Hace mas de tres años publique esta historia, y seriamente necesitaba una buena revision. Gracias a todas esas hermosas personitas que se toparon con esto y no creyeron que era un completo desastre. Es por eso que estoy aqui hoy recompartiendola con ustedes, debo decir que la misma cambio demasiado, desde la vision que tenia antes de ella a la que tengo ahora, de igual manera me gustaria que la disfruten y nunca duden en hacerme saber su opinion, cada una de ellas sera bienvenida.
Marinette se sintió decepcionada una cantidad incontable de veces, los humanos son seres egoístas que sobre todo siempre buscan el beneficio propio, así lo vio ella cuando a la corta edad de 12 años descubrió que sus padres ya no se amaban. Ellos eran cordiales y se agradaban, pero se estaban esforzando por mantener una relación que a sus inexpertos ojos estaba rota. Marinette ante esta revelación dejo de creer en cuentos de hadas, no busco más a su príncipe azul y concluyo que el amor eterno solo existe en las páginas de sus libros, entendió de manera deprimente que sin importar que tan fuerte sea el sentimiento en algún momento todo acaba, así con el corazón en una caja fuerte se enfrentó a su primer año de secundaria, mirando de lejos sonrisas robadas y besos entre enemigos jurados que nunca serian admitidos fuera del lugar oscuro donde fueron dados ¿Porque? Porque una persona tiene que tener el coraje para admitir sus sentimientos, hay pocos valientes que se atreven a eso y no por la imposibilidad de amar sino por el miedo al dolor de la caída de las nubes. Soñaba, claro que lo hacía, le era inevitable el hacerlo cuando su traicionero corazón comenzó a latir por su compañero de clases, pero solo se quedaba en ello, no era tan tonta como para proyectar a futuro a pesar que le hubiese gustado tener la suficiente capacidad para escribir historias de amor donde al final ambos se prometen estar juntos para siempre. Vio a sus amigos separarse, vio a su entorno quebrarse y siguió sonriendo, a la par que ocultaba la depresión que la acompaño en cada paso. No quería admitirlo, aunque resultaba obvio el hecho de que todas sus vivencias habían creado una coraza a su alrededor, pudiendo ser descripta solamente como una persona fría, casi como si no tuviera sentimientos.
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Al cumplir dieciséis años su vida dio un cambio rotundo, otro ladrillo para su pared apareció frente a ella en el momento que se encontraba apenas incursionando en los primeros pasos del camino hacia el amor. ¿Qué confianza podía tener en aquel sentimiento cuando parecía destruir todo a su paso? Cuando el mismo se burlaba de lo que ella creyó seria infinito, de lo que se convenció miles de veces de estar equivocada, una parte de ella quería creer que las señales que veía a diario solo eran visibles por el hecho de buscarlas con ahínco en lugar de que existieran realmente, la vida no era un cuento donde todos al final son felices. Su corazón se fracturo en un principio, para luego estallar quebrándose en pequeños trozos que culminaron en nada más que polvo, polvo de un corazón inexperto, vestigios de una persona que se rindió antes de siquiera planificar la carrera, de alguien que cerró el libro sin siquiera leer las primeras páginas, la misma mujer que se encontraba notando de manera tardía el poder de sus elecciones fallidas; la perplejidad del dolor tras un adiós que nunca pudo darse y la vacilación de una obsesión auto concluida cuando a su alcance obtuvo esa meta que creyó inalcanzable. A sus dieciocho se encontró de cara contra un muro de plexiglás al momento preciso en el que cayó en cuentas de que lo que debería ser alegría, gozo o algún tipo de pensamiento feliz se sentía vacío, pesado e incorrecto tal como si ignorante de su caminar hubiese metido sus pies en un camino plagado de espinas, sus sonrisas tan falsas cual estatua de cera pretendiendo ser una personalidad famosa, sus brazos fríos aun si los cubría un abrigo , una pesadez sólida y palpable instalándose en su pecho, entonces lo supo, lo admitió luego de tanto tiempo, tarde como lo había hecho siempre, entendió las implicancias de ese error en el preciso momento en cuanto sus labios se tocaron con ese hombre que representaba la culminación de su deseo, ya que mientras ese acto ocurría no fue la imagen de quien tenía enfrente la que ocupo sus pensamientos, no se trataba de Adrien la estampa pegada en sus parpados, no ansiaba sus labios cuando era precisamente lo que estaba obteniendo y se retiró, alejándose asqueada de sí misma a la par que agradecía al estado etílico del chico frente a ella, sabiendo que este recuerdo se borraría de la memoria del rubio, mas no de la suya. Concluyó aquellas vacilaciones regañándose miles de veces, hasta que finalmente logró convencerse a sí misma que cerrando su corazón dejaría de sentirlo; ese mal que la aquejaba no sería tan grave. Afirmar aquello ingresando en sus veintes era devastador, no por el hecho de que fuese joven para atravesar por decepciones amorosas, sino porque el hacerlo la hizo perder la creencia en la ilusión como primera medida, las esperanzas y el amor caminaron juntas el mismo destino, el olvido. Endureció su coraza exterior para protegerse, creyéndose incapaz de ser lastimada otra vez, en cambio eso no sirvió de nada cuando todo por lo que había trabajado se quebró hasta caer en finas e imperceptibles limaduras de metal, a su alrededor, rodeándola aun sin encontrarse preparadas para abandonarla a su suerte, ese contenedor de emociones desbordó en una tarde de lluvia en la que lloro desahogándose, mientras se sentía acompañada por las mismísimas nubes, como si el cielo mismo supiera de su sentir. Ahora no podía hacer más que mirar al pasado llena de remordimientos, mientras el sonido de esa voz se adueñaba de sus pensamientos.
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El amor, admitiría en silencio embelesada por el poder de esa voz tan angustiosamente distante, fue ese sentimiento que pareció llenar y endulzar cada momento de su adolescencia, un elemento crucial que ahora no se permitía admitir o extrañar ya que el hacerlo significaría aceptar que lo necesita. Mientras, centrando sus pensamientos así como sus emociones en esos tiempos tan remotos en los que se dedicó a perseguir imposibles, tal como le había dicho cierto pelinegro de mechas azuladas y aunque durante mucho tiempo se negó a admitir aquello, ahora mientras intentaba escribir un mail a su universidad con la intención de pedir una prórroga para la entrega de su trabajo —ya que no se le caía una sola idea útil para inspirarse y crear los bocetos de una colección completa— era capaz de admitirlo, con tanto cargados como pesados suspiros y el corazón estrujándose a medida que aquella canción avanzaba. La ironía se burlaba de ella, haciéndola sentir miserable, aún más de lo que era posible, ya que ahora él no podía escucharla y ella no hacía más que repetirlo incontables veces en su lista de reproducción; aceptaba sin tener dudas al respecto que aquello que la atraía de Adrien era justamente lo inalcanzable que era a la vez que parecía totalmente accesible, siempre se sintió confusa con respecto a ese hecho, sin embargo tan atrapada como se encontraba en esos sueños imposibles, los que la hacían sentir normal a la ve que protegida de aquellas sensaciones no quería rendirse, solo por tener algo que ocupase sus pensamientos, algo que la alejara de lo que verdaderamente era capaz de herirla y en cierto momento se creyó capaz de creer en sus falacias, al menos hasta que ese mínimo y prestado contacto la obligo a madurar –Si pudiese llamarse así a este nuevo estado– aun cuando parecía estar repitiendo sus mismos pasos, esta vez con alguien a quien desprecio sin querer hacerlo ¿Qué importaba eso ahora cuando él se encontraba a miles de kilómetros y su voz era lo único que podía sentir cercano mientras la misma susurraba a sus oídos? Siendo ese su único consuelo, cuando, en momentos como este se encontraba dispuesta a dejarse caer, se había rendido de perseguir a Agreste antes de ingresar en la universidad, la misma noche en la que festejaban su graduación, el motivo oficial había sido que notó que no valía la pena seguir con esa actitud autodestructiva cuando era sabido que no podría alcanzarlo porque le encantaba caminar en círculos a su alrededor sin querer realmente avanzar hacia él, admitiendo que poseía la conciencia de que no llegaría a ningún lado, las palabras de aliento de Alya tuvieron el efecto contrario, puesto que nunca admitió la verdadera razón de su deceso, el cual no fue el no sentir lo que esperaba en esa ocasión en la que el estado etílico del rubio ayudo a que sus labios se tocasen, sino la misma que la tenía en blanco en este momento. Rio levemente ante ese pensamiento, cuan cierto parecía aquello mientras se permitía mirar al pasado, siendo envuelta por su voz que se encontraba elevándola hasta aquellos sentimientos que se negó fervientemente a admitir en el momento correcto.
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"Pendant que tu admirais une étoile impossible à atteindre, mon cœur m'a permis de donner sans me soucier de ton look"
"Mientras admirabas a una estrella imposible de alcanzar, mi corazón me permití entregar sin importarme tu mirar"
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Viajo en retroceso por cada momento en el que él no había tenido reparos en expresar esos sentimientos que fluían hacia ella, la tarde en que fue akumatizado, en el barco admitiendo que la esperaría, en cada tarde cuando las notas musicales de su guitarra eran lo único que parecía hacer que vuelva a su centro, cada vez que la encerró entre sus fuertes y cálidos brazos para que no sufriera con la vista de Adrien paseando con su novia, sin saber que ella comenzaba a disfrutar más del aroma que la envolvía en sus abrazos que de la presencia del rubio. Con los años transcurridos y aquellos momentos lejanos era capaz de admitirse aquellas cosas que su versión más joven se esforzaba por ignorar; como esa vez que en medio de una ensoñación juro haber sentido el roce de esos labios ajenos sobre los suyos. ¿Cuántas noches había repetido ese instante en sueños ubicándolo a él como el iniciador de ese casto beso? Sin embargo, entraba en sus "fatídicos dieciseises" —Como decidió llamar a esa etapa de su vida— y tenía tanto miedo o tal vez fuese resentimiento, con respecto al amor que guardo todo aquello desestimándolo, tomándolo como una rama más de expresión de su amistad, o una confusión, queriendo culpar a sus inconclusos sentimientos por Adrien sabiendo en lo más recóndito de su ser que era imposible que sea así, ya que si bien el rubio era guapo, ya no hacía que su brújula enloquezca, o al menos si la aguja se inclinaba no era nada comparado a lo que su amigo con su música o llamadas de madrugada ocasionaba.
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"J'ai concouru avec de l'or et des émeraudes armés des cordes de ma guitare"
"Competí con oro y esmeraldas armado con las cuerdas de mi guitarra"
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Cerro su mail ante aquella frase siendo incapaz de encontrar un justificativo para su falta de inspiración o motivación para seguir con lo que creyó era su carrera ideal ¿Qué había sido lo que la impulso a diseñar? Se encontró sin palabras ante aquella pregunta, totalmente en blanco y esa incertidumbre le infundo tal temor que un gélido escalofrío recorrió su columna vertebral ¿Esto era también a causa de su enamoramiento a larga distancia? Si era así, el amor apestaba, aunque en realidad lo sabía, con la mirada centrada en la pantalla y mientras no importara nada en el mundo más que aquellos acordes, no podría pensar en hacer siquiera una prenda, cuando todo lo que sus pensamientos repetían era su nombre, esas cuatro letras que resonaban en sus oídos con la voz del aire, se amonesto por solo darle la mitad de su atención a ese fantástico hombre que siempre estuvo a su lado y obligarlo a compartirla con aquel que se le hacía esquivo, ocultando esos refulgentes sentimientos solo evocados por su presencia, aun si esta fuese una mera intrusión en sus pensamientos.
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—Lo siento, Luka —Susurro mientras tocaba con la yema de sus dedos la imagen en esa inerte y fría pantalla— lo siento tanto… Si tan solo supieras… Si tan solo pudiese decirte…
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Se lamentó, con el corazón estrujado, sintiéndose patética ante esa acción ¿De que valían sus lamentos? ¿De qué le servían al aire a su alrededor esas disculpas? ¿Quién respondería a sus incertidumbres cuando el único receptor era la brisa que corría por su habitación? Con una mano sobre los latidos erráticos de su corazón ante el reconocimiento del nombre que abandono sus labios. Realizo ese acto que llevaba años repitiendo; cerró los ojos imaginándolo a su lado, sonriendo como si lo más importante de su vida estuviese allí mismo, rasgando las cuerdas de la guitarra en la privacidad de su habitación para nadie más que ella. La música se repetía, acariciando sus oídos como si su voz fueran sus dedos y aunque la misma sonaba sufrida y quebraba su corazón no podía dejar de oírlo ya que contaba con el conocimiento de que aquello era totalmente dedicado a ella, su pasado visto a través de aquellos ojos oceánicos.
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"Ce diamant brut était juste pour toi et tu m'as laissé m'enfuir"
"Este diamante en bruto fue solo para ti y tu embelesada me dejaste huir"
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Las fotografías de su último álbum se hallaban ocupando el buscador por enésima vez ese día y mientras el mundo entero podía verlo en apariencia fría y distante, ella era capaz de ver su sufrimiento; imperceptible para sus fans, pero tan visible para quienes conocían el brillo en su mirada, sus ojos, ahora, tan atormentados que le causaban dolor físico, una insoportable incapacidad que la limitaba por una barrera a miles de kilómetros ¿Dónde estaba su familia? ¿Dónde se encontraban sus amigos? ¿Alguien estaba ahí para consolarlo? ¿Alguien además de ella veía su tormento? Necesitaba abrazarlo, besarlo, susurrarle promesas que se obligaría a cumplir, suplicarle que la acepte, decirle que estaba dispuesta a dejar todo por él, porque todo careció de sentido cuando se fue. La impotencia que le producía el verlo a distancia fue la misma que la obligo a cerrar sus manos en puños para contenerse, cuando lo veía, creyendo y con justas razones que ella era la causante de su mirada herida y su sonrisa al revés. Si aquella canción que sonaba decía algo era eso, que ella era la única culpable de su sentir, de sus ojos negros de tristeza, de su sonrisa perdida y Marinette sabia con toda claridad que se arrancaría el corazón del pecho para entregárselo si eso devolviera al chico que había conocido años atrás ¿Lo había dejado huir? ¿Acaso él quería que lo detuviera? Las preguntas siempre giraban en sus pensamientos mientras su voz y música la atrapaban, tan ensimismada como lo estaba seguían rememorando aquellos momentos que habían compartido, aunque luchase con eso y no los quisiera de vuelta, las veces en las que se había rendido, reído y llorado a su lado mientras él siempre abría sus brazos para recibirla cual si una parte de su ser supiese que ella nunca le fue indiferente. Luka le daría refugio sin importar las veces que ella llorara en sus brazos por otro chico y aquello era ahora lo que la destruía, el siempre haber mirado hacia un costado cuando lo que estaba frente a ella siempre había sido su mejor opción, cuando no le importaba el perder los restos de su corazón para entregárselos a él, porque no necesitaba un cartel luminoso que le dijera lo que ella ya sabía, Luka era incapaz de lastimarla. Su garganta se cerraba ante los recuerdos de su incondicionalidad. Contaba más de un millón de cosas por las que debía reprocharse y ahora el tiempo parecía sobrar para ese fin. El cerebro le punzaba, una y otra vez recordándole que tal vez no estaba lista para esto, no estaba lista para olvidar o si quiera seguir avanzando, aun así, tuvo las intenciones de subir el volumen escuchándolo solamente a él diciendo aquello que ambos sabían y ella se negó a creer, que lo había perdido por no haber actuado a tiempo y ahora cada nota era como una daga retorciéndose en su pecho.
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Marinette de dieciséis era un desastre andante, puesto que la burbuja que mantuvieron sus padres termino estallándole en el rostro, mostrándole sin dejar lugar a las dudas de que los últimos años se mantuvo viviendo en una mentira durante esos años y siquiera sabía exactamente por cuanto tiempo había sido, cuatro años desde comenzó a sospechar de ellos, que había visto a su madre alejándose del toque de su padre, los besos en la mejilla que recibía con una mueca, sin olvidar de la sonrisa y los abrazos que fingían en su presencia. Antes de esos indicios no podía estar segura ¿Cuánto había durado realmente su amor? Aun si le molestara su secreto no podía culparlos, no era tan tonta para creer que el amor les duraría toda la vida, pero tal vez de lo que podía culparlos era de haber estado fingiendo amarse mientras cada uno tenían su relación en paralelo, intuía en un recóndito lugar de sí misma que si le hubiesen contando, si hubiesen tenido el valor de admitir sus sentimientos o la falta de ellos aquello no la hubiese afectado tanto, pero el enterarse en el quinto mes de embarazo de su madre que no solo iba a tener un hermano sino dos medios hermanos, fue por decirlo de la manera más amable posible; un golpe duro. Su madre tuvo mellizos, ambos con el cabello claro, un rubio ceniciento que rozaba con el blanco, finalmente sus padres admitieron no poder seguir juntos luego de esos dos pequeños hechos concluyendo así su matrimonio. Se le permitió elegir a uno de sus padres para convivir hasta su mayoría de edad, en cambio ella se negó a irrumpir en sus nuevas vidas, pidiendo su emancipación, fue tedioso. Todo lo era, saber que debería conseguir un trabajo y un lugar para vivir fue demasiado agobiante apenas al cumplir sus diecisiete.
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Claro, las madres de ninguno de sus amigos iban a dejar que viviese por su cuenta, al menos no hasta tener un sustento; vivir con Alya fue increíble, aunque su hogar estaba sobrepoblado. Rose y sus padres fueron por llamarlos de alguna manera paz y calma luego de eso, ellos le enseñaron el oficio de la jardinería, aunque si fuera totalmente sincera al respecto diría que no le fue tan bien como quería en ello. Paso por tantos hogares, mismos de los que sus propios padres no tuvieron conciencia, ya que nunca les dejo saber dónde se encontraba, siempre siendo ella quien iba a visitarlos.
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Henry, la nueva pareja de su madre no estaba mal, ni tampoco lo era Eve la pareja de su padre, pero no pudo conectarse con ninguno de ellos, las interacciones con sus padres no se sentían de la misma manera con ellos allí, ni siquiera entablo algún tipo de relación con sus nuevos hermanitos, tanto con los mellizos Jean Paul y Jean Marc como con la pequeña Katia, el retoño de su padre; una niña de cabello castaño y ojos verde mar. No había manera de que pudiese superar sus mentiras, por ello no podía sentirse parte de ninguna de sus nuevas familias. No fue hasta un par de meses después, que luego de una noche de películas accidentalmente se durmió en el sofá de los Couffaine con Luka tomándola protectoramente entre sus brazos, cuando sintió a ese sitio como un hogar, mismo donde podía quedarse sin verse como una carga o una intrusa, el estar con los Couffaine la había hecho sentirse nuevamente parte de una familia, reparando en gran medida su desgastado corazón, aunque sabía que aquella no era suya y secretamente quisiera que lo fuera.
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Esa era una de las razones por la cual no era capaz de admitir lo que Luka le ocasionaba, sentía que de alguna manera estaba abusando de la hospitalidad de Anarka al acercarse demasiado a él, no quería que nada cambiara entre ellos, cuando después de años finalmente podía sentirse en casa, un pensamiento que aceptaba no había sido nada más que egoísta. Es un hecho de la vida el saber que cuando uno no ha encontrado más que decepción a cada paso del camino, eventualmente deja de intentar nada, sin importar ver la felicidad al alcance de la mano, buscando alguna especie de protección para así poder evitar el dolor o en su defecto, toma por costumbre el desconfiar de todo aquello que se le presenta; una sensación tan cotidiana que ni siquiera suele pasar de manera consciente, sino que forma parte un mecanismo de defensa susurrante trabajando entre las sombras, en lo que se cree como beneficio propio. Ahora, cuando esa misma sensación proviene del ámbito amoroso, la misma persona toma por preferencia involuntaria permanecer ajena a los sentimientos dirigidos a esta; tal vez, quisiera excusarse, fue por aquella razón que nunca había tomado las confesiones del pelinegro tintado de manera seria, aunque una parte de sí misma se aferrara a sus palabras como si fuese el único refugio en medio de un huracán. Lo admiró en silencio, en aquella pantalla, lejano como lo eran las estrellas, mientras el solo de su guitarra vibraba en los altavoces de su habitación; al oírlo, las urgencias por correr hacia él, saltar, detenerse y desaparecer la confundían. Tal vez esa sensación era la que la obligaba a hundir su miseria en aquella silla. Ya que parecía imposible llegar a él en este momento y aunque lo hiciese aún se preguntaba qué le diría; ¿Me recuerdas? Bien, ahora estoy lista para ti. Claro, dijo que la esperaría, pero después de estos años ¿seguiría haciéndolo? Nada más que su música sonaba bien en esa habitación, en ese solitario loft, sus pensamientos turbios eran un castigo con el que convivio desde esa tarde en la que no pudo despedirse, desde que su madre la retuvo más de lo necesario, cuando acepto cuidar a sus hermanastros por esa hora que se convirtió en hora y media y dos, antes de encontrarse corriendo desde el taxi para ver a un avión —Mismo que descubriría luego no era el suyo, ya que este había salido media hora antes— surcar los cielos. No logro llegar a tiempo y culpo a su madre por ello, le grito que necesitaba verlo una última vez y que ella era la culpable de su llanto, no quiso verla desde ese día, aun no logra verla o atender sus llamados, solo es capaz de comunicar un "Estoy bien, deja de llamar" cada dos o tres días. Para culminar su mala suerte, un par de semanas después llego esa canción a sus oídos y su voz se transformó en lo único que la ayudaba a conciliar el sueño. Lo extrañaba y admitirlo no era poco ya que no había extrañado a sus padres luego de separarse de ellos, no extraño la convivencia con sus amigos en cuanto se dedicó íntegramente a sus estudios universitarios, pero que el cielo se abra sobre ella si mentía al decir que extrañaba a ese hombre, porque eso era la imagen que le devolvía la pantalla, un hombre formado y sumamente atractivo, un hombre con tristeza en la mirada, un hombre que adornaba cada uno de sus sueños. ¡Dios! Como lo extrañaba, como si recién ahora se hubiese dado cuenta de que las milésimas partes de su casi inservible corazón se hubiesen ido con él, aun si nunca logro verlo subir a ese maldito avión.
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Mientras las notas se hacían más estridentes, como si ese instrumento pudiese llorar, el arrepentimiento golpeaba su puerta, no de manera suave como lo haría un visitante, sino con exigencia, desesperación y un dejo de locura. Marinette sabía que Luka era el punto número uno en su larga lista de arrepentimientos, esa que había acumulado con el pasar de los años; era sin lugar a dudas el error que más lamentaba si la cantidad de suspiros que exhalaba al escuchar su voz a través de la distancia era un indicativo de ello. Reproduciéndose por decimoquinta vez en la última hora la misma canción; esa que era totalmente suya, a diferencia de las demás donde él solo proporcionaba la música y su hermana era quien daba voz a sus notas. La que en ese mismo instante solo hacia vibrar sus latidos y su ronca voz erizaba cada uno de los vellos de sus brazos, con los parlantes ahora a volumen moderado e intentando no imaginar los susurros de sus labios en sus oídos, el movimiento de sus manos sobre su instrumento o esa sonrisa fácil que siempre portaba a su lado. Aquella estampa fue como una estocada al corazón ya que era obvio por su voz y aquellas imágenes que se alzaban frente a ella en la pantalla que él no estaba sonriendo, que no era feliz y no lo había sido durante mucho tiempo. Exhaló nuevamente un suspiro con pesar, mientras se encontraba mirando más allá de esa lumínica pantalla a la foto que se habían tomado estando juntos un tiempo atrás, unos días antes de que Luka dejara Paris. La distancia era una maldición autoimpuesta sin embargo no podía culparlo por alejarse, por querer continuar persiguiendo un destino que no la incluía, así como tampoco era su culpa que en la distancia cuando ya no podía hacer nada la conciencia de sus propios sentimientos la golpease como si se tratasen de vividas bofetadas a su rostro. Repaso los dedos por el rostro sonriente en aquella inerte fotografía, donde ambos parecían encajar junto al cuerpo del otro ¿Su sonrisa siempre resplandeció de esa manera? ¿O era acaso que ahora que él ya no portaba aquella mueca con sinceridad que parecía más bella? No pudo ni quiso evitar esa lágrima que se resbalo de su ojo. La vida sería más fácil si fuese un pingüino, se dijo en un intento de que su bizarro pensamiento cambiase su humor, en cambio no pudo evitar imaginarse la montaña de piedrecitas que él había dejado frente a ella con afán de impresionarla; fue entonces cuando se permitió gritar desahogando su pesar mientras su garganta sumaba un dolor físico al emocional, en ese sonido intentaba sacar de su interior parte de la angustia por haber sido tan idiota, por no querer apreciar sus sentimientos, por ser temerosa de dar ese paso que la llevaría más allá de la amistad. Resolvió de esa manera que, si hubiese sido un pingüino la depresión seria mayor, ya que ellos aman una sola vez eligiendo a su pareja para que los acompañé toda su vida. Golpeo la cabeza contra el teclado en su escritorio motivada por la frustración mientras en su perfecta, rota y ronca voz sonaba otra vez ese desgarrador coro, mismo que estaba dedicado a partir su alma en dos cada vez que se repetía.
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"Je n'étais pas assez
Même si je sortais de mon chemin à chaque tentative
Je n'étais pas assez
En séchant vos larmes
Je n'étais pas assez
En criant ce que je ressens
Je n'étais pas assez
Et pourtant je continue à te dédier mes rimes"
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"No fui suficiente
Incluso si me desviví en cada intento
No fui suficiente
Mientras secaba tus lágrimas
No fui suficiente
Mientras gritaba lo que siento
No fui suficiente
Y sin embargo sigo dedicándote mis rimas".
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Él como lo había hecho siempre, desnudaba su alma aunando a sus sentimientos en aquellas estrofas, pero para ella cada nota de esa canción era más que una puñalada ¿En verdad él podía creer en esas palabras? Si bien era cierto que siempre había estado para ella, no cabía en sí la posibilidad de que este no viese la manera en la que la afectaba. Con lágrimas en sus ojos hinchados y enrojecidos, las ojeras producidas por su noche de insomnio y una nariz levemente obstruida golpeo el teclado con determinación y furia tocando de manera inconsciente la tecla de marcado rápido misma que comenzó una video llamada con su mejor amiga Alya. No esta demás aclarar que ella no tenía idea de que su notebook pudiese hacer eso, así que la sorpresa fue enorme cuando la ronca voz de su cantante fue interrumpida por los gritos de su mejor amiga; — ¡¿En verdad Marinette?! —Resonó la voz demandante de Alya—. ¡No puedes seguir así, chica!
