Hola hola, mi gente hermosa, lectores apreciados: Bueno verán se me fue como largo el capitulo, así que toco partirlo en dos, no me miren asía con esos ojitos de cachorritos bajo la lluvia, la moral es que se puede publicar prontamente, aunque con un espacio semanal para poder trabajarle a los escritos y no rezagarlos del todo. La buena noticia es que este es el que mas rápido publico así que al menos este... hay tela para rato. Por otro lado Voy a responder los comentarios, hoy hay tiempo gracias al cielo n.n

Besitos a todos y todas.

Danza Entre lobos

Capitulo 14

Tibio Invierno I

Le buscaba con sus ojos grises entre la multitud, tras el bochornoso incidente en el bar la noche anterior y los malos juicios que él pudo hacerse de su indiscreta postura, no le había visto en lo largo del día, ni la boda, ni la fiesta parecía el lugar adecuado para encontrar al leal sirviente del Kruger y ello en verdad comenzaba a angustiarle. Takumi rogaba a las divinidades la oportunidad de una aclaración, pero tener pegado como lapa al impertinente y desdichado Takeda, solo agravaba sus circunstancias. Durante la ceremonia nupcial a cargo del sacerdote Greer, el otro de cabellos castaños y mirada limón, no paraba de tomar Sake y lamentar que se casara su amor, por un momento supuso que se tratara de su hermana, tan hermosa que era admisible la idea... sin embargo al escuchar de los lastimeros labios del muchacho un Natsuki lleno de sentimiento, se pudo aclarar las ideas. Mayor aun fue la sorpresa del castaño, cuando en sus delirios alcohólicos, el otro aludiera a su caballero en castas galas blanquecinas.

En otro tiempo de machismo y galantería, se hubiese incordiado por las confusas en indiscretas palabras de Masashi, pero ahora pese a que Natsuki fuera mujer, no quiso sacarlo de su erróneo pensamiento, porque por un momento sintióse comprendido y fue revelador para sus propios sentimientos, estaba loco, moría de amor por el diligente y silencioso Akira Okuzaki. De modo era, que buscaba por la extensión del castillo en la zona de los sirvientes esperando encontrarle y es solo cuando temió no hacerlo, y sus pasos cansados dudaron, que lo vio intentando levantar una enorme caja de botellas de vino para surtir las mesas de los invitados a la fiesta. Raudo acudió a su lado para prestar la ayuda necesaria y levantar la caja sobre una de las mesas de la cocina.

-Fujino-san- Musitó con voz ronca el moreno, mientras suspiraba cansado por las difíciles y agotadoras tareas de un día de festejos como aquel. -¿No debería estar en la fiesta?-

Takumi se permitió contemplar al muchacho en silencio, mientras las gotas de sudor bajaban por su cuello y de nuevo, maldijo la tentación que le suponía aquel hombre con tan poco. -Se me antoja sosa... "sin usted en ella"- Se calló para sí sus secretos pensamientos.

-Se debe a que quizás ha asistido a demasiados festejos de este tipo- Akira no le prestó mucha atención, todavía reservaba su enfado a la memoria del castaño, tan cómodamente dispuesto sobre Takeda. Entre tanto se ocupaba de mover los vinos desde la caja hasta unas cubetas de hielo, calculando números, la joven evidenció que tendría que traer más botellas desde la cava del castillo.

Takumi notó la voz cortante de su acompañante. -A ninguna boda, solo a las celebraciones de mi familia- Pero el Okuzaki poca o nula atención le prestaba, lo vio alejarse por un pasillo contiguo a la cocina y adentrarse por unas escaleras que descendían sobre el nivel de la tierra, le siguió molesto por su falta de cortesía y pronto se vio a solas con el muchacho, cuyos brazos se esmeraban en levantar otra caja. -¿Me permite brindarle ayuda Okuzaki-san?- Lo estaba ignorando, el castaño lo sabía, pero de que forma tan olímpica lo hacia.

Akira era orgullosa como pocas, no quería su ayuda, no quería nada de él, así se lo hacía saber con la pequeña hernia que se iba a causar tozudamente y en su empeño por levantar la mal habida caja. Suspiró con esfuerzo después de mover dos cajas y apilarlas, serían suficientes. Cuando pretendió salir del sitio con otra a cuestas, donde seguramente haría tres viajes por lo menos, sintió el firme agarré de la mano blanca de Takumi y entonces se encontró con la mirada indescifrable del muchacho.

-No me ignore, señor- Ordenaba como el patrón que fue en la mansión Fujino.

-No me ordene, yo solo sirvo a la Duquesa- Retiró el brazo con toda brusquedad y sus negros luceros miraron con reto al más alto.

-Por favor...- Suavizó su voz y la tosquedad de su mirada, hasta hacerla gentil sobre ella. -Le suplico me informe, la razón de su desdén- El Fujino realmente parecía mortificado, ante la idea de sus desprecios.

-"Me has humillado"... no ha hecho nada, Fujino-san- Desvió la mirada sintiéndose débil ante la intensidad de la grisácea que no paraba de sentir sobre su piel.

-Entonces ¿Por qué me habla con frialdad? ¿Por qué me niega escuchar mi nombre de sus labios?- Takumi dio un paso más cerca de él, se desconocía a si mismo en la osadía que suponía estrechar esa barbilla entre sus dedos.

Akira se apartó abochornada, no olvidaba su lugar y temía a la sensación eléctrica que suponía la piel del castaño sobre la suya. -Porque es propio de hombres, la sensibilidad que exige su señoría, solo podría encontrarla en una mujer- Procuró repudiar su peligrosa cercanía, puso la distancia de otro paso entre los dos y lamentó rápidamente, el dolor que acudió al rostro dulcísimo del caballero frente a ella.

-Lo he comprendido ya- Takumi retiró sus manos de él, de su piel deseada, aunque solo hubiese rosado su barbilla, mordió sus labios dolido, se sabía rechazado. ¿Qué esperaba? Akira no era ese tipo de hombre, tontas ilusiones que se desvanecen en el tono osco y el fastidio con que ha sido observado. -Lamento haber importunado su labor... no sabrá mas de mi persistente y molesta presencia- Lo dijo más para convencerse a si mismo, sobre no buscar al Okuzaki de nuevo, le dio la espalda y se alejó hacia la salida.

