AL LÍMITE

Capítulo 11


Era increíble la manera de cómo tan solo al mirarlo se estremeció todo su cuerpo. Un escalofrío recorría su espalda. Ahí estaba parado de espaldas frente a ella, cuántas veces había recordado su cuerpo estrechandola contra sí, haciedole el amor.

Un calor la invadió por completo era evidente que entre ambos había un deseo incontrolable. Estaba descalza dió unos pasos sin hacer ruido, sus pies se hundían en la alfombra, anhelaba abrazarlo por detrás y perderse en él. Candy esto es un locura acabarás más lastimada que nunca, para ti será entregar el alma y para él solo será un acostón más, como aquel vídeo... pensó.

Se dió la media vuelta para regresar al baño tomar su bolso, zapatos y salir de aquel lugar. Todo era una total y estúpida locura. Cuando el la escucho se dió la media vuelta.

—¡Candy! —la llamó, ella se detuvo en la puerta del baño al escuchar su voz, él caminó hacia ella y la abrazo por detrás diciéndole—: ¿Acaso te has arrepentido pecosa?

Esas palabras dichas en un beso en su oído, despertaron aún más el deseó en ella, hubo un silencio absoluto en el cuarto y pudo escuchar su propia respiración agitada.

Él tomó con delicadeza y deslizó su cabello de lado para poder besar su cuello. Con aquel beso ella sintió unas ansias incontrolables, estaba deseando que lo que estaba apunto de pasar llenará aquel vacío que sentía en su vida hace más de año y medio.

El podía sentir un torbellino de sensaciones; pero está vez quería ser tierno y no arrebatado como la mayoría de la veces, si ella estaba ahí, es porque en su relación había algo que salvar, podría conquistarla nuevamente y aspirar a su perdón, se propuso que esa noche con cada caricia y beso le haría saber cuánto la amaba.

El prosiguió con los besos en su cuello y oído, le abrazó y empezó a buscar los botones hasta lograr desabrochar aquella blusa de seda blanca en la que horas atrás cuando la miro vestida de esa forma no pudo evitar recordar aquellos senos que tantas veces disfrutará, al lograr desabrochar todos los botones jalo de la blusa de lado y dejó al descubierto su hombro, prosiguió con los besos jalando de lado el tirante de su sostén. Al acariciar sus senos por encima del sujetador descubrió que era de broches delanteros y con un ágil movimiento desabrochó de él dejando expuestos ambos senos. Ella al sentir sus cálidas manos masajearlos no pudo evitar pegarse a él e inclinar su cabeza hacia atrás en un jadeo que fue música para los oídos de Terry, en ese momento con su mano la tomó de la barbilla y giró un poco de su cabeza para lograr besarla.

Ella solo se dejó llevar y recibió sus dulces labios, enrroscando su lengua con la de él, entre jadeos él la aprisionó contra la pared bajo el cierre de su falda y la dejó caer al piso dejándola solo con unas sexys bragas color nude de encaje, la volteó de modo que quedaran frente a frente, la despojó totalmente de la blusa y el sostén. El la tomó por el trasero para levantarla de suelo y pegarla a su miembro erecto, y ella lo rodeó; aunque él todavía tenía el pantalón, Candy sintió a la perfección su masculinidad. Ella hecho su cabeza hacia atrás y sintió su cálido aliento antes de que sus labios tocaron su cuello y recorría con su lengua el valle de sus pechos hasta llegar y apoderarse de uno de sus pezones, lamía y succionaba de ellos con devoción, dejó de ser la Candy cabal para convertirse en una mujer ansiosa llena de deseo. Ella sintió crecer su erección aún más por encima de la ropa. Él la besaba como nunca antes lo había hecho, en cada beso y caricia; aunque no hubiera palabras le decía cuánto la amaba y le había hecho falta. El la bajo y ella de inmediato desabrochó de su pantalón bajó la cremallera, introdujo la mano en sus calzoncillos, tomó su miembro erecto y lo recorrió de abajo arriba, pasando un dedo por la punta en cada caricia.

—Terry —jadeó.

Ella sonrió y continúo con sus caricias lo podía sentir duro y perfecto para ella.

El la besó nuevamente introduciendo su lengua en su boca, distrayendo sus caricias que estaban a punto de volverlo loco. Quería sentirla, estar dentro de ella y por fin olvidar esa sensación de vacío desde el día que la echará de su vida.

