3
Disclaimer: Saiyuki y sus personajes son propiedad de Kazuya Minekura, yo sólo espero que me los deje para mis paranoias y que éstas gusten al personal n.n
La tarde se presentaba nubosa. De nuevo los cielos presagiaban la fatalidad. ¿Qué no podía llevarse dos semanitas sin llover? Tan sólo eso! Pero no; y lo peor era que hasta el próximo pueblo había al menos dos días y eso forzando al Jeep día y noche, así como a su conductor. Pero al menos habían descansado una noche en una cama blandita –algunos más que otros- y en 24 h no habían sufrido el ataque de ningún yokâi; algo cuando menos reseñable.
Otra cosa extraña era que en las pasadas 2 h y media Gokû no se había quejado de hambre, empezaban a preguntarse si estaba bien. El caso era que aún conservaba una de las cajas de bolitas de pulpo q misteriosamente el gran Genjyo Sanzô Hôshi se había ofrecido a comprar de la manera más desinteresada. Así que el pequeño monito disfrutaba de aquel especial e importante manjar.
-hnnn.. vaya día más malo para salir de viaje! – se quejaba el pequeño - ne? Sanzô! por qué no nos pudimos quedar en la pensión un par de días más? La India no se va a mover de donde está! Y va a llover! Y nos vamos a mojar! Y tendré hambre! Y tendremos que dormir en una cueva y...
-Kono Baka Saru! (serás mono tonto!) – antes de que pudiera seguir quejándose, el enorme harisen del rubio se estrelló, repetidas veces, en la cabeza del que se quejaba.
-Itatatatatatatatai Itai yo! (Itai doler ay) Sanzô! – se quejó sobándose la cabeza.
-Urusai! Baka Saru! – refunfuñó volviendo a sentarse.
-Oi Gokû, sabes que en estos casos es mejor callarse. – el pequeño no le contestó puso una mueca de puchero y siguió saboreando las bolitas que tenía, a lo que el pelirrojo no pudo resistirse - Oi, oi! Saru, dame alguna!
-Sí, hombre! Que dices! Estas son mías me las compró Sanzô y pienso estirarlas para que duren mucho! Y no te voy a dar ninguna! Kappa salido!
Ante su negativa, el otro intentó cogerlas por la fuerza, y comenzaron la consabida pelea de todos los días en la que Sanzô terminaba disparando y Hakkai tratando de calmarlos. Mas esta vez, el ojiverde no parecía estar por la labor, se mantenía concentrado mirando a la carretera, senda, camino de cabras... lo que quiera que fuera por donde circulaba el jeep; para hacernos una idea era una explanada un tanto árida, de unos 20 metros de ancho en la que a un lado había bosque frondoso y al otro un señor barranco.
"Ya estamos otra vez, día tras día si no pelean entre ellos no están tranquilos, estoy cansado, me duele la cabeza y Hakuryu no está mucho mejor, no podrían pensar un poquito en los demás? Se creen que voy a estar siempre mediando entre ellos?"
-Oi, Hakkai! – la voz del pelirrojo lo sacó de sus pensamientos - Que te pasa hoy? Está muy callado!
-Si normalmente trata de hacernos callar...
-Urusenne wo (callaos de una vez) 1! – ordenó el monje- creéis que no tiene nada mejor que hacer que cuidar de vosotros!
-Jajajajajaja! Maa.. maa... (vamos, vamos) no pasa nada, estaba distraído. Gomen nasai (lo siento mucho) – dijo mirando para los dos ocupantes de atrás a través del espejo retrovisor. Vio a lo lejos un reflejo, algo que captó su atención, no tuvo casi tiempo de percibir el objeto - Gojyô, Gokû, HARENAI! (cuidado, peligro) – gritó a la vez que empujaba al copiloto hacia abajo, ante lo cual todos reaccionaron de la misma manera. Al hacerlo una flecha –el objeto que había visto- se clavó en su hombro lo que hizo que perdiera el control del vehículo, frenando a tiempo de evitar caer por el barranco.
-Kuso! – despotricó el rubio - esbirros de Gyumao!
-Hakkai, Estás bien? – preguntó preocupado el ojidorado.
-Hai! No pasa nada – respondió el aludido.