-¿Desea probar el vino? Es usted el más diestro de los dos en la cata de los mismos- Le pareció sentir premura en la voz del otro, se volvió a mirarlo, el pelinegro descorchó una de las botellas y se la tendió. Tuvo que volver sobre sus pasos para recibir el vino que le era ofrecido. -Solo lamento no haber traído un par de copas de la cocina- Afirmó el moreno con una sonrisa en los labios y así Takumi olvidó 10 años de etiqueta, plantando los labios en el pico de la botella. La bebida bajo por su garganta aliviando el nudo que sentía ¿Cómo podía aquel hacerle olvidar su promesa tan pronto? Alejarse era todo cuanto pretendía y sin embargo una pequeña oferta había desecho sus palabras en segundos.

Ambos bebieron de la misma botella hasta vaciarla y así con otras dos, sus mejillas se llenaron del sonrojo que solo pueden causar los licores con un alto nivel etílico, o era esa la excusa perfecta para dejar salir a la luz los pensamientos más ocultos. -Akira-san... usted me gusta, noto que hace tiempo lo sabe... que mis celos ante la señorita Julieth solo han confirmado a sus ojos mi sentir...- El envalentonamiento del licor hacía de las suyas con el castaño, o era que ya no podía escapar a sus torturados pensamientos. -Pero soy yo quien ignora, si solo soy yo... el que olvida las leyes de la naturaleza y del hombre mismo, en pos de su nombre...- Takumi apoyaba su mano sobre una de las cajas olvidadas y todos parecían haber prescindido de la idea de acudir por el más preciado licor a la cava. -¿Siente usted algo por mí?-

Pese a la ebriedad sentida, a causa de una que como ella no bebía por costumbre, Akira sintió helarse la sangre en sus venas y elevó la vista sobre el joven, cuya vergüenza y sinceridad le enternecía. Con dos pasos firmes no hubo ya distancia entre los dos, las manos morenas sujetaron el corbatín de gala que ostentaba el castaño, y jalando de él, lo inclinó a fuerzas para prodigarle un beso, uno arrebatador y ligeramente violento, con la pasión que supo ocultar durante meses y que el elixir de los dioses, le daba el valor de robar. Akira presionó entre sus dedos el rostro de Takumi, besando, mordiendo sus labios con ansiedad, el otro más alto no dudo en responder con la misma pasión a los deseos de su amado, con un jadeó que se escapaba. La breve apertura de sus labios, dio la oportunidad perfecta a la Okuzaki, su lengua irrumpió la barrera expuesta para explorar con ansiedad la boca entera del castaño.

Akira movió a Takumi hasta la pared más cercana, con fuerza tal que hizo estremecer al castaño. Los labios de la morena buscaron el cuello ahora expuesto del otro, mientras sus manos apresaban las de él, que se dejaba hacer a la voluntad del sirviente. El Fujino levantó la cabeza abandonase al bacanal de sensaciones que le prodigaba el pelinegro, entre lamidas y mordidas. -Mantente así, deja que lo haga yo... si osas tocarme, no voy a tomarte Fujino ¿Lo entiendes?- La voz grave que cual ronroneo le llegó al oído, obligó a Takumi a tragar saliva. Deseaba recorrer cada poro de su piel, a ser preciso con su boca, pero temeroso de yacer allí sin el moreno amado, asintió obediente a sus deseos, lo complacería solo por el placer de tenerlo... aún si solo fuese una vez.

Akira sonrió convencida de su promesa, si él no la tocaba, no tenía porque conocer su secreto y no habría ningún problema. Tranquila con sus pensamientos, dio un beso a la barbilla del castaño, mientras sus manos retiraban con maestría en nudo de su corbatín, los botones de su chaleco y camisa, hasta dejar el torso desnudo del chico. Bajo por su cuello, su clavícula, hasta su pecho, dejando en él un rastro húmedo que de tanto en tanto, entibiaba con su aliento. Lo observaba complacida, notaba el esfuerzo que hacía aquel hombre por mantener sus manos presas en su espalda, solo para matar la tentación y la oportunidad de tocarle, así como estaban también sus ojos cerrados. -"Se le ve tan entregado... no se trata solo del deseo, tal vez, ¿Me quiere en verdad?"- Se negó a si misma el pensamiento, y bajo sus manos hasta el vientre de Takumi, allí le estorbaba el cinturón que mantenía sujeto su pantalón.

Miró con enfado la hebilla antes de retirarla presurosa, pegó su cuerpo al del Fujino, no sin evidenciar la creciente excitación del chico, si bien parecía torturarle la prenda, mas al leve roce de sus caderas, Takumi movió involuntariamente la suya contra la de él y dudó, al no evidenciar la misma excitación en el otro. Asustado por las circunstancias abrió los parpados espantado, quiso encontrar los ojos de Akira, pero sus labios callaron cualquier pretensión de su habla. El castaño sintió la mano humedecida e intrusa sobre la más sensible extensión de su anatomía y un ronco gemido emergió de su boca, que celestiales caricias eran aquellas y que necesidad loca de arrebatarse sobre él, tomarlo, hacerlo suyo.

-Date la vuelta- Le ordenó la voz nuevamente, despertándole de aquel letargo en el que se había sumergido. Takumi comprendió las intensiones de su compañero y una aversión le llenó por dentro, temeroso se quedó estático como una piedra. Akira le beso el lóbulo para que pronto olvidara sus angustias y también animó más los envites de su mano sobre el Príapo de su casta. -por favor...- Le oyó suplicar y cualquier temor o repudió ante la idea de apartó de su mente.

Tembloroso retiró la mano de Akira tan solo para darse vuelta sobre la pared y apoyar las manos en su soporte, Takumi imaginaba dolorosa la entrega

-¿Tanto así lo deseas?- Pregunto la voz grave en su oído, mientras una mano acariciaba su espalda y retiraba lentamente su pantalón, dejándolo expuesto. La inseguridad en circunstancias como aquellas, realmente podían hacer mella en cualquiera, pero él se mantenía lo mas sereno posible, confiaba en que Akira no le causaría daño alguno, sentía los besos sobre sus hombros y la delicadeza con la que el moreno volvía a acariciarlo. -¿Te entregarías a mí sin reparo?- Preguntó otra vez con esa voz que le hacía perder la razón.

Susurró en el último momento, cuando pensaba que él lo tomaría finalmente. -Te... te amo Akira- Si hubiese sabido el castaño lo que causarían sus palabras, jamás las hubiese pronunciado. Su amante dejo de moverse, de tocarle o de besarle, se apartó un par de pasos y cuando volvió la vista atrás, lo vio alejarse corriendo por las escaleras.

