Disclaimer: nada de lo que podáis reconocer es mío.

¡Hola a todas! ¿Cómo estáis? Yo estoy oficialmente de vacaciones, por fin. Supongo que como la mayoría pero es que casi ni me lo creo. En fin, que ya era hora.

Dar las gracias a todos aquellos que me han dejado un review. A los que firmáis creo haberos contestado a todos, a los que no, os doy las gracias des de aquí. Un beso.

Capítulo seis: Adiós…

Vale que tuviera que aguantarle en Hogwarts. También acepto tener que soportarle ahora porque, más que nada, ya me he hecho a la idea. Pero lo que no puedo tolerar es que ahora tenga que estar todo el día con él. Ab-so-lu-ta-men-te todo el día.

Después de ese besazo hablé con Gracie y se lo conté todo. Lo del armario de las pociones, lo bien que me lo había pasado en mi apartamento ese día que vino y, por último, el beso en mi despacho.

.- Pues dale una oportunidad, ¡no seas tonta!-me animó, con una sonrisa.

.- No.-contesté yo, inflexible.- Ya me lo conozco, sé como trata a las mujeres y no voy a permitir que haga lo mismo conmigo.

.- La gente cambia, Lily.-me dijo ella, encogiéndose de hombros.- Y tú dirás lo que quieras pero des de que llegó aquí, no le he visto ligar con nadie.-dijo.- Es más, la zorra de Amber, ya sabes, la de pediatría; le estuvo tirando los tejos descaradamente y él ni se inmutó.-me contó, susurrando crípticamente.

Tras lo cuál me quedé agradablemente sorprendida.

.- No me lo creo.-contesté, a pesar de todo.

.- Tú misma.-contestó ella, encogiéndose de hombros.- Yo lo he oído en la cafetería esta mañana cuando he ido a por vuestro desayuno.-me explicó.- La camarera se lo estaba contando a Julie y ya sabes que los rumores que se oyen por allí son siempre ciertos.

Ahora ya sí que me lo creí. En realidad, de lo que seguro que puedes fiarte en éste hospital, es de los rumores que oigas en la cafetería. Sea lo que sea, si te lo cuentan allí, puedes estar segura de que es cierto. Además de que, mientras Gracie me estaba contando eso, Amber pasó por nuestro lado mandándome una mirada asesina en el proceso.

Sin embargo, no iba a creer lo que James sentía por mí sólo por que hubiera rechazado a Amber. Aunque nadie había rechazado jamás a Amber y casi podría decirse que la sala de curas número 22 era prácticamente su picadero oficial. Después tenía otros sitios reservados que iban des del armario de mantenimiento hasta los baños de las distintas plantas. Ahora que lo pienso, es cierto que Amber era una verdadera zorra.

.- Venga Lily…-insistió Gracie, sacándome de mis cavilaciones- No me vas a negar que es atractivo.-comentó.- Y me he fijado en que antes te has sonrojado cuando él te ha llamado Lils.

Vale, allí me había pillado de lleno.

.- Bueno, ya veremos.-claudiqué, derrotada. ¿Os podéis creer que no encontré ni una razón para pensar que Gracie estaba equivocada?

.- Oye…-empezó ella.- Te quería preguntar una cosa: ¿Sirius tiene novia?

.- Pues posiblemente debe de tener unas quinientas…-mascullé, mirando a Gracie con los ojos entrecerrados.

.- ¿Qué?-se escandalizó ella.

.- ¿Te gusta?-inquirí yo, con preocupación.

.- Nah…-contestó ella, sin convencerme en absoluto.- ¿Tiene o no tiene novia?-volvió a preguntar.

.- Que yo sepa no… pero, Gracie, ten cuidado con este porque es un casanova.-le avisé.- es muy posible que no vuelvas a saber de él una vez haya conseguido lo que quiera de ti.-le dije, sin tapujos.

.- No me gusta, Lily…-insistió, a pesar de que no me creo una palabra.

.- Bueno, bueno… De todas formas, ten cuidado, ¿sí?- le dije, sin creérmelo.

.- Que sí, mamá, tendré cuidado…-contestó ella, mirándome como si fuera un ser de lo más cansino.

.- Oye…-me quejé.- No me llames mamá… y no te escapes, ¡aún no he terminado contigo, jovencita!

Por Merlín, ¿la llamé jovencita? ¿En qué me estoy convirtiendo? ¡Mierda, soy Petunia!

Oh, no, no, no… No, corrijo, Petunia no ha tenido en su vida una experiencia así. Estoy segura que Vernon La Foca jamás le ha dado un besazo como el que me dio James a mí. Jamás.

