03. Aquesta Nit
Esa noche en la habitación 520...
Mayura intentó irse directo a la cama, pero Ayako no tenía intención de dejarla dormir tan fácilmente.
-Mayura sé que no estás dormida- dijo apagando detrás de ella la luz del baño.
-Sí lo estoy- dijo con voz de "o lo estaría si me dejaras".
-Mayura no puedes dejarme así- le reclamó su prima.
-¿Así como?
-Para empezar me gustaría saber qué ha ocurrido antes con Rukawa.
-Hemos hablado.
-¡Mayura!- se quejó por la parca explicación. -Eso ya lo supongo, pero no sabía que tú y Rukawa tuvieseis tanta confianza.
-Ya- dijo sin mucho ánimo.
-Está bien si no quieres hablar…
-No es eso Ayako. Es solo que…
-Cuesta ganarse la confianza de Rukawa ¿verdad?- dijo Ayako en un tono un poco ausente.
-No lo sé. Supongo.
-¿Cómo que no lo sabes? Rukawa no habría subido contigo si no hubiera algo entre vosotros.
-¿Tanto le conoces?- le preguntó con sorna.
-No hablamos de mí- se defendió Ayako.
-Lo que hay entre él y yo… es difícil de definir. No sé si confianza sería la palabra. No sé si lo sabías pero en el instituto, tras el accidente cuando perdí tantas clases y tuve que repetir el curso,- Ayako hizo que sí con la cabeza, -pues ése último curso fuimos a la misma clase.
-Sí, me lo habías comentado, pero Rukawa no es de los que se relaciona con alguien sólo por ser compañeros de clase.
-No. Pero lo que no sabes es que justo antes del accidente yo le había… yo… bueno le dije que… vaya que me declaré.
Ayako se quedó con la boca abierta.
-Bueno, la verdad es que creo que le cogí por sorpresa. Al principio no dijo nada, luego se excusó diciendo que él no podía corresponderme, y bien, yo, no insistí. A mi me gustaba porque era, es, muy guapo, y era distinto a los demás, no iba detrás de todo bicho con faldas y parecía un chico educado y atento, bueno lo es, y además tiene esa aura de misterio que le envuelve que… -dijo quedando un poco ausente. Pero pronto emprendió de nuevo la explicación. -Un par de meses más tarde tuve el accidente y una noche, cuando yo empezaba a estar mejor, poco antes de dejar el hospital, se presentó con una flor.
-¿Kaede Rukawa te regaló flores y no me lo cuentas hasta ahora?- le recriminó de nuevo.
-Bueno, no fueron flores, solo una, un iris blanco. Además en ese momento no pensaba que la cosa llegaría tan lejos. Me había costado hacerme a la idea que entre él y yo no habría nada, no era fácil olvidar lo que le dije antes del accidente, y pensaba que había venido porque de algún modo se sentía culpable. Pero la verdad es que a pesar de todo congeniamos. ¿Sabes? ésa noche se quedó a mi lado hasta la salida del sol, estuvimos hablando, y no sé, creo que descubrimos que compartíamos muchas cosas. Desde entonces… bueno podría decirse que hemos mantenido el contacto. Es extraño.
-Bueno no puedo decir que me sorprenda, siempre he pensado que él y tú os parecías mucho. Tenéis ese espíritu luchador que…- comentó Ayako, pero Mayura la cortó.
-¿El mismo que ése chico cree que fingí tener no?- dijo con un dejo de tristeza.
-No hables así Mayura, siempre has teniendo todo lo necesario para llegar a dónde quieras.
-Sí, menos un par de piernas.
Se hizo un incomodo silencio, Ayako se acercó a Mayura y la abrazó, y ésta se echó a llorar.
-Mayura, no quería hacerte llorar, lo siento- murmuró Ayako al oído de su prima.
-No… snif… si no es culpa tuya… snif… además… snif… ése chico tiene razón.
-¿Cómo?
-A estas alturas debería haber aceptado que no volveré a andar.
-Pero…
-No Ayako… snif… él tenía razón… si quiero esa medalla no puedo seguir esperando el milagro.
-¿Quieres decir que…?- dijo entre sorprendida y esperanzada.
