Capítulo 5
Una semana había transcurrido desde que llegué a ciudad Petalia. Cada día me despertaba temprano y acudía al gimnasio para entrenar junto a mis Pokémon, los cuales parecían más confiados en su fuerza. Norman se había pasado por allí un par de veces y me dio algunos consejos, pero los que más me habían ayudado eran otros entrenadores más experimentados.
Durante ese tiempo me había dado cuenta de que muchos de los conceptos que yo tenía de los videojuegos no se aplicaban en los combates de esta nueva realidad. Un ejemplo de eso lo vi en un vídeo que me enseñó Norman. En él salía un Shuckle, un Pokémon muy lento, que usaba Disparo Demora para moverse por el campo de batalla a gran velocidad y volverse inalcanzable para su enemigo.
Eso me motivó mucho más para entender en profundidad la amplia variedad de estrategias y posibilidades que tenía a mi alcance. Incluso desarrollé algunas tácticas que le vendrían muy bien a mi equipo.
-Bueno chicos, hoy vamos a continuar nuestro viaje. No podemos quedarnos aquí para siempre.- les dije a mis compañeros mientras desayunábamos. Ellos respondieron con alegría, estaban tan deseosos como yo de avanzar en nuestra aventura.
Justo cuando me disponía a salir del Centro Pokémon para ir al gimnasio a despedirme de Norman, éste entraba por la puerta y casi chocamos. Me reí de forma algo nerviosa y le saludé con la mano.
-Veo que te marchas. Te deseo suerte en tu viaje.- dijo el líder con una sonrisa mientras me palmeaba el hombro.
-Así es. Le agradezco de nuevo por haberme instruido.- respondí haciendo una leve inclinación.
-No te preocupes. Solo espero que no flaquees en tu entrenamiento, estaré esperando nuestro combate.- dijo despidiéndose, pero entonces pareció recordar algo y se detuvo.
-Por cierto, creo que te espera una sorpresa cuando llegues al bosque.- tras soltarme aquel comentario misterioso, el líder continuó su camino hacia el interior del edificio.
Norman había conseguido despertar mi curiosidad con aquello. No recordaba que en los juegos hubiese nada relevante en aquel bosque, pero quizá se trataba de otra diferencia respecto a los juegos. Como no servía de nada pensar en ello, emprendí mi camino.
Me tomó casi todo el día cruzar la mitad de la ruta que unía ciudad Petalia con el Bosque Petalia. Los entrenadores que me encontraba no suponían un gran desafío para mí, así que aproveché para entrenar con Bianca. Al atardecer llegamos a la playa que había en esa ruta y me detuve a observar la puesta de sol.
El viento que acariciaba mi cara con suavidad transportaba el característico olor del mar. El cielo estaba teñido con diferentes tonos de naranja y algunos Pokémon como Wingull o Ducklett surcaban el aire. Era una imagen hermosa que me transmitía mucha tranquilidad.
Liberé a mis compañeros Pokémon para que también pudieran observar el paisaje, pero en su lugar se pusieron a jugar en la arena. Blaze parecía sentirse incómodo tan cerca del agua, mientras que Gale no dudó en zambullirse en el mar. Sonreí al notar que Bianca era la única que admiraba la vista.
Decidí montar el campamento para pasar la noche allí. Poder tumbarme en la arena y ver el precioso cielo estrellado de Hoenn era una sensación única. Y, aunque hacía un poco de frío, Blaze se pegaba a mí y me calentaba con la llama de su cola. Los demás también se acurrucaron conmigo, lo que me hizo sentir increíblemente feliz. Todos juntos nos quedamos dormidos.
A la mañana siguiente emprendimos el camino hacia el Bosque Petalia. Con suerte podríamos llegar antes de la comida y explorar el bosque tras un tentempié.
Conforme avanzaba me enfrentaba a varios entrenadores que había por el camino. Su fuerza era ligeramente mayor a los que había encontrado previamente, pero seguían siendo novatos.
Lo más extraño era que el número de entrenadores parecía aumentar conforme me iba acercando al bosque. Pensé en preguntar a alguno de ellos, pero pude descubrirlo por mí mismo cuando subí una colina y vi el bosque a lo lejos.
