El palacio seguía igual que siempre, quizás unos nuevos adornos y empleados, pero del resto los cinco años no habían pasado en este lugar. El camino al palacio gracias al cielo fue tranquilo, compartió carruaje con Gaara y la mujer que la acompaño toda la vida, su vecina y amiga quien había decido regresar con ella y su esposo a la capital. El camino fue largo, quizás unos tres días y cuatro noches, Taro no dejaba de señalar cada cosa que veía por la ventana y cuando se detenían a comer o aliviarse terminaba hecho un desastre, apenas pudo descansar con el sonido de las tres gallinas que tuvo que llevar con ellos, eran parte de la familia al igual que el resto que venía en un tercer carruaje (el cual tenía el propósito de llevar equipaje, pero resulto que las gallinas eran más importantes) Su llegada a la capital no fue anunciada, nadie sabía que en aquellos tres carruajes venían las personas más importantes de la capital, nadie se detuvo a saludar y al bajarse de él y encontrarse con la mirada de los empleados desconocidos o sus antiguas amigas, como Ki, Yukata o Yona Tenten no pudo evitar sonreír, el abrazo fue inmediato y los ojos curiosos se movieron al niño parlanchín que cargaba dos gallinas.
- No puede ser. - Yona dijo llevando ambas manos a sus labios. - Es igual a ti. - Aquella frase no fue dirigida a Tenten si no a su esposo que se bajaba del carruaje vecino con una gallina en sus brazos. - ¡Dios santo!
Yukata sonreía mientras lagrimas bajaban por sus mejillas. - Vaya... imposible negarlo. - Tenten la miro con recelo ¿qué diablos quería decir con eso? Ki se dio cuenta y la tomo por el hombro con suavidad, invitándola a entrar. Los saludos duraron unos minutos más mientras la madre intentaba apaciguar la emoción de su hijo por las armaduras de los guardias.
Tenten camino y de repente se sintió sucia y excluida, sus ropas eran tan simples y su cabello amarañado de seguro olía a grasa o polvo, se encogió mientras caminaba hacia la gran entrada y el niño a sus espaldas exigía que trajeran a su gallina. - Niño el cual se le explico todo el camino a donde irían, con quien, que harían y como debía portarse. - Kankuro venia recordándole que tenía que hacer silencio, Tenten pudo desafiarlo solo por el placer de callarlo y que no molestara a su hijo, pero cada paso la hacía sentir más cohibida.
- No te preocupes, nadie sabe quién ha llegado, creo que solo los conocidos te reconocerán. - Tenten miro a Ki con alivio, pasaron el marco y la concurrida sala principal la ignoro por completo, todos cargaban flores y limpiaban las alfombras. - Yona lleva a bañar al niño por favor. - Ordeno Ki, Tenten inmediatamente se puso alerta y la mujer lo noto. - A partir de este momento debemos encargarnos.
Tenten fue obligada a subir mientras su hijo era llevado a otra habitación, se dio cuenta que Gaara y Kankuro se dirigieron a sus habitaciones y nuevamente Ki le resolvió su duda. - Baki anunciará tu llegada y el consejo se reunirá, así de urgente es tu presencia...- lo último lo soltó algo cansada, su voz no había cambiado con los años, aunque el color de su cabello se estaba volviendo más claro.
Tenten no dejaba de mirar a su espalda, a su hijo correteando por los pasillos y Yona tras ella pidiéndole que se detuviera, gracias al cielo su vecina y amiga pudo controlar al niño y hacerlo entrar a la habitación adyacente. - Es un niño muy juguetón. - Ki la invito a entrar a la que había sido su habitación, pero ella como madre seguía dudando de si debía dejar a su hijo a solas. - Estará bien, sabes que Yona es una buena chica.
- Lo sé. - dijo con duda en el tono de su voz. - Es el... el lugar Ki.
La mujer asintió comprendiendo a la madre y para su alivio termino trayendo al niño a la habitación. - Traigan la bañera pequeña a la habitación. - Exigió y luego entro. - Tenten se encontró mirando hacia la ventana, la vista que alguna vez había sido su mañana y su noche se sentía diferente, quizás el cristal sucio y añejado o los edificios que se asomaban más allá del palacio con sus diferentes decoraciones, o las cortinas de que habían sido cambiadas. - Limpiamos lo más rápido que pudimos. - Ki la miro avergonzada. - Estábamos seguras de que te negarías.
- Era eso o la muerte. - Dijo con desdén.