-Sí Ayako, creo que sí. Me muero por volver a esquiar, y si existe otra opción…, quizá no llegue a las olimpiadas, pero no puedo rendirme sin intentarlo ¿no?
Tras llorar un poco más acabaron ambas durmiéndose.
Aunque no fueron ni de lejos las únicas en tardar en dormirse esa noche en el hotel.
Para empezar tanto Mitsui como Shintaro tenían la cabeza llena de dudas el uno respecto al otro, sobre lo que sentían y lo que especulaban que sentía el otro por ellos.
Mitsui, que sentía por ese chico algo parecido a lo que alguna vez sintió por Kogure se tiraba de los pelos al darse cuenta que a pesar de todo había vuelto a caer por otro chico. "Esto ya no puede llamarse un error" se decía a si mismo medio asustado. Aunque con Kogure había sido distinto, más inocente, pues éste no le creaba esa ansiedad, con él nunca tuvo esa sensación de necesitar dejarse llevar por un arrebato que no estaba seguro de querer saber como acabaría. "Pero esta vez es peor, Kogure era solo mi amigo, estaba confundido y quise creer que lo que sentía era solo afecto por alguien muy especial que siempre ha querido lo mejor de mí y para mí. Pero con Shintaro es distinto. Ni siquiera quiero ser su amigo" se decía frustrado por sus propios temores. La mente de Mitsui era un torbellino, era consciente que a esas alturas de nada le servía negarse a si mismo que a pesar de todo quería seguir teniendo a ese chico cerca, lo quería allí, lo quería para si. No le servía de nada intentar convencerse de que solo era uno más, ese chico de ojos negros tenía algo, y lo quería, pero no sabía ni qué era, ni cómo conseguirlo, ni siquiera qué haría con ello cuando lo hubiera conseguido, porque estaba seguro que fuera lo que fuera que tuviera ese chico que le atraía de ese modo lograría hacerlo suyo, lo tendría, lo necesitaba. "Dios mío Hissashi ¿en qué estás pensando?" Se dijo a si mismo antes de ir al baño para refrescarse bajo la ducha para poder ir a dormir tranquilo.
Shintaro por su parte sabía perfectamente qué era lo que tenía Mitsui que le revolvía todo. Aunque no sabía como hacerlo para que el mayor se diera cuanta de su existencia, no sólo como jugador sino como persona, ya que parecía que Mitsui le consideraba una mosca cojonera, nada más. Hasta esa noche. Shintaro estaba confundido porque no entendía el comportamiento de Mitsui "¿Ha estado a punto de besarme?".
Él también pasó por el baño antes de meterse en la cama.
Y para terminar Hanamichi y Rukawa que tampoco fueron a dormir temprano. Bien en realidad…
Hanamichi, al salir del salón dando un portazo había ido directamente hacia la calle. No entendía (bien, sí lo entendía y por eso le cabreaba tanto) por qué el comportamiento de Rukawa con Mayura le revolvía todo. Sin saber muy bien porqué, se metió en el primer local nocturno que encontró. Estar en una ciudad tan grande, con tanto tráfico, con tanta gente, le agobiaba. "Como quisiera estar en casa, poder ir al parque donde nunca hay nadie a estas horas o a la playa" pensaba mientras empujaba la pequeña puerta de madera que daba entrada a ese pub. No estaba muy lleno, era temprano, a penas un par de amigos al fondo y un muchacho solitario en la barra. Se sentó también en la barra y pidió un combinado sin alcohol. No quería pillar una borrachera monumental, necesitaba pensar.
Rukawa, al salir tras él, intuyó que el pelirrojo habría salido a la calle, así que ese fue el primer lugar al que se dirigió. Pero justo él salía a la calle Hanamichi se metía en el pequeño local, así que no le vio. Por eso pensó que se había equivocado y volvió a entrar.
"Quizá haya subido a la habitación".
Se lo pensó unos minutos antes de hacer nada, y al final decidió subir. Quería saber qué le ocurría ahora al idiota ése. No le había hecho nada, que él supiera, como para que le tratara de ese modo.
-Bbbbbffffff- sacó el aire de sus pulmones antes de salir del ascensor de nuevo en el quinto piso.
