Espérame, una y otra vez

Justo cuando me disponía a volver a la estancia, llevando conmigo el recuerdo de nuestra primera noche juntos, él regresaba presuroso de su encuentro con Shadis. Casi nos topamos de frente, al abrir la puerta. El ceño fruncido y su actitud hosca me indicaron el peligro que suponía para la Legión todo lo que se discutiera en el despacho del comandante. Únicamente suavizó el gesto al verme, como si mi presencia le otorgara la posibilidad de respirar.

—Agradezco que aún estés aquí —refirió agitado, cerrando la hoja de madera—. No quería darte más trabajo, pero necesito de tu ayuda.

—Erwin, siempre me has dado trabajo —encogiéndome de hombros, le dediqué una sonrisa—, para todo.

—Quisiera poder sonreír contigo, pero las cosas están volviéndose turbias —con un gesto indicó que me sentara junto a él sobre la cama—. Hanji, aunque no fuiste convocada a esa reunión, quiero confiarte lo que sucede…, bajo mi total responsabilidad —dijo, acallando un poco la voz—. Porque ya eres parte de mi obra y de mi vida.

Porque soy parte de tu obra y de tu vida —repetí, analizando la seriedad de su declaración. Me sentía como si fuéramos un viejo matrimonio—…, significa que deberemos complementarnos por entero para lograr un objetivo muy complejo.

—Nadie puede sospechar que acudí a ti, siquiera el propio Shadis —advirtió—. Únicamente Mike lo sabe, por obvias razones. Antes de ponerte al tanto de la situación, voy a pedirte que trabajes en algo para la próxima salida…

—¿Y es?

—Precisamos de más bengalas, para cada miembro de la Legión que vaya en primera fila y los líderes de las escuadras. Además, estoy pensando en que también requerimos una variante que emita ondas sonoras —dijo y bajó la cabeza, meditativo. A los pocos segundos alzó la mirada, consultándome al respecto—. Esta última, ¿puede hacerse?

—La tendrás ¿Imagino que perfeccionaste la estrategia inicial?

—Sí, pero te daré los detalles cuando nos aprueben salir otra vez.

—Ah, ya decía yo —musité ansiosa—…, por el modo en que Shadis estaba llamándolos a su despacho, pude suponer una suspensión total del presupuesto del Cuerpo o algo parecido.

—Algunos miembros del parlamento quieren abolir las expediciones. Nicholas Lobov, quien tiene gran apoyo en las casas de la nobleza y gente abogando a su favor, hizo un gran reclamo para que no se nos permita salir —explicó a grandes rasgos—. El comandante le presentó la nueva formación al general Zackly apenas regresamos y éste le dio su visto bueno…, pero la decisión final será tomada en pocos días. Averigüé que Lobov tiene sus tratos con la firma Lang, una compañía que suministra recursos a la policía militar —no había concluido y aun así pude adivinarlo— ¿Comprendes, Hanji? Planean redirigir los fondos de las expediciones, una vez q sean abolidas. Es una información segura.

—¿Qué plan tienes?

—Cambiar la opinión de Nicholas Lobov; para eso me veré obligado a chantajearlo —afirmó, resuelto—. Poseo unos documentos altamente incriminatorios. Debo conseguir que cambie de opinión y se apruebe la siguiente partida. Shadis está de acuerdo.

—Amas tanto las apuestas como yo las emociones, así que no tiene sentido que te advierta el riesgo que corres de soltar el pellejo. Supongo que ya es una decisión irrevocable —bien lo sabía yo— ¿Infiero que hay algo más?

—Conozco a esa mala ralea, en cuanto se vea provocado enviará un maleante con el fin de robarme los documentos y por supuesto, acabar conmigo después —me observó intenso, considerando mi aplomo—. Voy a necesitar mucho de ti, Hanji.

—Solo tienes que buscarme. A este paso va a ser mejor que mude todas mis cosas al laboratorio, si debo ponerme a trabajar en lo que pediste —y no era una encomienda fácil, a decir verdad— ¿Puedo saber qué harás ahora?

