¡Buenas! Subo hoy porque el lunes andaré de viaje y no podré actualizar :(
Espero disfruten /muchos corazones/
Disclaimer: el mundo mágico y sus personajes no me pertenecen, tampoco gano dinero escribiendo esto, solo dolor y sufrimiento.
Advertencias: Relación ChicoxChico. Slow Burn. Angst. Enemies to Lovers. Hurt/Comfort. Uso de drogas en menores. Homofobia, mucha homofobia. Un mundo mágico lgbtfóbico. Mención de suicidio. Depresión. Albus Potter es un mal amigo. Si cualquiera de estos temas te incomoda, te invito a buscar otra historia. En esta se va a sufrir mucho...
Pareja: Es un slow burn, así que esto pasará muuuuucho después, pero pongo de inmediato que la pareja es James Sirius Potter con Scorpius Malfoy
Capítulo 5: Cena con leones
Las lecciones de mamá son las que más recuerdo. "Todo se dice o escribe en un contexto, aprende a escuchar los tonos de voz y analizar las palabras que se utilizan, Scorp. Te darás cuenta que una palabra cambia totalmente si varía uno de esos elementos". Pero ella no alcanzó a enseñarme a descifrar el significado.
Tal y como dijo la señora Potter, Albus llegó al poco rato. Parecía algo fastidiado, así que mientras almorzaba, no abrí la boca más que para saludar. El señor Potter intentó hablar conmigo, parecía que de verdad se estaba esforzando en aceptar a su hijo y a sus amistades, pero yo nunca había sido bueno lidiando con tanta atención.
Apenas Albus terminó su plato, me agarró del brazo y me llevó a su habitación. Enseguida comenzó una serie de quejas por tener que hacer esas actividades padre e hijo, y lo muy aburrido que era. Al escucharlo no podía evitar pensar que si yo fuera el señor Potter, me sentiría bastante mal de saber que mi hijo no valoraba aquellos momentos. No lo dije. Solo me quedé sentado en el suelo, con la espalda apoyada en la pared, viendo a Albus rabear.
Cenamos con el resto de la familia. Como siempre, fue un momento de bullicio. Estaba acostumbrado a las charlas en la mesa, pero siempre era sobre un tema que mi abuelo Lucius solía dar. Allí, en la casa de los Potter, todos los miembros imponían su propio tópico.
La señora Potter le comentaba a su hijo mayor sobre la nueva temporada de quidditch y los jugadores que estaban fichados para cada equipo. El señor Potter aportaba con pequeños comentarios a la conversación, pero parecía más concentrado en su hija, que estaba exigiendo clases de sireno. Potter seguía la conversación de su madre, se burlaba de su hermana, se echaba alimentos rojos a su plato y aún tenía tiempo para mirarme de reojo y sonreír con burla cada vez que daba un bocado. La maldita guerra de la comida recién comenzaba.
Era un poco mareante intentar seguir el hilo de todo, así que observaba en silencio. De vez en cuando le respondía a Albus, pero mi mejor amigo no necesitaba demasiada intervención para divagar sobre el siguiente año escolar y la importancia de los exámenes.
Siempre tenía la sensación de ser un intruso en esos momentos familiares. Ni siquiera Albus lograba hacerme sentir que encajaba, el chico terminaba integrándose a la conversación, aunque negara aquel hecho. No se metía en quidditch, por supuesto, pero respondía a cualquier pregunta de sus padres y discutía con su hermano mayor por cualquier estupidez. En esas situaciones empezaba a ver el abismo que había entre la familia Potter y yo.
Hubo un silencio y sentí ojos sobre mí. Levanté la vista del plato y crucé la mirada con Potter, que estaba frente mío. El joven alzó las cejas, tenía una sonrisa divertida y sus ojos brillaban con malicia.
—¿Verdad, Malfoy?
—Ah… —miré a mi alrededor y me di cuenta que mi abstracción había sido demasiada—. Lo siento, no escuché. Estaba pensando cómo Úrsula hacía pociones dentro del agua, ¿por qué el contenido de su caldero no se mezcló con el mar? Debía ser una poción bastante salada o quizás tenía aceite…
No era lo que había estado pensando, pero admitir que no los había escuchado por estar pensando en ellos me parecía un poco extraño. Claro que hablar de una escena de una película infantil tampoco era muy normal.
La señora Potter me miraba con una sonrisa tranquila, como si esperara que yo continuara hablando. Los ojos de Lily Potter brillaban, sus mejillas habían adquirido un color rosado y parecía a punto de saltar. No quise ver la reacción de los demás, pero no quería seguir mirando hacia la chica que ya había abierto la boca
—Es que en el mar…
—Le estaba diciendo a James que este año será Slytherin quien gane la Copa —explicó Albus a mi lado, interrumpiendo lo que sea que fuera a decir su hermana—. Pero James insiste en que no. ¿No te duele cargar con tanto ego, bruto?