A continuación él bajó la prenda restante de ella, la admiro totalmente desnuda. Cuánto más sentía su mirada penetrante ella sentía sus pezones endurecerse más y sentir la cálida humedad de su entrepierna. El iba hablar cuando ella posó un dedo sobre sus labios, y enredó su cuello con su brazos para besarlo y en un impulso nuevamente él la tomó por sus caderas, la levantó y ella rodeó su cintura con sus piernas, la llevó a la cama, ella empujó ligeramente las caderas invitándolo quería sentirlo dentro, pero él la tomó de la manos y la hizo sentarse en el borde de la cama. Él tiró de ella y se colocó sobre su regazo. Candy sintió la punta de su miembro sobre su entrada. Él se hundió lentamente antes de pararse a pensar en lo que estaba haciendo.

—Ya no tomo la píldora.

—Vaya —alcanzó a decir Terry—. ¿Tienes preservativos?

—No lo sé, déjame revisar mi bolso, —ella volvió deprisa con uno.

Los celos se apoderaron de él y lo hicieron pensar tantas cosas, si ella tenía un preservativo en su bolso quería decir: ¿que ella y Niko? Maldita sea pensó

Ella lo vio cambiar su cara mientras se lo ponía.

—Tal vez es mejor que me vaya —masculló la rubia incorporándose, al ver su expresión en el rostro.

El reaccionó y no la dejo hacerlo, la tomó por sus muñecas y la sujetó con una sola mano. Candy se arqueo y sintió sus pezones contra su pecho y el depósito su miembro en su entrepierna y ahueco sus caderas antes de hundirse en ella.

Era más grande de lo que ella recordaba, una vez se acoplaron él empujó un poco más, un jadeo salió de la boca de Candy y echó su cabeza hacia atrás.

—Te he echado de menos —admitió Terry.

Ella se mordió el labio antes de admitir que de igual modo era para ella, lo escuchó suspirar antes de que el empezara a moverse. Con cada embestida sentía la punta de su miembro en el lugar perfecto, era increíble como se acoplaban, la soltó de los brazos y ella se aferró a sus hombros, levantó sus piernas abrazando sus glúteos con sus talones empujándolo hacia sí, quería sentirlo cada vez más adentro, el ritmo fue en aumento, ambos se perdieron en su mundo propio, aquel mundo mágico que a pesar de su separación ahí estaba ese lazo invisible uniendolos nuevamente, tal vez se hubieron separado pero la manera en como existía esa danza de amor entre ambos decía más que mil palabras. Una y otra vez Terry entraba en ella entre jadeos, ambos se miraron a los ojos y en ese momento con un sonido ahogado la llamo antes de correrse.

—¡Candy...! ¡te amo!

Ella no le respondió. Moría por decirle de igual modo que lo amaba y no había podido olvidarlo. Pero qué caso tiene este solo es un adiós para cerrar un ciclo de mi vida que había quedado inconcluso pensó. Mientras su respiración volvía a la normalidad. Sabía que aquello solo era la aventura de una noche, la oportunidad de pasar página sin resentimientos.

Pero se trataba de Terry su primer y único amor verdadero y distanciarse de él a la mañana siguiente sería mucho más difícil de lo que pensaba.

Terry se colocó al lado de ella y de igual modo su respiración volvía a la normalidad. La estrechó con fuerza y Candy solo apoyo su cabeza en su pecho cerrando los ojos, disfrutando del aroma y su piel. La Mano de Terry subía y bajaba por la espalda de Candy, inhalaba el olor de su cabello, para él era increíble tenerla así nuevamente entre sus brazos, sabía que debían hablar de muchas cosas pero ya habría tiempo por la mañana.

Él sabía que en la manera en como hicieron el amor, ella lo quería, no se lo dijo; la entendía perfectamente todavía marcaba cierta distancia y era entendible sabía que la hirió y era obvio ella no quería ser lastimada otra vez.

El se levantó al verla dormitar fue al baño para asearse y quitar el preservativo.

—¡Mierda se rompió el preservativo! —exclamó.

Sabía que no era un buen momento para que Candy quedará embarazada y pensarlo a él lo llenaba de dicha un hijo de ambos pero quería ir lento para reconquistar y recuperar el camino perdido con ella, debía sanar heridas profundas que sabía muy bien había formado en la vida de Candy. Estaba dispuesto a sanarlas con amor, entrega y cualquier cosa que ella necesitase para poder pedirle nuevamente se convierta en su esposa.

