NEED

By Rakime

Capítulo 6.- "Sadness"


(Kurama's POV)

Esto es algo más que desesperante, mucho más, como para coger mis cabellos entre mis manos y jalarlos, mientras corro por toda la habitación, estrellándome una y otra vez en cada una de las paredes, y terminar lanzándome por la ventana cuando ésta esté cerrada…

…eh, creo que exagere un poco…

…esta bien, esta bien, exagere demasiado¡pero si es muy desesperante!.

¡Es que es algo imposible, ilógico¡simplemente no se rejuvenece varios años así como así de la noche a la mañana, sin ninguna causa, sin ninguna razón, y sin ninguna explicación¡todo acontecimiento debe de tener una causa, sino, sería como si dijéramos que se respira sin la presencia del aire!; pero como han transcurrido hasta ahora las cosas, estoy a punto de creer que en esta ocasión si se puede respirar sin oxígeno; ¿pero es eso posible, sin información, sin respuestas y sin pistas, yo creo que si. ¡Inari, ni con haber leído la mayoría de los libros, que tomé de la biblioteca de Koenma, conseguí algo, solo me he estado gastando la vista en vano.

Y he pasado cinco días así, con esta irritante incertidumbre, cinco días de mis vacaciones prácticamente perdidos, y, quizás lo más difícil de todo esto, he pasado cinco días con Hiei¡cinco días enteros¡ENTEROS!... digo, no es que no me agrade, al contrario, lo que pasa es que nunca había permanecido tanto tiempo con él, y el hacerlo ahora ha provocado que a mi cerebro cada vez le cuesta más trabajo recordar el significado de la palabra 'paciencia' y cómo es que debo aplicarla.

Me he dado cuenta de que, tal vez, Hiei tenga ligeros problemitas de ansiedad, aunque no estoy muy seguro de eso, puede ser que solo es inquieto por naturaleza y hasta ahora me he enterado de ello, o también sea que solo se esta comportando como lo que ahora es, un crío, bueno, no exactamente un crío, solo uno de apariencia… que más da.

¿Ah, pero por qué digo todo esto, pues porque en estos días me fue algo imposible mantenerlo en un solo lugar, sencillamente imposible, creo que me hubiera sido más fácil haber mantenido a Yusuke en la escuela durante todo un día que a Hiei en un mismo lugar durante cinco minutos.

Ya no podía entretenerlo con la televisión, no había ningún programa que cautivara su atención, kaasan se enteró de la clase de películas tan violentas y sádicas que él había comenzado a ver, y me prohibió rotundamente que le dejara mirarlas; yo necesitadamente hubiera ignorado esa orden con tal de que él se mantuviera quieto, pero no me gusta desobedecer a mi madre, ya mucho peso de conciencia tengo con haberle estado mintiendo mucho últimamente por esta situación.

Le pedí prestada a Yusuke su consola. Tenía la pequeña esperanza de que a Hiei le gustaran los videojuegos a pesar de que ninguna 'tonta cosa ningen' le pudiera parecer divertida, y para mi asombro y alivio si le agradaron. Me tomó algo de tiempo explicarle que eran exactamente lo videojuegos y cómo es que se usaban los controles, pero valió la pena. Claro, eso pensé antes de ver que en cuestión de docenas de minutos dejó abandonado el aparato, y no porque no le hubiera entendido a la dinámica del juego ni porque no hubiera podido avanzar de nivel - eso fue pan comido para él, ya que se trataba de un juego de peleas , sino con la excusa de que todo se veía muy falso, así no le incitaba a jugarlo. Me dijoque debería de verse como se le salían los órganos y se desprendían las extremidades a los 'monitos' cuando los mataban, no solo verse un charquito rojo simulando sangre. No sé por qué, pero estoy comenzando a pensar que Hiei es un poquito sádico.

Y así fui intentando varias cosas, desde entretenimiento para adolescentes y personas adultas – juegos de mesas, libros - hasta diversiones para infantes – libros de colorear, pequeños juguetes , pero nada, absolutamente nada lograba combatir su inquietud y ansiedad, ni sus constantes 'me quiero ir' o 'déjame ir'; y honestamente no le culpo ni me enojo ya que se que de por si el ningenkai es algo aburrido, para un youkai como Hiei lo es aún más. Por supuesto que eso no quiere decir que me agradara el hecho de que estuviera cambiando de lugar y molestándome a cada minuto.

