ERO
Noche
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La noche ha cubierto el lugar con su halo de luz atenuada. La habitación se ha quedado en penumbra e iluminada por las farolas de la calle, cuya luminiscencia se cuela a través de las rendijas de la persiana.
Me he levantado hace un momento al baño, liberándome del abrazo férreo en el que me mantenías desde que hicimos el amor hace muy poco. Aún me mantengo en el umbral de la puerta y desde aquí te observo descansar boca abajo en la cama, con el pelo platinado que se extiende por tu espalda. Noto que tu respiración es constante y me muestra que dormitas en calma, consiguiendo que la imagen contraste dramáticamente con las sensaciones que aún alberga mi cuerpo: Tú, entrando en mí. Tú, respirando sobre mi oído. Tú, repitiendo mi nombre, sosteniéndome en medio del orgasmo.
Suspiro y me acerco nuevamente a la cama. Alzo la manta que te cubre y me meto entre ésta y tu cuerpo. Te escucho una queja dócil, mientras me acomodo a horcajadas sobre ti sin permitir que te muevas ni un ápice.
—Kagome —murmuras mi nombre y lo acompañas de un intento por girarte.
—No —te pido con suavidad, deslizando las manos por tu espalda y creando un masaje en ella sin proponérmelo.
Mis dedos se regodean en la mansa tensión de tus músculos y me deleito con la suavidad de tu piel. Desciendo mi cuerpo hacia el tuyo y me sorprende la sensación cálida de tu espalda en contacto con mis pezones. Libero una exhalación casi sumisa y tú remueves una de tus piernas, acariciando la mía. Tienes el rostro cubierto de forma parcial por la cortina platinada de tu pelo y quizás sea la noche o el aroma de tu piel o la carga de intimidad que despierta el sexo, no lo sé, no obstante me parece la visión más sensual que he tenido y ante esa emoción el pecho se me llena de profundo amor.
Me echo sobre ti y poso los labios en tu piel para dejar un beso intenso que te cuente lo que siento. Una de tus manos se enreda en tu pelo, manifestando el placer que sientes, la otra enlaza una de las mías que descansa sobre la almohada en un acto de posesión e íntima unión.
Mi mente se llena de ti, de las sensaciones que dejas en mi piel y de las emociones que florecen con cada nuevo encuentro, sumando a las que ya hemos creado, para formar un espacio que sólo puedo definir como nuestro.
Suspiras, buscas mi mirada y yo puedo definir el dorado de tus ojos entre las hebras plateadas. Sonrío, descansando la mejilla en tu hombro, para remover tu pelo en una caricia calma dedicada a la ternura. La mano que posas sobre la mía se cierra un poco más y humedeces tus labios en un gesto lento que me invita a un beso. Me acerco y todo mi cuerpo se extiende un poco más sobre el tuyo, sintiéndote. Cierro los ojos cuando toco tus labios y consigo pensar en que si pudiese desear algo como una constante para el resto de mi vida, sería la calidez de tu piel en contacto con la mía.
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N/A
Un instante inspirado por una hermosa ilustración de mi amiga LEN: "Night"
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Espero que disfrutaran el relato y también el arte.
Besos
Anyara
