Unexpected Love
Por Hotaru Albatou
Capítulo VIII: Incertidumbre
Cuando despertó al día siguiente, lo primero que ocupó la mente de Hitomi fue el recuerdo de Celena besándola. Como aún estaba semi-inconsciente, se dejó llevar por el grato recuerdo de lo tibio y suave que se sentían sus labios sobre los de ella, pero a medida que iba recuperando la conciencia, la preocupación y la incertidumbre comenzaron a invadir la mente de Hitomi. Entonces agarró un cojín que tenía a su lado y se lo llevó a la cara. Por Dios... ¡Qué he hecho! pensó apesadumbrada y avergonzada al mismo tiempo. Pensar en el sólo hecho de que tenía que levantarse, vestirse e ir a tomar desayuno y que tarde o temprano tendría que encontrarse con Celena le revolvía el estómago. ¿Y cómo se suponía ahora que la iba a mirar a la cara? ¿Cómo demonios fui a caer en algo así!... ¿Por qué no pude evitarlo? Lo único que podía hacer por el momento era lamentarse y maldecirse. Una vez que se hartó de hacerlo, decidió enfrentar la realidad y comenzó a levantarse. Se bañó, se vistió y arregló y cuando estuvo lista se dispuso a salir de su habitación. Durante todo el trayecto de su pieza al comedor sintió un fuerte dolor en el estómago y trataba de imaginarse cómo la saludaría o qué le diría al momento de verla. Sin embargo, cuando llegó al comedor, Celena no estaba ahí. Sólo estaban Allen y Van tomando desayuno y cuando preguntó tímidamente por los demás, Allen le respondió que Dryden y Millerna aún no se levantaban y que Celena había salido muy temprano en la mañana y añadió con un dejo de molestia que no se había molestado en avisarle a donde iba. Al escuchar esto, Hitomi se sintió un poco más aliviada, pero al mismo tiempo algo desilusionada. Pero a medida que el día pasaba, Hitomi comenzó a sentirse más aliviada de no encontrarse con Celena y ya en la tarde cuando estaba segura de que ya no se encontraría con ella, se relajó completamente y bajó la guardia justo en el momento cuando menos tenía que hacerlo.
-Hitomi- escuchó que Celena la llamó. Estaba dando vueltas por el jardín y no se dio cuenta de que alguien se había acercado a ella. Al momento de escuchar su nombre y reconocer la voz de Celena su cara se puso roja como un tomate. Quedó completamente paralizada y no se atrevió a girar para verla. Tenía demasiada vergüenza.
-Hitomi- Celena volvió a llamarla. Hitomi tardó un largo momento en darse vuelta y enfrentarla. Quería ordenar sus pensamientos, pero por más que lo intentaba, su mente caía cada vez con mayor fuerza en la confusión.
-Hola- le respondió tímidamente evitando a toda costa su mirada. Las dos se quedaron un largo instante en silencio, hasta que Celena se decidió a interrumpirlo.
-Hitomi... yo... quería hablar sobre lo que pasó anoche- aunque le costó mucho trabajo, Celena fue directo al grano. Hitomi hubiera preferido que le comentar algo sobre el clima, o algo que no tuviera relación con lo que había pasado entre ellas, pero en el fondo, sabía que Celena no era de esas personas que se anda con rodeos. Y muy en el fondo de su corazón, tenía que reconocer que eso le encantaba.
-No te preocupes- le dijo Hitomi –sólo fue una mala jugada del alcohol- agregó tratando de quitarle importancia al asunto –quizás te pasó lo mismo que a mí, ya que no estamos acostumbradas a beber tanto...-
-No, Hitomi- interrumpió Celena con firmeza. Hitomi abrió los ojos sorprendida.
-No fue culpa del alcohol. Yo sabía muy bien lo que hacía- las dos se miraron con seriedad.
-Celena, por favor... no confundas las cosas... – le pidió Hitomi.
-No estoy confundida- le espetó Celena.
-Yo creo que sí lo estás- Hitomi trató de convencer a Celena y de paso convencerse a ella misma –y puede parecer lógico debido a tus singulares circunstancias, quizás la gente sea un poco dura o despectiva contigo, y lo más probable es que te hayas acostumbrado a eso... – Hitomi continuó hablando mientras Celena se tomaba la cabeza negando todo lo que le decía.