Tal vez dirán: '¿y por qué, si te causaba muchos problemas con su inquietud, simplemente no lo metías a la cuna y asunto arreglado?', y esa es una buena pregunta y también una muy buena solución, pero ¿por qué no la lleve acabo a pesar de que lo había pensado con anterioridad, muy simple, porque Hiei sigue con la tonta, pero a la vez, graciosa idea de que la cuna es una mini-cárcel, y por nada del mundo podía dejarlo adentro no importando que ahora yo era más grande que él; con solo decirles que en las noches tenía que esperar a que estuviera profundamente dormido para poder ponerlo dentro, y pobre de mis oídos si se llegaba a despertar cuando estaba en proceso de hacer esto, porque me armaba un escándalo tremendo.

Y la situación continuó de esta manera, en cierta forma, tan molesta para mi; hasta que por fin se encontró un hobby que lo mantuvo ocupado, uno muy extraño si me lo preguntan, pero con tal de que me dejara leer en paz, no le dije nada ni le prohibí hacerlo. Aunque aún me sigo preguntando si solo lo hacía con esa intención, la de no aburrirse, o por simple curiosidad. Bueno¿y cuál era ese hobby, el de registrar mi cuarto, mis cosas.

Primero empezó a hojear mis notas y alguno de mis libros del colegio, pero rápidamente desistió, ya que, según él, todo lo que los humanos aprenden son solamente estupideces y pérdida de tiempo. Incluso me regaño por invertir este último en estudiar todo eso, que de nada me servían las 'matamíticas' en el Makai, donde yo debería de estar, que ni modo que fuera restando los youkais que matará de los que habían con vida; o la 'antomonía', ya que al matar a alguien, no iba a estar pensando en que órgano o hueso iba a dañar. Y por un buen rato me estuvo dando 'reprendidas' por el estilo, le encontró un 'pero' a todas las materias, yo solo le seguía la corriente, reprimiendo las carcajadas que se acumulaban en mi garganta por oír sus incoherentes y graciosas ocurrencias, mientras trataba de continuar con mi lectura.

Después su atención se enfocó a los CDS de música que poseo. Esos si que lo intrigaron por completo, simplemente no lograba comprender cómo es que se podía escuchar música a través de ellos, me reclamaba que, por más que se los acercaba al oído, no podía escuchar nada, pero yo algo irritado y desesperado porque se callara y me dejara leer en paz, solo lo ignoré, acción de la que me termine arrepintiendo muchísimo, ya que Hiei terminó partiendo un disco en dos, excusándose con que creyó que de esa forma por fin saldría la música que se encontraba grabada en ellos. Solo resoplé, había roto uno de mis favoritos, pero en parte había sido mi culpa, así que me resigné y le preste y enseñe a usar mi discman, pero también desee no haberlo hecho, ya que ahora que escucho los discos se oye como si los cantantes fueran tartamudos de lo rayados que quedaron.

De ahí paso a inspeccionar mi ordenador, pero lo retiré enseguida ya que intentó abrir el CPU, y eso si no puedo permitir que lo rompa, mi madre me mataría – literalmente –. Pero eso lo molestó, así que no tuve más opción que enseñarle a usar la computadora – con tantas enseñanzas, no me extraña que aún no haya terminado de leer los libros , obvimente solo le enseñé a muy grandes rasgos. Confiado de que si había aprendido lo suficiente como para dejarlo que la usara él solo, regresé a mi lectura, y la primera vez que eché un vistazo a lo que hacía, casi me caigo de la silla al ver el monitor repleto de ventanas abiertas de, ejem, pornografía. Velozmente me levanté y me dispuse a cerrarlas, pero por cada una que cerraba, me aparecían cinco más, Hiei solo me miraba sumamente confundido y me preguntaba que eran esas cosas, yo solo me limitaba a contestarle que eran cosas malas - aunque dudo rotundamente que no supiera de que se trataba - y para contribuir a mi suerte, kaasan entró en ese momento a mi cuarto, y me dio tremenda reprendida por andar viendo eso y más enfrente de un crío. Me costo mucho trabajo convencerla de que solo había sido un malentendido.

Luego se dedicó a hurgar en todos los cajones y el closet de mi habitación, pero al no encontrar nada interesante, nuevamente volvió a quedar completamente aburrido.

- o - o - o - o - o - o - o - o - o - o - o - o - o - o - o - o - o - o - o - o -

"Kurama…¡Kurama!... ¡Kurama, hazme caso, te estoy hablando! – se escuchó la voz de un niño gritar desde la cama, lo cual provoco que el zorro fuera arrancado súbitamente de sus pensamientos.

"¿Eh¿mande¿qué me decías? – preguntó algo ido.

"¡Qué me prestes atención! – volvió a pedir el pequeño youkai, frunciendo aún más su ceño.