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La nombrada suspiro con pesadez; —Francamente Alya no quiero hacer esto, no otra vez... —Cubriendo su rostro para que su amiga a distancia no observe su debilidad—.
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— ¿No otra vez? —Preguntó la morena confundida a sabiendas de que hablar del músico había sido algo prohibido por casi tres años— ¿Crees que para mí esto es un paseo en el parque con Thierry? —Omitió el tema de su nuevo novio ya que eso ocasionaría que su amiga la ignore como lo había hecho en ocasiones pasadas, llamando su atención a la pantalla—. Mari, esto no está ayudándote para nada. Tan solo mírate un instante al espejo ¿Es esa la imagen que quieres ver cada día?
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Marinette se encogió de hombros ¿Importaba tanto que se viese igual a como se sentía? La chica de ojos azules fregó su rostro repetidas veces, bostezando ya que el cansancio al que no había atendido la noche anterior ahora estaba pasándole factura; —No es lo que crees —Advirtió a sabiendas de la mirada que encontraría si fijaba su vista en la pantalla—. solo es falta de sueño —Bostezo una vez más como si eso pudiera enfatizar su punto, sin embargo, como si el momento hubiese estado planeado de nuevo ese coro hizo su aparición y ante la mirada comprensiva de su amiga no pudo contener más sus emociones—. ¿N'étais-je pas assez?, ¿N'étais-je pas assez?... ¡No es posible! Él... él —Suspiro antes de sorber su nariz—. Realmente no puede creer eso ¿Verdad?
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Alya tomo aire, sabiendo que esta era una charla que su amiga había evitado por un largo tiempo; — ¿Quieres la verdad o solo una respuesta comprensiva? —Inquirió con paciencia y voz calma. La receptora asintió, a la vez que limpiaba su nariz e intentaba seguir conteniéndose—. Sinceramente ¿Por qué no hiciste algo al respecto antes de que se vaya? —Marinette desvió la mirada, demasiado avergonzada consigo misma para mirar a la pantalla—. Sabes que la razón por la que Juleka dejo de hablarte es justamente esa ¿Cierto? —La oyente miro la pantalla sorprendida, ya que siempre se había preguntado de qué manera haba ofendido a Juleka—. Parecías descaradamente jugando con él sin tener intenciones de nada más... Todos veíamos eso, incluso Adrien.
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— ¡Yo no hice eso! —Se defendió sin prestar atención a quien había nombrado la morena—. ¿Lo hice? —Pregunto ante la avasallante cantidad de recuerdos que demostraban las palabas de su amiga—. ¡Maldición, lo hice! —Un torrente más abundante de lágrimas recorrió su rostro—. Entonces... él lo cree ¿Cierto?
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—Es muy probable —Susurro sin querer que realmente escapara de sus labios, aun sabiendo que aquello era algo que necesitaba escuchar—. Mira, eres mi amiga y lo sabes ¿Cierto? —La chica asintió a la pantalla—. El caso es que tal vez... no, me retracto —Reformulo—. Mira Marinette, cuando Adrien era parte del esquema no dudabas en ir tras él o conocerte todos sus movimientos, en cambio con Luka...
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La joven se avergonzó; —Él siempre estaba allí y solo...
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—Diste por sentado que seguiría siendo así. Sé que no quieres escucharlo pero él realmente estuvo esperándote, quería que fueras lo último que viera antes de abandonar Paris... ¿Por qué no llegaste...?
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La angustia finalmente la golpeo, no lloraba ni parecía tener una palabra para devolverle a su amiga. El arrepentimiento estaba allí, tan latente como ese día en el que el todo estuvo en su contra y no fue porque no lo hubiese intentado, el destino parecía haberse ensañado con ella y cuando finalmente arribo al aeropuerto el avión ni siquiera estaba en el cielo, sino que hacia un tiempo que se había marchado. En cambio, volver a su departamento había sido cuestión de minutos y al llegar Alya ya estaba allí esperándola, más ella no dijo una palabra ese día o las semanas y meses que le siguieron a este. No se atrevió a poner en palabras aquello que la había molestado, siempre podría salvar París si lo necesitaba más era tan inútil que no pudo estar para la única persona que en verdad importaba, dejo el traje y a Tikki semanas después de eso. Ninguno de sus amigos quiso entrometerse, la universidad comenzó para todos y por lo tanto estando demasiado ocupados nadie se atrevió a preguntar o mencionar el tema hasta ahora. Oyó la voz lejana de su amiga llamándola, sin embargo, hizo caso omiso a eso.
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— ¡¿Qué quieres que haga?! —En tono defensivo—. ¡No puedo volver el tiempo atrás! —Se quejó con voz nasal, alcanzando un pañuelo descartable para limpiar su nariz— ¡¿No te das cuenta que lo perdí?! —Limpiando sus ojos con el dorso de su mano—.
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—Marinette ¡Ya basta! —Grito con exasperación—. ¿Cuánto más vas a seguir lamentándote? —La llorosa chica la miro como si la hubiese golpeado—. ¿No eras tú quien decía que solo eran amigos?
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Aunque quiso no pudo evitar el chillido de frustración que abandono sus labios ante aquella innegable revelación; —Yo —Suspiro con pesadez—. Sabes Alya, ni siquiera puedo decir que no lo sabía... pero... no lo sé... yo —Resoplo—. ¿Si perdieras a tu novio qué harías?
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La morena rio; —Yo no lo per... de... ría? —Sonrió ante aquella brillante idea que surgió de aquella inconclusa declaración, la respuesta era simple; si ella perdiera a Nino, lo buscaría—. En una hora estoy allí, más te vale no seguir lamentándote con aquella canción o me conocerás enojada.
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—Alya, no tengo ánimos para recibir visitas —Sonando penosa y cansada—.
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—Nunca lo tienes y nunca lo tendrás a menos que hagas algo al respecto —Exclamo moviéndose por su casa, tomando sus llaves y su bolso con las tarjetas de crédito. Agradeciendo no haber desecho la maleta que preparo para el viaje fallido con Nino, la cual también tomo sin detenerse a pensarlo, pensar siempre hacia más dolorosas las cosas—. En vista de que tú no harás nada más que lamentarte yo seré quien lo haga. Una hora, bañada y lista para salir—Ordeno, tomando el celular a un lado de su notebook—. ¡Sin excusas!
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Alya cortó la llamada en pos de evitar que su amiga inventase algún tipo de pretexto para seguir hundiéndose en su depresión, dejo caer su celular dentro de su bolso y se aproximó a su auto, regañándose mentalmente por haber dejado que Marinette se desgastara tanto ¿Cuánto tiempo había dejado las cosas pasar? Confiaba en la madurez de su tímida hermana, porque eso era exactamente lo que significa la chica, una hermana que la vida le había puesto frente a sus ojos, sin embargo, nunca notó que tan mal estaban las circunstancias, a decir verdad, creyó que el fijarse en Luka ahora era solo una excusa para mantener su comportamiento de "Alcanzar imposibles". No esperaba el sufrimiento que oyó en su voz ni el verla tan desesperada por una simple canción, si bien era obvio que la misma estaba dedicada a ella, no espero que la afectase tanto ¿Qué sentía en realidad Marinette por el chico? ¿Era arrepentimiento, nostalgia o tal vez algo más? No había manera de responder a eso, a menos que ella misma supiese la respuesta, y en verdad esperaba que el pesar de su amiga hubiese sido eso; el finalmente darse cuenta de lo que podría haber tenido, la caída de la venda que cubrió sus ojos, la revelación de lo que todos sospechaban desde antes que él dejase París. Podía entender sus sentimientos, era sencillo verlo, aun si ella no quería admitírselo a sí misma. Alya quería ser capaz de creer que Marinette se encontraba irremediablemente enamorada de él, sin embargo, no era capaz de afirmarlo con certeza, ya que hubiese dicho lo mismo de sus sentimientos por Adrien y las cosas con ellos acabaron antes de comenzar, Marinette perdió el interés de un momento a otro y tal vez eso era lo que Alya había esperado en el último año, que ella desistiera de su sufrimiento y finalmente afrontara su realidad. En la vida nada sale como uno quiere y Marinette era el más grande ejemplo de eso, ella no lo olvido, no dejo pasar ese sentimiento de pesar que la envolvía, no continuo sino que detuvo todo su mundo ante la ausencia de Luka, lo extrañaba, resultaba sencillo dirimir aquello pero era más que eso, recientemente se había percatado de ello sintiendo que si no intervenía ahora Marinette era capaz de dejarse marchitar hasta que fuese tarde, ya que de hecho era lo que había estado haciendo por casi un año. El entendimiento de aquello golpeo su estómago causándole agruras, ya que mientras ella se centraba en su carrera periodística encontrándose sumida en sus propias necesidades; llenándose de horas extra entre su pasantía, trabajo, exámenes y la reciente propuesta de convivencia de su novio, así como esa pelea que tuvieron hace apenas unas horas en las que cancelaron el viaje que hubiesen hecho juntos, ella suspiro pensando que tal vez no estaban listos para avanzar en su relación. Mientras se centraba en aquello envió un mensaje a Rose, ellas se habían mantenido en contacto, por ello le fue sencillo insistir en el tema, ya que era obvio que al no tener ningún concierto programado en el lugar iba a encontrarse con Juleka como también lo era que donde ella se encontraba su hermano también lo hacía. Obviamente no recibió la respuesta que esperaba, aun así, tenía la seguridad de poder descubrir donde se encontraban, primero el hotel y luego aunque sería difícil conseguiría el número de su habitación, si sus estudios en periodismo le habían enseñado algo era que siempre había una opción y ninguna puerta estaba lo suficientemente cerrada para quien estaba dispuesta a encontrar una primicia, en este caso a una persona.
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Marinette miro hacia la ventana con consternación, no queriendo ser interrumpida ni ayudada, sabiendo que en el último año siquiera quería poner un pie fuera de su departamento, a menos claro que fuese para fingir ante sus padres que no estaba quebrada; perdiendo mínimos trozos de sí misma, dejando aquello que la inspiraba en el mismo momento en el que entendió que el peso de su perdida no era solamente por su amigo... ahora que estaba a kilómetros de distancia de él y perdiendo todo contacto su temor se había esfumado golpeándola con fuerza en el centro del pecho. El corazón, ese órgano invertebrado, latente y vibrante de vida, ahora dolía cual si estuviese quebrado, como si con su partida hubiese perdido algo de vital importancia. Creyó vanamente que aquello era un dolor físico, sin embargo, luego de que tres especialistas diferentes la encontraran perfectamente sana, vislumbró su perdida, negándose a que su ausencia tenía que ver con ello, su determinación cayo al momento de estrenarse "Je n'étais pas assez", lo que la derrumbo por completo. En la cultura cotidiana aman hablar del despecho, el sufrimiento y el coraje femenino, bueno en este momento tal vez deberían replantearse esto ya que esa canción con la que Marinette literalmente se torturaba desde el momento que advirtió estaba dirigida a ella demostraba que él también se encontraba sufriendo, esperándola por demasiado tiempo y queriendo rendirse sin saber cómo hacerlo realmente. Ella pudo ser imprudente, pero él la había golpeado a la distancia causando un daño que ella no quería reparar, ya que estaba segura que lo merecía, cada una de las palabras y emociones descargadas allí eran por ella. Su historia compartida a través de sus ojos y ella no podía sentirse menos como humana y más como un monstruo ante la evidencia de su sufrir. Si pudiese pedirle perdón tal vez su alma dejaría de querer abandonar su cuerpo, aunque sabía que como la misma letra de su canción nada sería suficiente;
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No fui suficiente
Je n'étais pas assez
Mientras admirabas a una estrella
Pendant que tu admirais une étoile
Imposible de alcanzar
Impossible à réaliser
Mi corazón me permití entregar
Mon cœur m'a permis de délivrer
Sin importarme tu mirar
Je me fiche de votre apparence
Competí con oro y esmeraldas
J'ai rivalisé avec l'or et les émeraudes
Armado con las cuerdas de mi guitarra.
Arme des cordes de ma guitare.
¡Que iluso me vi!
Comme je me suis vu!
¡Cuánta hipocresía!
Quelle hypocrisie!
Creyendo que por mi
Croyant cela pour moi
Sus destellos obviarías.
Vos étincelles seraient évidentes.
Sin embargo, me vi simple y sin pulir
Cependant, j'avais l'air simple et non poli
Su fulgor oprimía mi lucir
Son éclat a opprimé mon regard
Este diamante en bruto fue solo para ti
Ce diamant brut était juste pour toi
Y tu embelesada me dejaste huir.
Et votre ravi vous m'avez laissé m'enfuir.
No fui suficiente
Je n'étais pas assez
Incluso si me desviví en cada intento
Même si je sortais de mon chemin à chaque tentative
No fui suficiente
Je n'étais pas assez
Mientras secaba tus lágrimas
Alors que je séchais tes larmes
No fui suficiente
Je n'étais pas assez
Mientras gritaba lo que siento
Alors que je criais ce que je ressens
No fui suficiente
Je n'étais pas assez
Y sin embargo sigo dedicándote mis rimas.
Et pourtant je continue de te dédier mes rimes.
Un simple chico bohemio
Un simple garçon bohème
Contra el libro de reglamentos
Contre le livre de règles
Una voz pausada y enronquecida
Une voix rauque et rauque
Contra la sonrisa de las fotografías
Contre le sourire des photographies
Las revistas hablaban de tu amor
Les magazines parlaient de ton amour
Mientras el mío se guardaba en un rincón.
Alors que le mien était gardé dans un coin.
La venda en sus ojos no le permitió ver
Le bandeau sur ses yeux ne lui permettait pas de voir
El abismo en el que yo me dejaría caer
L'abîme dans lequel je tomberais
¡Tú, peligrosa obsesión!
Vous obsession dangereuse!
La personificación de la perdición
La personnification de la perdition
Y quien mantiene por completo mi corazón.
Et qui garde complètement mon cœur.
En zapatillas y parches
En baskets et patchs
En zapatos de Cuero
Dans les chaussures en cuir
Mechas tintadas
Faits saillants teintés
Cabello color sol
Cheveux colorés au soleil
Guitarra en mano
Guitare à la main
Y el paraguas que te dio.
Et le parapluie qu'il vous a donné.
Ropa de marca
Des vêtements de marque
Una vieja sudadera
Un vieux sweat-shirt
Paredes de juegos y libros
Murs de jeux et livres
Colección de púas y posters
Collection de pointes et d'affiches
Mismo gusto musical
Même goût musical
Y distintas maneras de verte.
Et différentes façons de vous voir.
No fui suficiente
Je n'étais pas assez
Incluso si me desviví en cada intento
Même si je sortais de mon chemin à chaque tentative
No fui suficiente
Je n'étais pas assez
Mientras secaba tus lágrimas
Alors que je séchais tes larmes
No fui suficiente
Je n'étais pas assez
Mientras gritaba lo que siento
Alors que je criais ce que je ressens
No fui suficiente
Je n'étais pas assez
¿Cuándo estaré en primer lugar?
¿Quand serai-je en première place?
Olvidemos el pasado
Oublions le passé
Ven por mí, te estaré esperando
Viens pour moi, je t'attendrai
Déjame ser tu número uno
Laisse-moi être ton numéro un
Creemos juntos un nuevo futuro
Créons ensemble un nouvel avenir
Demuéstrame que soy suficiente.
Montre-moi que je suis assez.
Aun si no te entrego las estrellas
Même si je ne te donne pas les étoiles
Si no logro bajar la luna
Si je ne peux pas faire descendre la lune
No soy el príncipe de tus historias
Je ne suis pas le prince de tes histoires
Pero seré el caballero de las nuestras
Mais je serai le chevalier à nous
No te prometo imposibles
Je ne te promets pas impossible
Solo pido una oportunidad
Je veux seulement une opportunité.
Convénceme de que soy suficiente.
Convainquez-moi que je suis assez.
Muéstrame que puedo ser suficiente…
Montre-moi que je peux suffire ...
Muéstrame que puedo ser suficiente…
Montre-moi que je peux suffire ...
Muéstrame que puedo ser suficiente…
Montre-moi que je peux suffire ...
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Luka tenía la sensibilidad para exponer por completo su corazón si así lo requería la situación o en cambio calmar a uno que estuviese perturbado, sin embargo mientras el tono de esas notas perdidas se asentaban en sus pensamientos en torno a ella la comprensión de sus sentimientos lo abrumaban, de tal manera que desgarraba su corazón con aquellas notas rotas, con la voz rasposa de alguien que agoto cada posibilidad a su alcance, dejando la decisión en sus manos, ignorando que esas tambaleantes manos no estaban listas para contener su propio corazón y mucho menos lo estarían para buscar el suyo. Marinette rompió el corazón de Luka no ante su indecisión ya que había pasado bastante desde que dejo de babear por Adrien Agreste quien había sido su objeto de admiración desde su adolescencia, si bien aquello fue algo bueno desde su punto de vista no implico tomarlo a él como objeto de su atención. Intento ser comprensivo ante aquello ya que no hubiese sido sano saltar de una relación a la otra, pero el problema no era ese, Luka sabía que podía gastar cada día esperando una respuesta de su parte y seguir sosteniendo esta amistad, misma que constaba de demasiado tacto, abrazos, encuentros a solas que sospechosamente sonaban como citas, pero claro, él no admitiría aquello en voz alta. Se acostumbró a aceptar lo que sea que ella pudiese darle y a pesar de contar con aquella estrecha relación de amistad ella nunca llego a despedirlo aun si él la espero hasta el último momento entrando al túnel a segundos de que cerraran las puertas. El viaje que lo separo de la mujer que había sido su interés romántico desde sus primeros años en Paris fue callado, lo que era suficiente para describir el vacío que cargaba su corazón, ya que para él el mundo se trataba de sonidos, el silencio era aterrador. El silencio sonaba a desesperación, arrepentimientos y gritos mudos de sentimientos que decidió callar, aunque no había hecho lo mismo con sus acciones. Pasaban tanto tiempo juntos que nunca tuvieron la necesidad de intercambiar números y ese día mientras Francia era apenas un punto en el mar, lo lamento, así como el hecho de que debido a su extraña amistad la relación entre Juleka y ella no se encontrara en los mejores términos, haciendo que perdieran todo contacto. Por ello el último llamado de su corazón expuesto y roto fue aquella canción sonando con su voz; ronca, cansada y sufrida, con el sonido de su guitarra como acompañamiento, a él le agradaba la idea de que sus fans la odiaran así nunca debería tocarla en vivo. Sus fans admiraban su aspecto y su talento, pero no podría pedirle a nadie que ame una canción que causaba angustia en cuanto se escuchaban los primeros acordes, había visto la reacción de algunas personas al escucharla e incluso su propia hermana se había abrazado a su almohada mientras sonaba para luego llamar a su novia y estar horas al teléfono. Por ello, Juleka había hecho su versión, con otro arreglo musical, con su voz calma, serena y potente, misma que todos aclamaban. La voz de su hermana era sorprendente y lejos de molestarle aquello, lo apreciaba. Su canción tal cual había sido grabada, como sonaba; íntima y ronca solo estaba dedicada a una persona aun si estuviese escrita con la bilis subiendo por su garganta, a la vez que intentaba por última vez llamarla, pedirle que viniese hacia él eligiéndolo. Aunque debía admitir que todo el mundo amaba la voz de Juleka y decía que la voz de su hermano no era lo suficientemente buena, ambos decidieron que ese tema debía sonar así; intimo... incluyéndolo en su primer álbum. Era una lástima que el tiempo estuviese llevándose sus esperanzas mientras continuaba avanzando ignorante a lo que aquello ocasionaba a su mundo; un año dos meses, tres semanas y contando, siempre parecía encontrarse contando.
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El volumen alto del televisor tuvo que ser el primer indicativo de que las cosas no estaban bien, sin embargo Alya se encamino hacia el departamento de Marinette sin prestarle atención, exhalo en su afán de darse fuerza para lo que iba a acontecer, transcurrieron casi tres meses desde la última vez que hablo con ella, sin contar la pequeña video llamada hace una hora atrás; haciendo uso de su llave extra, la misma que obtuvo cuando durante las vacaciones paso una temporada en el lugar ingreso creyendo que debió haberse preparado mentalmente para lo que vería allí. Marinette se encontraba deprimida y no solo podía decirlo por el aspecto demacrado que le devolvía la pantalla durante su charla; su inmaculado departamento donde no dejaba que un mísero papel tocara el piso era lo que imaginaria un maniático del orden como lo era su amiga en su peor pesadilla, no olía mal ya que era sabido lo sensible que siempre había sido a los aromas, sin embargo pequeños bollos de papel cubrían el piso, así como algunos empaques de frituras, cajas semiabiertas y una gran pila de lo que parecían revistas de moda sobre la mesa de te, sus libros de diseños abiertos y desparramados de un lado al otro. No había manera de caminar por el piso sin toparse o patear alguna cosa, intento encontrar el control para silenciar el televisor sin resultados por lo que simplemente toco el botón de apagado, oyendo la ducha cerrarse para ver a una muy mojada, enjabonada y enojada chica dirigirse hacia ella cubriendo su cuerpo por un grueso toallón rosado, apartando unas revistas, tomando el control y volviendo a encender el televisor.
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— ¡Se suponía que debías estar lista en cuanto llegase! —Grito hacia el baño antes de tomar el control y bajar el volumen—.
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Marinette volvió unos minutos más tarde dirigiéndose hacia ella con el ceño fruncido, sin embargo, ahora llevaba un conjunto de ropa interior mientras secaba su cabello, Alya no pudo ocultar su asombro en cuanto la vio, se veía demasiado delgada, rozando lo que podía considerarse saludable; —También que debías devolverme esa llave hace un tiempo —Para luego encontrarse con la mirada ajena escrutándola—. ¡Deja de mirarme así! —Espeto con nerviosismo—.
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—Estas... tan ¡Delgada!
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Ella bufo, rodando los ojos, en una expresión de consternación que alababa la obviedad de su comentario; —Antes de que empieces con tus especulaciones, deberías ver algo...
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Tomando la mano de la morena la guio mientras la dirigía al lugar que esta había utilizado como cuarto, este a diferencia del resto del departamento se encontraba limpio y en orden, solo que ya no era un cuarto, sino un gimnasio; compuesto por una caminadora, bicicleta fija, un enorme equipo de música, un gran televisor y una gran bolsa de box. Alya la veía caminar frente a ella, admirándola por primera vez de cerca y asimilando lo que acababa de ver, noto lo que no había visto a distancia en cuanto ella cruzo la sala de estar. Marinette se veía delgada sí, pero su delgadez era coronada por un vientre plano y firme, sus brazos se veían mínimamente musculosos, lo suficiente para decir que la carne sobre ellos había sido trabajada. Sus piernas se veían como nunca antes alargadas, finas y fuertes. Su trasero redondeado se erguía sobre estas; turgente, curvilíneo, y orgulloso.
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— ¡Dios chica! —Observando su cuerpo y el cuarto que ahora le era imposible reconocer—. ¿Por qué la bolsa?
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— ¿Es lo único que vas a preguntar? —Mirándola con incredulidad—.
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—Es que te veías tan desarmada por video llamada ¿Cómo es posible que imaginara algo de esto? —Sobo su frente ante la evidencia de esta nueva realidad—. Ahora me arrepiento por ser tan precipitada —Susurro para sí misma—.
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— ¿Dijiste algo? —Inquirió Marinette secando sus oídos y batiendo su cabello. Alya señalo la bolsa esperando que responda al menos a esa pregunta—. ¡Oh! Si he estado haciendo un curso online, realmente sirve para descargar cuando siento que voy a colapsar, por cierto, perdón por el desorden, ayer quise forzarme a hacer un diseño —Resoplo—. Pero por lo visto la inspiración no es algo que pueda forzarse —Suspiro—. Si me das diez minutos e ignoras el desorden estaré lista para lo que quieras.
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— ¡Espera! —Pidió deteniendo su paso tomándola del brazo—. La verdad es que... —Resoplo sin saber cómo continuar, Marinette solo la miro expectante. Ella soltó el brazo de su amiga dejando a los suyos caer—. Sabes que la mayor parte del tiempo solo actuó, ¿cierto? —Marinette asintió con una sonrisa—. De acuerdo, piensa en eso cuando armes la maleta.
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— ¿Qué maleta? —Alya saco su teléfono para mostrar los pasajes recién comprados para el tren que partiría en dos horas—. ¡No lo hiciste! —Grito la chica aun en ropa interior—. Pensé que celebrarías este fin de año con Nino.
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—Lo hare, créeme, solo que él nos acompañara más tarde —Se apresuró a responder esperando que ella no notase la vacilación en su voz—. Tiene algunas cosas que resolver. Mientras tanto nosotras...
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Marinette esbozo una gran sonrisa, como hacía mucho tiempo nadie veía; —Gracias Alya... aunque tal vez necesite ¿Media hora?
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—Tienes 45 minutos si no queremos quedar atrapadas en el tránsito.
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Su sonrisa se desvaneció levemente; —Tal vez si hubiese pensado en eso... —Susurro. Volvió a sonreír levemente ante la mirada curiosa de Alya—. ¡Estaré lista antes de que te des cuenta!
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Abandonaron su departamento asegurándose de cerrar bien cada ventana y puerta, Marinette miro a sus plantas con nostalgia, esperando que estuviesen a salvo en su ausencia, pateo los papeles del suelo en su intento por apresurarse a salir y como una ocurrencia de último momento tomo su notebook guardándola en su valija de viaje. Alya las condujo hasta la estación, ignorando las insistentes llamadas de Nino, ahora necesitaba concentrarse en su amiga, su relación tendría muchas oportunidades para avanzar, sin embargo, Marinette solo tenía el hoy y el ahora. La pelinegra miraba el paisaje pasar por su ventana, ensimismada en sus pensamientos, oyendo de memoria esa fatídica canción que se repetía crudamente y sin cesar, las preocupaciones por el viaje exprés pasaron a un segundo plano, acostumbrada siempre a ser arrastrada por las ideas de su mejor amiga, si bien una parte de ella sabía que debía dejar de influenciarse por Alya, no podía evitarlo ¿Qué más podría hacer? ¿Seguirse lamentando en su departamento? ¿Escuchar su música hasta perder la conciencia? ¿Entrenar hasta que sus músculos no respondan? O seguir aparentando salud y bienestar, mientras sabía que sus pensamientos se encontraban tan enturbiecidos que no era capaz de encontrar una pizca de la creatividad de la que ostento alguna vez. Era preferible perderse en las locuras de otras personas que, en las propias, ya que las mismas eran sumamente dolorosas, al fin y al cabo, las locuras de su mejor amiga habían hecho que su adolescencia y reciente adultez sean algo que valiera la pena recordar. Suspiro ante el pensamiento que él había decidido olvidarla o si usase sus palabras " dejarla ser feliz" ¡Que tarde había notado que la felicidad tenía su nombre y apellido! Mientras las gotas de lluvia jugaban carreras sobre el vidrio de su ventana ella decidió callar su amor y guardarlo dentro para que nadie pudiese interesarle en lo más mínimo de manera afectuosa, por lo cual no había intentado conocer a nadie aunque decir eso no sería exacto; antes de que aquella canción llegara a sus oídos y reconociera la voz que había escuchado cantarle tantas veces, que los conocimientos de su amor la ahogaran o que se sintiera terriblemente sola sin su compañía había intentado ser normal, salir con sus amigos, ir a la universidad, trabajar medio tiempo como mesera... momentos que se habían ido cerrando durante el último año, hasta que solo quedo ella en su departamento lleno de proyectos inconclusos, con la única compañía de su voz y cientos de fotografías que eran evidencia de lo que había dejado pasar, cerro sus puños con firmeza instándose a no llorar frente a Alya. Hacia demasiado que no se atrevía a mostrar sus verdaderas emociones a alguien más. Se excusó dirigiéndose al baño donde dejo salir un grito silencioso, mirándose al espejo e instándose a no arruinar el viaje para su amiga, sus emociones no podían gobernarla, aunque lo único que quisiera fuera volver a su cuarto y esconderse bajo las mantas o golpear sus frustraciones hasta que sus nudillos se resquebrajen. Suspiro sonoramente varias veces hasta calmarse, se echó agua al rostro e hizo lo que no hacia hace meses, se aplicó maquillaje. Conforme con su aspecto volvió a encontrarse con su amiga.