En la entrada del bosque había una gran cantidad de personas, así como varios puestos, globos de colores y luces. Parecía algún tipo de festival o celebración. Quizá Norman se refería a esto cuando me dijo que me esperaba una sorpresa.
Al acercarme al lugar vi que la mayoría de gente que había allí eran entrenadores. Muchos de ellos hablaban con otros, combatían o miraban los puestos. Justo cuando me iba a acercar a un puesto para ver qué tenía, unas manos me taparon los ojos, sorprendiéndome.
-Adivina quién soy.- escuché que decía una voz agradable y con tono bromista. No me costó nada reconocerla y sonreí tontamente.
-Veamos... ¿Podrías ser una entrenadora de Villa Raíz que tiene el cabello castaño y los ojos azules?- pregunté siguiéndole el juego. Escuché una risa y las manos desaparecieron de mis ojos. Al girarme vi que, efectivamente, se trataba de Aura.
-Veo que al menos recuerdas mi voz. No esperaba menos de mi rival.- dijo la chica mientras me miraba con decisión. Eso me recordó nuestra promesa de una batalla.
-Vaya, ¿eso es un desafío?- pregunté devolviéndole la mirada desafiante que me dirigía.
-Me gustaría decir que sí, pero lo cierto es que ahora tenemos algo más importante que hacer.- contestó mientras sacaba un panfleto de su mochila y me lo entregaba.
El papel anunciaba que en el Bosque Petalia se celebraría un concurso de captura con premios para los tres primeros lugares. Y lo mejor es que la fecha era el día de hoy.
-Será mejor que vayas a apuntarte, el concurso empieza después de comer.- me aconsejó Aura señalando hacia uno de los puestos. Había varios entrenadores haciendo cola en él.
-Ya veo, muchas gracias por avisarme.- dije dedicándole una sonrisa sincera. Ella se quedó rígida por un segundo y después apartó la vista a un lado.
-No es nada, solo quiero ver quién de los dos puede atrapar el mejor Pokémon.- dijo cruzándose de brazos.
-Pues lamento informaros de que ese seré yo.- escuché una voz a nuestro lado. Al mirar comprobé que se trataba de Bruno, que nos miraba con seriedad.
-Vaya, ¿tú también te has apuntado? En ese caso, también te venceré.- la castaña levantó el puño con gesto desafiante hacia el chico, que se limitó a sonreír con suficiencia.
-Ya que estamos aquí los tres, ¿por qué no comemos juntos antes del concurso?- preguntó Aura mirándonos a los dos con una sonrisa.
-Claro, porqué no.- respondió Bruno, aunque por la mirada que me dirigía parecía que no le hacía mucha ilusión.
-Podéis ir buscando un sitio, voy a apuntarme al concurso.- les dije mientras me despedía con la mano.
Me coloqué en la cola y observé que los dos se alejaban caminando. No entendía por qué Bruno me tenía tanta manía, aunque si tuviera que adivinarlo parecía estar relacionado con Aura. ¿Quizá no quería que me entrometiera en su amistad? En todo caso, no servía de nada darle vueltas.
Tras apuntarme al concurso caminé en la dirección que ellos tomaron y logré divisarlos sentados bajo la sombra de un árbol cercano. Al acercarme escuché un gruñido que me asustó, pero rápidamente vi que se trataba de un Treecko que estaba sentado en una rama del árbol.
-Disculpa a mi compañero, no le gustan los extraños.- dijo Bruno con una ligera sonrisa. La forma en la que recalcó que era un extraño me molestó un poco.
-No te preocupes, seguro que se le pasa cuando juegue un rato con mis Pokémon.- tras decir esto liberé a Blaze, que dirigió una fiera mirada hacia el tipo planta. Yo sonreí con burla al ver que Bruno ya no sonreía y me miraba con seriedad.
-¡Buena idea! Yo también sacaré a Lev para que juegue.- dijo Aura tomando la pokeball de su inicial y liberándolo. Al parecer no se había enterado de nada de lo sucedido entre nosotros.
Los tres nos sentamos y sacamos algunas provisiones que llevábamos en nuestras mochilas. Por supuesto, nuestros compañeros también tuvieron su ración de comida Pokémon.
-Ahora que lo pienso, ¿de dónde eres? No sé mucho sobre ti.- preguntó Aura mientras me miraba con curiosidad.
