Unexpected Love
Por Hotaru Albatou
Capítulo VI : Lidiando Contra lo Inevitable
Se fue todo el viaje desde Asturias hasta Fanelia pensando en Celena y lo extraño de su actitud. No entendía por qué, de la noche a la mañana, había comenzado a comportarse de forma tan fría y cortante con ella, sobre todo porque no habían tenido ninguna discusión o desacuerdo; al contrario, aquella última semana habían logrado una conexión que nunca había tenido con nadie, ni siquiera con Yukari, su mejor amiga en la Tierra.
-¿Te pasa algo, Hitomi?- le preguntó Van al ver lo ensimismada que estaba en sus pensamientos.
-No, no me pasa nada- le respondió Hitomi tratando de aparentar naturalidad. Sin embargo por dentro se sentía algo extraña, de cierta forma no le gustaba que las cosas entre Celena y ella quedaran tan en el aire. De todas formas, eso ya no tenía que importarle, ella iba de regreso a Fanelia, el lugar que tanto extrañaba cuando estaba en la Tierra, con el hombre que ella amaba. Pero estaba sintiendo que las cosas ya no eran lo mismo, quizás en la superficie todo se veía lindo y perfecto, pero le preocupaba la apatía que estaba comenzando a sentir por todo. Trataba de motivarse, de auto convencerse de que al fin tenía lo que siempre había soñado y que debería estar rebosando de felicidad, pero en el fondo de su corazón sentía que no era tan feliz como ella creía. ¿Acaso había hecho todo ese alboroto por nada¿acaso lo de Van había sido sólo un capricho? De ninguna manera, Hitomi recordaba muy bien lo que sentía cada vez que había estado con él en su visita anterior a Gaea, recordaba cómo su corazón latía fuerte cada vez que él la tomaba en sus brazos y volaban juntos, y lo avergonzada que se sentía al sentir el torso desnudo de Van contra su cuerpo, incluso recordaba el escalofrío en la espalda que le daba cada vez que sentía su olor... y sus ojos rojos. Jamás en su vida había conocido a alguien con esos ojos. No había duda, ella había amado mucho a Van en ese entonces. Pero ahora¿lo seguía amando? Hitomi lo observaba mientras él miraba el paisaje por la ventana. Sentado frente a ella estaba el mismo Van de siempre, la misma actitud, el mismo cabello azabache, el mismo aroma... los mismos ojos. Ella lo quería y mucho, no podía negarlo, pero ¿lo seguía amando? Por primera vez desde que llegó nuevamente a Gaea, dudó de sus sentimientos hacia Van... y sintió que el corazón se le encogía de miedo. Y en un acto impulsivo, Hitomi se sentó al lado de Van y se abrazó a él con todas sus fuerzas.
-¡Hitomi!- exclamó Van sorprendido -¿qué estás haciendo?-
-¿Acaso no puedo abrazarte?- le respondió hundiendo más su cabeza en el pecho de Van. Él se sonrió tímidamente y la rodeó con sus brazos. Lo que no sabía era que Hitomi luchaba en su interior para auto convencerse de que sí amaba a Van, y que las últimas semanas había pasado por tantas cosas y habían sido tan intensas que sólo estaba algo confundida, y que pronto recuperaría el control de sus sentimientos. Al menos el sonido de los latidos del corazón de Van la tranquilizaron un poco y sin darse cuenta, se quedó dormida en sus brazos.
