DISCLAIMER: el consabido disclaimer... Saiyuki no me pertenece, de hecho, ningún anime es de mi propiedad; xq habrá que decirlo, como si la gente no lo supiera! ù..u

4

Sintió que su cuerpo caía como una piedra, era como si no estuviera dentro. Dicen que cuando vas a morir ves pasar tu vida delante de ti en diapositivas; él no conseguía ver más que el barranco, el lejano suelo, sentir el frío del ambiente, la lluvia que aún caía con fuerza... Desesperante. No tenía ningun recuerdo, quizás? Sin embargo,a continuación, por su mente desfilaron un sin fin de escenas macabras, sangre, muerte, destrucción... acaso su vida siempre había sido así? No, antes de eso el vivía con Kanan. La vio sonriendo, cuando eran felices en su casa; vio a los niños de su colegio y se vio jugando con ellos, tenía buenos recuerdos de antes de volverse yôkai. Pero si lo pensaba bien también tenía buenos recuerdos posteriores a ese hecho. A su mente acudieron la inocencia de Gokû y sus ganas de comer, lo mucho que le gustaban sus comidas; la amistad de Gojyô y sus ansias de protegerle siempre, así como sus piques con Sanzô; los repetidos enfados de éste, el respeto mutuo que se profesaban y la confianza queel rubiotenía en él. No quería morir. Aún le quedaban muchas cosas por hacer. No podía ser el fin.

-"No...no puede ser...¿es... el fin?..." -pensó desolado.

-HAKKAI! –el pelirrojo invocó su Shakujyo (el arma de Gojyô) lanzando la cadena con la media luna para alcanzar a su amigo.

Hakkai abrió los ojos desmesuradamente; se había olvidado de que estaba allí. Entonces, aún había una esperanza; como siempre que estaban juntos, todo podía ser. Vio la media luna acercarse, estaba cerca, casi podía rozarla. Pero la cadena llegó a su tope. Sólo alcanzó a rozarla con la yema de los dedos, mientras su cuerpo seguía su camino hacia el fondo a toda velocidad; sin embargo se sentía feliz, no podía culpar al otro. Había hecho todo lo posible y eso para el moreno era lo más importante.

En una última mirada antes de perderse de vista trató de sonreírle al otro, su forma de agradecer su preocupación. El pelirrojo gritaba de rabia al ver que no había llegado a tiempo. No pudo más que gritar y golpear el suelo al tiempo que traicioneras lágrimas furtivas, camufladas con las gotas de lluvia, escapaban de sus ojos. Le vio sonreír, esto le hizo sentir peor. Le había fallado. Hakkai siempre estaba ahí, pero el tenía la costumbre de desaparecer en cuanto las hormonas se le revenían. Ahora jamás podría compensarle.

En ese momento Sanzô y Gokû llegaban para ver la desoladora escena.

-Go... Gojyô! –el moreno fue el primero en acercarse- Dónde...? Qué ha...? Dónde esta Hakkai? –el aludido permanecía en silencio; estaba al borde del precipicio de rodillas; arma en mano, cadena colgando; y aún llorando.– Gojyô!

-Gokû. –llamó serenamente desde detrás el rubio. Cerró los ojos y negó con la cabeza.

Era joven pero no tonto, entendía lo que el monje le quería decir pero no podía creerlo. No era posible. Simplemente Hakkai no podía estar muerto. Estaba seguro que de un momento a otro escucharía alguna risotada del otro pidiéndoles que le echaran una mano. Pero la tan esperada voz no llegaba. Se encaramó al borde tratando de obtener algún indicio de vida. Pero todo estaba silencioso y tranquilo, un abismo insondable era lo único que se alcanzaba a ver seguido de un manto de arboleda. Sólo oía el silbido del viento y chasquido de las dichosas gotas de lluvia en el suelo. Empezaba a entender porque eran tan desesperantes estos días para sus dos compañeros de viaje. De por sí la lluvia incitaba a la tristeza.

Se dejó caer de rodillas en el suelo, sollozando, al lado del otro que tenía el rostro elevado mirando al cielo, quizás en un intento de borrar las penas, aunque no parecía funcionar.

Sanzô no dijo nada, se sentía tan abatido como los otros, si no más. Para el Hakkai era el único del grupo que le entendía y que siempre trataba de evitarle enfados innecesarios, y derramamientos de sangre con los otros dos. Sabía de sobras que para Gokû era como su hermano mayor, a parte de ser un excelente cocinero, cosa que para el pequeño era 'superimportante'. Y para Gojyô, el mejor amigo que había tenido. El único, de hecho. La única persona en la que confiar.

