Unexpected Love
Por Hotaru Albatou
Capítulo V: El peso de una advertencia
Trató de calcular la hora en que todos debían de marcharse para volver a casa tranquila, pero cuando entró vio con algo de pesar a Allen y Elise listos para el gran evento. Como siempre, Allen lucía apuesto y elegante, al igual que Elise y se sintió bastante incómoda de llevar puesto sus pantalones y blusas habituales.
¿Todavía están aquí- les preguntó cuando se acercó a ellos. Justo en ese momento entró Van y se unió al grupo. Celena tenía que reconocer que Van también se veía muy bien con su traje de Rey especial para estas ocasiones, pero también pudo notar que se sentía muy incómodo con él. Era curioso que tuvieran algo en común.
-Sólo falta Hitomi- dijo Allen mirando hacia las escaleras, esperando que apareciera en cualquier momento. Además de sentirse incómodo con aquel traje, Celena se dio cuenta de lo nervioso que estaba Van.
-Dicen que las novias siempre se demoran- dijo Celena bromeando. Allen y Elise se rieron tímidamente y Van no dijo nada, sólo miró a Celena con desagrado. Desde que se enteró de la discusión que tuvo con Hitomi por el vestido, el odio que sentía Van por Celena había aumentado aún más. Incluso la misma tarde en que Van se enteró, partió corriendo hacia donde estaba Celena, quien venía recién llegando a casa después de estar todo el día afuera. Comenzó a gritarle un sinnúmero de cosas, pero para fortuna de todos, Celena sólo lo ignoró y lo dejó gritando solo.
-Ahí viene- dijo Elise y todos dirigieron sus miradas hacia las escaleras. Ahí venía Hitomi, bajando las escaleras con elegancia y solemnidad y con mucho cuidado de no tropezar con su vestido. No cabía dudas que Hitomi se veía hermosa, sólo había que verle la cara a Van para darse cuenta. Estaba como hipnotizado, sus ojos brillaban y tenía las mejillas encendidas. De pronto Van se sonrió y Celena se dio cuenta de que era porque Hitomi lo estaba mirando. Molesta con la situación, dejó de mirar a Van y volvió su mirada hacia Hitomi. Ella dejó de mirar a Van para observar a cada uno de los presentes, primero a Allen, después a Elise y luego a ella. Al verla, Hitomi se quedó algo sorprendida, no esperaba verla ahí. Celena pensó que Hitomi la iba a mirar con frialdad, pero en lugar de eso, ella le sonrió amablemente. No supo si fue algún efecto de las luces, pero le pareció que los ojos de Hitomi brillaban intensamente. En realidad no le importó mucho lo que causaba ese efecto porque se sintió más preocupada al sentir que el rostro se le encendía como fuego y sin poder evitarlo, esquivó con vergüenza la mirada de Hitomi.
-Hitomi, te ves hermosa- dijo Allen.
-Muchas gracias- respondió ella tímidamente. Estaba esperando que Van dijera algo, pero aún estaba tan sorprendido que no era capaz de decir nada. Y tampoco necesitaba decir algo, sólo bastaba con verle la cara para darse cuenta que estaba encantado.
¿Nos vamos- dijo ofreciéndole su brazo a Hitomi. Ella asintió y tomó su brazo. Allen se acercó a Celena, quien estaba mirando toda la escena apartada de todos y sintiéndose fuera de lugar, y le susurró.
-Todavía estás a tiempo- ella se limitó a mirarlo con resignación.
-Nunca pierdes las esperanzas ¿verdad- le respondió. Allen sólo se acercó a abrazarla.
-Adiós Celena- se despidió Elise mientras tomaba el brazo de Allen.
-Adiós Elise, adiós a todos- dijo Celena despidiéndose en forma general para no tener que hacerlo con cada uno.
-Adiós- corearon todos al mismo tiempo y se retiraron de una vez por todas de la mansión. Una vez que Celena se quedó sola, suspiró profundamente y se dirigió a la cocina por algo para comer.
¿De verdad no quieres que te ayude con eso- le preguntó Celena a su mamá Clara, quien terminaba de enjuagar los últimos platos sucios.
