Unexpected Love
Por Hotaru Albatou
Capítulo VII: Enfrentando la Realidad
A los dos días de que Hitomi se encontrara con Celena en Fanelia, llegó al castillo la invitación "oficial" al cumpleaños de Celena Schezar, quien invitaba cordialmente al Rey de Fanelia, Van Fannel, a su acompañante Hitomi Kanzaki y a Srta. Merle. Van leyó la invitación con desinterés y Hitomi se reía para sus adentros al adivinar la reacción de Van. Por supuesto que no le entusiasmaba la idea de viajar hacia Asturias sólo para celebrar un nuevo cumpleaños de esa niña consentida, pero lamentablemente, esa niña consentida y su querida Hitomi se habían vuelto muy amigas, así que lo único que lo motivaba para ir era complacer a Hitomi y no ser descortés con Allen. Partieron hacia Asturias dos días antes para así aprovechar algunos días de descanso. El día en que llegaron a la Mansión de los Schezar, Allen y Elise no se encontraban en la mansión, así que Celena tuvo que ser la anfitriona. Van fue uno de los primeros en bajar de la carroza y lo primero que vio fue una figura alta y delgada vestida con botas y pantalones. Saludó a Celena con distancia y cortesía y Celena le respondió con un cinismo muy exacerbado, hecho intencionalmente para molestar a Van. Él prefirió ignorarla, no quería empezar sus días de descanso peleando con Celena. Luego de eso, la siguiente en bajar fue Merle y las dos se saludaron muy afablemente. Celena le dio un gran abrazo y Merle no pudo evitar sentirse un poco culpable por llevarse tan bien con la persona que Van más detestaba. Y mientras aún se saludaban, Hitomi bajó de la carroza con la ayuda de Van. No podía negar que se sentía algo nerviosa, pero trató de controlar sus sentimientos y actuar con naturalidad. Sólo que cuando fue a saludar a Celena lo hizo con tanto entusiasmo que su saludo sonó muy exagerado.
-¡HOLA CELENA¿CÓMO ESTÁS!- su voz sonaba chillona e histérica.
-¡BIEEEEEEN!- le respondió Celena de la misma forma. Se había sorprendido mucho con la actitud de Hitomi y por un pequeño segundo pensó ver algo de nerviosismo en ella ¿a qué se debía?. Quizás sólo eran ideas suyas, pero podría haber jurado que Hitomi estaba sintiendo lo mismo que ella ¿Acaso estaban comenzando a compartir las mismas dudas?. Al ver que ella también contestaba de la misma forma, todos se rieron y el ambiente se relajó levemente.
-Hitomi viene con muchas energías- comentó Merle.
-Jajaja, es sólo que extrañaba estar todos reunidos, creo que estoy algo ansiosa- respondió con timidez.
-Bueno, eso era lo que quería para mi cumpleaños, que estuviéramos todos juntos- agregó Celena. Se le notaba en la cara y en lo mucho que brillaban sus ojos que estaba muy ilusionada con su fiesta de cumpleaños. Por un momento, Hitomi recordó el momento en que ella, mamá Clara y Celena estuvieron tomando té en la cocina de la mansión y de lo feliz que Celena se veía en ese entonces, justo como ahora. Simplemente le encantaba verla feliz. Luego de sonreír por un momento, Celena condujo a cada uno de sus invitados a sus respectivas habitaciones y los invitó a todos para una pequeña cena en la noche. Y una vez que estuvo sola, se dirigió a su habitación y se tiró en la cama. Agarró uno de los cojines que tenía encima, lo abrazó con fuerzas y suspiró profundamente... sólo tengo que aprender a lidiar con esto... pensó Celena en su interior y se propuso que no importaba lo que sintiera, ella seguiría comportándose como siempre lo hacía con todos.