La última persona que hubiera elegido encontrar en el hotel esa noche era Mayura. Le ponía nervioso tenerla cerca, sabía demasiado de él, había logrado que le contara demasiadas cosas, ella había penetrado por completo en su coraza, y sin mucho esfuerzo que digamos. "¡Y encima el idiota de Hanamichi actuando así de raro!" Intentando no hacer ruido abrió la puerta de la habitación que el entrenador les obligaba a compartir. Pero esta estaba igual que cuando habían salido para ir a cenar, Hanamichi no estaba allí. Sin abrir la luz se acercó a la ventana y contempló las luces de la calle. Los coches circulaban veloces por la calle, los carteles de todas las tiendas y locales nocturnos brillaban en colores vivos y la cruz verde de la farmacia de la esquina parpadeaba insistente. Esa imagen oscura y estridente de la ciudad de noche le daba escalofríos, no le gustaba estar en el centro de la ciudad, donde no había espacios verdes dónde tumbarse, parques donde jugar, o playa donde pasear.
Minutos más tarde Kaede bajaba de nuevo a la recepción del hotel, sin saber muy bien qué hacer. En el salón, todo el equipo esperaba, quizá, a que regresasen él y Hanamichi. En realidad no contaba con ello. Pero quizá Mayura sí. ¿Pero quería él verla, quería realmente tener presente la única persona que realmente sabía todo de él, y delante del equipo? Entonces mientras pensaba si entrar de nuevo o ir a otro lado a comer algo sólo, Shintaro salió del salón. Por suerte iba tan ofuscado intentando ocultar unas gruesas lágrimas que rodaban por sus mejillas que ni le vio cuando entró al baño. ¿Qué había pasado ahí dentro? Mejor dicho ¿qué le había dicho Mitsui a ese chico para que acabara así? Porque Kaede estaba seguro que solo el moreno podía lograr que Shintaro, alegre y optimista como el que más, acabara llorando. Pero no había tenido tiempo de imaginar posibles respuestas, que Shintaro salía de nuevo del baño seguramente atraído por los gritos estridentes que Mitsui daba desde el mismo centro del hall. A esas alturas Rukawa ya había encontrado dónde resguardarse de la vista de sus compañeros antes de decidir si quería volver a entrar o no.
Mitsui pidiendo perdón no era algo que se viera ni oyera muy a menudo, de hecho no recordaba haberle oído hablar así más que cuando fue readmitido al equipo, y ni siquiera entonces… "Mírales, que envidia me dan los muy…" pensaba Rukawa mientras veía como Mitsui le tomaba por la barbilla a Shintaro. Pero una muy inoportuna interrupción, por parte de otro miembro del equipo que iba al baño, les detuvo justo antes del beso. Un pequeño suspiro salió de su pecho con esa interrupción. Igual que a ellos dos, Kaede estaba convencido de ello.
Cuando todos sus compañeros entraron de nuevo al salón decidió salir a la calle. Ahora que estaba al cien por cien seguro que Mitsui sentía por Shintaro lo mismo que éste por él, no quería entrar en esa sala, dónde verles sentados intentando evitar mirarse pero sin lograrlo, jugando, buscándose, y huyendo del otro a la vez, y además con Mayura delante, sólo le haría sentirse más idiota y desgraciado de lo que ya se sentía.
Así que casi tres cuartos de hora más tarde, Kaede pasaba por delante del mismo local dónde Hanamichi había entrado. El sonido de un saxofón le hizo mirar el cartel de la entrada "Noche de micro abierto" decía. A falta de una cancha y un balón, la música le serviría para desahogarse, pensó. Así que sin saber dónde se metía entró. Se dirigió directo a la barra, pidió un combinado sin alcohol, y mientras el camarero le servía, le preguntó acerca de cómo funcionaba lo del micro abierto.
-Es sencillo. Si no hay nadie en el escenario puedes subir y tocar, cantar o recitar, como gustes. Si al público le agrada lo que haces puedes quedarte, sino debes bajar. Si ya hay alguien actuando te apuntaré en la lista. Si quieres después de Takeshi y su saxo no hay nadie.
-La guitarra del escenario…
-Puedes cogerla si la cuidas- contestó el barman a la pregunta no formulada.
