Perdonaran el retraso de este capitulo, pero escribí el capitulo tres veces y tres veces se borro.

Lo bueno, el siguiente ya casi esta, por lo que no tendrán que esperar tanto, sin mas que decir espero disfruten el capitulo y no se olviden comentar.


Capítulo 17: Rumbo a un lugar sin nombre.

Tan pronto como la llamada finalizo la profesora Ivy dejo caer el teléfono, su brazo era incapaz de seguir manteniendo el peso del aparato, también la sangre comenzó a escurrírsele por los ojos y oídos.

Cresselia se preocupó, pero antes de que pudiese hacer algo, la profesora Ivy levanto su mano para calmarla.

-Estoy bien, solo, solo use más poder del que debería.

-Tienes que controlarte, te estas lastimando. -Se quejo Cresselia, quien estaba muy preocupada por su entrenadora.

-Está bien, los cuerpos humanos son débiles por naturaleza.

La profesora Ivy se levantó lentamente, su mente aun estaba profundamente afectada por usar los poderes precognitivos de Cresselia.

-Sus cuerpos serán débiles, pero su voluntad es increíblemente fuerte. -Le recordó Cresselia con algo parecido al orgullo.

La profesora asintió mientras recordaba uno de los mayores misterios del mundo pokemon; Los pokemons gozaban de un increíble poder, pero en generar no tenían una voluntad poderosa, mientras los humanos tenían una voluntad capas de someter a la mismísima naturaleza pese a sus débiles cuerpos. Casi era como si estuviesen destinados a colaborar.

Cresselia sonrió cuando sintió que el estado de su maestra se estabilizaba. - ¿Puedo preguntar por la razón que te impulso a llamar a ese chico? No parece estar muy interesado en lo que haces, y si bien tiene poder, esta aterrado de su propia naturaleza, por lo que pasaran años antes de que pueda ejercer su poder a voluntad.

Ivy asintió, su pokemon tenía razón y ella lo sabía, aun así lo llamo, ¿Por qué? No estaba segura, simplemente había sentido la inmensa necesidad de hacerlo.

-Ash tiene que aprender que el mundo es mas oscuro de lo que piensa, además, extraño a mi Brock, últimamente siento que no estoy bien alimentada.

Cresselia se rio, recordando el tratamiento que su maestra le daba a su… ¿Compañero? ¿Amigo? ¿Esclavo?

-Por favor contrólate cuando lo veas, se que tengo grandes habilidades sanadoras, pero incluso a mi me es imposible revivir a los muertos.

Ivy se rio ante esa declaración, ella si bien era muy temperamental, no era tan sádica como para lastimar a alguien más allá de las capacidades de sanación de Cresselia. Aunque bueno, puede que nada salvase a Brock de algunos huesos rotos.

-Hare lo que pueda, pero ya sabes, tras tantos años no me ha llamado ni una vez. -La profesora sonrió mientras se limpiaba la sangre que se había escurrido desde sus ojos. -Siento una profunda traición en lo mas profundo de mi pecho cada vez que recuerdo todas esas veces que seque sus lágrimas.

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Ash pudo sentir una especie de comezón mientras sostenía la MT, que había obtenido de la profesora Ivy, era como si su cuerpo le estuviese advirtiendo de algo, aun así, dedicó ignorarlo, y entregársela a Latias.

Ash siempre había sentido una especie de miedo y fascinación por las MT, por un lado, era una maquina realmente impresionante, capas de enseñarle a un pokemon una nueva técnica en segundos, por otro lado, era una creación horrible, que le privaba al pokemon y al entrenador de las experiencias necesarias para aprender de forma natural.

Negó con la cabeza, no necesitaba esos pensamientos en este momento. Con un movimiento sencillo encendió la MT, la cual flotaba frente a Latias.

La MT se abrió y el conocimiento de esta nueva técnica se filtró directamente en el cerebro de Latias, quien asintió cuando estuvo segura de poder dominar la nueva técnica.

-Estoy lista. -La voz de Latias se escuchaba sombría y distante, pero llena de poder.

