ERO

Momento

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Creo que no podría definir cuál es el momento que más amo de tenerte. Si tuviese que enumerarlos cronológicamente, podría ser el momento en que recibo un mensaje tuyo anunciando tu venida. A ese le acompaña el momento en que preparo todo para que al llegar te encuentres un espacio llano que te ansía. O quizás sea el momento en que te veo aparecer por la calle, con el sonido cristalino de tus tacones sobre la acera y observo que te acercas con la premura característica de quien desea.

Si tuviese que definir la sensación de tenerte, sin un orden, comenzaría por el momento en que capto la profundidad de tus ojos castaños febriles mientras entro en ti. Creo que no hay un instante más armónico para mí que aquel en que voy recorriendo los pliegues de tu sexo y tú te tensas y me recibes y suspiras y te esfuerzas por no dejar de mirarme.

¿Puede haber mejor momento que este?

La pregunta se queda en el aire sin obtener una respuesta.

Entrecierro los ojos sin proponérmelo, me siento completamente en tu interior. Tus dedos se aferran a mis hombros y tus piernas lo hacen a mi cadera, buscando que no salga más de ti. Sin embargo te defraudo y me deslizo en retroceso, el sonido de tu voz se convierte en un quejido que alberga tu avidez completa y me eriza la piel. Te beso y vuelvo a entrar profundamente en ti, consumiendo tu aliento y asumo el siguiente momento que más amo; tú, entregada a mí.

Un cúmulo de momentos se suceden y se entremezclan. Te posas sobre mí y yo me pierdo en tus movimientos. Tus manos tocan las formas de mi cuerpo, sosteniéndote y reclamando por más cercanía e intensidad. Mis propias manos crean rutas por tu piel en un entramado que nos va tejiendo hasta que parecemos indisolubles.

InuYasha —mi nombre es expresado en suspiros.

Kagome —tu nombre brota en medio de los espasmos.

Nuestras respiraciones entrecortadas y el calor húmedo de nuestros cuerpos unidos y enredados es otra de las sensaciones que llego a captar, en un momento que se suma a los que más amo. Sin embargo el que atesoro con supremacía, ese que supera y corona a todos los demás, es el que te trae a mis brazos cuando la pasión se ha calmado y sólo queda el amor que la ha generado. Es entonces que el momento se despliega y crea una cascada de emociones que se convierten en amor.

Amo besar tu frente perlada por las diminutas gotas de sudor que la entrega ha producido. Amo enrollarte con mi brazo por sobre los hombros y que no me importe que aún estemos mojados por el sexo y el calor. Amo revolver los dedos en las hebras de tu pelo y jugar con los rizos que se te forman en las puntas. Amo, sin lugar a dudas, el modo en que tus piernas buscan enredarse con las mías, creando caricias lánguidas que nos invitan a retozar. Y por sobre todo, amo el arrullo de tu voz cuando comienzas a dormirte y susurras junto a mi corazón la emoción que destila el tuyo.

Te amo.

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N/A

Un momento, algo que puede multiplicarse en infinitas sensaciones.

Gracias por leer y comentar

Anyara