—Mike y yo estaremos al tanto de los siguientes pasos de Lobov. Te mantendré informada. Es una suerte que tu escuadrón esté disponible y puedas ocuparte de las bengalas… Recuerda, Hanji —volvió a insistir —, ni el comandante puede saber que estás dentro... Cuento contigo.

—Pierde cuidado —abandoné mi asiento al filón del lecho y le hice formal el saludo—.

—Hanji…, espera —incorporándose, me agarró presto la mano y su mirada llegó a mi alma—. Una vez que acabe todo esto, me aseguraré de retomar lo que dejamos en suspenso.

—Procura volver de una pieza entonces, capitán Erwin Smith —le advertí con un tono conyugal que le hizo levantar una ceja.

Anduve cautelosa por los corredores, evitando que alguien concluyera dónde había pasado una buena parte de la noche. Di un rodeo hasta el cuarto de mi subordinado y animosa, toqué a la puerta.

—¡Moblit Berner! ¡Reúne a la escuadra! —Grité la orden, sin esperar a que saliera— ¡Quiero verlos en el laboratorio!

Escuché su afirmación y no perdí un segundo más, dirigiéndome al sitio de las experimentaciones. Las palabras de Erwin golpeaban mis sentidos. Corría el riesgo de que alguien lo matara y ese "alguien" obraría de manera encubierta. Rogué porque fuesen lo suficientemente cuidadosos, él y Mike, como para descubrirlo a tiempo. Llegando a la puerta del laboratorio, me pregunté si Nanaba conocería del asunto, o si ellos la habían dejado fuera de la conspiración.

—"Aparte de mi deber con la Legión, Erwin, te agradezco que confiaras en mí —realmente habíamos empezado bien la relación, uniendo fuerzas—. Tu estrategia dará mucho de qué hablar, porque incrementará las posibilidades de supervivencia, siendo un paso adelante para la humanidad."

Pronto me rodearon los fieles miembros de mi escuadrón, dispuestos a la tarea que les asignara. Moblit parecía inducir lo sucedido esa noche, a juzgar por la insistencia de su mirada y traté de permanecer lo más estoica posible. No era el momento para estar zanjando problemas del corazón. Mostrándoles un plano con las distintas piezas que conformaban las pistolas de lanzar bengalas, expliqué su confección de manera sencilla.

—Keiji, solicita la fundición de estas piezas inmediatamente. Sólo contamos para montar cinco más y se precisan veinte, si además queremos tener algunas de reserva. Recoge los moldes guardados bajo llave y cuando acabe todo el proceso, una vez fríos, los devuelves al sitio de dónde los tomaste. No quiero a nadie replicando estos modelos —recalqué, haciéndoles ver la importancia de obrar cuidadosamente—. Nifa, encárgate junto con Abel de poner a punto esas cinco que se hallan desarmadas y pruébenlas a conciencia. Apenas reciban las piezas que traiga Keiji, montan el resto — sin embargo, decidí encargarme personalmente del nuevo proyecto, halando al sublíder conmigo—. Moblit, ven a la mesa de análisis, vamos a gastar neuronas concibiendo una pistola que suene como los cañonazos de la Guarnición.

—Hanji-san, precise lo que desea ¿habla de un arma sónica que aturda a los titanes o simplemente, algo para utilizarlo como alarma? —consultó, dudoso.

—Pudiéramos unir ambos propósitos; con o sin titanes, vamos a necesitar comunicarnos bajo la lluvia, si ésta nos sorprendiera. Las bengalas se vuelven inútiles entonces, así que tendríamos esta opción —al ver que con el nuevo reto, olvidaba un poco sus recelos, decidí ocuparlo en la tarea la mayor cantidad de horas posible.

Enfrascada por completo en la confección de la pistola, realmente corrió el tiempo sin que nos percatáramos. Ni Moblit ni yo levantamos la vista del plano, hasta que tuvimos la idea bien sólida y factible del arma descrita en el papel. Di la orden a Keiji, que había vuelto con las pistolas desarmadas, de que se procediera con la construcción del nuevo molde, considerando que ya era tiempo de ofrecerle una tregua a mi cerebro y a los miembros del escuadrón.