- ...quizás no estás acostumbrada a que alguien te trate bien o con naturalidad... – en ese momento, Celena se sacó las manos de la cabeza y las llevó a su cintura y miró a Hitomi seriamente.
-Millerna es buena conmigo y no me paso todo el día pensando en ella- dijo con seguridad. Hitomi volvió a quedar sorprendida y sintió que el rostro le ardía por completo.
-Elise también es amable conmigo y no me estremezco cada vez que siento su olor- agregó.
-Lisa, una sobrina de Gadeth, que viene de visita de vez en cuando, también es amable conmigo y no siento un nudo en el estómago cada vez que nos despedimos con un abrazo... – Celena terminó de hablar. Hitomi no podía dar crédito a lo que escuchaba. El silencio volvió a prolongarse por un largo momento. Hasta que Celena, una vez más, lo interrumpió.
-Hitomi, juro que nunca antes me había sentido así... nunca...- agregó con apenas un hilo de voz. Hitomi escuchó las palabras de Celena y se dio cuenta de que ella sí se había sentido así antes... por Van... antes me sentía así por Van...
- ...Y no creas que es fácil para mí... al contrario... yo... no sé que hacer... – comenzó a decir Celena mientras se tapaba la cara con sus manos - ...no sé como enfrentarlo...-
-Celena... yo... no sé qué decir... – fue todo lo que Hitomi pudo articular. Celena la miró sorprendida y luego su mirada se relajó.
-No te estoy pidiendo que hagas nada, Hitomi... yo sé que tú estás enamorada de Van y aunque no fuera así, de todas formas esto es imposible... – le dijo con resignación.
-Yo sólo quería pedirte que por favor, no comentaras con nadie lo que sucedió. No quiero darle otro motivo a mi hermano para que se avergüence de mí-
-No digas eso Celena, estoy segura de que Allen está muy orgulloso de ti- le respondió Hitomi al ver lo dura que era Celena consigo misma. Y aunque Celena sabía que lo que acababa de decir Hitomi no era verdad, de todas formas le respondió con una leve sonrisa.
-No te preocupes. No le diré a nadie- dijo Hitomi al fin.
-Gracias- le respondió Celena. Una vez más el silencio de apoderó de ellas.
-Yo... siento mucho todo lo que pasó- agregó Celena –y te prometo que nunca más volveré a hablar del tema. Nunca más-
-Yo tampoco volveré a hablar de esto- le respondió Hitomi. Al escucharla, Celena se sintió un poco más calmada. Trató de cambiar el tema de la conversación y de tratar de que las cosas volvieran a ser como antes, pero sabía que era imposible. Ya nada iba a ser como antes.
Ya no lo soportaba más, Hitomi se paseaba de un lado para otro por el jardín de la mansión Schezar sintiendo que en cualquier momento explotaría. Pero no podía hacerlo, simplemente no podía darse ese lujo, las consecuencias de eso eran demasiado graves. Desde aquella vez en que Celena y ella conversaron, las cosas parecieron volver a la normalidad, pero sólo en la superficie. Ya habían pasado unos cuantos meses y las visitas entre ellas eran bastante regulares, las dos seguían llevándose muy bien, pero las dos sabían muy en el fondo que las cosas no eran como antes. Y así como sabían esto, las dos optaron por seguir fingiendo.
-Hola Hitomi- sintió que la saludaban por la espalda. Fue tan grande la impresión que sin quererlo soltó un pequeño grito.
-¿Qué te pasa, Hitomi? Estás pálida- le dijo Millerna mientras se acercaba a ella -¿Te encuentras bien?- preguntó con preocupación.
-No, no es nada- trató de responder lo más relajada posible, pero no lo logró. Millerna sólo se limitó a mirarla con incredulidad.
-No lo pareces- le respondió Millerna. Hitomi sólo se resignó a sonreír... intentó mantener aquella cínica sonrisa, pero no pudo más... poco a poco, Hitomi comenzó a fruncir el ceño, a hacer pucheros con la boca y sin poder contenerlo más, se le escaparon un par de lágrimas de los ojos.