-Teme! – maldijo el chico de ojos carmín - sal de donde quiera que estés!
De repente de entre las sombras del bosque, un grupo de demonios hizo su aparición, uno de ellos portaba un arco y unas flechas muy rudimentarios, antes de que pudiese siquiera abrir la boca para hablar su cuerpo se partió en tres pedazos. La cadena con la hoja cortante en media luna, regresó a su arma.
-Nadie hiere a uno de mis amigos y vive para contarlo – dijo Gojyô
El grupo de asaltantes, a falta de asustarse, se enfurecieron y se lanzaron al ataque.
-Bien por fin un poco de diversión... NYOI-BOU! – dijo Gokû en posición de ataque invocando su "vara mágica"
-Ay... supongo que como de costumbre no podemos arreglar las cosas hablando, verdad? – dijo mientras se arrancaba la flecha- bien, empecemos pues.
El eco de un trueno dio comienzo a la batalla, Sanzô estático como siempre disparaba su pistola con una puntería increíble; Gojyô lanzaba su cadena y usaba la pala del otro lado para rebanar a los que estaban mas cerca; el mono se servía de su fuerza y de su bastón para acabar con sus enemigos y Hakkai ayudado por Hakuryu usaba su chi y sus artes marciales.
Todo iba bien. Como de costumbre, aunque les superaban en número, eran capaces de controlar la situación; es verdad que habían conseguido separarles y que ahora casi no podían verse unos a otros pero eso no debía suponer un problema.
Gokû usando su bastón saltó sobre dos oponentes muy pesados, cada vez que los noqueaba se empeñaban en levantarse, así que una vez se desmarcó de ellos con un golpe de su bastón los hizo desaparecer.
- Achú! Ay... pillaremos una pulmonía – dijo tratando de secarse los regueros de lluvia que corrían por su cara.
Por su parte, Sanzô había acabado con su cupo, una montaña de cadáveres apilados lo demostraban. Se sentó en su base y se encendió un cigarrillo, se lo había merecido.
- Eso es porque peleas a la intemperie. – las ramas de los árboles le protegían del frío líquido.
Gojyô, sin ninguna dificultad, asestaba los últimos cortes a sus rivales con una sonrisa de satisfacción.
- Ja! Ilusos! Creíais que podríais con nosotros? Jejeje Baka!
Vio que los otros dos ya habían terminado, el pequeño se hallaba en la rama de un árbol cercano a donde estaba el rubio, escurriendo su ropa; curiosamente aún le quedaban bolitas y no tardó en volver a coger bocado; pero no encontró a Hakkai por ningún lado. Miró a un lado y a otro pero al parecer se habían alejado mucho de él, eso no era bueno, su amigo no se encontraba en plena forma ese día, debía encontrarlo y ver cómo le iban las cosas.
-.-.-.-.-.-.-.-
En el castillo de Houtou, en la sala de resurrección de Gyumao, la Sra. Koushu observaba una carpeta con la información de los avances del experimento, que no eran muchos. Estaba bastante molesta por esos datos pero, por suerte, un sirviente venía a entregarle el informe sobre el asesino enviado para acabar con su principal molestia, el grupo de Sanzô.
-Veamos... Sanguinario asesino sin escrúpulos, sin problemas en el combate cuerpo a cuerpo, aunque prefiere los ataques a traición. "Me gusta este tipo..." así que posee una fuerza comparable a la de 40 guardias, se puede mover a grandes velocidades y teletransportarse; además, es capaz de controlar mentalmente a otros seres. "Sí, puede que éste el yôkai que necesitamos para exterminar a nuestra plaga personal." MWAHAHAHAHAHAHA!
-.-.-.-.-.-.-.-
En el barranco donde estaban Hakkai y Hakuryu, el dragoncito cayó exhausto al suelo enfangado, su dueño se arrodilló a su lado.
-Lo has hecho muy bien Hakuryu – lo acurrucó en sus brazos acariciando su cabecita - gracias por ayudarme. No podía llover en otro momento, no? – suspiró.
