Disclaimer: Nada de lo que podáis reconocer es mío, todo pertenece a J.K.Rowling&Cia.

Bueno, muchas gracias por todos vuestros reviews. Mi respuesta en uno que me dejo a mí misma, en la página de reviews.

Capítulo dos: Desagradable.

A causa de tener el despacho insonorizado no pude oír los golpes que hacían Potter y Black para entrar en él. Al cabo de un rato, cuando ya me había desfogado lo bastante, quité el hechizo y oí los golpes en la puerta. Abrí, tratando de poner una sonrisa serena pero mi intento se vio fallido al ver la cara de Potter.

.- ¿Qué coño estabas haciendo?-preguntó Black, malhumorado.-Llevamos mucho rato picando.-explicó. Bah, como si me importara…

.- Estaba ocupada.-dije, sin tratar de que mi tono sonara como una disculpa.

.- Bueno pues ahora ya no lo estarás tanto.-dijo Potter, tratando de sonar alegre.- Estamos nosotros para ayudarte.-concluyó.

.- Ya, mirad, de eso quería hablaros.-dije yo, encarándoles.- No quiero vuestra ayuda, ¿vale, no necesito vuestra ayuda y, sinceramente, preferiría que no estuvierais aquí.-les solté de mala leche.

.- No tienes porqué ser tan desagradable.-dijo Black, medio ofendido. Creo que sólo se lo hacía porque dudo mucho que a éste le importe algo.

.- ¿Ah, no? Pues yo creo que sí. Si vosotros dos no estuvierais molestando a la gente y hechizándoles, no tendríamos este problema y ahora no tendría que aguantaros.-les expliqué enfadada.

.- No es eso lo que le has dicho al señor Sullivan. Un hombre bastante agradable, ¿verdad Padfood?-dijo Potter con un tono de voz bastante repelente.- Creo que no le gustaría verte así de enfadada.-me amenazó.

.- No serás capaz…-dije yo.

.- Sabes que sí… Lily, querida, ¿es que ya no me conoces?-me preguntó, revolviéndose el pelo. Será imbécil… ¿veis porqué me cae tan rematadamente mal?- Parece mentira que hayas cambiado tan poco… sigues igual que siempre.-soltó, como si viniera a cuento.

.- Lo que no ha cambiado es mi odio hacia ti, Potter. Por lo demás soy una persona bastante distinta. Claro que, tú no creo que llegues a saberlo nunca porque jamás me conociste…-le dije, a la vez que le daba la espalda.

.- Eso es lo que te hubiera gustado a ti, ¿no?-me susurró, a escasos milímetros de mi lóbulo derecho (precisamente mi punto débil) haciendo que un desagradable escalofrío recorriera mi piel.

.- ¿Pero qué te inventas, Potter?-le solté, separándome de él a pasos agigantados. Cosa bastante difícil dado que mi "consultita" apenas mide lo suficiente como para cubrirla con cuatro pasos.

.- Venga, reconócelo… te morías de ganas de salir conmigo.-va y me suelta.

Supongo que os hacéis a la idea de lo que eso significó para mi estado físico y mental y si no lo imagináis, yo os hago mi propio diagnóstico. Temblores de rabia, mirada asesina, rechinar de los dientes, mil y una formas de matar a alguien sin manchar de sangre tus manos, todos y cada uno de mis utensilios de cura ordenados ascendentemente de más peligroso a menos…

Estaba a punto de cometer un homicidio en primer grado cuando la neurona de Black se despertó y trató de apaciguar los ánimos. El chico se interpuso entre su amigo y yo y, con una sonrisa enorme, nos cogió a ambos por los hombros. ¡Já! Cómo si fuésemos amigos o algo así… tan rápido como pude me deshice del abrazo de Black y le pedí explicaciones con la mirada.

.- ¿Qué tenemos que hacer?-me preguntó, cambiando drásticamente de tema y haciéndome olvidar (aunque no perdonar) lo que Potter me había soltado.

.- Pues… será mejor que vayáis a hablar con Úrsula, la jefa del departamento de enfermería, para que os dé unas instrucciones básicas y unos uniformes.-les dije, para sacármelos de encima.

Lo cierto es que, conociendo a Úrsula, me los volvería a mandar en un santiamén pero, al menos, ya habría tenido unos minutos a solas para recuperarme un poco. Y, tal y como predije, los volví a tener a mi lado en apenas tres minutos y con las manos vacías.

.- La señora Úrsula nos ha dicho que no le quedan uniformes y que lo que tengamos que hacer nos lo dirás tú.-dijo Black, como si se hubiera aprendido el discurso de memoria.- ¿Tenemos que ponernos uniforme?-me preguntó.

