NEED

By Rakime

Capítulo 7.- "Desire Fruit"


(Kurama's POV)

Hoy si que madrugué, me he despertado alrededor de las siete, y esa es una hora muy temprana para estar de vacaciones; he tomado una rápida ducha, – solo para deshacerme de la cara perezosa que seguramente tenía –; y me he vestido velozmente con lo primero que encontré en mi guardarropa. Y todo esto lo realicé sin hacer ni un mínimo ruido, para evitar de ésta forma que Hiei se despertara. Voy a ir donde Koenma, a regresarle sus libros y a investigar sobre aquella sospechosa fruta que posiblemente es la causante de este acontecimiento. Y si Hiei se percata de que me voy, sin duda alguna querrá irse conmigo, solo por no quedarse aquí con kaasan – sigo sin entender por qué ella no es de su agrado –, y yo no puedo llevarlo, ya mucha carga tengo con ese montón de libros, aparte de que tal vez me cause problemas.

Terminé de empacar todo en la mochila, - Inari, pareciera como si llevara una roca dentro de ella –, me coloqué la chaqueta y me acomodé un poco el cabello. A pesar de que me he apurado, ya he perdido casi una hora. Cierro la ventana y acomodo la mochila sobre mi espalda, - si que pesa a horrores, espero que no se rompa a consecuencia de esto –. Camino sigilosamente hacia la puerta, pero antes de salir un ruido me detiene, el sonido de una campanilla para ser exacto…

… ¿una campanilla¿por qué se oye el ruido de una campanilla?... ¡rayos¡se me olvidó desactivar el despertador!.

Sin titubeos me lancé sobre la cama, estiré mi mano y de un ligero golpe apagué el aparato. Fue hasta después que me di cuenta que traía cargando un 'mundo'… mis pulmones perdieron un poco de oxígeno…

Me puse de pie y, de puntitas, me dispuse a salir de aquí, antes de que Hiei abriera los ojos y me descubriera…

"¿Kurama?" - ¡demonios, demonios¡demonios! – "Kurama¿a dónde vas?" – me preguntó, provocando que me detuviera, en un tono somnoliento mientras se sentaba y frotaba sus ojos con sus manos – "Eh… voy… voy con Koenma… ya… ya te lo había dicho ayer" – le respondí dudosamente.

"¡Ah no, yo quiero seguir durmiendo" – me reclamó

"Pues vuelve a dormir y asunto arreglado"

"Kitsune no baka¿cómo me voy a dormir si ya nos vamos?... ¿O aún no?"

"Eh, yo ya me voy, pero… tú puedes seguir durmiendo porque no irás" – le informé con cierto temor por su futura reacción.

"¿Cómo que yo no voy a ir!" – preguntó con enfado y asombro, incorporándose velozmente y tratando de que su cabeza sobrepasara los barandales de la cuna.

"Si, no vas a ir. Tengo que llevarme todos los libros que le pedí prestados, y tú has visto cuantos son, así que no puedo cagarte, me es imposible"

"¡No tienes por qué cargarme, yo puedo ir caminando!"

"Si te llevo caminando, tardaremos un día en llegar allá" – solo observé como una pequeña vena sobresalió de su frente al escuchar este comentario – "además, seguro que me darás problemas"

"¡No me importa, no me quiero quedar aquí, seguramente tu madre me va a estar molestando como lo a hecho hasta ahora"

"No es verdad, ella no te ha estado molestando, es solo que tú eres algo antipático" – y otra vena más adorno su faz.

"¡Yo no soy antipático, ella SI me molesta, y yo NO te causaré ningún problema¡así que ahora mismo me sacas de aquí porque voy a ir contigo!" – ya no se si había venas en su frente, o frente en sus venas…

"Ya te he dicho que no vas a acompañarme y punto, fin de la discusión" – dije lo más firme que puede.

"Suichii¿por qué se oye tanto ruido? – preguntó mi madre mientras abría la puerta y entraba a mi habitación, antes de que a Hiei le diera tiempo de reclamarme. Agradezco mucho que su jefe le haya dado libre lo que resta de la semana, sino, me vería forzado a llevarlo conmigo – "Mira, ya hasta despertaste a este pequeño travieso" – mencionó en un tomo muy dulce, acercándose al 'pequeño' y tomándolo en brazos

"Yo no lo desperté… se ha levantado porque el despertador sonó" – le expliqué

"¿Y para qué lo pusiste tan temprano?... ¿y por qué te has vestido¿a dónde vas?" – cuestionó una vez que me observó mejor, mientras trataba de sostener a Hiei en brazos, quien, como de costumbre, había comenzado a retorcerse fuertemente.