-Que pude decir para que huyeras... ¿Tan horrible es ser amado por mí?- Se cuestionó el de ojos grisáceos antes de poner sus prendas en su lugar y tomar asiento en el suelo, esperaba que alguna deidad le compadeciera dejándole inconsciente, que la tierra se lo tragara, que el dulce sopor del olvido y las botellas que bebió sin contemplaciones en lo posterior, lo llevaran a un mundo en el que no volviese a soñar con esos ojos negros.

.

.

.

Entre bailes sin fin, viandas y bebidas, la feliz pareja departió con los amigos, la familia, por momentos pareciera que el matrimonio fuese realizado por el puro sentimiento nacido entre las dos, pero tan solo con el paso de las horas y la luna llena que pronto adornó el firmamento, la tensión de la castaña volvió a su lugar en su consciencia y las mórbidas palabras de Tomoe, retornaron como un fuerte eco en sus memorias. Estaban a un paso de su noche de bodas y la idea no se le antojaba halagüeña a la más oculta y temerosa Shizuru.

Lejos de saberse observadas mientras bailaban otra pieza, Natsuki y Shizuru danzaron para ser una vez más, el centro de atención, de las no tan secretas envidias de muchos y muchas. Entre tanto dos ancianas dialogaban un asunto de sumo interés.

-Realmente dudo que Natsuki-chan pueda consumar su matrimonio- Afirmaba Kaede observando a la pareja danzar, como si sus pies no rozaran la tierra, eran en verdad un contemplación artística a la vista, pero en ello se quedaba, les faltaba pasión.

-Por una vez, coincido con usted Fujino-dono- Asentía Sanae, ella también había presenciado el incidente del beso y más lejana se hacia la idea de ver a sus bisnietos correr por los pasillos, moriría sin verlos y eso era imperdonable.

-Las dos ansiamos ver a estas jovencitas como una pareja verdadera... pero ello no será posible sin la consumación de sus nupcias- Lentamente y con voz tranquila, la abuela Fujino enlazaba ideas ante la contraparte de la familia de su nuera.

-Por no decir que sería inválido el matrimonio- Añadió con preocupación la Kuga mayor. -Eso realmente sería una pena-

-¿Qué haría una abuela por la dicha de su querida nieta? Todo en verdad- Preguntó y respondió Kaede con una sonrisa pícara, sabía que se estaba introduciendo a su manera en la mente de la otra que aunque sabia, carecía de cierta experiencia para leer el trasfondo de las intensiones. -No puedo soportar la idea de ver el llanto en los bellos ojos de la pequeña Natsuki- Añadía pesarosa. -O los de mi nieta- Sanae asentía mirando a las dos muchachas con angustia. -Si el matrimonio fuera anulado ¿Cuan grande sería su pena?-

-Inconmensurable... estaría hecha pedazos- La Kuga fruncía el ceño sin percatarse de la otra mujer a su lado, miraba a las recién casadas con profunda preocupación. -Por no mencionar la deshonra...-

-¿Pero que hacer para brindar ayuda a Natsuki-chan?- Cuestionó para si misma Kaede. -Tengo una idea... pero es inapropiada, debemos desecharla-

-Habla mujer... es el corazón de mi nieta del que hablas ¿Habrá algo por hacer?- Se volvió la de lacios cabellos, y el esmeralda se cruzó intensamente con el rubí de la abuela Fujino.

-Debemos desechar la idea Kuga-dono- Kaede se mostraba trémula y dudosa de su posible solución, tan solo en apariencia.

-Cualquier idea es buen en circunstancias como estas...- Insistió la abuela Kuga con fiera determinación.

Kaede sonrió para sus adentros y entre sus ropas buscó un pequeño frasco, que pronto dejo a la vista de Sanae. -Un incentivo, una pequeña ayuda para que Natsuki-chan obtenga algo de valentía-

-¿Qué es?- Sanae miró con desconfianza el translucido líquido del frasco.

-En Tsu lo llamamos la flor de fuego y sus fines habrá usted de intuirlos- Lentamente y con voz de arrullo, Kaede depositó el frasquito en las manos de la Kuga. -Sin esto, se harán realidad nuestros temores... Natsuki no consumará la boda y esta será inválida, Shizuru deberá retornar con su padre a Tsu y tras nuestra partida, dejaremos atrás a un par de atolondradas doncellas, unas desdichadas...- Concluyó con un gesto de negación en su cabeza. -Pero Sanae-san sabe que su nieta es obediente a sus deseos y tomará cualquier bebida que ella le ofrezca, si lo hiciera yo... dudaría y nuestros esfuerzos serían en vano-

Kaede había sido absolutamente convincente en cada palabra, mas no contaba con las verdades que Sanae conocía, unas que daban más peso y valor a la inconcebible idea. La Kuga sabía que no solo las leyes de los hombres regían las nupcias de las dos chicas y aunque pudiera fingirse que las dos yacieran en el lecho, ello no podría ser oculto a los vigilantes ojos de la diosa. La maldición pesaba más de lo que cualquiera pudiera imaginar y por el bienestar de su nieta haría lo imposible, ocuparía los actos más reprochables, así que sin dudar más, Sanae guardó en frasco en sus ropas y se alejó de Kaede sin pronunciar más palabras, se acercó a una mesa, vertió el líquido en el vino, lo revolvió ligeramente con una cucharita y se acercó a la pareja que volvía a la mesa nupcial, donde solo ellas podían yacer.

-Abuela... que dicha verte ¿Has visto a Nina?- Preguntó una curiosa Natsuki, desde los preparativos de la mañana no la había visto por ninguna parte.

-Esta con su prometido, en la parte externa del castillo... bajo su cuidado, ten por seguro que se encuentra perfectamente- Respondió sonriendo, aunque ella sabía muy bien, que la compañía de Sergei nunca sería consuelo para su nieta más joven.

Natsuki frunció el ceño bajo la mascara, de ninguna otra deseaba más un abrazo o una bendición, deseaba contar con la sonrisa de su prima, su hermana, en el momentos más importante de su vida y aun así, su querida Nina le negaba el placer de su presencia. -Ara, cualquiera diría que Natsuki no le basta con mi presencia- La voz parca de Shizuru causó todo el olvido posible en la mente de la pelinegra, que volvió la vista sorprendida sobre la rubí.

-Con Shizuru todo es suficiente... no necesito más, si esta a mi lado- Y no mentía, era apenas una vaga preocupación, notaba extraña a su prima y ello no dejaba de inquietarla un poco.