Ash asintió, y le abrió la ventana. El plan era simple, Latias saldría de la habitación, e interceptaría a los paparazis que se encontraban amontonados en el pasillo por la espalda. Luego los hipnotizaría usando la nueva técnica aprendida, todo lo que seguiría dependía del resultado de este ataque sorpresa.

Ash espero por unos minutos, antes de finalmente abrir la puerta, encontrando a al menos 30 personas acostadas en el pasillo.

-Hay mas de los que imagine. -Comento con molestia. -Todos están … ¿Inconscientes?

Latias asintió. -Todos están bajo mi poder, y esperan tus ordenes Ash.

Ash se froto el cuello, ya había discutido con May el mejor curso de acción, no por eso le gustaba, mas de uno de estos paparazis terminaría perdiendo el empleo antes del amanecer, bueno, eso era algo que ya estaba fuera de su control.

-Escúchenme, todos le reportaran a su superior que Ash Ketchum de pueblo paleta, se limitó a llevarse a su compañera y coordinadora pokemon May a su habitación, donde su madre la recibió y acostó, Ash salió de la habitación sin demoras ni contra tiempo, y como le daba pereza caminar decidió subir el tejado, donde uso uno de sus pokemons para salir volando rumbo a su casa.

Ash se sintió un poco tonto al pronunciar todo lo que se supone tenían que hacer, en especial porque ninguno de los paparazis respondió de forma alguna.

- ¿Entendieron?

Nuevamente solo silencio.

- Si entendieron giman una vez.

Todos los presentes gimieron. Ash no iba a pedirle nuevamente a ningún hombre que gimiese.

-Bien pueden retirarse.

Todos los paparazis se levantaron, y con movimientos torpes se abarrotaron en la entrada al asesor, incapaces de aplastar el botón necesario para llamar al elevador.

-Esto es un dolor de cabeza. -Ash se froto la cabeza, mientras May le pasaba una limonada.

-Tienes que dar ordenes mas específicas, esta claro que en estos momentos tienen la misma capacidad cerebral que un trozo de tofu cocido. -Comento May divertida.

Ash se froto la cabeza, esto era molesto.

-Todos, usen las escaleras para bajar, vayan a dormir a alguna parte. -May volvió a golpearle el hombro. -A alguna parte lejos de la vista de las personas, y reporten mañana a sus superiores lo que les he dicho.

-Y ninguno puede recordar nada más de lo que se les ha dicho esta noche. -Termino May con una sonrisa. -Eso puede ayudarnos a salvar las apariencias.

Ash solo se limito a rodar los ojos con cansancio. Por alguna razón sentía como si hubiese corrido una maratón.

-Me voy a dormir.

Latias asintió, y se limito a seguir a su compañero, la nueva técnica era impresionante, y se sentía impaciente en volver a usarla, talvez en objetivos más provechosos.

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El profesor Kukui por fin había podido llegar a las instalaciones de la fundación Aether. Aunque se suponía que estas instalaciones solo se encontraban a unas pocas horas en bote, a Kukui y a su sequito les habían tomado días poder llegar.

Tras verificar en su pokenav que estaban en el lugar correcto, se dejó caer en el piso metálico, mientras exhalaba e inhalaba aire con gran cansancio, su cuerpo le dolía de forma impresionante, un pequeño viaje de exploración se había convertido en toda una aventura de supervivencia.

Primero una sorpresiva tormenta los golpeo poco después de salir de la playa, luego cientos de pokemons los atacaron, por último, una inmensa sombra había tratado de devoradlos. Casi se podía decir que el mundo mismo no quería que llegasen a salvo a su destino. Pero ellos habían prevalecido, no por nada eran los guardianes del archipiélago Alola.

- ¿Kukui estas seguro que esto es…que esto fue en algún momento las instalaciones de investigación del paraíso AEther?

Las palabras de Denio llamaron la atención de Kukui quien movió la cabeza con algo de mala gana, pero todo su cansancio fue rápidamente convertido en miedo, cuando pudo identificar la causa de las preocupaciones de Denio.