—Albus —regañó el señor Potter.
—Juegas como buscador, ¿verdad, Scorpius? —preguntó la señora Potter—. Yo fui buscadora suplente cuando estudiaba, pero era mucho mejor como cazadora.
—Lo hacías muy bien como buscadora, Ginny.
—Eres mejor que yo, Harry —la mujer rió, tenía la misma risa que su hijo mayor, enseguida volvió a hablarme—. Me alegra saber que James no sea buscador. Tu padre y Harry pasaban más tiempo peleándose que jugando. Sería terrible que tú y James hicieran lo mismo.
Me mordí el lado interior de la mejilla, sin saber qué decir. La señora Potter parecía haber dejado la guerra atrás, siempre era amable y considerada, incluso trataba bien a mi padre. Pero era algo que no solía pasar con frecuencia en mi vida, así que, inevitablemente, me hacía sentir algo incómodo.
—Nunca sería buscador, es lo más aburrido que hay. Es un puesto sobrevalorado —se quejó Potter.
—¡James! ¿Cómo puedes decir eso? —el señor Potter miró a su hijo con el ceño fruncido.
—Es la verdad. ¡Malfoy! —no pude evitar sobresaltarme ante su llamado—. ¿Cuál fue la puntuación en el partido amistoso entre Gryffindor y Slytherin?
Lo observé en silencio, mi mente era incapaz de dar con el dato que me pedía. Ni siquiera podía pensar en ese partido en particular.
—¡Scorpius atrapó la snitch! —salió a defender Albus.
—¡Y ese es mi punto! ¿Tantos puntos por atraparla? En ese partido terminamos 200 sobre 160, a favor de Gryffindor. Slytherin hizo solo 10 puntos en el verdadero juego.
—Atrapar la snitch también es jugar, James —siguió discutiendo Albus—. ¿Verdad, papá?
—Al tiene razón, James —se apresuró a conciliar la señora Potter—. Un buscador tiene el deber de atrapar la snitch antes que el del equipo contrario, pero después de que su equipo obtenga los puntos necesarios. No es una tarea fácil.
El joven hizo un par de muecas y pinchó con el tenedor un tomate cherry.
—Si Scorpius está en el equipo, Slytherin ganará la copa —Albus parecía no querer dejar atrás aquel tópico.
—Eso será posible si no se vuelven a meter en problemas —regañó el señor Potter—. Van a entrar en quinto, tienen que prestar atención a sus estudios, es un año importante.
Era claro que por problemas se refería al giratiempos y todo lo sucedido el año anterior. Albus murmuró algo y se volvió a enfocar en su comida. La señora Potter rápido cambió el tema, hablando de las clases de sireno que su hija quería. Potter apuñaló a otro tomate, me miró y sonrió, el tipo me iba a despedazar en quidditch, sin importar nuestros puestos.
La cena continuó sin ningún otro contratiempo y la señora Potter nos dejó ir sin que nos tuviéramos que hacernos cargo de tareas domésticas. Albus me llevó al patio, ya estaba oscuro y se podían apreciar algunas estrellas. Pasamos al lado de la mesa de plástico y de la piscina para ir a la zona más alejada, Albus se tiró sobre el césped y yo me senté a su lado.
—Tienes que ganarle a James. No puedes dejar que se vaya y hayan ganado la Copa de nuevo. Tienes que darle su merecido.
—Lo intentaré.
Albus giró la cabeza y me observó fijo, su vista bajó hacia mi cuello y pude ver como su expresión cambiaba a una contrariada. Rompió la distancia entre nosotros, tirando de mi camiseta para poder mirar más de la extensión de piel. Me costó entender que Albus estaba buscando las marcas que me había dejado.
—¿Cómo las quit…?
—¡ALBUS! —Potter apareció de la nada, tirándose sobre su hermano.
—¡Sale, James! ¡Le diré a mamá que estás apareciéndote dentro de la casa!
—Técnicamente, estamos en el patio, no en la casa —el Gryffindor sonrió, lo que enfadó todavía más a Albus.
—¡Que puedas hacerlo no te da el derecho a hacerlo! ¡Vete! ¡Chú, chú!
Potter, en vez de irse, abrazó con más fuerza a Albus, frotando su mejilla contra el cabello negro de su hermano. Yo estaba congelado, me aterraba pensar que Potter me había visto tan cerca de Albus y empezara a sacar conclusiones, como también estaba aliviado de su oportuna llegada. El mayor cruzó miradas conmigo y me guiñó un ojo. Sentí la vergüenza invadirme.
El bastardo lo había visto todo. Sabía que tendría que agradecerle después, pero en ese momento solo quería que la tierra me tragara.
