Damian Wayne no era el mismo chico huraño que había llegado al lado de su padre hace más de siete años. Cualquiera que comparara al Damian de entonces con el Damian de ahora lo podía notar.

El cambio no había sido de la noche a la mañana ni mucho menos, había sido lento y hasta doloroso. Damian había tenido que arrancarse de raíz los ideales con los que fue criado, olvidar la voz de Ra's al Ghul, de Talia al Ghul y hasta la de Bruce Wayne que siempre estaban en su cabeza para encontrar su propia voz, un camino aceptable para Damian, para nadie más.

El muchacho había madurado y se había convertido en un joven hombre que había dejado por completo atrás las enseñanzas de la liga de asesinos.

– Drake, te juro que si no me devuelves mi katana en este instante, te voy a mutilar.

Bueno, casi por completo, pero por favor, todo hemos amenazado de muerte a nuestros hermanos por lo menos una vez. La cosa es que, aunque la relación que tenía Damian y sus hermanos había mejorado lo suficiente como para llamarlos hermanos (en su mente, claro está, el chico tenía una reputación que cuidar) seguían habiendo disputas entre ellos. En particular entre Damian y Timothy Drake.

– Puedes intentarlo si quieres engendro.

– Hablo en serio Drake, tengo que salir así que devuelveme mi katana en este instante o si no...

– ¿O sino que ?

— O sino despídete de tus reservas de café escondidas en la cueva.

— No te atreverías

— ¿Te quieres arriesgar?

Tim observo el control en las manos de su hermano menor. Suspiro y le devolvió la katana.

— Si vas a encontrarte con tus amigos, ¿Para qué demonios necesitas tu katana?— pregunto Dick Grayson quien había observado entretenido el juego del gato y el ratón de sus dos hermanitos.

— Uno nunca sabe— contesto Damian mientras enfundada su katana.

— Si me preguntas a mi...

— Nadie lo hace Todd

— La katana del pequeño demonio es como sus osito de peluche— dijo Jason Todd en tono burlón— apuesto a que duerme con ella.

— Na duermo con ella — se quejó Damian — solo la mantengo al lance de mi mano.

— Eso no está bien pequeño D— expreso Dick preocupado — podrías lastimarte o lastimar a alguien algún día.

— Déjalo Dick — dijo Jason — como van las cosas lo más seguro es que su katana sea la única compañía en su habitación que el enano conseguirá.

— JASON

— TODD

— Saben que es verdad — se mofó Jason

— Las probabilidades de que una chica muestre un interés sincero en el pequeño demonio son casi nulas— confirmo Tim

— No les hagas caso Damian— dijo Dick mientras abrazaba la cabeza de Danmian— se que ahí afuera hay una chica que va a quererte con todo y tu katana.

— No estoy interesado Grayson

— ¿Interesado en que?— desde la entrada de la baticueva se asomaba Bruce Wayne con una infante de tres años en brazos mientras la pequeña dormía — ¿Pasa algo Damian?

— Solo los delirios de Grayson y la inmensa estupidez de Todd y Drake— dijo el joven Wayne mientras se acercaba a su padre con katana en mano— nada de que preocuparse padre.

— Solo discutíamos la inexistente vida sexual del engendro del demonio

— Todd, si no te callas yo...

— ¿Algo te preocupa hijo?— dijo Bruce viendo a su hijo un poco preocupado— Si necesitas consejos sobre chicas yo podría...

— ¿En serio quieres discutir eso mientras cargas a Helena, padre? — interrumpió el chico mientras señalaba a la aún dormida niña.

Helena Wayne, hija de Selina Kyle, también conocida como Catwoman, y Bruce Wayne, osea Batman, había llegado a las vidas de la familia de murciélagos hacia ya tres años y todos, hasta Damian, amaban a la pequeña.

Tanto Bruce como los chicos se quedaron callados, Helena era una criatura dulce la mayor parte del tiempo, pero recién despierta era sumamente malhumorada.

— ¿Qué haces con ella aquí de todas formas?— pregunto Jason acercándose a la pequeña que seguía cómodamente dormida en los brazos de su padre — ¿Porqué no la dejaste dormir en su cuarto?

— Trate de hacerla dormir en su cama— explicó Bruce— pero se prendió de mi y no se quiso soltar.

— ¿ Y Selina, donde está?— cuestionó Tim mientras tomaba cafe— Generalmente ella la puede hacerla dormir en su cama.

— Salio— dijo Bruce mientras intentaba, sin éxito, que su hija lo soltara— Creo que se iba a reunir con Harleen y Pamela.