La pregunta me puso un poco nervioso. No quería mentirle, pero tampoco podía decirle que venía de otro mundo. Además, no sabía si el profesor le habría contado la versión que le conté a él. Al final opté por seguir con mi historia inventada.
-La verdad es… que no lo sé. Tu padre me encontró en el bosque y no recuerdo nada antes de eso. Me dijo que seguramente tenía amnesia. Solo recuerdo mi nombre y que no tengo familia, soy huérfano.- expliqué sintiéndome bastante incómodo. No me gustaba mentirle a las personas que me importaban.
-Vaya, lamento haber preguntado algo así. No era mi intención tocar un tema doloroso.- al mirar a la chica noté que había tristeza en su mirada, lo que hizo que mi corazón se encogiera.
-Así que no sabemos nada de ti. Quizá incluso podrías ser un ladrón o pertenecer a alguna banda.- dijo Bruno mirándome con desconfianza. Ese comentario me molestó, pero antes de que pudiera contestarle Aura se puso en pie.
-¿Pero qué tonterías dices? Eric ama a los Pokémon de verdad, lo he visto con mis propios ojos. Me niego a creer que una persona así sea capaz de cometer delitos.- dijo la castaña con verdadera indignación reflejada en su voz.
Me quedé boquiabierto. Nunca nadie me había defendido de manera tan firme, y menos alguien a quien conocía desde hace poco. Saber que existía alguien que confiaba tan ciegamente en mí hizo que mis ojos se humedecieran y tuviera que agachar la cabeza para ocultarlos.
-Tsk, solo digo que es una posibilidad, puedes creer lo que quieras. El concurso empieza en breve, así que me largo.- escuché a Bruno pronunciar esas palabras y después sus pasos alejándose. Entonces noté a Aura agacharse a mi lado y pasar un brazo por mis hombros.
-Oye, no te preocupes. Yo confío en ti, y mi intuición nunca me falla.- me dijo con tono amistoso. Al saber que intentaba animarme no pude evitar sonreír levemente.
-Gracias, me siento mejor sabiendo que alguien confía en mi.- dije levantando la mirada para observarla.
Al hacerlo, como ella estaba agachada a mi lado, nuestros rostros quedaron uno frente al otro. Ambos nos sorprendimos y nos quedamos mirando fijamente sin movernos. Sus grandes y hermosos ojos azules reflejaban sorpresa, timidez y algo más que no supe identificar. Sentí cómo mi corazón latía con fuerza en mi pecho y mis mejillas se calentaban.
Antes de poder decir algo, nuestros Pokémon pasaron corriendo entre nosotros y Aura perdió el equilibrio, cayendo sentada en la hierba. Solo entonces logramos romper esa extraña conexión y nos miramos el uno al otro con confusión.
-Yo… estos pequeños t-tienen mucha energía.- comentó Aura mientras sonreía de forma nerviosa y se frotaba la nuca.
-Sí, eso parece.- respondí agachando la mirada. Me sentía muy extraño y nervioso, y ni siquiera sabía el motivo.
-Bueno, será mejor que recojamos todo, el concurso va a empezar.- tras decir esto, Aura se puso en pie, metió a Lev en su Pokeball y empezó a recoger sus cosas. Yo la imité sin decir nada, tenía un nudo en la garganta.
Cuando terminamos de limpiar nos dirigimos a la entrada del bosque, donde se estaban reuniendo todos los entrenadores. Vimos que un hombre regordete sostenía un micrófono y se disponía a dirigirse al público.
-Bienvenidos, entrenadores. Ahora vamos a dar comienzo al concurso de captura, pero primero recordaremos las normas. Tenéis un plazo de dos horas para atrapar a los Pokémon más raros que encontréis, y solo podéis presentar al concurso a un Pokémon. Una vez finalice el plazo, los tres jueces decidiremos al ganador.- explicó el hombre mientras colocaba la mano sobre un gran reloj digital que había sobre una mesa y que marcaba una cuenta atrás de dos horas. También señaló a los otros dos jueces, que resultaron ser una enfermera Joy y un señor bien vestido que yo no conocía.