"Lo siento, estaba pensando en otras cosas y no te escuché¿qué querías?" – habló sonrientemente

"Me estoy muriendo de aburrimiento" – le informó en un tono desesperado, mientras se dejaba caer hacia atrás, quedando totalmente tumbado sobre la cama.

"No es nada nuevo Hiei, me lo has estado diciendo cada cinco minutos estos últimos días, y como siempre te digo¿qué puedo hacer yo, te he ofrecido miles de posibilidades para que te entretengas, pero no aceptas ninguna"

"¡Porque todas son aburridas!"

"Pues entonces eso ya no es mi culpa... mira, deja que termine de leer este libro, ya es el último y me falta poco, y ya veo que hacemos para quitarte ese aburrimiento¿si?"

"¡Me quiero ir!" – dijo con impaciencia.

"Ay Hiei, ya empiezas de nuevo con eso" – Kurama resopló algo molesto

"¡Pues es que ya me harte de estar aquí!"

"Eso lo sé perfectamente, tú te has encargado de informármelo diariamente, no olvides eso, y tú sabes que no puedes irte, así que ya deja de decir eso por favor"

"¿Por qué no!" – demandó con disgusto

"Por Inari Hiei¿cuántas veces tengo que repetírtelo, es imposible que te vayas de aquí en el estado en el que estas, te matarías en las escaleras antes de poder llegar a la puerta, y si de casualidad lograrás hacerlo¿a dónde irías, o mejor dicho¿a dónde podrías ir¿al Makai, si, ya quisiera ver cómo llegarías allàpero no, ni siquiera ibas a poder acercarte ahí, alguien te vería afuera en la calle y seguro que te cogería, ya que no es nada común ver a un crío de tu edad yendo solo por la calle, pensaría que andas perdido y te llevarían, hum, que se yo, a un orfanato o a la estación de policías, y volverías a estar encerrado hasta que yo fuera por ti, cosa en la que tardaría porque comprenderás que ahora no es nada fácil encontrarte" – el youko explicó con la esperanza de que esto aplacara de una buena vez a Hiei.

"¡No me importa¡te estoy diciendo que ya estoy muy harto de permanecer aquí!"

"Y yo te estoy diciendo que ya lo sé, pero no tienes más remedio que aguantarte... y por favor, ya mantente calladito para que pueda terminar de leer¿si?" – ordenó en un tono muy pacífico, pero no recibió respuesta alguna. Suspiró profundamente y volvió su atención al libro que yacía sobre el escritorio frente a él.

El demonio de fuego ahora se encontraba mucho más enfadado, obviamente no le agradó en lo absoluto la respuesta que recibió. Ya había esperado mucho tiempo así y en verdad que se encontraba cansado de oír al zorro decirle que esperara al menos un día más, y esperando día por día, había pasado ya casi una semana.

Se levantó y bajó de la cama lo más rápido y silenciosamente que pudo, sin despegar la vista de la espalda de Kurama, para que así, cuando este volteara a mirarlo, tuviera la oportunidad de esconderse enseguida. Caminó hacia la ventana y se detuvo al pie de esta, meditando en como podría llegar hasta ella. ¡Maldición! Otra cosa por la que odiaba estar en el cuerpo de un niño, ni parándose de puntitas lograba rozar el marco, y peor aún, si estuviera en un estado normal con un pequeño salto podría salir, pero ahora, ni esforzándose hasta los límites, no podía despegarse más allá de diez centímetros del suelo.

Al transcurrir de algunos minutos, ante sus ojos tomó espacio una silla que se encontraba muy cerca de la ventana. Una sonrisa maliciosa se dibujo en su carita mientras ya empezaba a empujar el mueble hacia donde lo necesitaba para salir, teniendo el extremo cuidado de no hacer ningún mínimo sonido para que el kitsune no descubriera lo que estaba apunto de hacer.

Subió con dificultad a la silla, y se detuvo para poder recuperar el aliento, para a continuación pasar a trepar el respaldo de la silla y así poder alcanzar el borde de la ventana, la cual era su única salida...


El pelirrojo pestañeo varias veces mientras levantaba sus brazos con la intención de estirarse, el mantener la vista fija por un largo lapso le ocasionaba una ligera jaqueca. Se inclinó un poco hacia atrás, hasta que la silla quedó sostenida por solo dos patas traseras, y empezó a divagar un poco. ¡Ah! – suspiró – por lo menos no había ningún ruido que lo tensara más, ya era un buen tiempo desde que la habitación no se encontraba así de silenciosa, y verdaderamente extrañaba eso... pero... ¿por qué había tanta quietud?. Desde que el ex -koorime permanecía ahí eso se había acabado en lo absoluto, entonces... si está Hiei no hay quietud ni silencio, y si hay estos dos últimos... ¿no está Hiei?...