"Voy… voy a regresar los libros que pedí prestados a la biblioteca"

"Pero es muy temprano¿no lo crees?"

"Eh… pues si… pero, a ésta hora no hay casi nadie, y así me atienden más rápido" – terminé de decir cuando ya me encontraba caminando escaleras abajo.

"Hijo, vas a necesitar ayuda para cargar todos esos libros, tu mochila se ve muy pesada"

"No mamá, está bien" – realmente si es mucha carga, la soporto solo por ser un youko, pero no le quiero decir a kaasan, ya que se ofrecerá a ayudarme y si hace eso no podré ir a donde Koenma.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

(Shiori's POV)

Observo como mi hijo se coloca el calzado mientras yo intento vanamente de inmovilizar a este pequeño que se empeña en retorcerse como lombriz cada vez que lo cojo en brazos.

"Bueno, me voy. Espero no tardar más de un par de horas, tengo… tengo que… que buscar algunos libros más aparte de entregar los que llevo" – Suiichi me dijo, algo vacilante, una vez que ya se encontraba listo para marcharse.

"Ok, ten cuidado" – me acerqué y deposité un fugaz beso en su frente, él solo me sonrió calidamente.

Percibí como intentó apartarse de mí para dirigirse a la puerta, pero no pudo, algo lo detuvo. Descendí mi mirada y reí ligeramente al darme cuenta de que el pequeño Hiei había enganchado sus manitas fuertemente a la playera de mi hijo.

"Oh pequeño, suéltale que tiene que irse" – le ordené dulcemente

"¡No!" – negó con su tierna voz infantil. Aún sigo un poco asombrada porque a tan corta edad ya puede pronunciar con claridad algunas palabras.

"¿Entonces debo suponer que quieres ir con él?"

"¡Si!" – me respondió mientras asentía con su cabeza.

"Hum, pero no puedes, va a un lugar donde no dejan entrar a niños, además, regresará muy pronto… anda, déjale" – tomé sus manos entre las mías, tratando que la desempuñara, pero no pude.

"Hiei, suéltame ya" – ordenó con firmeza mi hijo, su tono de voz dejaba en evidencia su enfado… que extraño…

"Vamos pequeño, obedece" – intenté de disuadirlo nuevamente.

"¡NO!"

Súbitamente Suichii se retiró bruscamente y logró zafarse de aquellas manos que lo retenían. No me pareció en lo absoluto que hiciera esto, pero no tuve oportunidad de hacérselo saber, ya que, en cuanto pudo, se despidió y se marchó. No lo sé, a veces tengo el presentimiento que lo trata como a un adulto, y eso me extraña, él siempre ha sido muy dócil con los niños. Quizás exagero y solo en mi imaginación.

Al verlo salir, el crío que sostenía en mis brazos, comenzó a torcerse más enérgicamente, a tal grado que ya no lo pude asir, tuve que depositarlo en el suelo para impedir que se me fuera a caer.

Corrió velozmente hacia la puerta una vez que se vio libre. Brincó con la intención de alcanzar el pomo pero, al cerciorarse de que le era algo imposible, pateó y golpeó la puerta como esperanzado de que así ésta se abriera.

Esperé unos minutos a que desquitara su enfado, ya no se qué pensar, si quiere demasiado a mi hijo y no quiere separarse de él, o definitivamente odia estar conmigo.

Me acerqué llamándole tiernamente, él se volteó hacia mí y me miró con una mezcla de disgusto y miedo. Estaba a unos cuantos pasos de alcanzarle, cuando rápidamente agarró la sandalia, que Suichii dejó al colocarse los zapatos, y me la lanzó. Afortunadamente tiene mala puntería y no me ha pegado.

Suspiré mientras colocaba una mano sobre mi frente. Ésta sería una larga mañana…

- o - o - o - o - o - o - o - o - o - o - o - o - o - o - o - o - o - o - o - o -

Su expresión denotaba felicidad¿y cómo no, si había sido de gran alivio regresar con un libro y no con decenas; y eso era tan reconfortante como para hacerle olvidar las tediosas horas que pasó buscándolo en la amplia y desordenada biblioteca.