-Si nadie tiene ninguna duda, el concurso comienza en 3… 2… 1… ¡Ya!- tras pulsar un botón del reloj, este inició la cuenta atrás y todos los entrenadores empezaron a correr hacia el bosque.
-Nos vemos cuando termine el concurso, Eric.- escuché que me decía Aura antes de salir corriendo también. Se la notaba emocionada, así que sonreí y yo también entré al bosque.
Todos los demás parecían tener bastante prisa, pero yo me dediqué a avanzar despacio y buscando nuevos Pokémon con cuidado. Aparte de los Pokémon insecto de siempre, vi algunos interesantes como Joltik, Aipom o Ledyba, pero eran tímidos y escapaban al verme.
Decidí adentrarme un poco más en la espesura del bosque, quizá allí pudiera encontrar algo interesante. Justo cuando estaba cruzando por unos arbustos tropecé con algo y caí de bruces al suelo, aunque afortunadamente la hierba amortiguó la caída.
-¿Pero qué narices…?- me senté en el suelo y busqué el objeto con el que me había tropezado, pero lo que encontré fue una especie de esfera de metal con púas y un par de ojos que me miraban.
Se trataba de un Ferroseed, y parecía bastante molesto por haberlo pateado sin querer. Su cuerpo metálico empezó a vibrar y yo me aparté de un salto justo a tiempo para esquivar su embestida. Hubiera sido peligroso recibir un ataque así.
-Muy bien, si quieres pelea te la daré.- dije tomando la Pokeball de Blaze, pero me detuve antes de sacarlo. Aunque la ventaja de tipo era importante, si usaba fuego en el bosque podía provocar un incendio.
-En ese caso, parece que es tu turno.- cambié de Pokeball y liberé a Gael, pues Bianca lo tendría demasiado difícil contra este enemigo en concreto. Aunque Gael no tenía ataques muy efectivos, ese Ferroseed de bajo nivel tampoco tendría ataques de planta.
-Vamos primero. Usa Pistola Agua.- ordené señalando al Pokémon salvaje.
Mi Pokémon, tan dispuesto a luchar como siempre, soltó un fiero gruñido y después lanzó un potente chorro de agua hacia Ferroseed. El Pokémon ni siquiera intentó evitarlo, sino que lo recibió y aguantó bastante bien.
-Este enemigo es lento pero muy resistente, no te confíes. Mantén la distancia y usa Pistola Agua.- tras mis indicaciones, Gael asintió y siguió lanzando varios ataques desde una distancia prudente.
El combate me estaba resultando extrañamente sencillo. Si bien era cierto que los ataques no le hacían mucho daño, tarde o temprano acabaría debilitado. Mi instinto me decía que aquí había algo extraño, pero no sabía de qué se trataba.
Mis ojos se abrieron con sorpresa cuando unos segundos después lo entendí. Gael, confiado al ver que su enemigo no se movía, se había ido acercando a él poco a poco para hacer mayor daño con sus ataques. Y eso era peligroso.
-¡Retrocede!- ordené con rapidez. Pero ya era demasiado tarde.
El Ferroseed se movió un poco y varias semillas salieron disparadas hacia mi compañero, que no se esperaba un rápido ataque a distancia. Los proyectiles impactaron en él, pero en lugar de hacerle daño desplegaron unas enredaderas que cubrieron su cuerpo.
-Maldición, ¿cómo puede conocer Drenadoras?- no cabía en mí de la sorpresa. Ese era un movimiento peligroso que un Pokémon de su nivel no debería conocer, pero así era. Y ahora estábamos en un buen problema.
-Gael, debemos darnos prisa, así que usaremos tu nuevo ataque. Ataca con Bomba Sónica.- no era mi intención usar su arma secreta tan pronto, pero no teníamos otra opción si queríamos ganar este combate.
Mi Pokémon dio un salto y su cola empezó a brillar, entonces lanzó una onda blanca contra el tipo planta. Este, confiando en su resistencia, no se molestó en esquivarlo y recibió el golpe de lleno. Su cuerpo salió despedido hacia atrás y se podía apreciar que había recibido un gran daño.
-¿Sorprendido? Bomba Sónica siempre causa el mismo daño. Aunque no es muy fuerte en general, en los primeros niveles es un arma bastante importante.- le dije a nuestro enemigo al ver su cara de confusión. Debió entender algo de lo que dije, ya que pareció enfadarse aun más.
