La mañana era calida en comparación con los días anteriores, mientras ajustaban su corset y otra chica limpiaba sus uñas Temari se miraba en el espejo, desanimada y cansada de la misma rutina de todos los meses desde que cumplió los dieciséis.
Otra reunión más, otra en la que debía de actuar como la mujer más encantadora y chupa medias del mundo, otra en la que debía de ser completamente idiota y sumisa para conseguir la mano de algún hombre y ser la esposa de alguien, lo único que era importante en su generación, ser una esposa. ¿no podía ser ella la importante? Estaba ya cansada de tener que ser alguien que no era para conseguir algo que no quería, pero una parte de sí reconocía que los convenios eran buenos y si eso debía hacer por su pueblo, entonces lo haría. Amaba las tierras que habían dejado sus padres, amaba las personas que vivian allí y todas las riquezas que le brindaba el lugar, unas que otras tierras y arreglos de por vida no le vendrían mal para su crecimiento, y menos si era alguien proveniente de la Hoja con el que se podría casar, así que esta vez haría un gran esfuerzo.
— Señorita Temari. — dijo una asistente. — ¿Busco otra vez el vestido que está roto?
—De seguro querrá usar el que tiene la mancha de chocolate. — Comentó Yona, su dama de compañía y amiga.
— No... Esta vez usaré el color rosa pastel. — Todas quedaron boquiabierta al escuchar la solicitud de la princesa. — Si es posible consigue el más cursi y lindo de todos los rosas.
—¿Está interesada en este príncipe su alteza? — le dijo Yona. — He visto algunas retratos y el príncipe de la aldea de las frutas era mucho más apuesto.
—¿Qué me iba a ofrecer el? ¿frutas? — Temari bufo y todas rieron en el salón. — Tengo ambición Yona, el de la Hoja me ofrece Ríos, tierra fértil, caballos, carruajes, madera; cosas que nuestra tierra solicita, imagina lo grande que sería esta unión y lo mucho que me estimaría mi gente; no quiero un príncipe inútil, necesito que sea también querido por mi pueblo, lo suficiente para que siga brindándonos su apoyo por años y por supuesto nuestra tierra se vuelva una de las más ricas.
Yona sonrió alegre y mientras aplaudía agregó. — Tiene tanta razón señorita. Pónganla muy linda, pero no demasiado, que su belleza natural resalte...
— No quiero nada de maquillaje. — Espeto la rubia.
— Lo necesitas. Unos labios rosas y unas mejillas sonrojadas serán suficiente. — Le dijo la chica que solía maquillarla— Tu cabello lo dejaremos al natural con tus lindos rizos.
— Una tiara. — Dijo Yona. — Y el perfume de flores. Vamos, vamos, encárguense de eso.
— Relájense no quiero nada exagerado, quiero lucir natural y linda. — Temari estaba algo molesta, todas estaban actuando como locas y ella tenía hermanos, sabia como debía de verse un buen partido de esposa y un buen partido de concubina, no quería ser confundida. — Lo terminare conquistando con mi personalidad.
— No lo creo. — Yona dijo muy bajo pero Temari logró escucharla y fulminarla con la mirada. — Busquen el vestido champaña con decoraciones tierra. Es perfecto.
— Oh no no, ese vestido es demasiado caro para esto, no exageres la ocasión. — Temari se dio la vuelta y camino en dirección al closet.
— Deja esto en mis manos cariño, yo he tenido enamorados y Ki ya está casada, sabemos conquistar hombres. — Yukata, la doméstica la hizo moverse del closet.
— Bien Yona, tú ganas.
— Por supuesto que gano, si esta vez, como todas las anteriores, no ganas podremos igual comernos toda la mesa de postres. — todas rieron. — Tranquilas chicas me aseguraré de traerles un poco.
— Si claro— Dijo Temari. — La última vez te los comiste todo sin dejarle a Ki y Yukata.
Habían pasado tantas horas en el carruaje que su vestido estaba arrugado y su maquillaje de seguro ya no existía, se había dormido en el camino y su cabello era un desastre, Yona había hecho lo posible para mejorarlo antes de llegar al gran salón y para su sorpresa había dado resultado.