- Bueno... - Ki suspiro y se encamino hacia el closet de caoba, las otras criadas entraron con una tina pequeña de cobre similar a la que estaba en el baño de la habitación, aunque con unos cincuenta centímetros menos. - Pensamos que quizás ya habías huido.
Tenten suspiro, si eso era lo que tuvo que haber hecho, ni siquiera sabía cómo iba a enfrentarse al consejo que de seguro se la comería, aunque ella no era la culpable era el peón el que tenía que ser movido y manejado al antojo de todos ellos.
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Al sumergirse en el agua tibia y aromática viejas sensaciones recorrieron su cuerpo, el aroma a jazmín y los pétalos que flotaban en el agua blanquecina eran sus favoritos cuando vivía en el castillo, su hijo termino metiéndose en su propia tina y salpicando todo el lugar de agua; El baño llevo más tiempo de lo deseado, Momo llego con algunos bocadillos y todas terminaron en una larga conversación llena de preguntas y chismes actualizados sobre todos.
Gaara y Kankuro eran tíos, Temari tendría otro pequeño que solo se llevaba dos años de diferencia con el mayor, las cosas en Konoha y todo lo que había pasado dejaron a Tenten temblando, solo la familia de Temari había recibido la información oficial y por supuesto ella al ser la reina había tenido el derecho de saber todos los jugosos detalles, aunque estos eran más traumáticos de los que pudo imaginar.
La vistieron con aquellos vestidos ligeros de la Arena y su cabello que los últimos años había llevado suelto y enmarañado fue lavado, peinado y recogido en sus caracterismos moños. La seda que se deslizo por su piel la hizo estremecer, demasiado suave para lo que su piel se había acostumbrado, pieles abrigadas y espesas; casi llora de emoción al encontrar a Taro con ropas elegantes y bonitas, el niño intentaba sacarse las joyas de oro que había adornado a sus ropas o intentando llevar a sus gallinas. - No creo que el niño sea presentado aún. - dijo Yona. - Pero lo he vestido en caso de que quieras llevarlo contigo.
- ¿A dónde iremos exactamente?
Ki suspiro. - Baki me apresuro porque tendrías que ir hacia el consejo, pero lo dejaran para mañana, así que solo cenaras en familia. - Tenten asintió, por eso las ropas que llevaban no eran tan elegantes como se las había imaginado.
Para su sorpresa la cena no era tan familiar, solo eran ella, Kankuro y su hijo, los guardias, sirvieron cordero con salsa y alguna verdura y por el rubor en las orejas de Kankuro Tenten sabía que estaba incómodo. - Mamá no quiero. - Lanzo otra verdura en el plato y comenzó a masticar más papa, solo había comido papa. - Tampoco quiero esto. - lanzo otra verdura. - ¿me puede dar más leche señor?
- Oye no le hables así. - Tenten le regaño cuando el guardia se acercó para tomar el vaso del niño, pero Kankuro la miro sorprendido.
- ¿Como esperas que le hable?
- ¿Que?
- Si quiere algo tiene que pedirlo. - Kankuro miro al niño y repitió. - Si quieres algo solo debes pedirlo. - El asintió, obediente y con una sonrisa Tenten no refuto, tenía razón, pero ella era la única que no se acostumbraba, inclusive durante el viaje el niño se había acostumbrado a pedirle a todos cualquier cosa, sin importar el rango, incluso Baki termino buscando una fruta de un árbol.
- Y... - Kankuro trago saliva, apretó su mandíbula y la miro. - ¿tu estas bien?
- ¿porque preguntas?
- Quiero decir... - levanto el cubierto y señalo hacia arriba, por el aire entonces ella comprendido antes de que el terminara. . - ¿Estas cómodas?
- Ya viví aquí. - Ella asintió y miro su plato. - Lo estaré.
- Bueno.
La conversación termino y el comedor no quedo en silencio porque Taro agregaba cualquier comentario sobre la comida, llamaba a sus gallinas y le preguntaba a Kankuro si ya no se sentía tan loco y enfermo, haciendo reír a Tenten.
Dormir en camas costosas era otra cosa, los muebles de su casa no eran malos pero los del palacio eran cosa aparte, las plumas y las telas dejaron reposar su cabeza como en las nubes, incluso su hijo se durmió luego de una larga conversación en la que le explicaba como debía portarse mañana cuando saliera con Yona y Ki a ver a los animales mientras ella estaría en el consejo.