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—¿Seguiremos fingiendo o tendrás el coraje de contarme lo que te sucede? —Inquirió Alya apoyando su mejilla sobre su mano—. Soy tu amiga Mari, puedes confiar en mí.
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—Lo sé —Afirmo ella intentando ocultar las emociones que se filtraban en su voz—. No puedo… no voy… —Resoplo con frustración mirando a su amiga de reojo—. No ahora Alya —Pidió volviendo a ubicarse con la vista fija en la ventana—.
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Sintió mas que vio a Alya cambiar de asiento instalándose a su lado, la morena poso una mano en el hombro contrario; —Tomate tu tiempo, yo estaré esperando a que estés lista.
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Marinette afirmo sin verla, sumida en los recuerdos del último año, entendía que no era normal alejarse de todos sus conocidos, pero se sintió una intrusa en la felicidad de los demás, envidiaba a sus amigos por verse tan unidos, se encontraba molesta con sus padres por lo que habían hecho y si quiera se permitía disfrutar de las sonrisas de sus pequeños hermanos. No lo admitiría en voz alta, pero en lugar de ansiar su propia felicidad quería que alguien sufriera tal como ella. ¿Qué más podía hacer cuando sus iniciales aparecieron por todo lugar al que mirara? Incluso en su muñeca derecha bajo esa pulsera con pedrería de jade que sus padres le habían dado por su vigésimo cumpleaños. Aquello era como un secreto, uno que siquiera Alya conocía, recordaba la mirada angustiada sobre su piel al ver la venda sobre su muñeca, no pidió explicaciones y ella tampoco quiso dárselas. Ella tenía sus propias conclusiones al respecto y aunque admitía que su presencia luego de eso se volvió más constante, llamándola, enviándole mensajes y lejos de sentirse cuidada o contenida, muchas veces se sintió agobiada. Aun así, admitía que Alya a su manera había sido quien nunca la había dejado perderse en el hoyo donde su corazón parecía querer descender, el tiempo suficiente para que no quisiera mostrarse rota frente a ella.
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Mientras el camino seguía avanzando y el ambiente cálido las envolvía, era irrebatible el hecho de que una de las dos debía desbaratar ese silencio y hablar sobre el elefante escondido tras una flor. Ninguna de ellas tenía el valor para dar ese paso. Alya miraba a su amiga con la mirada enfocada hacia el exterior, sin ver nada en realidad y ella no podía dejar de notarlo, ocasionalmente y tal vez también de manera inconsciente rozaba su muñeca. Alya recordaba verla con la misma vendada, así como también haber llorado al respecto con Nino, Marinette nunca hablo de eso y ella no podía más que arrepentirse viéndola ahora, ya que era obvio que ese había sido un llamado de atención, hacía seis meses había pedido ayuda con su acción, y ella, aunque impactada por su herida no se había atrevido a hablar del tema, ahora se encontraba presa de las consecuencias de su falta. Su teléfono vibro, atendiéndolo al instante sin perder las esperanzas de que Rose haya pensado mejor las cosas y quisiera ayudarla a concretar un encuentro entre estos dos tortolos atolondrados.
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[...]
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ALYA: ¡vamos! Sabes tan bien como yo que se necesitan.
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ROSE: Mira Alya, no puedo
Aunque sigas insistiendo
No puedo decirte que se hospedan en el Aman Venice
Ni que su habitación es la 208
¡No insistas!
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ALYA: ¿Entonces me ayudaras?
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ROSE: ¡Lo hare!
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ALYA: ¡Genial!
¿Qué te hizo cambiar de opinión?
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ROSE: Vi a Luka
¡Dios, Alya!
¡Tienes que verlo!
Él simplemente esta…
Como si fuese una estatua, como si la vida no le importase.
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ALYA: Puedo imaginarlo
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ROSE: ¿Cómo podrías?
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ALYA: Marinette se ve igual.
Finge que no le afecta
Pero la canción de Luka suena en su casa en todo momento.
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ROSE: Juleka va a enojarse si la ve.
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ALYA: No podría, te lo aseguro
Sé que nos apoyara si la encuentra.
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ROSE: No contaría con ello.
El asunto de la fama sumado al estado de Luka
Hicieron de ella demasiado sobreprotectora.
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ALYA: He hablado con Marinette.
Las cosas no sucedieron tal como sospechábamos.
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El rasgueo sin sentido de una guitarra era lo que arremetía contra el silencio de aquella habitación en el Aman Venice; un hotel cinco estrellas en el que pararían por las siguientes tres noches. El viejo palacio del siglo XVI, con vista hacia el canal donde las personas parecían perderse por su majestuosidad ahora transformado en algo más redituable ¡La gente necesita hoteles! Pensó con desconsuelo en pos de otro rasgueo, admitiría que no prestaba atención a sus manos, siquiera al sonido, solo sabía que aquello era algo que debía hacer, las manos ociosas solo eran capaces de destruir, lo había comprobado una larga fila de hoteles que habían tenido la maldición de hospedarlo. Cualquiera lo describiría como un hombre tranquilo, siempre lo había sido, solo que en un momento como el que se encontraba viviendo no sabía la manera de lidiar con el dolor y ella lo había golpeado de manera invisible en un lugar tan delicado como mortal. Cuando el padecimiento se sentía intolerable, sus manos holgazanas se movían por si mismas intentando aplacar aquel sufrimiento con furia, los costos por daños terminaban llevándose el treinta por ciento de sus ganancias, el dinero nunca le importo, pero su hermana haba insistido en que aquello no solo influiría en sus finanzas sino también a los rumores y su música seria quien sufriría las consecuencias. Lo último que él podría querer es que algo así pasase, ya que si no se centraba en la música no había nada que lo distrajera de los alaridos de su corazón roto haciendo que aquel círculo destructivo girase sobre él una y otra vez. Dejando su guitarra a un lado, camino quitándose cada prenda sobre si mientras se dirigía al baño, el viaje desde New York lo había agotado, tenía la intención de discutir aquello con su agente, aunque sabía que esta parada era una treta de su hermana para poder encontrarse con su novia y pasar juntas el final del año. Él no podía ni quería encontrar ninguna razón para estar en contra de la elección amorosa de su hermana, Juleka siempre haba sido, tal como su madre lo había querido un alma libre, sin embargo, si hubiese un sentimiento contradictorio que pudiese tener en contra de ellas, sería sin duda envidia. Los celos no existían entre los hermanos Couffaine, pero Luka en este momento envidiaba a su hermana, no por su pareja sino por la posibilidad de poder estar juntas. Aquel pensamiento lo deprimió por lo que tomo un par de cervezas del mini bar y luciendo solo su bóxer se encerró en el cuarto de baño. Entre las cuatro paredes del lujoso baño que lo recibió decidió, viendo su imagen en el espejo que esa noche no pretendería nada, se encontraba tan agotado de fingir, agotado de las mujeres pegajosas que se le acercaban, del ajetreo de aquel viaje y el tumulto de fans. Sus fans habían colmado su paciencia, entendía el hecho de que sin ellas no existiría esta posibilidad, también podía admitir que no era algo generalizado ya que no eran todas ellas sino aquellas que gritaban a sus oídos, alcanzaban sus ropas y lo tironeaban hacia ellas impidiendo que se alejara, las que lo obligaban a recibir sus atenciones con una forzada sonrisa, mismas que siquiera se preocupaban por ver que las mismas sonrisas que a ellas les fascinaban dejaban a plena luz un par de ojos tristes y perturbados. Las apariencias eran lo único que manejaba su nuevo mundo y aquello era demoledor por decirlo de manera educada. Ansiaba en partes iguales volver a París donde todo era más fácil como olvidar ese par de ojos azules detrás de otros que no llegaban a hacer que su corazón palpitara, su primer amor había llegado cuando ella no lo quería y aquel pensamiento por si solo hizo que terminase la primera botella de un largo sorbo. Sosteniendo que la culpa de toda aquella situación resultaba enteramente suya, ya que en que cabeza que cabe, quien puede tener tal maldición sino él, quien es capaz de enfrentar tal desgracia sino él ¿Quién puede tener de primer amor a una mujer que ama a otro? La pregunta variaría, pero la respuesta siempre seria la misma; él y solo él. Alguien a quien no reconocía en el espejo, alguien que no disfrutaba de lo que le sucedía a no ser por esos momentos en los que estaba sobre el escenario.
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No podía evitar aquellos deprimentes pensamientos, no al menos en un día como hoy; no era que este fuese de alguna manera especial, sino que su mal humor haría de este un momento óptimo para joder su cabeza, mostrándole sus errores, las miles de oportunidades que perdió de conocer el sabor de sus labios, ella no dijo que si tanto como él no tuvo el valor de preguntar. En el infinito éter que los rodeaba el arrepentimiento y la angustia los cubría en partes iguales. Marinette mirando a través de su ventana y Luka duchándose mientras acababa su segunda cerveza en menos de 20 minutos. Él no iba a llorar, tampoco a pretender que nunca lo había hecho simplemente resolvió que el hacerlo no lo llevaría a ningún lado, así como tampoco haría que ella viniera a él, conservaba tantas esperanzas con respecto a eso, siempre esperaba, contando el tiempo como si aquello le hiciese algún bien; un año, seis meses, una semana y tres días... siempre seguía contando. Su vida era como un vagón circulando por los rieles de una montaña rusa, cuando el paseo era lento y confortable era el momento en que sus emociones se encontraban a plena vista, imposibles de contener u ocultar. Luego gracias al alcohol las fiestas y algunos alucinógenos que más que eso eran anestesia en forma de pastilla de manera lenta y constante subía por la pendiente donde las oportunidades no faltaban, las mujeres se agolpaban a su alrededor desfilando con la pretensión de ser las elegidas de la noche. Al llegar a la cúspide se desvivía conquistando mujeres solo para rechazarlas como si fuesen un par de jeans viejos luego, por su puesto venia la caída; una que era larga rápida, dura y devastadora. La depresión era una amante cruel, las resacas hacían que se arrepintiera de haber probado alguna vez el alcohol y esas jodidas pastillas; no quería hablar de ellas cuando todo lo invertido se vertía en el fregadero, bañera o cualquier cosa que estuviese al alcance en ese momento, como lo habían sido un par de jarrones. ¡Que ingenuo fue! ¿Cómo podía creer que ella era reemplazable? Luka lo intento, cada vez que perdió las esperanzas, cada día en que no pudo lidiar con el rechazo que sintió, en esos momentos en que se veía a si mismo esperando por ella. Sin embargo, descubrió más pronto que tarde que nunca encontraría a nadie que igualará a su amor perdido; ningún par de labios se verá como los suyos, ninguna tez lucía como la suya, ningún cabello brillaba como el suyo. ¿Cómo podría encontrar tal perfección si era solo ella la que la portaba? Olvidar resultaba difícil, imposible, aunque las mujeres no le faltarán, todo se veía claro a sus ojos, él solo quería a una. Cada mujer que llegaba a su cuarto era rechazada sin que él pudiese si quiera tocarla. Las excusas nunca le faltarían, ya que no importaba el tiempo que pasase, él la buscaría a ella, no solo una similitud sino a ella por completo. El alcohol no fue suficiente, las drogas no lo atontaron demasiado y las fiestas no eran más que un intenso vacío que lo rodeaba con el afán de envolverlo. Excusas sobraban, mujeres sobraban y la realidad lo usaba como bolsa de entrenamiento.
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Tomo un bóxer y un pantalón limpio, revolviendo su cabello con la pequeña toalla para evitar que gotease antes de arrojar la misma sobre el piso de madera. Deshaciéndose de la toalla que cubría el inferior de su cuerpo se vistió con lo que había escogido previamente, dirigiéndose hacia su cómoda tomo una de sus camisetas de la cima, antes de que pudiese cubrirse con la misma un golpeteo a su puerta llamo su atención, resoplando con molestia arrojo la prenda sobre su cama y se dirigió ofuscado a atender al intruso que irrumpía en su ensoñación donde veía a una diosa onírica recurrente en sus fantasías como su compañera de cuarto, a nadie más que a ella. Suspiro frotando su rostro con afán de instar a esas molestas emociones a que lo abandonaran, intentando parecer más compuesto de lo que en realidad estaba, ahora, dos años de interpretar un papel tan estudiado lo habían dotado de un rostro impávido, inhalo una vez para exhalar lentamente, mentalizándose antes de abrir la puerta, confiando en quien estaría del otro lado de la puerta no sería nada menos que su hermana. Notando cuan equivocado estaba al sentir el aroma de un perfume demasiado fuerte e irreconocible acompañar a los sudorosos brazos que se envolvieron alrededor de su torso; —Luka Couffaine ¡Maldito Cristo!, ¿En verdad eres tú? —Murmuro la extraña mujer hundiendo la nariz en su cuello—. ¡Por el amor de todo lo sagrado... hueles tan bien! —Separándose unos centímetros de él sin notar su mirada asqueada—. Tu cabello esta húmedo dime que acabas de ducharte... eso alimentaria las fantasías de todo mi año —Afirmo con voz melosa pasando la yema de sus dedos por el abdomen masculino, deteniéndose en la cinturilla de sus jeans que colgaban despreocupadamente sobre sus caderas—.
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Tomo a la mujer de las caderas, con más fuerza de la necesaria, alejándola bruscamente de él; —No sé quién seas, pero no me interesa —Espeto en cuanto pudo despegar a esa mujer de su piel, sintiendo la necesidad de limpiar y frotar su cuerpo una vez más, esta vez con el agua tan caliente como para quemar su piel—.
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— ¡No puedes decir eso cuando ni siquiera me has visto! —Reclamó la extraña con voz chillona causando un escándalo en el pasillo del hotel, él bufo cansado y molesto por ser el centro de atención una vez más—.
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Rodando los ojos, resopló antes de componerse, sonriendo de manera ladina, aparentando que su intromisión no le molestaba tanto como en realidad lo hacía; —Última oportunidad —Advirtió en su tono sin emociones que de alguna manera parecía fascinar a todas las mujeres, aun si nunca entendería el porqué de aquello—. Convénceme —Pidió con voz ronca y cansada cual si hubiese fumado toda una cajetilla de cigarrillos de una sola pitada—. Gira, una sola vez y si mi respuesta sigue siendo la misma te iras, callada y admitiendo tu derrota ¿Esta claro?
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La chica asintió fervientemente segura de sí misma, su cabello largo en tonos oscuros caía en ondas culminado justo en sus caderas anchas, su trasero era redondo y respingón. Sus piernas largas se veían sensuales con esas medias negras moteadas lo que las hacia resaltar, su vestido a medio muslo no dejaba mucho a la imaginación, su estómago plano solo servía para resaltar sus senos que lucían como si la tela sobre ellos no pudiese contenerlos por el tiempo suficiente, y el escote pronunciado tal vez era lo que le daba más poder a esta ilusión. Su rostro redondeado con grandes ojos azules en un tono tan eléctrico que se notaban falsos, pestañas postizas y demasiado maquillaje para lucir inocente, su piel era tostada, no de una manera natural sino demostrando su estadía recurrente a un centro de estética, más precisamente a una cama solar. Su altura, aun con tacones, se encontraba en un par de centímetros debajo de mí y todo su aspecto me indicaba que se había tomado la molestia en investigar mis gustos antes de apresurarse a mi puerta. Negué lentamente luego de evaluarla como merecía, después de llegar de improvisto mi puerta, existían tantas excusas que podría dirimir para ella, sin embargo, la constante seguía siendo la misma, la que se repetía en su cerebro consiente e inconsciente; ella no era Marinette.
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—Lindas piernas, por lo demás; tu escote es demasiado pronunciado y exponer tus pechos solo habla de ti como una chica fácil, tu cabello se ve maltratado. Así como tu piel, la que si me permites decirlo no soportara un tratamiento más y tus ojos son tan falsos que no me sorprenden en lo más mínimo —Expreso en un tono carente de emociones— Lo lamento, pero no eres de mi agrado —Dicho esto cerró la puerta dejándola afuera, cumpliendo su parte del trato ella no emitió un solo sonido, lo cual internamente agradeció. Aunque pudo oír, en el silencio del pasillo el repiquetear de sus tacones alejándose—. No eres ella —Susurro apoyando su espalda sobre la puerta, recostando su cabeza de manera brusca sobre la madera—.
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Esta vez no fingió fortaleza, ni intento contenerse, dejando a las lágrimas que había estado reteniendo recorrer su rostro, sabiendo que el dolor en su pecho solo aseveraba una cosa y era que ninguna mujer estará nunca cerca de ser un ápice de lo que significaba ella, no conoció a una sola que lo hiciera sentirse a punto de desbordar a causa de la miríada de emociones atacándolo, mientras ella, ajena a ello solo se mantenía allí fijando su mirada en él. Suspiro de manera entrecortada sintiendo a sus rodillas fallar, entendió que las mismas no lo sostendrían por lo que lentamente se relajó deslizándose por la puerta como si esta fuese lo único que impidiese a su cuerpo impactar contra el piso, golpeando su cabeza contra la enclenque madera repetidas veces hasta sentirse atontado, para con ese resultado apoyar su cabeza en las rodillas, abrazándose a sí mismo en busca de su propio consuelo, ya que la única persona que quería que lo hiciera no estaba allí y según lo que creía, nunca estaría para él. Dejo salir su frustración deshaciendo su abrazo, golpeando sus piernas, a la vez que temblaba intentando contenerse, no podía seguir así, debía levantarse, debía sonreír, debía hacer un ciento de cosas para las que no encontraba las energías, contuvo sus lágrimas en su pretensión por encerrar nuevamente sus sentimientos, limpio su rostro con violencia limpiándolas con las palmas de sus manos creyendo que así podría borrar esos recuerdos que lo atormentaban. Suspiro, irguiéndose sobre sus pies, vio su reflejo en el espejo empotrado a su derecha, sonriendo a su reflejo con molestia, aproximándose con la mirada fija en su estado chisto ante su imagen, golpeo su reflejo con el dedo índice de la mano derecha y en tanto negaba ofuscado se susurró a sí mismo; — ¡Eres patético Luka! ¿Qué tanto esperas? —Se acusó, gruñendo a sus ojos enrojecidos—. ¿Crees que ella vendrá por ti? —Bufo enojado apoyando su puño contra el vidrio, viéndose mientras una nueva lagrima recorría su mejilla—. ¡Ya no puedo hacer esto!
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Luka alejándose de su imagen, se dirigió al baño, lavo su rostro, peino su cabello, tomo la camiseta antes descartada poniéndola sobre sí mismo, se calzo sus zapatillas lo mejor que pudo aun estando en pie, y tomando las llaves de su habitación abandono la misma. Se dirigió a paso pesado al ascensor, tamborileando los dedos contra su pierna con ansiedad, sintiendo crecer su molestia con cada piso que descendía, abandono el lugar en cuanto las puertas se abrieron proporcionándole acceso, siguió su camino hasta la recepción donde la misma mujer que registro su entrada le sonreía coquetamente, rodo los ojos en tanto resoplaba; —Requiero un cambio de habitación —Mascullo dejando las llaves de manera brisca sobre el mostrador—. ¡Urgente! —Exigió cruzando los brazos sobre su torso—. Si es posible restringir el acceso a esta y no anunciarlo a las mujeres de ahí afuera —Señalando al tumulto de fans agolpándose contra la puerta—. realmente lo apreciaría —Pidió, cansado de que cada vez que se alojasen en un hotel pasase lo mismo—. Yo mismo me encargare de mover mis cosas a mi nueva habitación. Solo necesito un numero nuevo y la certeza de que lo que ocurrió no volverá a suceder o me veré en la obligación de abandonar su hotel.
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La mujer se veía asustada, fingiendo desconocer la situación; —¿Disculpe, señor Couffaine? ¿De qué está hablando?
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Luka se recargo en el mostrador, mirando a la mujer frente a él con ojos gélidos; —De acuerdo, lo explicare paso a paso para que tu limitada capacidad lo entienda —Ella se mostró ofendida, mientras era ignorada aireadamente—. Una mujer —Miro hacia afuera divisándola entre la multitud—. Más precisamente esa de cabello alborotado —Señalándola—. Llego hasta la puerta de mi habitación, se atrevió a tocarme sin mi consentimiento y a ofrecerme su compañía, como si fuese incapaz de conseguir a alguien por mí mismo —La escrute frunciendo el ceño—. Ahora me pregunto ¿Cómo supo ella donde me encontraba? —Finalmente dejo de fingir viéndose avergonzada—. No me interesan tus excusas, solo quiero tener un maldito descanso sin ser interrumpido por una persona al azar.
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Alejándose del mostrador miro hacia el exterior una vez más, mientras la recepcionista tecleaba en su computadora, con el fin de entregarle una nueva llave. Enderezo su postura volviendo a cruzar los brazos contra su pecho, diviso una vez más a la mujer que se presentó en su habitación, misma que seguía viéndolo con ansias, a pesar de ser rechazada, mientras divisaba en la lejanía a una mujer menuda y de cabellera azabache alejarse del hotel siendo consolada por otra, cerro las manos en apretados puños contra sus brazos en un intento de aplacar las ansias de abrir la puerta y llamar a esa mujer, sintiendo que ese sería el único consuelo que se sentía capaz de brindarle a su cuerpo, pensando en que tal vez un reemplazo sin sentimientos podría ser útil para combatir su soledad. Queriendo por ese momento desoír a esa repulsión que le causaban las imágenes de alguna mujer sin nombre o rostro tocándolo, cuando no ansiaba a cualquiera... sino a ella, quien esperaba estuviese feliz con quien creía era el amor de su vida ¿Cuánto más podría seguir engañándose? ¿Cuánto más la esperaría antes de bajar los brazos? Por ello, para aplacar aquella sensación de descomposición susurro su nombre, captando la mirada de la mujer que extendía su mano vacilante ofreciéndole la llave de su nueva habitación, la tomó de su mano con un agradecimiento susurrado y viendo su nuevo número se dirigió a hacer el cambio. Al acabar fuera de su habitación un joven desgarbado, perteneciente al staff de servicio esperaba pacientemente la devolución de la llave de su anterior locación, él se la extendió con una leve sonrisa, despidiéndolo con una pequeña remuneración por su molestia. Cerro la puerta tras de sí con un suspiro, poniendo seguro a la misma, como era su costumbre se acercó al minibar, mismo que se encontraba lleno, pero no tenía una sola cerveza de su marca favorita, tomo una botella pequeña de ron y la bebió como si se tratase de agua sintiendo que el ardor bajaba por su garganta instalándose en su estómago como fuego, tomo asiento sobre el reposabrazos de uno de los sofás de la habitación dejando que la sensación se asiente en su interior, sintiéndose lo suficientemente normal se levantó aparentando más calma y sobriedad de la que experimentaba, dirigiéndose a su frigo bar tomó en sus manos una cerveza negra, abriendo la puerta para colgar el cartel en el pomo que indicaba no querer ser molestado y devolver el seguro a la misma. Al terminarla se recostó en la cama, esperando atontarse lo suficiente para atender a la llamada de aquel mundo en donde podía ser feliz. Anhelando un lugar donde pudiese sacarla de sus sueños y retenerla con su amor en aquel sitio que pretendía fuese solo habitado por ambos, sabiendo que hizo y aun haría mil cosas por ella. El alcohol cumplió su cometido adormeciéndolo una vez más, felizmente inconsciente de lo que, sucedida en el pasillo al otro lado de su puerta, en el hotel, en el cuarto que ocupaba su hermana o en aquel cuarto a unos metros de distancia donde la chica por la que pedía se encontraba llamándolo. Susurro a voz ronca y cansada aquellas palabras que esperaba que entendiese, esas con las que se encontraba llamándola desde el momento que escribió su canción.
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"…No fui suficiente
Je n'étais pas assez
Incluso si me desviví en cada intento
Même si je sortais de mon chemin à chaque tentative
No fui suficiente
Je n'étais pas assez
Mientras secaba tus lágrimas
Alors que je séchais tes larmes
No fui suficiente
Je n'étais pas assez
Mientras gritaba lo que siento
Alors que je criais ce que je ressens
No fui suficiente
Je n'étais pas assez
¿Cuándo estaré en primer lugar?
¿Quand serai-je en première place?"
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—¿Quan serai-je en première place? —Repitió una vez más mientras su cerebro adormecido se entregaba a su merecido descanso—.