A medida que el tiempo pasaba, Hitomi se acostumbraba un poco más a su tranquila vida en Fanelia. A pesar de que Van siempre tenía mucho trabajo, se preocupaba que Hitomi no se sintiera sola, por lo que no importaba lo ocupado que estuviera, siempre guardaba un tiempo para ella. Sin embargo, lejos de preocuparle el hecho de que Van tuviera poco tiempo para ella, siempre se las ingeniaba para no aburrirse. Durante todo ese tiempo, Hitomi compartió mucho con Merle, la pequeña y molestosa niña gato. Sin embargo, de molestosa no le quedaba mucho, ahora Merle era una hermosa chica gato adolescente de quince años, decidida y con las ideas claras en la cabeza. Es cierto, Merle había cambiado mucho, de partida, ya no peleaba con Hitomi ni le hacía escenas de celos, Hitomi estaba sorprendida de la madurez que había alcanzado durante estos dos años. Sin duda había pasado por muchas cosas que la habían obligado a dejar de ser una niña traviesa. Van siempre le contaba lo valiosa que había sido ella durante todo el período de restauración de Fanelia, ella siempre estuvo a su lado apoyándolo en todas las difíciles situaciones que tuvo que enfrentar. Pero lo que más apreciaba Van era el apoyo que Merle le había brindado cuando Hitomi regresó a La Luna Fantasma, sobre todo conociendo los sentimientos de Merle hacia él. ¿Y cómo no hacerlo! Si ella misma le había dicho a Van que si amaba a Hitomi debía desear que volviera con todas sus fuerzas. Tuvo que ser muy difícil para ella reconocer y aceptar el hecho de que la persona que más amaba en el mundo estaba enamorado de otra persona. A pesar de que Merle se había echo a un lado y había aceptado a Hitomi, ella siempre se preguntaba si aún seguía amando a Van. Estaba muy segura de que sí. También se preguntaba qué hubiera pasado entre Van y Merle si ella nunca hubiera vuelto a Gaea. A veces los observaba y ponía atención cuando conversaban entre ellos o cuando le contaban a ella anécdotas de la vida de Gaea, cosas que sólo ellos entendían... siempre sus conversaciones comenzaban con un "¿te acuerdas de...?"... demostraban tanta complicidad que a veces sentía algo de envidia sana contra ellos y se sentía un poco al margen de todo. En cuanto a sus sentimientos, Hitomi sentía que poco a poco tomaba control de ellos y de verdad creía que las cosas podían ser como antes. Realmente lo creía así, además, Van estaba perdiendo su timidez con ella cada día que pasaba y ya no titubeaba tanto cuando quería abrazarla o besarla. Aquella situación no le molestaba en absoluto, de hecho le agradaba mucho, pero a nivel inconsciente siempre sentía que faltaba algo; no sabía qué, porque nunca había experimentado esas cosas antes. Pero cada vez que comenzaba a pensar en eso de forma consciente, hacía a un lado aquellos inquietantes pensamientos y se concentraba en ser feliz junto a Van. Sin embargo, la verdadera felicidad la golpeó de repente y sin previo aviso, cuando entre toda la correspondencia que llegaba al castillo de Fanelia encontró una carta dirigida hacia ella. La primera reacción de Hitomi fue, no obstante, de sorpresa y extrañeza, ya que no tenía ni la más mínima idea de quien podría escribirle algo a ella. Pero cuando tomó el sobre para ver el remitente, su corazón explotó en latidos acelerados ¡era de Celena! Desde que había vuelto de Asturias, Hitomi no pasaba un día sin acordarse de lo bien que lo pasó junto a Celena (a veces también se acordaba del incidente del vestido y se reía) y esperaba con ansias visitar la mansión Schezar por unos días. Cuando recibió la carta, se puso tan contenta que dio un grito y asustó a la sirvienta que se la había llevado a su habitación y una vez que la asustadiza mujer se retiró, Hitomi se tiró a la cama con la carta en la mano. Lo primero que notó en la carta era el formato de ésta. No tenía ni sellos postales, ni timbres y por supuesto no estaba pegada con el típico pegamento que traen los sobres. Esta carta era de un papel muy fino y delicado, parecía un papiro antiguo y como sello llevaba el escudo de la familia Schezar marcado con lacre. Trató de abrir el sello con cuidado para que no se rompiera (obviamente no lo logró) y abrió la carta que estaba plegada en tres. Con el puño y letra de Celena decía lo siguiente:
"Querida Hitomi:
Espero que al recibo de esta carta te encuentres bien, yo por mi parte estoy bien. Después de que finalizó la Cumbre las cosas han vuelto a la normalidad a la mansión, lo que significa que yo sigo entrenado con el guymelef de mi hermano y él reprimiéndome por no comportarme como una dama... pero bueno, las cosas son así y ya estoy acostumbrada. ¿quieres saber una noticia? Pero antes de que te cuente, debo advertirte que es un secreto, así que confiaré en que no se lo contarás a nadie. ¡Millerna está embarazada! Nadie sabe aún la noticia, ni siquiera Dryden, pero pretende decirle muy pronto... lo que me lleva al asunto de esta carta. Resulta que ya han pasado dos años desde que volví a ser Celena y pronto será mi cumpleaños. Como podrás imaginar, mi hermano organizó el año pasado una fiesta para mí, pero resultó ser todo un fiasco, sólo había gente de la alta sociedad que jamás había visto en mi vida y tuve que guardar las apariencias durante toda la fiesta. Es por eso que este año le he pedido a mi hermano que me dejara organizar mi propia fiesta de cumpleaños y luego de muchas discusiones accedió con algo de duda. Creo que se preocupa demasiado, no entiende que lo único que quiero es pasar mi cumpleaños junto a la gente que aprecio y estimo. De hecho sólo seremos Millerna (es ahí donde Millerna pretende dar la noticia de su embarazo), Dryden, Elise, mi hermano Allen, Gadeth y los chicos del Crucero. Y por supuesto, me gustaría mucho que tu pudieras acompañarme ese día. Sería muy importante para mí.