Y ahora estaba ahí, con un vestido más elegante y joyas sobre su piel, inclusive un leve maquillaje que según Momo ayudaría con el porte de reina que querían trasmitir, Baki le había pedido que no doblegara su posición sobre la opinión de estos señores y ahora en la larga mesa se sentaba al lado de su esposo y su cuñado en la espera del resto de viejos metiches. Todos vestían ropas elegantes y apoyaban sus manos en la mesa de piedra blanca, a los lados paseaban unos que otros sirvientes con bebidas, papel y pluma, a la espera de un llamado.
- Oye. - Kankuro susurro en su oreja haciendo que ella se alejara sorprendida. - Va a venir un anciano entrometido... - El continúo ignorando el sobresalto. - Independientemente de lo que haya pasado dile que... - Tenten se acercó más hasta sentir la respiración en su oreja. - No has estado con nadie más. - El calor subió a su rostro y asintió, alejándose de su esposo. - Puedes meterte en problemas.
- ¿cómo podrían comprobar eso de todas formas?
- Ya veremos. - Él se encogió de hombros.
Los hombres tomaron asiento, sirvieron té y se saludaron, Tenten sonrió a medias a todos mientras recibía sus saludos, una leve inclinación y dejando algunos papeles sobre la mesa la reunión comenzó. Tenten no tuvo que decir una palabra mientras los hombres discutían que hacer con el estado, el príncipe, la reina y su esposo, al parecer con ella aquí se celebraría una coronación oficial para el príncipe y con ello una fiesta para brindar saludos y recibir ofrendas de parte del país, Tenten estaba de acuerdo, estuvo a punto de intervenir cuando escucho la idea de un hombre flaco y arrugado sobre el príncipe brindado bendiciones pero Kankuro objeto y se negó cosa que ella le agradeció, sabía que si intervenía este montón de cabeza duras no iban a escucharla.
- El país está muy emocionado por su regreso su alteza. - Ella asintió y Kankuro se puso a la defensiva, coloco ambos codos sobre la mesa y aclaro su garganta. ¿le quería decir algo? - Pasemos a los temas de preocupación.
- Claro.
- Como sabrá usted quedará como reina regente. - Tenten asintió, pero el hombre no parecía interesado en una respuesta y continuo. - Debe elegir una mano y cualquier cosa que se le ocurra debe comentarla ante nosotros para así ser aprobada.
- Está al tanto de la situación. - Baki intervino.
- Me supongo entonces que no seguirá mi consejo o mis especialistas recomendados y elegirá a uno de estos. - El señalo con desdén hacia ellos, hacia donde se sentaba la familia real, Baki y ella misma, Tenten alzo una ceja sorprendida ¿quién diablos se creía este hombre? - Si es lo que desea la comprendo, pero tenga en cuenta que independientemente de su bando usted debe comentarnos sobre cual-
- Ya lo escuché. - Ella le interrumpió. - ¿Y tú quién eres? - se atrevió a no tutearlo y el hombre reacciono hacia aquel gesto. - No te escuche presentarte.
Un leve rubor subió a las mejillas del anciano, quizás por vergüenza o rabia, pero cualquiera de las dos lo hizo hablar. - Soy el gran maestre mi señora. - El sonrió a medias. - Nos conocimos hace mucho, durante su boda.
- ¿En serio? - Tenten bufo. - No lo recuerdo. - Ella sonrió y recorrido la mesa con su mirada. - Por favor, sean más educados y antes de dirigirse a mí, preséntense. - Su voz fue firme y la autoridad de su tono sorprendió a los hombres en la mesa, pero luego ella se encogió, sonrió avergonzada y agrego. - Me temo que los he olvidado.
- No se preocupe su alteza. - Dijo un hombre a su derecha. - Es comprensible.
- Lo es. - dijo el anciano. - Como venía diciendo, hay temas preocupantes que van de boca en boca. - El miro sus papeles, sus anotaciones. - El rey ha estado indispuesto y la reina ha estado ausente, eso sin duda alguna ha creado preocupaciones. - Tenten asintió, había comprendido con el tiempo que, a diferencia de La Hoja, en la Arena las cosas eran más sencillas sin embargo el juicio social era más duro. - Claro que con la llegada del príncipe todos nos encontramos más aliviados. - Sonrieron, de verdad lo hicieron y Tenten suspiro aliviada. - Pero vera usted su alteza que hay que asegurarle un futuro a su familia, si no es así el país obtura por inclinarse hacia aquellos que si están en la capacidad de gobernar.
Tenten miro a todos confundida. ¿entonces Gaara iba a gobernar? ¿No acababan de decirle sobre ser reina regente? - Claro. - dijo sin tener idea de su afirmación. - es comprensible. - Miro a Baki en busca de ayuda, pero el miraba las anotaciones en su cuaderno.