Salió del baño y la observó en la cama con su bello rostro y su respiración acompasada, su cabello alborotado sobre la almohada, tomó la envoltura del preservativo y observó que había caducado hacía más de un año.

—¡Ay Candy! no lo puedo creer, no sé cómo lo tomarás cuando te lo diga, y no sé si deba decirlo, para mí sería el regalo más perfecto que la vida pudiera regalarme, pero creo nulas las posibilidades de que quedes embarazada. -suspiró profundamente.

Ella al sentir su presencia abrió sus ojos, y le dedicó una dulce sonrisa.

—Terry, ¿estás bien? —le pregunto y se apoyó en un codo para incorporarse.

La sábana con la que se había cubierto se deslizó dejando al descubierto sus senos, él sin poderlo evitar posó su mirada en en ellos y trago saliva y de golpe volvió a sentir endurecer su miembro debajo de la toalla enredada en su cintura.

—Eh... Candy, no sé cómo decirte esto...

—No me digas nada no hace falta que hablemos esta noche. Esto que ha pasado... me alegró es algo que necesitaba y parece que tú también.

—Candy...

—Terry ambos hemos sido conscientes de esto y lo queríamos, te lo pido no digas nada más.

Ella se levantó de la cama y él preguntó en un impulso —¿Acaso piensas marcharte?

De ningún modo se lo permitiría.

—¿A dónde vas Candy? -preguntó temeroso de escuchar decir que se marcharía.

—Necesito asearme tu ya has tomado un baño, me gustaría enjuagarme antes de volver a la cama -le sonrió.

La miró alejarse y entrar al baño al escuchar que ella abrió la regadera, fue al baño y entro a la ducha con ella.

—¡Terry! ¿que haces?

—Me quiero bañar igual que tu ¿acaso no puedo pecosa?

—Pero tu ya tomaste un ba.. —No la dejó terminar la frase al besarla.

—Te deseó y te necesito le dijo entre besos.

Aquellas palabras hicieron prender el fuego en el interior de Candy nuevamente, y él estuvo encantado de recibir los resultados de la reacción de su cuerpo. Para él, ella era preciosa y jamás había sentido el deseo tan poderoso de hacer suya a una mujer, cuando se besaron nuevamente Candy respondió abrazándolo, era algo tan erótico estar de ese modo bajo el agua caliente recorriendo el cuerpo de ambos, él deslizaba sus labios de una manera erótica y sensual. Ella sentía como si estuviera ardiendo, su bajo vientre punsaba quería sentirlo dentro de ella una vez más.

Era una mezcla de placer y tortura a la vez, él se retiró y tomó el jabón y la esponja

—No pares —suplicó Candy, al sentir que se retiraba.

Fue recompensada con más besos, deslizó su lengua entre su cuello y el lóbulo de su oreja, haciendo que viese colores tras sus ojos cerrados. El se hinco y con toda la calma posible empezó a deslizar la esponja entre su piernas.

—¡Terry...! ¿Qué haces?

—Tengo que probar de ti oh me volveré loco.

Prosiguió enjabonando su estómago y después con pequeños movimientos circulares masajeaba sus pechos, ella por instinto se pegó al cristal del baño y echó la cabeza hacia atrás al sentir sus caricias, el hincado tomó una de sus piernas y la paso por su hombro y su cara quedó frente a la intimidad de ella, probó del elixir de su centro, ella gemía de placer al sentir como con su boca probaba de su punto más íntimo, con movimientos circulares lamia y chupaba de su boton, las caderas de Cady empezaron a moverse en pequeños movimientos, siguió probando de ella con devoción hasta que el cuerpo de Candy se tensó y gimió pronunciando su nombre

—¡Oh Terry...!

Al saber que ella había llegado al éxtasis se levantó y la miró, los ojos de ambos estaban oscurecidos de pasión y deseo. Un halo magnético los rodeaba a ambos, era una fusión entre ambos vivida como nunca antes, sus cuerpos exhalaban una química poderosa haciéndolos sentir en las nubes.

Le pedí tanto al universo volver estar así, tan cerca de ti, para poder demostrar lo arrepentido que estoy por lo que hice, te he lastimado tanto y con cada beso y caricia quiero que sepas cuánto te amo pensó Terry, al verla tan bella y seductora con su mejillas sonrojadas y recuperado la respiración.

