El destino trabaja de maneras desconocidas, pero siempre está en constante cambio, cualquier pequeña decisión altera el curso del destino de una persona, el pequeño aleteo de las alas de una mariposa hoy puede ocasionar un tornado mañana.

"Caos"

Con una bocanada de aire Izuku despertó, mirando a su alrededor intentó identificar el lugar en el que estaba, las paredes y sábanas blancas le recordaban que seguía en el hospital. Mt. Lady no se encontraba en ninguna parte, así que, con el objetivo de empezar su día, se levantó lentamente y se dirigió hacia el baño de la habitación. Empujando la puerta se posicionó frente al espejo dispuesto a cepillarse los dientes, agradecía que el hospital le proporcionara uno a sus pacientes. Pero cuando vio su reflejo no pudo evitar soltar un grito de terror.

— ¡Pero qué mierda!

Yu entró con un café en la mano, justo cuando escuchó el grito de Izuku, de tres grandes zancadas ya estaba justo frente a la puerta del baño viendo la expresión desesperada del peliverde.

— ¡Midoriya, tranquilízate! — Gritó intentando calmar al chico.

— ¿¡Qué me tranquilice!? — Respondió igual de alto el joven — ¡Tengo cuernos! —

— ¡Lo sé!

— ¡Y tengo-! — Izuku le mostró sus dientes — ¡Tengo colmillos!

— ¡Lo sé Midoriya! ¡Lo sé! — Takeyama lo tomó de los hombros y lo sacudió un poco.

— ¿¡Cómo qué lo sabes!?

— ¡Aparecieron ayer así que cálmate un segundo y hablaremos de esto! — Exclamó la rubia a unos cuántos centímetros de su cara haciendo que Midoriya se callara.

El peliverde cerró los ojos e inhaló y exhaló múltiples veces intentando calmarse, su corazón latía rápidamente y cientos de preguntas se generaban en su cabeza. Al abrir los ojos pudo ver los ojos azules inundados en preocupación de la mujer frente a él y eso lo tranquilizó un poco. Asintió lentamente y se acercó a su cama, sentándose en ella.

— ¿Qué me sucedió?

— Midoriya ¿Estás seguro de que no tienes un quirk?

— Completamente.

— Entonces — La heroína sacó su teléfono y después de unos minutos buscando algo, se lo entregó a Izuku — ¿Qué es esto? —

El joven peliverde vio la pantalla del móvil de la rubia, en él se reproducía un video de las cámaras de seguridad del hospital, se podía ver a una persona con los antebrazos cubiertos en llamas, y un aura anaranjada cubriendo los cuernos y garras que tenía el individuo. Temiendo la respuesta, Izuku miró a Yu.

— ¿Qué es esto? — Su voz temblorosa y llena de preocupación.

— Eres tú, sucedió ayer, minutos después de que te quedaras dormido.

— Pe-pero, yo no tengo un quirk — La expresión del de ojos verdes cambió a una de confusión — ¿Cómo es esto posible? —

Unos leves golpes en la puerta de la habitación hicieron que el par voltearan a verla, en la entrada había un joven doctor, era bastante alto, su cabello era de color blanco y sus ojos de color rojo, tenía una sonrisa amable decorando su rostro.

— Creo que yo te puedo responder eso — Dijo el doctor acercándose a Midoriya —. Me llamo Akihiro Satō, soy el médico encargado de ti —

— Un gusto — Saludó levemente el chico.

El médico le dedico una leve sonrisa — Es un caso curioso el que tiene joven Midoriya — Empezó a explicar.

— Es cierto que usted fue diagnosticado como quirkless cuando tenía 5 años, pero eso ya no es tan cierto — El peliblanco puso una de sus manos sobre el pie de Izuku, una luz verdeazulada emanó de la palma de la mano del médico y acto seguido una proyección de los huesos del peliverde se materializó frente a ellos, como si fuera una radiografía —, como puedes ver, sigues teniendo dos articulaciones en tu dedo meñique, lo que nos dice que "técnicamente" no tienes un quirk —

Midoriya le dio una mirada confundida al doctor — Entonces… ¿Cómo pasó esto? — Dijo tocando levemente sus cuernos.