Frente al maltrecho grupo de Kahunas que se habían infiltrado en las instalaciones del paraíso AEther se extendía un laberinto que parecía violar todas las leyes de la física conocidas, largos y retorcidos pasillos se parecían cubrir todo cuando veían sus cansados ojos, tétricos susurros se podían escuchar en direcciones imposibles de comprender, y extrañas puertas abarrotadas de gemas de incalculable valor, parecían flotar en el aire.

-Esto claramente ya no es el complejo que una vez visitamos. -Comento Kaudan con algo de miedo.

El profesor Kukui asintió pesadamente, el laberinto que se extendía frente a el irradiaba tal horror que quemaba los ojos a cualquiera que lo viera por mucho tiempo. Mas retroceder era imposible. Tan pronto como el profesor se dio la vuelta para regresar se dio cuenta que ya no estaban en donde se supone que deberían haber estado en un principio.

En el lugar donde debería haber estado el extenso mar, solo había interminables pasillos de frio metal.

-Esto es malo, muy, pero que muy malo.

- ¡Nadie se mueva! -Ordeno Kukui, quien no estaba seguro de lo que estaba pasando, pero ya tenia un plan para evitar perderse. -Todos tomen un trozo de esta cuerda y atenla a su cintura, así no deberíamos poder separarnos.

Ninguno de los presentes objeto, y se limitaron a obedecer en silencio, la situación era demasiado rara, y no querían empeorarla con discusiones.

Una vez la cuerda estuvo firmemente atada a todos los presentes, comenzó una larga y tétrica caminata.

Pasaron horas caminando en los fríos pasillos, iluminados por una luz cuyo origen no podían identificar, escuchando voces que susurraban en idiomas que no comprendían, siguiendo un camino que claramente no sabían si terminaría en algún momento.

Fue entonces que Kukui pudo identificar una voz.

"Estoy vivo"

Al principio la ignoro, pero con forme los minutos pasaron, el profesor comenzó a seguirla.

"Mi cuerpo está congelado, suspendido fuera del tiempo en el momento antes de que mi corazón lata por última vez"

Kukui conocía esta voz, pertenecía a uno de sus conocidos, un entusiasta profesor, el cual se había perdido en una investigación, no recordaba exactamente hace cuanto tiempo paso eso, pero sabia que no fue hace poco tiempo.

"Mi alma yace atrapada en el umbral de la muerte"

Kukui no podía decir que el fuese un compañero cercano a este profesor, pero aquí, atrapado en un interminable laberinto de metal, cuyos pasillos giran y se retuercen de formas imposibles de comprender, seguir una voz conocida era casi una bendición.

"Camino entre las sombras de la realidad y el sueño"

Lamentablemente los susurros eran oscuros, y auguraban un desenlace fatal.

"Estoy vivo, vivo, estoy aquí, atrapado"

La caminaba siguió por lo que bien podían ser horas, ninguno de los miembros del grupo se quejo o hablo, todos estaban atrapados en sus propios pensamientos, temerosos de que su voz atrajese la atención de los fantasmas que susurraban cosas incomprensibles.

"Todos, en su ignorancia me dan por muerto, incluso mi padre sentado en su trono lo ignora. Estoy vivo"

Finalmente, el pasillo termino, y el cansado grupo llego a una puerta que bien podía ser el final de este extraño laberinto. La puerta frente a ellos, a diferencia de las cientos que habían abierto o las miles que ignoraron, no tenia adornos, era una fría puerta de metal, pintada de blanco.

Con el corazón en su puño Kukui extendió la mano, y antes de que la tocase, la puerta frente a el se abrió. Por unos segundos la luz que escapo de la habitación cegó a los presentes. Mas cuando sus ojos se acostumbraron al brillo, frente al grupo una visión de esperanza y orden.

La habitación frente a ellos, no estaba unida a la extraña realidad que había afectado el resto el complejo. Era una habitación de control, limpia y basia, pero cuyas dimensiones eran comprensibles para los presentes.

Kukui y los Kahunas ingresaron rápidamente, cerrando la habitación apenas el ultimo de los miembros ingreso a salvo a la habitación. Cuando las puertas se cerraron, y la locura que había estado corrompiendo su mente quedo fuera, los Kahunas se permitieron un momento de debilidad. Cayendo de rodilas, y llorando, temblando.