Kankuro aclaro su garganta. - Eso debería de discutirse en privado gran maestre, mi esposa acaba de llegar.
- No lo creo. - Dijo un hombre con barba mirando a Kankuro como si fuera un pedazo de papel. - Su Alteza tiene que conocer la condición en la que se encuentra su familia, estoy seguro que está dispuesta a ayudarnos.
Tenten se encogió de hombros, el que Kankuro haya intervenido y la haya dejado como una incapaz delante de todos no la había dejado en una buena posición, asintió y sonrió en dirección al resto. - Claro que conozco la situación y me encuentro dispuesta a conversar cualquier acuerdo. - Los hombres sonrieron gustosos y su esposo a su lado bufo, tosió y se inclinó para ocultar lo que parecía una sonrisa.
- Mi reina. - Dijo el anciano, el que parecía tener una opinión para todo. - ¿Normalmente aconsejamos llevarnos por el mínimo que son tres, crean seguridad y brinda alegría y compañía para los hermanos? - Tenten se inclinó. - Esperamos que comprenda que no esperamos presionarle a usted y su cuerpo. - La reina arrugo la nariz mientras comprendía la situación. - Pero por favor inténtenlo hasta el final, a su gente, bríndeles la seguridad que necesitan.
La reina tomo un sorbo de su te, uno bastante grande, lo suficiente para dejar la taza apenas con algunas hierbas nadando en el fondo. - ¿Hijos? - El anciano asintió sin tapujos. - ¿Y tres? - Ella no espero respuesta para echar su cabeza hacia atrás y suspirar; Se inclino hacia delante y sonrió. - Fue doloroso. - agrego. - ¿porque no traemos una concubina? - espero respuesta de todos ellos, pero fue su esposo, el rey quien agrego.
- No quiero una.
Tenten lo fulmino con la mirada y a diferencia de esos ojos llenos de rabia una sonrisa se dibujó en su rostro. - Vamos a conversarlo.
- Dijiste que estabas dispuesta a conversar cualquier acuerdo... con los señores.
Tenten lo ignoro y miro al anciano. - Mi esposo y yo hablaremos de esto. - Una mano se posó en la suya, justo sobre la falda de su vestido. - Y...
- no habrá concubina, no se preocupen. - Kankuro apretó su mano, le estaba pidiendo que se callara. - Seguiremos sus recomendaciones. - dijo en dirección al anciano.
- Como esperaba de ustedes. - agrego, aunque en su mirada nadaba la desconfianza. - El pueblo estará satisfecho de ver el gran amor que se profesan. - Lo intento, de verdad Tenten intento no poner los ojos en blanco, pero fue en vano. - ¿algún problema mi reina?
Ella negó. - Solo... no es nada. - bajo su rostro y se encontró con su mano atrapada por la de Kankuro, la suya delgada y pálida en comparación a la de él. ¿tener 2 hijos más? ¿con este tipo con quien ni siquiera podía soportar tener una conversación? Intento apartar su mano con desdén, pero el la sostuvo, con fuerza, sin importar lastimarla.
- Lo correcto entonces serian tres visitas semanales. - intervino un hombre. - entre más rápido mejor. - agrego con una sonrisa, Tenten intento devolvérsela.
- Creo que nuestro rey es capaz de hacer más por nosotros. - Dijo otro y Gaara ahogo una carcajada. - cuatro estarían bien.
- Cuatro. - Tente alzo las cejas, si no fuese porque podrían alejarla de su hijo estaría huyendo lejos. - No puedo cuatro. - Ella dijo y suspiro. - Me canso.
Kankuro volvió a apretar su mano ¿en serio que le pasaba? ¿no la iba a dejar hablar?
- Su alteza. - Un viejo agrego. - Usted solo debe preocuparse por descansar y alimentarse bien. - O sea, en pocas palabras le estaban diciendo preocúpate de solo abrir las piernas, Tenten bajo el rostro y podía sentir el picor en su nariz o quizás era en su mano pidiéndole que sacara la mejor navaja que había pulido y la enterrara en la garganta de aquel anciano.
- Bien en cuanto... - La reunión continuo, Gaara dio algunas opiniones y ella se encontró atrapada sin siquiera poder tomar té o garabatear en las hojas porque el aun sostenían su mano con tanta fuerza que sus nudillos estaban blancos; Kankuro en cambio tenía apoyada su barbilla de su mano libre, ella lo imito, miro como todos agregaban datos sobre la cosecha, el ganado y la próxima fiesta, sus ánimos de ser una reina participativa y que intimidara se esfumaron, su cabeza aun repasaba el plan al que la someterían, aquí estaba el peón nuevamente.