-Ya estoy terminando, no te preocupes- le dijo sin dejar de hacer lo que hacía ¿por qué no te vas a dormir? Ya es tarde- le aconsejó Clara.
-No tengo sueño- le respondió Celena. Estaba parada al lado de Clara apoyada en el fregadero con los brazos cruzados. Miraba como hipnotizada el correr del agua, el jaboncillo del detergente para lozas y el rápido movimiento de las manos de Clara, pero su mente estaba en otro lugar. Para ser más exactos, la mente de Celena estaba justo en el momento en que Hitomi bajaba por las escaleras, tan delicada y elegante, brillando más que cualquiera de los más finos candelabros de la mansión. Sus ojos verdes... aquellos ojos verdes la habían mirado una vez más con sinceridad y transparencia y le había sonreído con amabilidad. A pesar de todo, Hitomi no estaba enojada con ella. Y ahora que lo pensaba, se sentía una tonta al haber hecho tanto escándalo por un vestido.
-Mamá Clara... ¿Qué te parece Hitomi- preguntó Celena. No sabía por qué, pero se sentía algo avergonzada haciendo esa pregunta.
¿Hitomi¿Te refieres a la chica de la Luna Fantasma- le preguntó Clara. Celena asintió.
-Parece ser una buena chica, muy agradable... - le respondió. Ahora sólo le quedaban los cubiertos para terminar –Y muy guapa, según lo que me han contado, apuesto a que se veía muy linda para la fiesta-
-Sí, se veía bien- le dijo Celena indiferente. En realidad, Celena pensaba que se veía hermosa, pero no se atrevió a decirlo. Hubo una pequeña pausa y Clara terminó de lavar el último cubierto, cortó el agua y tomó un paño para secarse las manos. Miró a Celena y se dio cuenta que tenía la mirada perdida y repentinamente suspiró profundamente.
-Te agrada¿no es cierto- le preguntó mirándola fijamente. Celena se sintió de alguna forma al descubierto con la pregunta y sintió que se sonrojaba levemente.
-Bueno, ella es muy amable conmigo y es muy sincera... ¿sabes? Al principio no me agradaba mucho y pensaba que era como todo los demás, pero me equivoqué... – Celena, quien al principio no sabía muy bien que decir, sintió que las palabras poco a poco fluían de su boca con facilidad –Ella no es como el resto de las personas, ella no me mira como el resto de la gente. Es la primera vez que siento que no tengo que estar alerta con alguien, que puedo ser yo misma sin temor a lo que piense... con ella siento que es la primera vez que alguien ve lo que soy y no lo que fui... – terminó de decir Celena. Clara la observó durante todo el tiempo que Celena hablaba de Hitomi con algo de preocupación. Se acercó a Celena y le tomó las manos.
-Ten cuidado- le dijo seriamente. Celena se sorprendió con la advertencia.
-No te preocupes, mamá Clara. Hitomi es una buena persona. Lo sé- le respondió para que se tranquilizara –Ya sabes que desarrollé un sexto sentido para esas cosas-
-No me refiero a eso-
¿No- Celena no entendía lo que Clara quería decirle.
-A veces los sentimientos pueden volverse confusos... y sin darse cuenta, uno puede dañar a las personas que uno más aprecia... incluso a uno misma ¿Entiendes lo que quiero decir-
-Eso creo... – respondió Celena escuetamente. La verdad es que no entendía a qué se debía ese comentario. Clara seguía mirando a Celena, quien la miraba con confusión y supuso que quizás se estaba preocupando por nada. Esperaba que fuera así.