Giró velozmente la cabeza sin titubeos – estuvo a punto de caer de la silla por esto – y su respiración y corazón se detuvieron al darse cuenta de que la cama, donde se supone que se encontraba el ojos carmesí, estaba vacía.

" ¡HIEI!" – gritó al descubrir que este ya se hallaba muy cerca del marco de la ventana

El pequeño youkai estaba tan concentrado en lo que se encontraba haciendo, que el alarido del zorro lo asustó, incitando a que perdiera el equilibrio, y al estar sujeto al respaldo de la silla, esta también perdió el equilibrio y se balanceó a todo lados; y tal parecía que Hiei iba a terminar cayéndose por la ventana, pero para fortuna – y alivio – de Kurama, finalizó sobre el suelo.

El mitad ningen al instante se acercó y lo recogió, retirando antes la silla que cayó encima de él, y luego de tomar asiento en la cama, comenzó a hablar en un tono muy, muy alto y firme...

"¿Pero en qué rayos estabas pensando¿En qué estabas pensando¿eh¿Cómo se te ocurrió hacer semejante barbaridad¡maldición Hiei¿cómo quieres que te diga o te explique que no te puedes ir¡NO PUEDES¡N-O-U-E-D-E-S¡métete bien eso en la cabeza¡y no es porque yo no quiera dejarte ir, también entiende eso¡yo no gano ni pierdo nada si tu te vas o te quedas¡puedes escaparte si quieres, pero el perjudicado vas a ser tu¿por qué no captas eso!... A ver, dime, después de trepar la silla y llegar a la ventana ¿qué ibas a hacer¿eh¿lanzarte y caer al piso así como así¿o es que esperabas volar!. ¡Inari, te pudiste haber matado¡por favor piensa en las consecuencias de tus actos antes de llevarlos a cabo¡no tienes más opción que quedarte aquí, se que estas muy aburrido, pero no hay más remedio!... Yo estoy haciendo todo lo posible para que regreses a la normalidad, pero no soy ningún mago ni ningún dios, no puedo hacerlo en un segundo, tengo que investigar¡y todo esto que haces solo me atrasa!; así que de ahora en adelante te estas quieto, y no quiero oírte decir que te quieres ir ni que intentes hacerlo¿me explico! – preguntó, llenando de oxígeno sus pulmones todo lo que pudo, había perdido mucho al decir todo esto de un solo jalón. Hiei solo se quedó ahí, tieso, sobre las piernas de un youko que desconocía en esos momentos, sin mencionar palabra alguna – "¡Contéstame!" – ordenó

"Si" – habló en un tono de voz apenas audible, luego de haber tenido un ligero sobresalto ya que una vez más el ojos esmeralda lo había asustado con su grito.

"Eso espero... y ahora dime¿te lastimaste¿dónde?" – interrogó fríamente.

El joven demonio colocó con timidez su mano sobre su tobillo derecho, y casi instantáneamente el pelirrojo tomó éste entre sus manos y empezó a tallarlo sin ninguna delicadeza, pero tampoco con brusquedad. Se hallaba sumamente molesto, más consigo mismo que con su invitado. Era completamente consciente de que éste era muy terco y por una u otra forma siempre trataría irse de allí, eso no podría evitarlo, así que era su total responsabilidad el cuidar que al menos no se causara ningún daño en sus intentos de escapes. Y esta vez, por estar distraído, Hiei por poco y se lastima gravemente. El solo hecho de pensar en eso le hacía enfadarse aún más.

Comenzó a sentir como el 'crio' sobre sus piernas se estremecía tenuemente.

Lo observó disimuladamente.

Se dio cuenta de que tenía las manos empuñadas fuertemente, además sus labios se encontraban curveados y temblaban quizás a causa de que eran obligados a mantenerse pegados, y dos pequeñas lágrimas se asomaban por sus pequeños rubíes a pesar de que se notaba que trataba de contenerlas.

Intentó de deshacerse de todo ese mal humor y enojo que había invadido su cuerpo y recuperar la pasividad y amabilidad con la que acostumbraba a tratarlo.

"¿Te duele mucho?" – el 'antiguo jaganshi' negó dócilmente con la cabeza – "¿entonces?" – volvió a recibir una negación – "dime que tienes" – pero siguió sin recibir una respuesta concreta.

Inició a sobarlo dócilmente, de seguro que lo estaba lastimando más y por temor no se lo informó.

Pero aun así no se tranquilizaba.

Entonces… ¿qué era lo que le disturbaba de esa manera?...

