ERO
Lento
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Entreabro los ojos y observo una esquina en el techo de la habitación antes de volver a cerrarlos y emitir un quejido suave, cargado de doloroso placer. Escucho tu respiración fuerte y contenida como tus movimientos que se ejecutan lentos y precisos. Tu cuerpo se arrastra sobre el mío en toda su extensión, desnudo y sudoroso; caliente. Mi mente repasa una vez más la forma en que me tienes prisionera, con ambos brazos alzados y reposando sobre el futón por encima de la cabeza. Tenemos los dedos enlazados y las palmas, húmedas de sudor, unidas en consonancia con el resto del cuerpo. Siento tus brazos bordeando los míos, tu aliento en mi sien y mi nombre murmurado entre suaves gruñidos que se te anidan en el pecho.
¿Te gusta? —preguntas con la voz oscurecida por la pasión que nos envuelve a ambos.
Sí —resuello y acaricio tus muslos con la parte interna de los míos.
Vuelvo a entreabrir los ojos y junto con ellos un gemido se abre paso por mi garganta cuando tu cadera se presiona un poco más entre mis piernas, sin abandonar el asombroso lento ritmo con que entras y me invades y me llenas.
Te siento profundamente mío.
Kagome —murmuras y tus manos oprimen las mías con más fuerza, del mismo modo que tu ingle insiste hacia mí.
Extiendo el cuello para darle espacio a un gemido intenso que sale de mí y llena el espacio que compartimos. No entiendo cómo es posible que con un movimiento así de pausado me tengas al borde del éxtasis. Quizás sea por el modo en que tu pecho se arrastra por el mío, estimulando mis pezones. O Quizás por la forma en que tu respiración se cuela por mi oído y puedo percibir cada una de tus sensaciones; incluso ésta, la que acabas de experimentar ante mi placer.
Tiemblo.
Más fuerte —te pido y un gruñido te reverbera en el pecho.
No empleas entradas más duras; las haces más intensas. Me clavas con tu sexo sobre el futón y yo, en un acto desesperado de pasión, alzo la cadera como si tuviese alguna posibilidad.
Oprimo tus manos unidas a las mías. El sudor nos cubre a ambos en medio de la sensación sofocante de querer amalgamar el cuerpo de uno en el otro. Mi propio cuerpo se tensa y me quejo lastimosamente. Tú te alzas una corta distancia para mirarme a los ojos y estar seguro que no me has hecho daño.
No —pido el regreso de tu cercanía con desesperación, sin poder gesticular una petición adecuada. Alzo la cabeza para buscar tu boca en un beso que no podemos mantener.
Vuelves a pegarte a mí del todo y el vaivén de tu cadera se acentúa, creando círculos lentos y marcados. Te siento con tal profundidad que me preguntó cuánto más se necesita para romperme.
Jadeo y te muerdo el labio. Gimes y te arrastras por sobre mí, rozando cada parte que me hace sensible al orgasmo.
Por favor —suplico, ya sin voluntad.
Cambias la posición de nuestras manos unidas y las mantienes una a cada lado de mi cabeza. Los músculos de tus brazos y hombros se tensan y tu pelo cae en abanico mientras te alzas y empujas tu sexo dentro de mí con el sonido de tu esfuerzo trasformado en un quejido. Un segundo empuje me sacude como un rayo atravesando mi columna para dar paso a una tercera entrada profunda que, junto con tu voz rota de ansia, se lleva mi capacidad de pensar.
Mi cuerpo se tensa, cada parte de mi sexo lo hace también y ambos nos cimbramos en medio del caos del orgasmo. Siento tus besos que me buscan, rotos en gemidos que se encuentran con los míos, creando al fin una sola consonancia.
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N/A
Un lemon, porque sí, porque encaja xD
Un beso o varios
Anyara
