Bueno, este va dedicado a Igni, por ser tan pesada y siempre dejarme reviews jeje aquí tienes el de los personajes que pediste (bueno, como pediste tantos tendrás que conformarte con este dos en uno XDD) y además me salió extra largo, espero que guste, y que me dejéis vuestras opiniones, thanks!

PD. Esto no es realmente importante para el fic, pero me pareció un detalle curioso: el primer kanji del nombre de Renji (el que se lee como "ren") significa amor…supongo que cuando hayan leído el fic sabrán por qué lo menciono :P

Y sip, me inspiré en el omake del VJump para este drabble/shortfic o lo que sea XD


El príncipe y el mendigo

(1135 palabras)

Lo observó atentamente, analizando cada detalle, y sin embargo, el gesto de su cara podía interpretarse como de total indeferencia.

Y es que a Kuchiki Byakuya no le gustaba reflejar sus emociones, ni siquiera a través de sus ojos, lo cual le había dado una, merecida o no, fama de hombre imperturbable.

- Encantado de trabajar con usted.

El joven que le hacía una torpe aunque educada reverencia jamás había llamado su atención hasta aquel instante en que se había convertido en su teniente.

- Abarai Renji.- pronunció su nombre despacio, como si quiera asegurarse de que lo hacía del modo correcto.

- ¿Sí, taicho?

Byakukya guardó silencio, preguntándose por qué Aizen había apoyado tanto el nombramiento de aquel muchacho del Rukongai como teniente de la sexta. Incluso Zaraki había, si bien no apoyado, sí dado su consentimiento para que un miembro de su escuadrón se convirtiera en teniente de otra división; cuando lo normal habría sido que tildara a Abarai de blandengue y lo hubiera echado a patadas solo por sugerirlo.

- ¿Sucede algo, taicho? – preguntó Renji, que parecía algo preocupado por el mutismo de su superior.

- No.

Ni siquiera estaba seguro de por qué él mismo lo había aceptado, el chico tenía talento era cierto, o al menos eso se decía, y realmente a Byakuya le hacía falta un teniente lo antes posible pero…era evidente que no tenían nada en común, eran como el blanco y el negro, como el día y la noche… como el príncipe y el mendigo.

- Abarai¿crees que podrás hacerte cargo del escuadrón? – habló con su voz calma, aunque sin perder firmeza. – La sexta división no es como la once, aquí no hacemos las cosas igual que ese…rudo de Zaraki

Renji puso una ligera mueca, consciente de que el capitán Kuchiki se había contenido al "calificar" a Zaraki Kenpachi.

- Sí, taicho, soy consciente de ello y haré todo lo que sea necesario.

Byakuya lo miró de nuevo atentamente, haciendo caer el silencio. ¿De verdad podría tener como teniente a alguien de su clase?

- ¿Taicho…?

Pero, apenas había abierto la boca para hablar, cuando Renji sintió una poderosa fuerza que de un solo golpe, lo tumbaba en el suelo.

- ¡Ren Ren!

- Ku…Kusajishi fukutaicho…- tartamudeó Renji confundido, viendo como la pequeña pelirosa había aparecido de pronto, tirándose encima de él como si quisiera hacerle un placaje.

- Ren Ren, Ken-chan me dijo que te habías cambiado de escuadrón ¿por qué¿por qué? – exigió una respuesta poniendo morros y frunciendo el ceño.

- Yo…esto… - Renji miró a su capitán que se mantenía silencioso e inmóvil a pocos metros – Ahora soy teniente de la sexta división, Kusajishi fukutaicho.

- ¿Eeeeeh? – la pequeña Yachiru sonaba desilusionada – ¿por qué Ren Ren?

- Deja de ponerme esos estúpidos motes – masculló entre dientes.

- ¿Por qué¿Por qué? – insistía ella, tirando de su manga y dando botes – ¿Es por que el calvito se rió de tu cabeza de piña? A mi me gusta tu cabeza de piña ¿A Bya-kun le gusta tu cabeza de piña? Es una bonita cabeza de piña.

- Cabeza…de piña…- susurró Byakuya, como si meditara si era correcta la comparación.