Kaede hizo un gesto con la cabeza, dándole las gracias y luego empezó a tomarse su combinado tranquilamente, removiendo de forma ausente con la pajita el líquido rojizo que le habían servido en el largo baso de tubo. El chico del Saxo lo hacía bastante bien, aunque en ese momento le apetecía un tipo de música un poco más melancólica quizá. Diez minutos más tarde las diez o doce personas del local despedían al músico con un aplauso. Acto seguido Kaede no se lo pensó dos veces y tras mirar al barman, que con una inclinación de cabeza le dijo que podía subir tranquilamente, se dirigió al escenario. Un pequeño foco iluminaba el centro del espacio y le impedía ver más allá de la primera mesa delante el pequeño escenario, que estaba bacía en ese momento. Sin importarle poder ver o no a los clientes del local, tomó le taburete y la guitarra, y tras comprobar la afinación de ésta, empezó a tocar una lenta melodía.
Poco después empezó a cantar lentamente:
Les notícies, diuen que ha arribat
(las noticias dicen que ha llegado)
de molt lluny aquest matí
(de muy lejos esta mañana)
el setembre sense pietat
(el septiembre sin piedad)
Amb la pluja, que mullarà
(con la lluvia, que mojará)
les paraules que t'escric
(las palabras que te escribo)
i fondrà la neu del teu país
(y deshará la nieve de tu país)
uhohoh mentre jo t'escric cartes d'amor
(uhohoh mientras yo te escribo cartas de amor)
uhohoh avui t'escriuré cartes d'amor
(uhohoh hoy te escribiré cartas de amor)
Mentrestant en la distància
(mientras en la distancia)
hi ha qui vol canviar-ho tot
(hay quien quiere cambiarlo todo)
diuen que en la Rússia blanca
(dicen que en la Rusia blanca)
ens preparen un nou món
(nos preparan nuevo un mundo)
Jo omplo pàgines en blanc, en blanc
(yo lleno páginas en blanco, en blanco)
pàgines en blanc, en blanc,
(páginas en blanco, en blanco)
pàgines en blanc amb el teu nom
(páginas en blanco con tu nombre)
Con los últimos acordes de la guitarra unos aplausos de un grupo del final del pub llevaron de vuelta a Kaede de su trance. Con la canción se había, por un momento, olvidado de todo: dónde estaba e incluso quien era. Un poco nervioso, pues no estaba acostumbrado a eso de cantar en público, empezó otra canción.
A la finestra torno a començar
(en la ventana empiezo de nuevo)
un cop de vent, ja tinc el cor glaçat,
(un golpe de viento, ya tengo el corazón helado)
els minuts són dies que no acaben mai,
(los minutos son días que acaban nunca)
si pogués saber perquè.
(si pudiera saber porqué)
Tot està dins el meu cap
(todo está en mi cabeza)
tot està dins el meu cap, aquesta nit
(todo está en mi cabeza, esta noche)
m'estic perdent en mi.
(me estoy perdiendo en mí)
No puc escapar, el món és un mirall
(No puedo escapar, el mundo es un espejo)
canvis de temps, canvis d'estat
(cambios de tiempo, cambios de estado)
voldria quedar-me aquí prop dels meus ulls,
(quisiera quedarme aquí cerca de mis ojos)
però jo vull saber perquè.
(pero yo quiero saber porqué)
Tot està dins el meu cap
(todo está en mi cabeza)
tot està dins el meu cap, aquesta nit
(todo está en mi cabeza, esta noche)
m'estic perdent en mi.
(me estoy perdiendo en mi)
No sé on acabo, el meu cor és un pou
(no sé donde termino, mi corazón es un pozo)
sense fons, caient, perdent el control,
(sin fondo, cayendo, perdiendo el control)
i jo era un home, ara sóc un extrany.
(y yo era un hombre, ahora soy un extraño)
Tot per voler saber.
(todo por querer saber)
Tot està dins el meu cap
(todo está en mi cabeza)
tot està dins el meu cap, aquesta nit
(todo está en mi cabeza, esta noche)
m'estic perdent en mi.
(me estoy perdiendo en mí)
Tot està dins el meu cap...
