02. Shintaro

Veinte minutos después Kaede y Mayura aparecían por la puerta del salón captando la atención de todos los presentes.

-O Rukawa es muy rápido, o Ayako tenía razón- murmuró Hisashi al oído de Ryota con ese tono morboso que le caracterizaba cuando no hablaba de baloncesto.

-Buenas noches- dijo Mayura en alto haciendo una pequeña inclinación de cabeza a todos los presentes.

-Chicos ella es mi prima, Mayura- dijo Ayako levantándose.

Kaede había dejado de empujar la silla solo entrar al salón y se había ido a sentar muy cerca de dónde estaba Hanamichi. Mientras todos los que no la habían saludado se levantaban para ser presentados a tan encantadora muchacha, Hanamichi le susurró a Kaede.

-¿Ya la conocías verdad?- su mirada no se había apartado de ella. Se parecía un poco a Ayako pero era más hermosa, tenía igual el pelo rizado pero esos ojos verdes eran… otra vez esa molesta sensación en la boca del estómago, que le hizo fruncir el ceño. No quería sentirse así, y a pesar de todo no podía evitarlo. ¿Como pudo haberle ocurrido?

-¿A ti qué te importa?- le murmuró molesto al ver que no despegaba el ojo de la muchacha.

-Eres un borde Rukawa. No te soporto.

-Lo sé- murmuró.

Esa 'confesión' le descolocó así que Hanamichi no continuó con su habitual sarta de insultos. Por un momento se lo quedó mirando y todo en su interior ardió. Estaba enfadado con Rukawa por ser un estúpido egocéntrico, calculador, sin corazón, mejor que él en casi todo y, además, lo bastante cabrón para recordárselo a cada rato. Pero también estaba enfadado consigo mismo por todo ese cúmulo de sentimientos que se arremolinaban en su estómago hasta el punto de quitarle el hambre. Odiaba aparentar que todo iba bien cuando no era así, pero no quería que nadie supiera lo que le ocurría. Ya bastante se habían burlado todos de él como para tener que soportarles otra vez.

-¿Qué miras idiota?- esa voz grave le sacó de sus pensamientos.

-Déjame en paz Rukawa, por una noche búscate a otro a quien molestar, yo no estoy de humor para aguantar tus estupideces.

-¿Qué?- se le escapó a Rukawa muy sorprendido, esa reacción no era normal en Hanamichi.

-Que te vayas con tu cojonera mirada de zorro a otra parte, que no quiero verte. ¿Es que no había suficientes lugares que tenías que venir a sentarte a mi lado?

-Idiota- dijo levantándose.

-Vete a la mierda Rukawa, no tienes derecho a llamarme idiota ¿me oyes?- dijo Hanamichi levantándose a su vez para quedar a la misma altura. La mirada azul oscura fija en la marrón intensa, ambas ardientes, creando una tensión que podía cortarse con un cuchillo. Todos en la sala quedaron en silenció esperando que la pelea empezara de un momento a otro.

-Rukawa…- todos se giraron hacia la muchacha de la silla de ruedas, incluso Hanamichi -… ¿te sentarás con nosotras verdad?

Por un instante Hanamichi y Kaede volvieron a mirarse. Los ojos de Hanamichi ardían de rabia, Kaede no entendía porqué le seguía odiando tanto, y estaba harto de toda esa rabia contenida.

-Claro- dijo en voz neutra pero sin apartar la mirada de esos ojos avellana. Luego simplemente intentó alejarse hacia el otro lado de la sala. "No debería haber intentado sentarme a su lado", pensó. "¿En qué estaba pensando?"

Entonces una mano le detuvo por el brazo. Se giró sabiendo que era él, y consciente que seguramente quería pegarle. Pero no esperaba encontrar esa mirada en su cara, y su labio temblando de ese modo.

Y después Hanamichi salió corriendo dando un portazo.

"¿Qué pasa contigo idiota?" Era lo que le cruzaba la mente cuando se dio cuenta de que había seguido al pelirrojo a fuera de la sala sin mirar a nadie más.