Por el momento, eso es todo lo que te puedo contar, por favor, no le cuentes nada a Van ni sobre la fiesta ni sobre Millerna. No te preocupes que dentro de estos días mandaré la invitación para ti, Van y Merle.
Bueno, espero nuevamente que te encuentres bien y que puedas asistir a mi fiesta
Saludos cordiales,
Celena Schezar"
Hitomi dobló nuevamente la carta en tres y se la llevó a su pecho. Podía sentir como su corazón latía con fuerza y aunque al comienzo no le dio importancia, luego comenzó a preocuparse. No era normal que sintiera tanta emoción por una simple carta y darse cuenta de eso la hizo sentir una pequeña punzada en el estómago. Era la misma sensación que tenía cuando pensaba que ya no amaba a Van como antes. Así que para quitar esos pensamientos desagradables de su mente guardó con mucho cuidado en su cómoda en lo más profundo del último cajón, esperando que quedara en el olvido así como sus pensamientos.
Era una tarde de domingo cálida y alegre y Van y Hitomi caminaban por las calles de Fanelia atestadas de gente. Estaban en el centro comercial de Fanelia y en sus calles se podía ver un gran número de tiendas y vendedores ambulantes ofreciendo todo tipo de productos. Mientras caminaban, la gente no podía dejar de mirar al Rey de Fanelia y a su futura reina, y muchos se acercaban con curiosidad a ver cómo lucía su estimado Rey. Una que otra ama de casa se acercaba y le daba la mano a Van, quien respondía con timidez al cariño y admiración de la gente. Nunca tuvo algún problema o alguna duda en asumir su rol como Rey, es más, sus condiciones de líder y conductor del reino le eran bastante innatas, sin embargo en lo que se refería al contacto con la gente, a las convenciones y otros eventos sociales significaban una verdadera prueba a sus capacidades de socializar. Y precisamente por eso decidió hacer aquellos paseos de domingo, para poder estar en contacto con la gente que él gobernaba y así superar su timidez. Y por supuesto, el hecho de que Hitomi estuviera a su lado era un gran apoyo. Aunque lamentablemente, ella parecía distraída, últimamente la sentía algo distanciada y alejada. En efecto, ella no se podía sacar de la cabeza a Celena y le complicaba lo de la fiesta. Pero el gentío que se juntó alrededor de ellos la hizo salir por un momento de sus pensamientos. La gente estaba tan entusiasmada con ver a su Rey que poco a poco comenzaron a rodearlo y sin darse cuenta la multitud terminó por separarlos. Con mucha alegría vio cómo la gente quería a Van y al ver que estaba tan ocupado, decidió que quizás lo mejor era dejarlo un momento a solas con su pueblo, así que decidió despedirse de Van y regresar al castillo. Caminó lentamente por las calles, divertida al ver como la gente corría hacia donde estaba Van y aprovechó de ver las tiendas con más calma. Había caminado unas cuantas cuadras totalmente perdida en los muebles, vestuarios y adornos de las tiendas hasta que un pequeño escalofrío le recorrió por la espalda. Alguien la estaba siguiendo. Trató de mantener la calma y actuar con naturalidad. En un puesto ambulante, tomó un fino y delicado espejo y con disimulo miró a través de él a la persona que la seguía. Era un tipo alto y delgado, de pantalones negros y una capa del mismo color. No pudo ver su rostro ya que llevaba el gorro de la capa puesto. Dejó el espejo y se dio vuelta con naturalidad pero cuando lo hizo, su seguidor ya no estaba. Por más que miró a todos lados, no pudo verlo por ninguna parte, así que decidió que lo mejor era largarse de ahí lo más rápido posible. Emprendió el regreso al castillo caminando lo más rápido que pudo, pero estaba tan concentrada en eso que no se dio cuenta cuando la tomaron del brazo y se la llevaron a un pequeño callejón.
