Disclaimer: nada que conozcáis es mío.
Hola a todos/as! Tengo que agradeceros todos los reviews que me mandáis porque cada vez que veo un aviso nuevo en mi correo me da un bote de alegría el corazón. De verdad que me animáis mucho, aunque sea una frase cortita, os lo digo muy en serio.
Este capítulo va dedicado a todos aquellos compañeros de penurias que, como yo, están a punto de hacer (o han hecho ya) los exámenes de selectividad. ¡Que tengáis muchísima suerte!
Capítulo 5: ¡Por Merlín, qué besazo!
Tengo una bocaza que realmente me harían un favor si me la cerraran. Des de luego, parezco tonta. Si sé que soy gafe (porque lo soy, lo tengo muy asumido) debería callarme y no decir cosas que no deseo que pasen.
Como, por ejemplo, el hecho de que no tuviéramos guardia esa semana. Exacto, parece que los astros (en los que no he creído en mi vida) se han conjurado contra mí y ahora me hacen pagar todas las veces que menosprecié la asignatura de Adivinación en el colegio. Y realmente, me las están haciendo pagar todas juntas.
Primero me mandan a Potter y a Black al hospital, luego hacen que Potter tenga que quedarse en mi casa y, para terminar, como colofón, HACEN QUE TENGA GUARDIA LO QUE QUEDA DE SEMANA! Cosa que significa que pasaré 72 horas SEGUIDAS con Potter. Y Black, claro está.
La cosa no es tan catastrofista como puede parecer, según Gracie. En realidad no es que ningún astro se haya conjurado contra mí ni nada de eso… Tampoco es que sea gafe (eso si que no me lo trago). Lo que pasa es que, durante esta semana, he tenido un poquito de mala suerte.
Já, un poquito, dice. Por ahí no paso.
.-¿Un poquito dices?-le pregunté, al borde de la histeria.
.- Bueno,-rectificó ella.- Igual sí que has tenido mala suerte pero, si te paras a pensar, has tenido mejor suerte que todos aquellos que han tenido que pasar por el hospital.-me hizo ver.
Cosa que, por supuesto, tuve que aceptar. Siempre que tengo alguna queja, no puedo evitar pensar en que todos aquellos a los que he tenido que atender durante el día lo han pasado mucho peor que yo. Supongo que eso me consuela (por muy mal que suene) y no hace que me sienta tan mal.
Pero no había nada que en ese momento pudiera hacerme sentir mejor.
.- ¿Qué significa eso de las guardias?-preguntó James a mi lado, cuando ya volvíamos de la conversación que acabábamos de tener con mi supervisor, el señor Sullivan.
.- Pues significa que vamos a tener que trabajar las 72 horas que quedan para terminar la semana.-le expliqué, cansada.
.- ¿Sin dormir?-exclamó Black, escandalizado.
.- Dormimos pero, normalmente, no más de diez minutos seguidos.-le "tranquilizó" Gracie.- en realidad subsistimos a base de pociones.-le dijo, al ver que lo que le había dicho antes no había contribuido a que el moreno se tranquilizase.
.- No es lo mismo.- protestó él, infantilmente.
.- No, pero es lo que hay.-espeté yo, encogiéndome de hombros. Os juro que en ese momento no podía estar más frustrada…
.- Lo que hay es que tengo un hambre feroz.-intervino Potter, sin que viniera a cuento.
.- Haber desayunado.-dijo Gracie.- La hora de comer aún va a tardar en llegar.-comentó, mirando el reloj.
.- Pues no sé como voy a aguantar con el estómago vacío.-se quejó Potter, poniéndome ojos de cordero degollado.
.- ¿No has desayunado?-le preguntó Black, mirándome de reojo.
.- No, la señorita mata- aurores no me ha querido alimentar.-se quejó el muy imbécil.- Resulta que se ha dormido…
.-¡No me he dormido!-protesté apasionadamente. Y, como siempre, demasiado rápidamente como para que colara.- Lo que pasa es que ayer no pude dormir porque no me fiaba de que el depravado este me hiciera algo durante la noche.- cosa que es totalmente cierta. Aunque, tiene razón, me he dormido.
.- Si, como si pudiera.-soltó él. Ante la estupefacción general, añadió:- me cerró con, al menos, treinta hechizos en una habitación sin ventana y esta mañana ya creía que se había olvidado de mí.-se quejó, mirándome mal.