Durante los dos días anteriores a la fiesta, Celena se encontraba muy atareada terminando los preparativos para la fiesta y como no quería dejar a Hitomi sola, le pidió que la acompañara en lo que le faltaba (de Van no se preocupaba porque pasaba gran parte del tiempo con su hermano y realmente no le importa; además, Merle siempre acompañaba a Van). Hitomi la ayudó en lo que podía, como qué pastel de cumpleaños elegir, cuantas y qué cosas podía comprar para ofrecer como aperitivos, incluso eligieron algunas decoraciones para la fiesta como globos y serpentinas. Aunque ya iba a cumplir dieciocho años, Celena tenía mucha ilusión de que su fiesta tuviera un aspecto infantil, que de seguro lo hubiera parecido si no hubiera sido por toda la cerveza y otros licores que había comprado. Ella sentía que era lo único que podía hacer por todos los cumpleaños que había perdido siendo Dilandau. Celena le contaba a Hitomi, que aunque no recordaba mucho de esa época, tenía vagos recuerdos de lo triste y solitario que se sentía Dilandau en algunos de sus cumpleaños. Y aunque no se lo comentó a Hitomi, Celena sintió que estaba haciendo esto un poco por ella y también un poco por Dilandau.
Y si bien al principio, tanto Hitomi como Celena se sentían nerviosa con la presencia de la otra, a medida que pasaba el tiempo las cosas volvieron a fluir entre las dos. Pero mientras que Celena entendía a la perfección a qué se debía el nerviosismo, Hitomi lo atribuía al tiempo que había pasado sin que estuvieran juntas.
Al fin, el día de la gran fiesta llegó y Celena corrió como nunca de un lado hacia otro, dando órdenes a los criados, recibiendo la mercadería para la fiesta y otras cosas. No entendía cómo una fiesta que se suponía era para las personas más cercanas diera tanto trabajo.
-Eso es porque el estilo de vida de la realeza es bastante ostentoso- le comentó Hitomi, mientras le ayudaba a hacer canapés –si estuviéramos en la Tierra, hubiera bastado con unos cuantos paquetes de papas fritas, soufflés y mucha Coca-Cola-
-¿Coca-Cola... qué demonios es eso?- le preguntó Celena divertida con aquella extraña palabra.
-Es una bebida gaseosa... no sabría cómo explicarlo, porque no hay nada que se le parezca aquí en Gaea- Hitomi pensó un momento mientras buscaba un buen ejemplo.
-Es como el champagne... pero sin licor y con cafeína- parecía que el ejemplo no había sido el adecuado, porque Celena la miró con cara de desagrado.
-¿Y esa cosa toma la gente en la Luna Fantasma?- le preguntó incrédula. La idea de una bebida con sabor a café y gas no le apetecía mucho.
-supongo que tendrías que probarla para que te hicieras una idea... pero aunque no lo creas, es bastante adictiva– le dijo Hitomi. Por un momento las dos se quedaron en silencio.
-¡Demonios, me olvidé de la banda musical!- exclamó Celena con pavor. Luego de eso, suspiró aliviada –No importa, le diré a los chicos del Crucero que toquen ellos-
-Si hubiéramos estado en la Tierra, podríamos haber bajado música de Internet- comentó Hitomi. Celena la miró por un momento con algo de preocupación.
-Extrañas la Luna Fantasma ¿no es verdad?- preguntó. Hitomi, quien se sintió atrapada, se puso roja como un tomate.
-Bueno, la verdad es que sí extraño la Tierra... – dijo Hitomi y poco a poco comenzó a pensar en todas las cosas que tenía en su antiguo hogar. Su familia, sus amistades, el colegio... si no hubiera vuelto a Gaea ya estaría terminado el colegio y estaría lista para entrar a la Universidad el año siguiente. Sin embargo, nada de eso importaba comparado con al estar junto a la persona que más amaba... supuestamente.
- ...pero lo importante es que ahora estoy al lado de Van- agregó, tratando de no darle importancia a su nostalgia –Si, ahora estoy con Van y es lo único que importa- volvió a decir para auto convencerse.
-Lo que tú digas... – murmuró Celena. Aquella amena conversación había tomado un rumbo que no le había agradado en absoluto y escuchar a Hitomi decir lo importante que era estar al lado de Van había sido como un balde de agua fría (sin embargo, Celena se dio cuenta que nunca dijo que lo amaba).
-¿Qué?- preguntó Hitomi, sintiendo un dejo de sarcasmo en el comentario de Celena.
-Nada- le respondió Celena. Aunque ella no había querido decir nada en especial, Hitomi sintió de pronto que su palabra estaba siendo puesta a prueba.
-No me crees ¿verdad?- le dijo Hitomi a la defensiva –No crees que estoy enamorada de Van- agregó molesta.
-¡Qué estás diciendo¡yo no he dicho nada!- le rebatió Celena sorprendida con la reacción de Hitomi.