-Ho, ho, ho- rió Ansai ante la mirada estupefacta de todos. -¿Nos sentamos?

-¿Pero…?- dijo Mayura preocupada.

-Tranquila pequeña, ellos estarán bien. No tardarán en volver ya lo verás. Ahora ven, siéntate conmigo y cuéntame como va tu rehabilitación.

-¿Cómo sabe usted que…?

-Ho, ho, ho…- volvió a reír Ansai.

-Yo no he dicho nada- se excusó Ayako ante la acusadora mirada de su prima.

-¿Eres esa jovencita que esquiaba tan bien verdad?- insistió el hombre ante la sorprendida mirada de todos incluso de Mayura.

-Eso me temo- dijo Mayura sintiéndose un poco mal.

-No te aflijas- le dijo Ansai con una cálida sonrisa.

-¡Eres Mayura!. La chica que…¡Ostras! Mi hermana es una fan tuya, no sé como no te he reconocido, en casa tiene un motón de fotos tuyas…- dijo uno de los chicos de primero.

-Son las gafas- sonrió un poco cohibida recordando sus chillonas gafas de esquí de color pistacho que en su tiempo le cubrían la cara en casi todas las fotografías que le hacían.

-Perdón. ¿Es que tu prima es alguien famoso y no nos lo habías dicho?- interrumpió Mitsui mirando a Ayako y luego a Mayura intentando situarla.

-No- dijo Mayura.

-Sí- dijo el muchacho de primero. -Es la mejor esquiadora del equipo juvenil de Japón.

-Era- corrigió Mayura con un dejo de tristeza.

-¿Qué ocurrió?- preguntó Mitsui suavemente. Ya todos estaban sentados alrededor de la mesa y algunos de ellos empezaban a servirse la cena sin perder detalle de la conversación que se daba alrededor de la prima de Ayako.

-Un accidente. Una tonta caída en un entrenamiento hace tres años- dijo Mayura.

-Lo siento- dijo Mitsui.

-No pasa nada, nadie tuvo la culpa- dijo Mayura.

-¿Cuando volverás a las pistas?- dijo el muchacho de primero.

-¿Perdón?- dijo Mayura sin entender. No podía creer que ese chico realmente quisiera decir lo que había entendido.

-Mi hermana dice que ya no puedes tardar en volver a…

-¿Es que no sabe tu hermana que…?- dijo señalando la silla de ruedas.

-¿Lo de la silla? claro que lo sabe- la cara de todos fue de fotografía -Poco después de la lesión, en una entrevista juraste que volverías pronto a las pistas y que de una forma u otra lograrías esa medalla de oro de las olimpiadas, dijiste que habías nacido para ello y ella te creyó. Tu voluntad le ha llevado a esforzarse al máximo a…

-Sí bueno, hace tres años no sabía que esto iba a ser permanente- dijo enfadada Mayura.

-Mayura- dijo Ayako. Hacía años que no veía a su prima enfadada.

-Pues mi hermana estaba convencida de que aunque no vuelvas a caminar pronto volverá a verte esquiando p…

-¿Pero a ti qué te pasa?- le dijo Mitsui al chico en tono cortante, al ver la cara de pena de la pobre muchacha.

-¡.¿Cómo que qué me pasa?.!- dijo el de primero en tono ofendido.

-Eres un… da gracias a que el entrenador esté presente porqué sino…- le susurró Mitsui. -¿Cómo se te ocurre decirle semejante estupidez?

-¿Qué estupidez? Solo intentaba darle ánimos- se defendió el muchacho.

-Agarradme o le…- masculló entre dientes Mitsui levantándose de la silla.

-No entiendo, como una persona con tanto talento y tan entregada al deporte se rinde así de fácil. Si no pensaba volver a las pistas no debió…- empezó a decir con la voz afectada el joven muchacho con la mirada bailando de Mayura a Mitsui.

-Muchachos, sentaos- dijo Ansai en un tono que no admitía réplica al ver que el de primero y Mitsui se encaraban, aunque tuvieran la mesa de por medio eso no parecía importarles.