(todo está en mi cabeza)
Otra vez los aplausos no se hicieron esperar. Era muy curiosa la sensación, sentir los aplausos como voz en off, pues realmente él sólo podía distinguir la mesa bacía delante de él mientras el brujido se concentraba al otro lado del local. Antes de bajar del escenario quiso tocar una última canción, aunque esta vez no tenía intención de cantar.
De hecho no hizo falta porque del fondo del local, dónde él por culpa del foco no podía ver quien era, alguien empezó a cantar a partir de media estrofa:
…
Com et puc estimar, si de mi estàs tan lluny
(como te puedo querer, si estás tan lejos de mí)
servil i acabat, Boig per tu.
(servil y acabado, loco por ti)
Se molt bé que des d'aquest bar,
(sé muy bien que desde este bar)
jo no puc arribar on ets tu
(yo no puedo llegar a ti)
Però dins la meva copa veig
(pero dentro la copa veo)
reflexada la teva llum, me la beuré
(reflejada tu luz, me la beberé)
servil i acabat boig per tu
(servil y acabado, loco por ti)
Quan no hi siguis al matí,
(cuando por la mañana no estés)
les llàgrimes es perdran
(las lágrimas se perderán)
entre la pluja, que caurà avui.
(entre la lluvia, que va a caer hoy)
Em quedaré atrapat ebri d'aquesta llum
(me quedaré atrapado, ebrio de esa luz)
servil i acabat, boig per tu.
(servil y acabado, loco por ti)
Sé molt bé que des d'aquest bar
(sé muy bien que desde este bar)
jo no puc arribar on ets tu,
(yo no puedo llegar a ti)
però dins la meva copa veig
(pero dentro la copa veo)
reflexada la teva llum, me la beuré;
(reflejada tu luz, me la beberé)
servil i acabat boig per tu.
(servil y acabado, loco por ti)
Poco después de que la voz callara, lo hizo también la guitarra de Kaede. Esta vez los aplausos fueron bastante calurosos, pero Kaede no se entretuvo, quería saber quien se había apuntado a su canción. No que le hubiera molestado, al fin y al cabo la había cantado bien, pero estaba intrigado, era una bonita voz. Así que sin mucha parsimonia, hizo una leve reverencia para los que le aplaudían, dejó con cuidado la guitarra dónde la había encontrado, y salió de debajo el foco de luz. Con las pupilas todavía acostumbrándose a la tenue luz del pub volvió a la barra para pedir al camarero quien había cantado con él, pero no llegó a hacerlo, pues en cuanto estuvo un poco más cerca distinguió a su pesadilla pelirroja sentado en uno de los taburetes tomando un líquido rojo como el que él había tomado antes de cantar.
-¿Qué haces aquí?- a causa de la impresión eso fue lo primero que preguntó Rukawa cuando estuvo delante del pelirrojo, que con la pajita en la boca le miraba acercarse a la barra con una expresión indescifrable en el rostro.
-Intentaba huir de tu presencia, pero parece que te has entestado en seguirme- dijo, en un tono sarcástico poco común en él, Hanamichi. -¿Es que no puedes dejarme solo ni un par de horas, maldito zorro entrometido?- estalló mucho más en su papel.
-Yo no te he seguido- dijo Kaede consciente que no era del todo cierto.
-¡Ya!. ¿Será que no hay lugares en toda esta maldita ciudad que has tenido que venir dónde estaba yo, no?
-Yo no te he seguido- repitió Kaede mosqueado porque no había entrado en el local por él, "si ni siquiera sabía que estabas aquí" pensó.
-¿Entonces por qué de todos los lugares has acabado aquí?
-Porque está cerca del hotel- dijo evadiendo la pregunta.
-Si fuera por no andar te hubieras quedado en el bar del hotel- repuso Hanamichi enfadado.
-¿Quien dice que no quería andar?
-Tú lo has dicho, maldito zorro.
-No, no lo he dicho, idiota- dijo sentándose en un taburete de la barra y haciéndole una señal al barman para que se acercara, y con la mano le indicó que quería un combinado como el de Hanamichi.
-Sí que lo has… ¡aagghh!- exclamó frustrado, hablar con Rukawa le parecía imposible. -Da igual la cuestión es que has entrado para fastidiarme la noche. Más todavía- añadió.
