Este drabble no es que sea para soltar la carcajada pero me pareció simpático. Notareis que hay varias palabras en cursiva por todo el texto…no es un error, solo echadle imaginación XD.
No sé si mi musa me ayudará mucho con esto, ya que últimamente apenas me apetece escribir, así que bueno, no puedo prometer cuando será el siguiente, gomen.
Como siempre, mil gracias por vuestros reviews, adoro todos los comentarios que me dejáis. Thanks!
El sastrecillo valiente
Desde niño, era consciente de que su intuición era mucho más aguda que la de los demás, lo cual, quizás, se debiera a sus poderes;aunque no era algo sobre lo que reflexionara, al menos, no a menudo.
Pero en aquel instante, Ishida Uryuu, estaba por maldecir el día en el que dios le entregó la suficiente perspicacia como para saberse observado.
- Eh, Kurosaki¿quieres dejar de espiarme? – exclamó irritado, girando bruscamente la cabeza tras de sí.
Unos cinco metros más allá, asomaron en una esquina, un par de pelos anaranjados.
- ¿Quién te está espiando, idiota!
- Si no me estuvieras espiando no me habrías contestado. – replicó Ishida.
- Mierda.
Kurosaki Ichigo asomó finalmente y se acercó unos pasos, primero dubitativo, y luego con decisión.
- ¿Qué quieres? – preguntó Ishida, consciente de que tal comportamiento solo tenía una razón de ser: pedirle un favor.
Ichigo miró distraídamente hacia un lado y se llevó una mano a la cabeza.
- Bueno, yo…
- Suéltalo ya.
- Ishida, tienes que ayudarme. – inesperadamente, Ichigo le clavó la mirada e Ishida retrocedió ligeramente turbado.
- ¿Ayudarte? – repitió.
- Es que…estoy desesperado.
- ¿Desesperado¿Qué es tan importante, Kurosaki? Y sobre todo¿por qué tendría que ayudarte yo? – preguntó, ajustándose las gafas sin perder su gesto orgulloso.
Ichigo suspiró ruidosamente.
- Es que tú eres la única persona que conozco con las cualidades necesarias…
- ¿Cualidades necesarias? – volvió a repetir, mientras un escalofrío le recorría la espalda.
Ichigo asintió.
- Tú eres un manitas para todo¿no es cierto?
- Bueno, para todo, lo que se dice todo…
- Oh, vamos, no te hagas el modesto. Sé que puedes ayudarme.
- Por alguna razón, esta situación empieza a no gustarme…- murmuró Ishida para sí.
- Solo te llevará un par de horas como mucho, y yo podré dormir por fin tranquilo.- intentó convencerle - Si quieres, puedo pagarte, aunque tampoco es que tenga demasiado dinero…
- No creo que sea necesario – exclamó Ishida, levantando los brazos, como si intentara separar el espacio entre él e Ichigo.
- Le he pedido ayuda a Kon, pero por supuesto, con un cuerpo de peluche no puede hacer mucho – el joven de pelo anaranjado continuó con un suspiro y se rascó distraídamente la cabeza – y además se pasa el día repitiéndome a gritos que él es el alma gemela de su nee-san y que yo no tengo derecho y bla bla…ese peluche bastardo.
Ishida retrocedió un paso, mientras su intuición empezaba a soltar alarmas en su cerebro.
- ¿Tan…necesitado estás? – preguntó tentativo.
- No tienes ni idea – exclamó él – Y Rukia no ayuda nada, durmiendo en mi armario, a mi lado todo el día, por lo visto no tengo privacidad, además si lo hago en mi casa se daría cuenta enseguida.
- Pero ¿y tus amigos no pueden…ayudarte? – preguntó el Quincy, buscando una salida a su situación.
Ichigo soltó un suspiro exasperado.
- No puedo pedirles algo así a Asano o Mizuiro, se reirían de mí, además Mizuiro solo sabe de mujeres y Asano…bueno, él no creo que sepa de nada – puso una mueca – tampoco puedo contar con Chad, es un gran amigo, pero no se caracteriza por su delicadeza para estas cosas…me lo destrozaría antes de empezar.