.- Lily.- me dice una voz que empiezo a oír demasiado en mi vida.- El señor Sullivan dice que vayamos los tres a su despacho.- ¿el señor Sullivan? No lo entiendo…¿he hecho algo mal?-Lils…¿me oyes?

.- ¿Ah? Sí, sí, te oigo.-le contesté, un poco abstraída.

.- Pues no lo parece, estás yendo hacia la dirección contraria…-me avisó, cogiéndome del brazo suavemente.- Ey…¿estás bien?

.- Sí, sí… Mejor vámonos, venga.- dije, dando media vuelta, sin darme cuenta de que su mano seguía cogiendo mi brazo.

O igual sí que me di cuenta. Lo que pasa es que estaba sintiendo una sensación muy cálida, era realmente agradable, era de lo más natural. En serio, en cuanto me tocó lo noté, no había presión alguna en sus movimientos y además era como si lo hubiese hecho toda la vida. Sabía como llevarme y, por unos minutos, me dejé llevar.

.- Buenas tardes señor Sullivan, ¿quería algo?-le pregunté, tras unos momentos en los que desconecté del mundo.

.- Señorita Evans, lamento el hecho de que tenga usted que hacer esta semana guardia.-me dijo a lo que yo asentí comprensiva.- Supongo que sabe que es algo que no puedo evitar.-añadió, antes de que yo pudiera pedírselo cono ojos de corderito.

.- Supongo que sí.-contesté yo, resignada y bastante irónica.

.- Pero no la he hecho venir para esto…-dijo, obviando deliberadamente mi sarcástico comentario.- La realidad es que me han ofrecido un puesto para ir a un hospital de Bulgaria y ahora mi puesto quedará vacante.-anunció.

Tardé unos segundos en entender lo que estaba sucediendo. El señor Sullivan se iba, se marchaba a otro hospital y, entonces, su puesto de trabajo iba a quedar vacío. Él dejaría de ser mi supervisor y pondrían a otra persona en su lugar.

.- ¿Piensa irse?-pregunté, apenada. Supongo que mi pregunta sonó bastante suplicante porque el señor Sullivan levantó la vista sorprendido y noté de nuevo la calidez de James rodeando mi brazo.

.- Sí, eso pensaba hacer.-contestó él, pacientemente.- Pero no se preocupe, eso van a ser buenas noticias para usted. He decidido que está preparada para emanciparse.-anunció.

¡¿Qué! ¿Emanciparme? No puede ser… es decir, ¿ahora? ¿ya? Es que no me lo creo, es imposible. No llevo tanto tiempo con las prácticas. Hay gente que, incluso con dos años de prácticas siguen teniendo supervisor.

Bueno, mejor os explico qué es esto de la "emancipación" en el mundo de la medicina mágica aunque eso sea algo que podáis deducir perfectamente solitos. Resulta que, como ya sabéis, el señor Sullivan era mi supervisor. Eso significaba que seguía mis progresos muy de cerca y que, sobretodo en los primeros días, estaba prácticamente pegado a mis talones para evitar que cometiera alguna desgracia. Eso, por supuesto, nunca me lo dijo directamente, pero detecté un par de sistemas de control que había impuesto para poder controlar mis posibles fallos. Luego me enteré que eso era un procedimiento habitual en todos los sanadores pero pronto me di cuenta de que el señor Sullivan no me controlaba tanto. Lo que sí hacía era tener copias de todos los historiales de los pacientes que yo llevaba para darme algún que otro consejo.

Y ahora, mi emancipación significaba que ya podía ir por mi cuenta. Ya era una medimaga con todas las de la ley, ya podría decir con seguridad que era la Sanadora Evans y no la Sanadora-en-prácticas Evans. Y después de que mi cerebro procesara la información, noté como me fallaban las piernas y tuve que tomar asiento.

.- ¿Está usted seguro de lo que está diciendo?-le pregunté, temblorosa.

.- Oh, por supuesto, Bulgaria me han dicho que es un país precioso y además se ve que en ese hospital realmente necesitan ayuda.-contestó Sullivan sin percatarse de que mi inseguridad no era precisamente la de dónde se fuese él.

.- Ya, eso dicen.-contesté yo.- Lo que me preocupa es eso de la emancipación.-le aclaré.

.- Ah.-dijo él, cayendo en la cuenta.- Bueno, los otros medimagos me han pasado excelentes informes sobre ti y, teniendo en cuenta que has podido hacerte cargo de dos aurores sin que ninguna desgracia ocurriese en San Mungo, yo creo que estás más que capacitada, Lily.- me soltó, llamándome por mi nombre por primera vez en todo el tiempo que estuve bajo su cargo.