Anhelaba respirar aire puro, cuando abandoné la sala de experimentos y salí al patio exterior del cuartel, iba cayendo el sol. Algo distante del arco que permitía el acceso al gran espacio, había una línea de árboles frondosos. Vi a Nana, sentada en la rama baja de uno, de espaldas al sitio donde me hallaba. Se había recostado lánguidamente al tronco, en solitaria pesadumbre. Me acerqué sigilosa y pude observar desde atrás cómo sostenía entre sus manos una hoja seca, en la que se leía la inscripción "Espérame, una y otra vez. Siempre", y el nombre de Mike junto al suyo debajo. Ella no pareció inmutarse por mi atisbo, pero me dedicó una mirada severa.

—Te le estás pareciendo cada vez más —dijo irónica—, esa manía de tomar a la gente por sorpresa… y querer saberlo todo.

—Ya me gustaría que así fuera —suspiré, ocupando sitio a su lado—. Mike al menos te abre su corazón… Hablando de saber las cosas —puse cara de total ignorancia—, ¿por qué lo vi tan enojado cuando Shadis llamó anoche a consejo? Tenía cara de querer asesinar a alguien.

—… Hanji, no te hagas la inocente —me respondió frunciendo el ceño—.

—Oh, debió interrumpir algo que le interesaba mucho y no le habías dado hasta entonces —concluí, satisfecha de mi razonamiento—. Déjame adivinar… ¿Tiene que ver con la lengua?

—¡Eres insoportable! —masculló, intentando no alzar la voz— ¡Deberías moderar la tuya! ¡No es un conocimiento que se ofrece a las jóvenes decentes! ¿Qué sabes tú de las técnicas de burdel?

—Casi nada, pero hallé un libro muy interesante. Mi curiosidad y el estudio me llevaron a quebrar las reglas —le confié observándola de soslayo, esperando su reacción—. Nana… Intenté gratificar a Erwin —los ojos de Nanaba se abrieron sorprendidos, viéndose aún más claros. Quiso expresarse, pero no le salieron las palabras—… ¡Fue algo natural, con Moblit ni me pasó por la cabeza! Lo provoqué de broma y al principio se veía incómodo, luego me hizo entender que le atrajo la idea. Por desgracia, no pude llevarla a cabo en su totalidad…

—Ese tipo de cosas queda reservada para las mujeres de mal vivir —me observó seria, explicándome las razones—. Corres el riesgo de que Erwin te vea como una, cuando no lo eres y puede que incluso te pierda el respeto, si es prejuicioso.

—¡Te aseguro que siquiera lo es! ¡Y quiero hacer lo que mi deseo pide! —me quejé, ofendida— ¿Qué tiene de malo soñar con morderlo y retorcerlo ferozmente a gusto?

—¡Hanji, cállate! ¿Dónde soltaste la vergüenza? —vi a Nana ruborizarse y fruncir el ceño, bastante molesta— ¡Si lo que buscas es un consejo, deja esas ideas en el sueño y ni trates de experimentar…! ¡Por Sina! ¡Tú matarás a Erwin y no un titán!

—Uhm, nada de dientes, tampoco retorcijones…, qué aburrido ¡Ayúdame, Nana! —le devolví una mirada implorante— Quiero borrarle a Marie para siempre de la memoria.

—¿Por qué tanta insistencia en acabar con un recuerdo? ¡Imagina si yo tuviera celos de cada novia que Mike dejó en el pasado! —suspirando, alzó los ojos al cielo…, para después echarme un vistazo comprensiva— Hanji, Erwin tomó su decisión hace años y no es hombre que mire atrás ¿Qué todavía lo ame? Tanto peor para ella. Si conseguiste llevarlo al punto en que siquiera le importan los prejuicios, entonces olvídate de esa mujer. Lo alejarás de ti si continúas alojando esos celos en tu alma.

—¡¿Eh?! ¿Y Mike fue un rompecorazones antes de venir al ejército? —exclamé, dando un repentino brinco de sorpresa.