.- Por supuesto que sí.-contesté yo, con escándalo. Luego de ordenarles que no tocaran nada, fui a mirar en mi armario de material para ver si quedaba alguna túnica de enfermero para ellos.

Lo único que encontré fue mi túnica de enfermera de hacía unos meses. La había cogido porque se habían necesitado muchas enfermeras en la sección de curas intensivas por no sé que ataques masivos y fui a ofrecer mi ayuda. Des de entonces la guardé para próximas sorpresas.

Una sonrisa malévola se formó en mi cara… si no podía deshacerme de ellos, haría que, por lo menos, no disfrutaran más que yo. Si lo que me habían dicho era cierto y no quedaban uniformes allí tenía la solución. Cogí la túnica y, tras hacer una copia idéntica y bordar sus nombres debajo del escudo oficial de San Mungo, quedaron perfectas. Claro que, quedaron perfectas para una chica de mi talla…

Imaginaos las caras de los dos al verse con eso puesto. Os juro que yo me partí de risa… por un segundo, visualizad lo siguiente: dos chicos vestidos con sendas túnicas que les quedaban especialmente ceñidas por todo el cuerpo, con las piernas peludas al aire y los brazos estáticos ya que la movilidad que les dejaba la tela era bastante limitada debido a que les iban pequeñas. ¿Lo tenéis? Vale, pues ahora añadidle las caras de enfadados de Potter y Black y tenéis ya estampa perfecta.

No se lo tomaron nada bien, no señor.

.- ¡Yo no pienso llevar esto!-saltó Potter, con la cara contraída de rabia.

.- Como quieras, ve sin nada. Estoy segura de que tus calzoncillos de snitchs causaran furor entre las enfermeras…-sugerí, burlona. Lo admito, estaba disfrutando como una loca con esa situación.

.- Más quisieras…-dijo él, con una sonrisa de superioridad.- ¿Acaso estabas mirando cuando nos hemos cambiado?-preguntó, percatándose de que sabía cómo eran sus calzoncillos.

.- De hecho no hace falta, se te ven perfectamente por debajo de la tela-apunté, sin dejar que sus comentarios me afectaran.

.- Evans.-me llamó la voz de Sirius.- No puedes decirlo en serio…-dijo, esperando que me retractase y de mi armario saliesen unas túnicas bien masculinas para los dos.

.- Lamento decirte que no es ninguna broma, Black.-le dije, sin lamentarlo en absoluto.- Lo máximo que puedo hacer es ensancharos un poco la tela para que no vayáis marcando tanto…-dije, tratando de aguantarme la risa.

.- Evans.-dijo Potter con un tono de voz muy serio. Lo cierto es que no me alertó para nada porque con ese vestido es imposible imponer respeto a nadie.- Tienes que buscar una solución o me quejaré a tu supervisor.-me soltó. Já, como si pudiera asustarme.

.- Oh, mira como tiemblo.-le piqué.- No me pasaría nada pero no creía que fueses un chivato…-dije, dando en el clavo. Un "merodeador" jamás se chiva… todavía puedo acordarme de la de veces que he oído esa frase de la boca de Potter en Hogwarts.- además, si no hay uniformes no es mi culpa, no estaba previsto que los del departamento de aurores se os quisieran quitar de encima tan rápidamente…-solté, consciente de que eso iba a joderles bien.

.- ¡No se nos han quitado de encima!-saltaron ambos, cómo si hubiera accionado un resorte.

.- Sí, sí, lo que vosotros digáis…-les dije, condescendientemente.- Venga, os ensancho los uniformes y vamos con mi primer paciente.-les dije, harta de esa conversación de besugos.

.- No vamos a salir así. Nos negamos.-dijo Potter, a la vez que Black asentía, completamente de acuerdo.

Al ver la situación, comprendí que ese era mi momento para amenazar con ir a su supervisor. Con una sonrisa malévola me volví hacia ellos y negué con la cabeza.

.- Entonces tendré que hablar yo con vuestro supervisor… Se supone que tenéis que hacerme caso porque estáis aquí para ayudarme. De momento, lo único que habéis hecho es hacerme perder el tiempo…-dije, mirándome las uñas con desinterés.- a mí no me cuesta nada hacer una llamadita y a vosotros os costaría una reprimenda…

.- Pero… ¿qué hay de nuestra reputación?-dijo Black, con un tono lastimero que no logró ablandarme.

.- ¿Vuestra reputación?-pregunté incrédula.- ¿Y qué hay de la reputación de todos aquellos que han tenido que pasearse por San Mungo en forma de canario enorme, con un melón encastado en el culo o con la piel de distintos colores? No fue nada agradable para ellos, como podéis imaginar…-les solté, mirándoles furiosa.