-Vamos, Hitomi. Dime que te sucede- le dijo Millerna, abrazándola. La tomó del brazo y la llevó a uno de los tantos bancos que había en el jardín y se sentaron.
-No puedo- le respondió Hitomi –ojalá pudiera, pero no puedo-
-Vamos, Hitomi, sabe que puedes confiar en mí- agregó Millerna. Hitomi dudó por un momento. Hasta el momento, había sido capaz de mantener su promesa de no hablar con nadie sobre el asunto (de todas formas no tenía con quien hablar) pero sus deseos de desahogarse eran tan grandes y se sentía tan sobrepasada con la carga que llevaba en su mente que ya no aguantó más.
-Es complicado- le dijo mientras se limpiaba las lágrimas –Es algo tan complicado que por lo más sagrado del mundo, no debes comentarlo con nadie. NADIE- recalcó Hitomi.
-No lo haré- le dijo Millerna. Hitomi se tomó un momento y suspiró. Aparentemente lo iba a hacer.
-Celena me besó- dijo sin preámbulos.
Silencio
-¿Qué quieres decir con eso?- preguntó Millerna descolocada luego de varios segundos.
-Lo que oíste, ella me besó-
-Pero Hitomi, un beso en la mejilla no quiere dec-
-Fue en los labios-
Millerna estaba sorprendida. Miraba a Hitomi con los ojos abiertos, las manos en la boca y sin saber qué decir. Sinceramente nunca se esperó esto.
-¿Y cómo pasó eso?- fue lo único que Millerna pudo preguntar. Hitomi le explicó muy resumidamente lo que había pasado en la fiesta de cumpleaños y de la conversación que tuvieron al día siguiente. Y a medida que le iba contando a Millerna, sentía que se estaba quitando un enorme peso de la espalda.
-Increíble. Simplemente no lo puedo creer- dijo Millerna una vez que Hitomi le contó todo –Lo más seguro es esto sean las secuelas de los experimentos de los magos de Zaibach-
-No lo creo así- dijo Hitomi, más para sí mismo que para Millerna. Ella la observó por un instante, mientras Hitomi jugaba nerviosamente con sus manos. De pronto pensó, si Celena le pidió que no hablara de esto con nadie y que prometía no hablar sobre el tema nunca más, no veía por qué Hitomi se atormentaba tanto.
-¿Y tú, Hitomi¿Qué piensas?- Hitomi no tuvo tiempo para responder, ya que a lo lejos, pudo ver a la gente del crucero acercarse lentamente hacia ellas. Y entre el grupo de soldados salió Celena, quien al ver a Millerna y Hitomi se adelantó a saludarlas.
-Hola chicas- las saludó con mucho ánimo.
-H-hola Celena¿Cómo has estado?- respondió Millerna, evidentemente nerviosa con la situación. Celena se quedó extrañada, ya que pudo sentir la incomodidad de Millerna.
-Hola Hitomi- saludó.
-H-hola Celena- le respondió Hitomi. Intentó por todos los medios de actuar naturalmente, pero al ver la cara de Hitomi, Celena se dio cuenta de inmediato que algo raro estaba pasando.
-Le estaba contando a Hitomi... – interrumpió Millerna intentando también actuar naturalmente – que gracias a Dios, ya no me siento mal, y que incluso he sentido que mi bebé se está moviendo, parece ser que será un bebé muy inquieto...-
-Le contaste ¿verdad?- Celena interrumpió a Millerna. Hitomi se quedó petrificada.
-No, no he dicho nada- trató de defenderse.
-¡No mientas!- le respondió Celena furiosa. Hitomi sentía que estaba a punto de llorar al verse descubierta.
-¡No lo hago!- le respondió histérica. No sabía por cuanto más tiempo podría aguantar sin estallar en llanto. Miraba a Celena suplicándole que no siguiera, que por lo que más quisiera creyera su mentira, pero fue imposible. Celena sintió que estallaría de rabia y lo único que quería en ese momento era gritarle, abofetearla, golpearla por haberle fallado una vez más, pero en lugar de eso sólo le dio la mirada más fría y dura que pudo y dándole un desprecio, se alejó de las dos dando grandes zancos. Hitomi, quien todavía se sentía petrificada por haber sido descubierta, reaccionó y partió detrás de Celena.