- ¿Dónde estamos? -Se aventuro a preguntar Kukui, cuando considero que había pasado el tiempo suficiente para que los presentes se recuperasen.

-Parece que estamos dentro de una torre de comunicación. -Comento Hapu, mientras trataba de llegar a los aparatos electrónicos.

Kukui se rio internamente, ver como la pequeña Hapu, pese a ser la mas joven y pequeña de los Kahunas, se esforzaba por aparentar fortaleza, era algo casi tierno.

-Bien, talvez podamos pedir…chicos, talvez deberían venir a ver esto.

El grito desesperado de Denio llamo la atención de los presentes quienes se apresuraron a llegar al lugar en que este se originó, pero cuando llegaron, vieron algo que hizo que sus espíritus se rompiesen.

Una tormenta, una como nunca nada que hubiesen visto antes, estaba descendiendo sobre el archipiélago.

Kukui se acercó al radar que parecía aun estar en funcionamiento, y con ojo critico examino los datos que se mostraban en la pantalla. La tormenta era descomunal. Cubriría todo el archipiélago cuando se asentase.

-Esto es malo, tenemos que advertir al continente. -Kukui trato desesperadamente de encontrar algún medio de comunicarse, pero fue inútil. Nadie respondía sus llamadas.

-Esto no puede ser natural, esto tiene que estar de alguna forma relacionado con lo que está pasando aquí.

Casi como si su voz hubiese despertado a una bestia, la puerta que mantenía toda esa extraña locura fuera de la habitación fue golpeada. Y una extraña energía comenzó a filtrarse por las grietas. Antes de que nadie dijese nada Kaudan levanto una mano, pidiendo silencio.

-Debemos salir de aquí, de preferencia por un lugar que no incluya el lugar del que venimos. -Susurro el Kahuna, esperando que su voz no provocase aun mas a la criatura que golpeo la puerta.

-Podríamos romper las ventanas y tratar de salir usando a alguno de nuestro pokemons, ¿Alguno de sus pokemons sabe vuelo?

Todos los presentes negaron, todos se habían concentrado en traer el mayor poder de ataque que pudiesen reunir, por lo que ninguno se había preparado para escapar. Un inmenso silencio envolvió a los presentes. Sumiéndolos en la desesperación y el miedo.

-…..

-…..

-…..

-Saben, he escuchado de algo como esto. -Comento Hapu, quien había recordado algo que su abuela solía contarle. -Siempre creí que era una de esas historias de miedo que te cuentan los mayores para evitar que te metas en problemas, pero creo que se ajusta bastante a nuestra situación actual.

Los presentes solo regresaron a ver a su compañera, y con un gesto le pidieron que continuase.

-Mi abuela me conto, que, a ratos, por razones que nadie puede entender, dios aleja su mirada.

Los presentes solo levantaron una ceja, ninguno era creyente en algún dios, por lo que no entendía lo que su compañera estaba tratando de comunicarles.

-Déjenme lo pongo de esta forma, dios creo este mundo, lo arranco del caos, y le dio el orden que todos conocemos, pero este mundo pertenece al caos, por lo que cuando dios aparta su mirada, el caos regresa. Y las leyes de lo posible e imposible que nosotros conocemos, dejan de aplicar.

Kukui fue el primero en reaccionar.

-Me estas diciendo que esto es lo que pasa cuando Dios deja de vigilar a su creación.

Hapu asintió.

Kukui sintió el inmenso deseo de quejarse, tanto que no pudo contenerse.

-Si realmente existe un dios, porque permite tanta injusticia, tanto abuso de poder, tanto…- Kukui hubiese seguido criticando la creencia de un dios, pero un nuevo golpe en la puerta lo callo.

Hapu se quedo en silencio unos segundos antes de responder, con las mismas palabras que su abuela le había respondido hace tanto tiempo.

-A dios no le importa la humanidad o los pokemons, lo que dios quiere y respeta, es el poder. Si tienes poder estas en su gracia, si no, no importas.

Todos los presentes quisieron quejarse de nuevo, pero la idea de que la puerta no pudiese resistir un nuevo golpe los dejo sin habla.

-…..

-….

