Capítulo III: Una anfitriona peculiar

Al día siguiente, Hitomi se despertó en la habitación que le habían asignado en la gran Mansión de los Schezar y minutos después entró una criada con el desayuno a la cama. Una de las cosas que más le agradaba de Gaea era la forma en que la regaloneaban trayéndole el desayuno a la cama. La criada le dejó la bandeja en la cama y luego se retiró, dejando a Hitomi sola disfrutando el desayuno. Se trataba de un gran vaso de jugo de naranjas, tostadas con miel y cereal con leche, pero la cantidad de cosas que había en la bandeja no era lo que le había llamado la atención, sino que unos pequeños sobres que estaban apoyados en el vaso de leche. Abrió el primer sobre y lo leyó: "Querida Hitomi: lamento no acompañarte esta mañana, pero tengo que atender unos asuntos muy importantes con respecto a la Cumbre. Por favor, te pido mis disculpas y siéntete como en tu casa. Merle tampoco estará, ya que deberá ir conmigo. Cariños. Millerna Aston." Guardó la pequeña nota en su sobre y abrió la segunda: "Estimada Hitomi: Esta mañana deberé acompañar a Van para ver unos asuntos sobre la Cumbre, por lo que me será imposible hacerte compañía. Te pido mis más sinceras disculpas. Saludos. Allen Cruzade Schezar" Tomó el tercer sobre y lo leyó "Hitomi: Esta mañana estaré ocupado por la Cumbre, así que no estaré contigo. Discúlpame. Van" cerró la paupérrima nota de Van con un dejo de resignación y la dejó a un lado de la bandeja y se tomó su desayuno. Después de eso, se vistió y salió a caminar por el jardín de la Mansión. La mañana estaba hermosa, el cielo estaba despejado y podía sentir la tibieza de los rayos de sol sobre su piel. Estaba contemplando una gran estatua del Dios Jishia, cuando sintió que alguien le tocaba la espalda.

-Hola Hitomi- la saludó Celena con una brillante sonrisa en sus labios. A diferencia de ayer, Celena lucía un hermoso vestido color damasco con un hermoso cuello bordado con hilos blancos y un pequeño escote y llevaba guantes del mismo color del vestido y que le llegaban a la muñeca.

-Hola- respondió Hitomi algo sorprendida. Luego de eso, a las dos las invadió un largo e incómodo silencio.

-Apuesto a que todos te dejaron sola esta mañana, ¿no es verdad?- dijo Celena interrumpiendo aquel incómodo silencio. No quería hacer sentir incómoda a Hitomi con ese comentario, sólo estaba diciendo lo que había pasado. Sin embargo, Hitomi sí se sintió incómoda, ya que no supo qué responderle.

-Bueno... la verdad es que... - había comenzado a decir, pero Celena la interrumpió mostrándole un pequeño sobre.

-Mira esto- Hitomi recibió el sobre con recelo y lo abrió. Dentro del sobre había una nota: "Querida hermana: Van y yo tendremos que atender unos asuntos sobre la Cumbre, por lo que no podremos acompañar a Hitomi esta mañana. Millerna y Merle también están ocupadas. Por favor, acompaña a Hitomi y hazla sentirse como en su casa. Y por el amor de Dios, sé amable con ella. Cariños, Allen" Hitomi tenía en la cara un raro gesto de asombro y malestar, pero trató por todos los medios de disimularlo.

-Creo que esta mañana seré tu anfitriona- le dijo Celena sonriendo.

-Así veo- le dijo Hitomi sonriendo con exageración. Genial, estaré toda la mañana atascada con esta niña malcriada.

-Entonces, ¿qué quieres hacer?- le preguntó Celena, dispuesta a ser una buena anfitriona.

-Pues, no lo sé... - le respondió Hitomi. De verdad, no sabía que podían hacer ella y Celena durante la mañana, y el hecho de que aún se sentía incómoda con la presencia de Celena no la ayudaba a comportarse con naturalidad. De hecho, sentía que en cualquier momento se transformaría en Dilandau y la asesinaría... lenta y dolorosamente.