-Qué bueno, porque sí, yo AMO a Van y estoy muy enamorada de él- dijo Hitomi en forma tajante.
-¡Si ya lo sé!- exclamó Celena explotando de rabia -¡no necesito que me lo eches en cara!- una vez que terminó de hablar, Celena se dio cuenta de que había dicho demasiado. Luego de un largo y tenso silencio, Hitomi abrió la boca.
-¿q-qué quisiste decir con eso?- preguntó aterrada. Parte de ella sentía que ya sabía la respuesta a esa pregunta, pero su otra parte se negaba a aceptarla. Y mientras Hitomi esperaba una explicación (que no estaba segura si quería escuchar) Celena se debatía en su interior si debía decir toda la verdad o no. Había dejado de hacer canapés, pero aún así no podía despegar su vista de ellos. Comenzó a apretar los puños, aun decidiendo si hablar o no hablar hasta que de su boca salieron un par de tímidas palabras.
-Hitomi... yo... – comenzó a decir y paró un poco para tomar más valor. A Hitomi le palpitaba el corazón con fuerza.
-Yo... – continuó Celena, pero al escuchar que la puerta de la cocina se abría de par en par, las dos se asustaron tanto que casi quedaron pegadas al techo.
-Vaya, no sabía que tenía visitas- dijo mamá Clara al ver a Celena y Hitomi en la cocina.
-¡Mamá Clara, eres tú!- le dijo Celena.
-¿Y quién más podía ser?- preguntó divertida -¿Y a ustedes qué les pasó?- preguntó al ver lo pálidas que estaban las dos.
-Nada, sólo nos asustaste- le respondió Celena mientras se acercaba a ayudarla con las compras -¡Pero mira nada más¿Cómo es posible que estés cargando todo esto tu sola!- Celena reprendió a Clara y se olvidó completamente del asunto. Hitomi miraba la escena mientras trataba de calmar su agitado corazón e hizo lo mejor que podía hacer en esos momentos, simplemente olvidarse del asunto y pretender que nada había pasado. Así lo hizo y durante el resto del día, tanto Celena como Hitomi pretendieron que nada había pasado.
Por fin llegó la hora de la fiesta y poco a poco comenzaron a llegar los invitados. Por todos lados del Gran Salón de la Mansión Schezar había una infinidad de canapés, golosinas, dulces, pasteles y otras exquisiteces, así como una gran variedad de bebidas y tragos. En la mansión ya se encontraban Allen y Elise, Van, Hitomi y Merle y los primeros invitados en llegar fueron los chicos de Crucero. Se oyó un fuerte golpeteo y Celena fue a abrir la puerta y cuando entraron, todos lucían vestidos de forma sencilla, pero muy pulcramente; algunos de ellos traían en sus manos instrumentos musicales, petición especial de la festejada. Sin embargo, aunque Celena los trató muy bien y los invitó a pasar al salón y luego de decirles que se sintieran en su casa, no podían dejar de sentirse intimidados ante el lujo de la mansión. Gadeth se acercó a Celena y con mucha caballerosidad le dijo.
-Señorita Celena, por favor acepte este pequeño regalo en nombre de los Chicos- y con esto le entregó una pequeña caja rectangular envuelta en papel de regalo.
-¡Muchas gracias Gadeth, chicos! No tenían que molestarse- dijo aceptando con emoción su primer regalo de cumpleaños. Al ver el gesto de los chicos, todos aplaudieron.
-¡Es el primer regalo que recibo!- dijo entusiasmada dispuesta a abrir de inmediato el regalo. Sin embargo, Gadeth se le acercó con disimulo
-Es mejor que lo abra más tarde. No creo que a su hermano le agrade que le regalemos algo así-
-ah, está bien- murmuró Celena. Justo en ese momento, se escuchó otro golpeteo en la puerta. Esta vez se trataba de Dryden y Millerna.
-¿En dónde está la chica más aguerrida de toda Gaea!- entró vociferando Dryden con una gran caja en sus manos.
-¡Dryden, Millerna, que gusto que vinieron!- Celena los recibió con los brazos abiertos. Dryden dejó la caja en el suelo y le dio un gran abrazo a Celena, y no pudo aguantar las ganas de tomarla en brazos y darle una vuelta -¡Muchas Felicidades, mi chica aguerrida!- volvió a felicitarla.