Me disponía a darle otra orden a Gael cuando el efecto de las drenadores se activó. Un aura verde rodeó a mi Pokémon y le causó daño, recuperando la salud de Ferroseed. Este momento fue aprovechado por el enemigo para intentar embestir a mi compañero.
-Recíbelo con otra Bomba Sónica.- le indiqué a Gael.
Este obedeció rápidamente y lanzó su ataque justo antes de ser embestido, acertando de lleno contra Ferroseed. El Pokémon planta cayó en el suelo y parecía al borde de caer inconsciente, pero aun se resistía a rendirse. Entonces empezó a rodar a gran velocidad hacia Gael.
-¿También conoce Desenrollar? ¡Debes esquivarlo!- ese Ferroseed era una caja de sorpresas, conocía muchos ataques interesantes.
Gael se dispuso a saltar a un lado para evitarlo, pero en ese momento las Drenadoras volvieron a causarle daño y lo dejaron paralizado por un segundo. Fue tiempo suficiente para que el enemigo lograra acertar su ataque y mandar a mi compañero al suelo.
-Gael, ¿estás bien?- pregunté bastante preocupado. Aunque fuera más fuerte en general que su rival, estaba acumulando bastante daño.
Sin embargo, el espíritu de lucha de mi compañero era muy alto y no dudó en levantarse de nuevo con esfuerzo. Noté que ambos estaban bastante cansados, tenía que terminar cuanto antes.
-Gael, usa Ataque Rápido para despistarlo y remata con Bomba Sónica.- ese era un pequeño ejercicio que habíamos practicado recientemente para aprovechar la gran velocidad de mi compañero.
El tipo agua se envolvió en luz blanca y salió disparado a gran velocidad. Observé cómo Ferroseed intenta seguirlo con la mirada, pero era imposible debido a la velocidad que llevaba. Entonces, mi compañero saltó hacia el aire desde el punto ciego de su rival y lanzó el poderoso ataque desde arriba.
Hubo una pequeña explosión cuando el ataque acertó en Ferroseed, levantando una nube de humo que me impidió ver el resultado. Mientras esperábamos, Gael vino a mi lado y noté que estaba bastante cansado. Recé porque el combate hubiera terminado.
El humo se fue despejando con el paso de los segundos hasta que finalmente reveló a un inconsciente Pokémon que yacía en el suelo. Esa era mi oportunidad, así que lancé la cápsula rápidamente. El Ferroseed entró en ella y, tras unos segundos, la captura había finalizado.
-Vaya, ese fue un duro combate.- le dije a Gael mientras quitaba las enredaderas de su cuerpo. Mi amigo asintió con un gruñido y yo acaricié su cabeza para felicitarlo por el esfuerzo. Después lo devolví a su Pokeball para que descansara.
No debía quedar mucho tiempo antes de que acabara el plazo, así que me dirigí hacia la entrada del bosque. Era una suerte que el Holomisor tuviera un mapa detallado y una brújula, o sería fácil perderse en el bosque.
Cuando logré salir noté que solo quedaban quince minutos, por lo que me apresuré en registrar a Ferroseed como el Pokémon que había atrapado en el concurso. Tras eso, los jueces cerraron el plazo y empezaron a evaluar a los Pokémon.
-Eric, ¿cómo te ha ido?- preguntó una voz a mi lado. La miré sabiendo de antemano que se trataba de Aura.
-Bastante bien, creo que tengo posibilidades.- dije mostrando una sonrisa confiada. Ella también sonrió de manera orgullosa.
-¿Ah sí? Veremos si puedes superar al increíble Pokémon que he atrapado.- esas palabras despertaron mi curiosidad. Parecía muy segura de sí misma, ¿quizá habría atrapado un Pokémon muy especial?
Los jueces tardaron un rato en decidir, pero finalmente el hombre regordete tomó el micrófono para dirigirse hacia todos los entrenadores. Parecía algo nervioso, cosa que me extrañó un poco.
-Ya hemos tomado una decisión. No ha sido fácil, hemos tenido varias sorpresas.- comenzó diciendo mientras se limpiaba el sudor con un pañuelo. La sonrisa de Aura aumentó, seguro que pensaba que era debido a su Pokémon. Eso aumentó mi curiosidad.