-Entrenador, es que no ve que…- dijo señalando el rostro de Mayura por el que corrían gruesas lágrimas.

-Mitsui siéntate. Tú también.- le dijo al joven de primero. Cuando todos parecían más calmados dijo: -Muy bien, ahora explícales quien es tu hermana.

-Mi hermana es la sub-campeona juvenil de esquí en silla de Japón- dijo muy serio, pero no sin un poco de orgullo y amargura entremezclados en la voz.

-¿De qué?- dijo Mitsui muy descolocado.

-Esquí en silla. Es con lo que esquían los que van en una silla de ruedas. Siento mucho haberte hecho llorar Mayura, pero sinceramente, tras tres años… en casa ya teníamos asumido que de verte volver a las pistas sería en una silla,… junto a mi hermana- dijo antes de levantarse, hacer una pequeña reverencia y luego se marcharse por el mismo lugar que minutos antes habían salido Hanamichi y Kaede.

-Mierda- susurró Mitsui mirando hacia la puerta. Luego se levantó pero antes de dar un paso se giró hacia el entrenador- voy a…

-Sí, pero volved a cenar que esto tenía que ser una cena de celebración.

-Sí entrenador- y Mitsui salió del salón en busca de su compañero -¡Shintaro!

Cuando un año y medio atrás Mitsui había entrado de nuevo al equipo le había hecho gracia la relación entre Hanamichi y Kaede, cómo el uno era capaz de sacar de las casillas al otro y viceversa, reía viéndoles discutir, pero desde el inicio de la última temporada era él el que se había enfrentado a alguien que le sacaba de sus casillas.

Shintaro había llegado a Shohoku como un torbellino. Era una extraña mezcla de vitalidad como la de Hanamichi, habilidad parecida a la de Rukawa o la suya propia y optimismo como el de Kogure. Y por alguna extraña razón la había tomado con él. Desde el inicio de la temporada ese muchacho se las había ingeniado para descolocarle continuamente: durante el juego le retaba constantemente, no les daba tregua a ninguno de ellos pero en especial a él con los tiros de dos y tres puntos y defendiéndole siempre que podía hasta hacerle caer rendido, igual que durante los descansos cuando no se cortaba a la hora de bromear con Hanamichi o Ryota, pero a la vez era capaz de calmarles cuando las bromas empezaban a salirse de control. Cuando intentaba meterse con Shintaro lo único que conseguía era ponerse en evidencia, y lo peor era que durante una semana que estuvo enfermo lo echó de menos más de lo que le nunca admitiría.

-¡.¿Shintaro, dónde estás?.!- siguió gritando mirando a derecha e izquierda.

-No hace falta que grites- dijo una voz detrás de él.

-Shintaro…

Por un instante se quedaron mirando, parados en medio de la recepción del hotel. Se podía ver que Shintaro había ido al baño, la puerta de éste todavía se movía y él llevaba las manos y la cara húmedas. Mitsui sabía que tenía que hablar pero no sabía como hacerlo.

-Yo…- intentó decir.

-Déjalo- dijo tajante.

-No. Te debo una disculpa. No sabía nada de… y creí que…- intentó disculparse Mitsui acercándose a él.

-Es cierto no sabes nada de mi. Siempre me has prejuzgado Mitsui. Desde que llegué a Shohoku sólo te ha preocupado que el novato no te quitara el sitio. Nunca te ha preocupado quien soy o como soy, así que a estas alturas no me vengas con…- le soltó aguantándole la mirada y acercándose a su vez.

-¿Pero como se supone que he de querer algo más de ti si solo eres un…?.¡Joder!.¡Eres solo de primero y vas por la pista como si fueras…!

-Lo que te jode es que no te tengo miedo.

-¡Claro que me jode!

-¿Y qué esperas que haga?. ¿Que por estar en la pista con los mejores jugadores de la prefactura deje de hacer lo que sé hacer?. ¿Que me acojone y no lance triples a pesar de que con ello que puedo ganar puntos para el equipo?- a esas alturas la distancia entre ellos era escasamente de un palmo, la voz de ambos era considerablemente alta y sus ojos ardían.