Se despidieron, Tenten les dedico una sonrisa y cuando la habitación solo quedo con Gaara, Baki y los reyes ella se atrevió a soltar su lengua. - Ni creas que voy a-
- Aprende a callarte. - Kankuro le dijo soltando su mano con brusquedad. - Esta gente solo estaba esperando eso, que dijeras todo lo contrario.
- Nunca dije lo contrario, los complací. - Ella se giró para mirarlo. - Pero ustedes no me dijeron lo que iba a pasar. ¿cómo esperabas que tomara esto?
- En silencio.
- No.
- Bueno vas a tener que aprender a cerrar la boca. - Kankuro carraspeo y paso una mano por su cabello. - De verdad eres insoportable.
- Tu eres despreciable. - Ella le empujo, aunque el apenas se movió de su silla. - Me das asco. - Tenten se puso de pie mirando a los otros dos hombres. - Busquen una concubina y veremos cómo solucionar esto.
- Siéntate. - Baki le exigió y ella frunció el ceño. - Les hemos dicho que ustedes mantenían una relación a distancia, no podemos simplemente esperar que crean que llegaras y aceptaras a una concubina cuando él se negó desde un principio.
- No me interesa lo que opine Kankuro. - Ella le daba la espalda al recién nombrado, aun sin tomar asiento. - Se supone que es un enfermo incapaz e indispuesto. - Ella miro a Gaara. - A mi tendrían que buscarme un concubino.
Gaara soltó una carcajada a la que Kankuro termino uniéndosele. - Comprende que cualquier hilo débil que vean en la familia será una oportunidad para apartarlos del trono, todos están de buen ánimo porque el rey mantuvo a su esposa e hijo lejos del peligro todos estos años, una historia digna de una familia real. - Baki se cruzó de brazos. - ¿En qué parte entra una concubina aquí?
- Además. - Kankuro dijo a sus espaldas. - Intervine porque no sabíamos que te mencionarían eso tan pronto, debíamos de conversar el plan, pero ahí estabas tú con tu bocotá.
- Oye yo pensé que el tiempo te había hecho amable. - La chica se giró y lo miro. - Sigues soltando basura cada vez que hablas.
- Me estas sacando de quicio, eso es todo.
- Ibas a romperme la mano.
- Porque no cerrabas la boca.
- Te voy a golpear.
- No. - Baki intervino. - Una nariz rota no será de mucha ayuda. - El suspiro. - Harán las visitas en cuanto se anuncien y no me interesa la forma en la que hagan que pase el tiempo, lean, duerman, pero cumplan las visitas. - Tenten se cruzó de brazos. - Compórtense claro, no quiero peleas, gritos o lo que sea mientras se mantenga la tensión sobre nosotros. - Kankuro la miro con ironía ¿ella era el problema? ¿eso quiso decir con eso? - El tiempo pasara y comprenderán que para la reina no es tan sencillo tener un bebe, pasara y lo olvidaran. - se encogió de hombros- esperemos.
- Claro. - Ella puso las manos en su cadera. - Eso me convierte en la reina tonta e incapaz.
- Entonces vamos a hacerlos. - Kankuro soltó y antes de que ella se le lanzara encima agrego. - Cuando estas en esta posición tienes que hacer ciertos sacrificios.
- Claro, para ti igual debe ser un sacrificio. - Ella puso los ojos en blanco.
- Solo digo que escuches a Baki por el bien de todos.
Tenten se encogió de hombros. - No hago esto por el bien de ustedes. - Pensó en Taro y en como estaría volviendo loca a las chicas en los establos.
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Tenten lanzo la última daga en el arco logrando alcanzar el centro. - Suma diez. - le dijo a Kankuro que estaba en la mesa con una pluma y un papel. - Ya te gané por cuarenta puntos.
- Te estoy dejando ganar. - Tenten puso los ojos en blanco y cuando estaba por lanzar la tercera daga golpearon la puerta. Tenten miro preocupada a Kankuro, se supone que en esta su tercera noche de la semana tendrían que estar desnudos sobre la cama, llenos de sudor y agotados, pero estaban en plena revancha del juego que se les ocurrió hace un día. - quítate la ropa.
- ¿yo? - dijo arrugando la nariz. - tu también.
- Ya se. - Tenten estaba a punto de levantarse la bata de seda color blanca impregnada en todos los perfumes del palacio cuando una voz masculina se pronunció.
