Disclaimer: nada d esto es mío...solo algunos personajes inventados todo lo demás pertenece al mundo d JK Rowling.

Capítulo 3. NACIMIENTO DE UN RELOJ DE BRASIL.

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(15 de Julio)

-¿qué haces tú aquí?- preguntó.

-Inwë, tengo que hablar contigo.

-¿Sobre qué?

-Déjame entrar y te lo explico, es bastante largo.

-Veras, Severus, ahora no tengo tiempo.

-Nunca tienes tiempo.

-Si, pero ahora es...

-¿Te ha pasado algo?

-¿Me notas algo extraño?

-Tus ojos tienen más luz, y me estas oyendo.

-Acaba de pasarme algo por eso no tengo tiempo.

-¿Qué te a pasado?

-¿Desde cuando a Severus Snape le interesa mi vida?

-Desde que me mandaron a decirte algo, o mejor dicho, a proponerte y convencerte de algo.

-Explícate.

-Es por eso que quiero pasar, créeme, no me hace mucha gracia pasar a tu casa pero no tengo otra opción.

-Te dejo pasar pero ve al grano.

-Es lo que pensaba hacer.

Inwë dejó pasar a Severus a su casa y lo guió hasta el salón. Allí le hizo sentarse en un sillón y Severus empezó a explicarle una historia. Inwë estaba impresionada de lo que la estaba contando pero no dejó ver lo interesada que estaba y ponía caras de aburrimiento. Severus terminó su historia y preguntó:

-¿Qué te parece?

-Muy peligroso.

-¿Pero te convence?

-No mucho.

-¿Por?

-Por que me parece peligroso.

-No mientas.

-No miento.

-Ambos sabemos que te resulta fascinante la idea de hacer lo que te e propuesto.

-Y ambos sabemos que a ti tampoco te hace gracia y que has pasado por lo mismo que estoy pasando yo ahora.

-Puede ser. ¿Porqué estas pasando tu ahora?

-Me estas intentando convencer de algo que a ti también te convencieron.

-Como ves, yo acepté. Acepta tu también.

-No es tan sencillo.

-Pero si se consigue nunca más tendremos que ser esclavos de ese.

-Y si no se consigue lo seremos eternamente.

-Pero hay muchas posibilidades de conseguirlo.

-Y de fallar en el intento.

-Acepta.

-No.

-Por lo menos piénsalo.

-No tengo nada que pensar, además, ¿por qué habéis pensado en mi para esta misión?

-Eso es asunto de las que me mandan.

-¿Severus Snape se deja mandar?¿Desde cuando?

-Inwë, sabes a lo que pienso acerca de eso.

-Si, lo sé.

-¿Te lo vas a pensar?

-Esta bien me lo pienso.

-De acuerdo, pasado mañana mándame una lechuza con tu respuesta.

-Bueno, pero no te prometo nada.

-No pensaba que lo hicieras.

-¿Algo más?

-No.

-Pues entonces puedes marcharte.

-Adiós, ya sé donde está la puerta no hace falta que te levantes.

-Pero ya no soy ciega, no me voy a chocar.

Inwë acompañó a Severus a la salida y cuando éste se marchó, ella subió a su habitación y empezó a hacer una maleta metiendo todo lo esencial. Sus padres no volvían hasta el día siguiente, pues estaban de viaje y ella se había quedado sola en su casa. Pensaba marcharse unos días a una casa en las montañas, a reflexionar sobre lo que iba a hacer y a descansar. También quería descubrir que había pasado con su vista y su oído, como se le había curado tan de repente y de manera tan extraña. Ella pensaba que nunca más se recuperaría del accidente, pues años atrás había tenido un accidente de coche. Desde ese día era ciega y sorda, pero nunca imaginó que se iba a curar tan fácil e inesperadamente. ¿Habría alguien que la había curado con un hechizo? Decidió no darle más vueltas al asunto pues le dolía la cabeza y terminó de hacer la maleta. Les escribió una carta a sus padres diciéndoles lo que tenía pensado hacer y salió de la casa. Para no llamar la atención, cogió un autobús muggle y se encaminó a la estación de autobuses. Compró un billete para el próximo autobús hacia un pueblo cercano a Hosmeade y mientras esperaba, pues quedaba media hora para que saliera el autobús, se sentó en una cafetería a tomar algo pues no había comido nada desde el medio día, y eran las siete y media de la tarde. Pagó el café y el bocadillo y fue hacía el autobús que la llevaría. Se montó en el bus y se durmió. La despertó un ruido desagradable. El autobús había frenado y con la lluvia las ruedas resbalaron. Se bajó del autobús y se dirigió a Hosmeade por un camino rocoso. Llevaba puesta una capa para no mojarse. Al llegar a Hosmeade entró en Las Tres Escobas a cenar y después de comprar algunas provisiones continuó su viaje por el bosque hacia la casita de la montaña. Al llegar a la casa, se quitó la capa de viaje, guardó las provisiones y fue a lo que sería su cuarto esos días. Se quedó pensando en la cama durante unos veinte minutos y después se quedó profundamente dormida.