— Las sirenas de ciudad Gótica se reúnen ¿ y tu no haces nada?— pregunto Jason con una ceja alzada— Wow, el poderoso Batman ha sido domado por una ladrona.

— Ex-ladrona— Clarifico Dick.

Todos voltearon a ver a Damian quien ayudaba a su padre a tomar a la pequeña Wayne para recostarla en la silla frente a la baticomputadora. Este los volteo a ver con una ceja alzada.

—¿Qué?

— ¿No vas a salir con tu discurso de que los criminales no se reforman y que solo están inactivos y que no son confiables bla bla bla?— cuestionó Jason mofándose.

— Si creyera que esas tres no son confiables jamás hubiera dejado a Selina poner un pie en este lugar.— aclaro buscando alguno de los peluches de Helena que estaban esparcidos en la baticueva — ellas son males necesarios a los que me he acostumbrado.

— Pero cuando Bruce dijo que saldría con Selina te opusiste— señaló Tim— me cuesta creer que ahora confías en ellas tres.

— No te equivoques Drake— dijo Damián mientras ponía un peluche de Batman en los brazos de su hermanita.— En el momento en que cualquiera de ellas tres se convierta en una amenaza, acabaré con ellas personalmente.

— Damian, la amenaza no era necesaria— regaño Bruce — Selina no...

— Dije si se convertía en una amenaza padre, además no estoy amenazando a nadie — Dijo Damian sonriendo— estoy estableciendo un hecho.

Todos se quedaron en silencio ante las palabras de Damian. Hasta que...

— ¿Podemos dejar el tema incómodo y volver a avergonzar al engendro por no ser capaz de llevar ninguna chica a la cama?

— ¡¡¡JASON!!!

— ¡Te voy a aniquilar Todd!

— ¡No matar, Damian!

— Por favor — dijo Jason riéndose mientras evadía los ataque de su hermano menor — ¡Hasta el remplazo ha tenido acción con Steph!

— ¡Eso no es de tu incumbencia Jason!

— ¿Si has usado protección, cierto?

— ¡¡¡Bruce!!!

— Si, no te ofendas Bruce pero no eres el mejor ejemplo en eso.

— ¿Podemos dejar el tema? — dijo Damian hastiado — Ya me tengo que ir.

— OK Damian— le dijo Bruce a su hijo, Damian iba a agradecer a su padre la intervención (de verás), hasta que dijo con una sonrisa burlona— solo recuerda, esta bien si te tomas tu tiempo para conseguir novia. Después de todo, yo tampoco creo que sea fácil para ti.

Si las miradas matarán, Damian sería culpable de patricidio en ese momento. Escuchando las carcajadas silenciosas de sus hermanos solo sacudió su cabeza y sonrió, una sonrisa que les dio escalofríos a sus hermanos y, aunque no lo admitiría, a su padre.

— ¿Qué estás pensando, demonio?— preguntó Tim con cautela, en serio no le gustaba esa sonrisa.

— Nada— dijo Damian fingiendo inocencia, lo cual solo puso a todos más nerviosos — Como dije antes, ya me voy.

Caminó lentamente hasta la salida de la cueva, y cuando ya esta prácticamente afuera y sus hermanos empezaban a calmarse, sacó su celular, y marcó. Cuando supo que alguien había contestado alejo el teléfono de su oído y lo puso en altavoz.

— ¡DAMIAN WAYNE! ¿DONDE ESTÁS? TE ESTAMOS ESPERANDO — sonó la estridente voz de Mia Mizoguchi, mejor conocida como Maps, que combinada con el eco de la cueva hizo que todos se tapaban los oídos. Damian sonrió y se fue.

— Mierda, esa niña le podría hacer competencia a Black Canary— se quejó Jason— aún así ¿Eso es todo? Estaba esperando algo peor por la forma tan rara en que el mocoso sonreía...

Y mientras Jason todavía seguía hablando, los cuatro hombres observaron con un poco de miedo (que en realidad era mucho) como una muy, muy MUY malhumorada Helena Wayne se despertaba.

Desde afuera de la cueva Damian escuchó con una sonrisa mientras si hermanita empezaba una pataleta por haber sido despertada.

Como dije ante, casi, énfasis en casi, había dejado su lado asesino atrás.

Tomo su katana y salió de la mansión mientras le informaba a Alfred la situación, tampoco era tan despiadado para dejar a su padre y hermanos solos con las rabietas de su hermanita. Claro que le dijo a Alfred que se tomara su tiempo, ellos cuatro tenían que sufrir por haberse reído de él.

Condujo hacia el centro comercial de Ciudad Gótica.