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Desempacar nunca fue una tarea divertida ni grata, al hacer una maleta las ideas de una persona están puestas en el viaje, en el lugar, en las experiencias con las que se nutrirá allí, en cambio desarmar las mismas resultaba tedioso si habías arribado recientemente al sitio o nostálgico s lo hacías luego del viaje, por lo que Marinette decidió obviarla al momento de instalarse en aquella habitación de hotel, resulto ser que organizar un viaje de tres días sin reservación previa no era una buena idea, al menos todavía no se encontraban en temporada alta, aunque las fechas por las que transitaban se esperaba que fuese así, ya que se buscaba pasar estas fechas en familia en lugar de alejados de ellos, por lo que le fue relativamente sencillo, agradeciendo el equipaje liviano y la limitada concurrencia, habían conseguido hotel en su sexta opción, luego de que tres de las recepcionistas estallaran en risas al pedir no solo una sino dos habitaciones, a ella no le importaba compartir cuarto con Alya una de las principales razones de ello era porque los cuartos disponibles en el momento eran suites de varias habitaciones, mismas que acabarían con su presupuesto, aunque admitía que resultaba agradable para pasar un fin de semana con su amiga como en años pasados. Sin embargo, ella sabía que el momento en que Nino llegase la situación se tornaría incomoda y no porque ella quisiera ser incomoda, tampoco porque a ellos les molestara su presencia, era más que eso, se trataba de la sensación agria que se agolpaba en su garganta parecida a la aversión, aunque tampoco se trataba de rechazo hacia ellos, sino envidia, ambos tenían algo tan puro, algo que ella solo podría soñar en este momento. ¿Cuántas veces soñó con Luka? ¿Cuántas veces quiso compartir una salida solo con él? Se abrazó a si misma por un imperceptible instante, sintiendo que la piel se le erizaba y una brisa gélida recorría su columna, demostrándose a sí misma que ya no se trataba de un sueño sino una necesidad. Necesitaba de aquel chico de cabello tintado en azul, aun si anhelaba sus labios y sus abrazos, extrañaba a su amigo, su lealtad, su compañía y su reconfortante voz. Miro con tristeza al suelo desenredando sus brazos de sí mismo, pensando en lo poco que había apreciado su tiempo juntos, si bien los últimos compartidos se asentaron profundamente en su corazón ¿Qué no daría ahora por poder recargarse en su hombro? ¿Por sentir la calidez de su piel o al menos apreciar una de sus cautivantes y genuinas sonrisas? Suspiro viendo a su amiga, cargando su propio equipaje, sabiendo que, aunque las cosas con Nino no parecían estar en buenos términos en este momento, ella no tenía idea de cuánto la envidiaba. Su relación era como uno de esos relatos que les cuentan a los niños; la princesa encontró al príncipe y noto que en sus ojos vería cada amanecer después de ese, su amor se notaba a leguas, siempre actuando tan dulces el uno con el otro que aparte de la sensación de felicidad que le era imposible ignorar, existía ese rastro oculto de envidia, que se aferraba a su espalda farfullando cada una de sus fallas y por qué ella no merecía nada de eso. Sabía lo que se avecinaba y que no debería dejarse caer en torno a esa sensación de ahogo, que se encontraba invadiéndola, sintiéndose mareada, pesada, fría y desapegada de todo; tan solitaria que quería dejarse caer, como lo había hecho tantas veces, comenzó a temblar retrocediendo hasta caer de pompas sobre el colchón, un vacío arrollador y devorador cubría su cuerpo dejándola como una cascara. Clavó sus uñas en su piel con la necesidad de tener alguna sensación; en cuanto lo hizo intento prestar atención a los sonidos centrándose en alguno que le proporcionara calma, al encontrar el trinar de un ave se centró en esta, regulando su respiración y con la consciencia de que esta era una respuesta al estrés que no estaba manifestando. Llevo la mano a su pecho instándose a centrarse en su respiración lenta y constante, inhalando y exhalando, repitiendo un ritmo seguro que era conocido por ella, finalmente se atrevió a abrir los ojos sintiéndose en calma plena, sabiendo que aquello aún se asentaba en un pecho, aunque ya no era una carga sino un recordatorio de que debía ser más cuidadosa o exteriorizar sus sentimientos o serenarse. No noto a Alya sentada a su lado, sino hasta que ella tocó su rostro, sacándola finalmente de su trance, sonrió de manera desganada con la intención de asegurarle que se encontraba perfectamente, desvió la mirada de ella fijándola en algún punto alejado de su habitación, recordándose que debía hacer esto, que no tendría que seguir sufriendo, debiendo intentar algo de la normalidad que gozaba antes, cuando las cosas eran más fáciles y él estaba allí. Una suave brisa movió la cortina blanca con volados en su terminación situada a su derecha, la cual se abría levemente mostrando las luces del atardecer iluminando el cielo de una ciudad que parecía estar encantada. Sin confiar completamente en sus pasos se alejó de su amiga decidiendo dirigirse allí, aun usando el abrigo que no tuvo tiempo de sacarse, deslizó la cortina hacia uno de los lados para ser capaz de observar el paisaje que la recibía; la ubicación del hotel proporcionaba la sensación de que el canal terminaba debajo de su balcón, a pesar de que las luces naturales se encontraban atenuadas, el agua de tono celeste verdoso y el color tenue de los edificios la obligaban a cuestionarse la realidad de la situación, el momento se veía onírico e indescriptible. Con un suave movimiento se abrió camino hacia allí, topándose un par de pasos después con el barandal del balcón con un entramado de hierro y delicados arabescos, el mismo contaba con el espacio justo para poder estar de pie admirando la vista mientras sus pulmones se llenaban de aire veneciano.
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Suspiro admirando aquel momento; — ¡Oh, vamos! No vinimos aquí para suspirar frente al canal Regio. ¡Por favor! —La voz de Alya la sorprendió un instante girándose para verla asomada en su propio balcón—.
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Marinette vio a la otra mujer de reojo, tomándose con más fuerza de la necesaria del barandal, inspiro una vez más cerrando los ojos, soltando lentamente el aire, sonriendo para enfrentar a su amiga; —Si quiero puedo pasar mi fin de año suspirando aquí o en Paris o quizás en algún lugar extraño, porque a eso vinimos ¿Cierto?
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Alya conservo el silencio un instante, admirando la forma de su amiga, una vez más mirando al exterior perdida en alguno de sus pensamientos. Sonrió acercándose para posar una mano en su hombro; — ¿Qué te parece si exploramos la noche? —Marinette asintió en silencio, descansando una de sus manos contra la ajena—. ¿Quince minutos?
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Agarró su mano apretándola un instante para luego apartarla de su hombro; —Veinte —Pidió con ojos turbios y una sonrisa triste—.
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Alya asintió alejándose en dirección a la puerta, volteándose a la vez que tomaba el pomo de esta; —Veinte entonces —Confirmo girando el pomo de la puerta para encontrarse en la sala comun— ni uno más Marinette —Advirtió mirándola por última vez antes de cerrar la puerta dejando a su amiga sola con la miríada de pensamientos que se encontraban asediándola—.
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Marinette asintió viéndola desaparecer tras la puerta; —Ni uno más —Repitió una vez que se encontró a solas en la habitación—. Ni un minuto más —Se dijo a si misma suspirando en tanto se acercaba a su equipaje—.
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Alya se retiró a su habitación con pesar, pensando en las verdaderas razones por las que se encontraban allí, reviso las páginas dedicadas a la vida privada de las estrellas, para tener una mejor idea del lugar donde se encontraban los Couffaine, necesitando la certeza para concluir dónde debían dirigirse una vez que Marinette estuviese lista, no dilataría más la situación y era hora de que su amiga afrontara todos sus temores, no lo había hecho con Adrien por lo que siempre cargo el peso de esa relación sobre sus hombros, o al menos eso era lo que ella pensaba. El tiempo había pasado y su interés amoroso cambio una vez más, por ello consideraba que era hora de hacer algo al menos así tendría la certeza de que las cosas se hicieran, antes que la angustia con la que cargaba le diera una versión distorsionada de la realidad.
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La habitación en la que se encontraba era del mismo tamaño y disposición que la de su amiga, a unos pasos de la ventana se encontraba la cama doble con sus respectivas mesas de noche y veladores, en la pared opuesta un vestidor, a su lado un baño completo. Frente a este un sofá con una mesa ratona y una lámpara, todo finamente decorado y distribuido de manera que el huésped no sintiera que está confinado en un cuarto, sino que se viera como el espacio que tendría en su propia casa. Ella suspiro, a sabiendas que si quería realizar su plan debía confesar el verdadero motivo por el que se encontraban allí, explicarle que debía enfrentar de una vez por todas sus inseguridades. No entendía el motivo por el cual ella nunca había pensado en esta posibilidad ¿Qué la retuvo de buscar al hombre que obviamente amaba? Temor, tal vez. Inseguridad, seguramente. ¿Por qué no había dado ese paso cuando lo tenía a su alcance? Resoplo desarmando su valija, eligiendo un atuendo para explorar la cuidad de noche, intentando no pensar en la obvia respuesta a la pregunta de su subconsciente, tomo una ducha rápida, ya que era conocido que, si dejaba a Marinette dudar su respuesta seria encerrarse en estas nuevas cuatro paredes, lo cual sería inaceptable e invalidaría todos sus esfuerzos. Cambio su atuendo de viaje por uno nuevo, fresco y abrigado puesto que la temperatura había descendido y no pensaba en pasar el anteúltimo día del año con un rotundo resfriado. Dos minutos más tarde se encontraba irrumpiendo en la habitación de su amiga, para encontrarla lista para salir a la vez que ensimismada en la pantalla de su celular, no necesitaba ver lo que ella veía en aquel aparato para saber de qué se trataba. ¿En cuántos formatos tenía la misma canción? Como si de una respuesta se tratase los colores de luces que iluminaban su rostros cambiaron en señal que no solo estaba escuchando sino que viendo ese video ¿Tal vez el plan de Luka era obsesionarla? ¿Tal vez buscaba la misma atención que ella le dio a Adrien? Si tan solo supiera que ella no necesitaba un mural de fotos o su horario para tenerlo presente e cada minuto de su día, el sonido de un leve sollozo irrumpió el aire por lo que la morena cansada de la actitud de su amiga le quito el aparato rebusco en su cartera un paquete de pañuelos descartables y le tendió uno instándola a cesar con su actitud.
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Negó a la vez que la escuchaba sonar su nariz; —Marinette, lo entiendo ¿Sabes? Tú lo amas y eres una idiota por no ir tras él —Sentencio la mujer de cabello rizado. Alcanzándole un abrigo a su amiga, mientras la arrastraba hacia el exterior, agradeciendo que ella hubiese optado por no usar maquillaje o de lo contrario el mismo se habría corrido—. Sabes dónde está, tienes que saberlo. Conociendo tu naturaleza y el hecho de que él no es alguien difícil de encontrar.
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La mujer de ojos azules asintió; —Lo sé, acaban de actuar en New York... pero ¿Y si ya tiene a alguien? —Pregunto fijándose en su fondo de pantalla, una imagen de las ultimas que había conseguido, misma que promocionaba su tour—. Míralo, es… —Suspiro de manera soñadora—. No puedo Alya, te juro que no puedo.
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La mencionada sonrió, abrazo a su amiga, poniendo su brazo sobre su hombro y acercándola de manera cálida; — ¿Qué ganas con tener incertidumbre en lugar de certeza? ¿No es mejor saberlo? —Marinette negó con desgana—. Vamos, solo ten un poco de coraje —Animó la morena—.
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Negó lentamente; —No, Alya. No podría, entiéndeme —Pidió soltándose de su amiga para envolverse en su abrigo como si de un escudo se tratase—. Yo... No quiero ser rechazada —Admitió con tristeza—.
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—Fuiste rechazada por Adrien y el mundo no se derrumbó ¿Cierto? —Intento animarla, queriendo afirmar que su incertidumbre era peor que una posibilidad remota—.
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Ella volvió a negar, esta vez con una sonrisa temblorosa, soltando su abrigo se acercó a ella nuevamente; — Nunca escuchaste mi declaración o lo que le dije a Adrien... No puedes saber si fui rechazada o no —Explico ella viéndose calmada ante la situación, ante esta afirmación Alya la vio expectante puesto que tenía razón, lo único que había oído de la situación era "El tema con Adrien está cerrado" claro, ella creyó que aquello se debia a algún tipo de mecanismo de defensa, viendo a la falta de detalle como su manera para lidiar con el rechazo del que creyó era su gran amor—. Mira —Enuncio Marinette con un suspiro tomando la mano de su amiga para dirigirla al sofá—. Sabía las cosas con Adrien no funcionarían, y ya no era que importase su opinión al respecto, era yo quien no podía afirmar la declaración que intentaba iniciar. No pude decir "Adrien me gustas" o "Adrien estoy enamorada de ti" porque era obvio que no sentía aquellas palabras —Sonrió como si recordara una travesura mientras Alya se mostraba sorprendida por su declaración—. Le dije que me había atraído desde hacía un tiempo, pero que finalmente estaba lista para continuar, que era un gran amigo y que no podía guardar un secreto más entre nosotros.
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Alya se puso de pie bruscamente; — Espera, espera. Me estás diciendo… —Tomo entre sus dedos el puente de su nariz mostrándose consternada—. ¿Confesaste tus sentimientos hacia el a la vez que le decías que ya no sentías lo mismo? —Marinette asintió con una sonrisa cómoda sin embargo cargada de embriagadoras emociones—. ¿Por qué…? —Se interrumpió a si misma viendo el rostro de obviedad de su amiga, la morena cayo pesadamente sobre el sofá, comprendiendo su declaración muda—. ¡Luka! —Afirmo para sí misma suspirando por su torpeza—. ¡Dios que estúpida fui! —Sobo sus sienes, intentando aplacar el dolor creciente en su cabeza—. Todos creíamos que estabas mal por su rechazo, que pasabas tiempo con él buscando consuelo. Pero en realidad querías estar con él y estabas demostrando activamente tu preferencia… ¡Dios! Y Juleka…. ¿Tienes idea de lo sobreprotectora que fue con su hermano? Ni siquiera hubiesen aceptado la gira si ella no creyese que lo estabas usando.
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—¿Tan mala impresión de mi tienen? —Inquirió la pelinegra con tristeza, la morena la vio con culpabilidad acercándose a ella quien se alejó negando lentamente—. No importa, fue lo mejor. Necesitaba alejarme de él para apreciarlo, para saber que no era otra obsesión, para entender que lo que crecía en mi era un sentimiento real; no solo luces y humo —Su amiga la observo de manera inquisitiva a lo que ella se encogió de hombros—. ¿Qué quieres que te diga Alya? —Cuestiono con la mirada perdida en sus pensamientos—. Luka era tan importante para mí que preferí dejarlo seguir sus sueños, No estaba preparada para afrontar lo que sentía, así como tampoco para confesarle mis sentimientos hacia él.
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Alya atrajo a su amiga para un abrazo; —¡Ay Mari! —Se lamentó compungida—. Si tan solo hubieses dicho algo… Estoy segura que —Suspiro con pesadez—. Diablos, lo sé, si Juleka lo hubiese sabido, tal vez aun tendrías contacto con Luka.
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Resopló de manera divertida intentando emular una carcajada que nunca estaría allí; —Eso no cambiaría nada. Mi actitud hacia Luka no se habría alterado porque ella lo supiera y si en verdad hubiésemos necesitado ese contacto encontraríamos la manera de hacerlo. ¿Entiendes mi punto? —Alya asintió aun si no estuviese de acuerdo con su resolución, sabía que ella necesitaba su apoyo—. ¿Tiene sentido buscarlo? —Suspiro—. Tal vez esta historia nunca debió ser... Tal vez este viaje relámpago tuyo es la excusa perfecta para seguir adelante.
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Alya tomo los hombros de su amiga; — ¡Espera! —Mirando en el reflejo que le devolvían aquellos ojos nublados—. ¡Piénsalo bien! —Suplico—.
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Marinette se alejó unos pasos para observarla mejor, suspiro con pesadez antes de dejar salir su cansada voz; —No te entiendo, me dices que deje de llorar, pero no quieres que deje ir mis sentimientos por él ¿Qué quieres de mi Alya? —Inquirió con tristeza pintando su mirada y una leve ronquera apoderándose de su voz—.
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La mujer de cabello rizado resoplo, a sabiendas de que no debería seguir dilatando la situación si la resolución de quien estaba frente a ella incluía el soltar y bajar los brazos, se acercó tomando su muñeca para llamar su atención; —Están aquí —Murmuro vacilante sin perderse la mirada confundida de Marinette, podía ver en su ojos las ruedas comenzando a girar intentando comprender la información que acababa de recibir por lo que la morena apretó el agarre en su mano para soltarla y posar ambas en sus mejillas asegurándose de tener su completa atención antes de atreverse a mencionar sus próximas palabras, suspiro viendo a quien tenía frente así y sonreír en un intento de calmar a la joven como de disculparse—. Luka está aquí —Marinette se soltó de su agarre desesperadamente mirándola a la par que se encontraba retrocediendo unos pasos para frenar abruptamente antes de toparse con el sofá, escrutándola con un torrente de preguntas agolpándose en su garganta, las que amenazaban con salir todas de una vez, para sin expresar ninguna emoción tomar asiento y mirar hacia el suelo de la habitación, como si la alfombra fuese lo más interesante en ese momento. Alya continúo, sabiendo que necesitaría un momento para adaptarse a lo que acababa de revelarle—. No en este hotel, claro está. Ya que esta fue una de las tantas opciones que pudimos haber tomado, pero sí bastante cerca. Si quieres podemos ir a verlo —Ofreció ella, como si aquello no afectara más de lo que creía saber a la mujer que en este momento parecía más una niña de lo que había sido cuando la conoció unos años atrás—.
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Luego de un pesado silencio la mujer sentada en el sofá finalmente volvió a ver a su mejor amiga, negó levemente antes de dejar escapar alguna expresión, como si se arrepintiera de las palabras antes de darle voz; —Yo... —Resoplo inflando sus mejillas y guardando silencio, pidiendo levantando uno de sus dedos un tiempo para reorganizarse—. ¿Cómo lo...? —Intento una vez más arrepintiéndose ante la mirada de su amiga, quien no parecía ni un poco afectada por su exagerada reacción—. ¡No entiendo! —Exclamo finalmente, llenando sus pulmones para soltar el aire con lentitud, en tanto su sonriente amiga se sentaba a su lado—.
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Alya alzo una de sus cejas, sonriendo con amplitud en lo que veía a su desconcertada amiga con una mueca feliz, sabiendo que en cuanto se calmase comprendería las cosas por sí misma, por ello tomo asiento a su lado viendo con claridad el sonrojo que ahora coloraba sus mejillas, entendiendo que aquello se debía al peso de sus pensamientos y emociones. Tomo asiento a su lado, lentamente acercando su mano para tomar la contraria y asegurarle que todo estaría bien, ambas apreciando el silencio que ahora las envolvía. En tanto tomaba su teléfono que había comenzado a vibrar en su bolsillo trasero, respondió los mensajes, intentando calmar a una muy cabreada mujer.
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[...]
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ROSE: NADA DE LO QUE ME DIGAS
ME VA A HACER CAMBIAR DE OPINION
¡DEJA DE MOLESTAR A ROSE!
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ALYA: ¿Juleka?
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JULEKA: ¡SI!
HAZME EL FAVOR DE HACER QUE ESA MUJER
DESAPAREZCA DE SU VIDA.
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ALYA: Marinette me dijo lo que sucedió con Adrien.
Ella se confesó diciéndole que él ya no era el objeto de su atención.
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JULEKA: Y ¿POR QUÉ TE CREERÍA?
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ALYA: ¿Por qué no lo ves por ti misma?
Cree en tus ojos
¡Dejame llegar al hotel!
Observala, mirala con tus propios ojos
Y decide si las dejas entrar o no.
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JULEKA: UNA HORA. NI UN MINUTO MAS
PUERTA DE SERVICIO
¡UNICA OPORTUNIDAD!
¡NO LA DESPERDICIEN!
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ALYA: OK, Juleka
Te aseguro que no te vas a arrepentir.
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JULEKA: Eso es lo que crees tú.
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[...]
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Marinette comenzó a mordisquear sus uñas, haciendo acopio de un mal hábito que adquirió durante su estancia en soledad, si fuese sincera con su cuerpo iría directamente a un gimnasio para buscar una bolsa en la que descargarse antes de derramarse en lágrimas o deshacerse frente a otra persona, sin embargo, siquiera se encontraba cerca de su departamento y perdería toda la noche intentando huir de algo que más pronto que tarde le estallaría en el rostro. Alya se mantuvo en silencio sabiendo que sin importar todas esas opiniones y comentarios que amenazaban con escapar no estaba en sus manos lo que sucedería a continuación, siendo consciente de que esta era una decisión que estaba en manos de la chica a su lado, quien recostó su nuca en el sofá mirando hacia el techo como si allí estuviese lo que necesitaba para estar en calma. Marinette se encontraba en su propia lucha, asimilando lo sucedido en un aparente silencio mientras cada parte de si gritaba en direcciones opuestas sus decisiones, no quería caer en un nuevo ataque de ansiedad por lo que se concentró en la calma respiración de su amiga intentando imitarla hasta recuperar el ritmo adecuado, apretando el agarre de esta en su mano, opto por levantar su cuerpo hasta quedar nuevamente sentada, viendo hacia la puerta de salida de la habitación la respuesta se presentó sencilla y clara. Inhalo lentamente, sintiéndose flaquear. Exhalo el aire en sus pulmones dejando ir a aquello que la hacía paralizarse en ese lugar y tomándose de la mano de su amiga se puso en pie decidiendo encaminarse hacia el pasillo, sin saber el rumbo a seguir, sin embargo, conociendo que lo único necesario para emprender un camino, cualquiera sea el que eligiese, era dar ese primer paso. Alya sonrió viéndola, tomando sus pertenecías antes de dejarse guiar hacia las afueras de su hotel; —Prometo que todo saldrá bien —Animo ella apretando su mano a la vez que caminaban por el lugar alejándose de su hotel y acercándose al de los Couffaine—.
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Alya no se sorprendió al ver un tumulto de personas en las afueras del hotel, así como tampoco a las mujeres con vestuarios sugerentes sosteniendo carteles que tenían a Luka como destinatario, negó viendo frases inocentes como "Fan #1", "Tómame esta noche", "Hazme tuya" "Dame duro contra el muro" hasta otras demasiado descriptivas sobre lo que harían con ciertas partes privadas de Luka o lo que eran capaces de hacer con sus bocas o… negó asqueada comprendiendo que realmente no quería pensar en lo que había leído mientras guiaba a su amiga hacia la puerta de servicio esperando que Juleka y Rose apareciesen para abrirles, ya que eso era lo que habían arreglado previamente.
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La hora se acercaba y Juleka se mostraba reacia a seguir su parte del plan, no quería que Marinette volviese a lastimar a su hermano, aunque admitía que él estaba más herido ahora sin ella que antes con su presencia cada día. Amaba a su hermano, y se juró hacer lo posible para devolver esa hermosa sonrisa que solía portar a su rostro, por lo que se levantó de su sofá, encaminándose hacia el pasillo abandonando con seguridad la habitación, ya no había tiempo para arrepentimientos. Se recordó que era su decisión dejarla pasar y darle acceso a su hermano, por lo que se sentía más segura, aunque no sabía cómo reaccionaría una vez que la tuviese frente a sí. Marinette era la mujer por la que habían huido de Paris, y a quien le impidió llegar al aeropuerto para despedirse de su hermano, su propia madre la había ayudado cuando entre lágrimas le rogo que la retrasase, ya que Luka necesitaba irse y si ella estuviese ahí se lo impediría, no era una mentira, pero ella nunca pensó que eso lo heriría más de lo que lo beneficiaria. En ese momento solo tenía en mente que ella solo jugaba con los sentimientos de su hermano, dejándolo acercarse para seguir profesando su amor por Adrien, Marinette no merecía estar cerca de su hermano, cerro la mano en puño ante ese recuerdo, decidiendo que no la dejaría entrar, sin embargo, debía verla, Rose no la perdonaría si no le diera esa oportunidad. Juleka negó tomando con firmeza la mano de Rose y evitando cuanto empleado del hotel pudieron hasta encontrarse frente a la puerta, sonrió sabiendo que podría abrir la misma y cerrarla en su rostro o partirle el labio y esa mendiga sonrisa que siempre llevaba, sonrió de manera ladina ante sus planes y se aproximó a abrir la puerta. Tanto Juleka y Rose como Alya y Marinette quedaron heladas en cuanto se vieron. La resolución de la cantante se quebró al notar las bolsas bajo los ojos de Marinette, sus ojos enrojecidos y la delgadez que la ropa holgada que llevaba no hacía nada para ocultar. Las palabras mordaces que giraron en su cabeza un instante antes se esfumaron y haciéndose a un lado las dejo pasar, no dijo una palabra mientras ambas mujeres avanzaban, sin embargo, se vio obligada a tomar la muñeca de Alya al pasar; —Rose les dijo su habitación, pero luego, pase lo que pase necesitamos hablar. Encuéntrennos en la habitación 212.
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Alya asintió, moviéndose para alcanzar a Marinette quien a paso decidido avanzo sin detenerse ni mirar hacia atrás, tomaron el ascensor, mismo que se encontraba vacío, mientras la peliazul cerraba sus puños con afán de evitar que sus manos temblasen, tenía tantas preguntas para la morena, necesitaba tantas respuestas, pero ahora encontrándose tan cerca de su objetivo no podía hacer más que seguir avanzando, ya tendrían tiempo de discutir lo que había pasado, ya habría más para ella en mente que el hombre con el que había soñado por más de dos años. Sonreía porque no creía poder manejar otra mueca y mientras las puertas del ascensor se abrían su corazón se detuvo. Ella lo vio, lo reconocería en cualquier sitio, pero él no se encontraba solo, negó rápidamente retirándose hacia atrás para chocar la espalda con la pared opuesta del cubículo, las lágrimas comenzaron a filtrarse por su rostro mientras veía a quien amaba sosteniendo el cuerpo de alguien que no era ella. Alya la observo dejando que las puertas se cerrasen delante de sus ojos, decidiendo en tanto recordaba la imagen de la mujer aferrada al cuello del objetivo de su amiga que debió haber planeado mejor la situación, informarse sobre lo que podía acontecer en aquel encuentro sin planificación o rendirse ante la asimilación que la chica a su lado debía ser vidente, ya que efectivamente como lo había presentido Luka no se encontraba solo cuando alcanzaron a verlo, tal vez por ello Juleka las había dejado avanzar, para herirla. Ella creía comprender el porqué de sus últimas palabras pase lo que pase decreto y Alya la odio por ello. La mirada abatida de Marinette la derribó como si ella hubiese sido quien recibió el golpe, abrazo a su amiga presionando los botones para obligar al ascensor a descender. Marinette la miro sonriendo con tristeza, reviviendo aquellas imágenes en sus recuerdos mientras aquella indecisión que quería obligarla a quedarse anclada en su sitio se reía de ella, como si disfrutase de su sufrimiento y desconociera que el mismo era compartido por ambas partes; él se veía tal como lo recordaba, mejor que en aquellas fotografías que no sabían hacerle justicia y ella casi había tenido la misma reacción que la mujer frente a él... quería abrazarlo, olerlo, besarlo y encerrarse en un cuarto sin dejarlo escapar, hacerle saber lo mucho que lo había extrañado, demostrarle que se arrepentía y jurarle que nunca se volvería a alejar de él. Despejo aquellos pensamientos, dejando que los brazos de Alya se separaran de ella para tomar su mano, necesitando su fuerza para no perderse, en las dos maneras posibles que era capaz de hacerlo. No noto cuando pasaron por delante de Juleka y a pesar de que ella quiso detenerlas, Alya impidió que lo hiciera, Marinette necesitaba salir de allí por el momento, ya habría otra oportunidad para exponerse ante quien hubiese sido su cuñada.