- Soy yo. - Era Baki, Kankuro camino hacia la puerta y Tenten fue por un abrigo, aun si estaba vestida sabia lo transparente que era aquella bata, si no fuera porque despreciaba a su compañero habría encontrado la situación incómoda. Baki entro, cerró la puerta a sus espaldas y los miro a ambos con recelo, apretó su mandíbula y negó. - Puedo escuchar las dagas contra la pared en el comedor.
- Bueno... ¿qué más vamos a hacer? - Ella señalo las velas. - Este oscuro, no puedo leer bien.
Baki miro a Kankuro y negó nuevamente. - Claro... Kankuro con una mano herida y ruidos de golpes contra la pared, por supuesto que pensaran que están en medio de algo... intimo.
- Él es un bobo.
- Fue tu culpa.
- Ay no empieces, tu eres el discapacitado. - Kankuro le sonrió, pero Tenten termino su oración mirando a Baki.
- Como sea. - Baki los miro. - Nada de dagas, navajas, espadas, peleas como la de la primera noche.
- El me abrazo.
Kankuro bufo. - ¿eso es un abrazo? Te atrape porque no quería que te cayeras.
- Me abrazaste... sabes que lo hiciste. - Kankuro no dijo nada más, si, él lo había hecho.
- Y nada de sangre... - El miro la herida de Kankuro, Tenten le había pasado la navaja y el no tomo el mango en cambio el filo, se cortó y termino curándolo con lo poco que tenían en la habitación, al final corto algunas telas, limpio su mano, Kankuro estuvo todo el rato quejándose. - Acuéstense y hablen, apenas pase la coronación tendrán los ojos sobre ustedes, vayan acostumbrándose.
- Estamos en ello.
- No se comporten como niños. - Aclaro Baki. - Tu. - Kankuro fue el acusado. - La trajiste aquí ¿no? - Tenten frunció el ceño confundida ¿no fue el bastardo quien insistió en el matrimonio? - De seguro que pueden llevarse igual de bien que antes.
- Es un matrimonio arreglado Baki. - Tenten aclaro. - Antes nos llevábamos igual de mal.
- Aun así, me exigió que te trajera.
Baki dejo la habitación y Tenten miro a Kankuro, el chico lucio irritado ¿le era tan difícil estar cerca de ella como lo era para ella? ¿Y que con eso que dijo Baki? Ni siquiera tenía sentido teniendo en cuenta todo lo sucedido, Kankuro tendría que ser muy masoquista para elegir a una mujer con la que solo peleaba... Pero aquí estaban y sin una distracción probablemente terminaría pensando en lo mucho que el la había herido; se sacó el abrigo y se metió en las sabanas, la cama acolchada estaba fría por el desuso, pero el aroma del sol permanecía en ella. - Sera mejor...- El la miro y asintió. - Que me vaya. - Ella no le respondió, él se retiró y Tenten consiguió dormirse.
Para Kankuro era imposible relacionarse con Tenten, mucho menos meterse en su habitación y verla medio desnuda hasta que alguno de los dos se durmiera, el había propuesto el juego porque sabía que ella le gustaría y porque los mantendría a ambos en otro lado, pero era imposible, imposible que se acostara a su lado y simplemente la escuchara, la viera dormir o que el pudiera conciliar el sueño, casi siempre ella se dormía primero y el terminaba yéndose pero tenía que estar preparado mentalmente para otra noche sin distracción más que ese pedazo de tela sobre su piel. ¿era muy cínico si aun la encontraba atractiva? A veces se castigaba a si mismo insultándose en sus pensamientos, no se merecía verla de esa forma, desearla o si quiera querer hablarle, pero lo hacía, como un imán terminaba en la misma habitación de ella, respondiéndole, mirándola o preguntando que hacía, inclusive las largas caminatas con gallinas al lado de su hijo eran placenteras si podía escuchar sobre ambos, que habían hecho y lo que había pasado en ese tiempo... Pero era un cobarde y lo sabía, uno que no tenía el valor de preguntárselo a ella misma, uno que sabía que todas las respuestas que obtendría serian una patada para su orgullo así que no insistió más, haría lo que la corte pedía y pasaría el rato con Taro quien ahora le llamaba palojo, aun cuando había más que decir.