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(15 de Julio)

Eran las cinco y media, acababa de salir de casa de su exnovia. No se encontraba del todo bien, no sabía como lo habían convencido de ir él y no otro. Se había sentido incómodo al estar en aquella casa que tanto le había gustado visitar. Había hablado durante media hora mientras que ella le miraba con caras para cualquier persona indescifrables pero él sabía perfectamente que estaba intentando poner caras de aburrimiento y de indiferencia pero con él no funcionaba. La conocía demasiado. Y también la quería muchísimo.

Severus Snape avanzaba por una calle grande y bonita, rodeada de chalets en ambos lados. Todas las casas estaban rodeadas de verjas con setos altos. Bajó la calle hasta el final de ésta y después ando por una calle lateral a esta. Giró a la derecha y anduvo un cuarto de hora hasta llegar a una farmacia muggle. El no confiaba mucho en ellas pero el dolor de cabeza era insufrible. Pago unas aspirinas no sin antes haber confundido con el dinero a la cajera de la farmacia y cuando consiguió salir del establecimiento siguió andando un rato largo. Se paró en un parque donde había una fuente y se tomo una aspirina. Retomó su marcha y ahora pasaba por unos barrios bajos llenos de casas en ruinas, de basura en la acera y de niños vestidos con harapos corriendo de un lado a otro. Intentó pasar desapercibido pues sabía el riesgo que corría al pasar por ahí, pues ya le había pasado antes. Podría ser atracado, herido y más cosas. Aunque llevara la varita consigo de poco iba a servirle pues no le estaba permitido hacer magia siendo menor de edad fuera de su escuela. Por fin llegó a su destino. Pero antes de entrar se acordó de su cita. Llegaba demasiado tarde. ¿Seguirían estando allí? Sin pensarlo dos veces echó a correr sin importarle la atención que pudiera causar.

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(16 de Julio)

Lily, Lucía y Julie estaban en una cafetería. Se habían cansado de esperar a Snape. Pero igualmente estaban cerca del sitio donde habían quedado con él, para así saber cuando llegaría él. Habían estado toda la noche esperando.

-¿Julie, puedes repetirme todo lo que ha pasado?

-¿Otra vez Lily?

-Sí, otra vez.

-A ver, ayer cuando llegué a mi casa recibí una lechuza de Severus que decía que algo iba mal. Me recomendó avisar a Inwë pero le dije que yo no podía ir a verla a ella porque yo no sé dónde vive ella (todo esto se lo dije por lechuza también), así que tuvo que ir él. Dijo que quedaría con nosotras aquí y punto.

-Pues debería haber aparecido ya digo yo...- dijo Lucía.

-¿Crees qué es mi culpa?

-Yo no te e culpado a ti.

-No discutáis –cortó Lily.

-Oye, ¿Severus no es ese que va corriendo por allí?- preguntó Lucía.

-Si, es él –contestó Lily.

-¡Por fin! –añadió Julie.

-Hola –saludó Snape cuando llegó a la mesa donde estaban las chicas.

-¿Porqué has tardado tanto? –preguntó Lucía.

-Porque ayer no pude ir a convencer a Inwë y no pude avisaros de quedar más tarde. Lo siento.

-¿Y se puede saber qué te pasó? –preguntó una enfadada Julie.

-Eso no es asunto vuestro.

-Encima de llegar tan tarde no contestes así –le dijo Lucía.

-Bueno, vamos al grano que me quiero ir a dormir –dijo Lily.

-La he convencido a medias. Dice que dentro de dos días me mandará una lechuza con su respuesta.

-¿Dos días?- preguntaron Julie y Lucía a la vez.

-Sí. No e conseguido otra cosa. Ha sido lo máximo.

-Pero dos días es mucho Severus –dijo Lily.

-Pues haber ido tú.

-Severus, ¿tú que crees que contestará?

-Si la conozco y creo hacerlo, aceptará.

-Bueno, esperemos qué así sea –dijo Julie.

-¿Y en caso de fallar, qué plan haremos? –preguntó Lucía.

-Pues de momento solo hay que esperar a ver como se desarrollan los hechos.