—¡Déjame, James!
—¡Pero si eres mi hermanito!
Albus intentó darle un codazo, pero el mayor fue más rápido y saltó hacia atrás. Hizo un comentario burlesco y volvió a aparecerse. Albus soltó un par de obscenidades por lo bajo y acabó recostándose sobre la hierba. Me mantuve sentado, sintiendo que todo había pasado demasiado rápido.
—James es un idiota.
—Lo es —concedí.
—¡Y por eso debes vencerlo en el quidditch! No soportaré escucharlo decir que salió invicto de Hogwarts.
Encogí los hombros y sonreí un poco. Albus pasó a hablar de los planes para el año entrante, los Howls que esperaba sacar, las fiestas que daríamos y la importancia de reabastecernos antes de que las vacaciones terminaran. Seguí la conversación como siempre, aliviado de que las cosas con mi mejor amigo hubiesen vuelto a la normalidad.
Al igual que los anteriores días, me puse el pijama mientras escuchaba a Albus hablar de lo que había hecho con su padre. Fui al baño un momento a lavarme los dientes y el rostro, y al regresar las tiras de luces eran de color verde. Odiaba esas luces.
—Mañana le pediré a Teddy que nos lleve a Londres.
—¿A Lupin?
—Sí, irá con James a no sé qué al Callejón Diagon. Solo le pediremos que nos deje allí y podremos comprar todo lo necesario.
Albus tomó la bolsa de tela y sacó galeones y sickles, tenía una sonrisa macabra.
—Tenemos pedidos para cerveza, whisky de fuego, mota y cigarrillos. También hubo un pedido general de otras bebidas, pero ahí podemos decidir.
Observé el oro. A nosotros no nos hacía falta el dinero, pero Albus quería hacerse un lugar en Slytherin, un lugar para ambos, y ser dealer era un buen plan que poco a poco empezaba a dar frutos.
—¿Vamos a cambiar el oro e ir al Londres muggle?
Albus volvió a guardar las monedas y asintió. Ocupado en buscar algo dentro de la bolsa.
—El señor Smith va a comprar todo —comentó divertido.
El chico sacó un bigote falso y se lo pegó sobre los labios, instantáneamente sus facciones cambiaron. Aparecieron arrugas de expresión y una barba corta que hacía juego con el bigote. Se parecía bastante al señor Potter, solo le faltaba la cicatriz y esa aura que los aurores tenían para hacerlos idénticos.
—Mejor que la poción multijugos.
—Mejor —Albus sonrió y sacó una barba—. Duran más tiempo, pero aún nos parecemos a nosotros y es fácil quitarlo con magia.
—¿Te lo dio tu tío?
Tomé la barba e intenté ponérmela, no comprendía bien cómo se pegaba y se soltó por un lado. Al menos había averiguado que mientras no estuviese bien colocada, el hechizo no se activaría.
—Se las robé a James.
Lo miré con el ceño fruncido. Según mis recuerdos, Albus ya me había mencionado que le había robado la capa de invisibilidad a su hermano, porque la combinación de su baúl era fácil.
—¿Cuándo?
—Un mago no revela sus secretos —ante mi mirada confundida, agregó—: Es un dicho muggle.
—Ah.
Volví a enfocarme en la barba hasta que logré ponérmela. Albus buscó un espejo y me lo puso enfrente. Me parecía a mi padre, no, era igual a mi padre, pero con barba. Agité la cabeza, tiré suavemente de los pelos falsos y luego me froté la barbilla.
—Parece que no se cae.
—Son perfectas, ¿verdad?
Me mordí el labio inferior, pasando la vista desde mi reflejo a los ojos verdes de Albus. No sabía cómo empezar a explicarle que su hermano era un bromista consagrado y que, por muy simple e idiota que fuera, debía haber alguna trampa. ¿Dejar prototipos de Sortilegios Weasley tan al alcance? Además, no sería James Potter quien los tendría, debería ser Fred Weasley, otro de los bromistas.
—¿Estás seguro que no va a pasar nada?
Albus rodó los ojos, soltó un suspiro exagerado, me miró y negó con la cabeza. Se me acercó para retirar la barba con cuidado y luego volvió a meterla dentro de la bolsa. Yo me acaricié la barbilla, aún intentando encontrar aquello que no calzaba. Albus bajó la intensidad a las luces y se tiró sobre la cama, quedando boca arriba. Me acomodé a su lado, suspirando.
—¿Por qué te gustan tanto estas luces?
—Hace que todo se vea con más estilo. Que las paredes y la colcha sean blancas ayudan a que se refleje y pareciera que estás en un mundo azul, verde, rojo, o lo que sea —pude sentir como encogía los hombros.