Un momento…

…¿acaso podría ser eso?... ¿será que este comportamiento tan extraño había sido provocado por la manera tan brusca en que le había gritado y regañado?... No. No podía ser eso. Se trataba de Hiei, y lo conocía muy bien como para asegurar que no lo inmutaría algo tan simple… pero… aunque se trataba de Hiei, era ahora un crío y, por lo tanto, era probable que le afectaran este tipo de cosas… bueno, no era precisamente un crío… bueno, si lo era… ¡bah, eso ahora no tenía importancia.

"Eh… oye Hiei, lo siento, no debí gritarte de esa forma…" - que más podía hacer, sino disculparse.

"Estoy harto…" – le informó, interrumpiendo a Kurama.

"Lo sé"

"¡No, no sabes¡siempre dices que lo sabes, pero no es cierto, no sabes absolutamente nada!... No sabes que es tener que permanecer en un lugar forzosamente" - expresó manteniendo los dientes juntos al hablar por rabia, empuñando todavía más sus manos, a tal grado que sus nudillos se tornaron sumamente blancos – "No sabes cómo es sentirse absolutamente un inútil, no poder hacer casi nada por tu cuenta, tener que esperar a que alguien más lo haga por ti… a duras penas poder caminar y a cada rato perder el equilibrio y caer de lleno al suelo. Tener hambre y no poder ir a buscar algo que comer, es más, hasta tener que humillarse permitiendo que te den de comer como si fueras un idiota. No poder dormir en una estúpida cama sin caerse, tener que dormir en esa tonta cárcel, como si te estuvieran castigando por algo sin haber hecho nada. No poder decidir, tener que hacer lo que me digan e ir a donde me lleven… ¡Es más, ni siquiera poder ir al baño!... no puedes saber nada de eso porque no lo has experimentado¡ASI QUE DEJA DE DECIR DE UN JODIDA VEZ QUE ME ENTIENDES! – terminó de decir mientras brindaba una mirada fría a su compañero, sus carmesíes algo húmedos.

"Oh Hiei… lo siento tanto"

"¡Déjame!" - exigió en cuanto el youko trató de abrazarlo – "¿Qué es lo que sientes?... ¿el que yo esté así o el que me hayas mentido?"

"¿Mentido¿yo?"

"¡Si¡me dijiste que encontrarías la forma de regresarme a la normalidad, y hasta ahora sigo igual!"

"Hiei, es que eso no está en mis manos. Qué mas quisiera yo que encontrar la manera de componer esto, pero no tengo ni la mínima idea de cómo, no venía absolutamente nada en los libros que he leído" – se excusó, permitiendo que el youkai se bajara de sus piernas y avanzara hasta el centro de la cama.

"Solo déjame en paz" – pidió en tono triste y enfadado, hundiendo su semblante en una almohada.

"Mira¿qué te parece si hacemos un trato?... permanece aquí quieto, tranquilo y sin moverte y yo te prometo que en máximo tres días todo esto terminar¿sí?" – Hiei asintió con la cabeza levemente – "Bien" – sonrió perezosamente, mientras le daba una caricia en la cabeza, siendo rechazado, instantáneamente.


Abrazó la almohada con todas sus fuerzas. Sentía como ese sentimiento de inutilidad le oprimía las entrañas, a tal grado que tenía unas inmensas ganas de gritar hasta quedarse afónico; ganas de golpear su cabeza las veces que fueran necesarias para quedar inconsciente y no pensar en nada al menos por un rato; y, aunque quisiera hacerse a la idea de lo contrario, tenía ganas – por primera vez en su larguísima vida – de llorar. Así de lejos había ido su desesperación. Evidentemente está por demás decir que nunca se permitiría rebajarse a tan humillante acción – ya mucha vergüenza y disgusto tenía con lloriquear escandalosamente, sin poder evitarlo, cada vez que se lastimaba o caía –.

Respiró lenta y profundamente. Debía recobrar la compostura, era algo sumamente indignante y degradante ponerse en ese estado tan penoso, pero más irritante era haberse puesto de esa forma delante de alguien. Ni perder contra un 'ningen' – Yusuke – pudo herir su orgullo tanto como esto.

Definitivamente esto no terminaría aquí.


(Kurama's POV)

¡Rayos, ahora me siento horrible. Creí que solo era un capricho lo de negarse a permanecer quieto, nunca me hubiera imaginado que se sintiera de esa manera. Me hace tener un sentimiento de culpa a pesar de que yo no fui el causante.

Aunque… no sé… quizás él tenga razón en algo. Le he prometido diariamente que localizaré una solución, y no lo he hecho. Ahí sí que soy culpable, por esperanzarlo falsamente.