Tenten la sonrió mientras tomaba asiento a su lado, el vestido que llevaba era ajustado de color rosa pálido, tenía bordado algunas flores en oro y su clavícula y pecho se asomaban dejando bastante piel al descubierto, solo las joyas eran las afortunadas de rozar la tez pálida, Kankuro se encontraba mirándola de vez en cuando, aunque cuando resultaba demasiado obvio se enfocaba en la copa en sus manos. - ¿Te sientes bien? - La fiebre fingida que le valió burlas por parte de los caballeros solo había sido planeada para evitarla la última visita. - Avísame cuando vengas otra vez. - Ella hablaba con naturalidad, definitivamente para Tenten el solo era uno más del palacio, pero él estaba comenzando a apreciarla demasiado, justo como hace unos años. - Mi bebe le gusta venir a dormir conmigo, sería raro que llegaras y el estuviera allí.
- Si. - El asintió, llevo el vino a sus labios y miro como su hermana recién llegada jugueteaba con su hijo medio dormido, Temari estaba encantada con su nuevo sobrino a quien no dejaba de comparar con él. - ¿tu madre como esta?
- Insoportable. - Ella dijo. - No parece que me haya extrañado demasiado contrario a lo que decían.
- De seguro que lo hizo.
- Esta más ocupada bebiendo con los cortesanos que pasando tiempo con nosotros. - Y cuando decía nosotros no se refería a ellos, se refería a ella y a su hijo. - Hola. - Tenten le sonrió a la realeza de la hoja que se acercó a la gran mesa con Taro en sus brazos, Temari se quejaba con cada paso que daba, su estómago podría explotar en cualquier momento, incluso Kankuro se preguntaba si solo era un solo niño lo que estaba allí dentro. - Ustedes son como conejos ¿no?
- Ay cállate. - Temari puso los ojos en blanco. - ¿debería pedirle a Ki que lo suba? - Temari miro los brazos de su esposo que cargaban al recién coronado príncipe. - Se dormirá en cualquier momento.
- Esta pesado y si mi hijo me encuentra traicionándolo lo tendré que cargar por una hora.
- ¿es celoso como su madre? - Tenten bromeo a lo que Shikamaru asintió ganándose un codazo de su esposa embarazada, Tenten nunca la había visto así por lo que para ella fue una sorpresa que la llevo hasta las lágrimas, en cambio sus hermanos parecían acostumbrados a verle, quizás había venido anteriormente a visitarlos cuando su panza aun no lucia a punto de reventar. - Esta bien-
- Dámelo. - Kankuro ya estaba de pie ofreciéndole los brazos a su cuñado. - Yo lo subiré.
Él lo tomo con torpeza haciendo que la reina a su lado se pusiera de pie para ayudarlo, Temari los observo con cuidado y levanto las cejas en dirección a su esposo, ver a su hermano intentando ser padre la tomaba por sorpresa y puede que la haría llorar cuando estuviera a solas. - Te acompañare, mira como lo tomas... ten cuidado. - Tenten le decía mientras ambos se alejaban del tumulto de personas.
Tenten dejo al niño en su habitación junto a Ki y salió de ella junto a Kankuro, la fiesta apenas comenzaba para los adultos que llegaban, la coronación y los saludos de alguna forma la hizo sentir apreciada, se deleitó con cada regalo y saboreo las bebidas burbujeantes de todas las rondas, las mujeres bailaban con sus bonitos trajes que solo le traían amargos recuerdos sin embargo el ambiente la hacía cambiar por completo de ánimos; quizás ella no nació para ser una reina pero estaba segura de que no sería una reina lamentable aun cuando vivía en tales circunstancias, no cuando tenía a un pueblo que la acogía como una propia.
- ¿vas a dormir? - Kankuro la interrumpió y ella se detuvo por la sorpresa. - Estas caminando hacia la habitación. - El señalo hacia el pasillo que habían dejado atrás, justo donde estaba las escaleras.
- Ah. - Ella sonrió avergonzada, siento el calor que produjo el vino en su pecho. - no, bajare a la fiesta.
- Bueno. - El asintió y continúo caminando, Tenten tomo la manga de su camisa y lo hizo detenerse. - ¿tú vas a dormir?
- Si
- ¿Allí? - Y la pregunta lo hizo ruborizarse, porque él no estaba yendo a su habitación, estaba yendo a la de ella. - ¿vas a ir hoy?
El alzo una ceja. - ¿quieres que vaya?
- ¿qué quieres decir con eso? - Ella soltó la manga del chico y se cruzó de brazos. - Yo no te he pedido que duermas conmigo.
- ¿que estas diciéndome entonces?
- Estas. - ella señalo hacia el pasillo. - Caminando hacia allá y te pregunto si iras.