.- ¿Y en qué unidad me van a mandar?-pregunté, aún sin creérmelo demasiado y rezando interiormente a que no fuese a enfermedades extrañas.

.- Pues de momento no lo tengo muy claro… ¿Tú tienes alguna preferencia?-me preguntó.

.- Bueno, en realidad aún no. Lo que sí me gustaría es que no tuviera más pacientes de esos que no se sabe ni qué hacer con ellos.-dije, sin encontrar otra forma de expresarme.- Quiero decir que preferiría que no fuese a la sección de enfermedades extrañas, si puede ser.-añadí, dándome cuenta de que lo que había dicho antes no había sonado demasiado bien.

.- Haré lo que pueda.- me dijo, mirándome con suspicacia.- ¿Le parecería bien la sección de urgencias?-me propuso.

¿Urgencias? Bueno, des de luego es una sección bastante escabrosa pero las veces que he tenido que ir allí me las he apañado bastante bien… Creo que urgencias estaría bien.

.- Por lo que me ha dicho la jefa de enfermeras, la señora Úrsula Hummerman, se ve que usted se mueve muy bien por esa zona.-añadió, mientras yo me lo pensaba.- y tengo informes que lo prueban.- volvió a decir, al ver que yo no contestaba.- Como por ejemplo, su rápida actuación cuando vino esa muchachita inconsciente que se había hecho un sortilegio desgrasador.-comentó.- Se las arregló perfectamente usted sola porque, según me dijo su amiga Gracie, ella estaba indispuesta.-añadió, con un guiño.

A veces me pregunto cómo lo llega a saber todo este hombre… Es decir, es normal que esté al corriente de algún que otro paciente mío puesto que es (o era) mi supervisor; pero no que lo esté de detalles que sólo podemos saber los que estábamos allí. Si dice que Gracie le dijo que estaba indispuesta, le creo porque es algo que Gracie haría… Pero, el guiño que me ha hecho indica que sabe que no es que Gracie estuviese indispuesta sino que no pudo soportar la visión del cuerpo esquelético de su amiga. Además de que mandé a ese par de "aurores" a paseo por temor a que se me desmayaran también…

Un escalofrío me recorre la espina dorsal al pensar que puede saberlo todo. Y cuando digo todo, me refiero a todo. Besos en mi consulta, incluidos.

.- Disculpe.-dijo Sirius, interrumpiendo mi periodo de meditación.- ¿Por qué nos ha llamado a James y a mí?-preguntó.

Cierto. Para decir eso, no hacía falta que vinieran estos dos y el señor Sullivan no es de los que hablan por que sí. Y, aunque bien podría ser que no se fiase de que estuvieran "sueltos" por el hospital pero creo que Gracie podría controlarlos bastante bien…

.- Ah, es que esto significa que ya pueden marcharse ustedes dos.-anunció.

.- ¿Nos vamos ya a la academia de aurores?-preguntó Sirius de nuevo porque James parecía haber perdido la lengua.

.- Exacto, en cuanto se acabe la jornada, podrán marcharse.- dijo, empezando a recoger unos papeles de encima de su mesa. Eso, en el idioma gestual del señor Sullivan, significaba que ya podíamos irnos.

.- Bueno pues, encantado de haber trabajado con usted, señor Sullivan.-dijo Sirius, tendiéndole la mano con su educación de niño bien. James se apresuró a imitarle y pronto salimos del despacho del señor Sullivan y nos quedamos fuera, delante de la puerta.

.- ¿Y ahora qué?-preguntó James, con los hombros caídos.

.- Deberíais estar contentos…-les dije, tratando de animarle, no sé porqué.- Ahora volveréis a trabajar en lo vuestro.

.- Ya, pero… Bueno, os dejo, voy a ver a Gracie.-dijo Sirius, largándose muy poco disimuladamente y dejándonos solos a James y a mí.

De repente sonó un timbre que señalaba nuestra hora libre. Durante los días en que teníamos que hacer guardia, había descansos en los que podíamos salir a pasear fuera, en el jardín del hospital, o dar una vuelta por el mundo muggle, para despejarnos. También podíamos echarnos un ratito para dormir pero, por regla general, el timbre de los descansos convertía los pasillos del hospital en una desbandada general en la que todos aquellos que tenían descanso, aprovechaban para salir fuera. El peligro de quedarte dentro era que, si te encontraban, tu hora libre se había terminado porque los enfermos no entienden de horas libres.