¿Pero en dónde malditasea está la procedencia de esto?. ¡Ya no sé en dónde más puedo buscar¡en estos tontos libros no encontré nada!. Debe haber algo que justifique esto. ¡Tiene que haberlo!. El problema es cómo hallarlo… pero lo haré, decisivamente lo hallaré, no me importa tener que buscar en toda mar o tierra de los tres mundos. Prefiero eso a permitir que Hiei siga sintiéndose mal.


"Suichii, hijo¿estás aquí?" – Shioro preguntó, mientras se adentraba a la alcoba de su vástago, llevando bajo el brazo a un fastidiado Hiei.

"Claro que si mam�¿por qué?" – Kurama resultó confundido ante tal interrogante, pero al ver al acompañante con el que venía su progenitora, sus ideas se aclararon.

"Porque éste pequeño travieso estaba a punto de rodar por las escaleras… te lo vuelvo a decir Suichii, a un niño no le puedes quitar los ojos de encima ni por un segundo, con un solo pestañeo basta para que se te desaparezca" – le reprendió, dócilmente, pero le reprendió.

"Lo lamento, no volverá a suceder" - el youko se disculpó educadamente, lanzándole una mirada un poco rencorosa al ojos rubí, quien se limitó a cruzarse de brazos y mostrarle su lengua en señal de ofensa.

"No tienes que disculparte, solo procura tener más cuidado" – la mujer sonrió calidamente – "Aquí vas, pequeño" – habló en un tono infantil, colocando al demonio de fuego dentro de la cuna. Indudablemente, cuando su madre ningen abandonara el cuarto, el zorro iniciaría a oír sus quejas y reclamos. – "Hum, hace un par de días que tengo ésta curiosidad… ¿por qué te la has pasado leyendo todos esos libros?" – interrogó, parándose junto al escritorio y echándole un vistazo a los objetos de su incertidumbre.

"Eh… err… ¿cuáles?... ¿éstos?" – los señaló con nerviosismo.

"Si"

"Son… bueno… son… eh… pues estos libros son… son libros que saqué de la biblioteca de… de la biblioteca del instituto" – incredulidad en su contestación.

"¿Y para qué?"

"Pues para… tú sabes… eh… solo para enterarme un poco de lo que me enseñarán el próximo ciclo escolar y continuar con mi buenas notas como hasta ahora" - una, dos, diez, quince, realmente había perdido la cuenta del número de veces que le había mentido ésta última semana.

"Ay hijo, me hace inmensamente feliz que seas tan responsable en todo, pero por favor no te excedas, disfruta tus vacaciones, que bien merecidas te las tienes¿si?" – Shiori otorgó una pequeña caricia a la cabeza de su hijo.

"Si, te prometo que lo haré"

"Bueno, yo seguiré preparando la cena… en menos de una hora se lavan y bajan a la cocina"

La habitación quedó ocupada nuevamente por dos sujetos. El mitad ningen se incorporó y caminó hacia la cuna cuando el 'crío' exigió ser extraído de allí. Reposó sus brazos cruzados sobre el barandal, y, encima de estos, su cabeza. Dio un largo suspiro y posteriormente sonrió para sí mismo. Hiei era como era, y no cambiaría por nada ni por nadie…

"¡Sácame de aquí ya!" – demandó otra vez.

"¿No habíamos quedado en que te quedarías quieto?" – indagó con tranquilidad.

"¡Sácame!"

"Primero contéstame"

"No" – respondió secamente.

"¿No qué?" – siguió conservando la calma, sin darle importancia al ceño de su amigo, el cual se fruncía más y más, hasta arrancarle una débil y silenciosa risa puesto que le llegó a parecer graciosa el contraste entre una inocente faz infantil y una expresión de extremado enfado.

"Deja de hacer el idiota y obedéceme"

"¿Sabes, te ves muy tierno cuando pones esa expresión de enojo" – declaró sonrientemente, ignorando las peticiones del ex-koorime.

"¡Tierna de voy a dejar la cara de todos los golpes que te daré si no me sacas de aquí en este mismo instante!" – amenazó, mientras tomaba entre sus manos dos mechones de pelo del youko, tirando firmemente de ellos.

"¡Ah, Hiei¡pero que maña de jalarme el cabello!"

Vacilando, lo cogió en brazos y, una vez fuera de la cuna, lo depositó en el suelo, mismo lugar donde él tomo asiento, con su espalda recargada a un costado de su cama. Por unos cuantos segundos pareció ido, como si su cuerpo estuviese inhabitado; su vista perdida en el vacío, pero su rostro en ningún momento perdió una expresión pensativa.