—No lo sabes tú bien…, pero si estuviese insegura de lo que siente por mí, hoy no me verías esperando su regreso.

—¿Tienes idea de qué misión les dio el comandante? —pregunté con tono casual.

—No, pero sé que volverá —sonrió convencida, encrespándome aún más el moño con sus finos dedos— y Erwin también. Dejaron asuntos pendientes, ¿cierto?

Asentí con la cabeza, emitiendo un suspiro.

Erwin y Mike regresaron a los pocos días, tal como aseguraba Nana. Lejos de indagar por los resultados de la operación, procuré mantenerme ocupada en el recinto de las experimentaciones, hasta que mi capitán considerase la entrevista. Su pedido ya se había cubierto, incluida el arma sónica. Finalmente, decidió aparecer una tarde cuando recogía varios frascos de sustancias químicas y reponía las hierbas de mi cofre personal.

—¿Trabajas con plantas? —inquirió Erwin, curioso—. Espero que no brote un romero apenas Flagon hale el gatillo de su pistola.

—Cuando estás para bromas, es que obtuviste buenos resultados —dije, prosiguiendo mi labor de herbolaria—. Y al parecer, volviste sin que te falte nada.

—Lobov recibió el aviso, cambiando inmediatamente de opinión. Por el momento, decretaron que se llevará a cabo la siguiente partida, bajo la condicional de que sea utilizada mi estrategia —tornó a su postura de habitual gravedad—. No obstante, la idea de acabar con las expediciones de la Legión se continúa fortaleciendo. Esto es una supervivencia temporal.

—De forma que deberemos obtener magníficos logros en la próxima salida o nos convertiremos en polvo —musité, un poco harta de la guerra que los malditos del parlamento nos hacían—. Sí, porque dudo mucho que dejen alguien vivo una vez que decidieron acabar con el Cuerpo de Reconocimiento.

—Hanji, sabemos quiénes son los contratados por Lobov para hacerse con los documentos incriminatorios y sin duda les han encomendado matarme —aquello sonaba terrible, aun así traté de mostrarme serena—. Los chicos malviven en el distrito subterráneo, pero su habilidad usando el equipo de maniobras es increíble.

—¿Chicos? Oye, ¿qué edad pueden tener? —Aquello era el colmo; nada de criminales hechos y derechos, sino unos jovencitos— ¡Cielos!

—Bueno, la vida es dura para esos infelices. Pretendo unirlos a nosotros, si lo autorizan los altos mandos —dijo muy recto, cruzando las manos a la espalda—. Formarán parte de la expedición, luego de que reciban entrenamiento previo y se les discipline lo mejor posible.

—Otra de tus apuestas arriesgadas —me volví, dándole la espalda a la mesa y recostándome a ella, crucé los brazos—, uhm, no deja de ser interesante…, eso de mantener a los asesinos cerca.

—Mike y yo saldremos de nuevo, esta vez para capturarlos —parecía muy seguro de su próximo logro—. Hanji, apenas entren a la Brigada de Reconocimiento, deberás mantenerlos vigilados y ofrecerme los detalles que no vea. Confío en tu percepción.

—De acuerdo. Por lo pronto, ahí tienes lo que me pediste —señalé las cajas apiladas en el rincón derecho de la estancia—. Todas fueron probadas y te aseguro que de ninguna salió una hierba. No voy a poner a la Legión en riesgo, sólo por molestar a Flagon. Esas plantas cumplen otros propósitos.

—Gracias —me miró directo a los ojos, colocando ambas manos en mis hombros—. Le pediré a Mike que las recoja personalmente.

—¿Sigue tan irritado? —pregunté con una sonrisa.

—No lo había visto así desde la última vez que un recluta molestó a Nanaba —dijo, encogiéndose de hombros—. Presumo que se le pasará cuando acabemos la captura y pueda volver a su regazo… Tú y yo demoraremos algo más para estabilizarnos, vienen tiempos duros.

—¿E-estabilizarnos?

—Me refiero al curso normal de los días, pero no excluyo la posibilidad de compartir algunos momentos contigo —reveló sonriendo, enigmático—..., noches incluidas.