— La teoría que tenemos es que era un quirk oculto, sin desarrollar — Explicó —. Y al estar tu cuerpo en una situación de peligro debido al… incidente, éste se hizo presente —

Tanto Izuku como Yu asintieron en entendimiento, pero una duda surgió en la cabeza de la rubia — ¿Y por qué se descontroló tanto? ¿No es algo que hará siempre no?

— Es poco probable — El joven médico empezó a tomar los signos vitales del peliverde —, creemos que lo que pasó ayer fue una consecuencia de que el quirk de Midoriya-shonen estuviera dormido por tanto tiempo —

Al ver la cara de confusión de ambos, Akihiro continuó — Generalmente los dones mutantes, es decir, que cambian la apariencia física de la persona; suelen evolucionar progresivamente — Explicó —, por ejemplo, una persona con un quirk que le da las características de un gato obtendrá estas características poco a poco, primero las orejas, después las garras, y así sucesivamente hasta completar su transformación. En el caso del joven Midoriya, los cambios que debieron ocurrir durante años se produjeron en unas cuántas horas —

Algo no cuadraba en la mente de Izuku — ¿Pero no estuve cinco meses en coma?

— Esa fue mi primera duda, la mejor respuesta que puedo dar es que tu cuerpo aún estaba recuperándose y no tenía la energía suficiente — Dijo el médico —, pero no te puedo confirmar nada —

Yu estuvo callada durante toda la conversación, escuchando atentamente la información que se le estaba proporcionando, al menos la explicación tenía sentido — ¿Entonces ya no se volverá a salir de control?

— No debería, pero es probable que aún se presenten algunos cambios, al fin y al cabo, los cambios de los quirks mutantes varían dependiendo la persona y el don.

— Gracias doctor — Habló Izuku.

— Si es todo, iré por tu alta y serás libre de irte.

— ¿Tengo que esperar a mi madre?

— Ella dijo que la señorita Takeyama te acompañaría — Y sin más el doctor se retiró.

Izuku y Yu se enfrascaron en una conversación trivial, gustos, disgustos y ese tipo de cosas; realmente era ella la que hablaba y él solo se limitaba a responder, era demasiado tímido e inseguro aún. Después de unos minutos una enfermera entró a la habitación para informarles que eran libres de irse.

Midoriya se cambió de ropa a su uniforme, no era como si en esos momentos tuviera otra, y se fue junto a la heroína. Actualmente se encontraban en el automóvil de ella de camino a casa del peliverde, un silencio cómodo entre ellos.

— ¿Cómo te sientes? — Preguntó Yu.

— Mejor, lo que hice fue un error — Dijo mientras miraba el paisaje por la ventanilla.

Takeyama asintió, le gustaba esa respuesta — ¿Qué harás ahora?

— ¿A qué se refiere?

— Dijiste que todos te habían dicho que no podías ser un héroe por no tener un quirk — El auto se detuvo frente al edificio en el que se encontraba el departamento de los Midoriya — Pues ahora tienes uno.

Izuku la miró, esperanza en sus ojos verdosos y en un susurro dijo — Puedo ser un héroe —

— El examen de admisión de U.A es en menos de 6 meses, y te enfrentarás a personas que han tenido un quirk toda su vida, así que tienes que entrenar hasta que no puedas más.

— ¿Y cómo se supone que haré eso?

La chica puso cara pensativa, una de sus manos en su barbilla — Puedo conseguirte un régimen de entrenamiento para que prepares tu cuerpo, pero fuera de eso no puedo ayudarte más.

Izuku bajó del auto lleno de emoción — ¡Muchas gracias, Takeyama-san!

— Nada de Takeyama-san, creo que estamos en un punto en el que nos podemos hablar por nuestro nombre.