-Siendo así, es propicio que Natsuki lleve a cabo un ritual familiar... algo para la prosperidad de su matrimonio- Sanae encontró la oportunidad perfecta en la breve y posesiva charla de Shizuru. -Debe consumir sin dilación de esta copa y en silencio musitar un corto deseo, si mi nieta bebe hasta la ultima gota de la copa de un solo trago, entonces su anhelo se cumplirá- Aquellas palabras atrajeron la atención de la pelinegra e indirectamente la de Shizuru.

-Entonces yo también debo hacerlo- Afirmo la castaña, mirando con interés el contenido de la copa de plata. -Debemos compartir cada cosa ¿Nos es así? La mitad sería lo justo-

Natsuki sonrió y llevó la copa a sus labios, sorbió el liquido que tenía un sabor ligeramente extraño, pero que atribuyó a las numerosas copas antes bebidas, aquella sería la ultima, no deseaba llegar ebria e incapaz de dar un paso decentemente, aun menos cuando se supone que debe llevar a Shizuru en sus brazos hasta su cuarto. Calculando la mitad de la copa cerró los ojos y deseo con toda la fuerza de su corazón, solo una cosa. -"Te suplico, por piedad concede mi deseo... permite que Shizuru pueda amarme como soy"- Dio el ultimo tragó, y entregó la restante mitad a su esposa.

La lobuna se sonrojó al comprender que de compartir la copa, un beso indirecto se daría entre ambas y sonrió confiada, cuando la castaña imitó sus acciones sin cuestionarse lo mismo que ella pensaba. Shizuru bebió hasta vaciar la copa -"Permíteme ser, lo que he prometido ser... déjame amarle, no quiero vivir con esta resignación"- Vaciada la copa, la abuela Kuga sonrió, hizo una breves oraciones por las dos, dio sus bendiciones y se alejó entre la multitud, no sin haber sido vista en todo momento por Kaede.

-Tu abuela es un poco... extraña- Shizuru realmente notó el extraño aroma de la bebida y algo en su fuero interno, le recordaba las clases de hierbas con su abuela, temía en lo profundo de si, que Kaede volviese a hacer de las suyas.

-Pero es la mujer más dulce que conozco- Musitó con la tierna voz de una nieta que no para de ver la bondad en el corazón de su abuela.

-Ara, Natsuki pretende dormir en el sillón la noche de bodas ¿O son vagas impresiones mías?- Musitó Shizuru con un mohín enojado, antes de caminar en dirección de su hermana y su madre, dentro de poco no las vería y era mejor que aprovechara el poco tiempo en su presencia.

-¡Oi! ¿Shizuru? ¡Shizuru!... ahora... ¿Ahora que hice?- Natsuki se levantó para seguirla, no entendía el porque de aquella reacción, tal vez era oportuno no permitir más bebidas a su mujer en lo que restara de la fiesta.

La lobuna intentó seguirle el paso a la castaña, nadie mencionó que la Fujino fuera tan ágil en movimiento y delicadeza, ella en cambio, golpeaba hombros mientras intentaba pasar entre la gente y fue en medio de aquello, que sintió una mano atrapar la suya, jalarla a fuerzas entre la muchedumbre que se quejaba ante el torbellino que suponía el atropello de los fuertes hombros de Natsuki. La pelinegra apenas veía un cabello rojizo entre las ropas de hombres y mujeres que le pasaban por la cara, la mascara... hasta que al fin el movimiento cesó, en la oscuridad y tras el cobijo de una enorme columna del salón. -Nya... la pequeña bestia al fin cumple su cometido... ¿Cuánto le costó la castañita de Tsu? ¿Dos cofres? ¿Siete perlas negras? ¿Cuántos vestidos de seda occidental? ¿Cuánto por la honra de una mujer, su alteza?- Inclinó la cabeza a con sorna, burla intrínseca a cada mirada, gesto e inclinación.

-¿Nao?- Esa voz la conocía, ese enconó le era tan familiar que ya nada le sorprendía del atropello al que había sido sometida, pero algo en su estomago le molestaba y era la sinuosa cercanía de la otra.

-¿Cuántas conoces? Gatita- La 'araña' deslizó su mano por la mascara hasta sujetar la barbilla de Natsuki, con sus alargadas uñas, envilecidas y endurecidas por un tinte especial. -Tu familia trabaja igual en cada ocasión, cada descendiente maldito hace esto... de esa manera fui comprada y desechada, ¿Qué se siente pensar de la misma manera cuando ves el retrato de tu madre?- Casi escupió con veneno sus palabras, Nao Yuuki, por su honor y su nombre, quería ver el mismo sufrimiento en el monstruo de Fukka.

Ella la conocía, había sido la primera, la afortunada elegida por su caritativo padre, se había creído el cuento de hadas, había llegado a apreciar la gentileza con la que Natsuki la trataba entonces, pero la oscura verdad siempre sale a relucir en el peor momento... y solo por su maldita estirpe, había conocido el más grande sufrimiento. Solo por eso, quería torturarla de todas las maneras posibles y no había lugar más frágil, que la mente y el corazón de aquel ser horripilante.

-Eso no es...- Natsuki no había contemplado esa posibilidad, su amada y dulce madre, comprada. Sintió contraerse sus entrañas, ¿Ese era el sentimiento que le había causado a Shizuru? De serlo, era imperdonable.

-¿Verdad?- Nao sonrió, posando sus labios muy cerca de los de Natsuki, dándole a probar de a poco el aliento dulzón que en un lejano día, había entregado sin reservas. Más no la besó, ese desdén lo había ocupado ya la noche anterior, quería ver sus reacciones, conocer cuan grande era el poder que preservara sobre ella, aun si solo fuera por sus tontos e ilusos recuerdos. Mas contra todo pronostico, Natsuki desvió la cara a un lado, evitando así cualquier contacto entre las dos.

-No eres ella, fuiste libre de mí en el momento que lo elegiste... así que no pienses que te debo nada, Yuuki- Con la fuerza que poseía, la Lobuna apartó a la pelirroja de su lado, no le hizo daño, no más que a su orgullo hecho añicos con tan poco. Con paso firme se alejo de la columna, encontrando la luz de los enormes candelabros en lo alto del techo. Natsuki miró de soslayo a la joven cuya estupefacción no le dejaba reaccionar con rapidez. -A fin de cuentas, tú solo puedes ver a un monstruo... tus ojos están ciegos, por eso no estas en su lugar, ese que querías para ti-

-¿Y ella no esta ciega también? O quizás ve bastante bien, te mirará con miedo... nunca serás libre Kruger... nadie podría amar a un monstruo como tú- Respondió al fin la resentida pelirroja, el breve detenimiento en el andar de Natsuki fue suficiente para ella, Nao supo cuantas dudas escondía su monstruo personal y en lo futuro encontraría la forma de reclamar sus injurias con ello.