Un pequeño 'kyuuu' le sacó de sus pensamientos. Vio al pequeño dragoncito salir de los matorrales arrastrándose. Se acercó al animalito y lo tomó en brazos lo que pareció dolerle, pues se quejó levemente. Viéndole en sus brazos no pudo evitar recordar a su dueño, pues esa criaturita estaba siempre con el. Cerró los ojos en un impulso por controlar las lágrimas. Dio gracias por que los otros dos estuvieran en sus asuntos y no se percataran de este hecho; él era el duro e insensible Genjyo Sanzô Hôshi. Frío como el hielo. No sentía nada por nadie. Y menos por sus amigos... Sí, este pensamiento es una contradicción, el simple hecho de considerarlos sus amigos dejaba más que claro que sí sentía. Mas contradictorio o no, jamás lo reconocería, ni siquiera para sí mismo.

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En el castillo de Houtou, la maquiavélica risa de la Reina de los Demonios resonaba por todos los corredores. Había recibido la buena noticia de mano de su oficial; porque era algo bueno, si no, éste habría elegido a algún pobre incauto para comunicárselo. Pero no era el caso. Como suponía, no se había equivocado de subordinado. Ahora quedaban tres. Por suerte estaban desolados y les faltaba el 'médico' del grupo.

-Ah! Parece que por fin las cosas comienzan a salir bien! –dijo con una gran sonrisa sentada en su trono, el profesor Nii Jienji, quien llevaba acabo la investigación sobre la resurrección de Gyumao, estaba allí también sonriente- no crees que es genial? Eh? Kôgaiji?

El muchacho no le respondió, sólo viró la cabeza. Tras unos segundos de incómodo silencio se decidió a hablar.

-Para que me has hecho llamar? –dijo con tono ácido.

-Para que vieras que todavía queda gente capaz de hacer las cosas bien –contesto mordaz- o es que aún no te has enterado de que hemos acabado con un miembro del grupo de Sanzô –la noticia dejó helado al príncipe- Sí! Vaya son noticias nuevas, no? Pues si hemos acabado con uno de los traidores, el que tiene poderes de curación, y acabar con el resto es sólo cuestión de tiempo. –Kogâiji no pronunció palabra alguna- Ya puedes retirarte, querido, era sólo para que supieras que tú y los tuyos quedáis relegados de vuestra misión de acabar con Sanzô y traerme su Sutra.

Mientras la yôkai quedaba riendo a carcajadas, el pelirrojo se marchó gruñendo, muy enfadado. A fuera le esperaba Dokugakuji, que se limitó a seguirle sin pronunciar palabra. Por la expresión de su cara sabía que no era el momento.

Ya habían recorrido varios pasillos y estaban próximos a la recámara de Kôgaiji cuando éste se paró en seco y golpeó la pared con la suficiente fuerza como para romper un trozo.

-Kô... –empezó a decir, sin haber escogido las palabras aún.

-Esa bruja! Quién se cree que es? –dijo cono rabia

-Kô, qué quería esa vieja?

-Han enviado a un asesino y ha matado a Hakkai. –dijo desolado. Eran enemigos, cierto; pero habían colaborado en varias ocasiones, y su intención nunca fue matarles si no robarles el Sutra, daba igual lo que dijera la bruja de su madrastra.

-Vaya... –no sabía bien qué responder, pero alguien lo hizo por él.

-Hakkai-san... –la voz de Yaone provenía del cuarto- está... ¿Es eso cierto?

-Eso me temo –dijo el príncipe con seriedad-

Nadie dijo nada más. Eso los había conmocionado. Quizás ahora estaban más cerca de conseguir que sus planes llegaran a buen fin. Aunque él no deseaba la resurrección de su 'padre'. Sólo deseaba que su madrastra cumpliera su palabra y levantara la maldición que pesaba sobre Rasetsunyo, su madre. Y esto no incluía la muerte de nadie, ni de sus enemigos, ni de los muchos aliados que habían caído ya por la ambición de Gyokumen Koushu. Pero lo que ya haocurrido, no se puede cambiar. Ahora sólo quedaba ver como se desarrollaban los acontecimientos.

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Los tres viajeros habían abandonado el lugar en busca de algún sitio donde guarecerse. Una cueva. Si bien es cierto que a Gokû no le encantaba la idea, pues aún en su memoria se encontraban los recuerdos de los 500 años encerrado en una sin poder salir; eso era mejor que mojarse. Hakuryu no estaba en condiciones de transformarse y andando y con esa climatología no podían volver al pueblo de antes y mucho menos ponerse a buscar uno a tientas.

Habían hecho una hoguera para pasar el frío y secar sus ropas. Los tres permanecían en silencio. En todo el camino, el pequeño no se había quejado ni una sola vez de hambre, Sanzô no había tenido que sacar su arma y Gojyô no había hecho ni una broma impertinente.

Hakuryu los miraba extrañado. Ellos no eran así. Ya hacía rato que había dejado de buscar a su amo. Entendía la situación, pese a ser un animal. Se acercó al moreno que miraba las llamas en silencio, éste le acarició la cabeza a lo que el dragoncito se le acurrucó encima.

