solar. El trasero se me congeló. Y evité a toda cosa el sentarme. Fue todo un suplicio.
Hermione no pudo contener la risa. Ese hombre sabía como ablandarla con su extraño sentido del humor después de todo. Ya se imaginaba esos espectaculares glúteos, entumecidos por el frío.
Sus glúteos.
Comenzaba a recuperar calor corporal. Y a tener pensamientos pecaminosos.
Respiró profundamente.
-Entonces estoy varada hasta la próxima luna llena. ¿Correcto?
-Si. Correcto
-Bien, si no hay más remedio, pretenderé que soy una chica sajona. Una joven inteligente y hermosa en edad casadera…
Draco rodó los ojos.
-Y a todo esto Malfoy. ¿Dónde está mi varita? –preguntó alarmada, nunca se apartaba de ella. - ¿La tienes en tu poder?
-Acertaste otra vez.
-Devuélvemela.-Dijo estirando su mano.
Draco dudó por breves segundos. Sería darle un arma mortal a una enemiga en potencia. Más no le quedaba otra opción.
-Te la regresaré con una condición.
-¡Y cuál es esa condición!
-Que no intentarás hechizarme ó algo por el estilo.
-Lo haré si tú no intentas pasarte de listo conmigo.
-Tenemos un trato entonces Granger- Draco tronó los dedos y apareció la varita de la chica. El rubio la tomó y se la arrojó a Hermione- Espero que cumplas tu palabra.
-Lo mismo digo de ti Malfoy. No eres de fiar y lo sabes.
CONTINUARA
Holas. Quizás les haya parecido algo apresurado lo de la"relación" entre H Y D pero es para fines del fic. Ya sabrán después porqué lo digo.
Muchas gracias por leer y por dejar sus revs. Y Gracias a aquellos (as) que leen, pero que no se animan a dejar algún pusto de vista.
Nos leemos hasta la próxima.