Curiosamente si le hubiera dicho al Damian Wayne de 10 años que el voluntariamente, bueno casi, iría a un lugar tan banal como un centro comercial para "pasar el rato con sus amigos", te habría apuñalado sin pestañear siquiera. Pero helo aquí, usando ropa de un adolescente común mientras caminaba con su singular grupo de amigos.

Y es que de veras eran únicos.

Mientras se acercaba al punto de encuentro, Damian reflexionaba en cuán únicos eran sus amigos. No pudo evitarlo al ver a dos de ellos brincando para llamar su atención.

"Como si no los hubiera visto ya"

— ¡DAMIAN! ¡AQUÍ ESTAMOS!

"O escuchado, diablos Maps"

Primero estaba Jon Kent, también conocido como Superboy, o como Damian lo llamaba, supermolestia. El chico era como un cachorrito, necesitado de cariño, se emocionaba fácilmente y esconder su emociones no era lo suyo. Pero que se podía esperar del amado hijo de Superman.

Aunque había tomado tiempo el se había convertido en el primer amigo de Damian. Damian respetaba su habilidad y había sido el el que había aplastado algunas de las barreras que Damian se había autoimpuesto. Mismas barreras que estaba empezando a considerar al ver al chico brinca como, pues, cachorro.

— ¡DAMIAN! ¿YA NOS VISTE?

Gritó la chica al lado de Jon y Damián deseo que se lo tragara la tierra.

Mia Mizoguchi, a ella la había conocido en la academia. La chica se le había pegado como chicle y antes de darse cuenta Damian ya la consideraba una amiga. Su habilidad en cartografía era un plus. Pero su tendencia a gritar en lugares públicos olvidando quiénes estaban alrededor le quitaba puntos.

Al ver que ella abría la boca otra vez Damian susurró:

— Ya los vi y los oí— fijando sus verdes ojos en Jon, que sabía estaba escuchando murmuro— si no haces que se calle, me largo.

Jon, usando su súper oído escucho y transmitió el mensaje, el resultado fue que ambos, Maps y Jon, hicieron un puchero, mientras Collin y Lucy sonreían.

Collin y Lucy eran sin duda la clase de personas con las que el Damian de 10 años no se hubiese juntado, pero aquí estaban, el, contra todo pronóstico, los apreciaba.

Collin Wilkes era básicamente un meta humano, y todos sabían que Batman no quería metas en Ciudad Gótica. Sin embargo Colin era una excepción, el chico había sido secuestrado por Scarecrow a sus 10 años y el había experimentado con el niño. Colin, sin embargo no había sido una víctima, había sido un superviviente, en vez de tenerse autocompasión el chico había utilizado aquella traumática experiencia y sus efectos secundarios para convertirse en Abuse, un héroe que solo quería ayudar, que desde el principio no buscaba los flashes de las cámaras pues sabia que su apariencia no le ayudaría.

A pesar de todo, el chico tenía un corazón de oro y era sumamente paciente, algo que combinaba con Damian, además el respetaba a Colin por su valor y determinación.

Y luego estaba Lucy...

De entre todo su grupo de amigos Lucy era particularmente alguien con quien nunca pensó que era posible congeniar y curiosamente era la que más lo entendía.

Lucy era una genio a la hora de analizar a la gente y sus habilidades acrobáticas eran sumamente útiles en combate. Además era una gran oyente y siempre tenía consejos acertados. Lucy tenía todo para convertirse en una gran psicóloga, sin embargo había empezado una vida como heroína por una simple razón, se sentía que culpable.

Lucy había vivido su vida siendo una estudiante modelo, una ciudadana modelo, y al cumplir 13 se convirtió en la heroína Zinger. Al principio Damian había sido sumamente cauto con ella, después de todo, la razón por la que ella se esforzaba tanto por probar que era "buena", era para no estar a la sombra de sus padres.

La chica no lo podía evitar, debía ser difícil ser la hija de no uno sino dos villanos como lo eran el Joker y Harley Quinn. A pesar que Harley se había reformado Lucy sentía que tenía que pagar por los crímenes de su madre. Lucy amaba a su madre, aunque Harley al principio la había dejado al cuidado de su tía para que Lucy tuviese una vida normal, al final, después de haber sido secuestrada junto a Harley, se había dado cuenta de la verdad. Lucy por sobre todo odiaba sentirse débil y quería proteger a su madre, razón por la cual Zinger nació, para limpiar el nombre de su madre y proteger a las inocente víctimas del lunático de su padre, y según ella la mejor forma de hacerlo era luchar.