"¡Hey, hey, tu no vas a ir a ninguna parte" – Kurama llevó su mano hasta la playera del youkai y tiró de ella, obligándolo así a sentarse junto a él.

"¡Oye!" – reclamó – "si quieres que me quedé aquí admirando tu ser, estás idiota"

"No, quiero hablar contigo seriamente"

"Pues yo no quiero" – dijo mientras cruzaba sus brazos y giraba su cabeza en dirección apuesta al zorro.

"Pues aunque no quieras, además, es para tu beneficio… necesito que me digas con total exactitud qué hiciste el día previo a que te pasara esto" – su manera de hablar se oyó muy formal.

"¡Joder kitsune, te lo he dicho miles de veces¿cuántas más tendré que repetírtelo!"

"Solo una vez más, te lo juro, pero dímelo detalladamente, descríbeme cada minuto"

"¡Pero es que no hay nada que describir, fui a un parque, de ahí al templo de Genkai y por último regresé aquí¡eso es todo!"

"Hum, a ver, a ver¿en cuanto saliste de aquí te dirigiste al parque?" - el pelirrojo preguntó con serenidad.

"¡Si!"

"¿Sin detenerte en lo absoluto en algún otro lugar?"

"¡Si!" – evidentemente Hiei estaba comenzando a desesperarse.

"Ok, ok… ¿y qué hiciste en el parque?"

"¡Nada!"

"¿Y cuánto tiempo permaneciste ahí?"

"Yo que sé… toda la mañana, quizás menos, quizás más, no lo sé"

"¿Estuviste toda la mañana en un parque sin hacer nada?" – la voz del pelirrojo denotaba incredulidad.

"¡Si!"

"¿Estas seguro?"

"¡Que si!... ¿qué se supone que haría en un tonto parque ningen, nada… si acaso pensar en tonterías y ya" – si sus ojos lanzaran cuchillas, el youko ya tuviera encima cuando menos mil puñaladas.

"De acuerdo, de acuerdo… y, exactamente¿en qué lugar estuviste?"

"Sobre un árbol, como de costumbre" – se detectó una pizca de sarcasmo en su hablar.

"Hum… ¿y no viste nada extraño en ese árbol, o a tu alrededor?"

"¡No!... bueno, ahora que lo mencionas, si" – el zorro se alegro¡por fin, una pista!.

"¿Qué!"

"Ví…" – el semblante del ex-jaganshi se tornó un tanto reflexivo – "… ví… ví en el árbol… hojas verdes, y, a mi alrededor, a niños… con… con una cabeza, dos pies y dos brazos" – la reflexión pasó a ser ironía.

"¡No juegues con eso Hiei!" – le regañó con aires de enfado.

"Pues deja de preguntar estupideces¡si hubiese viste algo raro, lógicamente te lo hubiera dicho antes!"

"Es que puede que lo hayas olvidado o que no le dieras mucha importancia"

"Hn" – resopló con irritación.

"Bien, entonces en el parque no pasó absolutamente nada… ¿de ahí te pasaste inmediatamente al templo de Genkai?"

"Si kitsune, si. Me fui directamente allí, no entré, también me la pasé sentado sobre un árbol, sin hacer nada y así permanecí hasta que oscureció. De ahí, regresé a tu casa, entré por la ventana, me deshice de mi katana y mi capa, me acosté sobre la cama y me dormí. ¡Y no, no noté definitivamente nada fuera de lo normal en todo ese lapso de tiempo!" – contó todo esto de un solo respiro.

"¿Estás completamente en lo cierto?"

"¡Si, si, si y si!"

"¿Segurísimo?"

"¡QUE SI, MALDITASEA!" – definitivamente había llegado al borde de la desesperación.

"¿Inari, entonces que rayos sucedió!" – ahora, el que comenzaba a desesperarse era Kurama – "¿Estás cien por ciento convencido de que no hubo nada raro?"

"¡SIIII!"

"Pero no te enojes Hiei"

"Es que me desesperas y exaltas, si te estoy diciendo que no¡es no!"

"Ya lo sé, yo también me encuentro desesperado… forzosamente tiene que haber pasado algo ese día que ocasionara esto y tengo que averiguar qué fue… puede ser una insignificancia, algo que realmente no recuerdes, y es por eso que te pregunto y te pregunto, no lo hago para fastidiarte"

"Hn"

"A ver, piensa Kurama, piensa, piensa, piensa" – una vez más habló para si mismo.

"Ya suéltame" – el 'niño' solicitó al recordar que aún continuaba siendo sujetado de la playera.

"Espérate tantito por favor, sigo pensando"

"Pues ya deja de pensar"

"¿No… no te topaste con algún humano o youkai extraño?"