—¿Pasá algo Terry? —pregunto al sentir su mirada tan profunda, le encantaba perderse en esos ojos azul profundo.

—Candy yo...

—No lo digas por favor, solo hazme el amor otra vez —pidió suplicante.

Ella sabía en el fondo de su corazón lo que iba decir era un "Te amo" y no quería hacer caso de esas palabras, sería aún más difícil la despedida si lo escuchaba decirlo. Este era el adiós.

Lo cierto era que para ella esas palabras dolerían, aunque le dijera Te Amo, nunca cambiaría el que ni siquiera, se preocupo por el bebé que llevaba en su vientre, era de él, un bebé de ambos. Y el día que lo perdiera ni siquiera una llamada, eso la había lastimado más que nada.

Tal vez lo de la periodista Susana Marlowe lo perdonaría pero el no haber tenido ni un ápice de amor por aquel bebé que venía en camino, es algo que la carcomía, y sabía que si tocaba ese tema todo acabaría peor que nunca, lo único que quería es una despedida la cual recordar sin resentimientos ni dolor.

Lo cierto es que Candy ignoraba que Charly no le dijo nada a Terry, de la pérdida del bebé ni de su viaje a Estados Unidos para ver a la rubia.

Unos meses atrás él día que Charly le confesara la verdad a Terry un torbellino paso en su mente y pensó que su bebé tendría casi dos años y enterarse en Richmond cuando viera a Candy que ese bebé nunca nació fue un golpe duro para Terry, uno más duro que el de las costillas rotas oh la pierna lastimada, quería decirle todo lo que hizo Charly, pero supo que habría tiempo, sus caricias le decían que ella sentía lo mismo por él. Y escucharla decir solo "hazme el amor" dejó de pensar y se entregó al deseo y órdenes de ella.

La sujeto por el trasero y la levantó enredando sus piernas en la cintura, pegándole a la pared del baño, e introdujo su miembro haciéndole sacar un gemido ahogado. Sus pelvis quedaron pegadas uno del otro, él empezó a menearse a empujar más profundo el vaivén de sus cuerpos parecía un baile que seguían por instinto, ella empezó a moverse más deprisa.

—Despacio, despacio, disfrutemos este momento, quiero durar un poco más así mmm... Candy!

Besaba sus senos y los succionaba al mismo tiempo que se meneaban, ella dio un grito ahogado era totalmente exquisito que agarró a Terry con fuerza por el cuello, ambos poco a poco en el candente meneo llegaron al clímax y ella depositó su cara en su pecho húmedo por el agua que seguía corriendo de la regadera.

Entonces él se sintió débil de la pierna, lo seguía molestando, nos se lo había dicho a nadie del equipo. Y ella sintió ganas de llorar por la experiencia, había sido algo tan perfecto. Sus lágrimas fueron imperceptibles para Terry, el agua en su rostro no permitió que él viera que lloraba.

—¿Te encuentras bien Terry? —preguntó al verlo cojear un poco.

—No es nada, después del accidente de repente siento un poco de dolor pero es pasajero.

Ambos salieron de la ducha y volvieron a la cama nuevamente.

El la jalo hacia si depositando su cabeza en su brazo y con la otra la abrazó. Terry recordó lo del preservativo, está vez no habían usado nada, prefirió no decirle nada, sabía que ahora ya existía la pastilla de un día después lo más seguro es que ella la tomaría, ella estaba consiente que la segunda vez no usaron ninguna protección.

—Necesitamos hablar Candy.

—Està bien hagamos un trato, yo acepto hablar contigo de lo que tú quieras, si tú hablas con tu padre.

—¡Que estupidez¡ —le respondió algo molesto-. Yo no necesito hablar nada con ese señor.

—Bueno pues yo también no necesito hablar nada contigo.

—¡Candy...! —resoplo Terry, no es justo lo que me estás pidiendo, tu no sabes nada de mi relación con ese hombre.

Ella se separó de su abrazo y se sentó observando a Terry.

—Te equivocas yo hablé con tu padre en Richmond, hay cosas que tú necesitas saber.

—Eres una entrometida lo sabías, se lo que estás haciendo, solo quieres distrame esta noche y no lo lograrás entiendes pecosa —dijó jalando de la sábana dejándola totalmente desnuda.