-¡AUX...!- fue todo lo que pudo gritar porque alguien le estaba tapando la boca. Trató de soltarse, pero la estaban afirmando muy fuerte y ya estaba a punto de llorar cuando escuchó que la llamaban por su nombre.
-¡shhhh, no grites Hitomi, soy yo!- le dijo el sujeto de la capa negra. Con lo asustada que estaba ni siquiera se había percatado de la voz del tipo y se negaba a abrir los ojos.
-¡soy yo, Celena!- le volvió a decir Celena mientras se sacaba el gorro de la capa. Poco a poco le fue quitando la mano de la boca esperando que no volviera a gritar. Hitomi, petrificada, abrió un ojo al sentir que la soltaban. Cuando abrió los dos sintió que el alma le volvía al cuerpo y suspiró aliviada.
-¡Celena¡Qué haces aquí?- vociferó Hitomi sorprendida.
-¡sssshhhhh!- Celena la hizo callar.
-Demonios, Celena. ¿por qué te apareces de esa forma?- le dijo un poco aliviada y un poco molesta a la vez.
-Perdón por haberte asustado. Pero no me gusta andar por las calles de Fanelia... sabes que la gente me reconoce fácilmente- le respondió Celena encogiéndose de hombros. Luego de eso, hubo un pequeño pero tenso silencio en donde Hitomi todavía se estaba reponiendo del susto y Celena comenzaba a impacientarse.
-¿Y... – Hitomi rompió el silencio - ...qué estás haciendo aquí?-
-Bu- bueno, yo... – Comenzó a hablar Celena algo nerviosa. Al darse cuenta de esto, Hitomi también comenzó a ponerse nerviosa. Le daba la impresión de que Celena le iba a decir algo que no estaba segura si estaba preparada para oír.
-Yo quería... – en ese momento, Celena se metió una mano al bolsillo de su pantalón y sacó un pequeño sobre - ...quería entregarte esto- le extendió el sobre a Hitomi. Ella miró el sobre unos segundos, dudando si debía recibirlo, pero inconscientemente extendió su mano y tomó el sobre. Cuando lo abrió y leyó su contenido, sus ojos se abrieron sorprendidos.
-Quizás sea una tontería, pero quería entregarte la invitación personalmente- Celena dijo mientras se metía las manos a los bolsillos. En efecto, dentro del sobre se encontraba la invitación a la Fiesta de Cumpleaños de Celena Schezar, fijada para la próxima semana. ¿Y por qué tanta sorpresa¿Acaso estaba esperando otra cosa? Lo único que Hitomi sentía ahora era una especie de alivio y desilusión.
-Pero Celena... – le respondió cuando pudo salir de su mutismo –no tenías que haberte tomado tantas molestias-
-Para nada, no son molestias, además... – Celena se calló por un momento - ...tenía ganas de salir de Asturias, tomar un poco de aire fresco... ya sabes- Celena había querido decir que la extrañaba, que tenía ganas de volver a verla, pero no pudo hacerlo. En parte porque no quería incomodar a Hitomi, quien ya se veía algo nerviosa y en parte porque sentía que al momento de decir algo así, todo lo que estaba comenzando a sentir por Hitomi cobraría mucha más fuerza y ya no podría luchar contra ello.
-Muchas gracias- le respondió Hitomi. Otro silencio incómodo.
-Bueno... eso era todo, ya me tengo que ir- dijo Celena de pronto.
-Es cierto, Celena ¿cómo viniste a Fanelia?- preguntó Hitomi con curiosidad. Si bien aún quedaban unas cuantas horas de luz, ya era demasiado tarde para que regresara a Asturias.
-erh... vine en caballo- le respondió Celena algo nerviosa.
-¿en caballo¡pero es un viaje muy largo! Incluso si vas galopando a toda velocidad-
-B-bueno... lo que pasa... – Celena tartamudeaba tratando de explicarse. Sin embargo, de pronto suspiró resignada.
-Está bien, no puedo mentirte, Hitomi- le dijo y se puso el gorro de la capa y la tomó de la mano.
-¡Qué haces, Celena!- le dijo Hitomi al ser arrastrada por Celena.
-Voy a mostrarte algo. ¡pero TIENES que prometer que no se lo dirás a nadie¿está bien?- le dijo Celena con firmeza. Los nervios y la incomodidad que sentía al principio desaparecieron y pudo comenzar a comportarse con naturalidad.
-Está bien, no se lo contaré a nadie- le prometió Hitomi.