La Kruger hizo caso omiso en apariencia, pero más pronto olvido su promesa sobre no sorber ni una copa más. Se encontró solitaria en una mesa, con el codo apoyado en la madera caoba y la barbilla en su mano, suspiraba largamente, al menos la pelirroja no podría verla, había solicitado a los guardias el sacarla del castillo. No entendía como es que ella pudo colarse en su boda, sin embargo el daño ya estaba hecho y no tenía cara para mirar a Shizuru. ¿Era tan terrible todo aquello? Solo entonces la consciencia comenzaba a hacer mella en sus pensamientos, le torturaba la idea de ver marchar a la castaña, pero ¿No era eso egoísta ante ella, si su amor le fuera sincero? Su libertad estaba en sus manos, aun no era suya, el solo papel firmado aquella tarde no tenía valor, no todavía, ¿Entonces que hacer? Contempló el anillo en su dedo, era una hermosa joya de un raro zafiro plateado, una excentricidad de su padre muy seguramente. "El zafiro del hielo plateado" un nombre tremendamente largo para una gema y sin embargo con solo recordar el tacto tibio de los dedos de Shizuru depositándolo en su anular, el malestar se evaporaba de su comprimido pecho. -Moriría sin ella- Dijo en susurros, era de valientes admitir las flaquezas y estaba claro que ella lo requería.

-Ara, Natsuki parece traicionar sus promesas después de unas pocas horas de pronunciarlas... ¿Por quién moriría sin reparos?- El aura terriblemente oscura de la castaña helaría los huesos a quien fuese, sin embargo para ese momento la Lobuna estaba lo suficientemente atontada como para no percibir el peligro al que estaba expuesta. Simplemente apoyó la frente en la mesa con desgana y musitó lo que Shizuru no imaginaba escuchar.

-Moriría sin ti, pero dejarte ir ¿No sería lo más justo?- Se la notaba tan desolada ante la pregunta que ella misma había formulado.

Shizuru miró con incredulidad a la desdichada joven, ¿Por qué de repente decía aquellas cosas? No era ese el momento para arrepentirse, aunque sonara tan tentadora su propuesta, marcharse no era una opción, el rey Taeki no permitiría semejante deshonra, sería cruel y vengativo con su familia, con su padre... argüía en su mente la castaña, porque nunca admitiría que marcharse ya no era, su más ansiado sueño. ¡Lo había prometido! -Tal parece que Natsuki se ha arrepentido de sus nupcias conmigo y desea devolverme a la casa de mi padre... ¿Pretende deshonrarme de esa manera?-

La pelinegra levantó la cabeza de la mesa en un respingo. Esperaba que la chica tomara semejante oportunidad en sus manos, pero contrariamente había desistido en un santiamén y el vuelco de su corazón no podía mentirle, lo había escuchado de sus labios, esas dulces palabras. Natsuki se puso de pie y tomó su mano gentilmente. -Jamás me alejaría de Shizuru...- Quiso alargar la prosa de su devoto amor, pero las luces de todo el salón de apagaron intempestivamente y algunos gritillos femeninos se escucharon, a ello le siguieron aplausos y estridentes silbidos.

La castaña sujetó la mano en las sombras. -¿Qué ha pasado?-

-Es el momento... según las costumbres de Fukka, cuando la noche se cierne, los amantes deben ir a su lecho nupcial, para consumar la boda...- Natsuki tragó saliva, le quedaban unos escasos minutos para llevarla a su cuarto, conocía el camino de memoria, cada pasaje a ciegas, era tan fácil y tan difícil pensar en lo que acontecería.

-Llévame entonces- Ordenó una Shizuru en cuya voz había firmeza, la realidad en cambio era otra, estaba aterrada.

Natsuki obedeció en cuanto pudo reaccionar, levantó a la dama en sus brazos, cruzó a través de la gente, las escaleras y los pasillos, hasta yacer frente a la puerta de su cuarto, el cual estaba abierto para facilitarle la tarea. Una vez allí depositó a Shizuru con suavidad en el suelo y la dejó vagar libremente por su cuarto con apenas la tenue luz de luna colándose a través de los ventanales. La lobuna cerró la puerta y después apoyó su espalda en la pared más cercana, ¿Acaso había bebido tanto? Sentía algo extraño en su cuerpo, creería que un mareo, pero pronto supo que una ferviente ansiedad la consumía.

Se deslizó hasta el suelo sintiendo un repentino temblor en sus piernas que incapaces de mantenerse firmes sobre el suelo ya no fueron un buen soporte, así mismo un agudo cosquilleo le sobreviene en el vientre y cerró sus labios al sentir su boca tan seca. Apoyada en el suelo levanto sus manos para contemplarlas, pero solo pudo ver el borroso tono de sus guantes blancos, la sensación eléctrica en los dedos que habían sujetado a su bella esposa y el creciente latido que retumbaba en sus oídos, hasta impedirle oír otra cosa. Cerró los ojos, pestañeo un par de veces hasta que pudo enfocar y ver la forma de sus enguantados dedos, pero todo su cuerpo se antojaba sediento y no sabía de que, solo comprendía que cada segundo sin tener alivio era una tortura. Buscó para encontrar la fortaleza en sus piernas, pero la sensación de no poder levantarse sin empeorar su sentir continuaba allí. Cada fragmento de tela sobre su piel le generaba un extraño malestar, se asfixiaba a falta de aire en cada poro y con sus desesperadas manos deshizo el nudo de su corbata para no sentir la insistente presión de la seda en su cuello. Busco con la vista algo con lo que pudiera apaciguar su sedienta garganta, pero la copa servida sobre la mesa central de la habitación no pudo aplacar ni un momento su necesidad, su desesperación... cuanto daría por apagar el ardor inclemente en el pecho y en la carne, por no sentir aquella insoldable debilidad en sus rodillas o la mirada distorsionada, ¿era ese el infierno? Su piel calcinándose desde dentro y ¿Sin poder hacer nada?

