Capitulo II
"Nueva compañía"
Al día siguiente, John estaba a las 9 de la mañana en el siquiatrico. Cuando llegó Elizabeth estaba esperándolo, con lo brazos cruzados y una mochila al hombro. Liz se veía mucho mejor que el día anterior, pensó John, sus ojos grises ya no reflejaban miedo, llevaba el castaño pelo húmedo y había cambiado la bata del hospital por ropa simple pero mas sentadora.
-sólo llevas eso?- preguntó John.
-Sí-qué mas querías que llevara?-preguntó.
-no lo sé, las mujeres generalmente se arreglan mucho-.
-aunque estén en un hospital siquiatrico?- preguntó Liz –no lo creo…-.
-solo preguntaba-.
-sí, bien, siguiente parada?-.
-mi casa, la tuya?- aventuró John.
-me gustaría ir a mi casa, quisiera recoger…algunas cosas- dijo Elizabeth, en voz baja.
Tomaron un taxi. Llegaron a un barrio muy exclusivo, de grandes casas y mansiones. Se detuvieron frente a una especialmente grande, de color blanco y amplias ventanas.
-vives aquí?- le pregunto a Liz.
-sí, nunca escuchaste de Empresas Moore?-le preguntó Liz cerrando la puerta del taxi.
-claro, Charles y Ashley Moore, pero nunca he escuchado sobre una Elizabeth Moore-.
-nadie me nombra en publico, soy 'la oveja negra' de la familia, por así decirlo- le explico a John, mientras caminaban hacia la entrada principal.
-lo sabia!- dijo Liz, sacando una pequeña llave de debajo de una roca. Abrió la puerta y entraron.
-Ana Lucia?-dijo en voz alta Liz. Nadie respondió.-que raro…siempre está en casa…-.
John se detuvo.-espera, qué hacías en un siquiatrico de mala muerte si tu familia tiene tanto dinero?-.
-mi padre nunca está aquí, vivo con el ama de llaves, Ana Lucía. Ella no habla inglés, así que cuando soy poseída me manda a…cualquier lugar-dijo Liz, mirando hacia todos lados, como buscando algo, nerviosa.
-que necesitas?-le pregunto John-sea lo que sea, búscalo rápido- tenia un mal presentimiento sobre esa casa, como si hubiera alguien mas que no estaba invitado.
Liz estaba nerviosa. Giro rápidamente la cabeza cuando se escuchó el ruido de un vidrio rompiéndose.-qué fue eso?-.
-no lo sé, ve a ver arriba-le dijo John, examinando atentamente alrededor.
-Qué?-.
-que subas las escaleras y mires arriba-repitió Constantine, más lentamente.
-no soy tonta-le respondió la chica.
-entonces que esperas, yo miraré acá abajo-dijo irritado.
-no iré sola allá arriba- dijo Liz –no subiré la escalera-.
-no estas colaborando, sabes?- le dijo John, le tomo el brazo y la acerco a la escalera-sube-le ordenó.
-maldito desgraciado…-murmuró Liz, mientras empezaba a subir, lentamente.
-yo también te quiero, Liz-dijo John, y caminó hacia un pasillo de la casa.
Los nervios crecían cada vez más en el interior de Liz. Odiaba esa escalera, había tenido muy malas experiencias en ese lugar. Recordaba haberse caído, intentando huir de una fuerza externa que la perseguía…
Cuando llegó arriba prendió las luces del pasillo. Era un corredor de muchas puertas. Liz empezó a abrirlas una a una, con mucho cuidado, todas crujían al abrirse, pero dentro no encontró nada extraño. Al fin llegó a la a última puerta, era la de su antiguo dormitorio. El miedo hizo que empezara a rezar, mientras tomaba con una mano la cadenita que traía en el cuello, y con la otra tomaba el pomo de la puerta.
-Padre Nuestro que estás en el cielo…-susurró, girando el pomo- santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino y -cerró los ojos fuertemente y volvió a abrirlos- hágase tu voluntad…- paró la oración. Lo que vio dentro de la pieza la paralizó y le heló la sangre…
Constantine se encontró a la entrada de una espaciosa cocina. Empezó a revisar y a registrar cada cajón. Se sentía extraño en esa casa, como si estuviera siendo observado, o peor aún, siendo acechado por alguien…
En los cajones no halló nada más que lo usual de una cocina, iba a abrir el siguiente cajón, cuando un grito desgarrador rompió el silencio.