-Siento desilusionarte idiota, pero resulta que no eres el centro de mi mundo precisamente- dijo en su tono cortante, con ganas de herirle. Se sentía frustrado. Lo que Kaede no sabía era cuan hondo se clavaban esas palabras en el corazón resentido del pelirrojo.
-Claro que lo sé. Tu mundo gira sólo, única y exclusivamente entorno a ti. Eres un egoísta, sólo te importa ser el mejor, que todos sepan que eres el mejor, ganar, ser el primero, ser el centro de atención y…
-¡Ah no Hanamichi! Ésa, esa es TU especialidad- dijo más dolido por las palabras que le decía de lo que hubiera imaginado, por ello ni se dio cuenta que lo llamó por su nombre.
-Para ti Sakuragi, no te tomes esas confianzas Rukawa, no somos amigos que yo sepa- dijo apretando fuertemente el baso entre sus manos. ¿Quien era el zorro ese para hablarle como si…?
Antes de decir nada más hubo una breve pausa en la que se miraron a los ojos. Ambos estaban nerviosos a pesar de que no querían que el otro lo notara, se sentían heridos y querían perder de vista al otro, pero por otro lado una fuerza incomprensible les mantenía sentados en sendos taburetes. Kaede seguía mirándole fijamente a los ojos, tan intensamente que Hanamichi sentía que el moreno intentaba ver dentro de él. Por un momento apartó la mirada para mirar el baso, esos ojos azules conseguían hacerle sentirse expuesto.
-¿Por qué?- preguntó Kaede todavía penetrándole con la mirada.
-¿Por qué, qué?- dijo con voz de cansado, levantando de nuevo la vista del baso ya medio vacío, desconcertado por la pregunta.
-¿Por qué no somos amigos?
Los ojos de Hanamichi se abrieron un poco, y luego como si la respuesta le doliera respondió:
-Porque no soporto estar a tu lado. Me sacas de quicio, me exasperas y me…me…- Por un instante el contacto visual..., la actitud corporal de ambos..., la tensión entre ellos fue tanta que ambos dejaron de respirar un momento, luego Hanamichi repitió otra vez con voz dolida -me es imposible estar a tu lado, no lo soporto.
-Eso ya lo has dicho- dijo fríamente Kaede sintiéndose fatal.
Se hizo un incomodo silencio, que rompió Rukawa al caer en la cuenta de algo.
-Cuando yo he entrado no sabía que estabas aquí, y aunque tú no me hubieras visto entrar, sí que me has visto en el escenario- le recriminó notando como algo en su interior empezaba a arder de golpe. -¡.¿Por qué cojones no te has marchado si tanto te repugno?.!
-Vaya, que parlanchín estás- se burló Hanamichi evadiendo claramente contestar a la pregunta.
-¡CONTESTA!- gritó Kaede saliendo de sus casillas.
Hanamichi dio un respingo en la silla con el grito. La mitad del local se giró, pero a Kaede le daba igual, quería saber por qué se había quedado, y por qué le había esperado claramente en la barra tomando un combinado.
-Curiosidad supongo- dijo de forma ausente Hanamichi, que todavía estaba atónito tras el grito del moreno. Era la primera vez en más de dos años de conocerse que le gritaba de ese modo. Aunque era la primera vez que se hablaban tan abierta y cruelmente. ¿Sería que al moreno le estaba afectando tanto como a él esa guerra de palabras envenenadas?
-Idiota. No se tiene curiosidad por lo que te repugna. Contesta.- exigió apretando la mandíbula.
-A… a mí no me repugnas Rukawa, yo no he dicho eso- dijo con un hilo de voz Hanamichi.
-…- Algo en su interior dio un vuelco, no quería afrontar los nervios que le desbordaban, a pesar que en la boca del estómago tenía un nudo que se estrechó de golpe. -¿Curiosidad por qué?- se las apañó para decir Rukawa. A penas podía hablar, pero necesitaba saber.
Hanamichi dirigió la mirada al escenario dónde una chica cantaba una balada acompañada por el saxofonista que había tocado antes. No quería contestar a eso. Exasperado Kaede aspiró preparado para gritar de nuevo. Pero antes de poder hacerlo Hanamichi habló.