-Que bueno- le dijo sonriendo –entonces, ya es hora de que vayas a tu habitación. Ya es tarde y yo también me iré a acostar-
Sólo que Celena no se acostó cuando se dirigió a su pieza. Como aún no tenía nada de sueño, Celena se sentó en la orilla de la ventana de su pieza, dejando que el viento frío de la noche le refrescara la mente. Estuvo meditando por mucho tiempo, siempre que se sentía algo deprimida, se sentaba en la orilla de la ventana y se ponía a pensar. Ya habían pasado dos años desde que volvió a ser Celena Schezar, dos años llenos de muchos sentimientos encontrados. Por un lado estaba la felicidad de volver a ser ella, volver a ser libre y poder estar junto a sus seres queridos, junto a su querido hermano Allen, la única persona en este mundo ligada a ella por los fuertes lazos de sangre... su madre ya no estaba y su padre nunca llegó a conocerlo. La única persona que recordaba de su niñez era Clara, los demás empleados de la mansión era gente extraña que la miraba con recelo. Y por el otro lado estaba lo amargo de la historia, la parte que no se relata en los finales de los cuentos de hadas, en donde todos viven felices para siempre. Ajustarse a su nueva vida había sido difícil, pero se estaba volviendo cada vez peor. Quizás si las cosas se hubieran quedado como al principio, cuando ella apenas hablaba y pasaba durmiendo casi todo el día habría sido más fácil. En ese entonces Celena todavía podía decir que se comportaba como una "dama". Pero Celena no era una "dama" como todo el mundo espera que sea una mujer en Gaea y ahí fue cuando las cosas comenzaron a complicarse realmente para ella. No le gustaba usar vestidos, sólo usaba pantalones¡se batía a duelo con hombres! Y lo peor de todo es que era una excelente espadachín (Celena siempre se preguntaba si eso se debía al gran talento que tenía Dilandau y que ella heredó o si el talento lo había heredado de la familia Schezar) ¡y era demasiado sincera! Era inconcebible que una mujer estuviese opinando de política, como una vez tuvo la mala ocurrencia de hacer (ella sólo estaba defendiendo a la gente de Zaibach, personas comunes y corrientes que nada tenían que ver con los siniestros planes de Lord Dornkirk). Eran demasiadas cosas de hombres en un mundo en el que la mujer sólo podía aspirar a casarse con un buen partido. Por eso siempre tenía la impresión de que algún día, tarde o temprano terminaría largándose de Asturias, a algún lugar lejano y desconocido en donde nadie la conociera y pudiera hacer lo que se le viniera en gana. Esa era una de las partes favoritas de cuando se ponía a pensar, ya que se imaginaba en lugares exóticos, viviendo sola en una pequeña casa mantenida por ella misma, sin nadie que le dijera que lo que hace era "inadecuado". Estaba perdida mirando el resplandor de la Luna pensando en un cuento que Hitomi le contó sobre una princesa que era de la Luna y que llegaba a su tierra. Se preguntaba si aquella princesa se habría sentido como ella. Como si supiera que de alguna u otra forma pertenecía a otro mundo. Ahora su vista estaba puesta sobre la Luna Fantasma. ¿Cómo será vivir allÿ, si dependiera de ella, hasta allá iría a vivir. En el mundo de Hitomi, haciendo las cosas que ella hacía, viviendo como ella... se preguntaba cómo lo estaría pasando en la fiesta. Apostaba a que la estaba pasando muy mal, no hay forma que uno pueda divertirse en ese tipo de eventos, sobre todo cuando los invitados son un montón de señores graves y serios, con todo el poder de las naciones de Gaea en sus manos. Por supuesto había que hacer una excepción con Van, el más joven de todos los reyes, emperadores y mandatarios... sin embargo, si se juzgaba la manera de actuar, Celena diría que sólo era uno más de aquellos señores. Ahora se estaba preocupando realmente por ella y por primera vez se arrepintió de no haber ido a la fiesta y acompañar a Hitomi, después de todo, ella había sido muy amable con ella. Se sintió muy tonta al recordar el incidente del vestido, definitivamente había exagerado demasiado, pero sólo había sido una acción de defensa ante la desilusión que Hitomi le había causado en ese momento. De pronto la advertencia que le hizo Clara le vino a la mente "ten cuidado" ¿qué demonios quería decir con eso? Por más que le daba vuelta al asunto, no lo entendía. ¿Acaso se refería a que no se confiara de ella? Ella misma le había dicho que no se refería a eso. Estaba tratando de entender lo que Clara había querido decirle cuando la misma carroza en que todos se fueron se acercaba a la mansión. Celena la miró rodear el pequeño jardín que estaba frente a la casa y colocarse frente a la entrada de la mansión. De la carroza bajaron Allen, quien ayudó a Elise a bajarse de la carroza; luego Van hizo lo mismo con Hitomi. Miró durante unos instantes la escena y luego corrió la cortina de su ventana para que nadie la viera despierta. Una vez que sintió que todos habían entrado y que la carroza se iba, Celena corrió nuevamente las cortinas y se quedó contemplando un momento más la Luna y la Luna Fantasma. No pasó mucho tiempo desde que la carroza partió cuando escuchó que alguien golpeaba la puerta de su habitación.