-¡Dryden, eres un loco!- le dijo Celena entre risas. Él la miró por un momento y la hizo darse media vuelta.
-Vaya, qué linda estás. ¿Sabes? Si tuviera una hija, me gustaría que fuera como tú- agregó mientras miraba a Celena de una forma paternal. Al escuchar esto, tanto Celena como Millerna no pudieron evitar intercambiar miradas de complicidad.
-Muchas gracias por tu comentario, pero ten cuidado con lo que deseas porque se te puede cumplir- le respondió guiñándole un ojo. Él le respondió dándole un beso en la frente y tomando nuevamente el paquete de regalo.
-Iré a dejar esto en algún lugar- dijo y se dirigió al gran mesón del salón. Millerna y Celena lo vieron cómo saludaba a todos y se acercaba a los chicos del Crucero mientras les ofrecía cosas. Ellos aceptaban con timidez, pero Dryden los ayudó a que se sintieran más cómodos y los animó a que tocaran música.
-¿Todavía no sabe nada?- le preguntó Celena a Millerna.
-No, esta noche le daré la gran noticia- le dijo Millerna sonriendo. Luego de eso, se acercó a Celena y le dio un gran abrazo, felicitándola por su cumpleaños. Luego de eso, todos entraron al salón y comenzaron a divertirse, y aunque al comienzo todos se veían algo tensos, Celena se preocupó de que cada persona se sintiera como en su casa. Era verdad, no había invitado a mucha gente, pero estaban todas las personas que a ella le importaban, y con las que compartía diario a diario. Los chicos de Crucero comenzaron a tocar sus instrumentos y esto ayudó a que el ambiente se distendiera aún más. Había mucha comida, mucho trago y buena música y todo el mundo estaba feliz. Era todo lo que Celena había esperado de su cumpleaños. Llegó el momento en que Clara entró al salón con un gran pastel y dieciocho velas de colores prendidas y los improvisados músicos dejaron de tocar sus instrumentos. Todos comenzaron a cantar y una vez que terminaron Celena dijo con mucha emoción.
-Muchas gracias a todos por venir. Sé que invité a muy pocas personas, pero son las personas que más me importan- luego de estas palabras, todos aplaudieron y se acercaron a felicitarla nuevamente. Cuando Clara se acercó a ella, le dio un gran abrazo y un fuerte beso en la mejilla y Celena le prohibió tajantemente que volviera a la cocina. Se acercó a una mesa y de ella le sirvió a su querida mamá Clara un gran pedazo de pastel. En eso estaba cuando Millerna se le acercó y le habló al oído.
-Celena¿puedes reunir a todos por favor?- le dijo. Parecía nerviosa. Celena se dio cuenta inmediatamente de qué se trataba.
-¡Por supuesto!- le dijo con una sonrisa cómplice. Entonces, se paró arriba de una silla con una copa de champaña en una mano y una cuchara en la otra.
-¡silencio por favor!- dijo haciendo sonar la copa de champaña. Los Chicos del Crucero, quienes nuevamente habían comenzado a tocar música, se callaron de inmediato. Una vez que tuvo la atención de todos dijo lo siguiente.
-Querida familia y amigos cercanos, Millerna quiere darle a todos ustedes una noticia- luego de esto, se bajó de la silla y le cedió la palabra a Millerna. Ella, quien había repasado este momento desde que se había dado cuenta de su embarazo y que había preparado un discurso muy emotivo, de pronto se quedó en blanco y no supo qué decir. Se produjo un largo silencio que sólo fue interrumpido por sus carraspeo. Aunque habían pocas personas, de pronto tuvo la sensación de que estaba en un salón lleno de gente que desconocía y buscó entre ellos a Dryden. Y cuando lo encontró con una copa de vino en su mano, pudo por fin abrir la boca.
-Estoy embarazada- nuevamente el silencio se apoderó del salón y sólo fue interrumpido por la copa de vino de Dryden estrellándose contra el suelo y rompiéndose en mil pedazos.
-¿estás... emb? Eso quiere decir... – balbuceó Dryden, quien súbitamente comenzó a sollozar. Se acercó a Millerna y le tomó las manos -¿quieres decir que voy a ser papá?- le preguntó. Ella sólo se limitó a asentir.
-¡VOY A SER PADRE!- gritó eufórico y tomó a Millerna entre sus brazos y la abrazó fuertemente.