Dicho esto, Lily pagó la cuenta y cada uno se fue por un lado. Lily a su casa a descansar, Lucía a la suya también, pues ya habían vuelto de vacaciones todos, Julie fue a casa de su hermano a recoger unas cosas y Severus fue a resolver unos asuntos en un internado, ya que antes no había podido resolverlos.

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El timbre de la puerta sonó. Un muchacho alto, moreno de piel clara con los ojos verdes salió de una habitación y se asomó por la mirilla de la puerta. La abrió y una chica muy parecida a el entro. Era Julie.

-¿Porqué has tardado tanto? –pregunto su hermano.

-No te lo puedo decir. ¿Esta todo ya?

-Si, mira ahí tienes la caja con libros y ahí esta la otra con tus demás objetos. La ropa esta en aquellas maletas de ahí. Aún no entiendo por qué quieres mudarte.

-Ya te lo diré. De momento, ¿puedes ayudarme a llevar esto a la casa donde voy a estar?

-Sí, claro. Voy a llamar al ascensor para bajar las cosas.

-Vale.

Mientras Michael, el hermano de Julie, iba a llamar al montacargas Julie se puso a revisar sus cajas. La de los libros estaba en orden. Fue a ver la otra y encontró una foto que no veía desde hacía algunos años. Era ella abrazada a la persona que más había querido y a la que más odiaba en ese momento. Su exnovio la había hecho tantas cosas malas que solo recordaba que era una persona horrible y no quería pensar más en él. Así que cogió la foto con el marco y la tiró por la ventana. Lo siguiente que oyó fue: "¡¡¡¡¡¡¡¿quién copiiii a sido el hijo piiiiii que a tirado esta cosa? ¿No hay ni una piiii papelera en tu piiiiiii casa?¿Baja aquí si tienes piiiii y demuestra si eres hombre cabropiiii!"

Julie pensó que como no era un hombre, para que iba a bajar. Así que entre su hermano y ella cogieron las cajas y las maletas y las metieron en el ascensor. Después en el maletero del coche de Michael y Julie le dijo la dirección de la casa de Lucía, pues era allí donde se iba a estar hasta que empezara el curso.

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Lucía entró en su casa y fue hacia su madre.

-Ya has llegado. He colocado una cama en tu cuarto para que pueda dormir tu amiga.

-Vale.

Lucía subió a su cuarto y vio que había una cama más. Como se aburría, encendió su ordenador y se puso música (Def con Dos para ser exactos. Para los que no sepan que es, les digo que es un grupo de rock chulisimo) y se puso a saltar en la cama como una loca. De repente perdió el equilibrio y estuvo a punto de caerse pero se pudo sujetar y no se calló. Decidió dejar las aventuras de Trazan para otro momento y se sentó en una silla a excusar música pero se aburría así que se puso a jugar con un trozo de celo. Lo cogía, lo enrollaba en su mano y lo desenrollaba. Justo cuando pensaba que no se podría quitar el celo pues esa vez lo había apretado demasiado, entro por la puerta de su cuarto Julie con dos maletas y detrás de ésta su hermano cargando una caja. Éste último dejó la caja en el suelo y fue a por la otra. Julie dejo las maletas en el suelo.

-¿Pero qué haces Lucía?

-Nada que me aburría y me e puesto a jugar con el celo.

-Trae que te ayudo.

-No si ya está –dijo poniendo el trozo de celo encima de la mesa.

Entró Michael cargando la otra caja y la dejó al lado de la otra.

-Cuídate –le dijo a su hermana menor.

-Vale, tu también. Y acuérdate de decirles a papá y a mamá donde estoy.

-Sí tranquila.

-Gracias –dijo, dándole un abrazo a su hermano. Éste se lo devolvió y dijo:

-Y ya me explicarás él porque de trasladarte aquí.

-Todo a su tiempo.

-Bueno, hasta luego. Y come.

Ante esto Julie se quedó algo extrañada, pues ella no tenía ningún problema alimenticio, pero no le dio importancia y ella y Lucía bajaron a despedirse de Michael. Cuando este se fue ambas subieron al cuarto de Lucía. Estuvieron escuchando música hasta la hora de cenar, y después de comer fueron a ver a Lily a su casa.

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-¿Dónde has estado todo el día? –preguntó Iris a su hija cuando ésta entró por la puerta.

-Ahora te lo explico pero déjame dormir un rato.

-No señorita hemos estado preocupados de aquí no te mueves hasta que nos lo expliques todo –dijo su padre.