-¡Celena, espera, tienes que escucharme!-
-¡No tengo nada que escuchar!- le dijo dándose vuelta para enfrentarla –No podías quedarte callada ¿verdad¡Tenías que abrir la boca y hacerte la víctima!- siguió gritando. A estas alturas del partido, tanto Millerna como los chicos del Crucero presenciaban la airada discusión.
-¡Espera un momento!- le espetó Hitomi, ofendida con la acusación de Celena -¡Nadie se está haciendo la víctima¿O acaso crees que es muy fácil todo esto para mí?-
-¿Y tu crees que para mi no lo es?- interrumpió Celena -¡Claro que es difícil, pero no por eso lo ando gritando a los cuatro viento!-
-¿Y qué demonios querías que hiciera¡Estaba confundida, no sabía que hacer¡Yo no quería esto!-
-¿Confundida?- dijo Celena burlándose de Hitomi –Pues no parecías tan confundida ese día-
-¿Qué quieres decir con eso?- preguntó Hitomi sorprendida.
-Lo que escuchaste. No parecías ni tan confundida ni tan molesta ese día… de hecho, si no te hubiera gustado, no me hubieras seguido la corriente y habrías dejado de besarm…-
¡PAF!
El sonido de la cachetada que Hitomi le dio a Celena dejó a todo el mundo sorprendido. Las dos se quedaron petrificadas por un par de segundos que parecieron eternos. Celena se llevó la mano a su cara, justo en el lugar en que Hitomi la abofeteó. Ella seguía aún con la mano en alto, sorprendida de si misma por lo que había hecho. Celena la miró fríamente y se retiró del lugar dando grandes zancos. Hitomi bajó poco a poco su mano y cuando reaccionó, se dio cuenta de que todo el mundo la observaba. Se dio vuelta a ver a Millerna y ella la miraba preocupada, con las manos en la boca. Lo único que se le ocurrió en ese momento fue salir corriendo hacia la mansión. Abrió las puertas de par en par y subió corriendo las escaleras y se encerró en su pieza a llorar con amargura. ¿Cómo podía haber hecho aquella estupidez? Se maldecía por no haber sido más fuerte, por no haberse esforzado lo suficiente en olvidar todo el asunto. ¿Cómo demonios me metí en esto? Pensaba con amargura.
Lloró tanto que sin darse cuenta se había quedado dormida llorando y sólo despertó con el suave golpeteo de alguien golpeando la puerta de su habitación.
-Hitomi- sintió que Millerna la llamaba mientras golpeaba la puerta. Hitomi se levantó perezosamente llevándose las manos a la cabeza que le dolía enormemente.
-Déjame sola- le gritó Hitomi desde el otro lado de la puerta.
-¡vamos Hitomi! Déjame ayudarte- insistía Millerna.
-No puedes ayudarme- murmuró Hitomi al ver la gran mancha que habían dejado sus lágrimas en la almohada.
-Sólo quiero conversar contigo- continuó Millerna. Ante la insistencia de Millerna, Hitomi decidió levantarse de su cama y se acercó a la puerta. No la abrió, pero comenzó a conversar con ella a través de la puerta.
-No me gustan las chicas, Millerna. Nunca me han gustado… nunca he sentido atracción por alguien de mi sexo- dijo Hitomi apoyando su cabeza en la puerta.
-Estoy segura de que es así, Hitomi. Te creo- le respondió Millerna con voz maternal.
-Pero Celena… ella… ella me confunde- Hitomi comenzó a llorar nuevamente –Y eso me aterra, me aterra darme cuenta de que ya no siento lo que sentía por Van, me aterra reconocer lo que estoy sintiendo por Celena, me aterra pensar en lo que sucedería con nosotras si alguien se enterara de todo esto… ¿sabes? En mi mundo esto no hubiera sido tanto problema, pero aquí… -
-¿Y por qué no hablas con Celena? Cuéntale todo esto que estás sintiendo- dijo Millerna. Hitomi escuchó las palabras de Millerna y suspiró.