-…

Kukui se acostó en el frio metal, y por unos segundos pudo volver a escuchar el susurro que lo había traído a este lugar.

- ¿Tu abuela no te dijo porque dios aparta su mirada de su creación?

Hapu se quedo pensando unos segundos, antes de negar con la cabeza.

-Las acciones de los dioses son incomprensibles para los mortales, de igual forma que nuestras acciones son incomprensibles para los dioses.

Kaudan por un momento se quedó pensando, recordando las veces que había hablado con la abuela de Hapu. Y finalmente llego a una memoria que podía responder esa pregunta.

-Tu abuela una vez me dijo, que a ratos los dioses del orden y del caos pelean, para decidir quién gobernara.

- ¿Entonces esto es el resultado de una pelea divina? -Pregunto con un tono de desdén Kukui.

-No sabría responderte eso, pero he leído en las ruinas, que, en épocas de gran crisis, las leyes de la razón, parecen dejar de valer.

El comentario de Denio llamo la atención de todos. Quienes se quedaron sin saber como debían responder.

Denio por su pate se paró, y con paso firme se acercó a la ventana.

-Puedo ver que un helicóptero aterrizo. Si nos movemos rápidamente podríamos llegar el. Claro que, para hacerlo, lo mejor seria romper la ventana, y tratar de cruzar esta tormenta.

Todos los Kahunas gimieron, pero un nuevo golpe en la puerta termino convenciéndolos.

Kaudan llamo a su poderoso Hariyama, el cual rompió la ventana de un solo golpe. Luego todos los presentes montaron a alguno de sus pokemons y saltaron por dicho agujero.

Lo ultimo que Kukui pudo ver fue como una oscura sombra se arrastraba dentro de la habitación donde habían estado. Por suerte la figura parecía que no se aventuraría a seguirlos al exterior. Cuando regreso su vista al frente, la tormenta seguía su descenso sobre el archipiélago, era ahora o nunca.

Con una orden los pokemons se lanzaron en línea recta hacia el helipuerto. Donde los esperaba lo que bien podía ser su última chance se escapar de esta locura. Denio atrapo a uno de los asustados pilotos quien no paraba de gritar, y tras amenazarlo de muerte, lo convenció a despegar el helicóptero.

Mientras el helicóptero se alejaba, Kukui pudo ver la nueva forma que las instalaciones del paraíso AEther habían adquirido. Lo que en algún momento fue una instalación de investigación, en este momento era una estructura que casi se podía decirse estaba viva.

- ¿Qué clase de locura es esta? -Pregunto Kukui mientras se frotaba las manos con desesperación. - ¿Qué haremos?

-Iremos al continente e informaremos, necesitaremos refuerzos si queremos detener esta locura.

Nadie objeto la declaración de Denio, incluso si eso significaba dejar a su suerte a sus seres queridos, ellos debían llegar al continente. Debian parar la locura que se había extendido por el archipiélago Alola a cualquier costo.

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Máximo caminaba lentamente por las cercanías de su casa en Ciudad Algaria. Si bien podría parecer que solo estaba caminando sin ningún otro objetivo, la verdad era que el se encontraba realizando los últimos preparativos para lo que sin duda seria su mayor logro.

Movió levemente una roja y una puerta inimaginablemente antigua se abrió frente a él. Obviamente ninguno de los habitantes de la ciudad conocía la existencia de este pasadizo. Máximo, como su maestro antes que él, y su maestro antes de eso, había tomado todas las precauciones imaginables para asegurarse de que aquellos que lo seguían nunca se dieran cuenta de la verdadera lealtad de sus amos.

Con paso decidido ingreso, y no sintió miedo cuando la puerta se cerró detrás de él, dejándolo en absoluta oscuridad. Mientras caminaba pudo escuchar el susurro de los antiguos y olvidados guardianes de este lugar. En si estos sonidos eran una trampa, para atrapar a los invasores e indignos, ya que seguir cualquiera de esas voces haría que su viaje terminase en alguna de las innumerables trampas que aquí había. Máximo en su lugar redoblo su resolución y siguió caminando, siempre en línea renta, y siempre en oscuridad, ya que cualquier luz, podía significar la muerte en este lugar.