Las cortinas se movieron ante las tenues corrientes de viento que transgredían los ventanales abiertos, ese el frío que en otro momento sería inoportuno apenas aplacaba el fuego creciente, mustio extintor de su pasión a flor de piel. Depositó lentamente el cristal vacío de sus manos, ante la atenta mirada sangría que le observara silenciosamente en todo momento, Shizuru tampoco era inmune a los efectos de la droga que corría vertiginosamente por sus venas, pero si que conocía sus misterios y sus consecuencias, estaba consciente de sus síntomas lamentables. El sonido de los pasos metálicos sobre la alfombra y la distancia entre ambas se acortaba peligrosamente, entre sombreas y luz por cada paso que daba, con las cortinas movidas por el viento, con el brillo de la luna sobre su traje casi de plata, se antojaba deseable y a la vez amenazadora.

-No debe acercarse más, se lo ruego- Musitó la melodiosa voz de la castaña en cuanto pudo recobrar el habla, la dama sabía que si le permitiera su contacto bajo el influjo de la droga, muchas cosas estarían perdidas, Kruger no podría controlarse.

-Si... si desea que duerma en el suelo... lo haré- La voz grave jadeaba, sufría, su mano buscaba el apoyo de la madera de la mesa para mantenerse en pie y la cabeza inclinada buscaba la iluminación en la blanca alfombra del suelo.

-"Natsuki... ¿Por qué eres tan gentil cuando te desprecio?"- Shizuru mordió su labio sopesando las circunstancias, el solo sonido de la voz de la criatura más temida, estremecía cada fibra de su cuerpo. –"Pero es solo por la flor de fuego... nada más"- Sin embargo no podía quitarle la vista de encima. -¿Qué hace Kruger-san?- Trató de mantener las distancias verbales y las físicas aferrando sus manos a los soportes de madera del dosel de la cama.

Natsuki intentaba con gran esfuerzo no escuchar la hipnótica voz que en ese momento, le resultaba especialmente perturbadora a su cuerpo. Sin embargo la pregunta había nacido de Shizuru en cuanto le vio arrojar al suelo su largo y pulcro saco, el que planeaba ocupar como lecho según su palabra. Pero desprenderse de aquella indumentaria, le liberó ligeramente al no sentir su peso sobre sus hombros, solo por lógica simple, era razonable que con menos prendas ajustadas, pudiera percibir a libertad el frío que ingresara entre las cortinas azules. –Solo... siento que me asfixio... Fujino-san- Con sus temblorosos dedos buscaba desesperadamente deshacer los botones de su chaleco, retiró con malestar los brazales y el cinturón, cuyo peso solo le atormentaba un poco más y sin saberlo, con cada prenda que adornaba el suelo de la habitación, mayor era la contradicción de la castaña de Tsu al observarle.

Deseo, aquel era el nombre de las sensaciones que les invadían y atormentaban, Shizuru le compadecía porque la experiencia con aquellas peligrosas plantas le había hecho ligeramente resistente a algunas, pero verla usar todo su autocontrol solo porque su deseo y su temor egoísta eran todo su impedimento, le presionaba el pecho. Con sus descalzos pies camino para yacer a su lado sin tocarla y una curiosa pregunta manó de sus labios. –¿Es veneno acaso?- Natsuki levantaba la cabeza para mirar a su ángel enfundada en sus atuendos nupciales, ¿Por qué la luna se esmeraba en embellecer aun más sus rasgos a contra luz o por qué el inclemente viento volcaba sobre ella el extasiante aroma de aquella mujer? Sudaba irremediablemente ante el esfuerzo de no tomarla allí mismo y juraría que nunca en su vida sintió presión mayor que en ese momento.

Shizuru procuraba no mirarle, esos mechones en su mascara de porcelana, la camisa ligeramente desabrochada, dejaba a la vista por vez primera, una fragmento de sus femeninas formas. La dama tomó asiento a su lado sin atreverse a tocarle, pero su solo aroma era embriagador y la vista de las ligeramente húmedas prendas, una tentación apenas soportable. –No lo es- Dejó a su aliento salir de su boca en un suspiro largo, sin saber, las consecuencias de este.

-Nunca sentí desespero como este- Afirmaba con la voz jadeante y aun bajo la máscara el dulcísimo aroma de la ojirubí se introdujo con más fuerza en su sensible olfato, embotando sus sentidos y ahondando la urgente necesidad de tocarla. –Me has dado tu permiso para yacer aquí contigo... pero es cruel, no poder sujetar tu mano o probar tus labios de cerezo, eres mía pero no puedo tenerte, ¡Apártate entonces de mí! Porque mi control es poco y alguien ha osado llenarme de un veneno que no mata, pero destruye al alma misma en medio de la frustración- Dijo con voz derrotada, sabía que ya poco podría resistirse a sus instintos, unos que fueran también los de una bestia maldita y al levantar su cabeza cansada, buscando la mirada rubí, pudo percibir el miedo de esta, un temor que lastimara más que cualquier otra cosa.

En cuanto Shizuru quiso hacer caso a sus palabras, se levantó del suelo alfombrado en un respingo, asustada como estaba por percibir un fuego siniestro a la altura de los ojos en la blanquecina porcelana, dio un par de pasos atrás, sabía realmente que no podría huir a ninguna parte, pero imploraba que ella, la persona gentil que conocía, pudiera retener los malestares del brebaje de su abuela.

La lobuna se puso de pie y a su altura ligeramente superior, ansiosa pero deseando darse a entender. –Shizuru... no me desprecies por favor, no puedo soportarlo de ti- La fuerte mano de Natsuki sujetó a la Fujino por el brazo con animo de no dejarla ir, con la pretensión de probarle cuan capaz era de soportarlo todo por ella, pero lo que la bestia nunca imaginó, es que el más leve contacto le condenaría en el acto.

Una salvaje corriente de calor le recorrió por entero, sus pupilas se dilataron y temblaron, su rostro ardió como el fuego mismo, sentir la pulsión más intolerable, escuchar el rugido desde su interior cansado de mantener la delgada línea entre el control y la necesidad, lo supo de la parte más animal en su interior, que la sed sería saciada en el manantial de su cuerpo y que solo la paz llegaría si es que lograra al fin hacerla suya. Natsuki estiro mecánicamente su segunda mano para retenerla y como una epifanía del instinto mismo, supo cuanto debía hacer, mas no pensaba ya en el bien o el mal de sus acciones.