—Todavía ni sabemos qué sucederá cuando regresemos de la marcha, si es que sobrevivimos —preferí evadir un tema que sólo me daba ilusión, cuando la realidad podía tornarse muy distinta—… Moblit tendrá las cajas dispuestas para cuando Mike venga… Necesito ir a comer algo.

—Bien, no hay más que hablar, supongo —bastó mi titubeo para que eligiera demostrarme con hechos, en el futuro, su determinación—. Te veré cuando los chicos ingresen al Cuerpo.

Había caminado hacia la puerta del laboratorio, cuando se volvió. Regresando sobre sus pasos, se detuvo frente a mí y tomó mi rostro entre las manos.

—Voy a regresar, Hanji. No lo dudes —aseguró, mirándome severo a los ojos—. Espérame convencida de que así será.

—"Esperaré, una y otra vez. Siempre" —aquella frase resumía a cabalidad la vida de los que amaban, yo no era la excepción sino la regla. Susurrando, le advertí por segunda vez—. Cuídate.

Desde el momento en que Levi pisó nuestro cuartel, acompañado por sus dos amigos, fue para Erwin como una especie de hijo díscolo al que debía educar. No conseguí echarles un vistazo hasta que fueron presentados oficialmente por Keith Shadis ante la tropa. Si el comandante los veía tan rebeldes y faltos de disciplina, yo consideraba que bastante formales eran para venir del distrito subterráneo. Inmediatamente, forjé una primera impresión de los tres. Mi perspectiva de ver las cosas desde otro punto de vista, lejos del usual, me llevó a sacar las conclusiones que luego discutiría con Erwin.

Flagon Turret sudó frío cuando el comandante se los asignó a su escuadrón. Más allá de que los sabía capaces de matar, al menos Levi, no creí que fuera completamente imposible asir sus riendas, poniéndoles cierto freno. Y como tal se lo dije a Erwin cuando esa mañana me llamó a su despacho, enviándome a Nifa con una repentina solicitud de informes acerca de las bengalas.

—Tu expresión al ver a Levi presentarse de la forma en que lo hizo —no pude aguantar la carcajada, recordando—… Cielos, Erwin, hubiera deseado que Moblit hiciera un retrato de ti. Parecías un padre severo con el entrecejo fruncido. Sabes que viene dispuesto a matarte y actúas de figura paterna, eres asombroso.

—Permíteme decirte que somos tal para cual —me observó de reojo, sonriendo mordaz—, los titanes piensan en lo mismo y tú los miras llena de un cariño que me sobrecoge. Quizás sea lo más a lo que podríamos aspirar —al ver que yo tragaba en seco y luego mordía mis labios, intentó remediar el efecto de sus palabras—… Lo siento, Hanji, me desvié del tema… Dejando a un lado los sentimientos paternalistas, creo que terminarán siendo una gran adquisición para la Brigada. Quiero que aparte de vigilar sus pasos, veas algunas sesiones del entrenamiento. Ya de por sí es un avance que dominen el equipo de maniobras.

—Son personas inadaptadas, básicamente la clase de chicos que darán mucho quehacer a la hora de trabajar en equipo. Si querías desquitarte de Flagon, hallaste la manera ideal pero…, vas a probar tu nueva formación y con esas características, no deja de ser un riesgo llevarlos.

—Es necesario. Por lo pronto, asegúrate de ver dónde se meten. Tú serás mis ojos, Hanji. Es imposible que pueda ocuparme de organizar la partida y a la vez, seguirles la pista a esos chicos —entonces bajó el tono hasta el susurro—. Hice una copia falsa de los documentos de Lobov. Apostaría que ya están maquinando registrar mis pertenencias.

—Pues yo apuesto a que Farlan será quien se dedique a buscarlos. Parece más propenso a usar el ingenio que la violencia. Sobreactúa, mostrándose demasiado entusiasta con la idea de pertenecer al Cuerpo. Incluso la forma torpe de saludar y el énfasis que le pone, delata sus propósitos —fue mi turno de sonreír irónica—. Hmph, no le recomendaría una novia inteligente, podría leerle hasta el pensamiento… Sip, quizás debiera quedarse con su amiguita Isabel.