Finalmente, sus pasos llegaron al lugar señalado. Una habitación completamente vacía, en cuyo piso se podía ver un círculo hecho de algún metal desconocido para la humanidad. Máximo había recorrido el mundo en búsqueda de un mineral similar al que estaba pisando sin resultado. Era como si la naturaleza de este lugar lo eludiese.

-Estoy…he venido como han solicitado.

El circulo brillo unos segundos, y Máximo casi pudo ver una figura de pie justo al otro lado del círculo.

-Así que el niño prodigio esta aquí, bien, bien, llegas temprano, esperemos a que lleguen los demás.

Máximo asintió sin emitir sonido.

Durante los siguientes minutos varias sombras más llegaron a la habitación, y lentamente fueron tomando su lugar en el círculo. Era curioso la forma en que eso pasaba, ya que se suponía que la única puerta a esta habitación estaba detrás de Máximo, pero él sabia que ninguno de los recién llegados la había atravesado.

Mientras los últimos en llegar tomaban su lugar correspondiente. Máximo cerro sus ojos, tratando de imaginarse porque había sido llamado.

Maximo pertenecía a un antiguo linaje, destinado a debilitar y corromper el poder del gobierno mundial, todo hasta el día en que ellos pudiesen reclamar la gloria de sus días pasados. Por supuesto que ese era imposible si no eliminaban primero al clan de los dragones, quienes los habían purgado hace ya demasiado tiempo para recordar.

Aun así, ese sueño estaba lejos, si bien habían reconstruido parte de su poder, además de haber logrado expulsar del ojo público al clan de los dragones, sus activos seguían siendo pocos, y la diferencia con sus jurados enemigos era abismal.

Por lo que Máximo sabia, él era el único miembro de la corona de hierro en un puesto cercano al gobierno mundial.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando la figura frente a Máximo llamo la atención de los presentes.

-Hijos míos, descendientes de nuestro glorioso pasado, miembros de la corona de hierro. Han sido llamados a este lugar, por una única razón. La guerra ha comenzado.

Máximo no pudo evitar que una sonrisa burlona apareciese en sus labios, ¡Guerra! ¿Por cuánto tiempo había soñado con esa palabra? De hecho, él comenzaba a pensar que no viviría para ver el inicio de una.

-Preparen a sus aliados, y alisten sus fuerzas. El momento donde retomaremos nuestro lugar en el mundo, está cerca.

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Drasna se frotaba la cabeza mientras terminaba de leer la carta que tenía en sus manos.

-Así que Lance dejo su puesto, y se fue a participar en un evento que se dará en el archipiélago Alola. Será idiota el crio, ¿Es que no comprende la importancia de su trabajo?

Dracón quien se encontraba alado de Drasna se rio.

-Es joven, y quiere recorrer el mundo, tu y yo fuimos iguales a esa edad.

Drasna gruño un insulto a su viejo compañero.

-Aun así, no dejar su puesto y simplemente correr hacia el horizonte. El es un miembro del clan dragón, tiene obligaciones que atender.

Lamentablemente la advertencia de Drasna fue minimizada por Dracón quien siguió riendo.

-Drasna, vieja amiga. -El viejo marinero fue incapaz de terminar sus palabras ya que Drasna le golpeo.

-Vieja tu abuela, viejo lobo de mar. Sigo en plena juventud.

Dracón no quiso desmentirle a su compañero por lo que limito a colocarse el sombrero de nuevo.

-Bueno, mi querida amiga, como te iba diciendo, porque en lugar de rabiar por la fuga de Lance, mejor no cojes a Débora y la llevas a dar un paseo, creo que le vendría bien un poco de experiencia fuera de su circulo a esa chica, recientemente fue derrotada por un chico llamado Gold y en vez de darle una medalla como su trabajo de entrenadora exige, se pudo a llorar, y mando al pobre diablo a la guardia dragón.

Drasna se froto el cuello.

- ¿En qué está pensando esa chica? ¡No podemos permitir el acceso de extraños a uno de nuestros templos!