— O-ok, Yu-san.

La heroína suspiró resignada y le entregó su móvil al peliverde — De acuerdo, Izuku, dame tu teléfono.

— ¿Dis-disculpe? — El joven sintió sus mejillas calentarse mientras tomaba el aparato.

— Necesito alguna forma de ponerme en contacto contigo para darte el régimen de entrenamiento.

— ¡Oh, claro! — Aún con las mejillas tintadas de un leve tono rosado Izuku logró rápidamente guardar su número en el teléfono de ella.

— De acuerdo, esta noche te enviaré tu entrenamiento — Dijo la rubia mientras encendía el motor — ¡Hasta luego! — Y sin más, el auto se perdió en la distancia.

Los siguientes meses pasaron en un abrir y cerrar de ojos para Izuku Midoriya, días llenos de entrenamiento, estudio y cambios en su apariencia. Tan solo unos cuantos días después de que Yu le otorgara su entrenamiento, sus cuernos habían crecido unos cuántos centímetros, al igual que sus colmillos; su estatura había aumentado un poco, llegando justo al 1.70, y su musculatura era mayor, y aunque había estado entrenando, se notaba que ese progreso era anormalmente rápido. Él atribuía eso a los cambios residuales que le otorgaba su nuevo quirk.

Por mucho que avanzara físicamente, Izuku sentía que su quirk seguía igual, lo cual era normal para una particularidad mutante, en su caso, solo le otorgaba capacidades físicas superiores; pero él sentía que aún había algo más, sentía que le faltaba una parte de sí mismo. Una energía se estaba acumulando en su interior, y él aún no lo sabía.

El 26 de febrero llegó más rápido de lo que el peliverde esperaba, para cuando se dio cuenta, ya se encontraba de camino a U.A dispuesto a hacer todo lo posible para ser un héroe.

Al salir del vagón del metro en la estación correspondiente, Izuku sintió su móvil vibrar en su bolsillo, tomándolo entre sus manos pudo ver que tenía una llamada de nada más y nada menos que de la heroína Mt. Lady, una pequeña sonrisa se plasmó en su rostro antes de contestar.

¿Hola?

¡Hoy es el día! — Gritó la rubia del otro lado de la línea — ¿Estás listo? —

La relación de Izuku y Yu había avanzado significantemente durante todos esos meses, si bien no se veían mucho, la heroína se aseguraba de verificar que estuviera bien. Él lo apreciaba, pero también era algo que en el fondo le disgustaba, y es que, después de "el incidente", todos lo trataban como si fuera una bomba de tiempo que explotaría en cualquier momento. Midoriya solo quería que lo trataran como una persona normal, y así olvidar que en algún momento quiso dejar este mundo.

Tan listo como puedo estarlo, Yu-san

¡No seas tan pesimista Izuku, lo harás genial!

S-si

Takeyama se pensó mucho lo que diría a continuación — Izuku, sé que este es un tema sensible aún, pero, intenta hacer amigos este año ¿sí?

Un suspiro nada sutil escapó de los labios del peliverde, esperaba que ese tema no saliera en la conversación — Yu-san, no creo que-

Sé que piensas que no es buena idea, pero tu madre está preocupada por ti, yo igual. Solo, intenta convivir un poco más con gente de tu edad y no tengas miedo de ser ese chico brillante y encantador que sé que eres.

Está bien, lo intentaré…

Ibara Shiozaki nunca se describiría a si misma como una persona nerviosa. Al contrario, se considera a si misma como una persona bastante capaz y segura. Pero hoy era la excepción. Seis meses de entrenamiento y estudio sin parar no habían sido suficientes para evitar la ansiedad que cayó sobre ella cuando divisó los cuatro edificios de cristal que conformaban las instalaciones principales de U.A.