-¿qué te parece si vamos al Comercio Central a mirar algunas cosas?-

-Está bien- respondió Hitomi. En realidad era una muy buena idea, ya que no tenía mucha ropa en Gaea.

Las dos partieron al centro de la cuidad, en donde se encontraba el Centro Comercial. Mientras iban caminando, Hitomi pudo notar cómo la gente se quedaba mirando a Celena, como si fuera un bicho raro. Pero Celena seguía caminando muy erguida, como si no se diera cuenta de las miradas que le daba la gente. Se preguntaba si eso se debía a que las personas ya sabían el secreto de Celena. Sentía mucha curiosidad, pero no se atrevía a preguntar.

-¿Quieres saber si todos saben lo de Dilandau, verdad?- le preguntó Celena adivinando el pensamiento de Hitomi.

-N-no... no estaba pensando eso- se disculpó Hitomi algo avergonzada.

-Tranquila, ya estoy acostumbrada a ser el centro de atención- le respondió Celena fingiendo una sonrisa y saludando con exageración a una señora de edad que la miraba fijamente. Se produjo un pequeño silencio mientras seguían caminando por las lujosas tiendas.

-Entonces... - comenzó a decir Hitomi con timidez -¿todos saben lo de Dilandau?-

-Bueno, en realidad, lo que pasó conmigo y Dilandau se iba a mantener en secreto. Así que obviamente todos lo saben- le respondió Celena con un dejo de sarcasmo que a Hitomi le divirtió. Y tontamente soltó una pequeña risita. Celena la quedó mirando sorprendida.

-¿te estás riendo de mi tragedia griega?- le pregunt

-No. Para nada. No quise hacerlo. Disculpa- se atropelló a decir Hitomi. De verdad esa no había sido su intensión.

-jajaja... no importa. De hecho, me alegra que te lo tomes con humor- le dijo Celena riendo con muchas ganas. Al verla reírse, Hitomi se relajó un poco más y también comenzó a reírse.

-De todas formas, ¿cómo es que sabes de "tragedia griega"?- le preguntó Hitomi una vez que dejó de reírse.

-En Zaibach nos enseñaron muchas cosas de La Luna Fantasma- le respondió Celena. Siguieron conversando durante todo el paseo, ahora Hitomi no se sentía tan incómoda con Celena, de hecho, la conversación surgía con mucha fluidez y naturalidad. Hicieron muchas compras y pasaron a una heladería y cada una se comió un gran helado. Celena estaba tan alegre que le regaló un hermoso vestido a Hitomi. Ella se había sentido bastante incómoda con el regalo, ya que era bastante caro, pero Celena insistió tanto que al final accedió a que le regalara el vestido. Una porque tenía que reconocer que aún tenía poca ropa acorde con Gaea; y dos, porque el vestido era muy hermoso. Consistía en un corsé blanco con una pequeñas mangas, las que llevaban un fino encaje de color verde, el faldón era de seda del mismo color del encaje y llevaba un par de guantes un tono más claro que el faldón. Cuando salieron de la tienda, Celena había olvidado unas bolsas adentro y tuvo que devolverse a buscarlas. Ella se quedó afuera, observando a la gente que iba y venía. Estaba en una de las vitrinas del local cuando dos señoras de edad y con un aire de superioridad se quedaron contemplando la gran vitrina. Hitomi no les puso mucha atención hasta que Celena salió de la tienda. Resultó que al cerrar la puerta del local, su falda se quedó enganchada en la puerta.