-Por eso te lo digo. En lugar de preocuparnos por Lance, mejor aprovechemos la oportunidad para desarrollar las habilidades de Débora. Le vendría bien un tiempo fuera de su ciudad natal. Ya sabes conocer un poco el mundo.

Drasna asintió, sabiendo que su compañero tenia razón, pero ¿Ha donde debía llevar a Débora? No se le ocurría ningún lugar adecuado. Hasta que finalmente sus ojos regresaron a la carta que seguía manteniendo en sus manos.

-Ya se lo que hare. Llevare a nuestra pequeña Débora al archipiélago Alola.

Dracón abrió los ojos, el realmente no esperaba que su compañera escogiera ese destino.

- ¿Por qué el archipiélago Alola?

-Porque voy a darle una lección a Lance, entrare en la competencia, y le enseñare a ese pequeño idiota que no puede dejar todo tirado antes de largarse corriendo.

Dracon solo se limito a negar con la cabeza, no quería meterse en el camino de su compañera.

-Solo recuerda entrenar a Débora como se debe ¿Está bien?

-No te preocupes, entrenare a la pequeña llorona para que sea una miembro orgullosa del clan dragón.

Dracon se limito a negar con la cabeza, antes de recordar el tema por el que había venido en primer lugar.

-Bueno, lamento interrumpirte en tu monologo de malvada, pero acabo de recordar que venia para pedirte un consejo.

Drasna se calló y asintió a su compañero, poniéndole completa atención.

-Recientemente a habido algunas desapariciones de entrenadores poderosos en el archipiélago Naranja.

- ¿Desapariciones?

-Si desapariciones, incluso Bruno del alto mando parece haber desaparecido en ese lugar.

Drasna se quedo sin palabras, ella personalmente no conocía de ningún peligro que habitase en ese tranquilo archipiélago.

-Eso es raro, ese archipiélago siempre a sido calmado, por no decir aburrido.

-Bueno, algo parece haberse movido a ese lugar, venia a preguntarte por si sabias de algo que pudiese ocasionar esas desapariciones, pero veo que no tienes ni idea.

-Lamento no serte de ayuda, pero que yo sepa ningún pokemon legendario tiene su nido cerca, así que no puedo ayudarte. Aun así, te lo pidieron a ti ¿Eso no es algo exagerado?

Dracon movió los hombros restándole importancia.

-Aparentemente le pidieron a algún miembro menor del clan, que investigase, pero perdieron contacto recientemente. No importa, lo que sea que se esconda allí, no creo sea problema para mi nave y fieros marineros.

Drasna sonrió, aunque si se preocupó por su amigo, si le habían pedido a él que investigue las desapariciones, y ya había desaparecido alguno miembro menor del clan dragón en esas aguas… Por unos segundos se planteó acompañar a su amigo al archipiélago naranja, pero no lo hizo, no creía que hubiese algo en ese archipiélago casi olvidado que justificase la preocupación de dos miembros nombrados del clan dragón.

-Asegúrate de contactarme apenas tengas noticas de las desapariciones, no me obligues a ir a buscarte a ese rincón olvidado de nuestro mundo. Viejo lobo de mar.

-No te preocupes, lo tengo todo controlado, y tu asegúrate de cuidar a nuestra pequeña Débora. Vieja bruja.

Ambos amigos se despidieron con pequeños insultos, solo para asegurarse de que su amistad seguía siendo tan fuerte como la recordaban.

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Diantha observaba el amanecer desde su ventana en el pent-house que estaba usando como base.

Ella se había jurado a sí misma dejar de lado cualquier cosa que compartiese con Cynthia. Por lo que había planeado rechazar la invitación que recibió, pero cuando observo el ultimo reporte de rumores en la sociedad, supo que su siguiente destino era Alola.

Aun no sabia porque, pero ver a Ash siendo seguido por una muy borracha coordinadora Pokemon, había despertado algo dentro de ella, no estaba segura que, pero sabia que si no iba a Alola, se arrepentiría.

Empaco únicamente lo indispensable, compraría todo lo demás cuando estuviese instalada en algún hotel del archipiélago. Aun no estaba segura de participar en el evento que Cynthia estaba promocionando, pero ya que iba a ir a allá de todas formas, bien podía darle una oportunidad.


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