-El tercer lugar es para… ¡Bruno y su Nincada!- anunció el juez alzando un brazo.
Fue una sorpresa que él consiguiera el tercer lugar, al parecer era bastante bueno. Vi cómo se acercaba al hombre y recibía su premio: una baya Zidra. Por su cara se podía decir que no estaba contento con un tercer puesto.
-El segundo lugar es para… ¡Aura y su Deerling!- al escuchar el nombre de mi amiga y del Pokémon que había atrapado la miré sorprendido. Ese era un Pokémon bastante raro. Incluso otros entrenadores la miraban sorprendidos.
Sin embargo, ella miraba boquiabierta al juez. Parecía no asimilar que había quedado en segundo lugar, probablemente porque confiaba demasiado en que iba a ganar aquel concurso. Le di un suave golpe en el brazo para que reaccionara y funcionó. Algo confusa todavía, fue a recoger su premio: una Semilla Milagro.
-Por último, el primer lugar es para… ¡Eric y su… Ferroseed!- anunció el juez con cierto nerviosismo.
Yo me quedé paralizado por la sorpresa, y al parecer no era el único. Todo el público se quedó en silencio, e incluso Aura se giró a mirarme boquiabierta. No entendía a qué venía todo esto y me estaba poniendo muy nervioso.
-No entiendes lo que acabas de hacer, ¿verdad?- preguntó la castaña al ver mi cara de confusión. Yo negué con la cabeza -Los Ferroseed son tan raros de ver en este bosque que todos pensaban que ya no quedaban.- explicó mirándome con una leve sonrisa mientras negaba con la cabeza por mi ignorancia.
-Te recuerdo que yo no tengo recuerdos de eso.- le susurré para que nadie nos oyera. Ella se sorprendió y pareció recordar mi condición, a lo que sus mejillas se sonrojaron debido a la vergüenza.
-Tienes razón, lo siento…- se disculpó cabizbaja. Esa imagen enterneció mi corazón.
-No te preocupes, no estoy molesto.- dije con una sonrisa para tranquilizarla. Y funcionó, ya que ella pareció sentirse mejor.
Me acerqué al juez y tomé mi premio: una MT Retribución. Había leído en el Holomisor sobre las MTs, pero era la primera vez que veía una en persona. Además, estaba seguro de que esta me sería muy útil.
Cuando finalizó la entrega de premios los entrenadores empezaron a dispersarse. Los diferentes puestos también empezaron a cerrar, por lo que no había mucho más que hacer allí.
-Yo voy a adentrarme es el Bosque Petalia. Es demasiado grande para cruzarlo en lo que resta de día, pero al menos adelantaré camino.- me dijo Aura con expresión decidida. Sabía que era demasiado testaruda para escucharme, así que no intenté convencerla de lo contrario.
-Será más seguro si vamos los dos juntos, ¿te parece bien?- le propuse con algo de timidez. No estaba acostumbrado a pedirle a la gente hacer planes con ellos, mucho menos a una chica.
-Claro, puede ser divertido. Será como un camping.- aceptó con una gran sonrisa. Suspiré aliviado de no haber metido la pata y le devolví la sonrisa.
Los dos avanzamos hacia la entrada del bosque, pero antes de perderme entre aquellos árboles miré hacia el horizonte, donde debía estar la playa. El sol empezaba a caer y el cielo se estaba tornando naranja. Aunque fuese el mismo atardecer que en mi mundo anterior, por algún motivo se sentía mágico.
-Vamos, eres un lento.- escuché cómo Aura se quejaba a mi espalda.
Sonreí y me di la vuelta para seguirla. Al mirarla bajo la luz del atardecer no pude evitar pensar que todo aquello parecía un sueño, uno del que no quería despertar. Por eso estaba dispuesto a aprovechar cada segundo que estuviera allí.
Hola de nuevo a todos :3
El anterior capítulo fue un poco más corto, pero en compensación este es algo más largo de lo habitual.
Dentro de poco Eric llegará a Ciudad Férrica y tendrá su primera batalla de gimnasio, ¿cómo le irá?
Agradezco también a las personas que han comentado o agregado la historia a favoritos, me dais ánimos :D
Sin más, un saludo y nos leemos :)