En realidad, si me he despertado ha sido porque él ha empezado a aporrear la pared y la puerta con los puños para poder salir. He tenido que vestirme rápidamente, tomar un café mal hecho y abrirle la puerta para irnos volando al hospital.
.- Voy a morir de inanición si no me dais algo de comer.-nos amenaza sin darse cuenta de que quizás me está dando ideas.- Ey, Lily, no pongas esa cara que me asustas…-exclamó de pronto.
Vale, soy demasiado predecible.
.- Podemos ir a la cafetería…-propuso Gracie, al ver que James y Sirius observaban las cajas que contenían la asquerosa comida de los enfermos.- No creo que un menú de estos os guste demasiado.-añadió, haciendo que Sirius se alejase de dichas cajas.
.- Está bien.-accedí yo. O mejor dicho, intenté acceder puesto que en dos segundos ya corríamos hacia la unidad de urgencias con nuestros nombres resonando por los pasillos, anunciadas por megafonía. De nuevo, siendo utilizada como "chica para todo".
.- ¿No podemos desayunar?-oí que preguntaba Potter con voz lastimera. Muy a mi pesar, sonreí ante la insistencia del chico.
.- Luego.-le contesté secamente.- Las obligaciones primero, Potter.-le contesté, sin dejarme ablandar.
Pero el "luego" tardó mucho en llegar. Enlazábamos de un paciente a otro, de camilla en camilla, atendiéndolos a todos. No paramos ni un segundo esa mañana. Hasta que las fuerzas flaquearon.
Todo pasó muy deprisa, o por lo menos, eso me pareció a mí. Tras una broma especialmente mala de Sirius, James empezó a reír descontroladamente. Eso fue lo que me inquietó. La broma no había tenido ni un poco de gracia, de estas bromas que, si las recuerdas es por lo malas que son. Pero él reía, o eso me pareció a mí. Al fin me di cuenta de que eso no era producto de la risa y el temblor que agitaba su espalda no era otra cosa que las convulsiones de un desmayo. De pronto James estaba tendido en el suelo mientras yo ordenaba a Sirius que le sujetase los pies en alto y a Gracie que fuese a por toallas mojadas. Y yo sujetaba la cabeza de James que, blanco como la cera, yacía inconsciente en el suelo.
En pocos segundos ya había vuelto en sí para nuestro alivio. Para cerciorarme de que estaba mejor, le pegué dos cachetadas en las mejillas, haciendo que gimiera de dolor.
.- ¿Pero qué haces?-se quejó, sulfurado.
.- ¡Prongs!-gritó Sirius, arrodillándose a su lado.-¡Tío! ¡Hermano, pensé que la diñabas!-exclamó, aliviado.- ¿Te encuentras bien?-le preguntó.
.- Un poco mareado.-contestó él, tratando de incorporarse.
.- No te muevas.-le dije yo, empujándole suavemente de nuevo hacia el suelo.- Te has desmayado.-le expliqué.- ¿Ves chispitas?-le pregunté, haciendo que el chico soltara una carcajada.
.- ¿Así es como diagnosticas las enfermedades, Lils?-me preguntó, con una sonrisa pillina.
Y yo, que soy tonta del culo, me sonrojé. ¡Os lo juro! Como una colegiala, me sonrojé ante el idiota de Potter y con todo, tengo que admitir que me encantó el modo en que pronunció mi nombre. Ya no sólo el mote, que me gusta mucho, sino el tono que usó. Y su sonrisa.
Tuve que sacudir la cabeza para quitarme esas ideas cursis y vomitivas de ella.
.- Creo que ya está mejor.-intervino Gracie, sacándome del apuro.- ¿Crees que puedes levantarte solo?-le preguntó.
Él asintió y Sirius se levantó del suelo para dejarle espacio para apoyarse. James parecía muy convencido pero yo, que debido a mi (a veces) débil organismo, ya había sufrido varios desmayos en mi vida (sobretodo en ciertos días del mes) no me separé demasiado de él. Y, tal y como imaginé, nada más levantarse trastabilló y parecía que ya iba a clavar los dientes en el suelo cuando le agarré por el brazo.