El pelirrojo estaba preparando algo de comer, una especie de potaje extraño que no parecía demasiado comestible; Gokû no se había quejado aún pero quizás eso le levantaba el ánimo, o eso, o lo mataba. Prefería lo primero pero tanta depresión no lo dejaba pensar con claridad. Hakkai era quien cocinaba, siempre. Y siempre se quejaba de que Gojyô no sabía hacerlo, que echaba los ingredientes sin ton ni son, empezaba a creer que era verdad.

Cogió un tazón y sirvió una pequeña cantidad del 'mejunje' y se lo acercó a la nariz. Al menos olía bien. Tomó una cuchara y probó un trozo. Luego recordó que las comidas recién hechas estaban extremadamente calientes. Pero de eso se dio cuenta cuando dejó de sentir la lengua. Sopló varias veces y trató de comerlo, esta vez con algo de miedo; gato escaldado, del agua fría huye. Estaba bueno, era un milagro! No era como los de Hakkai pero... Suspiró abatido. Recordándolo aún. Le hubiera gustado que probara aquello, para una vez que le salía bien. Vertió una buena cantidad más y se lo acercó a Gokû.

-Toma, mono. Esto te calentará el cuerpo. Seguro que tienes hambre. –dijo tratando de bromear para levantarle el ánimo.

El pequeño miró lo que el otro le había dejado en frente sin saber que hacer. El rubio trató de romper el hielo.

- Supongo que lo que no te mata te hace más fuerte, no? –extendió la mano como pidiendo que el otro le sirviera- No se puede decir que parezca comestible –sentenció sin mirar al creador de 'aquello' que le respondió con un gesto de desagrado.

Gokû seguía sin probar bocado, aunque para su sorpresa el dragón si se dignó a probarlo; alargó el cuello y lamió la superficie del líquido. Los adultos lo observaron incrédulos y expectantes. Pasaron unos segundos hasta que el bichito se decidió a dar otro lametón y otro y dos más. Podría decirse que ya estaba comiendo. Sanzô se quedó de piedra mientras el cocinero en funciones sonreía con cara de zorro. La actitud de Hakuryu captó la atención del deprimido Gokû.

-Seguro que está bueno Hakuryu? –habló por primera vez.- no intentes quedar bien.

El pelirrojo sintió que una catarata se le había vaciado encima algo que hizo sonreír maliciosamente al rubio.

-Oi! Saru! –le iba a replicar cuando vio que el moreno probaba una cucharada.- Está bueno, ne? –sonrió triunfante.

-Al menos se puede comer –espetó como si tal cosa el mono.- "no te puedes comparar con Hakkai, pero..." –pensó tristemente y suspiró.- Seguro que no está envenenado? Ô.óU

-Come y calla, mono.

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Fuera la lluvia había cesado. El yôkai que antes se había enfrentado al grupo caminaba por el bosque y parecía buscar algo. Entonces se detuvo. Algo captó su atención. A unos metros de el yacía un cuerpo inmóvil. Era Hakkai. Estaba inconsciente por la caída pero aún respiraba.

-Aquí estás –sonrió perversamente- sabía que la vegetación habría amortiguado la caída. –lo movió con el pie- Debería acabar contigo pero... puede q me seas útil. –dijo levantándolo por el cuello del changbao (la camisa verde que lleva Hakkai)- MWAHAHAHAHAHA...!


Konnichi wa, mina-san! Aquí ando otra vez! Ya queda menos, a lo sumo 2 capis. Si, lo sé, capis cortos, no tengo demasiada inspiración.

Bueno este capi ha sido posible gracias a Antonio Angel, un amigo mío, enfermero como yo -o lo q aspiro ser yo el año q viene XP- y tmb escritor, aunq el no escribe fanfics.

Muchas gracias por los reviews, me alegro de q la historia esté gustando. 'ojitos con brillo' GRACIAS!

Ahora una cosa mi amigo, A.A., me dijo q el capi era predecible. Sí, lo sé, es predecible, xo bueno eso pasa a veces no? incluso con la serie. Cada vez q Sanzô ha estado al borde de la muerte -q han sido muchas- cuantos habías pensado de esta no sale? Apostaría aq ninguno. Y fijo q no erraba. n.n

En fin no me lio más, ya sabéis, fallos garrafales, cosas q no os gusten, algo que haya hecho mal, decirmelo. Quiero aprender y quiero q quede bien. Si tengo q desmontar un capi y volverlo a montar, lo hago. Ya sabéis q si no podéis dejar review -a veces la pag lo pone muy dificil- esta el máil, acepto contactos nuevos al msn, ahora eso si ultimamente me conecto poco, epoca de examenes. Deseadme suerte, si podéis.

En fin ya corto. JA NEE!