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Con el rostro escondido entre sus rodillas mientras luchaba con las ansias de deshacerse en lágrimas, choco sus sienes contra la madera de la puerta y tambaleante se obligó a ponerse en pie, dirigiéndose sin pensarlo hacia el mini bar, tomando otra cerveza, mientras decidía que al ritmo que llevaba debería pedir servicio del bar en cualquier momento. Sabiendo gracias a la intromisión anterior de su fan el hotel se encargaría de cualquiera fuera su capricho, se sentía atontado, aun así, no era suficiente para olvidar la mirada que lo atormentaba y los labios que no pudo probar. Extrañaba a la mujer que dejo atrás, la misma de la que había perdido las esperanzas de volver a encontrar. Se encontraba aburrido y atontado al momento de dirigirse hacia el balcón, mirando hacia abajo con nostalgia mientras veía a la multitud atiborrada a un par de metros debajo de él, mirando hacia abajo tomo un largo sorbo, oyendo los gritos y aquella multitud de mujeres aclamando por él, mirándolas de soslayo intuyendo sus intenciones, sintiéndose solitario a sabiendas de que en otro momento en un pasado no tan lejano aquello era lo que había deseado desde que tanto tiempo, más ahora no significaba nada si el vacío dentro de sí solo podría ser llenado por ella. Fijo su vista más allá de aquellas mujeres que arruinaban el césped del lugar, miro con nostalgia el canal viendo a las góndolas pasar, deseando poder salir de allí y pasearse libremente por el lugar como lo harían aquellos simples turistas, suspiro cerrando sus ojos, viendo un destello familiar al abrirlos, desestimando la familiaridad de aquella escena, aunque lo ansiara más que a su próxima cerveza ella nunca podría estar allí, tan cerca de él. La añoraba tanto que, aunque su cerebro no estaba del todo consciente podía dirimir que no era real, ella no vendría por él, nunca por él, quizás si hubiese sido Adrien ella correría hasta el otro lado del mundo por alcanzarlo, sin embargo, a él le tocaba esperar que en sueños su princesa lo reclamara como suyo. Mirando hacia las mujeres atiborradas bajo su ventana quiso gritarles, hacerlas desaparecer, arrojarle su cerveza a medio tomar a la multitud para dispersarlas, demostrándole que no era lo que ninguna de ellas quería para su vida, así como ellas tampoco se acercaban a la mujer que residía en cada sueño y promesa susurrada al viento, se alejó a trompicones de la ventana chocando contra las puertas abiertas del balcón, notando de reojo otra presencia en su habitación, resoplo sabiendo exactamente de quien se trataba.
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— Tal vez deberías alejarte de allí si vas a poner esa cara —Susurro el intruso acercándose a su amigo—. pensaran que estas a punto de saltar —Afirmo Ètienne, el baterista de su banda y a quien él consideraba su mejor amigo—.
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—Ganas de hacerlo me sobran —Afirmo con la voz contenida, terminando su cerveza y recostándose en su cama—.
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Ètienne rodo los ojos, ayudándolo a acomodarse en la cama, ya que en su prisa la mitad de su cuerpo había quedado fuera de esta; — ¿Por qué diablos no cancelaste el viaje si ibas a estar así?
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—¿Y arruinar los planes de Juls? —Se quejó él, intentando sentarse en la cama—. Mis ganas de morir no van de la mano de las que mi hermana se convierta en asesina —Aclaro él—. Por otro lado ¿Cuál era la alternativa? ¿Volver a Paris?... ¿Sabes lo que eso significaría? Ya no tengo fuerza para correr detrás de ella.
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—Ya han sido tres largos años... es hora de superarlo.
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—Todavía no, Dos Años, 8 meses... Pero ¿Quién cuenta esas cosas? —Intento detener aquel impulso que le haría revelar hasta la cantidad de minutos exactos—. Ojala fuese algo sencillo de hacer.
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—Mira amigo, lo digo porque te quiero, definitivamente necesitas sacarla de tu sistema —Sugirió él ganándose una mirada de odio puro de parte de su amigo—. ¡Vamos! sabes que no lo digo por maldad. Ella te está consumiendo, así que o vas tras ella o la dejas ir. No veo muchas opciones.
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Luka negó con tristeza hipando mientras intentaba no desarmarse frente a su amigo; —Lo he decidido, si ella no viene por mi…
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No logro culminar la frase, ya que no quería pensar en las posibilidades, no quería si quiera tener en mente que ella nunca viniera a su encuentro, aquella sola idea lo tenía tambaleante hacia el baño, alejándose de las sugerencias de su amigo, de la realidad y del maldito alcohol al que había desarrollado tal resistencia que siquiera podía emborracharse, necesitaba un momento de soledad, necesitaba aplacar una vez más esos pensamientos suicidas y soñar con ella, mantenerla en un lugar donde por siempre seria solo suya. Ètienne golpeo su hombro haciendo que la atención del músico volviese al mundo real, Luka lo vio con cansancio, no tenía ánimos para seguir los juegos de su jovial amigo cuando lo único que quería era volver a dormir, sin embargo se esforzó para verlo directamente a los ojos, el silencio los arropo mientras la sonrisa de Ètienne crecía a la par que las ideas de su amigo seguían volviéndose difusas, giro en la cama junto a su amigo culminando a horcajadas sobre el abdomen del mismo, ubico sus manos a ambos lados del rostro contrario y se acercó lentamente ante la mirada atónita de Luka; –Tal vez debería besarte y ver si puedo sacarte de ese maldito pozo en el que te encuentras –Susurro acortando la distancia entre ambos–. ¿Despertaría así mi príncipe de su trágica pesadilla? ¿Podrían mis labios despertarlo de su letargo? –Inquirió a voz trémula con los labios a milímetros de su receptor–.
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Luka vio a su amigo subir sobre él comenzar a recitar los versos de su última obra, misma que se había estrenado antes de abandonar las tablas y tomar los palillos. En cambio, se encogió de hombros y lo vio con la mirada mas carente de emociones que había mostrado desde hacía años; –¿Quieres besarme? –Pregunto con voz rasposa–. ¡Hazlo! –Suspiro con cansancio–. Ya no importa…
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Ètienne giro una vez más aterrizando en el piso a un lado de la cama con estudiada gracia; –No puedes seguir así, descansa, preparare algunas cosas y mañana te sacare al mundo.
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–¿Sacarme al mundo? –Rio con molestia–. No te esfuerces, cada vez que intento salir por esa puerta –Señalando a la puerta del baño en lugar de la salida, no podía evitar perder la noción del espacio a pesar de que su labia no se veía afectada por el contenido etílico de su cuerpo–. Una mujer se arroja a mis brazos, como si quisiera que este allí, como si no tuviese el corazón en Paris… ¡Nadie lo entiende! –Se quejó sentándose en la cama–. Tu no lo entiendes, Juls no lo entiende –Espeto con enojo–. ¡A veces ni yo mismo lo entiendo! –Se lamentó alcanzando su billetera y sacando la única foto que fue capaz de conservar después del ataque de ira de Juleka–. Ella no está en mi corazón, no solo la amo, ella lo es todo; Es mi corazón, mi fuerza vital, ella calla los sonidos de mi mente –Confeso hundiendo los dedos en su cabello y tirando levemente de este–. No puedo salir, no quiero salir ¡DEJAME SOLO! –Exigió con la voz a punto de romperse–. Quiero estar solo –Suplico en un susurro volviendo a acostarse–.
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Ètienne negó, arropando a su amigo, llevándose las botellas que aún no había consumido, sabiendo que se enojaría al despertar y no encontrarlas, pero sería lo mejor para él, al abandonar la habitación se encontró con el hombre a cargo de la limpieza, a quien le cedió las botellas con la advertencia de no proporcionar más bebidas alcohólicas a la habitación de la cual acababa de salir.
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Lo decidió, sabiendo que no debería haber dejado que él involucionara de esa manera, aun recordaba cuando lo encontró componiendo esa lastimera canción. Aquello ocurrió una madrugada en Ámsterdam a comienzos del viaje, Luka no había regresado de excursión hasta comienzos del nuevo día, Juleka sonreía creyendo que su hermano había dado un paso para alejarse de la chica que había dejado semanas atrás en Paris. Lo vio perdido en lo que escribía en esa hoja de papel mientras bajo la manga de la chaqueta que acostumbraba a usar se asomaba un nuevo y flamante vendaje blanco. En cuanto percibió esto se acercó a él quitándole el cuaderno de la mano y exigiéndole que le mostrase lo que había bajo el vendaje. Se sorprendió gratamente cuando se dio cuenta que no era una herida lo que residía bajo aquel vendaje blanco sino tres letras. Luka me vio con frustración, esperando mis palabras mordaces o algún dejo de burla, sin embargo, acomode el film en su piel y cuidadosamente me dedique a regresar las vendas a su lugar. Él había suspirado volviendo a su tarea como un poseso, necesitaba sacar eso de su sistema y mientras lo hacía me mantuve en silencio dejando que su musa lo alcanzara, esperando que esta fuese una manera de dar un paso hacia adelante. Por un tiempo lo fue, mientras la canción se grababa y empezaba su difusión, él se mostró tranquilo, paciente, como si esperara una respuesta divina a su llamado, cuando aquello no ocurrió tuvo lapsus en los que bajaba los brazos, mas luego volvía con esperanza, en cambio ahora no parecía quedar mucho de aquel sentimiento en su desgastado cuerpo. Volvió a la habitación de su amigo cerrando la misma con llave, no iba a seguir guardando silencio, no dejaría que su amigo siguiera desgastándose de esa manera, con decisión y firmeza se dirigió hacia el cuarto de la única persona que podía proporcionarle información sobre la chica en cuestión, estaba dispuesto a conseguir que Marinette se encontrara con su amigo, aun si tuviese que volver a París y traerla el mismo.
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Con su resolución tomada bajo al segundo piso para encontrarse con la habitación que buscaba, pensó en irrumpir en la misma para exigir respuestas, a pesar de sus ansias se detuvo, con la conciencia de que la susodicha se encontraba bajo el mismo techo con su novia y no quería encontrarla en una situación comprometedora que lo obligase a lavar sus ojos con cloro. Golpeo levemente dos veces esperando ser atendido y escuchado, encontrándose cara a cara con el rostro molesto de la vocalista de su banda quien lo jalo de la remera ingresándolo dentro de la habitación. Ambas mujeres se encontraban solas, mientras Rose tecleaba en su celular con impaciencia Juleka se veía cada vez más molesta como si quisiera explotar el aparato en la mano de su novia. Tomo asiento en una de las sillas alrededor de la mesa que contenía un surtido de masas junto con una tetera, sirviéndose en una de las tazas a disposición se hizo de una taza llena de café negro y un plato de masas, resoplo mirando a sus acompañantes; –¿Qué se supone que estamos esperando? –Inquirió mirando a ambas mujeres–.
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–Alya y Marinette –Gruño la Couffaine más joven en respuesta. Antes de que pudiese volver a repreguntar o salir de su sorpresa el teléfono de la habitación sonó captando la atencion de la mujer–. ¡Por fin! –Exclamo al aparato–. ¡Claro que quiero que suban! No, no necesitan escolta. Si, en verdad las conozco –Respondió a la línea con impaciencia, rodando los ojos– ¿Sus nombres? –Pregunto con molestia–. Marinette Dupain-Cheng y Alya Cèsaire. ¿Están subiendo? ¡Perfecto! Adiós –Musito al teléfono antes de cortar la llamada con furia–. Ya vienen Rose –Informo a la otra mujer quien dejo el teléfono a un lado, no sin antes eliminar todos los mensajes que se encontraban sin leer–.
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Ètienne pareció reaccionar ante el movimiento repentino de Juleka hacia la puerta; –¡Espera! Dame un minuto –Pidió deteniéndola en tanto la tomaba por la muñeca–. ¿Estamos hablando de ESA Marinette? –Juleka asintió intentando alejarse más él siguió reteniéndola–. ¿La Marinette de Luka?
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Esa pregunta fue suficiente para que la mujer se soltase mirándolo con desprecio; –¡Ella no es de mi hermano! –Mascullo entre dientes antes de resoplar y calmarse–. Pero, si es la obsesión de Luka y espero finalmente sacar esa semilla de la cabeza de ambos –Acercando su mano al pomo de la puerta–.
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–¡Espera! –Pidió él una vez más–. ¿Estás diciendo que no merecen ser felices?
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–¡Ellos no se hacen felices! ¡TU NO LOS CONOCES! –Espeto con violencia girando el pomo de la puerta–. ¡Quítate de ahí!
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Ètienne negó manteniendo la espalda firme contra la puerta; –Tienes razón, no los conozco, no los he visto juntos y siquiera se mas de la chica de lo que Luka me ha dicho. Pero te aseguro, cualquier cosa es mejor que verlo y oírlo como lo estaba hace solo un momento –La mujer lo miro con interrogantes en sus ojos–. Luka no está bien, a pesar de que la mayor parte del tiempo parece alguien caprichoso y enojado –Suspiro alejándose de la puerta para acercarse a su oído –. Luka la llama, llora por ella y tiene un deseo de muerte que temo algún día llegue a concluir. Entiendo que quieras cuidarlo, pero tal vez, esta vez solo tengas que dejar que las cosas sucedan. Si ellos no son buenos juntos déjalos que vivan el sueño hasta que despierten.
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Juleka asintió mirándolo con tristeza y sumamente molesta consigo misma por no notar la fragilidad del estado de su hermano. Inspiro una gran cantidad de aire para soltar el mismo lentamente y girar la perilla de la puerta al mismo momento en que un golpeteo avisaba que del otro lado se encontraba un nuevo visitante, ella abrió la puerta encontrándose con las mismas mujeres que vio no menos de media hora antes, aunque una de ellas era un mar de lágrimas y la otra la sostenía como si se fuera a desarmar si tocaba el suelo. Sin decir una palabra las dejo ingresar en su habitación, haciéndose a un lado para permitirle el ingreso a la pareja de amigas, mirando hacia un lado noto que Ètienne y Rose estaban sentados uno junto al otro susurrando algo que parecía serio si sus ceños fruncidos eran un indicativo de algo.
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Marinette fue guiada por Alya de regreso al hotel, luego de calmarse lo suficiente, ella tomo su tiempo desahogando sus penas a la orilla del canal, sin escuchar una palabra de su amiga mientras repetía en su bulliciosa cabeza "Sabía que era tarde". Pasaron veinte minutos antes de que su amiga la considerase lo suficientemente funcional para poder encaminarse nuevamente al lugar donde eran esperadas por quienes habían sido parte de su grupo de amigas. La recepcionista insistió varias veces en que las fans no eran bien recibidas en ese hotel y les costó otro par de minutos convencerla para que confirmase su visita con la habitación de Juleka. El viaje en el ascensor no fue nada ameno mientras Marinette mantenía los ojos cerrados en cuanto las puertas se abrían al llegar al piso, aparentemente en cuanto lo tomaron había sido pedido por el tercer piso antes de que ellas subieran, por lo que tuvieron que ascender un piso más antes de llegar a su destino. Marinette miro al piso antes de oír el golpeteo en la puerta, para cruzar su vista con Juleka por un instante a quien al verla abatida fue apaciguando sus rasgos a medida que ingresaba en el cuarto.
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Al cerrar la puerta y mirar la madera frente a ella, las emociones que la habían sostenido antes de su ingreso volvieron a si, por lo que al darse vuelta negó al verlas, aunque sabía que debía tener cuidado con sus palabras no pudo evitar estallar en cuanto vio a Marinette asentarse en su cuarto, tomando asiento con soltura en el sofá, mientras Alya la tomaba en un brazo como si fuese tan frágil como el cristal, por lo que acercándose a la joven de cabello oscuro y ojos azules no supo cómo detener su verborragia; –¿Para qué viniste Marinette? –Pregunto con rudeza, la mencionada se sorprendió ante el repentino ataque–. ¿Qué paso? ¿Adrien finalmente se asentó con Kagami? –Cuestiono con malicia, viéndola estremecerse, mientras Rose se paraba a su lado dedicándose a frotar su brazo en un intento de calmarla, en cambio ella no parecía atender a nadie más que el objeto de su ira por lo que se soltó de las manos de su novia–. ¿Qué hizo que buscaras a mi hermano después de casi tres años? –Siguió con su cuestionario esta vez con curiosidad, su necesidad de respuestas finalmente desenredo la lengua de quien era el centro de las miradas, se cruzó de brazos a la espera de que la mujer hablase mientras hacía rebotar su pie con impaciencia–.
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Alya se paró delante de su amiga, con la intención de actuar a modo de escudo y protegerla del ataque de la mujer furica, más para su sorpresa Marinette la tomo del brazo, retirándola a la vez que la retenía a su lado y cambiaban de posición, mientras lentamente se ponía en pie, acercándose a la mujer con intención de enfrentarla. Aun así, frente a ella, se quedó sin palabras, asediada con una miríada de emociones a cuestas, por lo que abrió y cerró la boca como lo haría un pez en busca de oxígeno, sin estar segura de como expresar en palabras lo que sentía por Luka, finalmente miro a los ojos cobrizos de la mujer que paseaba en estos momentos por la habitación mostrando su impaciencia, mirándola no solo como una intrusa sino también como una amenaza. La recién llegada suspiro en un intento de calmarse; –Sé que debí haberle dicho que lo quería antes de que se fueran –Confesó ella captando la atención de la hermana sobreprotectora, haciendo que su paso se detuviera–. Porque, lo sentía dentro de mí, él siempre estuvo allí, no solo a mi lado sino en mi corazón –Tomándose el pecho, intentando calmarse para poder continuar–. Durante ese último mes… –Marinette frotó sus manos juntas en un intento de aplacar el sudor de estas producido por su propio nerviosismo–. Cerré el capítulo "Agreste" de mi libro, eso fue lo que hice con Adrien, le di un cierre, no me confesé por que los sentimientos por él habían cambiado. Luka quiso consolarme sin saber que no quería consuelo, solo a él –Juleka se acercó escrutándola en un intento de hallar falsedad en sus dichos. Marinette sonrió con nostalgia, ajena de la mirada pesada sobre ella–. Disfrute cada día después de ese hasta el último, y aun odio a mi madre por retenerme ese día –Juleka se estremeció, la culpabilidad paseándose por su columna haciéndose más pesada a cada momento, fingió no sentirla–. Aunque no tengo claro en este instante lo que hubiese hecho, pero me gusta pensar en las posibilidades; ¿Lo hubiese dejado subir al avión? o ¿Tal lo convencería de tomar un próximo vuelo juntos? –Su voz tambaleo y se vio intentando aplacar un sollozo–. En este momento sé que no dudaría en dejarlo todo por él –Una lagrima resbalo por su mejilla–. Y luego… esa canción… y mi corazón… –Alya se levantó para abrazarla mientras Marinette se permitía llorar una vez más–.
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–¿Estas satisfecha? –Inquirió Alya pasando la palma de su mano por la espalda de su amiga–. ¿Ya puedes dejar de actuar como una estúpida? –Cuestiono impartiendo su malestar en cada palabra–.
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–No actuó como estúpida y se bien que si se tratase de una de tus hermanas harías lo mismo –Aclaro Juleka antes de ir al lado de su novia y sentarse–. ¿Lo quieres, entonces? –Inquirió en un calmado suspiro, Marinette asintió, sintiéndose incapaz de poder exteriorizar esa sencilla afirmación–. No entiendo… ¿Qué demonios pasó? –Inquirió la de mechas tintadas–. Pensé que ella estaría con mi hermano –Señalando a Marinette–. y luego de menos de quince minutos no atendiste más ese maldito teléfono, después de huir del hotel como alma que persigue el diablo –Acuso a Alya mientras tomaba asiento entre su novia y su amigo–.
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Alya se enfrentó a Juleka dejando a su amiga detrás de ella una vez mas; –¿Qué paso? ¿Preguntas que paso? –Acuso soltando el brazo con el que sostenía a su amiga a sus espaldas– ¡Deberías saberlo! sospecho que esa es la razón por la que nos dejaste pasar –Acercándose a ella–.
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Juleka encontrándose un tanto impactada por la confesión de Marinette volvió a arremeter al sentirse amenazada; –Mira cariño –Musito con desprecio–. hace mucho tiempo que deje de intentar leer entre líneas así que si no hablas correctamente no tengo idea de lo que quieres decir.
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–¿Piensas que voy a creerte? –Pregunto Alya con sospecha sin lucir intimidada por la cercanía de la cantante–. ¡Sabes exactamente que paso! –Volvió a acusar–.
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La otra mujer en la contienda resoplo de manera audible cruzándose de brazos, soltándolos y volviendo a cruzarlos sobre su pecho, mirando a la mujer frente a si con ojos cansados y enojados; –No estoy jugando Alya –Susurro seria y lentamente–. Solo quiero saber que sucedió para tener una mendiga idea de lo que está pasando, si TU amiga esta tan enamorada de mi hermano ¿Por qué no está con él?
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Alya observo las reacciones de Rose quien había vuelto a su asiento antes de tomar como verídicas sus palabras. La chica con afición a los tonos rosados la miro con curiosidad, por lo que la morena supo de manera irrevocable que la mujer frente a ella no mentía. Las dos chicas no se ocultaban nada la una a la otra desde que empezaron a salir, hacía ya seis años atrás; –Luka estaba con una chica al otro lado del pasillo, nunca llego a verla –Aclaro con calma–. Marinette no quiso acercarse y…
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–Luka nunca… –Comenzó Rose interrumpiéndose a si misma–. ¡Luka no lo haría! –Declaro con convicción–. ¿Qué dices? ¡Debes haberte equivocado! –Afirmo con confianza–. ¿Luka con una chica? Eso es…
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–No te atrevas a decir imposible Ro –Advirtió Ètienne, viendo la vacilación en la mirada de la pequeña rubia–. Todos sabemos que él lo hace –Acuso a las chicas con las que convivía a menudo–. Se enreda con chicas en cada fiesta –Declaro Ètienne viendo a Marinette derrumbándose ante cada palabra. La chica frente a él era pequeña, de cabello oscuro y grandes ojos azules, lo cual le recordaba a cada conquista borracha de su amigo, a todas esas chicas que rechazo antes de siquiera entrar a su cuarto–. Sin embargo, todas ellas siempre se parecen a ti –Señalando a Marinette quien por primera vez lo vio de lleno, y entendió porque su amigo sufría tanto por no tenerla. Ella era una mujer hermosa y la rodeaba un aura tan pura que la hacía única, por ello se vio en la tarea de decirle la verdad a cerca de esos encuentros. Palabras y hechos que Juls desconocía, negó antes de continuar, sabiendo las preguntas que se avecinarían luego–. Pero tranquila, ellas nunca cruzan el umbral de la puerta de su cuarto. Él siempre entra en razón antes de llegar, las observa un momento y las aleja como si nunca hubiese querido que lo siguieran en primer lugar. No quiere a esas chicas, porque aun te quiere a ti –Dijo sin una pizca de vacilación en su voz–.
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Juleka y Rose lo vieron, intentando conseguir más de él, en cambio el chico se encogió de hombros, saco los palillos del bolsillo de su pantalón cargo y comenzó a improvisar sobre la mesa frente a él; –¿A mí? –Pregunto Marinette, irrumpiendo en su solo de percusión, sonando incrédula a lo que el único hombre de la habitación asintió viéndola de soslayo, ella no sonrío, pero sintió que podría haberlo hecho. Luka aun la extrañaba y esa chica acababa de exponer su corazón frente a todos ellos–. ¿Quién eres tú? –Consultó volteando su cabeza a uno de sus lados, siendo el turno del varón de mostrarse incrédulo–. Sé que eres el baterista de la banda, se tu nombre, pero creo que sería mejor una presentación formal ¿No crees? –El chico asintió, a lo que Marinette extendió su mano derecha hacia él levantándose para esperarlo a mitad de camino–. Marinette Dupain-Cheng un gusto conocerte.
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Él concordó en sus pasos, bordeando la pequeña mesa redonda para encontrarla, sonriendo en tanto tomaba la mano ofrecida con suavidad; –Ètienne Deveraux –Se presentó apretando su mano a modo de saludo, levemente pudo notar que bajo el abrigo que aún conservaba, más precisamente en su muñeca asomaba un resabio de tinta negra, sonrío con más amplitud ante la coincidencia–. ¿Puedo ver? –Pregunto con amabilidad, intentando no sonar entrometido. Marinette soltó su mano, atrayéndola a su cuerpo, mostrándose precavida, aún no había revelado esa parte de si a nadie–. Tengo un secreto para ti, si revelas uno para mí –Intento negociar, a lo que la chica trago acercándose una vez más para ofrecerle su muñeca, con parsimonia descubrió su piel, revelando esas iniciales con arabescos a los lados que la decoraban–. ¿"L.C"? –Ella asintió sintiéndose tan nerviosa como cuando estaba en sus días de secundaria, él acaricio su muñeca sobre las letras y se inclinó a su altura para susurrar a su oído–. Conozco a alguien que tiene "M.D.C" en el mismo lugar y suele cubrirlo igual que tú, para mantener su secreto –Se alejó para guiñarle un ojo y volver a tener su asiento–. No quiero repetirlo Juls, pero lo hare si es necesario –Indico a Juleka antes de tomar continuando con sus sonidos de percusión–.
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–¿Puedo verlo ahora? –Pregunto Marinette con la voz y la inocencia de una niña–. Yo…
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Ella comenzó a excusarse antes de ser interrumpida; –No lo creo, nena –Respondió Ètienne mirando su rostro caer, mientras dejaba sus palillos sobre la mesa–. No me malinterpretes ¿Quieres? Me caes bien, pero no tiene nada que ver contigo. Él está completamente ebrio y sé que si eligiera un momento para verte no sería justamente este. Por qué no vas a tu hotel te relajas y mañana Rose o Juls se comunicarán contigo ¿Podrías hacer eso? –Pregunto sonando tranquilo y comprensivo–. Él querrá verte, te lo aseguro solo que no en este momento –Aseguro desde la comodidad de su sitio. Marinette asintió a sus palabras, por alguna razón confiando en él–.
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–Sí, será lo mejor –Coincidió Juleka, acompañando a sus invitadas hacia la puerta–. Rose te enviara un mensaje –Aseguro a Alya–. Borre tu contacto, lo siento –Musito a Marinette sin una pizca de arrepentimiento real–.
