Disclaimer: nada de lo que podáis reconocer es mío, todo pertenece a J.K.Rowling por lo que os pido que no me demandéis.
Muchas gracias por los reviews!
Capítulo tres: de partos y parteras.
El primer día pasó sin más sobresaltos a parte de los típicos que puede haber en un hospital. Tener a Potter y a Black todo el día detrás de mí, obedeciendo mis órdenes llegó a ser algo desquiciante pero logré sobrevivir. Sin embargo, todavía me quedaban unos seis días más aguantándoles.
El martes siguiente, cuando me estaba poniendo el uniforme, llegaron ellos. Después de gritarles, berrearles y reñirles por no llamar a la puerta, los tuve esperando unos diez minutos fuera de mi consulta como venganza. No creo que me vieran nada puesto que estaba de espaldas a la puerta pero igualmente, podría haber sido peor.
Lamentablemente, no sé aún como, pero habían encontrado dos uniformes masculinos de su talla y ya no llevaban las túnicas de enfermera que habían tenido que llevar el día anterior. Una pena porque esa era una de las pocas diversiones que podía tener durante esa semana pero, en fin, que se le va a hacer…
Aún así, lo cierto es que tengo que reconocer que me lo había pasado muy bien el primer día, viendo los aspavientos que hacían los "futuros aurores" por ver un poco de sangre. Y sí, lo pongo entre comillas porque, ¿dónde se ha visto que dos aurores se mareen por la sangre? Yo os lo diré: en ningún lugar porque las personas que se supone que velan por la seguridad del mundo mágico no suelen ser menos valientes que una chiquilla de cuatro años que era la que sangraba.
.- ¿Preparados?-les pregunté, con un par de historiales en la mano, saliendo de mi consulta.
Ellos me miraron con escepticismo. No estaban preparados, eso estaba claro. No me extraña, después de lo del lunes, no creo que tuvieran muchas ganas de ver a nuevos pacientes. Joder, sólo me faltaba eso…
.- ¿Volveremos a ver pacientes como los de ayer?- preguntó Black.
.- No lo sé.-contesté sinceramente.- En principio estamos destinados a urgencias por lo que podemos tener casos de todo tipo.-dije, empezando a andar hacia dicha parte del hospital.
.- ¿Esa chica está bien?-preguntó Potter.
.- Creo que esta mañana le darán el alta si no es que se la han dado ya.-dije yo, que también había estado pensando en ella.
.- Buenos días sanadora Evans.-me saludó Gracie, andando a mi lado.
.- Hola Gracie.- le saludé yo.- ¿Has hablado con Louise?
.- Sí, ya se ha ido.-me informó ella.- Se ha apuntado voluntariamente al centro que usted me dijo y hará terapia.-me dijo.
Cierto, habíamos hablado vía red flu la noche anterior y le di algunos nombres de centros para superar este tipo de trastornos.
.- ¿En serio?-pregunté yo, entusiasmada. ¿Qué, no me miréis así, la gente no suele hacerme mucho caso por eso de que todavía no tengo demasiada experiencia.
.- Sí.-contestó ella. Pero algo la interrumpió.
Atención a todos los sanadores, atención a todos los sanadores, se precisa ayuda en la planta de maternidad por exceso de pacientes. Repito, se necesita ayuda, acudan a la planta de maternidad.
Miré a Gracie, medio pálida. Tal y como me había pasado durante todo ese tiempo que llevaba en san Mungo, sería utilizada de nuevo como chica para todo. Ya lo sé, no puedo esperar que me den una sección a mi mando ni que me tengan en un sitio fija pero… un poco de estabilidad no estaría mal, ¿no? En fin, me preparé para que el señor Sullivan me mandara a la sección de maternidad cuando…
Sanadora Evans, sanadora Evans, acuda a maternidad, por favor.
… la voz de la recepcionista del hospital me mandó directamente allí, sin tener que esperar a que me lo mandara mi supervisor.
Allí fue cuando me invadió el pánico. ¡Traer un niño al mundo! No estaba preparada para eso, no aún. Imagino que mi pánico se vio reflejado en mi cara porque Gracie me dio una palmadita en la espalda, reconfortándome.