Extrajo un llavero de su bolsillo e introdujo la llave correspondiente en el cerrojo para poder abrir la puerta principal de su hogar. Al entrar, se deshizo del calzado que llevaba puesto y hubiera cubierto sus pies con unas cómodas sandalias de haberlas encontrado en el lugar donde las dejó. Extrañado, buscó por los alrededores, pero enseguida le resto importancia al paradero de éstas al notar el gran desastre que había en la estancia. Cojines, zapatos, adornos, todo se hallaba esparcido por el suelo. Un sonido, semejante al que hace una cacerola al caer, llamó de repente su atención. Sin preocuparse por encontrarse descalzo, caminó con paso apresurado a la cocina, de donde estaba seguro que había provenido el ruido. Su mentón cayó inconscientemente al descubrirlo lanzándole toda clase de utensilios a su madre.

"¡Hiei!" – gritó Kurama con enfado, una vez que se recobró de la sorpresa. Tanto el youkai como la ningen giraron su cabeza hacia él.

"Gracias a dios que llegaste hijo, ya no sabía que hacer, a éste pequeño le ha entrado un demonio" – se expresó la mujer mientras observaba temerosamente el plato que Hiei mantenía entre sus manos.

"No, ya es un demonio" – afirmó en voz baja, acercándose a él y tomando su brazo firmemente para despojarlo del utensilio y, a continuación, jalarlo fuera de la pieza.

Sin importarle que el 'ex-jaganshi' fuera tropezando, lo haló escaleras arriba hasta su habitación, donde lo alzó y lo depositó, de una manera no muy sumisa, dentro de la cuna. Hiei, no conforme con esto, se pegó a su brazo, impidiéndole retirarse.

"Suéltame" - le ordenó el zorro secamente.

"Primero sácame de aquí"

"¡No, ahí te vas a quedar hasta que me apetezca sacarte!" – informó con irritación, mientras alejaba rudamente su brazo de las manos del demonio.

"¿Por qué!"

"¿Por qué!" – repitió rechinando sus dientes – "¿Tienes el descaro de preguntarme por qué!. Tú bien sabes cuanto detesto y odio que molesten o lastimen a kaasan, es algo que nunca le voy a perdonar a quien lo haga. Pero más odio tu estúpida terquedad, nada te costaba quedarte aquí sin causar ningún lío¡pero nooo!" – habló sarcásticamente – "¡al gran youkai Hiei no se le puede pedir ni como favor que haga algo que no desea sin que se ponga como una cabra!. ¿Por qué nunca puedes detenerte y reflexionar acerca de tus acciones y sus consecuencias!. Solo te excusas diciendo que estás harto, pero eso no es razón para que te comportes como lo haces. Te he dicho muchas veces que comprendo perfectamente que estás harto¿y sabes por qué¡porque yo también lo estoy¡yo también quiero con ansia que regreses a la normalidad para que ya te largues, solo te la pasas molestándome, causándome problemas e irritándome, ya no te soporto… " – tomó algo de aire y continuó – "… y te quedas aquí quieto y en silencio, si me enteró de que hiciste algún mínimo ruido o intentaste salirte de ahí, te juro que te va a ir muy mal… ¡ah, y pobre de ti si te vuelves a portar de esa forma con kaasan, ella no tiene la culpa de tu maldito carácter" – añadió antes de abandonar la habitación.

- o - o - o - o - o - o - o - o - o - o - o - o - o - o - o - o - o - o - o - o -

Dos horas.

Dos horas habían transcurrido y aún no lograba salir del ligero estado de shock que la sorpresa le causó. Y no comprendía el maldito por qué.

Flexionó las piernas y las rodeó con sus brazos, colocando la barbilla sobre sus rodillas mientras enfocaba su vista al exterior que se abría paso después de la ventana.

Sencillamente no entendía por qué se sentía tan mal. ¿Cuántas veces no había sido insultado, despreciado o tratado con injusticia?. Muchas, demasiadas, infinitas veces. Era algo con lo que había aprendido a lidiar y ahora no era más que una cosa común y sin importancia. Entonces¿por qué esa fastidiosa incomodidad lo invadía?.

… porque cualquier insulto, desprecio o trato injusto proveniente de una persona especial, proveniente de un amigo, tiene un efecto muy diferente…al tener en cuenta, al menos en la inconsciencia, de haber obrado incorrectamente, se adquiere un sentimiento de culpabilidad. Pero al pensar egoístamente todo el tiempo de que todo lo que se realiza está bien, nunca hubo espacio para dicha culpa. Así que por más que lo analizará ahora, nunca lograría saber con exactitud qué era lo que tanto le molestaba…

Un suspiro de fastidio se escapó de su boca, por lo que creía que era la décima vez. Ya estaba confirmado. Al haber rejuvenecido, se había vuelto más vulnerable. Que estúpido se sentía, mira que darle tanta importancia a unas insignificantes palabras… que tonterías…