"No"

"¿Tuviste algún malestar?

"No"

"¿Comiste algo?"

"Creo… creo que no" – contestó dudosamente.

"¿No comiste en todo el día?... eso no es posible, eres un glotón" – le dijo risueñamente

"¡Eso no es verdad!" – reclamó con molestia.

"Oh, claro que si, ésta barriguita no la tienes por arte de magia" – Suichii se tomó la libertad de acariciar ésta misma, pero al hacerlo, recibió una patada por parte de Hiei,

"Si la tengo, es porque tu madre se empeña en darme de comer a todas horas del día" – le explicó, evidentemente fastidiado por lo cierto de su enunciado.

"Bueno, bueno, eso no importa ahora. Respóndeme¿comiste o no?"

"Te he dicho que creo que no"

"Y yo te digo que eso no es posible, tuviste que comer algo"

"Si sabes que tuve que comer¿para qué demonios me preguntas?"

"Por favor Hiei, deja de andar con sarcasmos y cosas por el estilo, esto es en serio y para tu beneficio" – heroicamente trataba de conservar la calma.

"Ya, ya, eso me lo has dicho tantas veces que ya estoy pensando que eres un retardado" - comentó maliciosamente.

"Contéstame" – exigió, ignorando el comentario.

"Comí una fruta, supongo" – por primera vez manifestó con seriedad.

"¿Una fruta?... ¿de dónde sacaste tú una fruta?"

"La llevaba en el bolsillo, ni siquiera me acordaba de que la tenía, la he de haber encontrado en el Makai antes de venir para acá y pues la cogí"

"Con que una fruta del Makai, eh… no sé, pero esto me provoca una corazonada… ¿y de qué clase era?"

"No sé, nunca la había visto, te digo que la hallé por casualidad"

"¿No sería la que yo ocupo para regresar a mi forma de youko?"

"No, para nada… ésta era amarillenta con pequeñas manchas verdes, y con una forma poco común, más cuadrada que circular… aunque no estoy muy seguro de su apariencia, no acostumbro a usar mi memoria gráfica con una fruta" – comentó esto último con sarcasmo.

"Tengo… tengo la sospecha de que esa fruta tiene mucho que ver con lo ocurrido"

"¿Tú crees?" – se pudo observar un tenue resplandor en sus rubíes.

"Si… mañana mismo iré otra vez a la biblioteca de Koenma e investigaré sobre ella"

"Por supuesto que irás a investigar, recuerda que me prometiste que en tres días ya me regresarías a la normalidad"

"Y tu prometiste quedarte tranquilo y no lo hiciste" – le recordó, brindándole una mirada muy poco amistosa.

"Pero eso no cuenta"

"¿Y por qué no?" – preguntó extrañadamente.

"Porque yo lo digo" – dijo con dotes de superioridad. Kurama suspiró – "Y ahora si suéltame"

"No"

"¿Por qué no¿Es qué acaso me vas a seguir interrogando!"

"No"

"Entonces ya deja de sujetarme" – exigió mientras trataba de gatear lejos del zorro, pero este rápidamente lo tomó en brazos y se puso de pie.

"No, porque ya vamos a ir a cenar"

"¡Ah no¡no quiero, esa ningen me da comida que se ve, huele y sabe horrible!" – se quejó en forma caprichosa.

"Tendrás que aguantarte"

"¡No quiero!... ¡Kurama!... ¡No!..."

Y el cuarto quedó inhabitado. Las escaleras fueron disturbadas una vez más por un joven, el cual solo sentía escalofríos al pensar en todo lo que sucedería mañana.

Continuara…


¡Ah, Dios, por fin terminé este capítulo¡es un milagro!.

Primero que nada, me disculpo con aquellas personas que aún seguían esperando la continuación de este fanfic (si es que las hay ..), pero es que mi PCsito paso a otra vida y me fue algo imposible escribir este capítulo antes… ya sé, ya sé, existen los cibers, pero también existe el internet y la distracción, jejeje…

Juro… prometo… espero nn' no tardar en la próxima publicación… ejem, claro, si aún quedan personas interesadas xx.

Creo que no me dará tiempo de responder los reviews, y es porque, aunque tengo ordenador de nuevo, el internet aún no me llega T-T. Así que me limitaré a agradecer a todos por su paciencia, por sus atenciones en mandar sus comentarios y sus molestias al preguntar si tendría continuación. ‚¡Arigatou! (¿se escribe así? X.x)… me ha afectado el estar mucho tiempo lejos del mundo cibernético… -.-

PD¿Por qué fanfiction sube todo con tantos errores O.o?