.- ¿Vamos a la sección de maternidad?-preguntó Black, ilusionado. Vale, a él ya le estaba bien que lo único que haría sería, probablemente, pasear por la nursery; pero, para mí, la cosa se estaba poniendo fea.
.- Venga, sanadora Evans, vamos al piso de maternidad.-dijo Gracie ignorando el comentario de Black.
Una vez en allí, el caos era tal que lo único que hicieron fue dejarme una paciente histérica sentada en una silla de ruedas con un marido pálido más asustado aún que yo. Que ya es decir…
.- Buenos días, me llamo Lily Evans y soy su sanadora.-me presenté, a la vez que cogía la silla de ruedas y empezaba a guiar a la mujer hacia la sala de partos.
.- Pues yo soy Eleonor Spinnet y estoy de parto.-me informó ella, secamente. No la culpo, no he tenido nunca contracciones pero, por las películas que he visto, me las imagino especialmente dolorosas.
La pobre estaría sufriendo muchísimo porque, al contrario que en el mundo muggle, las cosas aquí se hacen (en su gran mayoría) a la vieja usanza. Conclusión: no existe la epidural. Como ventaja puedo deciros que luego hay muchos hechizos para apaciguar el dolor muscular de la paciente pero el que ha pasado ya, no se lo quita nadie.
Por eso no me sorprendieron en absoluto los jadeos de la señora Spinnet que, joven como era, estaba bastante claro que era una madre primeriza. Pues estupendo, una ecuación perfecta: madre primeriza + medimaga sin experiencia desastre absoluto. Y si además le añadimos un marido histérico y a un par de "enfermeros" por el mismo camino, el espectáculo está asegurado.
Decidí empezar a comportarme como la profesional que soy.
.- ¿Cada cuando tiene las contracciones?- pregunté, haciendo una señal con la cabeza a Potter y Black para que me siguieran.
.- Cada diez minutos.- me informó el señor Spinnet, reloj en mano, mirando fijamente las manecillas.
¿Diez minutos? Comprobé el estado de su vagina ¿qué, eso hay que hacerlo, vale? Y decidí que aún faltaba rato para el parto. Por lo que había que hacer tiempo.
.- Un momento.-dijo Potter, sorprendiéndome.- Tú eres Eleonor Budson, la anterior capitana de Gryffindor.-dijo, el fan del quidditch.
.- Ahora Spinnet.-dijo ella, levantando una mano dónde lucía un anillo de compromiso.- Pero sí, soy esa.
Entonces la reconocí. No por el quidditch, claro, pero ella iba a Gryffindor dos años más adelante que yo. Pero era pésima en pociones y algún día me pidió ayuda.
.- Ya me acuerdo…-dijo Eleonor, mirándome. Y cuando ya pensé que iba a hablar de las ayuditas que le había dado, va y suelta:- Tú eres la que se cayó al lago… Au!-dijo, cortándose por otra contracción. Ya sé que soy mala pero en ese momento me alegré que le doliera. ¿Es que no podían olvidar lo del dichoso lago de una puñetera vez?
.- Sí, la misma.-le contesté, matando con la mirada a Potter y Black que empezaban a partirse.- Mejor que pasemos a la sala de partos, así te estiras y estarás más cómoda.-dije, olvidando viejos rencores.
.- ¿Eres medimaga?-preguntó sorprendida. Pues sí, ¿que esperabas, que fuese nadadora y mi caída en el lago no fuese más que prácticas?
.- Sí.-dije yo. Vale, sé que aún estoy en prácticas pero viendo el estado de Spinnet, creí más conveniente ocultarle ese pequeño detalle.- Bien, Potter, Black.-les llamé, haciendo que se pusieran firmes.- buscad a Úrsula y decidle que necesitáis tres túnicas de usar y tirar para vosotros y el padre. Estaremos en la sala 3.-les informé, empujando la silla de ruedas de la señora Spinnet hacia dicha sala.- No tardéis.-les avisé.
Y no tardaron, por suerte, ya que yo no me sentía con fuerzas para aguantar los gritos de dolor de la señora Spinnet y las quejas del señor Spinnet pidiéndome que apaciguara dicho dolor.
.- ¿Es que no piensa hacer nada?-me preguntó por séptima vez en los últimos cinco minutos. Estuve a punto de soltarle un: ¿Y tú no piensas callarte? Pero por suerte no lo hice.