.- Bueno, no hace falta que te pongas así.-dijo Black, medio asustado.- Ya nos apañaremos…-aceptó.

.- Y una mierda nos apañaremos.-soltó Potter, incapaz de estarse calladito.- Tu obligación es…

.- ¿Mi obligación dices?-le corté, mirándole inquisidoramente.- Será mejor que dejes el tema de las obligaciones porque si alguien-que-yo-me-sé hubiera seguido las órdenes por las que estaba entrenado, ahora mismo no estaríamos aquí.-dije, pinchándole en el pecho con un dedo.

De repente, unos golpecitos tímidos en mi puerta cortaron mi discurso. Fui a abrir, dejando a Potter con la palabra en la boca y abrí la puerta para encontrarme con una enfermera de las nuevas que me esperaba con un par de historiales en las manos.

.- Sanadora Evans, le esperan en urgencias.-me dijo, tímidamente.

.- Claro, vámonos Gracie.- dije cogiéndola por los hombros.- ¡Venga!-les grité.- ¿A qué esperáis?-les animé a que me siguieran.

Fue todo un espectáculo, en serio. Verles caminando con las piernas ligeramente arqueadas, totalmente cubiertas de pelo. Y la gente se iba volviendo para verles y reírse disimuladamente y algunos niños les señalaban sin pudor.

.- ¿Cuál es el diagnóstico, Gracie?-le pregunté a la muchacha.

.- Pues… será mejor que lo vea y usted juzgue, sanadora Evans.-me dijo, con un tono bastante poco tranquilizador.

.- ¿Por qué?-pregunté alterada. La única vez que vi a Gracie así fue cuando me llegó aquel chico todo cubierto de plumas amarillas.- ¿Es algo muy extraño?-pregunté sorprendida ya que los causantes de todos esos incidentes estaban justo detrás de mí, vestidos con unas túnicas bastante femeninas.

.- Bueno, es extraño pero… es que no se trata de nada de lo que hemos visto anteriormente.-dijo.- No parece una broma, creo que se lo ha hecho ella misma…-dijo, mientras nosotras seguíamos andando cada vez más rápidamente.

Lo admito, cuando vi a la chica casi me desmayo. Es que era algo casi esperpéntico, daba miedo. ¿Hasta dónde se puede llegar para tener un buen físico? Ya sé que igual no entendéis porque digo esto ahora pero… es que deberías haber visto a la chica.

Estaba esquelética. Se había hecho un sortilegio desgrasador, normalmente usado en animales, que consistía en hacer desaparecer toda la grasa del cuerpo excepto la del cerebro. Pues os podéis imaginar la escena.

Era piel y huesos, sin exagerar. Su musculatura junto con las pequeñas porciones de grasas que el cuerpo debe almacenar para proteger los órganos vitales y para las manos y pies, se habían desaparecido por completo. Ni siquiera podía tenerse en pie porque corría el riesgo de romperse los huesos de los pies y piernas. Era un espectáculo lamentable.

Los chicos, que venían detrás nuestro quejándose por los uniformes, callaron por completo y vieron horrorizados el cuerpo de la chica que tenían delante.

.- ¿Quién le ha hecho esto?-preguntó Black, sacando a flote su espíritu de auror, buscando un culpable.

.- Ella misma se lo ha hecho.-dije yo, medio atragantada.

Con las manos temblorosas, empecé a rastrear el cuerpo de la chica, buscando algún hueso roto como había que hacer con todos los pacientes llegados a urgencias. Por suerte sólo tenía una pequeña fractura en un pie, supongo que hecha al intentar levantarse.

Respiré hondo para serenarme y empecé a pedir pociones y filtros para que la chica recuperase la masa perdida mientras Potter y Black seguían estáticos sin mediar palabra. Gracie, servicial como siempre, se afanó a traerme todo lo que yo le pedía y se ofreció a prestarme su ayuda si la necesitaba. Se la veía extremadamente afectada, como si conociera a la chica. Aunque, era muy posible ya que parecían tener la misma edad, más o menos.

.- ¿La conoces?-le pregunté para asegurarme. Ella asintió.

.- De vista.-murmuró.- Era de mi misma promoción en Beauxbatons, quería ser actriz.-añadió.

.- Lo siento mucho, Gracie.-le dije, al ver que estaba a punto de llorar.- Si prefieres no verlo, lo entiendo, ya me las arreglaré con éstos dos…-le ofrecí, viendo como cada vez parecía más alterada.

.- Se lo agradezco mucho, sanadora Evans.-murmuró, dando media vuelta y saliendo de la sala rápidamente.

.- Potter, Black, necesito que me traigáis una marmita y agua, por favor.-les pedí, todavía con los ojos fijos en la puerta que se cerró tras de Gracie.- Rápido.