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El par de mujeres abandonaron la habitación, Juleka cerró la puerta tras ella apoyando la frente contra la puerta, Rose tomo su mano entrelazando sus dedos y llevándola al interior de la habitación para alejarla de allí; –Háblame mi amor –Pidió ella acariciando la mano de su novia–. No es bueno que guardes todo lo que sientes, ya te lo he dicho.
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Juleka relajo sus hombros suspirando, apretó el agarre en su mano y la miro con una sonrisa genuinamente abatida; –¿Es necesario que él se quede aquí? –Pregunto mirando a Ètienne quien fingía estar ajeno a la situación a su alrededor, más sintiéndose observado miro hacia ella con una brillante sonrisa–. ¿Qué fue eso? –Inquirió al hombre en la habitación, soltándose de su novia para sentarse a su lado–. ¡Estabas coqueteando con ella! Ella quien dice estar destrozada sin mi hermano, ella quien se siente mal por verlo con otra… ¡No quiero que se vean! –Declaro con enojo–. ¿Cómo podría querer que eso sucediera luego de como actuó contigo?
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–Ella quiere a tu hermano, tanto que tiene tatuadas sus iniciales en su muñeca –Declaro antes de levantarse–. No me importa lo que quieras –Dijo acercándose a la puerta–. Ella y Luka se encontrarán mañana, ya sea con tu aprobación o no –Giro el pomo de la puerta antes de ver a las habitantes de la habitación por última vez–. Y solo para aclarar, no coqueteaba con ella ni ella lo hacía conmigo, intercambiamos secretos, ella me mostro el suyo y yo le dije algo de Luka que tú no sabes –Sonrió con falsedad antes de atravesar la puerta y alejarse definitivamente–. ¡Mujeres! –Exclamo a un pasillo vacío, caminando hacia su cuarto–.
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Las amigas recientemente llegadas de Paris se vieron obligadas a dejar el hotel, una de ellas quería que la situación acabase lo más pronto posible, mientras la otra entendía las excusas de Ètienne, ya que ella tampoco hubiese querido ser vista en su peor momento, pero admitía que no quería más que abrazarlo y jurarle que no volvería a dejarlo solo. Las puertas del ascensor se cerraron delante de ella, despidiéndola del piso que acababan de dejar o intentando hacerlo ya que las puertas se vieron interrumpidas por el brazo lleno de muñequeras del chico que las había despedido momentos atrás; –¡Hola señoritas! –Saludo con una gran sonrisa–. Como dije soy Étienne y tu… –Esperando que la morena se presentase–.
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–Alya Cèsaire –Respondió con cansancio, viendo a las puertas cerrarse–.
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El chico miro a Marinette haciendo muecas para robarle una sonrisa, lo que consiguió en un primer intento; –Entonces Mary bonita –Enuncio interponiéndose en medio de las dos amigas, alzando uno de sus brazos sobre los hombros de la chica de su amigo, porque aun si no era oficial para el mundo, él la consideraba así–. Dime ¿Tienes planes para mañana en la noche? –Marinette se deslizo para zafarse de su agarre–. No muerdo –Le aseguro–. Y sé que no tengo una oportunidad contigo, tus ojos brillan cuando hablas de él.
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Ella se sonrojo, mientras el chico sonreía con amplitud; –No voy a salir contigo Ètienne, ¿No tienes un apodo?
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Él se encogió de hombros; –Mientras no me digas Eti o EspaghEti, llámame como quieras y no busco una cita contigo, bueno al menos no para mí –Aclaro sintiendo la necesidad de calmar a las mujeres presentes–. ¿Cómo te ves en un baile de máscaras? –Susurro a su oído–.
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–Creo que simplemente te diré "E" –Declaro la mujer, volviendo al tema anterior. El acepto el apodo asintiendo con una sonrisa–. Y si me aseguras que él estará allí me disfrazare de lo que sea.
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Él sonrió; –¡Me encanta tu actitud! –Afirmo sacando el teléfono de su bolsillo y entregándoselo a la chica–. Anota tu número de contacto, así como el nombre del hotel y tu número de habitación. Me encargare de todo –Aseguro tomando su teléfono de vuelta en cuanto ella le proporciono todos los datos requeridos–. Descansa, las fiestas venecianas suelen extenderse hasta el amanecer –Pidió antes de salir por las puertas recientemente abiertas, mostrando el Hall–. ¡Nos encontraremos mañana señoritas! –Aseguro dando un elegante saludo, que consistía en llevar una de sus manos tras su espalda mientras se inclinaba quitándose un sombrero imaginario y saludándolas–.
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Marinette soltó una ligera y genuina risita mientras Alya negaba ante las payasadas del chico que acababa de retirarse; –Ese chico es único –Declaro ella sonriendo, mientras con su amiga se alejaba del ascensor y se dirigían hacia la puerta–. No entiendo tu confianza hacia las personas que apenas conoces –Musito la morena–. ¿Cómo sabes que ese chico no usara tus datos para algún tipo de maldad? –Pregunto siguiendo hacia el exterior, sin prestar atención a la mirada de las fans sobre ellas–.
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Marinette sonrió enredando su brazo en el de su amiga para continuar alejándose; –Tal vez sea confiada, pero lo que me dijo, me hizo feliz y sé que hay muchas probabilidades de que no sea verdad, sin embargo, me gustaría pensar que tiene razón.
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La morena rio posando su mano libre sobre la de su amiga; –En realidad no sé qué fue lo que te dijo, pero si se trata de Luka, la manera en la que él te amaba, mira Mary, eso no es algo que cambie de un día para el otro.
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Las mujeres continuaron su conversación, alejándose, apreciando la vista del lugar y perdiéndose en el entorno sin notar que la mención del nombre del Couffaine masculino atrajo la atención de algunas mujeres que se apostaban en el lugar, quienes comenzaron a escrutar a Marinette con molestia, siguiéndola con la mirada mientras mentalmente hacían una lista de porque esa mujer en particular no debía relacionarse con el guitarrista. Viéndola en toda su extensión y decidiendo que no era apta para estar con su ídolo; la chica se veía común, sin estilo y si quiera parecía saber maquillarse para ocultar las ojeras que obviamente conservaba ¿Tal vez creía que esa era una de las maneras de conquistarlo? ¡Tonterías! Luka siempre fue visto con mujeres seguras de sí, no con niñitas a las que le faltaba un golpe de horno. A pesar de que la mujer en cuestión fuera similar a las mujeres con las que lo habían vinculado con anterioridad, esta parecía un pollito mojado en busca de protección, nunca podría saber cómo satisfacer a un hombre como él, por ello un pequeño grupo de estas decidió averiguar de qué iba la conversación entre las dos mujeres.
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–No lo sé, Alya. El tiempo y la fama cambian a las personas –Susurro apoyando su cabeza en el hombro de su amiga–.
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Ante esta declaración la morena rodo los ojos; –¿Te resulta más fácil creer que te olvido que el hecho de que te siga amando? –El cuestionamiento hizo que la chica de ojos oceánicos detuviera su paso, mirando de manera conflictuada a su amiga–. ¡No me mires así! –Se quejó ella–. No dudaste un segundo en que él estaba con otra, pero aquí estas, siendo una cobarde al respecto.
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–¿Puedes culparme? –Inquirió la acusada soltándose de su amiga y alejándose un par de pasos–. ¡Viste a esa mujer! Y si esos son sus gustos ahora solo se va a decepcionar de mí –Alya se acercó para tomar su muñeca–. ¡No! ¡Suéltame! ¡Sabes que mi temor es válido!
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–Esa es la palabra ¿Cierto? –La morena se paró frente a su amiga sin tocarla, solo haciéndole saber que estaba allí–. Tienes miedo, y es comprensible –Suspiro ella–. Yo también estoy aterrada –Aquellas palabras llamaron la atención de Marinette–. Esto fue un escape ¿Sabes? –Alya se recargo en una baranda metálica dándole la espalda al canal, mientras su amiga la seguía recargándose a su lado–. Nino me propuso vivir juntos –Una genuina sonrisa se posó en los labios de la oyente–. El problema es que enumere miles de problemas que tendríamos si lo hiciéramos, terminamos peleando y ahora tengo miedo de contestar sus llamadas.
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Marinette tomo la mano de su amiga levantándose; –Yo te envidie, estaba enojada porque tenías al chico que querías y él te correspondía –Alya la vio con ojos llorosos, mismos que seguramente se debían a la inestabilidad de su relación, no a lo que ella había dicho–. Siempre llego tarde a todo, incluso a caer de lleno en mi enamoramiento por Luka, pero ustedes siempre parecieron en la misma página ¿Sabes por qué es eso? –La morena limpio sus lágrimas mientras negaba ante la pregunta que le habían formulado–. Se aman, y por eso es obvio que esto va a pasar, tienes que atender el teléfono, él seguramente está teniendo las mismas dudas que tú y estas solo pueden superarse si hablan entre ustedes.
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Alya sonrió llamando a su amiga a su lado para estrecharla ente sus brazos, en cuanto estuvo a la altura de su oído susurro en este; –Deberías tomar tus propios consejos –Dejo un beso en su mejilla antes de sentir a su teléfono vibrar–. Creo que seguiré tu consejo –Dijo soltando su abrazo y levantado su teléfono en el aire para que viera el nombre del contacto llamándola–. ¿Me disculpas? –Pregunto sin esperar una respuesta para alejarse y contestar finalmente a su novio luego de casi cuarenta intentos de llamada y varios mensajes sin respuesta–.
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Marinette la vio alejarse y culminar en un mar de lágrimas al escuchar la voz al otro lado de la línea deseando que las cosas también fueran tan sencillas para ella. Como si ese pedido al universo hubiese sido demasiado para ser respondido, en ese mismo momento ella se vio acorralada por un grupo de entre siete y diez chicas, luciendo parecidas a ella. Hecho que le causo tal repelús que la hizo estremecer, las chicas la rodearon mirándola de mala manera, para reír al unísono cual aquelarre y comenzar a enumerar sus muchos defectos, los mismos que ella podría recitar de memoria, hablaron de su baja estatura, de su necesidad de impresionar, de que nunca merecería a Luka y aunque no sabían lo cierta que eran esas palabras sus afirmaciones se asentaban en el cerebro de Marinette. Las mujeres se retiraron haciendo alarde de sus curvas, haciendo repiquetear sus tocones sobre el adoquín, molestas al ver que ella no hacía más que asentir y nunca intento defenderse, ella las vio alejarse pendiente de su amiga que ajena a la situación, recorriendo el lugar con su teléfono y una sonrisa radiante en sus labios. Marinette se acercó a ella en silencio para llamar su atención y decirle que seguiría camino hacia el hotel, ya no tenía ánimos de hacer turismo, su amiga la despidió con una sonrisa, disculpándose brevemente antes de volver a atender la llamada de su novio. Por lo menos una de las dos esta noche podía gozar de algo de felicidad.
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Ètienne se encontraba aburrido, hacer chocar la pequeña pelotita roja contra la pared puede ser entretenido una limitada cantidad de tiempo, tomo su teléfono para vagar por las noticias y comprobar que lo sucedido hoy en el hotel no hubiese sido captado por cámaras o que la señorita que lo visito no hubiese abierto la boca, sin encontrar nada, rebusco entre sus contactos a Marinette. Luka aun dormía en el cuarto tenuemente iluminado, roncaba levemente y debes en cuando llamaba a la chica a la que ahora le escribía un mensaje, simplemente para comprobar que el numero sea real, recibiendo una respuesta inmediata, sonrió de pronto sin saber porque esta chica le caía tan bien, obviando el hecho de que a la había decretado como novia de Luka.
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[...]
XXX: Entonces…
Supongo que estoy comprobando…
Ya que siempre me dan el numero EQUIVOCADO
Así que…
Sería bueno si contestaras Mary bonita
Si eres tú, claro.
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MARINETTE: ¿Ètienne?
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ÈTIENNE: El único y el mejor.
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MARIENETTE: ¿Se supone que necesitas algo?
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ÈTIENNE: Como dije me han timado muchas veces.
A las chicas les encanta darme otro número
Y luego soy yo el que queda como idiota.
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MARINETTE: ¡Pobre de ti!
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ÈTIENNE: Si, pobre de mí.
¿Tienes alguna amiga para presentarme?
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MARINETTE: mmm… no
No soy de las que tienen muchas amistades
Menos en el último tiempo
Las que tengo las conoces y ninguna esta libre.
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ÈTIENNE: ¿Una hermana gemela?
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MARINETTE: Eso sería raro
¿No crees?
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ÈTIENNE: Tal vez…
Generaría muchas confusiones.
Aunque con Luka podríamos decir que tenemos las novias más lindas
¿no crees?
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MARINETTE: ¿Estas coqueteando conmigo?
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ÈTIENNE: Lo haría si supiera que tengo una oportunidad
Pero tu…
No ves a nadie más que a mi amigo
Es dulce y molesto
Ya que es obvio que no tengo ninguna posibilidad contigo.
Peroooo….
Supongo que podríamos conocernos
Sería una buena distracción mientras cuido al ebrio de mi amigo
¿Cierto?
Imagina si se ahogara con su vomito
¡Seria trágico!
¿No crees?
Más en un momento como este.
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MARINETTE: ¡HABLAS DEMASIADO!
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ÈTIENNE: Porque no tienes la intención de interrumpirme
Solo estas allí, sentada… vaya a saber donde
Leyendo mis mensajes como si fueran una novela
¡Podrías contestar!
¡Podrías interrumpirme!
¡Podrías pedirme que me calle!
Pero no lo estás haciendo…
¡Es tu culpa que yo hable tanto!
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MARINETTE: ¡DIOS!
¿Acaso no tienes interruptor de apagado?
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ÈTIENNE: NOP
Se rompió en algún momento…
Deberías contarme algo
Antes de que siga haciéndolo yo
Tengo un compendio de historias para contarte
Así que…
Te recomiendo que me detengas ahora.
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MARINETTE: ¿Es una advertencia?
O ¿Una amenaza?
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ÈTIENNE: Una amenaza
Soy muy molesto
En serio
Se tooooodooos los números
Y puedo comenzar a contar ahora
1
2
3
4
5
ULTIMA OPORTUNIDAD
Tengo datos ilimitados
¡HABLAME MARINETTE!
6
7
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MARINETTE: De acuerdo
¡BASTA!
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ÈTIENNE: Pensé que resistirías mas.
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MARINETTE: ¡AHGR!
¿Qué quieres saber?
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ÈTIENNE: ¿Edad?
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MARINETTE: 22 ¿Tu?
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ÈTIENNE: 24 ¿Color favorito?
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MARINETTE: Rosa ¿Esto va a tomar mucho tiempo?
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ÈTIENNE: El mío es el verde. Como la esperanza
¿Estás haciendo algo más interesante que hablar conmigo?
¡Espera!
¿Existe algo más interesante que hablar conmigo?
Sabes que... ¡No respondas!
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MARINETTE: ¿Tu ego y tu comparten habitación?
O ¿Debes reservar un cuarto solo para poder contenerlo?
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ÈTIENNE: Juaz…
No le encuentro la gracia
¿No crees que soy alguien interesante?
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MARINETTE: Lo eres, lo eres
Tranquilo.
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ÈTIENNE: ¡No seas condescendiente!
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MARINETTE: No puedes saber si soy condescendiente
No puedes oír mi tono
Solo estas suponiéndolo.
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ÈTIENNE: ¡Tienes razón!
¿Entonces puedo llamarte?
Que gran honor el escuchar tu voz
Nuevamente…
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MARINETTE: ¡SOLO LLAMA!
Sera lo mejor para ambos
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ÈTIENNE: Ok, pero antes
Debes oír esto
(Enviando audio de Luka nombrando a Marinette mientras esta inconsciente)
MARINETTE: ¿ESE ES LUKA?
Y ¿Me está llamando?
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ÈTIENNE: Está durmiendo
Pero si, lo hace.
Y no es la primera vez.
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[...]
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—Ese chico podría escribirte un ciento de canciones para anunciarte lo mucho que te ama —Fueron las primeras palabras de Ètienne al momento que Marinette atendió su llamado—.
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Ella emitió un quejido triste que intento hacer pasar por una pequeña risa; —No lo creo. Tú también escuchaste la canción que me dedico… y no creo que sea muy romántica.
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—No puedes creer eso ¿Cierto? —Espeto el sonando molesto—. ¡Vamos Mary bonita! Creí que eras más inteligente ¡No puedes pensar eso! —Se quejó ofuscado—.
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—¿No escuchaste el reclamo en su letra? ¿El dolor en su voz? Eso no se finge Ètienne —Murmuro ella con temor de revelar más de lo que estaba dispuesta a admitir—.
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Él suspiro, calmándose para pensar en cómo explicar la situación de la que el mismo había sido testigo; —Cuando llegamos a Los Ángeles, él se encontraba ensimismado, callado. Los primeros días salía del cuarto para hacer su presencia sobre el escenario y volvía sin dirigirse a ninguno de nosotros —Ètienne intento ignorar la pesadez en su pecho al rememorar aquellas semanas oscuras—. Luego variaba entre decir que serias más feliz sin él y afirmar que él era el único que sabía cómo hacerte feliz —Rio con tristeza de manera nasal, miro a su amigo recostado en la cama, ajeno de la conversación y a sus pensamientos—. Y luego comenzó a escribir, como todo mal de amores arranco con rencor, aclarando cada cosa que le dolía, cada comparación y todo lo que sentía que él no podía llegar a ser. ¿Cómo termina Marinette? La canción empieza con rencor, odio y molestia, pero dime, piensa ¿Cómo termina?
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Marinette conservo un largo silencio mientras consideraba cada una de sus palabras, sopesando la sinceridad de estas, recordando para su interior las palabras que había escuchado más veces que su propia voz en los últimos meses. Entonces, lo recordó, al final de sus coros sentidos y las palabras hirientes, estaba la súplica, un llamado y su voz pidiendo que viniese por él; — Y si ahora ¿Soy yo quien no soy suficiente?
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Él negó mirando a la luz de la luna asomarse por la ventana; —¿Para ti él fue insuficiente?
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—¿Que? —Inquirió con molestia y sorpresa—. ¡No! ¡Nunca! Incluso ahora él es todo lo que quiero.
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Étienne sonrió, contento con su reacción; —Entonces ¿Por qué no dejas que juzgue eso por si mismo?
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Hablaron un rato de trivialidades, comenzando a conocerse como dos extraños y culminando una hora después como amigos de toda la vida, Ètienne no podía dejar de creer que algo había pasado en su camino hacia el hotel, entonces en cuanto se despidieron, añorando buenos deseos para el otro hasta su encuentro la noche siguiente. Su curiosidad era su peor defecto, aunque una de sus grandes virtudes era ser inteligente, por ello se había unido al club de fans de JLC, así como también al de Luka, las mujeres que los seguían eran estúpidas o tenían la imperiosa de compartir cada actividad en la que participaban, porque un grupo de chicas se jactaban de haber "Puesto en su lugar" a una chica que presumía de conocer a Luka. Obviamente filtrando el video de la "Susodicha" quien no sería otra que Marinette, comprendió entonces la voz apagada de la chica al otro lado de la línea, ella se veía resignada en la imagen y Ètienne no podía creer como alguien tan hermoso tuviera tan poca estima. Denuncio el video para que fuese eliminado, aludiendo que era una incitación a actividades degradantes, y luego confirmando el horario de las actividades de mañana llamo a Alba, la estilista de la banda, a la que le habían dado los días libres por no tener necesidad de sus servicios. Alba no tomo la noticia de manera agradable aun con él ofreciéndole el triple de su sueldo por un solo día de trabajo.
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Luka despertó con resaca, con sus sienes zumbando y miles de maldiciones hacia sí mismo, mascullando que definitivamente debería dejar el alcohol, así como lo hacía cada día antes de tomar otra cerveza de su frigo bar; –¡Ètienne! –Llamo con enojo–. ¿Dónde demonios están mis cervezas?
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–¿Podrías dejar de gritar? –Inquirió Ètienne desde el sillón que se encontraba apoyado en la pared contraria a la cama–. No tengo resaca, pero no dormí nada –Confeso con un bostezo, dirigiéndose con pies cansado hacia el teléfono de la habitación–. Si, habitación 305. Desayuno completo para dos. ¡Que le importa!
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–¿Pediste café? –Inquirió Luka cerrando la puerta de la pequeña heladera con un fuerte golpe para luego bostezar de manera sonora–.
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Ètienne se encogió de hombros; –¿Supongo que lo incluye? Pedí desayuno completo en New York estaba incluido, aquí puede traer cualquier cosa –Encaminándose al baño–. ¿Puedo tomar prestada tu ropa?
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–¡Sírvete! –Ofreció Luka, volviendo a abrir la heladera para tomar una botella de agua, sorber la misma y posarla en su frente en un intento de aplacar su dolor–. No uses mi ropa interior –Advirtió–.
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–No uso ropa interior, cariño –Susurro en un fingido falsete–. No se te ocurra cambiar el pedido para obtener alcohol, ofrecí demasiado para que desestimen ese pedido –Anuncio girando el pomo de la puerta del baño–. Por otro lado, tu vicio no es bueno y necesito que estés sobrio para la salida de esta noche.
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Luka vio a su amigo desaparecer en el baño, mientras tomaba algunas cosas para ducharse una vez que este abandonara su baño, francamente aceptaba que Ètienne tenía razón, debería dejar de consumir alcohol o lo que sea que lo atontase por un momento, extrañaba a Marinette, sí, pero debía dejar de justificar sus malas decisiones con eso, ya que no quería que ella se arrepintiera de lo que encontraría si alguna vez venía a buscarlo. Asumió que ante todo debía conservar lo que le quedaba de esperanza, esperanza de que ella finalmente lo note, se encontraba ensimismado en sus pensamientos, tan alejado del cuarto de hotel en ese momento que no noto a su amigo sino hasta que este golpeo su espalda con la palma abierta; –¿Qué carajos? –Inquirió con molestia moviendo sus hombros de manera circular para estimular los músculos de su espalda–. ¿Qué pasa contigo?
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Ètienne sonrió a modo de disculpa; –¡Trate de llamar tu atención y no respondiste! –Se quejó, a lo que Luka lo vi con cansancio alzando una de sus cejas–. Como te decía, te necesito sobrio –Continuo como si su baño no hubiese interrumpido su charla–. ¡Conocí a una chica hermano! –Exclamo soñadoramente–. ¡Y ella es justo lo que necesitas! –Sentencio el moviéndose por el cuarto como si fuese suyo–.
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Luka negó pasando de el para encerrarse en el baño; –No, Ty. Lo he decidido, dejare de meter la pata, eso incluye dejar de conquistar mujeres… –Miro hacia el éter recordando a cada mujer que lo había besado, cada una en la que había puesto las manos y los rostros decepcionados cuando cerraba las puertas de sus cuartos frente a ellas–. Es tan cansador, no soy así y a pesar de sus esfuerzos por parecerse a ella, solo Marinette logra que mi cuerpo reaccione.
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Luka estuvo a punto de cerrar la puerta del cuarto de baño cuando fue detenido por la mano de su amigo tomando su muñeca; –Es fin de año ¿Qué te parece dejarte llevar por una vez? –Tentó a su amigo, llamando su atención–. Pasa esta última noche del año como si en realidad fuese la última… ¿Prefieres quedarte aquí encerrado? O ¿Conocer a una chica genial? Piénsalo, mientras estas ahí dentro.
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Él reflexiono en sus palabras ¿Si este fuese el ultimo día en lugar del final del año? ¿Qué haría entonces? Definitivamente le hubiese gustado poder trastocar las líneas del tiempo para culminar sin tener un solo arrepentimiento, podría volver a Paris para despedirse de su madre, pero ella ni siquiera se encontraba allí. Tampoco podría buscar a Marinette, era su turno y no tenía ganas de apresurar las cosas, entonces tomo en cuenta la propuesta de su amigo. Si fuese el ultimo día del mundo ¿Qué más podría hacer si no pasarlo con su amigo? Por ello luego de tomar un abundante desayuno y algunos analgésicos para culminar de aplacar su malestar, acepto la propuesta. Claro, eso fue antes de que revelara que sus planes incluían disfraces y máscaras. Algo que realmente no le agradaba, pero esta noche se dejaría llevar por las locuras de su amigo.
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Marinette se sentía inquieta, la noche anterior le había costado dormir, hablar con Ètienne fue agradable pero no había logrado aplacar sus dudas, y aunque sabía que amaba a Luka quería huir. Perdió la posibilidad de desayunar debido a su despertar tardío y su estómago estaba hecho un nudo para el almuerzo por lo que se encontró a media tarde con el estómago gruñendo del hambre y una invasión en la sala de la habitación. Alya se encontraba encantada ante la posibilidad de ser tratada con un spa en la habitación, un muestrario de atuendos y peinados para la noche. Ètienne las había enviado para asegurarse que no huyera y ahora Marinette en lugar de disfrutar el momento se sentía obligada a ir, sus necesidades de correr en la dirección contraria picaban en su columna, exteriorizándolo viéndose ansiosa y molesta. Los masajes relajaron algo de la tensión en sus hombros y fueron provistas de un tentempié liviano que calmo las agruras de su estómago, sin embargo, el temblor en sus manos se mantuvo. Las luces del atardecer colorearon la habitación las mismas que fueron acalladas por una cantidad grosera de luces blancas, las mujeres en la habitación mostrándose impacientes, como si el tiempo las corriera y Marinette consternada, sabiendo que no le agradaban las sorpresas.