El sonido de un rechinido, procedente de la puerta, lo arrancó repentinamente de su meditación. Viró su cabeza con dirección a ésta, y un inusual nerviosismo comenzó a apoderarse de él al ver como el youko se adentraba en el cuarto y caminaba hasta su escritorio, ignorándole por completo. Un vacío inmenso y nostalgia nacieron en sus entrañas al concebirse desplazado, al observar como Kurama hojeaba un libro de una manera tan despreocupada y tranquila como si se encontrara solo en la habitación. Hiei posó su mirada en la espalda del mitad ningen y sus cejas se arquearon hacia arriba, su actitud era una evidente muestra de que aún seguía enojado con él.

Podría disculparse, una vocecilla en su interior prácticamente se lo estaba ordenando, pero no quería… no creía poder… ¿Por qué habría de rebajarse y humillarse de esa manera si nunca lo había hecho en toda su larga vida¿por qué simplemente no podía ignorarlo él también y todos a mano?.

No, definitivamente no sabía el por qué de todas aquellas cuestiones, es más, ya no le interesaban; solo sabía que no podía dejar las cosas así, no debía. Tal vez por la conveniencia de que el zorro no desistiera a ayudarle por su enfado, o tal vez solo por deshacerse de la sensación de culpabilidad… tampoco lo sabía…

"Ku… Kurama" – habló dudosamente luego de haberlo pensado uno cuantos minutos más – "Kurama… ¿estás… estás enfadado?" – se decidió a preguntar al no recibir respuesta a su primer llamado.

Kurama le oyó, pero, con inseguridad, optó por no responder. Fue hasta la segunda vez que, aspirando y exhalando profundamente, se incorporó con lentitud y se acercó a donde se hallaba la cuna, recargando su espalda contra la pared y cruzando sus brazos frente a su pecho. Ambos se observaron por cuestión de segundos antes de que se dispusiera a hablar.

"¿Crees tú que tengo razones para estarlo?" – el youko le interrogó con indiferencia. El youkai le observó un lapso más, sin saber que contestar.

"Lo… lo si…" – trató, en verdad trató de disculparse, pero al no haber pronunciado casi nunca esas palabras, éstas morían en su garganta antes de tener la oportunidad de salir de su boca.

"No… no digas nada" – se inclinó hacia delante, mientras colocaba sobre los barandales sus brazos, que continuaban cruzados, y sobre estos su cabeza – "No estoy enojado, creo que contigo nunca he podido estarlo y nunca podré" – confesó con nostalgia – "Al contrario, me siento apenado por las cosas tan desagradables que te dije. Quiero que sepas que realmente no pienso eso, es solo que perdí la cabeza al ver como tratabas a mi madre aún siendo consciente de que ella lo único que quiere es ser amable contigo. Pero, según me ha contado ella, de todas las cosas que le aventaste, ninguna llegó ni a rozarle, y estoy seguro de que eso lo haz hecho aposta, ya que, aunque envejezcas, rejuvenezcas o lo que sea, tu puntería siempre va a ser buena. Te juzgué mal desde un principio y no me detuve a recapacitar, perdóname. Solo que si te voy a pedir que cambies o moderes tu comportamiento con ella. Yo trataré de que permanezcas la mayor parte del tiempo conmigo, pero, obviamente, habrá ocasiones en que simplemente no se pueda. ¿Me explico? " – Hiei asintió con timidez – "Bueno, entonces dejemos esto por la paz. Es más, olvidémoslo y no lo volvamos a repetir si no queremos terminar en verdad peleados" – aconsejó mientras lo tomaba en brazos para retirarlo de la cuna.

Depositó al 'ex – koorime' encima de la cama y, después de asir entre sus manos el libro, que se encontraba sobre el escritorio y leía con anterioridad, tomó asiento a su lado.

"Mejor discutamos acerca de un asunto con más importancia" – el youko propuso, entretanto abría el libro, aparentando buscar una página en concreto.

"¿Encontraste algo?" – le preguntó, apoyando sus manos sobre sus piernas. Los irises de sus rubíes temblaron casi imperceptiblemente.