— Antes de pasar al frente pellizca tus mejillas, las pondrá más rosas.
— Lo sé Yona.
— Bien, estaré entre la multitud viéndote, no puedo estar contigo allí pero como siempre te daré mi mejor sonrisa.
— Lo sé. Toma algunos bocadillos por mi. ¿trajiste el bolso? — Yona lo señaló bajo su manga. — Perfecto, si es chocolate mejor. Me voy.
— Suerte Temi.
—Gracias. — Temari entró al salin por la entrada correspondiente, su dama de compañía había bajado las escaleras directamente.
Debía de escuchar su nombre y presentarse ante el príncipe para luego bajar la escaleras al salón y encontrarse con Yona para comer chocolates, como siempre hacían.
—Haruno Sakura. — dijo el hombre con aspecto de arlequín. — Heredera del clan Haruno.
— Ve. — dijo la voz de un hombre. — no te quedes ahí hija.
— No quiero, Shikamaru es un flojo ni loca me caso con el. — Dijo una muchacha de cabello rosa.
— Todas aquí sabemos que no te elegirá . — Dijo una rubia hermosa, Temari se sintió derrotada. — Nunca elegiría a ninguna de sus amigas.
— ¿Qué sabes tú Ino? — le susurró. — Soy la más bonita de todas.
— Por favor. — Ino bufo y Sakura le dedicó una sonrisa.
Sakura pareció haber sido convencida porque camino en dirección a la salida y se presentó frente al príncipe, se escucharon unos aplausos y luego de algunos minutos se escuchó la voz nuevamente —Ino Yamanaka del clan Yamanaka — y la chica de cabello rubio se fue. Temari respiro, al parecer las chicas del pueblo habían sido presentadas y solo quedaban las extrajeras; ella y una muchacha de cabello rojo y piel morena, una chica de piel blanca y cabello negro y una de cabello azul eran las únicas para presentarse. El nombre de Temari fue el primero.
Camino nerviosa y al llegar hizo una reverencia mirándolo directamente en los ojos al chico, aprovechó también para estudiarlo. Cabello negro y largo atado, ojos oscuros y piel relativamente clara, era bastante alto teniendo en cuenta como sus pies llegaban al piso sentado en aquel gran trono; sus manos eran grandes y bonitas y su rostro era bien parecido aunque su expresión era de alguien tan fastidiado como Temari.
— Es un placer joven príncipe ... —El muchacho en respuesta se encogió de hombros. Temari se sintió bastante ofendida. — ... Mi nombre es Temari y vengo del desierto, Suna.
— Genial. — dijo el mientras la analizaba de arriba hacia abajo. — ¿Te has bañado alguna vez en un río?
— No señor. — Ella negó alto irritada por la actitud del muchacho. — No lo tengo permitido, podría ahogarme o ser mordida por algo.
Shikamaru comenzó a reír e intentó ocultar el hecho. — ¿Tanto miedo le tienen los del desierto a la corriente? — Asintio en dirección a su asistente y Temari tuvo que bajar hacia el salón, no sin antes fulminarlo con la mirada.
Bajo las escaleras irritada y sin ganas de disimularlo, era primera vez que vestía bien y hacia ese esfuerzo por su pueblo y se burlaban de ella, ¡y de su pueblo!
Camino en dirección a Yona, quien tenía toda la manga llena de dulces.
— Nos vamos. — Ella miró otra vez en dirección al príncipe.
—¿Qué ocurre? — Temari bufo y rodó sus ojos. — No podemos irnos aún, debemos esperar que las puertas vuelvan a ser abiertas y eso pasa luego del gran baile.
— Bien entonces sentémonos por ahí a comer, no pienso bailar ninguna pieza con ningún cretino. — Yona la miró confundida. — Es un idiota, dijo que los del desierto eran tontos en pocas palabras.
— Vaya, y yo emocionada por qué habías sido la única a la que le dirigió la palabra. — Yona se encogió de hombros. — Los hombres solo abren la boca para decir tonterías.
Temari asintió. — Ni lo dudes.
Comenzaron a caminar en dirección a la mesa de postres y elegir entre la gran colección.