.- Ya le he dicho que no puedo hacer nada, por ahora lo único que podemos hacer es esperar y tranquilizarnos todos un poco.-repetí tratando de tranquilizarme yo también.
.- Respira, cielo, respira.-decía incansablemente el señor Spinnet.
.- Ralph, ya sé que tengo que respirar.-le contestó su mujer, secamente.
.- Ya estamos aquí.-anunciaron Potter y Black entrando en la sala.- Traemos lo que nos has pedido.-apuntó el último enseñándome las batas de color verde chillón.
.- Bien,-dije yo, aliviada.- Dadle una al señor Spinnet y las otras dos os las ponéis vosotros.
Potter le dio la bata al señor Spinnet mientras Black se ponía la suya, sin poder apartar los ojos de la abultada barriga de la embarazada. Ella, que no dejaba de jadear de dolor, le miró con detenimiento unos segundos antes de soltar:
.- ¡Oye tú!-le gritó, haciendo que el chico apartara los ojos de la barriga para posarlos en la cara furiosa de Eleonor.- ¿Piensas hacer algo o estás aquí de adorno?-le preguntó en una contracción especialmente fuerte.- Porque si no te mueves…-amenazó.- ¡te arrancaré las pelotas y fabricaré con ellas un sonajero para mi bebé!-gritó, apretando los dientes de dolor. Black se apartó de ella rápidamente para parapetarse detrás de mí, protegiéndose.
.- Tranquilo.-le murmuré, con un brillo burlón en la mirada.- no dejaré que se acerque a tus pelotas.-solté, sin poder aguantarme la carcajada.
.- Joder, Evans, yo no sabía que esto podría llegar a ser peligroso para mi salud…- dijo, haciendo que a mis carcajadas se sumaran las de Potter también.- ¿Y tú de que te ríes?-le preguntó malhumorado.
.- De nada, de nada.-dijo él burlón, haciendo un gesto con la mano para que lo olvidara.
Me acerqué a examinar de nuevo a mi paciente. Estaba ya a punto así que empecé a disponer órdenes que Black y Potter trataban de acatar con la mayor eficiencia posible por lo que pronto tuve lo que pedía. Diez minutos más tarde, el parto estaba en pleno apogeo y yo sudaba la gota gorda.
.- Empuja un poco más, Eleonor.-le pedí, entre los jadeos de dolor de ella.- Solo un poco más, ya puedo ver su cabeza.-la informé, casi eufórica.
La escena era poco más que peculiar. Black y Ralph (el futuro padre) sujetaban las manos de Eleonor (la casi madre) que jadeaba sin control mientras que Potter y yo esperábamos la salida del bebé.
.- ¡Joder!- exclamó el chico, empezando a ver la pequeña cabecita que asomaba por entre las piernas de Eleonor.
.- Cállate Potter.-le ordené, concentrándome.- Un empujón más, Eleonor, ya casi está.-dije, cogiendo la cabeza del bebé que estaba ya fuera.- En un momento habremos terminado, lo prometo.-le dije, mirándole a los ojos.
Y funcionó porqué un poco más tarde, mis manos temblorosas sostenían a la pequeña Alicia Spinnet, cubierta de sangre y llorando a pleno pulmón. Me emocioné, lo juro. Acababa de ayudar a traer una vida al mundo… ¿acaso vosotros no os emocionaríais?
Además, no fui la única que se emocionó. Potter, a mi lado, también tuvo que enjuagarse alguna que otra lagrimilla y las caras de Black y los Spinnet eran un poema. Con una toalla extendida sobre sus manos, Potter cogió a la pequeña con cuidado para dejarla encima del pecho de la madre que subía y bajaba rápidamente por el esfuerzo que acababa de hacer.
Mientras madre e hija descansaban y el señor Spinnet las observaba embelesado a ambas, Black, Potter y yo nos fuimos hacia mi consulta cansados pero contentos. Todavía rememoraba las caras sonrientes de los nuevos papás que nos agradecían lo que acabábamos de hacer y tenía en mi cara otra sonrisa idéntica.