Mirar a su alrededor no calmó para nada sus nervios, pensó que quizás el ver a los demás aspirantes le dejaría ver que no estaba sola en esa situación, pero nada más aleado de la realidad. Aparentemente los rumores acerca de que cientos de participantes aplicaban todos los años eran ciertos, cientos de participantes que podían arrebatarle su lugar.

"Sin miedo" Pensó lista para entrar al enorme rascacielos, pero un grito la sacó de sus pensamientos.

— ¡Hazte a un lado Deku! — Gritó un chico de cabello cenizo a uno de cabello verde que hablaba por teléfono — Aléjate de mi camino ¿o es que quieres morir? — Y dicho eso se fue.

El chico peliverde solo dijo en su teléfono — Nos vemos luego Yu-san — Y colgó y subió las escaleras para entrar al edificio.

Segundos después ella decidió hacer lo mismo, ese era el primer paso a si futuro


— ¿¡Qué están esperando!? — La voz del héroe Present Mic retumbó por toda la arena — ¡En una batalla real no habrá una cuenta atrás, corran! — Al escuchar esto todos los aspirantes corrieron a toda velocidad hacia la ciudad artificial que U.A había creado en uno de los campos de entrenamiento.

"Bien, solo tengo que eliminar a tantos robots como pueda, fácil" Ibara conversaba consigo misma mientras corría por las calles de la falsa ciudad.

Se detuvo un momento para mirar a su alrededor, vio al gran grupo de aspirantes alejarse y se dio cuenta de que quedarse junto a tantas personas probablemente no jugaría en su favor. Al fin y al cabo, el objetivo del ejercicio era destruir tantos robots como fuera posible. Mientras más gente a su alrededor hubiera, menos oportunidad de conseguir puntos.

Con ese pensamiento, dio una vuelta hacia la derecha separándose del resto. A la distancia pudo escuchar los sonidos de explosiones y partes metálicas colisionando entre sí, lo que significaba que había personas que ya estaban empezando a ganar puntos; eso la hizo cuestionar si su decisión había sido la correcta, quizás si se hubiera mantenido junto al grupo ya llevaría bastantes puntos. Esos pensamientos fueron interrumpidos cuando vio un destello metálico por el rabillo del ojo.

Antes de que se diera cuenta, un robot con forma de tortuga y cohetes en la espalda saltó frente a ella. Ibara se quedó quieta por unos segundos ante la sorpresa, sintiendo adrenalina bombear por todo su cuerpo activó su quirk y enrolló a la máquina antes de apretarla con la suficiente fuerza para destruirla.

— Ok, ese era de tres puntos — Se dijo a sí misma recordando la explicación que había dado Present Mic antes del ejercicio — Son más frágiles de lo que pensaba —

Sin perder más tiempo, la chica con cabello de enredaderas siguió corriendo por la calle. No tenía mucho tiempo para seguir consiguiendo puntos y no veía ningún robot más. Los organizadores no habían especificado una cantidad mínima de puntos para pasar, lo que probablemente significaba que elegirían a los aprobados entre aquellos que tuvieran la mayor cantidad de puntos. Eso solo la ponía más nerviosa.

Dejando de lado sus dudas giró en una esquina hacia la siguiente calle. En el momento en el que llegó a la mitad de la calle un robot hecho pedazos calló a su izquierda. Mirando hacia el cielo pudo ver a un aspirante con un conjunto deportivo negro y rayas verdes a los costados caer sobre los restos del robot de tres puntos.

Su distracción fue tanta que no notó a la máquina de dos puntos que se acercaba detrás de ella lista para atacar. El sonido de engranajes rechinando la hizo voltear rápidamente y por instinto formó un escudo frente a ella con tantas enredaderas como pudo, parando el ataque del robot con forma de escorpión casi por completo; aunque el aguijón logró atravesar su barrera quedando a unos cuantos centímetros de su estómago.

Su escudo de enredaderas no la dejaba ver nada, pero escuchó un estrepitoso sonido de metal destruyéndose. Una ola de confusión invadió su cuerpo cuando retiró su escudo y solo pudo ver los restos del robot. Sobre él se encontraba el mismo chico en el traje deportivo verde, aunque ahora que lo podía ver mejor, pudo notar su revoltoso cabello verde que contrastaban con unos cuernos que sobresalían sobre sus mechones.