"Hallé un libro de frutas exóticas del Makai. Lo estuve revisando y, según la descripción que me diste, aquí describe la fruta que supuestamente comiste" – explicó una vez que halló la página deseada – "Y podría ser la causante de haberte achicado, pero hum… no lo sé, ya lo estoy dudando"

"¿Por qué¿qué dice?" – indagó confundido

"A ver, primero¿es éste el fruto que comiste?" – le mostró la ilustración que la publicación mostraba. El demonio de fuego asintió, no muy convincente – "Bien, entonces…" – aclaró su garganta antes de comenzar a leer – "… Desire Fruit o Fruta del Deseo. A lo largo de miles de años, tras generación en generación de youkais, se ha contado un mito, el cual dice que existe en el Makai una extraña fruta que, con el simple hecho de ingerirla, puede cumplir cualquier tipo de deseo por muy imposible que sea, con la única condición de que esté libre de sentimientos de egoísmo y maldad, si no es así, quitará la vida de aquel que la haya comido." - tomó aire y prosiguió – "Procedente de un árbol cuyas hojas nunca caen, da aproximadamente cinco frutos cada cien años, pero solo el más amargo de ellos contendrá ese poder mágico. Hasta estos días, ni el Rekai ha conseguido localizar dicho árbol y mucho menos saber a ciencia cierta si existe o no, como se dijo, se trata de un simple mito" – terminó de leer, cerrando el libro.

"¿Y?"

"Y, es todo lo que viene. Ahora comprendes por qué ya no creo que ésta fruta sea la responsable de esto"

"¿Por qué¡es lo único sospechoso que me paso o hice ese día, aparte de eso ya no queda nada¿me oyes¡nada!" – el pequeño demonio se expresó con irritación.

"Sé que no hay ninguna otra pista, pero¿qué quieres que piense?. ¿O es que me vas a decir que encontraste una fruta mitológica y que tú deseaste eso?"

"¡Kitsune no baka¡cómo se te ocurre pensar siquiera que yo deseé esto si lo odio!"

"Pues es eso a lo que me refería"

"¡Joder¡joder¡joder!" – gritó mientras golpeaba fuertemente con sus puños la superficie de la cama – "¿Entonces qué mierda es la causante de eso¿qué mierda me ha pasado!"

"Yo solo veo dos caminos… el o lo responsable de esto es algo tan insignificante que, por más que trastes, no puedes recordarlo y lo de la fruta es una simple y curiosa coincidencia o… tú, quizás de manera inconsciente, realmente has deseado esto".

Continuara…


Si, si, lo sé, sé que prometí actualizar el fic a más tardar en dos semanas y he tardado más de un mes. Creo que no tengo excusa, simplemente no había tenido inspiración y tal vez ganas de escribir, y si escribo cuando no tengo inspiración, simplemente me queda una cosa horrible. Ya estoy trabajando en el capítulo 8, así que les pido que me tengan paciencia, voy a hacer todo lo posible por estar frente a una pc cuando esté con la inspiración al 100. Agradezco a todos aquellos que aún siguen este fic, y nuevamente, mil disculpas por mis actualizaciones tan lentas.

Dark-Kagome-Chan: me agrada que te guste mi fic. Por favor ten paciencia, que realmente pretendo ser más puntual nn.

Zhena Hik: oh, te prometo que tendrá fin, en verdad. Ya tengo la mayor parte del fic en mi cabeza, por no decir todo, así que solo es pasarlo al papel. Haré todo lo posible porque eso sea rápido.

The Shadow's Queen: hum, creo que no describí bien, jejeje, no es cuadrada la fruta, más bien simétrica, me he equivocado en eso, gomen nn. perdón por hacerte esperar tanto.

Aru-chan: me da gusto que te agrade este fic nn. Uh¿tuviste que leer todo de nuevo, hum, eso era algo que quería evitarles a los lectores ya que luego es un poco tedioso, realmente tendré que darme prisa.

Kuroandy: Oh si, te aseguro que Hiei se ve monisímo con esa apariencia, jajaja. Bueno, a ti te he dicho por el Messenger que actualizaría pronto, y pues aquí está. Espero que te guste o te haya gustado.

Aelita: bueno, creo que una vez más me reclamarás por la eternidad que me he vuelto a tardar. Gomen nn'.

Naoiki009: anda, que afortunada eres al tener hermanos que tengan gustos parecidos a ti, ya desearía que alguien en mi familia le gustara leer fics nn.

Bakura's Black: hum¿Hiei es muy gritón, tal vez, pero con la poca paciencia que tiene, no es algo raro que grite¿o sí, no lo sé, trataré de que no grite tanto XD. Si tengo pensado un final, creo que lo pensé antes de pensar en el clímax.

Suisho Haruka: uh, perdón por provocar que te doliera el trasero XD nn'. Y también perdón por mis tardadas actualizaciones.

Quizás les haya parecido un poco corto ese capítulo, pero les aseguro que el que vendrá lo recompensará.