-No puedo… no creo que ella quiera volver a verme. Traicioné su confianza… seguro que me odia por eso- agregó Hitomi con amargura.
-No te odio, Hitomi- se escuchó la voz de Celena a través de la puerta –Sólo estoy un poco enojada contigo… pero no te odio… no puedo odiarte- agregó. Hitomi sintió que el corazón se le iba a escapar del pecho y abrió la puerta de par en par. Ahí estaba Millerna y a su lado estaba Celena. Hitomi las miró a las dos por un largo momento y luego se llevó las manos a la cara, roja de vergüenza.
-¿Escuchaste todo!- le preguntó sorprendida. Celena sólo asintió con la cabeza. Entonces Millerna tomó de la mano a Celena y entró con ella a la habitación de Hitomi.
-No entiendo mucho esto y cómo llegó a suceder- comenzó a hablar Millerna –pero sea lo que sea, puedo darme cuenta de lo importante que es… y por lo mismo, deberían hablarlo seriamente, sin esconderse nada y con la verdad- una vez que dijo esto, caminó hacia la puerta para dejar la habitación y se dio vuelta para decir lo último –Sólo quiero que sepan que, cualquier cosa que resuelvan hacer, pueden contar con mi apoyo- y con esto, cerró la puerta de la habitación y las dejó solas. Las dos se quedaron contemplando la puerta por donde acababa de salir Millerna y un silencio incómodo se apoderó de ellas. Ninguna de las dos se atrevía siquiera a cambiar de posición. Sólo se limitaban a mirarse de reojo. Justo cuando la situación se estaba haciendo insostenible, Celena se dio cuenta de que una vez más ella iba a tener que dar el primer paso.
-Lo siento- dijo Hitomi adelantándose a ella –sé que debí ser más fuerte, pero no pude… lo siento mucho- agregó mientras un par de lágrimas se le arrancaban de los ojos.
-Eso ya no importa, Hitomi. Lo importante ahora es… ¿qué vamos a hacer?- dijo Celena cruzándose de brazos –Pero antes que nada, quiero saber… -
-¿qué cosa?- preguntó Hitomi.
-Todas las cosas que dijiste… ¿es verdad¿de verdad sientes algo por mí?- preguntó Celena con timidez. Avergonzada, Hitomi se acercó a su cama y se sentó en ella, luego se llevó las manos a la cara y tapándose los ojos respondió asintiendo con la cabeza. No se atrevió a quitarse las manos de los ojos hasta que sintió que Celena se sentó a su lado.
-¿Aahhh, qué vamos a hacer!- preguntó Celena tomándose la cabeza. Cuando se quitó las manos de la cabeza, se dio cuenta de que Hitomi la miraba atentamente. Las dos se quedaron mirándose un buen momento, hasta que Celena, sin ninguna razón le sonrió a Hitomi. Y ella hizo lo mismo. Y aunque ninguna dijo nada, las dos sabían que pasara lo que pasara, de alguna forma todo estaría bien.
El Minuto Cultural de Hotaru
Vaya, ha pasado más de un año desde que no actualizaba este fic. ¿Mis excusas? La verdad es que no las tengo, simplemente el 2005 fue un año algo complicado, la mayor parte del tiempo me la pasaba en la Universidad, terminando las últimas asignaturas de mi carrera, tratando por todos los medios de no reprobar ninguna, para así dedicarme en el 2006 a mi práctica profesional. En lo personal, mmmm podría decirse que fue un año "extraño" me pasaron cosas buenas, cosas malas y cosas que al principio parecían buenas pero que al final ya no lo fueron, y producto de todas esas cosas había perdido las ganas de escribir, de leer, incluso de dibujar, de hecho, este capítulo ha salido con mucho esfuerzo, a pesar de lo corto que es. Pero bueno, así es la vida y lo que no me mata, me hace más fuerte. Y como prueba de eso está este nuevo capítulo, que como dije antes, aunque está corto, ha sido escrito con mucho esfuerzo, sólo espero que para la próxima entrega no me demore tanto, aunque no me comprometo a nada.
Bueno, sin nada más que decir, y esperando que les haya gustado, los dejo, y ya saben, cualquier comentario, reclamo, cartas suicidas y demases, pueden dejar su review