— Gracias por eso — Dijo ella con una pequeña reverencia — Pero creo que podía con ello —

El peliverde pareció sobresaltarse un poco ante eso y sus mejillas se tintaron de un leve rosa, no respondió su agradecimiento, solo le respondió con un asentimiento de cabeza. Y luego, como si se hubiera salido de una película antigua de superhéroes, el chico tomó impulso corriendo unos cuantos metros y de un salto desapareció de su vista.

Decidida a no perder más el tiempo, Ibara continuó su búsqueda por los robots. Si sus cálculos eran correctos, aún le quedaban veinticinco minutos para juntar los máximos puntos que pudiera.

El tiempo restante pasó prácticamente sin acontecimientos notables. Había logrado conseguir un buen número de robots, la mayoría siendo de tres puntos, pero para su desaliento, solo llevaba veinticinco puntos, y eso considerando que había contado bien. Las dudas acerca de su decisión de separarse del grupo regresaron, quizás si se hubiera quedado con ellos hubiera conseguido más puntos.

— ¡Qué mierda es eso! — Un tipo con cabello castaño gritó desde el otro lado de la calle. Apuntando con uno de sus brazos giratorios hacia un lugar en la distancia, lugar del que todos parecían alejarse desesperadamente.

Todos los aspirantes dirigieron su mirada hacia el lugar señalado y vieron a un robot de tamaño monstruoso acercándose en su dirección. El mecha gigante era al menos del tamaño de un rascacielos, era fácil de decir ya que era más alto que todos los edificios de la falsa ciudad en la que se encontraban.

"Ese debe ser el de cero puntos que Present Mic comentó"

'¡Ouch!'

Una voz provino desde la dirección en la que se dirigía el gigante robot. Ibara buscó el origen del sonido, dando con una chica castaña. Y por lo que podía ver, su pie se había atascado bajo un gran pedazo de concreto, y lo que era peor, era que el de cero puntos no estaba tan lejos de ella.

— ¡Aguanta! — Shiozaki le gritó acercándose a ella, sus instintos dictando todas sus acciones — No te preocupes, te sacaré de aquí —

— Gracias, pero esa cosa está casi sobre nosotros

Ibara activó su quirk y empezó a enredar la gran roca con sus enredaderas para poder moverla, pero era más pesada de lo que pensaba. Si bien, su "cabello" tenía una fuerza y resistencia considerables, tenía sus límites. Sin embargo, eso no le impidió intentarlo con todas sus fuerzas, incluyendo sus manos para intentar mover más rápido el obstáculo.

— ¡Vamos, muévete por el amor de Dios! — Ibara rogó, en ese momento se dio cuenta de que ya estaba desesperada. Con el robot a menos de treinta metros de ellas el sentimiento de ser inminentemente aplastada creció. De pronto, justo cuando la mano de la maquina bajaba para aplastarlas, algo inesperado sucedió.


'¡Qué mierda es eso!'

Izuku miró a la distancia, un robot enorme se acercaba amenazante. Rápidamente dedujo que ese era el obstáculo que cero puntos, observó a todos los aspirantes correr de la máquina, así que se dispuso a hacer lo mismo.

'¡Ouch!'

'¡Aguanta!'

Esas voces lo hicieron voltear y lo que vio hizo que sus sentidos se pusieran en sobremarcha, una chica castaña estaba atrapada bajo un trozo de escombro y la aspirante de cabello de enredaderas que había ayudado hace unos minutos intentaba ayudarla.

Actuando por instinto corrió a toda velocidad hacia ellas, los edificios se transformaron en manchones grises debido a la velocidad a la que corría, no podía parar, temía que si lo hacía se paralizaría del miedo. Pero no podía dejarlas a su suerte, tenía que ayudarlas.