-Adelante- dijo sin dejar de mirar al cielo. Seguramente era Allen quien quería ver cómo estaba.
-Permiso ¿Puedo pasar- dijo una suave y tímida voz. Celena se dio vuelta y vio con sorpresa que se trataba de Hitomi. Había visto a Celena en la ventana cuando se bajó de la carroza.
-Claro, adelante- le respondió Celena. Hitomi se acercó con timidez hacia donde estaba Celena, quien seguía mirando hacia fuera de la ventana. Estaba apoyada al marco de la ventana, abrazando sus piernas que estaba flexionadas y cuando vio el rostro de Celena, pálidamente iluminado con la luz de la Luna, le pareció un rostro triste y melancólico. Ella se sentó al otro extremo de la ventana, mirando hacia el interior de la habitación.
¿Cómo estuvo la fiesta- preguntó Celena luego de un largo silencio.
-Veamos... – dijo Hitomi recordando los detalles de la fiesta -Allen bebió como loco y comenzó a conquistar a las esposas de todos los mandatarios, Elise también bebió y comenzó a bailar arriba de las mesas y Van contó muchos chistes obscenos- cuando terminó su relato, Hitomi miró a Celena para ver su reacción. Como era de esperarse estaba con los ojos abiertos de par en par.
-TIENE que ser una broma- le dijo soltando una sonrisa nerviosa.
¿No crees que hubiera sido divertido- le dijo Hitomi sonriendo.
¿Tan malo estuvo- preguntó Celena. Hitomi asintió con la cabeza. Nuevamente se produjo un largo silencio entre las dos.
-Hitomi... ¿aún estás enojada conmigo- preguntó Celena interrumpiendo el silencio. Miraba a Hitomi con pesar y preocupación.
-Claro que no... ¿acaso tú sigues enojada conmigo- Celena desvió la mirada y mirando hacia fuera, negó con la cabeza.
-Ahora sólo me siento como una tonta- dijo Celena encogiendo los hombros –la verdad es que no estoy acostumbrada a que las personas sean tan transparentes conmigo... por eso me sentí traicionada cuando decidiste no usar el vestido... pero ahora que lo pienso con más calma, creo que sobre reaccioné y me comporté como una niña malcriada y consentida... -
-Creo que yo también tuve algo de culpa... porque no fui capaz de mantener mi palabra y cambié las cosas sin darme cuenta que eso era importante para ti... a fin de cuentas, yo también actué como una niña consentida- nuevamente se produjo un largo silencio.
¿me perdonas- preguntó Celena. Hitomi asintió.
¿me perdonas tú a mí- preguntó Hitomi esta vez.
-Claro que sí- respondió Celena sonriendo. Hitomi también le sonrió y Celena pudo ver nuevamente cómo los ojos de Hitomi brillaban. No era sólo un efecto de las luces, sus ojos por sí solos brillaban de esa forma. Al darse cuenta de esto, Celena sintió que nuevamente el rostro se le encendía. Y luego de eso, dos momentos vivieron a la mente de Celena, el primero se trataba de Van mirando a Hitomi mientras ella bajaba por las escaleras y el segundo, cuando Clara le tomaba las manos y la miraba con seriedad "ten cuidado".
¿sabes qué? Ahora me siento mucho más aliviada- dijo Hitomi interrumpiendo los pensamientos de Celena.
-Yo también siento lo mismo- dijo Celena, dándose cuenta que era verdad. Sentía como si se hubiera quitado un gran peso de encima.
-Bueno, mejor me voy a mi habitación- dijo Hitomi –ya me está dando mucho sueño- agregó y se levantó para dirigirse hacia la puerta.