—¿Te da miedo bañarte en los ríos Yona? — le dijo Temari mientras de gustaba una galleta de avena.
— Si; los ríos con corriente pueden arrastrarte, mi tío no sabía nadar, fue a un viaje de trabajo y murió así en el país del agua. Fue horrible.
— Es lógico... ¿Cómo se le ocurre?
—Por eso los oasis son mejores... Relajados y hermosos. — Ambas asintieron. —¿Cuál comerá ahora señorita Temari?
— No sé cuál elegir. — ambas rieron y una gran reverencia, el compás de una melodía y la voz de un hombre las hizo girar en dirección al príncipe.
—... Por tal motivo el príncipe está en su derecho y obligación en tomar la mano de alguna de estas hermosas muchachas, pero hoy está en la oportunidad de bailar una pieza con la señorita que guste, para entonces así, dar como iniciado el baile.
La música se hizo más suave y el príncipe ya de pie miro entre la multitud, se acercó a su asistente y le susurró algo al oído, el asistente junto a él buscaron entre la multitud y minutos después el príncipe comenzó a bajar las escaleras hasta llegar al centro del salón.
— La chica del desierto, preséntese ante el príncipe que le pide con amabilidad que sea su pareja de baile.
La sala se lleno de murmullos y ojos curiosos, Temari miraba boquiabierta a Yona, quien desesperada limpiaba las comisuras de los labios de su amiga, los cuales estaban llenos de chocolate, y trataba de sin remedio alisar su vestido.
— Ve. — le dijo la muchacha.
—No. El se burlo de mí.
— Ve y baila. No bailas con un príncipe desde tu primer baile y Suna quedará mal si no aceptas.
— Argh ya voy. — Temari camino entre la multitud y ya en el centro de la pista su estómago se lleno de mariposas y su cara estaba caliente y de seguro sonrojada.
El príncipe extendió su mano y Temari lo miró a los ojos sin siquiera dedicarle una sonrisa. Él sonrió y al no obtener una respuesta de Temari se sintió avergonzado.
La música comenzó a sonar y ambos comenzaron a bailar, en un va y ven sencillo y sin dirigirse la palabra. Solo estaban ahí mirándose a los ojos, sin sonreír y sin pestañear ( o eso parecía).
— ¿Te gustan mucho los dulces?
— Si.
— Lo sabía. — El chico sonrió y Temari lo miró fastidiada. — Desde que te presentaste y bajaste has estado en la mesa de dulces.
—¿No crees que es lógico pensar así cuando nunca has entrado a aguas profundas?
El muchacho se quedó sin respuesta y le dedico una media sonrisa. — ¿De qué hablas? — Ella se encogió de hombros. — ¿De las aguas?
—Si, sobre lo que me dijiste arriba. — le dijo ella.
— ¿Te ofendió?. — Ella dio un giro y al regresar agregó. — Lo siento no había conocido a nadie de Suna; bueno conocí a tu hermano pero no pareciera que hablase mucho.
— ¿Y yo si? — Ella le preguntó confusa. — Fue de mal gusto.
—Lo siento fue mi error... Pero ¿No deberías de ser más amable conmigo?— Le dijo el incómodo. —Eres tú quien ha venido por mi.
— Tu debiste ser más amable conmigo. Estaba viniendo por ti. —Le respondió ella.
Las mejillas del chico se pusieron como tomates. — Lo siento, pensé que estaba siendo simpático.
— Se nota que no tienes tacto con las mujeres.
— Con las que llaman mi atención no señorita. No tengo experiencia en eso.
La princesa avergonzada desvío la mirada, recordó entonces que era solo un chico de dieciséis años y que quizás este era su primer baile.
— Bien, perdonado. — Varias personas fueron adentrándose en la pista de baile. — ¿deberíamos despedirnos? Ya comenzarán a intercambiar parejas.
— Si. Pero me gustaría hablar con usted luego, señorita Temari.
— La noche es joven. — Temari por primera vez le dedico una sonrisa.
— ¿Y usted? — Temari borró su sonrisa y el sonrió aún más. — Es broma, sé que edad tienes.