- Oye tú…- masculló Renji, con la vena latiéndole frenéticamente en la frente.

- ¡Bya-kun! – exclamó Yachiru, volviéndose hacia el capitán.

- ¿Bya-kun? – pensó Renji, con la boca abierta – ¿Es que esta mocosa quiere morir?

Sin embargo, no debía ser la primera vez que la pelirosa se dirigía al capitán de aquella forma, por que Byakuya continuaba inmóvil sin perder su gesto imperturbable.

- Bya-kun, te cambio a Ren Ren. – dijo Yachiru, sonriendo.

- ¿Cambiar? – repitieron capitán y teniente al unísono.

- Veamos….- la pelirosa rebuscó en sus bolsillos - ¡ah, ya está! Mira, Bya-kun, te cambio a Ren Ren por mi cromo preferido…es de Chappy. – aclaró, mostrándoselo.

- ¿ME QUIERE CAMBIAR POR EL CROMO DE UN CONEJO! – bramó Renji, indignado y alucinado.

- ¿Eeeeeh? – Yachiru puso una mueca – Bueno, si insistes, te daré también el cromo de Yuki el pato, lo tengo repetido…

- Oye enana…

- Yuki…el pato… - repitió Byakuya, mirando a la pequeña teniente, como si aquella respuesta fuera algún tipo de fenómeno paranormal.

- ¿Es que no te gusta Chappy? – exclamó ella – A mi me gusta Chappy, pero también me gusta Yuki ¿a ti te gusta más Chappy, Bya-kun?

- ….

- Chappy es muy popular, pero Yuki es muy gracioso, al cabeza de bombilla no le gusta ninguno porque dice que son cosas de niñas, pero él es un idiota. ¿no crees, Bya-kun?

- ….

Renji observaba a uno y a otro como si fuera un partido de tenis, temiendo que la paciencia de su capitán llegara a su límite. Aunque bien era cierto que nadie le había visto enfadado antes, así que empezaba a dudar que Byakuya tuviera esa capacidad.

Sin embargo, la vena de la frente del capitán de la sexta empezaba a palpitar exageradamente mientras la pequeña pelirosa no hacia más que repetir "Chappy por aquí y Chappy por allá".

- A los nobles les gusta Chappy, porque a tu hermana le gusta Chappy, seguro que a ti te gusta Chappy.

- ….

La mirada asesina de Byakuya ya era evidente para cualquiera, excepto claro, para Yachiru, que continuaba perdida en su mundo de Yukis y Chappys.

Renji, temiéndose que, o bien que a su capitán le explotara la cabeza o que terminara cortando en pedazos a la teniente de la once, decidió actuar antes de que le tocara limpiar la sangre.

- Parece que no hay más remedio – suspiró, metiendo la mano entre sus ropas – eh, Kusajishi fukutaicho.

- ¿Qué pasa, Ren Ren? – exclamó ella, volviendo la cabeza.

Renji, con una velocidad asombrosa, sacó la mano del pliegue de su kimono y la metió dentro de la boca de Yachiru. Tres segundos más tarde, apartó la mano, dejando a la pequeña teniente en su lugar, y asombrosamente silenciosa.

Byakuya observaba la escena, ligeramente sorprendido.

- Kusajishi fukutaicho, mire.- Renji atrajo de nuevo la atención de la teniente agitando una bolsa de papel en la que resonaba algo en su interior.

Yachiru abrió los ojos por completo, y los fijó en la bolsa.

- Si los quiere, aquí los tiene. – y Renji lanzó la bolsa por la puerta abierta.

La pequeña teniente no tardó ni un segundo en salir disparada tras la bolsa. Renji corrió a cerrar la puerta tras ella, suspirando con alivio.

- La técnica de los caramelos siempre funciona. Suerte que aun los llevaba encima.

Byakuya abrió la boca, sorprendido como pocas veces en su vida.

- Renji.

- ¿Sí, taicho? – respondió el teniente, algo sorprendido por que el capitán acabara de llamarlo por su nombre.

- Empiezas el trabajo ahora mismo.

- ¡Sí, taicho!

¿Quién dijo que no se podía respetar a un mendigo?