Sintió una energía extraña en su estómago, lo llenaba de calidez y lo hacía sentir ligero, esa energía que se había acumulado sigilosamente por meses buscaba una manera de salir, y lo hizo. Cuando estuvo lo suficientemente cerca de la máquina se agachó todo lo que pudo ocupando el momentum de su carrera para ganar potencia, y con todas sus fuerzas, saltó.

Pasó justo entre la mano del robot, su altura subía a toda velocidad, sus instintos concentrados en derribar a la amenaza que los asechaba. No sabía lo que haría, pero sabía que solo tenía un golpe para derribarlo.

Ese sentimiento cálido que se descansaba en su estómago se esparció por todo su cuerpo, sintió sus cuernos arder y sus colmillos crecer. De un momento a otro sus antebrazos y sus pies se incendiaron, haciendo que sus prendas se desintegraran.

El haber liberado esa energía lo hizo sentir ligero, pero a su vez, sacó a flote esos sentimientos que había ignorado todos esos meses, tristeza, dolor, furia. Sobre todo furia. Sintió ese enojo subir por su pecho, formado un nudo en su garganta, y sintió las llamas en su cuerpo subir de temperatura, consecuencia de sus sentimientos.

Para cuando estuvo frente a la cara del robot su furia estaba a punto de desbordarse, y la dejó salir de un único golpe.


— ¡Vete al diablo! — Una voz retumbó en el cielo. Ibara solo lo vio unos momentos, era el chico peliverde de antes, y se había lanzado a su rescate.

En un instante, un puño de fuego hizo contacto con la cabeza del cero puntos, el impacto lanzó al robot hacia atrás, seguido de múltiples pequeñas explosiones. Los restos del robot cayendo en la calle detrás de ellos.

— Oh, wow — La chica castaña susurró, admirando la demostración de poder que se había desatado ante sus ojos.

Ibara asintió en acuerdo, pero frunció el ceño cuando vio al peliverde caer a toda velocidad, y no esta desacelerando. De un último empujón logró quitar el escombro del pie de su compañera aspirante, y en un rápido movimiento mandó sus enredaderas hacia el cielo, enredándose en las extremidades del joven y así disminuyendo su velocidad hasta que estuvo a salvo en el suelo, cubierto completamente de plantas.

Izuku apenas consciente vio a su salvadora, los rayos del sol brillando sobre ellos dándole un brillo angelical — ¿Eres un ángel? — Fue lo último que dijo antes de desmayarse.

"¡De acuerdo damas y caballeros!" La voz de Present Mic se hizo presente por toda la arena "¡Las festividades de hoy han llegado a su fin! ¡Si están heridos y necesitan asistencia, manténganse en su lugar y esperen a nuestro personal!"

Ibara devolvió su atención a la castaña — ¿Cómo está tu pie? —

— No creo que esté roto, pero duele como los mil demonios.

— Déjame ayudarte, te llevaré con los médicos — La peliverde pasó uno de los brazos sobre sus hombros y cargó a Izuku con sus enredaderas.

— Gracias, mi nombre es Ochako Uraraka, por cierto.

Shiozaki le dedicó una sonrisa amable — Yo soy Ibara Shiozaki, y no hay ningún problema.

Sus ojos azabaches se centraron en el peliverde con el que cargaba, había derrotado al cero puntos de un solo golpe, y si era sincera esos cuernos le llamaban la atención de sobremanera.

Solo esperaba que algún día supiera su nombre y así poder agradecerle de manera apropiada.

Buenas, aquí les traigo el siguiente capítulo de esta historia a la que de verdad le tengo mucha emoción. Ya por fin apareció Ibara y puedo avanzar en la historia.

Como pudieron ver este capítulo es casi el doble de largo, me emocioné escribiendo. En fin, espero que les haya gustado, si fue así, sigan la historia, denle fav y dejen su review, me animan bastante a seguir.

Sin más, nos vemos después.

Love, E.