Los personajes de esta historia no me pertenecen son de J.K. ROWLING.

Se hacía tarde, las personas poco a poco iban abandonando las calles recluyéndose en sus hogares para descansar, una leve llovizna mojaba la ciudad y a todo aquel que se hallaba sin techo que lo cubriese de ella, y él era uno de ellos, más no le importaba en lo más mínimo, tenía en mente asuntos más importantes de los cuales ocuparse que una insignificante lluviecilla.
Sus pies lo llevaban a través de calles engalanadas por distinguidas mansiones e iluminadas por faroles a otras más sencillas pero no por ello menos pintorescas y agradables, hasta llegar a unas de aspecto deplorable, cuyas casas eran viejas, ruines, sin mantenimiento, oscuras, sus puertas invitaban a cualquier clase de gente a habitarlas o a huir de ellas.

En aquel sucio e inmundo barrio podían encontrarse toda clase de personajes miserables, borrachos, vagos, mal vivientes, toda clase de criminales, mujerzuelas, entre otros. Pero a él no le importaba aquello, el andaba como si aquel territorio le perteneciera, vestido de negro, cubierto hasta por debajo de los ojos por una empapada gabardina y un sombrero, su paso pausado lo hacían invisible en aquel tipo de ambiente.

La luz era bastante escasa por ese rumbo, pese a la penumbra sus ojos acostumbrados a ella lograron hallar lo que estaba buscando. Se encontraba lejos de su objetivo, su andar era bastante acompasado no tenía prisa por llegar, sabía que cuando llegara todavía estaría ahí.

La oscuridad de la noche lo acompañaba igual que en otras muchas ocasiones, pero esta vez ella era cómplice de él.

Los cascos de un negro e imponente caballo en carrera rompían el profundo silencio del bosque. Un perfecto espécimen fuerte, brioso, alto, veloz y leal un animal digno de él. Solía montarlo todos los días al caer la noche, sentir el viento golpeando su rostro, era lo único en el mundo que podía relajarle, olvidarse de todos sus problemas, responsabilidades de su vida.

De un momento a otro el caballo se volvió loco, y el salió despedido hacia adelante, el animal en su frenesí huyo dejándolo solo en medio del bosque completamente aturdido. Se revisó que no tuviera nada roto o herida alguna y se levantó lentamente, buscando al animal por todos lados, no veía nada excepto sombras, sombras que se movían, eso podría ser por culpa del viento que movía las ramas de algunos árboles, o podía ser el efecto de la caída.

Sacudió la cabeza, abrió y cerro los ojos tratando de fijarlos en algún objetivo, pero aquellos volvían a engañarle las sombras se acercaban a él, lo estaban rodeando. En un abrir y cerrar de ojos se encontró suspendido, una mano lo alzaba tomándolo por el cuello, y una ronca voz le decía eres el elegido de la noche.

Aquellos recuerdos venían a su mente en noches que en cierta manera tenían similitud con aquella, ya fuera la noche por si sola, el ambiente, sus ánimos o simplemente algo que lo hiciera recordarla.

Fijó su fría mirada en una mujer voluptuosa, ataviada con un sugerente y llamativo vestuario que enmarcaba su cintura y realzaba sus pechos exageradamente, está lo miró y se le acercó seductoramente, el lo permitió la tomó por el talle y la besó. La mujer correspondió a su beso con muchos más, y sin permitirle dejar de besarlo se alejó de ahí con ella. Ésta no parecía darse cuenta hacía donde se dirigían, la llevó a un oscuro lugar lejos de la ciudad, y le permitió jugar con él un rato.

La mujer estaba perdida en el deseo febril que él le había provocado y con gran destreza la desnudó. Una de sus manos la sujetó firmemente por la cintura, la otra subió por su vientre, acariciando desinhibidamente su pecho mientras la besaba, algunos gemidos de gozo escapaban de los labios de la prostituta, la manó masculina ascendió hasta enredarse en la femenina cabellera, tomándola y halándola hacia atrás dejando al descubierto su delgado cuello. Dejó la boca y bajó por el cuello deteniéndose ahí besándolo, succionándolo desenfrenadamente. Se sentía bastante satisfecho como hacía tiempo no lo estaba, y pronto lo estaría aún más.

De pronto la mujerzuela perdió su vitalidad, y se desvaneció, el fuerte agarre que él mantenía en ella impidió que el cuerpo cayera inmediatamente al suelo, pero eso no evitó que segundos después la soltara, como quien suelta una basura, no se dignó en dirigirle una mirada se acomodó la ropa y desapareció de lugar.

Frío y calor, era imposible, absolutamente imposible que una misma persona en menos de un minuto provocara sensaciones tan diferentes, algo estaba pasando y tenía que averigua que era, aquel hombre y el de sus sueños parecían ser el mismo, sin embargo lo opuesto de dichas sensaciones indicaba lo contrario, cansada de darle vueltas al asunto una y otra vez decidió que lo mejor era entregarse a Morfeo.

Un frío inconcebible hizo presa de ella, haciéndola temblar como una hoja, vio una silueta desvanecerse y el frío desapareció tan rápido como apareció. Una cosa más en que pensar, una cosa más dándole vueltas por la cabeza, y estaba demasiado cansada como para seguir buscando explicaciones a todo y convenciéndose de que aquello era producto del cansancio y la emoción de la fiesta que se celebraría al día siguiente.

Hola se que ya habìa tardado, pero heme aquí, les pido una disculpa, la verdad es que llego cansada de la chamba y a veces lo que menos quiero ver es una computadora, pero he vuelto espero les agrade.

Chaito, mua mua.