—¡Hanji! Esto es algo serio —replicó, frunciendo el ceño.

—Los sentimientos también lo son, hay que ponerles interés.

—Por favor, dime que no estás llevando esto al nivel personal —aquello me sonó más a ruego que a disgusto y acto seguido pude comprobarlo—. Si en algún momento herí tu sensibilidad, perdóname.

—¿Llevas contigo esos papeles falsos? ¿Están a buen recaudo? —Preferí hacer como que ni lo había oído— Los chicos deben convencerse de que son los verdaderos o tu plan se irá por el tragante.

—Ni por un momento subestimo su capacidad de análisis, sin embargo, Isabel Magnolia es tan atolondrada que casi los delata —suavizó aún más el tono, mirándome con pesar.

—Hora del entrenamiento, Erwin —dije, presentándole mi reloj y me dispuse a salir de la estancia—. Veré si esa admiración por el manejo de los equipos está bien fundada, aunque muy pocas veces hierras apreciando algo.

—Hanji…, a veces pienso que estar consciente de nuestros impedimentos como soldados, nos vuelven conformes con ellos —jamás le vi poner tanto afán en disculparse y lo amé por eso—. Conozco muchas cosas de ti, pero nunca me vi preguntándote sobre tus aspiraciones más allá del trabajo y el deber; fui torpe, no quise afligirte.

—Olvídalo, por ahora concéntrate en el enano. Te mira con malos ojos, de verdad quiere acabar contigo. Nos vemos.

Agité la mano informalmente como despedida, para luego abandonar su despecho. Andando los corredores, medité sobre la necesidad de acercarme un poco más a los tres chicos, sus verdaderas personalidades no saldrían a flote durante la rutina diaria. Los ejercicios era una buena forma de ver lo que yacía en el alma de cada quien; la violencia, desesperación, ganas de relucir, todo se mostraba cuando asías las hojas. Fui por Moblit al laboratorio y lo llevé conmigo a echarle un vistazo a la flamante adquisición.

—La escuadra de Flagon tiene problemas de intolerancia con los nuevos desde que la crearon —él conocía sus deficiencias tanto como yo—. Me pregunto cómo le irá domando a los soldados más recalcitrantes.

—Hay unos cuántos que ni se miden para expresar el descontento, el tal Sayram, por ejemplo —indiqué, señalándolo desde la distancia. Estábamos a unos metros del área destinada a los entrenamientos—. Si el líder no es capaz de imponer un respeto desde el principio, después le será más complicado.

Flagon y yo no éramos precisamente los mejores amigos, pero tuve que considerarlo. Cuando llegué al campo a supervisar los ejercicios, recién acababa de acalorarse con Levi.

—¡Te dije que no es la forma correcta de tomar la espada! —le gritó, cruzándose de brazos— ¡Vas a morirte al primer intento!

—Puede ser —dijo el otro, volviéndose— ¿No se trata sólo de cortar la nuca a los titanes? Déjame hacerlo como me dé la gana.

Esa respuesta le hubiese valido el día completo bajo el sol, atado a un poste, si se la hubiera soltado al comandante. Flagon no pudo ni replicarle, el enano se introdujo rápidamente en el bosque de prácticas, haciendo gala de una técnica, que si bien distaba de perfecta, pronto la dominaría como pocos, llegando incluso a optimizarla.

—¿Acaso pasó el cuerpo de entrenamiento y ni lo sabemos? —Erwin tenía razón. Llegué a pensar que podía tratarse de un desertor, no era nada común encontrarse alguien autoeducado en semejante habilidad.

—No, no creo —Moblit estaba tan o más aturdido que yo.

—Extraordinario, es muy bueno —todo lo que implicara talento y adrenalina, me causaba inmediata emoción. Sería una experiencia nueva dentro de la Brigada—. Esto se pone interesante.

—Hanji-san, ¿tanta euforia le causa ver sus giros? ¡Se ha ruborizado!