-¿es- estás feliz con la noticia?- le preguntó Millerna de forma inocente.
-¡no puedo creerlo, voy a ser padre. Millerna te amo!- le respondió. Al ver la reacción de Dryden, todos salieron de su asombro y comenzaron a aplaudir. Cuando todos lograron salir de su asombro, comenzaron a acercarse uno a uno a Millerna y Dryden, felicitando a los futuros y felices nuevos padres.
-¡Vamos, que siga la música, hay que seguir celebrando!- exclamó Celena eufórica y los chicos del Crucero comenzaron a tocar canciones alegres. Celena estaba tan animada que le dieron ganas de bailar. Se acercó a su hermano y trató de sacarlo a bailar, pero éste se negó alegando que estaba cansado.
-¡qué malo eres, hermano!- le dijo Celena sacándole la lengua. Miró hacia el lado de Allen y ahí estaba Van. Aunque la idea pasó por su mente como un relámpago, la idea de sacarlo a bailar la desechó con la misma rapidez.
-¡que grupo de hombres más aburridos!- dijo Hitomi con las manos en las caderas y colocándose al lado de Celena. Ella también se encontraba muy alegre, en parte por el ambiente de la fiesta y en parte porque se le había ido a la cabeza la última copa de champagne que había tomado. Las dos se miraron por un par de segundos y al mismo tiempo exclamaron.
-¡Bailemos las dos juntas!- se miraron durante otro par de segundos más y estallaron en risas. Se tomaron de la mano y comenzaron a bailar con mucho entusiasmo. Celena llevaba a Hitomi y la hacía dar muchos giros, a veces perdían el ritmo de la música y paraban en medio de carcajadas.
-¿pero qué están haciendo!- exclamó Allen un poco divertido y un poco avergonzado con la situación.
-¡Vamos, Allen¡Déjalas! Se están divirtiendo- le respondió Dryden –Y pensándolo bien... ¡Yo también tengo ganas de bailar!- exclamó y se acercó a Gadeth.
-¡Vamos!- le dijo mientras le agarraba el brazo –esto es una competencia¡las mujeres contra los hombres!-
-¡Pero Sr. Dryden!- exclamó Gadeth avergonzado.
-¡Vamos!- dijo Dryden y comenzó a llevar a Gadeth con exageración. Todos los chicos del Crucero estallaron en risotadas al ver a su compañero bailando con un hombre.
-¡Si, se ve divertido!- dijo Millerna levantándose de su asiento y tomando a Merle como su pareja de baile.
-¡Millerna¿Qué haces!- dijo Dryden con preocupación -¡Estás embarazada, no puedes hacer esfuerzos!- le decía mientras seguía bailando con Gadeth.
-¡Estoy embarazada, no enferma!- le respondió Millerna sonriente mientras Merle le daba una vuelta. Todos se veían tan contentos que incluso los chicos del Crucero que no tocaban ningún instrumento se unieron al baile y comenzaron a bailar entre ellos. Al final, todo el mundo terminó bailando. Celena siguió bailando con Hitomi y no podía dejar de sonreír, su corazón latía con fuerza y sentía las mejillas sonrojadas. Por otro lado, Merle y Millerna dejaron de bailar entre ellas y Merle sacó a bailar a Clara y Millerna a su hermana Elise, y aunque al comienzo estaban algo reticentes, aceptaron la invitación. Las únicas personas que no salieron a bailar fueron Van y Allen y aunque en un momento los dos se miraron pensando unirse al grupo, desecharon la idea inmediatamente. Una vez que la música terminó, todos aplaudieron felices y contentos con la humorada.
-Eso fue muy divertido- Celena le dijo a Hitomi, quien a pesar de que ya había terminado la música, no la había soltado.
-Lo fue- le respondió Hitomi. Su corazón latía a mil por hora y ver a Celena brillante y sonriente hacía que latiera con aún más fuerzas. ¿Qué se sentirá...? la idea de besarla pasó por su mente como un relámpago. Pero se sintió tan culpable de pensar algo así que su rostro se nubló por un momento.
-¿estás bien?- preguntó Celena dándose cuenta de aquella nube que cruzó por el rostro de Hitomi.
-Más o menos, creo que el champagne se me fue a la cabeza- le respondió soltándose de las manos de Celena –Creo que iré a mi pieza por un momento... bajaré enseguida... – y con eso se retiró del salón.