-Buenas noches, Celena-
-Espera un momento- dijo Celena antes de que Hitomi se fuera. Ella se detuvo un momento.
-Gracias- le dijo Celena después de una larga pausa.
¿por qué- preguntó Hitomi sin entender mucho lo que pasaba.
-Por ser como eres conmigo- se sentía algo cursi diciendo algo así, pero no sabía como decirlo.
-Pero yo no te trato distinto al resto de la gente... –
-Exacto- las dos se miraron durante un largo momento. Esta vez la que se sonrojó y desvió la mirada fue Hitomi.
-No... no es nada- dijo con timidez. Luego de ese momento, Hitomi se despidió nuevamente y se dirigió a su habitación, dejando a Celena sola en su habitación, pensando con preocupación que poco a poco comenzaba a entender la advertencia de Clara.
Cuando salió de la habitación, Hitomi se recostó un momento en la puerta de ésta. No entendía por qué actuaba con tanta timidez cuando Celena le hablaba de esa forma. Se llevó una mano a sus mejillas, sintiendo el calor que había en ellas, en parte provocado por el vino que había bebido en la fiesta y por el reciente agradecimiento de Celena. Se encaminó hacia su habitación pensando en la actitud que había tenido Celena hace unos momentos. Y ahora que lo pensaba bien, a pesar de que para los demás daba la apariencia de una chica de carácter muy fuerte, incluso algo agresiva, en realidad Celena podía ser muy tierna si se lo proponía. Se preguntaba si alguna otra persona conocía esa misteriosa faceta de Celena o si ella era la única persona que había tenido el privilegio de verla. Y si era así, Hitomi pensó que era una verdadera lástima que la gente no pudiera ver esa faceta de Celena, quizás se ahorraría un par de problemas si se mostrara más dócil con los demás. Sin embargo, tenía que reconocer que tenía su encanto ser una chica rebelde y problemática, como diría Allen. A Hitomi le causaba mucha gracia que sólo usara pantalones y blusas, que pudiera manejar un guymelef (sin contar a Naria y Eria, Hitomi nunca había visto a mujeres piloteando guymelefs) y que fuera tan impertinente y contestadora con Allen. Incluso tenía que reconocer que algunos ataque que profesaba contra Van eran bastante ingeniosos. Y cuando caminaba por la calle y todo el mundo la miraba de reojo, ella tenía una actitud de "no me importa lo que ustedes piensen, tontos plebeyos". A veces Celena podía ser muy expresiva, pero sus sentimientos más importantes los escondía para sí mismo. Hitomi se preguntó si alguna vez Celena le confiaría sus verdaderos sentimientos. Aquel pensamiento la sorprendió¿desde cuando se interesaba tanto en los sentimientos de Celena? A pesar de que la conocía desde hacía poco, tenía que reconocer que le había tomado mucho cariño, después de todo, ella fue quien la acompañó durante todo el tiempo que los demás estaban preocupados por la Cumbre y cuando se enojaron, los días se le hicieron interminables y aburridos. Y ahora que habían hecho las pases, se sentía feliz y aliviada. Mientras pensaba todo esto, Hitomi ya había llegado a su habitación y se había puesto su pijama. Se metió a la cama y se dio media vuelta con los otros cerrados.
-Celena me gusta mucho- murmuró casi somnolienta. Sin embargo, lo que ella veía como un simple sentimiento de amistad y cariño, en su corazón comenzaba a formarse un sentimiento más fuerte y potente que eso, sin que ella se diera cuenta.