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Ètienne se encontraba todavía en el cuarto de Luka creyendo que la única manera de que conservase su sobriedad era siendo vigilado como un halcón. El de mechas tintadas comprendía su necesidad admitiendo que más de una vez se sintió frustrado al abrir la puerta del frigobar para encontrar solamente aguas y jugos. Sustituyo su mal hábito con buena alimentación y rondas de videojuegos, mismas que lo llevaron a sucumbir al cansancio luego de que Ètienne le ganara partido tras partido de tenis. Cansado en lugar de ebrio tomo una larga siesta, siendo despertado por su amigo que exigía tomase una nueva ducha y asegurando que el conseguiría sus atuendos. Alba llego alrededor de las cuatro de la tarde echando humos por los oídos, instalándose en la habitación de Ètienne y esperando que el descarado hiciera su aparición, lo cual hizo en cuanto su amigo comenzó a roncar, maravillándose de la selección de estilos frente a él, asegurando que la mujer valía cada centavo. Escogió algo vistoso y delicado para ambos, algo que no hiciera que su amigo pusiese un grito en el cielo, aun si sabía que de igual manera lo haría, al chico la ropa formal le causaba molestia. Escogió para si un pantalón de estilo gótico, en tono gris humo, un chaleco negro por detrás, así como un pequeño cinturón para ajustarlo a su figura, por delante conservaba un delicado entramado de arabescos en tonos rojos y botones redondos ubicados en el medio de este, mismos que eran dorados con un tallado de águilas en estos, debajo de este una camisa negra de satén con delicados botones a tono y una franja de puntillas a los lados de los ojales, para culminar su atuendo una máscara negra con detalles en oro. Para Luka en cambio, escogió una máscara de metal negra calada en forma de calavera, con piedras rojas destacando ciertas zonas, un sobretodo largo hasta las rodillas negro con bordados de hilo blanco sobre las solapas de este, los bordes y las mangas. Un chaleco parecido al suyo en tono gris humo con detalles en plata, sus pantalones coincidentes en color y detalle con su abrigo. Eligio una variada cantidad de vestidos y máscaras para las chicas que en este momento gozaban de un servicio de Spa a su cargo. Extendió una nota en la caja de máscaras, junto a una que a su parecer coincidía con la de Luka, rogando de que la chica con la que había tenido una larga conversación la noche anterior no se acobardara a último momento. Proveyó de la dirección y el nombre de las chicas a Alba para que fuera a llevarle sus elecciones a estas, siendo acompañada por su peinadora personal, sabiendo que hoy no la necesitaría ya que el podía encargarse de su cabello por sí mismo, el de Luka en cambio era un tema aparte, uno que esperaba no le causase muchos problemas.
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Marinette entro a su habitación, luego de cada tratamiento que pudo ocurrírsele al grupo de mujeres y usando como excusa la intromisión de una mujer que aseguraba ser enviada especialmente por Ètienne para atenderlas, como si desconociera que todo el sequito que en este momento se encargaba de peinar y maquillar a Alya estuviese allí por el mismo motivo. Reviso los diferentes atuendos que la mujer escogió para ellas, se maravilló con algunos diseños de vestidos y la delicadeza de las telas, hasta que se topó con un vestido rojo largo de seda, tul y un delicado puntillado en la zona del pecho, sonrió cuando encontró una nota, adjunta a este junto con una máscara y un par de tacones a juego, la nota pertenecía a Ètienne quien había garabateado una magnifica cursiva anunciando "Espero que te guste el rojo porque este es mi favorito del montón. La máscara también la escogí yo creo que tú y Luka serán una pareja soñada esta noche. No te acobardes o iré personalmente por ti" Ella creyó que cumpliría su amenaza por lo que se probó el atuendo complacida de la forma en que la tela se adaptaba a su piel, tomo los tacones y ato las cuerdas alrededor de sus pantorrillas, mirándose de cuerpo completo en el espejo de la habitación probo sobre su rostro la máscara, juzgo que con la misma su identidad no se develaría, por lo que podría probar la situación y largarse sin que Luka la viese si no quería que lo hiciera. Admirando el trabajo del grupo de mujeres sobre ella tomo valor para enfrentarse a su amiga. Alya la estaba esperando en la sala, ahora se encontraba sola, asegurando que la vestuarista les daría unos minutos antes de regresar por sus cosas, ella se encontraba vestida de dama de alta sociedad veneciana, el miriñaque resaltaba sus caderas y su peinado alto hacia maravillas por los rasgos de su rostro, opto por primera vez usar lentes de contacto, el maquillaje de sus ojos era delicado y ella se veía preciosa. Lucía un hermoso y detallado vestido verde esmeralda que resaltaba el tono de su piel, en sus manos sostenía su máscara dorada, la que venía unida a una varilla. Su amiga se quedó estática en cuanto ella llamo su atención, cubriendo sus labios con sus manos; —Te ves hermosa Marinette —Declaro con sorpresa—. ¿Estás preparada para despedir el año?
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Suspiro con incomodidad, sabiendo que si expresaba sus incomodidades Alya intentaría calmarlas al desestimarlas, por lo que sonreí dando un leve asentimiento. Alya atendió al golpeteo en la puerta mientras ella tomaba un bolso pequeño donde llevar su celular, segura de que Ètienne estaría monitoreando su noche. La vestuarista ingreso para recuperar sus cosas tomándose un momento para admirarlas y sonreír con aprobación a ambas. Se retiró tal como llego, dejando a las amigas nuevamente solas. Marinette se acercó a su amiga, reprendiéndose por no exteriorizar las palabras antes, apoyándose en su hombro murmuro; —Tu estas aún más hermosa Alya —Confirmo logrando una sonrisa en su compañera—. Nino apreciaría una foto —Agrego con seguridad—.
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—Quizás luego —Coincidió ella—. Por ahora se nos hace tarde y tu cita te espera. Esta noche piensa en ti, deja ir aquello que te limita y da la bienvenida a nuevas experiencias —Aconsejo, tomando su mano para apretarla un instante, soltándola para tomar sus pertenencias y disponerse a salir—. Vamos, hermosa que esta noche está hecha para los enamorados.
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Sonreí con sinceridad; —Es más fácil decirlo que hacerlo —Murmuro con voz trémula—.
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Su tono hizo a Alya detenerse para enfrentarla; —Eres una mujer hermosa y debes tener más confianza en ti misma. Solo suéltate, deja de pensar en peros y haz lo que quieras por esta noche, si eso no incluye el encontrarte con Luka entonces no lo hagas —Aconsejo posando sus manos en los pequeños hombros de su amiga—. Nadie está obligándote a nada —Aclaro la morena—.
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Marinette sonrió con tristeza; —¿No estarás decepcionada si me retracto del encuentro de esta noche?
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Alya sonrió con tristeza, sabiendo que nunca podría entender el motivo tras sus muchas inseguridades; —Eres mi mejor amiga, solo estoy aquí para apoyar tus decisiones no para guiarte.
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La noche cayo de igual manera en la habitación 305 del hotel Aman Venice, el lugar donde un hombre adulto acababa de despertarse para ver el atuendo elegido por su amigo, expresando su disgusto con un quejido. ¿Cómo le decía en este momento que se encontraba arrepentido de su decisión sin parecer un niño quejica? Resoplo con molestia viendo a Ètienne listo con el pelo gelificado hacia atrás, la máscara a su lado y el teléfono en su mano derecha, mientras sonreía al aparato como si hubiese encontrado una mina de oro allí mismo. Tomo a regañadientes su atuendo, tomando todos los cuidados necesarios para lograr que el atuendo se viese exactamente como pretendía su amigo, su cabello sedoso y largo seguía cayendo sobre su rostro lo que le imposibilitaba ponerse de manera adecuada la máscara, salió con la misma en su mano izquierda y gesto de pocos amigos. Ètienne sonrió negando al ver su incomodidad, llamo a su amigo para sentarse en la cama y tomo el cepillo descartado en la mesa de noche y algunas de las pequeñas ligas que su amigo solía usar para atar su cabello cuando le molestaba las altas temperaturas. Recordando las enseñanzas de Amber, su ex trenzo sus cabellos a sus lados, peinando el resto hacia atrás para usando una liga manteniendo el cabello allí. Luka lo vio sorprendido a lo que él simplemente se encogió de hombros. El de mechas azuladas tomo su teléfono viendo una de las ultimas fotos que tenía junto a Marinette, resoplando de manera pesada y audible, ya que de alguna manera sentía que la estaba engañando. Recibió ante eso un fuerte golpe en su nuca; —¡Ya deja de lamentarte! —Se quejó su amigo y compañero de banda—. Estoy tan harto de todo este drama. ¡Soy el único que te soporta y estoy a dos suspiros de dejarte solo! —Espeto con molestia poniéndose en pie—. Deberías ya olvidar a esa niña esto no está haciéndote bien Luka —Musito en un fingido tono de molestia que el guitarrista no noto—. ¿Qué piensas que dirían tus fans si supieran que estás enamorado hace cinco años de la misma chica?
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Luka sonrió con desgana ante sus palabras, evaluándolas ya que en primera medida intento convencerlo de que solo sería esa noche y ahora aseguraba que estaba siendo patético y debería dejarla ir, pensó en su pregunta y sin borrar la forzada sonrisa de su rostro musito; —Posiblemente me amarían más —Para luego encogerse de hombros y admirar su atuendo en el espejo—.
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Étienne palmeó su frente sonriendo ante su respuesta sincera y poco analizada; —Probablemente —Asintió en concordancia—. Pero aun si no lo haces por ti o por ellas, hazlo por mí salud mental —Suplico—. por esta noche olvida a esa chica.
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—No puedo si quiera sacarla de mis pensamientos y ¿Quieres que la olvide? Lo lamento amigo, pero me es imposible —Murmuro poniendo la máscara sobre su rostro—. Aunque puedo prometer no hablar de ella el resto del año —Prometió guiñándole un ojo—.
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—Jo jo jo... muy gracioso. —Musito con molestia arreglando sus ropas—. ¿Te callaras por menos de cuatro horas?
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Luka giro hacia el sonriendo de manera genuina, abriendo sus brazos a los lados; —Es mi mejor oferta —Aseguro caminando hacia él—. Tómalo o déjalo —Ofreció—.
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—Lo tomo —Aseguro—. Pero recuérdalo cuando no esté cerca. Mi amiga Bonita no dudara en alejarse si le recuerdas a tu amada —Advirtió mirándolo con un leve vestigio de molestia—.
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Él rodo los ojos, levanto su mano derecha y ubico la izquierda sobre su corazón; —Juro solemnemente que no mencionare el nombre de la mujer que amo en lo que resta de la noche.
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—Eres un idiota —Aseguro Ètienne antes de girar el pomo de la habitación y salir hacia el pasillo—.
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—Me siento como un idiota —Afirmo siguiendo a su amigo y dándole un fuerte golpe en la espalda—.
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—Estoy empezando a pensar que no te simpatizo demasiado —Murmuro caminando delante de él y desviando el camino hacia las escaleras, Luka rodo los ojos—. ¡Haz algo de ejercicio por el amor de todo lo sagrado!
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—¡Se supone que estamos de vacaciones! —Se quejó de manera aniñada pisando con fuerza como si estuviese en medio de un berrinche. Ètienne se detuvo mirándolo con gravedad para chasquear su lengua con molestia—. Lo sé, lo se ¡Malditas Fans!
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Ambos jóvenes rieron bajando las escaleras con rapidez, puesto que en estos sitios no corrían el riesgo de encontrarse con alguien indeseable, al llegar a planta baja la historia cambio, ya que desde los trabajadores hasta las personas arruinando el patio podrían reconocerlos, Ètienne envió un mensaje y cubriéndose los rostros con sus máscaras esperaron una señal. Un leve golpeteo en la puerta los puso en alerta y lo próximo que Luka supo fue que se encontraba en medio de una multitud de personas vestidas para el carnaval, admitía que su amigo tenia las ideas más locas, pero nunca espero algo como esto, la muchedumbre llamaba la atención en sí misma, sin embargo, desviaba la misma de los dos músicos escondidos a plena vista. Los disfrazados paulatinamente los abandonaron con corteses ademanes a modo de despedida, finalmente los caballeros enmascarados se encontraron solos, Ètienne suspiro con cansancio mientras Luka intentaba ubicarse en espacio, no creía que hubiesen caminado demasiado, aunque admitía que no estaba prestando atención a su entorno. Las calles se iluminaron con pequeñas luces led, ubicadas en columnas, faroles y por todo el lugar, toda la cuidad parecía prepararse para una gran fiesta. Así lo era, ya que la llegada del nuevo año parecía ser la celebración más pomposa del lugar, por lo que a pesar de sentirse ridículo en su habitación de hotel encontró que no eran los únicos en disfraz caminando por las calles adoquinadas. El Casanova Disco Club abría sus puertas esa noche, exclusivamente para todos aquellos que quisieran celebrar la llegada del año de una manera diferente, ofreciendo una mascarada al estilo de la antigua Venecia, claro está la regla de vestimenta se cernía a trajes finos, por lo que no podían asistir aquellos que confundían la celebración con Halloween y aparecían vestidos de monstruos, mismos que eran despedidos alegando a su derecho de admisión, eran extremadamente estrictos respecto al tema, por lo mismo los músicos se encontraron con personas enojadas, bufando y vociferando contra el lugar en cuestión, los jóvenes ingresaron sin mayor problemas aunque fueron advertidos sobre el uso constante de las máscaras mientras permanecieran en el lugar. Mientras Ètienne espero pacientemente a un lado de la puerta, Luka se dirigió a la barra, el baterista esperaba que el músico se tomase las cosas con calma.
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Las parisinas llegaron guiadas por sus propios pies, sonriendo para sí mismas, ambas sin ocultar su nerviosismo compartido, Alya sentía a su amiga arrepentirse con cada paso y no sabía qué hacer para darle ánimos ¿Por qué se arrepentiría de encontrarse con Luka?; —¿Qué sucede? —Inquirió deteniéndose al final de la fila—. ¿No quieres encontrarte con él?
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Marinette negó, dando unos pasos hacia adelante, siguiendo a la fila frente a sí; —Es solo… Demasiado —Murmuro observando a las personas frente a si sin ver a nadie directamente—. He cambiado, él ha cambiado ¿Qué sucede si lo que buscamos del otro es la versión anterior de nosotros mismos y no lo que somos ahora?
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—¿De qué hablas? —Cuestiono viendo a su amiga apretar la máscara en su mano y quitarla de su rostro—. Mira Marinette, todos evolucionamos a lo largo de los años, se le conoce como madurar. Sin embargo, te lo he dicho antes ¿Quieres seguir viviendo con la incertidumbre del "y si…" o tener la capacidad de llenar esos espacios? —Marinette pareció vacilar en tanto avanzaban un par de pasos más—. ¿Cómo puedes saber si no te atrae esa persona cuando si quiera le has dado una oportunidad?
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La chica de ojos oceánicos se encontró tentada a responder, no obstante, no logro hacerlo ya que se encontraban en la puerta del lugar, siendo examinadas y finalmente dejándolas pasar, no lograron caminar dos pasos dentro del local cuando una mano tomo la muñeca de Marinette atrayéndola a un lado de la puerta; —¡Finalmente niñas! ¿Cuánto creen que deben hacer esperar a un chico? —Se quejó con fingida molestia—.
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—Solo lo necesario —Aseguro Alya—. ¿Tienes idea de cómo nos examinaron en la entrada? —Mascullo ella con fastidio—. Parecía que estaban buscando…
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—¿Él está aquí? —Interrumpió Marinette a su amiga, a lo que el rubio platino asintió, se acercó unos pasos a ella con la intención de darle las indicaciones necesarias, ella negó alejándose—. No quiero saber dónde o con quien esta —Declaro captando la atención de las dos personas frente a ella—. Si se dónde se encuentra entrare en pánico y me iré, preferiría que si nos encontramos sea al azar.
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Alya rodo los ojos y Ètienne se veía herido, como si sus palabras arruinaran todos sus planes, la chica se encogió de hombros dirigiéndose al medio de la pista, disponiéndose a bailar para aplacar sus nervios y la sensación de que se había metido de lleno en una trampa, aun si sus intenciones hubiesen sido buenas. Sentía que, si su encuentro iba a darse, en este lugar, esta noche debía de ser natural ¿Cómo sería de otra manera? Se encontraba muy nerviosa como para llegar frente a él y esperar que las palabras salieran con fluidez de ella. Solo pensarlo sus manos temblaban y el inicio de un nuevo ataque de pánico se cernía sobre su ser, detuvo sus pasos e intento volver a respirar con naturalidad, la muchedumbre de personas dificultaba su situación. Alya y Étienne observaban sus movimientos, notando su vacilación, ella intento apartarse de la aglomeración cuando sintió que un par de manos ajenas y muy masculinas tomarse de su cintura, forzando sus pasos para que culminase con la espalda al ras del pecho ajeno, frotándose con ella como si esa fuera una forma aceptable de acercarse a alguien; —¡Suéltame! —Pidió en un grito desesperado, moviendo sus brazos para intentar golpear a quien la tenía sujeta—.
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El hombre mostrándose ajeno a su malestar y atrevido en sus acciones poso los labios sobre su cuello descubierto a lo que Marinette comenzó a hacer muecas de desagrado y pedir ayuda con urgencia, lo que alertó a cierto caballero a unos metros de ellos. Luka se acercó a la forzada pareja y galantemente extendió su mano hacia la mujer, en cuanto está la tomó no dudó en propinarle un certero golpe a su captor noqueándolo al instante y arrastrándola hacia el para que no se cayera. Él no acostumbraba a meterse en temas que no le incumbían, sin embargo, no dudo en auxiliar a la mujer que llenaba sus estándares, se juró no volver a caer en ese espiral, pero creyó que ayudarla no contaba con intentar ligar con ella, en cambio cuando sus afilados ojos se concentraron en los pacíficos de ella se quedó estático, pensando en todas las excusas para que lo que sucedía ante sus ojos fuese una imposibilidad, para culpar al alcohol cuando solamente había bebido una gaseosa. Marinette observo al hombre aletargado que lentamente soltaba su agarre sobre ella, miro su delgadez preguntándose ¿Cómo pudo derribar al hombre molesto? Sin comprender que la musculatura no era tan necesaria como la inteligencia y agilidad, ya que era bien sabido por el joven que un golpe certero es mejor que uno enviado con desmesurada fuerza. Luka estabilizo a Marinette sin poder dar crédito de tenerla tan cerca luego de tanto tiempo.
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—Gracias... —Marinette hizo una pausa esperando que quien estaba frente a ella dijese un nombre, más nunca llegó lo que la hizo fruncir el ceño. Ella no era tan buena para reconocer al joven bajo la máscara—.
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Luka sonrió, negando en tanto pensaba en la ternura de la despistada chica frente a él; —No es falta de cortesía —Se disculpó soltándola completamente, asegurándose de que recuperara la firmeza de sus piernas al hacerlo— simplemente me gustaría mantener el mistísimo de la noche —Ofreció tomando su mano suavemente—. Sin embargo, si es un nombre lo que causará que tus labios se curven en una sonrisa... Puedes llamarme "C", al menos por ahora.
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Ella sonrió con timidez ante su severo escrutinio, aceptando el nombre proporcionado aun si no estuviera convencida de ello; —Gracias C, en verdad, no sé qué más hubiese pasado si no estabas allí.
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Él beso su mano con suavidad para soltarla nuevamente y de manera galante ofrecerle un pañuelo ya que una lágrima comenzaba a recorrer su mejilla; —Las mujeres hermosas no deberían derramar una sola lágrima por un patán.
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Tomando el pañuelo agradeció con un ademan mientras comenzaba a limpiar sus lágrimas con cuidado de no arruinar su maquillaje; —Tienes razón —Susurro intentando aplacar el recuerdo del dolor que traían estas nuevas lagrimas—. Llorar debería reservarse solo para personas que extrañas —La sonrisa de Luka apareció en sus recuerdos, sus labios finos y sus brazos fuertes, se quejó en silencio, sin dejar exteriorizar esa pesadez en su pecho—. o ese amor que dejaste escapar.
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Luka asintió recibiendo nuevamente su pañuelo de la delicada mano femenina; —A la mujer que tiene mi corazón, la que aún sigo esperando —Coincidió él—. Supongo que nos agobia el mismo mal —Murmuro guardando la tela levemente humedecida en uno de sus bolsillos—.
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Marinette asintió; —Espero que al menos tú no te sientas tan culpable como yo.
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Luka ofreció su mano, pensando en todas aquellas cosas que quería decirle, esas que se guardó desde el ultimo día que se vieron, afirmar que él también cargaba con sus propias culpas; —¿Quieres salir de aquí? —Susurro a su oído—. Prometo que soy un buen oyente.
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Ella sonrió, mirando a sus alrededores antes de suspirar, tal vez esto era una muestra de que su destino no se encontraba al lado de su amor de mechas tintadas, apretó la mano que sostenía la suya e intento ver sus ojos, mismos que tomaban un increíble azul, hipnótico gracias a su difuminado en negro. Sus ojos le recordaban a esa única persona, aparte de esta, que la hacía sentir tan cómoda, una persona de sonrisa similar a la que tenía enfrente, asintió mientras tomaba de manera más firme la mano en la suya. Pensó en avisarle a Alya y cómo si la llamase por telepatía la halló mirándola. Hizo un gesto hacia ella avisándole de su retiro, la respuesta que recibió fue una suave sonrisa y un asentimiento, aunque esta enmascarara algo de temor por su amiga, se levantó del taburete que había estado ocupando con la intención de seguir a la pareja que acababa de abandonar el lugar, mas fue detenida por quien llego con un par de bebidas sentándose a su lado, ella intento quejarse más Ètienne vocalizo un nombre que hizo que se mantuviera quieta, al parecer su amiga tenía razón, si debían encontrarse debía ser así.
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—¿Crees que ella sabe quién es él? —Inquirió la morena aceptando la bebida ofrecida—.
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Ètienne suspiro antes de tomar un trago de su largo vaso; —Es una simple mascara, no creo que pueda ocultar su identidad. A no ser que Mary bonita tenga algún problema para reconocer que el amor de su vida está justo frente a ella.
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Alya lo miro incomoda, resoplo, sonrió de manera forzada y susurro; —No tienes idea de lo despistada que es Marinette.
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Las parejas recién unidas de jóvenes se retiraron del lugar, dejando atrás al otro par ajenos de que ellos mismos eran los protagonistas de sus conversaciones, Luka tomo la mano de Marinette hasta cruzar las puertas del lugar, soltándola al notar que se encontraba arrastrándola, por lo que caminaron por las adoquinadas calles uno al lado del otro deleitándose con las luces danzantes de una fuente, ambos aun guardando silencio, pero sintiéndose cómodos el uno con el otro. Luka admiro a su compañera, notando que todos los "demasiado" que uso como excusa antes de esta noche eran una manera de su inconsciente de advertirle que debía esperarla, tras él antifaz negro, calado en forma de mariposa con detalles en rojo encontró ese par de ojos que a pesar del tiempo trascurrido continuaban robando sus suspiros, así como también noto la coincidencia de elección en sus antifaces, cuestionándose que tal vez no se tratase de una casualidad como una causalidad, si esa fuese la situación habría un par de cosas que agradecerle a su amigo. Marinette observó a su acompañante, actuando de manera caballerosa, siempre correcto, sin querer invadir su espacio y le pareció agradable, por otro lado, pensaba en la situación que describió Ètienne sobre Luka y creyó, tal vez estar haciendo lo mismo que el músico, puesto que el hombre caminando a su lado era coincidente en altura, contextura física y ojos similares... ella deseaba secretamente que fuese él. Pidiendo a su imaginación no ser despertada de aquel sueño, para así en el plano onírico ella y su amado recorrían juntos este mágico lugar. Tomaron asiento en una banca observando como las góndolas pasaban paseando a las parejas que planeaban dar comienzo al año en las aguas del canal.
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Marinette suspiró atrayendo la atención del hombre a su lado; —No fue justo que mis sentimientos hacia él se revelarán cuando no podía confesárselos —Se lamentó—. ¿Qué tan hipócrita hubiese sido para revelarlos en ese momento?
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Luka la vio pensando en su pregunta, sabiendo que no estaba dirigida a él la dejo en el aire; —Sabes, en mí caso, amo y ame a una chica que no tenía ojos para mí —Confesó sabiendo que la máscara le daba cierta inmunidad—. al menos no tanto como quería en ese momento, tal vez debí conformarme con lo que ella podía darme y esperar. No importa el tiempo y lugar, siempre estaré esperándola —Le aseguro, esperando que ella pudiese notar la veracidad de sus palabras—.
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Marinette recargo su espalda en el respaldo de la banca de madera, apoyo los codos sobre sus rodillas y tomo sus mejillas con cada una de sus manos; — ¿Cuánto tiempo esperarías a esa chica? —Inquirió Marinette fijando la mirada en un puesto que vendía globos luminosos—. Lo extraño —Confeso cambiando nuevamente de posición—. No solo era mi amigo, él lo era todo y guarde silencio, porque temía su rechazo, al igual que ahora.
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Luka asintió en comprensión, sin embargo, su corazón se oprimió un poco ante sus palabras; —¿Es por eso que no lo buscas? ¿Crees que podría rechazarte? —Cuestiono sin pensar, aunque la azabache hablaba de él—.
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Ella asintió con tristeza; —¿Qué hare si él ya tiene a alguien más? Nunca podría entrometerme en su felicidad —Enuncio con dolor—. Y si por otro lado no me quiere a su lado.
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Suspiro viéndose cayendo en el mismo abismo del que salió años atrás, y como buen amigo que era, siguió dándole su consejo, convencido de que, si ella podía ser feliz, él también lo seria, aun si su corazón se desgarrase en el momento; —¿Permitirás que la incertidumbre te detenga?
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Una góndola se detuvo a unos metros de ellos, vacía, el gondolero los miraba de lejos como si silenciosamente estuviese invitándolos, el caballero se enderezo primero ofreciendo su mano para ayudar a la dama a seguirlo, ofreciéndole su brazo en consideración con el desnivel del piso que marcaba el camino hacia el canal, pidiendo silencioso permiso para embarcarlos a ambos en un romántico paseo, su sonrojada compañera asintió aceptando, Luka ayudo a Marinette a ingresar a la embarcación, teniendo cuidado de que ella estuviese firme y asentada antes de hacer su propio ingreso. Él no era capaz de ori los sonidos de su corazón cuando el suyo se encontraba martilleando dentro de su pecho. Disfrutaban del paseo mientras el hombre dirigiendo la góndola tarareaba una dulce melodía; —Acabo de huir de nuestro encuentro —Reconoció ella en un susurro tímidamente, intentando no quebrar el aura mágica que los envolvía. Captando la atención de su acompañante quien se preguntaba si la razón que compartieran este tiempo se debía a Adrien estando en Venecia—. Mi amiga y su amigo hicieron todo lo posible por concretar este encuentro y yo me escape contigo, porque soy una cobarde. Debí haber esperado más de diez minutos, pero después de lo que sucedió solo quería salir de allí.
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Luka no quiso pensar en ser usado como salvavidas una vez más, quería guardar sus esperanzas de que ella estuviese allí por él, lo necesitaba, aun si fuese un cierre para esta historia. Cavilo entonces en sus palabras, mi amiga y su amigo había asegurado ella, los antifaces eran de alguna manera coincidentes y el suyo fue elección de su amigo. Su amigo, quien había insistido en llevarlo allí, aunque sus métodos eran cuestionables, algo en él se ilumino ante una pregunta que no podía evitar hacerse ¿Cómo carajos se conocieron Alya y Ètienne?