Sin embargo no pensé en el pequeño inconveniente de que él pesaba más que yo. Total, que, tras unos momentos de… digámoslo indecisión gravitatoria, acabamos los dos al suelo quedando yo debajo de él.
En cuanto me vi libre de su cuerpo, me levanté como un rayo, fingiendo quitarme un polvo de encima que realmente no tenía, tratando de evitar que alguien se percatara del color fuego que había adquirido mi piel. Mientras tanto, Sirius ayudó a James a mantenerse en pie y Gracie observaba mi cabeza para ver si el golpe me había hecho una brecha.
.- ¿Estáis bien?-preguntó Sirius una vez la tranquilidad volvió a reinar.
.- Sí.-contestamos los dos a la vez.
.- No, no lo estáis.-murmuró Gracie viendo como a mí me temblaban las piernas y como James se apoyaba disimuladamente en la pared para no perder el equilibrio de nuevo.- Será mejor que comáis ambos un poco y que descanséis unos minutos.-dijo, convencida.
.- No, Gracie, no hace falta. Si quieres, que Black se quede con Potter y tu y yo seguimos con el trabajo.-dije, haciendo ademán de caminar.
Pero entonces despertó la dominatrix que Gracie, la dulce Gracie, lleva dentro. Os juro que sólo le faltaba el látigo y el mono de cuero. Hasta Sirius se paró a escucharla. Nunca me la había tomado tan en serio como a partir de ese momento.
.- De eso nada, Lily.-espetó, señalándome con el dedo acusadoramente.- Ahora mismo harás lo que te digo porque sino… porque sino me voy a chivar al sanador Sullivan.-me amenazó.
.- No serás capaz…-murmuré, llena de miedo.
.- Si no obedeces, lo haré.-me amenazó de nuevo.
Tres minutos más tarde estábamos los dos sentados en mi despacho, comiendo unos bollos que nos había traído Gracie y delante de una taza humeante de té. En silencio.
¡Arg! En serio, no pude aguantarlo… y saqué tema.
.- ¿Te encuentras mejor?-le pregunté, haciendo que levantase los ojos de su taza semivacía. En su cara había una expresión extraña.
.- ¿Te has sonrojado?-me espetó, a lo que yo sólo atiné a decir: "¿Eing?"- Antes, cuando me he desmayado…-añadió.- Me ha parecido que te habías sonrojado…
.- Pues te ha parecido mal.-solté, en cuanto me vi capaz de cerrar la boca por la sorpresa.
.- Ah, bueno.-contestó él.- Pero… te has preocupado por mí, ¿a que sí?-me preguntó de nuevo, poniendo ojitos de niño ilusionado.
No fui capaz de disimular mi sonrisa pero negué enérgicamente con la cabeza.
.- Es normal que te desmayaras.-le expliqué, ladeando la cabeza.- Llevabas muchas horas sin comer y…
.- ¡Ajajá!-exclamó, con voz de feriante que acaba de descubrir que la mujer barbuda lleva, en realidad, un postizo.- ¡Con lo que admites que lo que me ha pasado ha sido por tu culpa!-dijo, señalándome con el dedo y levantándose de la silla. Enseguida se llevó la mano a la cabeza y murmuró:- Ahora sí que veo chispitas…
.- Venga, siéntate.- Le ordené suavemente, levantándome y conduciéndole hacia la camilla que había en mi consulta.- Voy a hacerte un reconocimiento.-le expliqué, haciendo que se tumbara.
.- ¿Para eso no hay que quitarse la ropa?-me preguntó.
.- Pues sí…-solté, haciendo que se le iluminara la mirada.- pero sólo tú.-añadí, con una sonrisa ladina.- No, no, en serio. Para esto no te hace falta quitártela.-le tranquilicé.
.- Vale.-dijo él, volviendo a tumbarse ya más tranquilo.
Ninguno de los dos habló mientras yo le examinaba. De todas formas, mucho mejor porque, no sé si habréis visto alguna vez un reconocimiento físico de medimagia. Supongo que no así que yo os lo explico.