Los siguientes diez días que duró la Cumbre, Celena y Hitomi se volvieron uña y carne y fueron a cuanta demostración y evento hubo con respecto a la Cumbre. Este hecho no era del completo agrado de Van, pero prefería eso a que Hitomi anduviera sola y aburrida, además parecía llevarse muy bien con Celena y si la pasaba bien con ella, no podía hacer nada al respecto. Quizás no había sido buena idea invitarla a Asturias para la cumbre después de todo. Pero por el otro lado, Allen parecía muy complacido de que Hitomi y su hermana se llevaran tan bien, sobre todo porque pensaba que Hitomi podía ser una gran influencia para su hermana. De hecho, había logrado que los acompañara a un par de eventos, vestida como una verdadera dama. Y aunque Allen nunca dijo nada al respecto, tanto Celena como Hitomi se daban cuenta de los pensamientos de Allen, lo que provocaba la indignación de Celena y la risa de Hitomi, quien no perdía oportunidad en burlarse de Celena y decirle que "debía seguir su ejemplo". Llegaron a estar tan unidas que un día Celena, sin ninguna razón en especial, tomó de la mano a Hitomi y se la llevó a la cocina de la mansión, el lugar que ninguna visita había pisado antes por mucha confianza que hubiera, sólo para que conociera a Clara.
¡Hola Mamá Clara, te traje una visita- dijo cuando entró a la cocina, aún tomándole la mano a Hitomi. Clara, quien estaba amasando para hacer pan, se dio vuelta para mirar a la inusual invitada. Frente a ella estaba Celena con una gran sonrisa en los labios y a su lado, de la mano de Celena se encontraba una chica de aspecto tímido y grandes ojos verdes.
-Ella es Hitomi... Hitomi, ella es mi mamá Clara- las presentó Celena.
-Mucho gusto en conocerla, Sra. Clara- saludó Hitomi haciendo una pequeña reverencia.
-El gusto es mío- respondió Clara con amabilidad. Celena soltó a Hitomi de la mano y se dirigió hacia Clara.
¡Vamos! deja eso a un lado y siéntate a tomar té con nosotras- le decía mientras le quitaba un pedazo de masa que tenía en las manos.
¡Pero qué haces, Celena! Se supone que yo tengo que atenderlas a ustedes- le respondió Clara. Pero Celena no le hizo caso y la obligó a sentarse a la mesa. Luego hizo lo mismo con Hitomi y una vez que las dos estuvieron sentadas comenzó a preparar las cosas para el té. Tanto Hitomi como Clara se miraban con curiosidad, sin saber muy bien qué decirse. Comentaron un par de cosas triviales como comentarios sobre la casa y lo mucho que Celena hablaba de las dos. Hitomi, mientras tanto, veía a Celena caminando de un lado a otro, llevando muchas cosas ricas a la mesa. Cuando ya estuvo todo listo, Celena se sentó junto a ellas y bebieron té y comieron pasteles y dulces mientras conversaban muy amenamente. Hitomi se dio cuenta de lo mucho que Celena apreciaba a Clara y de lo amable que ella era con Celena, era como ver a una abuela y su nieta y pudo darse cuenta de lo feliz que estaba, sólo había que ver cómo sus ojos brillaban y sus mejillas tenían un leve color rosa. Y ella se alegró mucho por ella, le encantaba verla feliz. Después de una larga conversación, Celena y Hitomi se despidieron de Clara, prometiéndole que volverían a tomar té juntas. Todo había estado perfecto, sin embargo, justo en el momento en que Hitomi y Celena se retiraban, Celena pudo ver en el rostro de Clara la misma mirada de preocupación del otro día y las palabras que le dijo volvieron a su mente "ten cuidado".
-Vaya, qué simpática es Sra. Clara, me agradó mucho- dijo Hitomi caminando delante de Celena.
-que bueno- respondió sin prestarle mucha atención a Hitomi. Sentía que cada vez entendía un poco más lo que había querido decirle. "A veces los sentimientos pueden volverse confusos... y sin darse cuenta, uno puede dañar a las personas que uno más aprecia... incluso a uno misma" ¿acaso eso era lo que le estaba pasando, estaba confundiendo sus sentimientos? Si era así, se estaba metiendo en serios problemas y esta vez ni siquiera su hermano abogaría por ella para salvarla.
¿Sabes? Lo he pasado muy bien- dijo Hitomi una vez que llegaron a la sala de estar. Se dirigió a una ventana y observó los grandes jardines de la mansión.
-Me alegro mucho- le respondió Celena sonrojándose. Sin embargo, ya no lucía tan feliz como hace un momento.
-Es una lástima que mañana me tenga que ir- agregó Hitomi sin despegar su vista de la ventana.