-¿Y tú Rukawa?. ¿Tú por qué crees que no somos amigos?- preguntó con la vista clavada en el escenario.
-Porque… nunca has querido saber nada de mi.
-Eso es falso- repuso Hanamichi antes de tomar un largo trago del líquido rojo, dejando el baso casi vacío. Luego añadió mirándole de reojo -siempre has sido tú el que se esconde detrás de la indiferencia y ésa pose altiva para que nadie sepa nada de ti.- Apartó la vista del moreno y se fijó de nuevo en el músico del escenario. -Debes tener algo muy feo por esconder para huir de la gente de ese modo.
-No huyo, si alguien me pregunt…
-¿Ahora me dirás que si alguien te preguntara por ti, por tu vida, por lo que sientes, me dirás que no evadirías la pregunta sino que contestarías sinceramente no?- preguntó volviendo a mirarle a los ojos. Dejando claro con la pregunta que no le creía.
Un leve gesto facial de Rukawa daba a entender que así sería.
-¡Venga ya! zorro, eso no te lo crees ni tú.
Kaede puso cara de pruébame si no lo crees y Hanamichi respondió.
-Ok, entonces dime… ¿Qué sientes por mí?- dijo clavando su mirada en él, y girándose en el taburete de tal modo que quedaban mucho más cerca que antes.
Hanamichi notó como algo le empujaba a moverse lentamente hacia le moreno, era como un imán, como si le empujaran por detrás, hasta que Kaede, asustado por la cercanía, habló de nuevo rompiendo la conexión que momentos antes les unía y que de haber dejado progresar quien sabe dónde habría acabado.
-¿A qué estas jugando Ha… idiota?- dijo Kaede consciente de que al hablar había provocado que ambos volvieran a erguirse en sus taburetes agrandando la distancia entre ellos. Aun así, su corazón le iba a demasiado deprisa.
-No juego a nada zorro, pero sabía que no responderías. Te pregunte lo que te pregunte nunca responderás…- empezó a decir con una voz sin inflexiones, como derrotado o dolido, pero pronto fue interrumpido por la suave voz de Rukawa:
-Es simple. Te quiero- dijo éste no sé si muy consciente de lo que acababa de hacer o de las consecuencias de su declaración.
La reacción de Hanamichi no podría haber sido menos acorde a su personalidad. Pues quince segundos después seguía mirando a Kaede, sin haberse movido, ni siquiera la expresión de su cara había cambiado. Ante ese mutismo, Kaede se levantó del taburete, pero ese movimiento tampoco provocó ninguna reacción en el pelirrojo.
Así que con la sensación que vomitaría todo lo que no había cenado, o que al intentar andar le fallarían las piernas, Kaede se encaminó lentamente a la puerta del local tras dejar un billete en la barra del bar. Al abrir la puerta del local se dio cuenta que el aire fresco de la noche le haría bien, salió y cerró tras él. No pudo evitar cerrar los ojos y en busca de algo en su vida a lo que agarrarse, algo que le mantuviera de pie, que no le dejara derrumbarse. Los abrió de nuevo para mirar al cielo en busca del consuelo de las estrellas, pero el poco cielo que se veía entre los rascacielos del centro de la ciudad era de un color rojizo y ni siquiera se veía la luna. "Odio estar en la ciudad".
Sintiendo que por un momento todo había perdido sentido, no supo qué hacer. El sonido de la campanilla de la puerta del local abriéndose detrás de él le paró el corazón de golpe. No pudo ni moverse para ver si era él. Pero no izo falta el contacto de una mano en su hombro le dio información suficiente. La voz que sintió detrás fue lo que le llevó de golpe a la realidad, y a lo que acababa de hacer.
-Disculpa, ¿podrías apartarte?- Eran un par de amigas que intentaban salir del local, pero él, allí plantado, les bloqueaba la salida.
El encontronazo con la realidad fue demasiado. Justo antes que la puerta se cerrara pudo ver a Hanamichi sonriendo en la barra. Le había confesado lo inconfesable al chico que más le odiaba, era hombre muerto. Queriendo volver a ese estado de irrealidad con el que había salido del local, pero no pudiendo, arrancó a correr tan pronto como vio que Hanamichi se levantaba del taburete. El único lugar que conocía en esa puñetera ciudad era el hotel. Y allí entró, no esperó para el ascensor, corrió escaleras arriba para ir a su habitación.