-Natsu...- Pero la voz suplicante de Shizuru fue acallada con un desaforado beso, con la ansiedad de los brazos que la apretaron a su pecho, con las peligrosas manos desde su espalda desanudaron la cinta violeta, retiraron el Obi y se introdujeron bajo la perlada tela de su Kimono. Shizuru forcejeaba interponiendo sus manos entre ella y Natsuki, sin saber que sus esfuerzos solo enardecían la lujuria de la bestia. El beso no le era para nada placentero, eran tan intenso que lastimaba su boca en la exploración intrusa de la que era objeto, las manos que la rozaban solo ocasionaban un mayor repudio, no quería ser tocada de una manera tan carnal, no había pensado en ello de esa manera, quería calma, ternura y toda ella le era negada mientras la otra joven le aventajaba entre besos sobre su cuello y mordidas que no se medían ni un poco en delicadeza. Shizuru sintió su Kimono caer al suelo, se vio a si misma arrojada al lecho que aun blando no aminoró suficiente su caída y gimió, más no de gozo o placer, si de dolor.

Sintió la mirada que la contempló por entero y solo entonces fue consciente de su indumentaria, del corsé ajustado a su talle tan ligeramente iluminado su tono vino tinto de la escasa luz en el lugar, los ligueros ajustados a sus muslos expuestos y las medias translucidas que delineaban sus tentadoras piernas. Maldijo por lo bajo a su abuela, quien todo había tramado para consumar su matrimonio ¿Acaso no pensó lo que sería de su noche de bodas? Envenenar así a la tímida chica en el altar había sido una tiranía. Tonta de Kaede, ¡Tonta! Que no conocía el oscuro secreto de la incontrolable persona que pudiera ser su antes apacible prometida. Le miraban las esmeraldas con lujuria y deseo, pero no con el amor que le habían prometido sus tiernas palabras.

-Natsuki... no- Pero de forma dominante le volvía a callar con sus labios, a presión y apretujada por el cuerpo de la Kruger sobre el suyo. Shizuru no cesaba sus esmeros por detenerla, no quería eso, no de esa forma, sus manos batallaban contra el firme vientre de la pelinegra y sus piernas se resistían a la brusca apertura que intentaban las fuertes caderas de la joven. Sentía el peso del brebaje en su sangre y una parte de ella deseaba ceder a la creciente humedad entre sus piernas, ese secreto fragmento ardiente de su piel que ansiaba ser acariciado, los turgentes pechos que ansiaban ser rozados y los labios que querían aplacar la misma sed. Pero como cualquier doncella, sus dulces ilusiones se fragmentaban en la burda forma en que acontecía la primera ocasión para las dos. Era esa ilusa jovencita en su interior la que batallaba por una mejor memoria de su primera noche juntas, así como la parte temerosa que temía recibir daño de la otra, que pareciera sumida en un limbo de éxtasis...

Shizuru ocupó su fuerza para golpear los costados de su esposa, pero Natsuki ni siquiera lo resintió, tan solo retuvo una de sus muñecas con fuerza avasalladora procurando interrumpir la molestia que le obstaculizaba el camino. La otra mano, con sus pálidos y finos dedos retiró sin dilación cada broche con premura, el que no pudo con habilidad lo rasgó con fuerza, retirando así del cuerpo de mujer el tejido que recubría su piel, dejándola expuesta y desnuda bajo el suyo, cuyo calor manaba por todas partes. La castaña tembló de pavor pero no desistió en sus esmeros, mordió con fiereza los labios de la otra que ciega de lujuria no se detenía, intentó apagar sus besos y aun con el sabor metálico en su boca no obtuvo más que una muda queja, una que al parecer incitaba otro tanto a la pelinegra. Shizuru comprendió el peligro en el que se encontraba, solo cuando sintió una indelicada mano acariciarle los muslos, el más oscuro horror llenó sus facciones. ¡La iba a tomar! Su mente viajó vertiginosamente a los confines de sus memorias y recordó el regalo que le fuera ofertado la noche anterior, asustada por la inminente intromisión de la que sería objeto, arrastró su mano bajo la almohada que soportaba su cabeza, sin encontrarla, el pánico la llevó a buscar con mayor desespero, moviendo sin cuidado su mano bajo la tela y las plumas. Llegó el filo lastimarla, pero ello no fue para nada importante, ubicada la empuñadura, la tomó rauda y sin contemplaciones extrajo la daga para interponerla entre ella y la mujer que tanto miedo le causaba.

Natsuki no podía despertar, estaba fuera de sí, ebria de locura y de pasión, ciega a cualquier vista, sorda pues el rimbombantes sonido de sus propios latidos no le permitía escuchar nada más, su olfato era bombardeado una y otra vez por el intoxicante, adictivo aroma de la castaña, sus cabellos arremolinaban aun más la deseada fragancia, su piel perlada de sudor a la vista hipnotizaba y resultaba imposible no desear más, no tenerla un poco más... pero en su mente todo era visto con otros ojos, con la mirada de la entrega apasionada que había soñado de ella... mas solo pudo despertarla de su ensoñación el aroma de un escarlata que no era suyo y el frío del afilado metal puesto en su cuello, cuya hoja le lastimó hasta hacer una pequeña herida. La Kruger enfocó la vista y sintió romperse su corazón al notar los cristalinos y lacrimosos rubí, así como la herida sangrante en la mano de la castaña, cuyo rostro sonrojado se contraía molesto y dolorido.

Ambas yacieron petrificadas ante las circunstancias. –Si mueve un musculo, yo no dudaré ni un instante clavar este puñal en usted- La voz temblorosa de Shizuru le llegaba como un golpe directo e incapaz de procesar lo que pasaba, entendió que todo por lo que había luchado estaba desecho entre sus manos. ¿Cómo suplicar perdón por su bajeza? No alcanzaría ninguna palabra o acto para borrar todo cuanto había hecho...

.

.

.

.

.

A liz: Muchas gracias por hacerme saber que te encanta la historia y espero poder continuar haciéndolo de una buena manera, espero que este capi también fuera de tu agrado y prometo que la cosa se compone.

A Blueyes Redlips: El lenguaje confieso que es muy similar al que empleo para hablar, lo cual me hace relativamente más fácil narrar este tipo de historia, pero ya sabes me hacen bromas por hablar "raro", así que es bueno saber que se puede apreciar que lo haga a nivel escrito.