¿mañana- preguntó Celena sorprendida. Había hecho tantas cosas estos últimos días que había perdido completamente la noción del tiempo. Enterarse de la partida de Hitomi le provocaba sentimientos encontrados. Por un lado le daba mucha pena separarse de ella, sentía que ahora las cosas no iban a ser como eran antes y que la extrañaría mucho, se había acostumbrado tanto a ella que por primera vez se preguntó cómo iban a ser las cosas de ahora en adelante sin la compañía de Hitomi. Pero por el otro lado, sentía que era lo mejor que podía pasar, quizás todos esos tontos sentimientos que estaba teniendo últimamente se debían al hecho de que había pasado mucho tiempo con ella y que sólo estaba confundiendo las cosas. Probablemente, si estaba alejada de ella durante un buen tiempo, las cosas sí volverían a ser como antes y pondría nuevamente sus sentimientos en orden.
-Partiremos al mediodía- agregó Hitomi con algo de pesar. Realmente no tenía ganas de volver a Fanelia.
-Es una lástima- murmuró Celena. Hubo un largo momento de silencio entre las dos en el cual se podía sentir el pesar de las dos. Esto no está bien... pensó Celena.
-Hitomi... – dijo.
¿Qué- preguntó Hitomi. Celena suspiró.
-Yo... tengo que hacer algo- le dijo mientras se dirigía a la puerta –nos vemos de ahí- y con eso salió corriendo de la mansión. Hitomi se quedó descolocada. No sabía por qué, pero sintió que de pronto Celena la estaba evitando, de hecho, había sentido que estaba actuando extraño desde que salieron de la cocina. Volvió a mirar hacia la ventana y pudo ver cómo se alejaba a toda prisa de la mansión.
Al día siguiente, Celena seguía comportándose de forma fría y distante con Hitomi y cuando llegó el carruaje que venía a buscar a Van y Hitomi, sólo Allen salió a despedir a sus huéspedes y excusó a Celena diciendo que no se sentía bien. Obviamente, a Van no le importaba mucho que Celena no estuviera, pero Hitomi se sintió muy mal al ver que Celena ni siquiera hizo el intento de despedirse de ella. Allen y Van se dieron un fuerte apretón de manos e intercambiaron un par de escuetos saludos, deseándose suerte en todos los proyectos que habían promovido durante la Cumbre. Luego Allen se despidió de Hitomi tomándole la mano y besándola, invitándola para que cuando quisiera los visitara y Hitomi le respondió con una sonrisa y agradeciéndole mucho el haberlos atendido tan bien. Y mientras Van le ayudaba a subir a la carroza y él se quedaba unos momentos más comentando algunas cosas con Allen, Hitomi pudo ver por la ventana de la carroza que Celena estaba observándola por la ventana de su habitación.
El Minuto Cultural de Hotaru
Hola a todos una vez más, muchas espero que este capítulo haya sido de su agrado, como ven las cosas están comenzando a tomar un poquito más de formas y nos vamos adentrando en lo que de verdad se trata este fic . Y quería decirles que estoy muy feliz con sus comentarios, a decir verdad estaba algo temerosa de cómo iba a recibir la gente este fic, en primer lugar porque como dicen muchos nunca había leído o encontrado un shoujo ai de escaflowne, y obviamente la pareja Hitomi Celena nunca se había visto, así que lo más me a gustado es que le hayan dado una oportunidad a este fic , sobre todo personas que no acostumbran a leer este tipo de fics (gracias Azka-Yuki-Kikyou) Miss Blood, lamento no darte en el gusto y escribir un fic yaoi, pero son palabras mayores para mi… pero igual gracias por leer este . Y Kaniza, no me molesta para nada que dejes tantos reviews, al contrario, estoy facinada. Y gracias tb a Sheila y Escila por sus comentarios y a todas las demás personas.
Y antes de irme, quería consultarles algo. Cuando escribía Boys don't Cry, cada vez que actualizaba mandaba mails para avisar a las personas que quería¿hay alguien que quiera que le avise cuando actualice? Si es así avísenme y mándenme un mail o dejen un review avisando
Nos leemos