-¡Maldición!- dijo Celena con mucha rabia. Hitomi se rió con la actitud exagerada de Celena, y mientras Celena seguía maldiciendo a la puerta y el faldón al mismo tiempo, pudo ver que una de las señoras que estaban a su lado indicaban a Celena con disimulo. Las dos miraron a Celena con desprecio y una de ellas dijo "Vaya, qué se podía esperar de alguien como ella" Hitomi se dio vuelta a mirar a las dos señoras y les dirigió la peor mirada que pudo darles. Las mujeres se dieron cuenta de la mirada de Hitomi y carraspearon un poco. Luego la otra le dijo "Vámonos" y siguieron su marcha. Pasaron por el lado de Celena, sin dejar de mirarla por sobre el hombro, justo cuando ella decidió tirar con fuerza del faldón provocando que se rasgara toda la parte de abajo del vestido. ¡Viejas estúpidas!, pensó enojada. No sabía qué le molestaba más, si el comentario en sí o el que habían puesto énfasis en el "ella". De todas formas, cuando Celena se acercó le dijo con pesar.

-Hitomi, cómo envidio la ropa que usas de la Luna Fantasma, es mucho más cómoda que estos tontos vestidos largos-

-pero estos vestidos son mucho más bonitos- le respondió Hitomi tratando de apartar aquel incidente de su cabeza. Las dos volvieron a reírse y siguieron caminando por las calles de Palas. Después de pensar que la mañana se le iba a hacer eterna, Hitomi sintió que se le pasó volando.

Llegaron muy cansadas ya que habían caminado un montón. Celena estaba muy feliz, ya que era la primera vez que podía compartir con alguien de su misma edad haciendo lo que todas las chicas normales de su edad hacen. Aunque al principio podía notar lo que todas las personas sienten cuando la conocen (sorpresa, estupefacción, recelo, lástima e incluso resquemor) al cabo de un momento sintió que Hitomi había dejado todos esos sentimientos de lado y se comportó naturalmente con ella. Era la primera vez que se sentía una persona común y corriente y eso la alegraba. Ni siquiera su hermano la había hecho sentirse así. Todo habría sido perfecto si no fuera porque cuando llegaron Van estaba esperando a Hitomi. Ella apuró un poco el paso y se adelantó para saludar a Van. Ella se quedó observando la escena, esperando alguna efusiva demostración de cariño, cualquier cosa que la hiciera sentir incómoda, pero nada pasó, ni un beso, ni un abrazo. Nada.

-Hola Van. No esperaba verte tan temprano de vuelta- le dijo Hitomi una vez que estuvo frente a él.

-Nos tomó menos de lo que pensamos- le respondió escuetamente.

-Y tú, ¿Estás bien? ¿lo pasaste muy mal?- le preguntó con tono preocupado.

-Estoy bien Van. Celena y yo lo pasamos muy bien- se apresuró a responder Hitomi antes de que Celena dijera algo.

-Lo pasamos tan bien que ni siquiera nos acordamos de ti- le respondió Celena, tratando de defenderse de las sutiles pesadeces de Van.

-Nadie te está preguntando- le respondió Van con aspereza. Por un momento tenso, los dos se quedaron mirando desafiantes. Los dos estaban algo molestos, pero Celena sentía un poquito de satisfacción al ver la molestia de Van.

-Vamos... por favor... - dijo Hitomi con apenas un murmullo. Celena se dio vuelta a mirar a Hitomi y pudo notar lo incómoda que se sentía. Y ella se sintió realmente mal por incomodarla.

-No te preocupes Hitomi- le dijo fingiendo una sonrisa -sólo estaba bromeando. No hablaba en serio- esperó que Van dijera algo, que le siguiera el juego o que le contestara, pero no hizo absolutamente nada. Sólo se limitó a mirarla feo, como siempre lo hacía. Eso era lo que más odiaba de Van.

-Bueno, estoy muy cansada, así que iré a descansar un momento. Nos vemos al almuerzo Hitomi- se despidió Celena, pero ese día no volvió a ver a Celena.

El Minuto Cultural de Hotaru

Aquí estoy nuevamente en este espacio ocupado para comentar cosas sobre el fic y sus reviews. Supongo que como recién está empezando el fic es que no ha habido muchos, además, la idea de un shoujo de Escaflowne es bastante rara (a mí solamente se me ocurren estas cosas --u) pero se agradece los que hay, y por supuesto que se toman en cuenta. Así que Escilia, tomaré tu consejo y veré como soluciono ese asunto. Gracias a todos por leer este humilde fic ˆˆ