A guest: Si eso he notado, espero disculparas los inconvenientes por ello, pero te agradezco enormemente la persistencia por hacerme llegar tu opinión, la cual precio en sobremanera. Luego si a mi también me encanta este tipo de Natsuki, muy caballeresca sin perder su toque femenino de alguna manera y en Shizuru, es como pensar que si ella en una época moderna es tan sofisticada, lo ha de ser en épocas mas antiguas, así que es bueno saber que como se ha proyectado el personaje si esta en contexto con el tiempo y momento que se esta redactando, se que la duda de todos es en que consiste la maldición y cual es el peligro que anuncia la Diosa, pero todo ha de ser respondido a su tiempo, Espero sepan disculpar la espera.

A MK: creo que todos coincidimos que lo de la bola no tuvo desperdicio y la boda pues debía compensar algunas cosillas, ojo me esmeré con el beso y la indumentaria de las contrayentes jejeje. Me alegra que te guste y ya veremos que opinión me obsequias con este.

A Nicoli: Creo que querrás matarme por que la boda no ha sido precisamente lo soñado, pero hey consta de dos capítulos, por lo que espero redimirme con este que sigue si? Por otro lado creo que habré dado un par de ideas a porque Nao le tiene tanto encono a Natsuki, aunque no lo dije todo esa es la verdad. Por ahora la inspiración no quiere colaborar por el agotamiento físico y mental que tengo del trabajo, pero aun así cada día que descanso siempre escribo, eso no lo olviden nunca n.n

A Dan_Han: Bueno, bueno... tal parece que estas también por aquí leyendo, que bien, espero que sigas aquí animándote a leer porque es algo que resulta una de mis mas valiosas motivaciones para hacerlo lo mejor posible cada día.

Hey Ale One chan: Cuéntame, tienes adivina propia o como es la movida? Jeje me sorprendió cuando leí el comentario y me dije, ora... me lee la menteeeee. Pero hey prometo que el siguiente capi lo compensa todo, vale?

A Dragon Duran: Bueno creo que seré vista como una mala persona, porque mira no más este capitulo, gomene, vas a ver como me redimo con el que sigue. Gracias a ti por leer, es maravilloso saber que lo has leído y es de tu agrado.

A RD: Saludos, tu efusivo y expresivo comentario me ha llegado al alma misma, antes que nada te comento que lo publico aquí es porque conozco y entiendo las dificultades que supone leerlos en el foro y que si me tarde en publicar aquí era precisamente porque no sabía mmm como hacerlo jejeje. Por otra parte es un honor recibir tan enorme halago y saber que se ha generado la emoción y entretención adecuada en las líneas que se han escrito, es simplemente genial. Espero continuar dando momentos de diversión y alegría, eso es algo que me alegra a mi también.

A Shivaff: No te me sobreesfuerces mucho me alegra que te guste pero tu salud y descanso están primero, así que ahora podrás leer los capítulos en horarios mas amables para ti verdad? Jeje me alegro que te guste y que valores mis esmeros, solo pienso que si es entretenido es bueno, porque así te olvidas de las tensiones del día a día y lograrlo, atraparte por así decirlo, me hace sonreír mucho.

A Lan 23: jajaja si a todos nos cae mal, ya veras que el sujeto lo tiene bueno para interrumpir en los momentos más importantes.

A Inugami Akuma: Jajajaja dímelo a mi, yo lo pensé antes de escribirlo así que quien es perver aquí soy yo no? Jajajaja no si vieras pensé, ese beso tiene que ser épico y pensé, con lo tímida que es Natsuki, no se va a lograr, empero y si le dan un "empujoncito" pues ya ves, se me fue literal jajajaja y también me reí, además que muy puro el besito siendo que, les tapaba el manto de las nupcias. Ne... entre tu y yo, te agradezco desde el fondo de mi corazón tu cuidado por mí, ya me siento mejor y no sabes lo valiosa que ha sido tu silenciosa compañía en ese momento... muchas gracias por todo.

A Mafertrava: Haber con calma ya casi hay ya casi jejeje.

A Soi Yo: Bueno que te puedo decir a tan animoso y valioso comentario jaja pues que si em ya viste cuanto se demoro el padre, mucho... osea tanto? Y la familia real pese a que no tienen mucho contacto saben lo importante que es todo esto, además que de que siguen siendo familia, y hasta el rey no pudo tolerar le tensión del momento. De que habrá mmm pues tendras que saber si hay de esto o aquello leyendo jeje. Y ya veras que las abuelas pueden ser peligrosas con sus buenas intensiones, dan miedo también. Me alegra que te hubiera gustado y haber que opinas de esto jeje.

A : Ya veremos que tan atinadas eran las adivinaciones de Midori, algo problemáticas y sobre todo divertidas jajaja.

A Likan Murasame: Tu sabes que los villanos pagan a cuotas o de últimos, lamentablemente. Solo puedo prometer que el castigo sea bueeno bueno.

A Teul Ehecatl: Wow, con esto si que me he quedado sin aliento, alguien a quien admiro regalándome su opinión, eso si que no me lo esperaba de hecho sigo a la espera de la continuación y tengo pendiente la lectura de otra historia tuya que vi por ahí, de la cual espero dar buen parte jejeje cuando consigna leerla, porque se que esa la leeré de un solo tajo XD Sobre tu opinión respecto de esta historia, wow créeme que me sonrío de la pura dicha, daría saltitos por mi cuarto si no... bueno ya di saltitos, seamos honestas estoy mas que feliz por tu apreciación que me anima a seguir adelante. La fantasía es algo que nos hace falta a todos y creo que por eso mis historias tienen algo de eso... me gusta alejar mi mente a lugares inexplorados y así quiero transmitirlo a quienes leen. De nuevo, viniendo de ti tales halagos, pondré aun más mi mejor esfuerzo y espero que te guste n.n

A okisawa Hinari: Jajaja que emoción no es asi? Pero ne, este capitulo tendrás que perdonarme por aplazar lo que esperamos, aunque el próximo, prometo que me redimiré.

A MarceDhampir: Será una luna de miel turbulenta por lo visto XD

A Dinamox: Me alegro de hacerte reir, que yo también lo hice mientras leia y escribia jeje

A Namazato: Etto creo que la acción vista no será lo que esperaban o si?

A Setchan-1955: Jajaja muchas gracias por tu apoyo Setchan, seguirá avivando la llama de mi inspiración.

Agradecimientos a todos y todas las personas que me leen, se bien que me han de faltar, pero también se que puedo hacer un libro con todas sus publicaciones, y me linchan si me tardo mas en publicar.