-No pero…- intentó mostrar una calma que no sentía.

-¿Esperas que sea como los demás y me aparte cuando te venga venir?

-No, claro que no- claro que no quería eso, pero tampoco sabía decir ni el porqué, ni el qué quería realmente de ese chiquillo moreno y de penetrante mirada negra que tenía delante.

-¿Quieres que deje de mirarte a los ojos cuando te hablo o me hablas?

-…- pero no tuvo tiempo de contestar.

-¿O que me quede a tres metros de ti cuando me toque defenderte para no tocarte a caso?

-¡NO!- gritó al final.

-¡.¿Entonces?.!- el corazón le latía aceleradamente había intentado de todo para lograr llamar la atención del moreno, había ido a Shohoku porque Hisashi Mitsui jugaba allí, para poder jugar con él, aunque poder jugar con Rukawa, Sakuragi o Miyagi había sido un buen aliciente también. Pero tras casi un año intentando llegar a ser para Mitsui algo más que el "novato ése" su corazón estaba lleno de sentimientos contradictorios y, en ese momento, bastante dolorosos.

-¡No lo sé joder! No lo sé ¿vale? No lo sé- Mitsui respiraba aceleradamente.

-¿Pues qué tengo que hacer para que me tomes en serio?

-¿Qué?- exclamó sin poder creer que Shintaro pensase que no le tomaba en serio.

-Estoy harto de oírte decir "el novato ése" por aquí, "el novato ése" por allí, "el novato ése" ha hecho no se qué. Soy Shintaro, y me he ganado estar en el cinco inicial a pulso así que…- empezó a decir desesperándose y dejando salir la frustración alzando la voz y gesticulando más de lo usual.

-Espera un momento- dijo cogiéndole de la barbilla suavemente para que le mirara de nuevo a los ojos. -Cómo jugador siempre te he tomado en serio, ¿me oyes?

-Eso no es cierto,- contestó Shintaro muy serio pero más calmado- por muchas veces que he demostrado estar a la altura siempre me has mirado por encima del hombro, y eso duele ¿sabes?

-¡Pero es que eres de primero!.¿Cómo esperas que te trate?

-¡Olvídate de una puta vez que soy de primero, ¿quieres?.!- volvió a perder los estribos.

-No- murmuró Hisashi aunque sin saber muy bien porqué.

-¿NO?. ¿Cómo que no?

-No puedo olvidar que eres un novato.

-…- los ojos de Shintaro se empañaron en el mismo momento que se estrujaba su corazón.

-No debo…- murmuró luchando para contener el impulso de abrazar al muchacho que ante él intentaba, sin éxito, retener una lágrima traicionera.

-…- Con el corazón en un puño, con la rabia ahogándolo y algo más que lo tenía paralizado de miedo, Shintaro sintió su corazón pararse al ver el gesto de Mitsui levantando la mano suavemente hacia su mejilla.

-…yo…- susurró incapaz de decir nada más. Cuando la mano de Mitsui estaba a apenas unos milímetros de la cara de Shintaro la puerta del salón se abrió sin previo aviso sobresaltándoles a ambos.

Era otro de los muchachos de primero que iba al baño. Mitsui y Shintaro se separaron el uno del otro con la sensación de haber sido pillados infraganti, a pesar de que en realidad no habían hecho nada.

Mientras su compañero se metía en el baño tras saludarles, ellos sin decirse nada más se encaminaron de nuevo al salón. Ambos con la sensación de haber dejado algo importante a medias, pero aliviados por la interrupción.

Dentro habían empezado a cenar. Había pequeños núcleos de conversación. Se sentaron sin decirse nada, sin mirarse, y empezaron a cenar. Tampoco volvió a salir el tema del esquí a pesar de que se habló largo y tendido de llegar a la élite del baloncesto y de futuros llenos de promesas.

A pesar del silencio de Mitsui y Shintaro, los grandes ausentes a la cena fueron Hanamichi y Kaede que no volvieron al salón esa noche.