-Está bien- murmuró Celena para sus adentros.
¿en qué demonios estoy pensando? Pensó Hitomi cuando entró en su habitación. Ya no se sentía ni tan feliz ni tan mareada, y tenía todos sus sentidos cien por ciento alerta. ¿Cómo demonios se le había pasado eso por la cabeza¡Si ella estaba completamente enamorada de Van!.
-Lo estoy. Estoy enamorada de Van- dijo con voz fuerte y clara... pero al escuchar lo falso que sonaba reconoció por fin que las cosas definitivamente no era como ella creía que eran. Se tomó la cabeza con las dos manos y se sentó en la cama. Trató de ordenar sus pensamientos, pero no tuvo mucho éxito. Bueno, podía admitir con algo de tranquilidad y resignación que lo que estaba sintiendo por Van ya no era lo mismo que antes, pero el hecho de haber visto a Celena con otros ojos era un asunto completamente distinto. Le echó la culpa al mismo hecho de no sentir por Van lo mismo que antes y que aunque le costara reconocerlo, la personalidad de Celena le atraía mucho. Esto no me puede estar pasando... pensó desesperada mientras se acostaba en su cama... definitivamente no quiero besarla, pensaba mientras se llevaba los dedos a su boca y los acariciaba con suavidad... no quiero besarla... cada vez se sentía más somnolienta y su mente se perdía en el recuerdo de Celena bailando con ella, sintiendo su respiración cerca de ella... quiero besarla... sin darse cuenta, se quedó dormida.
Cuando despertó, sintió que una mano suave y cálida le tocaba la cara suavemente, y cuando abrió los ojos, se dio cuenta de que se trataba de Celena.
-Vaya vaya, te quedaste dormida- le dijo sonriendo. Al ver la cara de Celena tan cerca de ella, inmediatamente le vino a la mente aquella brillante idea que tuvo en la fiesta y se sobresaltó, poniéndose roja como un tomate.
-No me di cuenta- dijo Hitomi mientras se sentó rápidamente en la cama.
-Los chicos abajo aún están bailando ¿por qué no vienes con nosotros?- le preguntó Celena amablemente. Era verdad, abajo en el salón todo el mundo seguía bailando y al ver que nadie le estaba poniendo atención y ver que Hitomi se demoraba tanto, decidió ir a buscarla. Sin embargo, Hitomi no tenía muchas ganas de bajar todavía. Como nunca, la presencia de Celena la ponía nerviosa y sentía que si bajaba junto a los demás, todo el mundo se daría cuenta de lo que estaba pasando por su cabeza.
-¿Te sientes bien?- preguntó Celena preocupada.
-Si, no te preocupes, no es nada- le respondió Hitomi. Como no quería mirar a Celena a los ojos, su vista se fue directamente al tocador en donde había dejado una pequeña cajita envuelta en papel de regalo. Era el regalo de Celena. Lo había comprado el mismo día en que Celena fue a dejarle la invitación. Por un momento se olvidó de todo y de lo único se preocupó fue del regalo... así que aprovechó el momento para entregárselo.
-Ahhh, antes de que se me olvide... - dijo Hitomi levantándose de la cama y acercándose al tocador.
-Yo... quería darte esto- le dijo. Se acercó a ella y mirando hacia abajo, extendió sus brazos con el paquete en las manos.
-¿Para mí?- preguntó Celena sorprendida. Tomó el regalo de Hitomi y lo abrió de inmediato.
-¡Wow¡Que lindo par de aretes!- exclamó sorprendida. Eran unos pequeños aros de plata con una perla azul. Hitomi los había comprado con una perla azul para que hiciera juego con sus ojos. Se acercó al tocador para ponérselos.
-¿Te gustaron?- le preguntó Hitomi alegre de que le hubiera gustado su presente.
-por supuesto que si- le contestó Celena efusivamente. Una vez que se los colocó se dio media vuelta y le preguntó a Hitomi.
-¿Qué tal se ven?-
-No se ven, tu pelo los tapa- le dijo y se acercó a ella. Con timidez, acercó una mano y le levantó el cabello del lado derecho de Celena.
-Tienes que tomarte el cabello para que luzcan- dijo. ¿Por qué¿Por qué estaba tan nerviosa, por qué Celena la ponía así?. Al tomarle el cabello su mano rozó la cara de Celena.