Así que, sin previo aviso, cogí a James de la manga del uniforme y tiré de él hasta llegar a los jardines del hospital. No por nada, simplemente pasaba de perder mi hora libre atendiendo a padres histéricos por que su hijo les había cogido la varita "sin querer" y ahora los niños llevaban las extremidades cambiadas de sitio.

.- Tranquila, fiera.-me paró, cuando llegamos a las puertas de los jardines.

.- Ahora ya sí.-contesté yo, recuperando el aliento y vigilando que nadie nos hubiera seguido.

.- Claro, ahora que me voy estarás más descansada, ¿no?-dijo él, con tono herido.

.- ¿Qué? No, no, para nada, si yo lo decía por…

.- Es igual, Lily, déjalo.-me cortó, ofendido.

¡Y no va el tío y se pone a pasear enfurruñado! Yo le seguí, empezando a mosquearme porque no me dejaba explicarme pero él era más rápido.

.- ¡James!-le llamé, para que aflojase la marcha.

.- ¿Qué?-me espetó.- Lo que quieres es que me vaya, ¿no?-soltó, dejándome entre la espada y la pared.

Porque… ¿cómo decirle que no le quería a mi lado pero que no quería que se marchase?

.- ¿He dicho yo eso, acaso?-le solté, cogiéndole del brazo y haciendo que parase en su frenético paseo por el jardín.

.- Entonces… ¿no quieres que me vaya?- Gaaaaaaaaaah, ¿por qué le gustarán tanto los extremos?

Por fortuna, no tuve que contestar a esa pregunta porque Sirius y Gracie llegaron, también corriendo. Es lo que solíamos hacer ella y yo; en los momentos en que teníamos una hora de descanso, el plan era salir corriendo hacia los jardines del hospital para evitar ser explotadas vilmente por pacientes histéricos.

.- ¡Úrsula ha estado a punto de pillarnos!- exclamó ella, con las mejillas coloradas y los labios hinchados.

.- ¿Haciendo qué?-preguntó James, con una ceja alzada insinuantemente.

Yo estaba a punto de decirle a James que tenía una mente enfermiza y que Gracie no haría tal cosa cuando me fijé en que Sirius tenía también las mejillas rojas y los labios hinchados. Y que ambos, tras el comentario de James, habían incrementado su color en la cara.

.- Nada que te importe.- soltó Sirius, demasiado bruscamente y, sobretodo demasiado rápidamente como para que ni James ni yo nos lo creamos.

.- Ya…-dijo James, sin creerse una palabra y mirando socarrón a la pareja que, a pesar de haber dejado de correr, seguían cogidos de la mano.

.- ¿Vamos a tomar algo?-propuso Gracie, dejando la mano de Sirius y cogiéndome del brazo.

Entonces Gracie me arrastró durante unos metros, mientras James y Sirius nos seguían des de un poco atrás. Podía oír como ellos cuchicheaban pero cada vez que me daba la vuelta para mirar lo que estaban haciendo (una no puede descuidar jamás sus espaldas si tiene a semejantes energúmenos detrás) se callaban súbitamente y simulaban mirar el paisaje.

.- Tenías razón.-murmuró Gracie a mi oído, haciendo que yo le prestara atención.

.- ¿En qué?-pregunté sorprendida, mirándola. Estaba medio sonrojada y tenía una sonrisa tímida que no presagiaba nada bueno.

.- El armario de las pociones… es un buen sitio para besarse.-concluyó, enrojeciendo aún más y haciendo que yo también me pusiera colorada.

.- ¡Yo nunca he dicho eso!-grité, sintiendo calores por todo mi cuerpo.

.- Ah, pero seguro que lo has pensado.-me contestó ella, guiñándome un ojo.

Di media vuelta, roja y algo avergonzada, para comprobar que ni James ni Sirius nos habían oído. Y… ¿adivináis qué? Ambos nos miraban a Gracie y a mí con sendas sonrisas pícaras que indicaban que, de nuevo, mi suerte había vuelto a fallar.

¿Tenían que estar escuchando precisamente ahora?

Tachán!

Bueeeeeeeeeno, ya sé que he tardado un montón de tiempo, lo sé.

Pero, ¿os ha gustado? Venga, dejadme un review y me lo comentáis eh! Que sé q muchas estáis ya de vacaciones y no tenéis nada más que hacer!

Bye!

AnnaTB

PD: Este es ya el penúltimo chapi. Supongo que os acordaréis ( y si no os acordáis, da igual) de q en el primer chapi anuncié q duraría unos cinco. Pues, como habréis notado, han acabado siendo 7. Pronto tendréis el último chapi pero si lo que queréis es animarme de verdad, MANDADME REVIEWS!

Un Beso enorme!