Damian la respetaba. Y ese respeto había crecido y ahora la consideraba una amiga.

Este grupo de adolescentes, este singular grupo de chicos, se habían convertido en el equipo de Damian. Un equipo que el lideraba y un equipo en el que el confiaba. Un equipo que ahora mismo lo hacía querer sacar su katana porque, por Dios ¿Porque tenían que ser tan tontos?

Damian suspiro, como por décima vez en el día, y se acercó a sus amigos.

— Alguien que me recuerde en que demonios estaba pensando cuando acepté formar parte de esta ridícula perdida de tiempo.

— Vamos Damian — se quejó Jon— Ya nos hacía falta reunirnos para pasar el rato.

— Nos vemos a diario en la academia.

— No es lo mismo— se quejó Mia — en la academia no podemos jugar.

— Yo no quiero jugar — contesto Damian con una mueca.

— No seas gruñón Damian— dijo Colin con una sonrisa conciliadora. — estoy seguro que lo vamos a pasar bien.

— Aún así es raro que tu llegues tarde— señalo Lucy distraídamente — Creo que tu llegarías puntual hasta a tu propia ejecución.

— ¡DAMIAN NO TE MUERAS!

— Estoy parado a la par tuya Mizoguchi — se quejó Damián mientras todos se tapaban los oídos— Creo que mataste los oídos de Kent

— ¡LO SIENTO TANTO JON!

— Mia, los gritos

— Lo siento.

— Por cierto— comentó Damian como si nada — tus gritos interrumpieron la siesta de Helena.

— Mia no grites — interrumpió Lucy al ver que la chica iba a empezar a disculparse otra vez — además por la cara de Damian creo que el utilizo eso a su favor.

— ¿De dónde sacas eso Quinzel?

— Tienes la cara del gato que se comió al canario — señaló Lucy — confiesa, ¿Que hiciste?

— Yo no hice nada más que contestar la llamada de Mizoguchi — dijo mientras sonreía inocentes, lo cual les dio escalofríos a todos los presentes— el hecho que yo ya me iba y que padre y lo imbeciles que tengo como hermanos se hayan quedado apaciguando a Helena ya no es mi asunto.

Paso un momento antes que los adolescentes comprendieron lo que el joven Wayne había hecho.

Y el resultado fue que todos empezaron a reír a carcajadas al imaginar a Batman y a los tres anteriores Robin's batallando para calmar a una infante de tres años.

— Bueno — dijo Lucy recuperando el aliento — Gracias por la carcajada Damian, pero yo estoy hambrienta y si no como algo en los próximos 10 minutos, alguien saldrá herido.

— Yo también estoy hambriento — se quejó Jon — no he comido nada desde el desayuno.

— ¿Por qué? Louis nunca te dejaría ir hasta esta hora sin comer— señalo Mia viendo su reloj que marcaba las 3 de la tarde.

—Mamá tenía una conferencia en Londres y se fue hoy temprano — contesto el chico — y papá tenía "trabajo fuera", me dieron para pizza.

— ¿Te dejaron solo?

— ¡Hey! Yo sé cuidarme solo.

— ¿Y qué vas a hacer cuando tengas pesadillas y mami y papi no estén?

— Damian no empieces.— reprendió Lucy, y cuando Jon le iba a dar las gracias añadió— Lo vas a hacer llorar.

— Para su información, voy a estar completamente bien — respondió indignado el joven Kent

— Estoy seguro que así será — dijo Colin conciliadoramente — ¿Cuándo vuelve tu papá Jon?

— Si todo sale bien, mañana por la mañana.

— ¿Que dicen si tenemos una noche de chicos? — dijo mientras miraba a Damian con ojos esperanzados — Las chicas tuvieron una de esas hace unas semanas.

— ¡Gran idea Colin! — dijo Jon volteando a ver al joven Wayne — ¿Podemos Damian? ¿Por favor? ¿Por favor? ¿Por favor?

Viendo que tenía a los dos chicos en contra Damian solo suspiro.

— ¿En dónde?

Tanto Jon como Colin saltaron emocionados.

— Mi casa

— Allí estaré Kent, pero después del patrullaje.

Viendo mientras las chicas se reían suavemente ante la emoción de los chicos, Damián se puso a pensar. El Damian de 10 años criado por asesinos no estaría pasando el rato con un grupo de amigos y definitivamente no estaría planificando una pijamada en casa de Jonathan Kent, pero el Damian de 17 años estaba feliz de estar con sus amigos.

" Diablos, me he ablandado"

Y en el fondo, muy en el fondo, Damian estaba feliz por ello.