Pero al cabo de un rato de estar sentados, tomando un té (les invité, aún no sé porqué…) empecé a mosquearme. Black parecía estar ausente pero Potter no apartaba los ojos de mí y resultaba bastante incómodo. Al final, harta de apartarle la mirada, me encaré a él. Sonreía como un idiota.
.- ¿Qué miras tanto, Potter?-la amabilidad "post-parto" se me había acabado ya, como podéis comprobar.
.- ¿Ah?-preguntó él que, empanado como estaba, tan sólo reaccionó a la mención de su nombre.
.- ¿Qué estás mirando?-repetí, marcando las sílabas.
.- Nada.-contestó él rápidamente.
Cuando ya iba a formular un interrogatorio en quinto grado, unos golpes llamaron a mi puerta. Era Gracie que nos llamaba para otro paciente en urgencias.
.- No os preocupéis.-les tranquilizó al ver sus caras de espanto.- Esta vez no es nada más que un accidente de escoba. Hay que reparar algunos huesos y curar rasguños pero nada más. Lo podría hacer yo pero estamos hasta arriba de trabajo y como el parto ya se ha terminado…-se excusó, con una prisa bastante visible.- Además faltan vendajes y algunas pociones…-añadió, sacando una lista horriblemente larga.
.- Bien, yo te las traigo. Llévate a uno de estos y que te ayuden en lo que puedan.-le propuse. Antes de que Gracie pudiera abrir la boca, Black se ofreció voluntariamente a ir con ella.
.- Pues sólo quedamos tú y yo.-dijo Potter, andando a mi lado.
.- Sí.-contesté yo, sin saber muy bien como tomármelo. Entramos en el armario de las pociones, un armario lo bastante pequeño como para que entren tres personas adultas. En realidad no es un armario sino que es una sala pero, por su reducido espacio, se ganó el nombre de armario de las pociones.
Potter me leía la lista mientras yo trataba de recopilar todas las pociones que había en ella. El último bote ya estaba en mi poder cuando Potter se decidió a abrir la boca.
.- Lily, tengo que decirte que te admiro mucho.-soltó, haciendo que yo y todos los botes de pociones estuviéramos a punto de caer al suelo.
Él me miraba a los ojos con una sonrisa y me quedé medio atontada.
.- Gracias.-dije, atragantada.- Faltan los vendajes.-añadí, señalando la lista de Gracie.
Di media vuelta en el diminuto espacio del armario (que cada vez me parecía más pequeño) y busqué los vendajes en los estantes que nos rodeaban.
.- Están aquí.-dijo Potter, acercándose por detrás y alargando ligeramente el brazo.- Toma.-me las dio, haciendo que yo me olvidara de lo maravilloso que es su perfume.
.- Gracias.-repetí.
.- Lily.-volvió a llamarme. ¿En qué momento le he dado permiso para que me llame por mi nombre? Ya iba a preguntárselo cuando de repente volví a chocar con sus ojos avellana, con sus pestañas largas y con una sonrisa bastante insegura en sus labios.- Lily…-repitió, acercándose aún más.
.- ¿Qué?- le pregunté. Y no, no fui brusca esta vez por lo que el chico se siguió acercando a mí.
¡Y me besó! Me besó el muy jeta… y yo, paralizada como me quedé, notando como su lengua invadía mi boca, no acerté ni a pegarle una bofetada o una merecida patada en la entrepierna… Cuando nos separamos, yo seguía con la boca abierta como si fuera un pez asustado y él con una sonrisa idiota que me dieron ganas de abofetear. Lamentablemente mi cuerpo seguía paralizado y no lo hice.
.- Nada, no era nada.-repuso, volviendo a la conversación anterior.
OoOoOoOoOoOoOoOoOoO
Bueno… esto es todo por hoy.
En fin, os agradezco muchísimo los reviews que me habéis mandado porque me hacen muchísima ilusión. De verdad, me animan mucho y, por corto que sea, si os tomáis la molestia de dejarme algo, me doy por satisfecha.
Pero hoy no podré contestarlos. No digo que no vaya a hacerlo pero es que estoy hasta arriba de trabajo y con lo poco que me queda de curso, lo mejor será que me esfuerce al máximo.
Eso significa que posiblemente tardaré más en actualizar pero al ser chapis cortos no creo que sea demasiado…
Bueno… me voy. Espero que os haya gustado!
Bye!
AnnaTB