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La dama de sonrojaba ante la mirada del hombre sentado junto a ella, su corazón estaba traicionándola, ya lo había hecho una vez antes y aunque no se arrepentía de la decisión tomada en aquella ocasión ahora no podía permitirlo, no iba a renunciar a su amor por Luka sin importar las sensaciones que aquel desconocido pueda provocarle. Lo decidió en ese momento, mientras los ojos contrarios seguían fijos en ella y su sonrisa era demasiado cegadora seguía atrayendo su mirada. En cuanto el gondolero se detuviese buscaría a Luka, como debió haberlo hecho en el momento que piso ese lugar. Convencida de que no habría una máscara que pudiese ocultar al único hombre, al que sin lugar a alguna duda pensaba entregarle el corazón.
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La Basílica de San Marcos eligió ese momento para dar las doce campanadas anunciantes de la llegada de un nuevo año, el cielo se iluminó en su totalidad por la destellante pirotecnia, la pareja miró hacia el otro, ambos pensando en la persona que desearía encontrar bajo la máscara. El varón negó sin importarle más sus dudas, tomó su máscara por los bordes inferiores con total intención de revelar su identidad. La fémina lo miró sorprendida más imitó su acción. A ojos cerrados Marinette abrió delicadamente los broches que mantenían la máscara sobre su rostro, mientras que Luka la quito de si arrancando las cuerdas en el proceso, arrojando la misma en el suelo de la góndola. Admitiría en su interior que se encontraba nervioso, más de lo que había estado nunca en su vida, aun con inseguridad, pensaba en las improbables posibilidades de que ella hubiese llegado a Venecia por él. Su respiración se detuvo, los latidos cesaron por un instante y no logro evitar la sonrisa que adorno sus labios, sin dejar lugar a mas dudas o tiempo desperdiciado tomó su rostro en sus manos, la tersidad de su piel lo recibió, en tanto temblaba lentamente sin lograr creer en su suerte, de casi doscientas personas en el lugar, el encontró a la única que había estado buscando por años; la chica que tanto desvelo y dolor le había causado estaba frente a él por primera vez en lo que se sentía como una eternidad. Ahora era una hermosa y joven mujer que sin quererlo probablemente había confesado sus sentimientos. Ella mantenía sus ojos cerrados y los años de separación hicieron añicos sus inhibiciones, por lo que unió sus labios en un beso que había esperado casi media década por acontecer.
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Marinette se sorprendió por la nueva cercanía, la presión desconocida sobre sus labios era solamente comparada con un beso, le recordó aquel compartido con Chat Noir en su adolescencia y este, aunque conservará la misma inocencia se sentía diferente. Quería disfrutarlo pues hacia mucho que no gozaba de esta proximidad con otro ser humano, sin embargo, a la vez necesitaba apartarlo puesto que este hombre al que apenas conocía se encontraba robándole el beso que guardo para Luka por casi tres años. Ese sentimiento de indignación fue lo que la llevo a abrir los ojos, sorprendiéndose gratamente al reconocer los rasgos frente a ella, ahora que la mascara había desaparecido, no había lugar para ningún tipo de dudas, los rasgos que ella había acariciado cada noche en sueños se encontraban al alcance de su mano. Las fotos no le hacían justicia, ya que no mostraban esas diferencias que lo hacían mucho más adulto y guapo que la última vez que lo vio. Cerró los ojos nuevamente decidiendo devolver el beso que estaba recibiendo. Todo tipo de dudas murió en los labios del otro; Marinette acortó la distancia entre ambos permitiéndose posar sus manos en el cuello de Luka, algo que había deseado con tanto fervor que sus extremidades temblaban sin querer reconocer el tacto bajó sus manos. ¿En verdad el mundo podía ser tan agradable para ella?
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Luka soltó su rostro al reconocer la pasión de la chica, dirigió sus manos más al sur para con estas tomar su cintura, decidido a no dejar que se alejase de su lado, sabiendo que no podía permitir que volviese a París y si ella deseaba hacerlo no regresaría sola, nunca más estaría sola. El beso se tornó apasionado en cuanto ella entreabrió sus labios, mismos que encajaban como perfectas piezas del mismo rompecabezas contra los del varón. Besos que destilaban tal necesidad y urgencia que el gondolero quien los paseaba por el romántico canal decidió que el viaje había terminado, aclaro su garganta para llamar la atención de los jóvenes, quienes sonriéndose cortaron el contacto de sus labios. Los amantes descendieron tomados de la mano, sin querer desprenderse del tacto del otro, Luka hizo malabares para pagar al hombre por sus servicios, sus respiraciones y corazón se encontraban acompasados, Luka abrazó a Marinette por la cintura, besando su cabello en el proceso, la temperatura había disminuido con el paso de las horas por lo que él se quitó el abrigo y lo coloco sobre los hombros femeninos, ella agradeció con una sonrisa a la vez que lo acomodaba sobre si, abrazando las solapas a su cuerpo, notando que seguía cayéndose lo aseguro al pasar sus brazos por las aberturas de la chaqueta.
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Luka, la vio con ternura, acomodando su cabello para que quedase sobre su abrigo, detuvo sus dedos enredándolos en este admirando la belleza de la mujer frente a si, se acercó enredando sus brazos alrededor de su cintura, apresando sus brazos en medio de ambos; —No pienso dejarte ir nunca —Susurro juntando sus frentes—. No lo hare —Volvió a asegurar apretando su agarre haciendo que sus abdómenes se alinearan—. Incluso si me afirmas que hablabas de Agreste mientras cruzábamos el canal —Susurro el varón en el oído de la fémina antes de besar aquella zona, atendiendo la misma con su lengua—.
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Ella dejo escapar un suspiro que se convertiría en gemido si el joven continuaba con sus atenciones, suspiro quitando una de sus manos del pecho masculino para retirar de su muñeca con delicadeza el único objeto que siempre llevaba puesto, revelando el secreto que solo había descubierto Ètienne; —Para tu tranquilidad, no son las iniciales de Adrien las que llevo en la piel.
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El varón soltó una de sus manos de la cintura de la mujer, suavizando el agarre de la otra para guardar su mano sobre la baja espalda para tomar la mano de su amada con delicadeza, disponiéndose a trazar con el pulgar esas dos letras que adornaban delicadamente su muñeca, sus iniciales, las mismas que usaron junto con las de su hermana para dar nombre a su banda. Las finas letras, no se veían recientes, el tatuaje no brillaba como lo hacía la tinta nueva, se encontraba levemente desgastado y sonrió ante ese hecho, ya que ese delicado tatuaje parecía haber pertenecido allí desde siempre. Llevo su muñeca a sus labios dejando un tierno beso sobre la piel marcada para dejarla sobre sus pectorales. Sonrió ante la coincidencia y ayudándose de la mano que descansaba en la espalda de la mujer desprendió el botón de su camisa, revelando las iniciales que conformaban el nombre de ella; —Esta es una grata coincidencia —Afirmo acercándose para dejar un casto beso sobre los labios femeninos y alejándose para dejarla asimilar la revelación—.
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Frente a los ojos de Marinette se presentaban las iniciales M.D.C, parpadeo asegurándose de no estar soñando, beso ese tatuaje tal como lo había hecho él con el suyo, así como también en un intento de transmitirle todo el amor que guardo para él durante los pasados años; —¿Luka? —Pregunto suavemente, apoyando la frente en su pecho y posando las manos sobre las caderas masculinas—.
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Él encerró a la mujer entre sus brazos, aspirando su aroma y posando su mejilla sobre la coronilla de ella; —Si, Mari...
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—Dime que no estoy soñando —Pidió de manera trémula—. Por favor —Suplicó—.
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Se apartó unos pasos para deshacer su agarre y poder mirar a la mujer a los ojos; —Si lo haces, somos dos y yo no pienso despertarnos —Aseguro dejando un beso sobre su frente, antes de alejarse—. Te quiero en mi vida desde esta noche y para siempre, pero siento que, si no me detengo ahora, si no soy capaz de poner distancia entre nosotros perderé toda caballerosidad y te llevare directo a un hotel —Ella lo vio asombrada por sus palabras—. He cambiado Marinette —Aseguro con algo de vergüenza—. El deseo por ti ha aumentado desde el momento que abandone Paris —Aseguro llevando el cabello de la chica detrás de su oreja en tanto la veía con cariño—. Por lo que quiero respetarte a la vez que demostrarte todo lo que he fantaseado contigo a lo largo de los años.
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Un fuerte sonrojo cubría las mejillas femeninas ante sus palabras susurradas de manera ronca y necesitada, él acariciaba sus mejillas con sus pulgares mientras ella era incapaz de apartar la mirada de sus ojos tormentosos; —¿Fantaseas conmigo? —Pregunto con vacilación, mordiendo su labio inferior, el asintió sin poder mirar otra cosa que no sea la porción de piel atrapada entre sus dientes, misma que soltó para sonreír—. Yo también lo hago… a veces… en la noche… cuando no puedo dormir —Dijo con timidez—. Y tengo insomnio la mayoría de las…
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No logro terminar su discurso puesto que sus labios se encontraron atacados por el hombre que había sido tanto su amigo, como amor, respondió sus exigencias con la misma necesidad, las manos de Luka se encontraron con la redondez del trasero de su mujer apretándolo entre sus manos. Sus labios encontraron nuevamente su cuello, en tanto sus ojos se encontraron de reojo con otra prominente redondez, la de sus pechos, mismos que había sentido contra su torso. No pudo evitar aquello que fue natural para él, por lo que su miembro erguido, necesitado de atención se encontró presionando contra su ropa interior, necesitado de atención, urgido por adentrarse en el cuerpo de la mujer que había deseado por años. Ella lo vio con tanto timidez como lujuria, acortando todo resto de distancia entre ellos se encontró presionándose y frotando su miembro contra el cuerpo de la mujer, abandono su cuello en pos de observar su reacción ante su atrevido movimiento. Marinette se asombró ante la vivida necesidad de su cuerpo, la rigidez y longitud de aquello que no había visto y la crudeza del deseo ardiendo en su mirada. Mostrándose atrevida, ahueco aquella parte de la anatomía masculina en su mano, froto la misma con un movimiento ascendente y descendente viendo como los ojos de su amante se cerraban a la par que dejaba escapar un sonoro gemido; —Si no me dices como llegar a tu hotel o el puto nombre —Mascullo entre dientes mientras ella seguía brindando atención a su miembro—. Te tomare aquí mismo —Prometió reclamando nuevamente sus labios—.
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—¿Aquí mismo? —Inquirió con la voz cargada de deseo que ya no podía molestarse en ocultar—.
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—Aquí mismo —Confirmo buscando la humedad entre las piernas de la fémina sobre la tela del vestido—. Ahora mismo —Pidió con urgencia—.
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—Cualquiera podría vernos —Parpadeo varias veces—. ¿Eso no te molesta?
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Luka gruño enojado; —Tu hotel, ahora —Exigió de manera animal—. Y te sugiero que detengas esa mano si no quieres causar un accidente —La abrumadora necesidad de poseerla lo llevo a llevar sus dientes sobre su hombro—. No solamente te deseo, te necesito —Admitió en tanto se separaban—.
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Marinette observo a Luka suspirar, antes de entrelazar sus manos juntas. Se concentró en las calles tratando de ubicarse en el espacio, decidiendo que estaban realmente cerca del hotel donde se hospedaban. Sonrió con malicia pensando en las cosas que le depararía esta noche, y se sonrojo como una adolescente ante las vividas imagines grabadas en sus pupilas. Guio a su acompañante riendo ante la prisa que los envolvía a ambos, legaron de manera as apresurada al notarse a unos pasos, Luka giro el cuerpo de su chica y la beso con avidez contra una de las paredes del edificio, Marinette devolvió sus atenciones ingresándolo al hotel con ella, agradeciendo que no hubiese nadie en recepción ni en los pasillos por los que transitaron hasta llegar a su habitación. Ella lucho contra las llaves mientras Luka posaba sus manos en su cintura y besaba la corva de su oreja, cerraron su habitación de manera apresurada, en lo que Luka recuperaba su abrigo abandonándolo sobre el sofá. Ella le sonrió como si fuese la misma diosa de la lujuria y su deseo se hizo más evidente mientras se adentraban en su habitación. Como antes en la calle en la que se encontraban iluminados por la luna y los ocasionales fuegos de artificio ella no se detuvo a preguntar, volvió a encontrar su miembro con su mano curiosa y esta vez apretó su rigidez, sosteniendo su agarre, la respiración del hombre se detuvo en tanto su mano viajaba lentamente recorriendo su longitud de arriba hacia abajo, sin quitarle los ojos de encima al hombre que tenía literalmente en sus manos, mientras le sonreía como si afirmara "Yo también cambie, cariño"
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—Te sientes tan bien en mi mano —Susurro ella con la voz cargada con deseo—. ¿Sabes por cuanto tiempo soñé tenerte así? —Acorralando al varón contra la puerta mientras su mano derecha atendía al palpitante miembro y la izquierda se dedicaba a desabotonar su chaleco—.
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—¡Carajo! ¡Dios! —Mascullo el varón sintiendo a las uñas de la chica colarse bajo su camisa, sin entender cómo podía ser tan sensible bajo sus manos, pero no reaccionaba de la misma manera cuando eran las propias las que intentaban satisfacerlo—. ¡Demonios cariño! ¿De dónde aprendiste tus habilidades? —Cuestiono tomando la barbilla femenina en lo que su mano descendía al botón de sus pantalones desabrochándolos en un solo movimiento de su muñeca—. Eres tan hermosa, bebe —Admitió a la vez que sentía a sus pantalones ceder y comenzar su descenso—.
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Luka se lamio los labios al encontrar el cierre de su vestido bajando el mismo centímetro a centímetro mientras observaba con fascinación como la prenda perfectamente entallada cedía mostrando su cremosa piel, la prenda bajo por sus hombros dejando al descubierto un par de redondos y llenos pechos de los que él no logro apartar la mirada. Se atrevió a acercar sus manos palmeando los mismos con ellas, acariciando con los pulgares sus pezones, haciéndolos reaccionar a su contacto, erguirse y prepararse para sus caricias, en lo que él miraba el cambio con fascinación. Su dulce suspiro resulto ser la mejor canción que había oído o compuesto, ataco sus labios sintiendo sus delicadas manos repasar su espalda en lo que él continuaba atendiendo a sus puntiagudos pezones, tragando en su encuentro sus gemidos. La chica frente a él lo hacía sentir nuevamente como ese adolescente inexperto conociendo a su primera mujer, cuando en realidad se encontraba degustando a la última, sabiendo que habiéndola tenido nunca podría saciarse con alguien más que con ella.
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Luka encontró su boca con el delicado cuello de la fémina, besando su piel con reverencia y pasión, ella enredo los dedos en su cabello para asegurarse de que la situación era real y no una de sus fantasías; —No puedo creer que estés aquí —Afirmo con incredulidad—. No puedo dejarte ir otra vez Luka.
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Sus palabras llamaron su atención deteniendo sus atenciones para apartarse y ver la emoción plasmada en sus pupilas; —¿Quién dijo que pensaba dejarte? —Prometió limpiando las lágrimas que ahora se deslizaban por sus mejillas—. Soy tuyo y no se aceptan devoluciones, lo siento bebe, estas atrapada conmigo.
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Ella sonrió pareciendo sopesar sus opciones; —¿Atrapada con el guitarrista más sexy? —Toco su barbilla tomándose un momento para pensar en sus próximas palabras—. Sí, creo que puedo hacer eso.
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—Me alegra que hayas dicho eso —Susurro con una sonrisa resplandeciente. Marinette poso sus manos en las mejillas masculinas besando cada una antes de que sus labios volviesen a colisionar—.
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Ella enredo sus brazos alrededor de su cuello, él en su cintura, encerrándola entre sus brazos, sus pieles se frotaron juntas mientras sus labios se avocaban en un peligroso y salvaje beso, uno que tan cargado de deseo como se presentaba se destacaba de los anteriores compartidos entre ellos. En un abrir y cerrar de ojos se olvidaron hasta del piso bajo sus pies, todo se desvaneció menos la presencia del otro. Ella retiro su camisa, él movió sus caderas hasta que sus pantalones cayeron al suelo, mientras que sus manos ocupadas se deshacían del vestido que seguía cubriendo la parte inferior del cuerpo de su amada. Pronto ambos se estaban observando, ella en sus bragas de encaje rojas y el en un entallado bóxer gris. Las palabras dejaron de ser necesarias mientras sus cuerpos parecían tener tanto que decirle al otro, sus bocas volvieron a encontrarse pasionalmente y nada más importaba a excepción de ellos dos.
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Marinette nunca hubiese imaginado que terminarían en esta situación cuando la noche anterior sabia a incertidumbre, lo admiraba mordiendo su labio inferior, el hombre frente a ella tenía la medida justa de delgadez y musculatura. Sin verse ostentoso, pero siendo totalmente deseable, algunas mechas se habían perdido de su peinado y su mirada ardiente la quemaba como si estuviese al borde del mismísimo infierno y el fuese el demonio que la haría arder en llamas, su piel ya se encontraba ardiendo por la necesidad de él. La boca de Luka estaba en su garganta, su clavícula, hombros y seguía descendiendo con tortuosa parsimonia, mientras su piel trepidaba ante sus atenciones los sonidos de su placer sonorizaban la habitación, en las calles las celebraciones continuaban en lo que a puertas cerradas ellos no tenían más conciencia que del otro cuerpo al alcance de sus manos.
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Las masculinas manos recorrían sus piernas con apenas un ínfimo roce de las yemas de sus dedos, haciéndola enloquecer, buscando su contacto ella levantaba la pelvis del colchón cuando una risa oscura abandono la garganta del varón, produciendo en la mujer un delicioso escalofrío cargado de ardientes intenciones. La mano izquierda de Luka tomo en alto una de sus piernas, mirándola con una sonrisa llena de silenciosas ofertas, con su pómulo apoyado sobre esta, besando su pantorrilla antes de desabrochar su zapato, repitiendo con lentitud la misma acción con su otra pierna, ella suspiro en lo que su incipiente barba se encontraba contra su piel. Beso su pantorrilla comenzando su descenso, recorriendo con besos trémulos la extensión de su pierna, deteniéndose en sus afiladas rodillas un instante antes de fijar su mirada sobre la jadeante mujer antes de continuar el tramo final hacia la última prenda sobre ella. Su muslo resulto ser una extensión de piel en la que él pensaba tomarse su tiempo, besando, lamiendo y mordisqueando su camino hacia la zona que se encontraba llamándolo desde que el cuerpo de la mujer en el cuarto se encontró a su disposición. Recordaba su inocencia la primera vez que la vio y no podía encontrar un rasgo de la tímida niña en esta curvilínea mujer, bebiendo sus atenciones, comiendo su figura con esa mirada salvaje que si lo pensara dos veces lo haría comportarse de manera inhibida, esta chica que maduro antes de encontrarlo, esta mujer que lo llamaba sin palabras y él esclavo de sus deseos no haría más que complacerla. Engancho sus dedos sobre esa insultante tela que lo separaba de su dulce néctar, sonrió ante la sorpresa en sus ojos mostrando algo de la chica tímida que recordaba y con toda la delicadeza posible se deshizo de sus bragas, obnubilado por la imagen de Marinette, desnuda, jadeante y a la espera de su próximo movimiento. Su miembro presionando dolorosamente contra la última tela que cubría su desnudez, sus pechos llenos y turgentes apuntando al techo, mientras su respiración errática los bamboleaba en un llamativo vaivén, sus piernas entreabiertas conservando sus rodillas juntas como si fuese una muestra de su timidez.
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Sonrió como se veía imposible no hacer desde el momento que sus labios se encontraron, se había encontrado soñando con este momento durante lo que parecía una vida, con tenerla a su merced dispuesta a recibir sus atenciones y sin embargo se recordó que la realidad no era siempre como quería, el momento era perfecto, aun si fuese tan lejano a sus fantasías. Su mirada lo anclo al sitio y su determinación se quebró en cuanto ella lo llamo con sus manos, deshaciéndose de lo que cubría su piel se mostró tal como dios lo trajo al mundo, solo que formado por el deseo hacia la mujer añorándolo en su cama. Se aproximó a ella, una rodilla a la vez, gateando sobre su cuerpo, siendo recibido en sus brazos, las uñas de una de sus manos recorrieron su espalda, mientras la otra tentativa y curiosa alcanzaba su erección, su cerebro se desconectó y cualquier expresión que pudiese haber abandonado sus labios fue reemplazado por un contenido bufido, apretó el agarre sobre su miembro ahora sintiendo su piel y su necesidad filtrándose por la cúspide de este. Luka enterró su rostro entre sus pechos lamiendo, besando tentativamente la redondez, evitando sus pezones y ganándose una mirada desdeñosa de su compañera, que lejos de ser una reprimenda hizo que su miembro se endureciese aún más, pensando en la imposibilidad de aquello ahora comprendía la expresión "A punto de estallar" ya que en ese instante se encontraba bajo aquella definición. Palpo su intimidad como si no hubiese sido testigo de la humedad de sus jugos empapando sus bragas antes de deshacerse de ellas, se inclinó completamente sobre ella capturando sus labios, pidiendo en silencio permiso para llegar a donde realmente quería estar, ella asintió perdida en su ardiente mirada, aparto sus rodillas para hacerse un espacio entre sus piernas mirándola con tanta lujuria que sintió cambiar la temperatura a su alrededor. Sus manos recorrieron sus muslos, encontrándose a ambos lados de su cintura, admiro a su chica un momento, queriendo grabar esta imagen detrás de sus pupilas, guardando este momento para la posteridad.
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Marinette admiro el hambre cruda en los ojos de su amante, su piel brillando con finas gotas de sudor, sus labios suplicando en silencio que no se detuvieran, como un pensamiento tardío supo que había olvidado decirle algo y ni siquiera pensaba en pedirle que use protección, era algo más, algo biológico, algo que la incluía, pero su cerebro se sentía lo suficientemente entumecido para hacerle olvidar lo único que podía hacer que la situación se ralentizara, ella no encontraba en si el deseo de detenerse. Luka tentativamente empujo dos dedos en su interior arrancando de sus labios un grito de sorpresa ante su intrusión, sus dedos eran anchos y largos llegando a lugares inexplorados por ella, él no aparto su mirada mientras bombeaba en su interior. Sus piernas atraparon las caderas del varón instándolo a continuar, el joven asintió coronando su entrada, milímetro a milímetro sin poder contenerse más se precipito a su interior como un maldito poseso, hundiéndose profundamente en su interior a la vez que ambos notaban algo de lo que no se habían detenido a hablar; —Lo siento, cariño. Debí haber…
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Ella poso sus dedos sobre sus labios, viéndose incomoda, fue doloroso el momento de su intromisión, sentir rasgarse una parte de si de la que no fue consciente hasta ese momento, y también se amoldo a su tamaño y longitud, concentrándose en su humedad en lugar del dolor, en la sensación de plenitud de su intrusión en lugar de la despedida de su niñez, sonrió a modo de confortar a su compañero, acaricio su cabello, llevando sus manos hacia su nuca y atrayéndolo para un necesitado beso, ya no se encontraba adolorida; —Esta bien, no importa, ya no importa —Aseguro—.
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—Importa bebe —Declaro con convicción besando su frente—. y te lo compensare cada día de nuestras vidas —Aseguro mientras reposaba su frente sobre la de la fémina—. Sin embargo, creo que moriré si no comienzo a moverme —Ella rio de manera tintineante uniendo sus labios una vez más asintiendo a su pedido en silencio—.
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Las voces se guardaron para dejar a esos expresivos y vocales anuncios de su encuentra tomar el control, jadeos, gemidos y pequeños gritos felices los envolvían, mientras creaban un ritmo único encontrando sus caderas. Preguntas susurradas y asentimientos silenciosos mientras sus cuerpos seguían encontrándose, rigidez contra humedad, miembro versus humedad, pelvis contra pelvis. Ella ardió en calor, precipitándose de manera vertiginosa a ese mundo nuevo donde el dolor se convertía en éxtasis y este culminaba en oleadas de calor a punto de estallar en un torrente de placer líquido. Luka la sintió, supo en sus ojos que se encontraba acercándose a su límite, deslizo su mano entre sus cuerpos, alcanzando y rodeando su hinchado, húmedo, caliente y necesitado botón con su pulgar, ella grito su nombre ante el contacto, él acelero el paso buscando la misma revelación a su ritmo, intentando que sus erupciones se acompasaran. Ganando velocidad con ojos líquidos, sudor empapando sus cuerpos y miradas de profundo amor y consuelo encontraron su clímax viéndose a los ojos mientras sus jugos se encontraban en la cavidad húmeda de Marinette. Luka se retiró de su cuerpo con cuidado, besando sus mejillas y labios mientras ella lo recibía con una sonrisa cansada y saciada, beso su frente antes de dejarla en la cama aproximándose a la puerta que creyó debía ser el baño se hizo de una toalla de mano que humedeció con agua tibia, ella dormía profundamente en lo que él se aseguraba de limpiar los restos de su encuentro. Tomo a su mujer en brazos, quien cansada como estaba se las arregló para enredar sus brazos a su alrededor, quito las capas de la cama depositándola allí con suavidad, tomando el lugar a su lado, cubriendo a ambos con las mantas para disponerse a descansar. Acaricio su cabello pensando en lo imposible que se veía este encuentro la noche anterior, o la mañana e incluso unas horas antes mientras deseaba una cerveza que pudiese calmar la angustia que sentía sin ella, cavilando en las posibilidades de que estuviese bien sin él y ahora mientras ella adormilada se acomodaba sobre su pecho le era obvio que no pertenecía a otro sitio como a este. Se sintió adormilado poco después, relajado como no lo había estado en mucho tiempo, con la certeza de que no estaba soñando y cuando el sol asomase por el horizonte unas horas más tarde aun seguirían juntos.
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La pareja descanso, ignorantes a lo que sucedía fuera de las paredes de la habitación; el sol se asentaba en medio del cielo marcando el mediodía, los teléfonos de los protagonistas estaban atestados de mensajes y llamadas ignoradas. En tanto en la planta baja se asentaba un tumulto tanto de periodistas que esperaban presenciar el nuevo escándalo del guitarrista como fans mezcladas entre las que querían verlo y las otras quienes se atreverían a juzgar a la mujer con la que aseguraban haberlo visto. No negarían que tenían un centenar de preguntas para formularse, sin embargo, ahora lo único que les importaba era mantenerse en los brazos del otro disfrutando de la comodidad postcoital. Alya y Étienne, las fans y periodistas, incluso los miembros de sus familias podrían esperar y todo el universo entero se pondría en pausa, nada importaba porque a horas del comienzo del 2022 y luego de años de ardiente anhelo finalmente podían amarse como tanto lo habían deseado.
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Como ven, para quienes ya estuvieron aqui, las cosas han cambiado "un poquito" es que nada puede mantenerse imperturbable con el paso de los años. Para aquellas almas nuevas que encontraron su camino hasta aqui ¡BIENVENIDOS!