-Bien, entonces acompáñame- le dijo Celena y siguió caminando sin soltar a Hitomi de la mano.
No se dio cuenta de que habían llegado al bosque de Fanelia hasta que Celena dijo "aquí está", pero ella no entendía a qué se refería. Afortunadamente no estaban muy lejos del bosque que rodea a Fanelia y durante el camino se entretuvieron tanto hablando de todo lo que habían hecho que a Hitomi se le olvidó completamente lo que Celena le iba a mostrar. Tampoco se preocupó de que alguien la viera tomada de la mano de un desconocido, pero para su fortuna, nadie se fijó en ellas.
-¿qué se supone que hay aquí?- preguntó mirando hacia todos lados.
-sólo espera un segundo- le dijo Celena y soltó la mano de Hitomi. Caminó varios pasos al frente y como por arte de magia, Celena desapareció ante los ojos de Hitomi.
-¡aaaaahhh, Celena¿en donde estás?- gritó Hitomi asustada, pero unos segundos más tarde, la realidad que tenía frente a ella comenzó a moverse. Algo hizo un sonido extraño y de pronto apareció ante ella un gigante rojo y abollado. Una onda de frío le recorrió la espalda al ver aquella masa deforme de metal. Era el guymelef de Dilandau.
-¡qué te parece!- le gritó Celena desde la cabina de manejo y su voz hizo eco en la mente de Hitomi, trayendo recuerdos que prefería olvidar. La impresión fue tan grande que no fue capaz de hacer absolutamente nada... el sólo hecho de pensar que Celena podría convertirse en Dilandau nuevamente la hizo petrificarse de terror. Sin embargo, Celena bajó del Oreades de forma tranquila y natural, como si fuera lo más natural del mundo y se puso al lado de Hitomi, contemplando a aquel gigante deforme como si fuera su juguete más preciado... y en cierta forma, lo era.
-¿Cóm... quiero decir, es...?- fue todo lo que Hitomi pudo decir. Trató de aparentar naturalidad, pero no lo logro.
-¿que cómo lo conseguí?- Celena le ayudó a realizar la pregunta divertida con la expresión de Hitomi. Se acercó al guymelef y le dio un par de golpes –lo saqué a escondidas-
-¿lo sacaste a escondidas¡lo robaste, querrás decir!- exclamó Hitomi exaltada.
-Si lo piensas bien, técnicamente no he robado nada porque era mío- le explicó Celena con un dejo de picardía en sus ojos –además, estaban tratando de desmantelarlo y estudiar como funcionaba para así hacer muchos más- agregó con algo de molestia.
-¿y eso qué tiene de malo?- preguntó Hitomi con inocencia.
-No quiero que algo así sea usado nuevamente como un arma- dijo Celena. Ahora estaba acariciando con suavidad la carcasa –Además, a pesar de todo el tiempo que lo tuvieron, no fueron capaces ni de hacerlo funcionar ni de descubrir cómo funcionaba. Y cuando lo encontré estaba en este estado, todo sucio, abollado y con un par de extremidades menos-
-La verdad es que lo encuentro escalofriante- dijo Hitomi acercándose al guymelef con recelo.
-No te culpo que lo veas de ese modo... pero a pesar de que Dilandau lo usó para hacer sus fechorías... aún así lo siento parte de mí. Este es MÍ guymelef, solo YO sé como funciona y como arreglarlo... cuando lo piloteo, no siento lo mismo que cuando uso el Sherezade. Sé que es difícil de entender... –
-Creo que sí te entiendo, te sientes incómoda usando algo que no es tuyo. A mí me pasó algo parecido cuando vine la primera vez a Gaea y Millerna me prestó uno de sus vestidos- nuevamente el silencio se apoderó de ellas y la tensión comenzó a pesar en el aire. Celena miraba a Hitomi de reojo y podía ver cómo ella observaba detenidamente el guymelef.
-¿Y tú sola lo has arreglado?- Hitomi rompió el silencio al sentir la mirada de reojo de Celena.
-Si, fue un trabajo largo y tedioso, pero valió la pena-
-¿Y Allen no sospecha nada?-
-Yo creo que sí, pero prefiere hacerse el desentendido. Y yo tampoco he querido decirle que aún manejo el guymelef de Dilandau. ¿te imaginas el escándalo que haría si le digo que estoy manejando el guymelef de Dilandau?- respondió Celena sarcásticamente.