—¿Pero por qué no pusiste una? Hay un montón por toda la habitación.
—Así funciona, es una tira con varias luces. Si pusiera una, no iluminaría nada.
Pasé mi mirada por esa tira e hice una mueca. Cerré los párpados y me cubrí con el antebrazo los ojos, intentando quitar la luminosidad. No estaba seguro por qué me molestaban tanto esas luces, pero sabía que no lograría que Albus las quitara. Tampoco tenía derecho, era su dormitorio, su decisión sobre la decoración.
—Las voy a apagar, no sigas quejándote.
—No me quejo —me quejé.
Albus rió y luego de varios movimientos, se volvió a tirar sobre la cama. Me tomó el brazo y me obligó a apartarlo de mi cara. Todo estaba oscuro, la persiana cerrada tampoco dejaba que la luz exterior entrara.
—¿A qué hora saldremos mañana?
—Después de almuerzo, tenemos que lograr colarnos con James.
—¿No le dijiste a Lupin?
—Si le dijera, querría acompañarnos. Recuerda que es auror y trabaja para mi padre, no queremos que el encargado de la seguridad mágica británica sepa que somos quienes hacen entrar un montón de sustancias que son ilegales y que, además, las venden.
—¿Sabes? No había pensado en lo irónico que es que tú, el hijo del Jefe de Aurores, sea el dealer oficial de Slytherin.
—¿Qué te puedo decir? Si voy a decepcionar a mi familia, quiero hacerlo en grande.
Hubo un silencio. Yo me moví para acomodarme, tomando las mantas para cubrirme, Albus hizo lo mismo. A diferencia de la noche anterior, no estábamos pegados, durmiendo abrazados. No habría besos ni nada. Al parecer, Albus había quedado satisfecho con la cantidad de experiencia.
—¿Scorpius?
—¿Uhm?
—¿Cómo te quitaste las marcas?
Entré en pánico solo un par de segundos. Ya había preparado una excusa, no quería contarle a Albus sobre mi conversación con su hermano. ¿Por qué? No estaba seguro, en parte era porque yo no tenía derecho de exponer a Potter, tampoco quería tener una discusión con mi mejor amigo por estar "confraternizando con el enemigo", pero por otra parte, sentía que esas charlas me habían ayudado a comprender cosas de mí mismo y quería guardarlas para mí.
—Llamé a un elfo para que me trajera una pomada.
—¿Llamaste a un elfo a mi casa?
—Tuve que salir, no sabía si tu padre había puesto seguridad.
—Merlín, estoy seguro que esta debe ser una de las casas más seguras de todo Reino Unido. Correo, Red Flu y apariciones, todo absolutamente controlado.
—Tu hermano se apareció estando en los terrenos —le hice ver.
—Pero James es familia, seguro que papá modificó las protecciones para que lo dejara aparecerse. Como odio que haga eso. No lleva ni una semana con la mayoría de edad y ya me tiene harto —Albus resopló.
Sonreí y volví a buscar una posición para poder dormir.
—¿Mañana irán tus primos?
—¿Cuáles? Mi familia es grande. Y si preguntas por Rose, no, ella definitivamente no irá.
—Me refiero a los Jinetes del Apocalipsis —era un nombre tan ridículo. Mejor se ponían "Tres Weasley y un Potter" o algo así.
—Ah, no. Dominique está en Francia, Fred debe estar ayudando en la tienda y Lucy estaba haciendo algo con mi tío Percy, no presté mucho atención cuando ella y mi abuela estaban hablando. Solo va James.
—Quizás se encuentre con Weasley, Fred Weasley quiero decir.
—No… No creo. James encuentra sagradas sus salidas con Teddy. No sé qué será tan divertido, pero si suman a alguien, es a Victoire, y ella está trabajando. Así que será fácil escaparnos, Teddy sabe que no soporto a James, sabrá que solo queremos la excusa para que mi madre nos deje ir.
—¿Y no crees que sospeche? Es auror, ¿no?
—Nah, Teddy piensa que somos unos perdedores, creerá que solo queremos salir un rato.
—Bien.
—Bien.
—Buenas noches, Albus.
—Buenas noches, Scorpius.
Me acomodé por última vez, cerré los ojos y dejé que el sueño me invadiera. Ese día fue cuando comenzó todo, cuando mi vida tomó un rumbo que ya no podía cambiar. Albus lo inició, claro, pero lo que decidí hacer con sus acciones hizo que no hubiese vuelta atrás. También fue ese día cuando mi relación con James Potter inició. Ya no era solo el hermano molesto de mi mejor amigo, sino que había adquirido una categoría por sí solo, pero el tipo de relación que emprendimos me era confuso en ese momento… Siempre fue confuso con Potter.
¡Gracias por leer!
Próximo capítulo: Salida a Londres