Los dos chicos fueron quién sabe dónde a buscar lo que les había pedido y por fin me quedé sola con la paciente. Le lancé un envervate para que volviera a ser consciente de todo y empecé con las preguntas.

.- ¿Cómo te llamas?-le pregunté, deseando que la respuesta fuese correcta.

.- Louise Darrent.-contestó ella, para mi alivio.

.- Bien, señorita Darrent, ¿puede explicarme qué hechizo ha usado para adelgazar?-le pregunté llanamente, sin ganas de perder más tiempo.- ¿Se acuerda?

.- Creo que fue un hechizo desgrasador.-contestó ella, confirmando mis sospechas.- ¿Dónde estoy?

.- Bueno, está en San Mungo, ahora voy a dormirla para que no sienta dolor, ¿de acuerdo?

Tres segundos más tarde sus ojos ya volvían a estar cerrados. Una vez supe lo que había pasado, lo que debía hacer no era tan difícil. Convoqué un caldero y vertí dos botes de los que Gracie me había traído para mezclarlo con cuidado y dárselo a beber a la chica. Cuando Potter y Black llegaron, su cuerpo ya empezaba a tomar forma y no ofrecía una visión tan lastimera como la anterior.

.- Nos han dicho que los calderos los convocáis vosotros mismos… eh!-dijo Potter, viendo que ya tenía un caldero.

.- Bueno, es que pensé que sería mejor para vosotros no ver eso… ¿Habéis ido a vomitar, verdad?-les pregunté, viendo la mala cara que traían.

Ellos asintieron con pesar. No me extraña pero, siendo futuros aurores, supongo que deberían curtirse un poco y empezar a ver cosas fuertes para darse cuenta de lo que es la vida…

.- En fin, vigilad que no se despierte. Si lo hace, le dais de beber lo que hay en esa copa.-les ordené.

.- ¿Y tú? ¿Dónde vas?-preguntó Potter, con un ligero pánico en la voz. Ay, juro que en ese momento me dio un poco de pena… supongo que no querría encontrarse con otra paciente como esa…

.- Voy a ver si Gracie está bien.-les dije, tranquilizadoramente.- enseguida estaré aquí, ¿de acuerdo? No os mováis ni toquéis nada de nada, ¿entendido?-dije, sintiéndome cada vez más como una madre.

.- Sí mamá…-dijo Black. ¿Lo veis? Lo que os decía… como una madre.

Me costó bastante de encontrar a Gracie pero al final la vi dentro de mi despacho, tratando de reparar la pata de la mesa que se había roto con mi ataque de furia de hacía unas horas.

.- Gracie, ¿estás bien?-le pregunté, preocupada. La chica levantó la cabeza dejando ver las lágrimas que caían de sus ojos. La abracé, tranquilizándola.- Ella está bien, se está recuperando, tranquila…-le susurraba.

.- No sé porqué me ha pasado esto…-decía, negando con la cabeza.- Nunca algo así me había afectado tanto y, bueno, tampoco conocía tanto a Louise…-se disculpaba.

.- No te preocupes, Gracie, a todos nos puede pasar. ¿Te acuerdas cuando yo me desmayé al ver a aquel hombre al que le había mordido un tiburón blanco?-ella asintió.- Pues tú ese día te comportaste como una campeona-le dije, con una sonrisa.- Venga, vamos a ver a Louise que la he dejado con Potter y Black y vete tu a saber lo que estarán haciendo…-propuse al ver que estaba más animada.

Cuando Gracie y yo llegamos allí, Potter y Black charlaban animadamente con Louise que ya se había incorporado en su cama.

.- ¿Le habéis dado lo que quedaba de poción?-pregunté al llegar.

.- Sí.-contestaron ambos al unísono.- ¿Nos vamos?-preguntaron, denotando por su tono ansioso, que se morían de ganas de marcharse de allí.

.- Sí.-les dije.- Gracie, quédate si quieres-le dije al ver como ya la había reconocido- yo seguiré con los demás historiales, ¿vale?

.- Bien, hasta luego.-dijo ella, agradecida.

.- Evans.-me llamó Potter, en cuanto dejamos la habitación.- ¿Siempre es todo tan desagradable?

.- Esto es un hospital, Potter.-suspiré.- No esperes encontrarte demasiadas caras sonrientes porque lo que todos quieren es marcharse de aquí cuanto antes.

OoOoOoOoOoOoOoOoOoO

Hasta aquí el segundo capítulo. Muchas gracias por los reviews a aquellos que los dejan.

Éste chapi ha sido más duro, sobretodo al final, pero, como dice Lily, esto es un hospital y no hay diversiones. Prometo que el próximo chapi será más entretenido.

Bye!

AnnaTB