-Increíble- dijo Hitomi y se largó a reír. Simplemente encontraba increíble el coraje, la determinación y persistencia de Celena, no le importó lo que pensaría su hermano o si sería descubierta. Parecía que no tenía miedo a tomar decisiones y enfrentarlas.
-Celena, eres increíble, siempre haces lo que quieres sin importar lo que piensen los demás- le dijo Hitomi llena de entusiasmo. A veces le gustaría ser como ella.
-Gracias- contestó Celena con timidez. Se sentía feliz y confundida al mismo tiempo. Ella era la única persona que le había dicho cosas así, era la única que disfrutaba con las cosas que ella hacía y no se asustaba. Celena sintió que si Hitomi fuera un hombre, las cosas no se estarían complicando tanto para ella.
-¿sabes? Eres la única que se divierte con mis aventuras y no se espanta- le dijo divertida y Hitomi le sonrió de vuelta. Luego de eso, Celena miró hacia las primeras estrellas que aparecían en el aún iluminado cielo.
-Bueno, ya es mejor que nos vayamos antes de que se haga más tarde-
Celena encaminó a Hitomi hasta la avenida principal de Fanelia y luego de eso regresó al bosque para buscar a su guymelef y salir de Fanelia. Durante todo el viaje hasta Asturias pensó en todo lo que había pasado esa tarde y en todo lo que había sentido estando junto a Hitomi. Porque su viaje había tenido un propósito mucho más profundo que entregar una simple tarjeta de invitación. El propósito principal de haber ido a Fanelia y encontrarse con Hitomi era precisamente ver qué era lo que estaba sintiendo por ella. Y aunque cada vez se sentía menos confundida, el hecho de que comenzara a aceptar sus sentimientos hacia ella la hacía sentirse mucho más acongojada. ¿hasta qué punto la habían arruinado los malditos magos de Zaibach? A veces sentía que hubiera sido mucho mejor haber muerto como Dilandau que haber seguido viviendo como Celena. Porque una cosa era cierta: nadie, absolutamente nadie miraría con buenos ojos el hecho de que sintiera lo que estaba sintiendo por Hitomi (por Dios, ni siquiera se atrevía a decirlo). Ni siquiera su querido hermano Allen, quien apreciaba mucho a Hitomi, aceptaría semejante aberración. Y sin embargo, tampoco podía hacer nada al respecto, solamente aceptar la verdad y aprender a lidiar con ella, como muchas otras cosas en su vida. De todas formas, ya estaba acostumbrada a hacer lo mismo. Cuando llegó a Asturias, escondió el guymelef y se dirigió a la mansión y cuando entró, Allen la estaba esperando mientras leía un libro y tomaba una copa de vino.
-Celena, qué bueno que llegaste. Ya me estaba preocupando- le dijo Allen con tono paternal al ver a su pequeña hermana.
-No te preocupes, Hermano- le dijo mientras se acercaba a él. Se puso detrás del respaldo de la silla en donde él estaba sentado y le dio un fuerte abrazo.
-Estoy bien... – agregó. Pero si supieras cómo realmente me siento... no podría culparte si te enojaras conmigo. Luego de eso, le dio un beso en la frente y se despidió
-Te quiero mucho-
El Minuto Cultural de Hotaru
Hola a todos, ha pasado bastante tiempo desde que actualicé este fic, no se preocupen que o me he olvidado de él, es sólo que me ha ocurrido lo de siempre, mi PC se averió, perdí la info que tenía, y pasó mucho tiempo para que lo pudieran arreglar (definitivamente tengo un karma con mi PCsito que se estropea a cada rato)… pero en fin, ya me da pena pedir disculpas por esto uu, sólo espero que no vuelva a pasar (Hotaru cruza los dedos)
Pero bueno, espero que este capítulo les haya gustado, cada vez las dos se están dando cuenta de lo que están sintiendo la una por la otra… ¿y qué pasará? Pues, tienen que leer el próximo capitulo
Antes de despedirme, quiero dar las gracias a todas las personas que me han dejado sus reviews, de verdad aprecio mucho todos sus comentarios, sobre todo porque muchos de ustedes no son aficionados a este tipo de fics y el hecho de que lo lean porque lo estoy escribiendo yo es todo un halago .
Y antes de dejarlos, me gustaría que todas las personas que quieran saber cuando actualice, por favor, mándenme un mail, poniendo como subject "actualizacion fic unexpected love" o algo parecido. Como hace poco me pusieron internet en mi casa, tengo un enredo grande con los demás mails y no sé quien me pidió que los agregara a la lista
Saludos