-Liz!-. John corrió por el pasillo, subió las escaleras a toda prisa hasta llegar en donde estaba Elizabeth, de pie frente al dormitorio, aterrorizada, tapándose la boca con las manos y con los ojos llenos de lágrimas.
-qué viste?- la joven no respondió.- Liz?-.pregunto John.
-ahí dentro…hay…alguien…muerto-.
John abrió la puerta. Allí, en medio de la habitación, el cadáver de una mujer yacía colgando del cuello y balanceándose, lentamente.
-el ama de llaves, supongo-Constantine contemplaba el cadáver, cuando el ruido de vidrios rompiéndose cortó el silencio.
Liz se agarró fuertemente del brazo de John.-no deberíamos haber venido-dijo ella. Las luces empezaron a parpadear, el ruido de vidrios rompiéndose era cada vez más cercano.
-si vas a buscar algo, hazlo ahora- le dijo John, mientras examinaba alrededor, con el ceño fruncido.
Liz se soltó del brazo de John y dio un paso hacia delante. Fue ahí cuando de la nada la cuerda que sostenía al cadáver se rompió, haciéndolo caer de espaldas al suelo. Quedó mirando con sus ojos muertos a John y a Liz.
-rápido!-le ordenó John. Liz pasó junto al cadáver, sin mirarlo, fue a una estantería y sacó tres libros, junto con un cuaderno. Temblaba. Salió lo más rápido que pudo de la habitación y siguió a Constantine, a través del pasillo y las escaleras. Mientras pasaban las puertas se azotaban, y las luces se apagaban, una a una.
Un ruido de alas los perseguía mientras corrían a la puerta de entrada. Estaba estancada.
-maldición!- John trató de empujarla con todas sus fuerzas, pero la puerta no se movió.
-muy bien, no hay salida- anuncio John. Buscó alrededor algo que le sirviera, debía ahuyentar a los demonios de alguna forma. Al final rompió una cortina, y la enrolló alrededor de su mano, pero no encontró por ningún lado el encendedor.
-fuego, necesito fuego- gruño John, palpándose los bolsillos.
-no me mires a mí-dijo Liz, colocándose detrás de Constantine-la cocina, ahí debe de haber-.
El ruido de alas era más fuerte ahora. Sin previo aviso, John cogió a Liz del brazo y se precipitaron a la cocina.
-espera!-dijo Liz, tratando de soltarse-mi cuaderno!-
-no hay tiempo!-le grito John.
-se ha caído, es importante!-dijo, zafándose de John y yendo por el cuaderno. Un rasguño en la cara la hizo caer. John rebuscó entre sus bolsillos, hasta que encontró el escarabajo que antes le había dado Beeman. Lo agitó y unos gemidos se escucharon alrededor. Se acercó a Liz que se arrastró por el cuaderno justo cuando John la levantaba bruscamente y la arrastraba a la cocina, sin dejar de agitar el escarabajo.
Al llegar a la cocina John le pasó el escarabajo a Liz.
-que hago con esto?-.
-agítalo! Yo buscare en los cajones-.
John buscaba frenéticamente fósforos mientras Liz agitaba sin parar la pequeña cajita.
-aquí!- la llamó John, quien encendió el fósforo y prendió el pedazo de cortina. Acto seguido, gritos, gemidos y todo tipo de expresiones de dolor se escucharon por sobre ellos. Corrieron a la puerta trasera y salieron al jardín. Se subieron a un lujoso auto y se fueron lo más rápido posible, por el espejo retrovisor John pudo ver como la casa se consumía en llamas.
No hablaron mucho durante le viaje. Liz apenas se detuvo en las luces rojas; pronto estaban en el apartamento de John.
Constantine, acostumbrado a su vida solitaria, cerró la puerta justo después de pasar, olvidándose de que Liz venía detrás de él. La joven paró la puerta antes de que se cerrara completamente.
-supongo que me recibirás en tu apartamento, verdad?-.
-tengo otra opción?-pregunto John.
Liz sólo le sonrió.
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-mmm, bien, eso ha sido el 2do capitulo, nos salio inspirado XD, como no hay reviews hasta aqui quedamos, bye!
Pd: recuerden que un fic con reviews es un fic feliz! nn