Las parejas comenzaron a mezclarse y sin darse cuenta ella ya no estaba en sus brazos.
— Idiota, llamándome vieja... — Dijo por lo bajo y el chico rubio que bailaba esta vez con ella la miro extrañado.
Siguiendo el compás de la música dio algunos giros, saltos y cambios de pareja. Bailo durante bastantes minutos y para cuando termino estaba tan cansada que deseaba llegar a casa para dormir. Sus pies dolían y sus hombros también, deseaba quitarse aquellos tacos y acostarse en su gran cama.
—¿Qué tanto hablaron? — le dijo Yona mientras caminaban por las afueras del salón.
— Le reclame su estúpido comentario y él desea hablar conmigo otra vez. — Yona sonrió alegre.
— Pero me ha llamado vieja... Solo soy mayor que el por dos años no es como si fuesen diez... Mis padres tenían seis años de diferencia y nadie dijo nada porque el hombre era mayor; que irónico. — Yona borró la sonrisa de su cara.
— No lo tome a pecho señorita Temari, su hermano siempre bromea sobre eso, quizás fue una broma... — Temari bufo. — Señorita... ¿No es ese el?
Temari miró en la dirección en la cual Yona señalaba y tras encontrarse con su silueta frente a una fuente se escondió tras el muro más cercano, llevándose consigo a Yona. Shikamaru permanecía ahí con una copa en sus manos.
—¿Porque nos escondemos Señorita? — le dijo su compañera.
— No lo sé. — Dudo unos minutos y luego salió de su escondite. — No lo sé. Salgamos. — Continuo caminando como quien ni siquiera lo ha visto, Yona a su lado hacia lo mismo y cuando pasaron a su lado se aseguraron, de reojo, que él le prestaste atención, pero el muchacho estaba muy ocupado mirando el agua de la fuente, apenas si las miro por encima.
Entraron nuevamente al salón decepcionadas — Ni siquiera nos presto atención. Quizás esta aburrido o tiene algo más en su cabeza.
—Es bastante raro Yona pensé que al bailar había llamado su atención. — Suspiro decepciónada.— Fallé intentando llamar la atención de un hombre, que ánimos me da conocer más chicos! — Para su sorpresa a su lado pasó Shikamaru dirigiéndole una media sonrisa. Yona comenzó a reír y Temari hizo lo mismo, no sabía porque pero todo le había parecido gracioso.
— ¿Se retracta? — la miro Yona curiosa.
— No lo des por hecho... Ven, es hora de irnos. — Temari alzó su vestido y con cuidado se dirigió al jardín, para luego ir en dirección al carruaje.
...
— Entonces estábamos ahí paradas frente a la gentuza, decepcionadas por no recibir una buena señal, listas para irnos a comer chocolate y engordar como vacas...
— Hablando de chocolates Yona ...— Comenzó a decirle Ki. — ¿Nos trajiste los prometidos?
— Ay basta ese no es el punto... — Yona comenzó a caminar como un caballero. — El príncipe feo llego y le sonrió a Temari, fue una sonrisa seductora y me dije a mí misma, mi misma lo has hecho bien...
— Eres una habladora Yona... — Le dijo Temari.
— Es en serio, dentro de mi podía verme comiendo frutas frente a un gran río mientras la vegetación me cubre y me sirven algún pescado de primera. — Yona suspiro. — La Hoja tiene tantas cosas buenas...
— Así es...
— Entonces sin duda alguna debes ir mañana. — Le dijo Ki entusiasmada. — Te ha invitado a comer, eres tú la afortunada y nosotras pronto comeremos atún o salmón frente a una cascada si logras cumplir esa alianza.
— Lo sé. Iré. — Sus amigas aplaudieron. — Créanme que también pienso en ese pescado de primera.
— ¿Deberíamos entonces buscarte un vestido súper lindo? — Le dijo Yukata.
— ¿Lavar tus manos e hidratar tu piel? — le comentó Ki.
Yona agregó. —¿ Mientras nos comemos los chocolates que sobraron?
Temari las miro unos instantes hasta soltar una carcajada y asentir. — Bien, bien, conquistemos a este hombre.
— Oh si, todo sea por el pescado.