-Wow, estás helada- le dijo mientras le tomaba la mano y al momento de tomar hacerlo, Celena se estremeció al igual que Hitomi. Las dos se quedaron congeladas, mientras Celena seguía sosteniendo la mano de Hitomi cerca de su cara. Celena ya no pudo soportarlo más, estar demasiado cerca de ella hacía que su corazón saltara como loco y no la dejaba pensar con la cabeza. A pesar de que estaba muerta de miedo sobre todo por lo que podía ocasionar, acercó aún más a su rostro la mano de Hitomi y se dejó acariciar por su mano. Era exactamente como lo había imaginado, el contacto de su piel con la de ella se sentía increíblemente bien. Hitomi estaba nerviosa y no sabía que hacer ni que decir, de lo único que estaba segura era que; para su asombro, cualquier cosa que estaba sintiendo, Celena también lo sentía. Esto no puede estar pasando pensaba.
-Ce-Celena... – trató de decir Hitomi, pero Celena puso un dedo en su boca para que no dijera nada. Ahora que estaba tan cerca de Hitomi, todas las dudas que tenía sobre sus sentimientos se habían disipado. Y aunque no sabía muy bien si Hitomi estaba sintiendo lo mismo, sólo sabía que lo que estaba por ocurrir era algo especial, algo que nunca más ocurriría y si no hacía algo en ese mismo instante, nunca más podría hacerlo.
-Por favor, no me odies por esto- le dijo a Hitomi y se acercó y la besó. Fue un beso suave y delicado, cada una podía sentir el estremecimiento de la otra. Hitomi aún estaba con los ojos abiertos, mirando muy de cerca el rostro de Celena. Tenía la impresión de que brillaba. Se veía hermosa. Oh, por Dios ¿qué es lo que está pasando¡Vamos Hitomi, HAZ ALGO, Lo que sea, pero has algo rápido... Su mente racional y moral le dijo que se apartara de ella y que se indignara ante aquel acto. Sin embargo, no estaba para racionalidades. Justo en el momento en que sintió que Celena se iba a alejar de ella, Hitomi cerró los ojos y apretó más sus labios contra los de Celena. ¡NOOOO, ESO NO! Le increpó su parte racional. Ya era tarde para eso. Celena se sintió sorprendida y abrió los ojos sin despegarse de ella. La estaba aceptando, al fin sentía que alguien la aceptaba y eso la llenó de felicidad. Sentía que quería llorar y reír al mismo tiempo, ¿acaso no era estúpido? En realidad se sentía muy tonta, pero se sentía feliz al fin y al cabo. Celena apoyó sus manos temblorosas en los hombros de Hitomi, temiendo ir más lejos. Al sentir sus manos en sus hombros, Hitomi sintió que el corazón se le iba a escapar de su cuerpo. No podía ser así, no podía creer lo que estaba sintiendo en ese momento, era una sensación maravillosa que recorría todo su cuerpo y su mente. Parecía que su mente racional había perdido la batalla frente a sus sentimientos, pero de pronto, Celena abrió un poco su boca y Hitomi se asustó. Algo pasó que la hizo estremecerse de frío. Fue un contraataque de su mente racional que le jugó una mala pasada. Se separó de inmediato de Celena, pero no por mucho, ya que chocó con el tocador. No, esto está mal, no es correcto... esto está mal mal mal mal mal, muy mal.
-Hi- Hitomi... - murmuró Celena. Sea lo que sea que le haya pasado a Hitomi, sentía que parte de su temor le fue transmitido a ella. Oh, por Dios¿qué hice, pensó con pesadumbre. Quizás se había equivocado y había confundido las cosas. Y si había sido así, por Dios que la había hecho grande esta vez. Muy grande.
-Per- perdóname Hitomi. Yo no quise hacerte sentir mal... - le decía tratando por todos los medios de no sonar lastimera, pero no creía estarlo logrando. Sin embargo, Hitomi no dejaba de mirar al suelo.
-Hitomi... ¿estás bien?-
-Erh... si, estoy bien- le dijo levantando la cabeza. Miraba a Celena tratando de fingir que nada había pasado, que todo había sido una equivocación. Sin embargo, su actuación no era muy convincente, ya que sus ojos comenzaron a ponerse rojos.