El pasadizo de la quinta planta estaba vacío y silencioso. La cerradura de la habitación no quería aceptar su llave, luego se dio cuenta que se estaba equivocando de puerta.
Una vez dentro de su habitación cerró con llave y la dejó puesta para que Hanamichi no pudiera intentar entrar con la suya; y por si acaso lo lograba puso una silla a modo de tope bajo el pomo.
Sabía que Hanamichi no intentaría subir, era también su habitación, pero no querría compartirla con él después de saber que… y tampoco él quería que subiera, no quería tener que enfrentarse a él. Pero a la vez una parte muy grande, demasiado grande, de su cabeza, aliada con la parte débil de su corazón, suplicaban por oír la voz del idiota pelirrojo al otro lado de esa puerta, gritándole que era un energúmeno egoísta, un zorro estúpido y que si no le dejaba entrar a dormir a su cama echaría la puerta a tierra.
Kaede se tumbó en la cama, y por primera vez en años se dejó llevar por la desesperación y se echó a llorar.
Horas más tarde, en el bar, Hanamichi ayudaba al barman a cerrar. Eran las dos y ya hacía rato que no había nadie más que él.
-Sigo diciendo que deberías haber salido detrás de él. No puedes dejar que te digan algo así y no hacer nada.
-Daisuke, como vuelvas a decir nada más del zorro te arrepentirás- le amenazó con una silla en la mano que estaba poniendo del revés encima de una mesa.
-Pero antes has dicho que…
-Antes no sabía que el zorro… ¡dios!. ¿Es que no entiendes qué quiere decir eso?
-Claro que sí. Por eso tendrías que hablar con él.
-No. Creo que por hoy hemos hablado lo suficiente. Además ni que quisiera, que no quiero, no podría hablar con él. Si intento subir a la habitación, en el caso poco probable que me conteste será para pegarme como mínimo. Y es peor aun teniendo en cuenta que en este momento me gustaría estrellar mi puño en su maldita cara de soy-una-mosquita-muerta-que-nunca-ha-roto-un-plato pero que esconde debajo un cabrón, GAY, estúpido, zorro y engreído que se cree el rey del mundo y el centro de todo, y… y no sabes cuanto me jode todo esto.
-Créeme después de una noche oyéndote hablar de él, tengo una ligera idea- comentó Daisuke.
Y finalmente cuando Daisuke cerró y se marchó, Hanamichi tuvo que volver al hotel.
Pasó lo que quedaba de la noche en las butacas de espera del hall.
El sol ya despuntaba cuando se decidió a subir a la habitación…
Grissina: bueno aquí el tercero. Esta vez vamos a hacerlo bien a la primera... (¡que no es plan que cada vez me tengáis que recordar que debo poner de quien son las canciones!) XD
La primera canción que aparece en este relato se titula Perestoika y es de un grupo, por desgracia ya desaparecido al que amo y adororo, llamado Sau.
La segunda canción titulada Aquesta nit es de otro grupo que me encanta y que tampoco existe ya (me puse nostálgica) y que tuvo de cantante a la voz más sexi de mi país (suspiro), llamado Sopa de Cabra (el grupo claro, porque él se llama Gerard Quintana, (suspiro de nuevo)!) XD
La tercerea y última canción, que es la que da título a la historia, es Boig per tu, y nadie en mi país puede decir sin mentir que no la conoce, pues es la canción insignia del grupo Sau y actualmente la canción de amor en catalán por excelencia junto con Paraules d'Amor creo. En la historia me salté la mitad de la primera estrofa que he puesto aquí debajo:
En la terra humida escric, Nena estic boig per tu
(En la tierra húmeda escribo, nena estoy loco por ti)
Em passo els dies esperant la nit
(Me paso los días esperando la noche)
…
y sigue con lo que hay en la historia.
Este capitulo va dedicado a todas las que, como yo, oyendo a Carles Sabater cantando "Boig per tu" deseó ser la luna.
Snif... y así toda emocionada os dejo para que podais pasar a lo de los reviews, ;P
PS: El lírio blanco es, en lenguaje de las flores, la esperanza.