De inmediato él supo que estaba listo para hacerle el amor nuevamente, se acercó a ella seductor y empezó a besarla y acariciarla, ella trato de zafarse de su agarre y le fue imposible, entre jugueteos y caricias ella quedó montada encima de él.

—Prometelo —le decía mientras se meneaba.

—¡Oh Candy! me vas a volver loco, lo sabes.

Ella se detuvo. —Prometelo —volvió a pedir.

—Está bien, está bien lo que tú quieras,

—con sus manos la tomó por el trasero, y la obligó a volver a menear su cadera.

—Eres tan hermosa —le decía mientras acariciaba con sus manos sus senos.

Era tan excitante mirarla de ese modo, encima de el moviendose como una experta amazona, su cabellos sueltos y húmedos, la vio echar la cabeza hacía atrás y supo que ambos llegarían al clímax nuevamente. Ella se dejó caer en su pecho y él la abrazó permanecieron así por unos minutos, él empezó a cerrar los ojos, ella se levantó y se dirijo al baño.

—¿A dónde vas?

—Debo enjuagarme, duerme otra vez no tardaré.

Terry escuchó el sonido de la regadera y volvió a cerrar los ojos.

Al despertarse por la luz cegadora del sol, Terry abrió los ojos con un leve dolor de cabeza.

Lo que vio era una habitación con su ropa esparcida por todo el piso, miro al lado de la cama y ella no estaba, se sobresalto; pero se escuchaba el agua correr en la regadera.

—¡Candy...! ¿Otra vez te estás bañando? Te vas a deslavar mujer. —se levantó y fue a la ducha ella no estaba ahí. Cuánto tiempo estuvo así el agua, se preguntó. Cerro la llave, y dió un golpe en al lavamanos.

—¡Eres un estúpido Terry!

Volvió a la habitación y empezó a vestirse a toda prisa, al llegar al lobby del hotel preguntó en recepción por Candy.

—Oh si señor Granchester, la señorita ha dejado una nota para usted. El pensó que tal vez le diría que fue por ropa a su casa, sabía estaba viviendo ahora ahí en Oxfordshire al ser la jefa técnico de Renault, o tal vez fue por algo de desayunar.

A quien engañas estúpido tú sabes perfectamente qué significa esto pensó.

Abrió el pequeño sobre con cuidado y leyó:

Terry:

Es difícil siempre decir adiós, esto fue algo maravillosos, quería borrar de mi mente aquella despedida tan dolorosa, ya no quiero saber qué fue lo que pasó, solo quiero seguir adelante con mi vida, estaba estancada en ese adiós, y este adiós es como siempre me lo imaginé. Sigamos adelante, hay cosas muy dolorosas que no nos permitirían ser felices, te deseo lo mejor en este campeonato entrégate a él en cuerpo y alma, solo como tú lo sabes hacer. Disfruta de lo que tanto amas, que es correr. Te recordare siempre.

P.D Recuerda que me haz hecho una promesa, no te niegues la oportunidad, de hablar con tu padre, eres afortunado de tenerlo aún con vida.

Con cariño Candice White Ardlay.

—¡Candy...! ¡No! ¡Por favor no! Se que me amas, te sentí anoche, tu cuerpo me lo dijo, las cosas no se van a quedar así.


Hola chicas gracias por la espera y sus lindos comentarios siempre, los privados y los no privados, agradezco el apoyo a esta historia. Una idea que rondo mi mente desde que ví la serie de F1 en Netflix, y decidí hacerlo, me dijeron avientate es por eso que está historia está en proceso no es que ya tenía un borrador como mis demás historias, gracias por su paciencia y espero haber llenado las espectativas de una noche de pasión de nuestros rebeldes. Siempre es un gusto leer sus comentarios es motivación para cualquier escritor. Les mando un abrazo y espero se encuentren bien ustedes y sus seres queridos. Este Capitulo ya estaba en Whattpad desde hace semanas; pero no habia tenido la oportunidad de subirlo en FF, Les pido nuevamente disculpas por la falta de actualizacion yo misma no leo historias en proceso pero son cosas que han estado fuera de mis manos, los momentos por los que estamos viviendo son dificiles tengo tres hijos todos con escuela en linea y los sabados que ellos tomaban Karate se terminaron, esas eran simpre mis tres horas de escritura en una cafeteria y cuando e intentado sentarme a escribir simpre hay alguien que dice mama! prometo trarar de actualizar hare todo lo posible un saludo y Dios las bendiga