-Vaya! – resonó entre los árboles – Debo felicitarte. No creí que tú sólo en tu estado, pudieras acabar con tantos compañeros míos en tan poco tiempo... – de detrás de un árbol apareció un joven yôkai de pelo azul-plateado, vestido con unos vaqueros, una camiseta negra, una camisa vaquera abierta y unos tenis negros. Con una sonrisa malvada en su rostro y una gran katana en su mano derecha. – Claro que has tenido la ayuda de tu pequeño amigo. – Sonrió divertido al ver como el otro trataba de proteger al dragón. "Iluso! Voy a por ti, no a por él" – Lástima que no pueda ayudarte ahora... MUERE! – se lanzó al ataque blandiendo la katana cortando la lluvia al pasar.
A duras penas Hakkai podía esquivar los ataques con el animalito en sus brazos. Consiguió ponerlo a salvo, tras unos arbustos, para poder defenderse y atacar a sus anchas. Su enemigo era rápido, cuando conseguía concentrar su chi en un punto el tipo escapaba, para reaparecer delante de él con el tiempo justo de esquivar cualquier golpe mortal. Pero sus fuerzas flaqueaban. Tenía varias heridas abiertas sangrando, su técnica chi había agotado su energía vital, se sentía pesado y adormilado, estaba helado ya casi no sentía los pies del frío, como esto siguiera así el sólo no podría con ese demonio. ¿Dónde estaban los otros¿Habrían corrido la misma suerte que él y por eso no acudían¿o quizás se habían separado tanto que no sabrían ni donde buscarle?
En seguida se percato de que se había quedado solo, pero no sólo con respecto a sus amigos. Su enemigo tampoco daba señales de vida, y sabía que sí seguía vivo, pues no había conseguido acertar ni una sola vez, por el contrario el otro había hecho blanco muchas veces.
Se vio a sí mismo arrinconado en el barranco, en su estado no era el mejor lugar para estar.
- Será mejor que salga de aquí... jejeje... – se rió de si mismo con desgana, no era una situación para reírse, pero se sentía patético. En todo el tiempo que llevaban de viaje nunca se había visto con estos problemas. – Iré a por Hakuryu y buscaré a los demás antes de que vuelva... quienquiera que sea... Si es que no me está espiando. Patético... jejeje. Y lo peor es q estoy hablando solo.
Empezó a caminar lentamente en dirección al bosque en el que había dejado al dragoncito, mirando en todas direcciones desconfiado de que su atacante se hubiera marchado ya. No podía ser tan fácil.
Oyó una voz que le llamaba. Era Gojyô, seguro; y estaba cerca. Al menos sabía que no había ido a por su amigo, pero aún quedaba saber dónde estaban los otros dos.
La cara del pelirrojo era de puro alivio. Ya se sentía bastante mal por haberle 'abandonado' la noche anterior y por no haberse mantenido a su lado durante la pelea, si algo le pasara no se lo perdonaría. El moreno sonrió al verle aparecer cosa que el otro no tardó en imitar, su amistad era bien sólida, no hacía falta hablar para que supieran que confiaban uno en el otro y que siempre se apoyarían.
-SHINE! (MUERE) – sonó la siniestra y conocida voz de su enemigo.
Ante Hakkai apareció el esbirro de Gyokumen Koushu, antes de que pudiera entender que ocurría, éste le arrojó por el precipicio ante la atónita mirada de Gojyô, y desapareció mirando para éste último con una pérfida sonrisa en los labios.
-HAKKAI! –gritó mientras corría hacia el barranco.
-.-.-.-.-.-.-.-
En otra parte del bosque el monje y el mono escucharon el grito, se miraron mutuamente estupefactos y salieron corriendo en la dirección en la que hacía un rato se había marchado Gojyô.
1 No estoy muy segura de si se escribe así, pero cuando lo dicen en los subtítulos siempre aparece traducido como "cállate/callaos de una vez" y bueno, yo lo he escrito como me sonó. Si alguien sabe como se escribe en realidad o si está bien escrito...
Y hasta aquí el 3er capi. Otro cortito... más llevadero...no? en fin, en cualquier caso, la inspiración no da para más.
Nah! El cuarto está empezado y mañana lo continuaré... eso espero, al menos hasta el prox examen tengo casi un mes y asi no me veo tan agobiada.
Bueno, pues solo esto, tratare de actualizar en cuanto esté el cuarto. Espero que guste. Comentarios, quejas, amenazas de muerte... en Review o Correo-e
JA NEE!