-Bueno esta bien. Ayer por la noche recibí una lechuza de Julie que tenía que verme porque era urgente. Entonces fui a verla y me dijo que teníamos que esperar a un amigo. Pero él no vino así que estuvimos toda la noche ahí hasta que a eso de las siete de la tarde apareció. ¿Contenta?

-Sí, gracias. No vuelvas a irte sin avisar.

-No tenía tiempo era urgente.

-Bueno esta bien. Sube a dormir que tienes unas ojeras enormes hija –dijo su padre.

-Gracias. No quiero cenar.

Lily subió a su cuarto y calló dormida con ropa y todo en la cama. A lo que ella le pareció que fueron cinco minutos llamaron a la puerta de su dormitorio. Oyó a alguien hablar pero no sabía quien era. Entonces unas cuatro manos la empezaron a mover hasta que un vaso de agua fría le calló en plena frente. Se incorporó dando un brinco y cogió su varita pero entonces oyó un "¡para!" y un "que era broma". Entonces consiguió abrir los ojos y enfocar a Julie y a Lucía cada una a un lado de la cama.

-¿Estáis graciosillas eh?

-Perdona no nos pudimos resistir –dijo Lucía.

-Ya sabes que nos dejan solas y somos un peligro.

-Yo os tenía que hacer una pregunta.

-Dinos.

-¿Os habéis tragado eso que a dicho Severus de que no le había dado tiempo ayer?

-No.

-A ver, repasemos un poco –dijo Julie.- ayer día 15 de julio a las once de la noche recibí el mensaje de que Severus de que algo malo había pasado. Me dijo que le esperásemos a las 4 de la mañana en esa cafetería, obviamente al estar cerrada esperamos fuera. No apareció a las cuatro sino a las 7 de la tarde. Él dijo que ayer no pudo ir a avisar a Inwë y que tuvo que ir hoy. Bueno, yo me e hecho un lio.

-Sí, yo también.

-Y yo.

-Pues sabéis que, creo que le voy a enviar una lechuza a Inwë y le preguntare a ella misma.

Y Julie se puso a escribir una carta a Inwë.

-Me parece que Severus nos esconde algo.

-A mí también me lo parece pero vamos a dejar que Inwë nos responda y lo sabremos –concluyó Julie.

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Inwë se despertó. Eran las ocho y cinco de la mañana. Miro en su reloj y vio que era 16 de julio. Se levantó y se puso a desayunar algo que había comprado el día anterior. Pensaba y le daba más vueltas a la cabeza sobre que podría hacer con el tema de Severus. Ella le quería ayudar pero no sabía como. Y si aceptaba luego no habría marcha atrás. Podría fastidiar todo ella. ¿Qué hacer? Sin darse cuenta llegó la hora de comer. Pero no tenía hambre así que fue a dar una vuelta por los alrededores de la casa. Volvió a eso de las nueve y ceno algo. Después se puso a leer para así despejar su mente pues había estado pensando todo el día. A eso de las once llamaron a la ventana. Una lechuza marrón pardo estaba parada delante de esta. Inwë abrió la ventana y cogió la carta que llevaba la lechuza atada. La abrió y la leyó.

Inwë, somos Lily, Julie y Lucía. Las chicas de Gryffindor. Nos gustaría saber cuando fue Severus Snape a visitarte para convencerte de algo. Respóndenos lo más rápido posible con la misma lechuza. Gracias

Lily, Julie y Lucía.

Como no quería andarse en problemas escribió la contestación al instante y la mandó junto con la otra lechuza. Después de eso siguió leyendo hasta quedarse completamente dormida.

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-¿Has enviado ya la lechuza, Julie? –preguntó Lily, que acababa de salir del servicio.

-Si, ahora mismo –respondió la aludida.

-Lily, ¿sigues enfadada con James? –preguntó Lucía.

-A ese ni me lo nombres o acabaré por romper a Mr Boyer.

-¿Quieres dejar ya a ese estúpido peluche con forma de mono? –preguntó Julie.

-Pues no por que a mí me gusta y punto.

-Por lo menos no hables de él como si fuera una persona. Es absurdo.

-No lo es Julie.

-¿Sabéis algo de Lydia? –preguntó Lucía para dar por finalizada la discusión.

-No, la verdad que no.

-Estará muy ocupada dándose el lote con alguien en una esquina –dijo Julie.

-Déjala, es su forma de divertirse. No sé que tiene de divertido pero bueno –dijo Lucía.

-¿Dónde vive Inwë? –preguntó Julie.

-Me parece que vive a las afueras de Londres pero no estoy segura, ¿porqué? –preguntó Lily.

-Por que si vive donde tu dices que vive, la lechuza debe de ser muy lenta. No se tarda tanto ni en ir allí en coche.