Él se encogió de hombros. - Y yo estoy diciendo que iré si quieres que lo haga.
Tenten lo miro fijamente durante algunos segundos antes de agregar. - ¿Que te hace pensar que voy a querer que vayas? - El apretó la mandíbula. - Tu y yo. - Dijo señalándolos a ambos. - No va a pasar, aunque quisiera y lo deseara lo evitaría.
- Bueno. - Él dijo mirando en otra dirección. - Entiendo.
Hubo un silencio, no demasiado tiempo, pero el suficiente como para hacerlo incómodo.
- Tu nunca tienes nada que decir.
Kankuro la miro, su ceño fruncido y su mandíbula apretada. - ¿Qué quieres escuchar de mí? - Él se encogió de hombros. - Te pedí perdón, te rogué y te escribí por años, pero tu solo me ignoraste ¿cuál es el punto de seguir humillándome?
- Siento que merezco verte así. - Ella lo miro de pies a cabeza. - Arrastrándote.
Kankuro abrió la boca sorprendido. - Tu en serio me odias ¿no? - Él se acercó cortando la distancia entre ambos, Tenten en cambio alzo la barbilla dejando al descubierto su cuello que probablemente estaba ruborizado del alcohol. - ¿Quieres regresar al pueblo? - esto lo dijo tranquilo, parecía preocupado. - Si no quieres estar cerca de mi... puedo insistir.
Tenten bajo el rostro, bromeaba o quizás no lo hacía, pero le avergonzó hacerlo sentir de esa forma, negó y algunos rizos se soltaron de sus moños. - No importa. - dijo. - Quiero estar aquí.
- ¿quieres que yo me vaya? -
Ella alzo la mirada. - No. - Ella negó nuevamente. - No es así. - No se atrevió a explicarse demasiado porque ni siquiera sabía que tenía que explicar, pero pedirle que se fuera ¿no era demasiado? de todas formas desde cuanto se habría sentido, así como para que se le ocurriera esto. - Bajemos.
- Tenten. - Él le sostuvo la mirada. - Yo... lo estoy intentando.
Ella pestañeo y asintió. - Yo también. - Ella recordó las palabras de Baki, en la quería aquí a pesar del desprecio que le había demostrado quizás esto lo estaba llevando demasiado lejos, pero, en realidad, no es como si pudiera controlar esa parte de sí misma; quizás algo dentro de ella se estaba preparando para evitar salir lastimada... otra vez.
- Si no estás cómoda. - El bajo el rostro, trago saliva y apretó los labios. - Solo dímelo, no quiero que sientas que...
- Kankuro. - Él se sorprendió cuando la mano de Tenten toco su rostro, inclusive retrocedió. - No es que siga pensando que. - Ella alejo su mano y la miro, como si un rastro de algo quedara en ella. - Que sigas siendo así. Han pasado años y estoy segura que el hecho de que éramos más jóvenes tuvo mucho que ver. - Lo volvió a mirar. - Con las decisiones que tomamos.
El no dijo nada así que ella continuo. - Pero algo me dice que podría pasar otra vez así que es mejor mantener la distancia. - Tenten se encogió de hombros. - Yo tratare de ser... amable. - Sonrió nerviosa. - Como tú lo has estado intentando, yo debería hacerlo ¿no?
- No tines torque.
- Debería, estaremos juntos un tiempo. - Ella toco su hombro esta vez. - Había escuchado cosas, pero - Kankuro bajo el rostro. - Bueno estoy feliz de verte... bien. - El calor en sus mejillas aumento, tanto que estaba segura que el alcohol tenía que ver con esto. - Supongo que tenía que decirte esto.
No estuvo preparada cuando los brazos de Kankuro la rodearon con anhelo. - Pensé que habías muerto... - le dijo en un susurro cálido y ceñido, se contuvo contra ella mientras sus manos paseaban por la espalda de la reina ajustándola a su cuerpo. - Lo siento.- Tenten se adaptó, o dejo que la adaptara a él apoyando su rostro en el amplio hombro; solo había recibido dos abrazos así en su vida, era como si fueran necesarios para comprobar su existencia, lo podía reconocer porque ella misma le había dado unos cuantos a su hijo cuando lo creía perdido por escaparse tras las ovejas una mañana; cuando su abuela murió y su madre la abrazo como si no le quedara nadie más en el mundo o cuando Neji la vio por última vez. Tenten se apartó, suavemente y lo miro a los ojos.
- Nos llevara tiempo. - Le dio un beso en la mejilla probando la sal de sus lágrimas.