-¿Estás segura?- insistió Celena. Hitomi dejó de mirar a Celena y aunque intentó con mucho esfuerzo no llorar, comenzó a hacer pucheros hasta que las lágrimas fueron más fuertes y salieron atropelladas de sus ojos. Se llevó las dos manos a la cara y no dejó de sollozar.
-No... - fue lo único que pudo decir. Celena se maldijo en su interior. Soy una tonta¿cómo pude hacer algo así¿Cómo pude confundir tanto las cosas¿cómo pude pensar que ella sentía lo mismo¡No puedo perdonármelo!.
-Vamos, Hitomi, no llores- trataba de consolarla, pero parecía que era inútil. Hitomi seguía sollozando. Celena se acercó dos pasos a Hitomi y titubeó un poco ante de poner sus manos en sus hombros. Tenía mucho miedo de que la rechazara. Sin embargo, no alcanzó a comprobar la reacción de Hitomi, ya que justo en el momento que sus manos tocaron los hombros de Hitomi, Van entró sin ningún aviso a la habitación.
-Hitomi, te estamos esperan... - fue todo lo que alcanzó a decir. Se quedó callado al ver a Celena que se apartaba rápidamente de Hitomi y que ella se había quitado las manos de su cara sorprendida con la interrupción.
-¡Maldita seas, Van¿Qué no te enseñaron a golpear la puerta antes de entrar?- le respondió Celena enfurecida.
-¿qué está pasando aquí?- preguntó Van. Se dio cuenta de que Hitomi estaba llorando, así que se acercó rápidamente a su lado.
-No, no pasa nada- le respondió Hitomi mientras se secaba rápidamente las lágrimas de su cara.
-¿Cómo que no? Estás llorando- le dijo cuando se puso frente a ella, luego se dio vuelta hacia Celena.
-¿Qué le hiciste a Hitomi?- le preguntó acusador. Por un momento, Celena sintió que el rostro se le prendía como fuego, pero la sensación desapareció de inmediato.
-Yo no... - fue lo único que alcanzó a decir.
-Tranquilízate Van- interrumpió Hitomi -Yo sólo...y-yo... - era obvio que estaba intentando ayudar a Celena, pero no se le ocurría cómo. Al menos Van había vuelto a poner su atención en ella.
-No me siento bien- dijo al fin.
-¿De verdad?- le preguntó Van -¿Te duele la cabeza o algo así?-
-N-no, no es eso... - trató de explicarle Hitomi - ...es que me siento indispuesta- agregó con un poco de vergüenza y sintiéndose algo baja al ocupar ese tipo de recurso.
-¿Indispuesta?- preguntó Van sin saber de qué se trataba.
-Son cosas de mujeres, Van. No lo entenderías- le dijo Celena tratando esta vez de ayudar a Hitomi.
-No me digas que tú lo entiendes- le respondió Van con sarcasmo.
-¡muérete, Van!- le respondió Celena y Van estuvo a punto de responderle cuando Hitomi interrumpió.
-¡Por el amor de Dios, basta de peleas!- hubo un pequeño, pero incómodo silencio en la habitación.
-Hitomi, yo... - comenzó a decir Celena. No sabía si iba a disculparse o decir otra cosa, pero al final terminó diciendo cualquier cosa -Iré a buscarte algo para el dolor- y se retiró de la habitación.
El Minuto Cultural de Hotaru
Wooooow, ahora sí que pasó ... debo reconocer que esta escena sí me costó escribirla, no tanto en lo que respecta a los sentimientos de Hitomi y Celena, sino al hecho de escribir una escena romántica entre dos mujeres.
Comentario aparte, la actitud de Dryden se parece mucho a la de Maes Hughes, de Full Metal Alchemist , es que desde que vi Full Metal, Hughes siempre me recordó a Dryden, por eso le "copié" un poco la actitud sobre hiper extra paternal.
De todas formas, espero que haya quedado bien, ahora quién sabe lo que va a pasar entre ellas, ni siquiera yo misma lo sé :P (bromas) pero el asunto es que ahora las cosas sí se van a complicar para las dos.
Bueno, ya saben, comentarios, dudas existenciales, amenazas de muerte y demases, sólo dejen un review
Y para cerciorarme de que estoy en lo correcto, esta es la lista de la gente que tengo inscrita para los reviews, si hay alguien que no quiere recibir o que sí quiere y no está en la lista, avísenme.
Escila
LadyIceKiller
Miss Marina
Sheila
Saludos