—"Ahí está, mi castigo por celar tontamente a Erwin" —suspiré, mirándolo de reojo—. Moblit, ¿será que ahora debo cohibir hasta el entusiasmo? ¡Como si no bastara con las estúpidas suposiciones del comandante!

—¡Líder de escuadrón! ¡Que puede aparecerse y oírla! —dijo escandalizado, vigilando los alrededores.

Farlan e Isabel Magnolia poseían buen control del equipo de maniobras; más el primero que la segunda pero sin dudas, ambos eran mejores que cualquier novato recién adquirido por la Legión. Quizás ninguno estuviera precisamente al nivel del capitán, pero tampoco Erwin podía confiarse. Menos si pretendía llevarlos a la próxima salida; era imposible anticipar todas las complicaciones que se presentaban en medio de un bosque, rodeados por los titanes.

Bien pronto Farlan Church se dispuso a cumplir su misión y mis pronósticos, accediendo al cuarto de Erwin. Agradecí no haber dejado allí alguna prueba de mi corta permanencia, o se hubiera valido de ella para chantajearlo. Registró desde el armario hasta la gaveta donde guardaba los documentos secretos. Esos chicos iban dispuestos a todo.

—Ya están seguros de que llevas la información contigo —le informé a Erwin, cuando volvimos a encontrarnos, esa vez en los establos—, ahora buscarán la oportunidad de propinarte un tajo durante la marcha.

—La nueva estrategia les hará un poco difícil la tentativa. Enseguida percibiremos si abandonan sus puestos, los novatos forman parte de la retaguardia —le dio unas palmadas a su hermoso corcel en el lomo; yo mientras continuaba pasando el cepillo a las crines del mío. Sentí que de repente su palma cubría mi mano y el calor del tacto me hizo estremecer—. Hanji, sé lo que hago, no te preocupes.

Mi alazán resopló, salpicándole con agua el rostro.

—¿Eh? ¿Qué te pasa? —Le acaricié la frente, calmándolo, pero tornó a gruñir e intentó morderle a Erwin la chaqueta— ¡Oye, sé buen chico!

—Sin dudas te ama ¿Qué nombre le pusiste a ese animal, por Sina? —dijo, limpiándose con la manga de la cazadora y me observó alzando una ceja— No me dirás que lo llamaste Moblit.

—Erwin Smith, deja quieto a mi subordinado. Este bello ejemplar se llama Tommy —al parecer, éramos harina del mismo costal; aunque ocultara sus celos, no le hacía gracia ver a Moblit cerca de mí. Sin embargo, aquello estaba por debajo de sus prioridades y de nuevo se centró en el tema que antes nos ocupara—. Bueno, si te sirve de algo, averigüé cosas muy interesantes de esos tres… Levi solía meterse dentro de los baños de mujeres, mató a unos criminales de bajo mundo que abusaron físicamente de Isabel; ella por lo que aprecio, le ve como un hermano, así como siente gran "inclinación" por Farlan…, en otras palabras, el chico le gusta. No sé qué harás con eso, pero es mejor conocer hasta los últimos detalles cuando se trata del enemigo.

—Sabremos todavía más cuando partamos, tengo que preparar bien la formación y eso nos llevará tiempo. Descansa, Hanji, lo necesitas —insistió e hizo una pausa antes de comunicarme el nuevo mandato de Shadis—… Por cierto, el comandante debía ser quien te diera la noticia, pero te lo adelantaré ¿sabes que a partir de mañana, todos los líderes de escuadrón pasarán a tener habitaciones privadas en un recinto más cómodo, fuera del cuartel?

—Creo adivinar por dónde vienes ¿supongo que mi pieza quedará cerca de la tuya y estaré lejos de mis subordinados? —Llevé mis lentes a la cabeza y la vista al techo, exclamando irónica— ¡Oh, coincidencia!

—Digamos que se trata de ganar en rapidez y eficacia a la hora de organizarnos —dijo muy serio, colocando las manos a la espalda—. Te aseguro que fue idea del propio Shadis, nada tengo que ver —y me devolvió una sonrisa maliciosa—…, excepto… claro está…, con la distribución de las habitaciones.