Ya sabréis lo de pasar las manos por todo el cuerpo y todo eso, para saber si hay algún hueso roto… ¿no? Bueno, esa parte me la salté puesto que sabía perfectamente que no tenía ningún hueso roto ni nada. Lo que tenía que hacer se centraba más en la zona de la cabeza. Y vosotros diréis: Mejor, ¿no? Pues no, no es mejor porque, los magos todavía no hemos desarrollado ninguna de las tecnologías de diagnóstico muggles y hay que hacerlo todo a ojo desnudo… Sin estetoscopio ni nada de nada. Para no haber, no hay ni una simple trompetilla acústica con la que examinar. Nada de nada.
Tras las revisiones más superficiales hice que se incorporase y empecé a examinarle los ojos, separando bien sus párpados con mis dedos índice y pulgar y me acerqué para ver mejor si sus pupilas estaban dilatadas o no. Me separé rápidamente en cuanto me di cuenta de que su corazón palpitaba rápidamente.
.- ¿Ya?-preguntó, sentándose de golpe en la camilla.
.- Sí.-contesté yo, haciéndole espacio para que se pusiera en pie.- ¿Aún te sientes mareado?
.- No, ya no veo chispitas.-añadió, con un guiño burlón.
.- Entonces ya estas mejor…-convine yo, dando media vuelta.- Lo mejor será que comas algo más, luego ven a la sala de urgencias, estaremos allí, ¿vale?-le dije mientras cogía mi varita de encima de la mesa y tomaba un último sorbo de té.
.- No, no vale.-contestó él, repentinamente serio.
.- ¿El qué?-pregunté y, sorprendida, mientras me deshacía la coleta para volver a hacérmela de nuevo.
.- Que me rehuyas.-contestó, haciendo que yo levantase las cejas sorprendida.
.- No te rehuyo.-contesté, encogiéndome de hombros y reculando hacia la puerta.
.- Sí que lo haces.-repitió él, acercándome más a mí y haciendo que yo, al recular tanto, chocara contra la puerta y la cerrara.- Y sólo quiero decirte que no soy tan malo… he cambiado pero no me dejas demostrártelo.-siguió, impidiendo que yo pudiese hablar.- No seas tan borde conmigo, Lils.-me pidió.
Estuve paralizada unos segundos para asimilar todo eso mientras el perfume de James se inmiscuía en mi nariz impidiéndome pensar con claridad. Estaba tan cerca que podía casi rozar su nariz contra la mía sin tener que moverse demasiado. Y en ese momento acababa de apoyar las manos una a cada lado de mi cabeza, haciendo que tuviera que mirarle a la cara obligatoriamente.
.- No sé qué quieres que te diga…-murmuré, tímida. Ahora a la que le iba el corazón a mil por hora era a mí.
.- Pues no digas nada.-contestó él.
Acto seguido y cuando yo ya había abierto la boca para contestar, él movió la cabeza hacia mí, con los ojos cerrados y la boca entreabierta. A los pocos segundos nuestros labios se habían fundido en un profundo beso que hizo que me temblasen las piernas. Lo digo completamente en serio, nunca, en toda mi vida me habían dado un beso mejor que ese. Al notar que mis extremidades flaqueaban, moví los brazos y los crucé por detrás de su cuello, rodeándole suavemente. Él aprovechó mi movimiento para separar sus manos de la puerta y abrazarme con ellas la cintura, moviéndolas en círculos por toda la espalda.
Fue entonces cuando reaccioné. Bueno, tampoco me miréis así, como si fuese retrasada o algo… ¡Que os den un beso como ese, haber quién es la lista que reacciona!
Me separé de él y murmuré atropelladamente un "Nos vemos luego" que no sé si llegó a entender del todo. Él también parecía bastante desconcertado pero no me paré a mirarle demasiado y abrí la puerta de mi consulta para salir al pasillo. Una vez allí, tuve la libertad de apoyarme en la puerta y soltar un suspiro extasiado.
¡Por Merlín, qué besazo!
Fin del chapi!
Hola a todos/as!
Gracias por haber sabido esperar (qué remedio, jeje) pero ya veis que ando liadilla… Estoy a pocos días de la selectividad y mis padres tienen el radar activado así que no puedo acercarme al ordenador a menos de diez metros… En fin, qué dura es la vida del estudiante, ¿no?
Bueno, espero que os haya gustado y, si ha habido suerte, que os haya hecho reír!
Nos vemos después de la Sele! (si sigo viva, claro!)
Bye!
AnnaTB