-Bueno a lo mejor sé a entretenido comiendo alguna rata –dijo Lucía.- La lechuza, no Inwë –añadió.

Sus amigas rieron la gracia y se quedaron calladas un rato. Lily jugando con Mr. Boyer, Lucía estaba jugando con unas tijeras de Lily que estaban en su escritorio y Julie miraba por la ventana en busca de alguna señal que diera indicio de que la lechuza traía la respuesta que a las tres tanto las preocupaba y las comía la cabeza desde las siete de la tarde. Al cabo de diez minutos Julie vio una mota oscura en el cielo lleno de estrellas y supo que por fin la respuesta venía. Cuando faltaba poco para que la lechuza llegara Lily soltó un grito.

-¿Qué a pasado? –preguntó Julie olvidando a la lechuza.

-Lo siento Lils –se disculpó Lucía.

Lucía estaba jugando con las tijeras sentada en el cabecero de la cama de Lily y Lily estaba debajo de ella con Mr. Boyer. Entonces Lucía se cortó con las tijeras y las soltó, y éstas cayeron en la tripa de Mr. Boyer. La tripa de Mr. Boyer se rompió.

-No te preocupes pero la próxima vez ten más cuidado. ¿Estás tú bien? –dijo Lily.

-Si tranquila no te preocupes por mí. Lo siento mucho pero...

-¿Qué puñetas es eso? –preguntó Julie.

De la tripa de Mr. Boyer había salido una especie de reloj extraño con cinco manecillas que indicaban diferentes cosas, pero ninguna de las chicas sabía que era. Lily lo cogió y, al hacerlo, este le picó en el dedo con un pincho y Lily soltó el instrumento, que empezó a corretear por la habitación hasta que Lucía, sin ningún objeto a mano con el que poder atrapar a esa cosa extraña, se lanzó encima de él. El reloj extraño empezó a revolverse en las manos de Lucía hasta que Julie fue a ayudarla y apretando un botón el reloj dejó de revolverse y se quedó quieto en las manos de Lucía.

-¿Cómo has...? –empezó a preguntar Lucía.

-Es un reloj de Brasil. Yo tuve uno de pequeña. Son muy...extraños.

-¿Para qué se utilizan? –preguntaron a la vez Lucía y Lily.

-Pues para muchas cosas. Depende de cuantas manecillas tenga. Éste de aquí, que tiene cinco, sirve para cinco cosas. Pero solo el dueño o el creador del ejemplar sabe para qué son.

-¿Y no hay manera de averiguarlo? –preguntó Lily.

-Pues preguntándoselo al dueño o al creador lógicamente.

Justo en ese momento la lechuza llegó a la ventana. Julie fue a abrirla y cogió la carta. Mientras Julie la leía, Lily fue a darle algo de cenar a su lechuza mientras la metía en su jaula.

Severus vino a intentar convencerme el día 15 de Julio a las cinco de la tarde.

Inwë.

-¡Será cabronazo! ¡Nos a engañado! –exclamó Julie.

-Se va a enterar, tu tranquila –dijo Lily.

-¿Qué ago con el reloj de Brasil? –preguntó Lucía.

-Pues de momento déjalo aquí, encima de la mesa y mañana preguntare a mis padres de donde sacaron a Mr. Boyer y así nos ponemos en marcha para investigar lo del reloj y lo de Severus –dijo Lily.

-Yo mientras pienso como podemos descubrir a Severus –añadió Lucía.

-Y yo...yo, bueno, yo comeré y dormiré no os preocupéis por mí –dijo Julie.

-Ja ja ja –rieron sarcásticamente Lucía y Lily.

-Anda Julie vámonos a casa. Hasta mañana Lily.

-Adiós –se despidió Lily.

-Hasta mañana.

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No me lo puedo creer. He escrito este capitulo en un día y medio. Increíble. Bueno os lo debía por el retraso del anterior. Ahora estamos igualados todos. Espero muchos reviews solo darle al go de abajo no es tan complicado.

Dedicado a los de siempre que os quiero mucho y ahora que sé que más gente va a leer mis fics estoy muy motivada a seguir. Ahora estoy escribiendo un honesto para Mistral y cuando le termine seguiré con él capitulo cuarto. Hasta entonces, muchas gracias por leer.

De una amargada estudiante en vacaciones, amiga de la novia de Snape y de la chica más vergonzosa. Amiga también de muchas personas a las que quiero mucho y sobretodo de la persona a la que más quiero en el mundo serpiente.

Adiós.

(dejen reviews y que no os asusten los gremlins)