Ishida soltó una risa falsa, ahogada, mientras empezaba a sudar.
- Bueno, entonces – exclamó Ichigo - ¿puedo contar contigo?
- Espera un momento…yo, no…bueno, no creo que sea una buena idea, Kurosaki…- trató de excusarse, retrocediendo.
- No seas tan insensible, Ishida ¿Qué te cuesta?
- ¿Insensible¿Yo¡Kurosaki, esas cosas deberías hacerlas tú solo! – exclamó indignado.
- ¿Yo solo? – Ichigo soltó un nuevo suspiro, derrotado – Pero si lo he intentando, pero soy incapaz, ya sé que no tendría que ser tan difícil, con una mano lo sujetas y con la otra…
- ¡Vale, vale, lo he comprendido! – interrumpió Ishida, con la cara algo más pálida que de costumbre.
- Si te es muy complicado por que no lo has hecho nunca antes, quizás esto te ayude…- Ichigo rebuscó en sus bolsillos un minuto, y sacó un pedazo de papel doblado que le tendió al Quincy – quizás sea un poco cursi, con todos esos corazoncitos…
- Esto…esto no será…?
Ichigo asintió. – Una perfecta ilustración de lo que quiero, supongo que no será muy complicado, aunque nunca lo he visto antes, imagino que es posible hacerlo¿no?
Ishida abrió la boca, pero no le salió ningún sonido de ella. Jamás en su vida había tenido que enfrentarse a una situación semejante. ¿Qué hacer? Kurosaki era su rival, no podía ir por ahí haciendo ese tipo de favores a sus rivales, pero el chico no parecía que fuera a rendirse hasta que hubiera aceptado.
Pero no podía, Ishida sabía que no podía hacerlo, él era…bueno, no compartía esas tendencias…
Observó un instante a Ichigo, que esperaba impaciente una respuesta, sus ojos castaños mirándole fijamente y su desordenado pelo color mandarina meciéndose al compás de la brisa. No es que fuera feo.
- ¡No! – exclamó, asustado con sus propios pensamientos.
- ¿No, qué? – dijo Ichigo, extrañado - ¿no quieres mirar el dibujo?
Ishida tragó saliva, y se apartó el sudor de la frente. Sabía como de cabezota e insistente podía ser Kurosaki y no le hacía ni pizca de gracia tenerlo detrás todo el día…tenerlo espiando detrás, hasta que consiguiera hacerle ceder.
Definitivamente, no podía dejar las cosas de aquella manera, y aunque él tuviera una reputación que mantener, sabía lo que era tener necesidades. Y al fin y al cabo, si nadie se enteraba…
- Pero míralo, hombre, y dime qué te parece.- exclamó Ichigo, señalando el trozo de papel.
Ishida, con manos temblorosas, y lanzando varias miradas a su compañero, desdobló el papel. Y abrió los ojos como nunca en su vida.
ooo
- Ishida, eres realmente bueno con estas cosas.
- Sí, sí, lárgate ya.- respondió el Quincy, con expresión molesta.
Ichigo sonrió levemente - Gracias, te debo una…sí, sí, ya me marcho.- levantó la mano en gesto de despedida - Ya te veré en la escuela. Hasta luego.
- Adiós.
Ishida suspiró, y fijó la mirada en el papel que había colgado en la pared. Había olvidado devolvérselo a Ichigo, aunque probablemente no lo echaría de menos. Tampoco es que fuera una ilustración digna de admiración.
- Patético. – musitó, cerrando los ojos un instante y volviendo a suspirar.
Y así, sentado frente a un dibujo de Chappy el conejo (obra sin duda de Rukia), mientras veía a Ichigo alejarse con un peluche blanco bajo el brazo, que pronto estaría en manos de la joven Kuchiki, Ishida Uryuu estaba por maldecir el día en el que dios le entregó la suficiente perspicacia como para suponer tan equivocadamente.
