NOTA: Gracias a todos por los reviews, mientras más dejan, más ganas tengo de continuar. Para los que creen que saben como terminará esto: lo que han visto hasta ahora es solo el inicio de la trama real que se desarrollará en el futuro, no olviden el prólogo. Seguimos con la historia!
Capítulo 3
El resto de la noche la pasó en su cama, sin poder dormir. Los eventos ocurridos pocas horas antes aún rondaban por su mente. Con uno de sus antebrazos sobre sus ojos se obligaba a dormir, a no abrirlos y querer salir a repetir la experiencia, aunque para esas horas de la madrugada era muy probable que ya no hubiera nada. Se giró hacia un costado y miró a Michiru. Ella descansaba apacible. A pesar de haber llegado tarde, ella no le reclamó nada ni se quejó del ruido, solo siguió en la cama y la abrazo cuando por fin se acostó. ¿Se imaginaría que en ese lugar conoció a una chica que la deslumbró al primer contacto? Aquella chica que encerraba algún misterio alrededor. "Igual que tu..." pensó. Acercó una de sus manos lentamente hacia su compañera y acarició levemente su mejilla con la punta de sus dedos.
-Pero no hay nadie como tú...-susurró. Alejó su mano y se dio la vuelta dándole la espalda. De los ojos cerrados de Michiru, una lágrima resbaló por su mejilla.
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Sus ojos empezaron a abrirse lentamente y con contrariedad. La luz del sol que entraba por la ventana y el ruido molesto a su lado no la dejaban dormir. Giró la cabeza con los ojos entreabiertos y se percató que el ruido provenía de su celular, vibrando contra la mesita de noche. Lo tomó sin ver la pantalla.
-¿Aló? –respondió somnolienta.
-Vaya, parece que lo pasaste bien anoche…
-¿Qué? – contestó aún sin reaccionar.
-Soy Takihara, ¿no que ibas a llamarme? Te fuiste así sin más.
-Si si…- Se sentó en la cama, pasándose la mano por la cara –pero más tarde, recién despierto.
-¿Recién? Tenoh, va a ser mediodía.
-¡¿Qué?! –Eso le quitó el sueño de golpe –¿mediodía?
-Escúchame, ¿qué pasó ayer?
-¿Ayer? Nada, gané, ¿no? ¿Qué más?
-No seas idiota. La chica.
-Qué Chi-? Ah! La dej- paró para luego empezar a susurrar. –la dejé en su casa y vine. ¿Qué creías?
-No me refiero a eso. Ella es la hermana de Mako, el chico con quien corriste.
-Sí, lo sé… Me reconoció.
-¡¿Qué?! ¿Lo dices en serio?
-Si, por la moto. –Se puso de pie y se dirigió al armario.
-¿La moto?
-Sí, larga historia. Necesito otra. Si ella me reconoció entonces alguien más podría hacerlo.
-¿Piensas volver? pensé que solo era diversión de un rato, tienes que tener cuidado con esas cosas.
-No pasa nada, regresaré el siguiente jueves.
-No puedes mentirle a la señorita Kaioh todos los jueves.
-…ese es mi problema –contestó algo molesta mientras tiraba en la cama una camisa y un jean –además, solo será este jueves, no pienso volver más.
-¿Y se puede saber por qué quieres volver? ¿Tanto te gustó?
-La adrenalina ahí es increíble – Takihara se quedó en silencio un rato.
-No sé por qué, pero no te creo.
-Tampoco yo… -susurró- nos vemos. –sin dejar que le conteste, cortó la llamada.
Se quedó de pie mirando su ropa encima de la cama, con el celular en la mano. Mediodía y Michiru no la había despertado. O la vio tan cansada que la dejó dormir, o estaba molesta. Haruka rogaba que se tratara de la primera opción. Tiró el celular donde estaba y se metió al baño a tomar una ducha.
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Michiru estaba encerrada en su estudio, tocando el violín con los ojos cerrados. No podía concentrarse en la partitura que tenía en frente, por lo que decidió tocar lo que le nazca.
La noche anterior no pudo dormir mucho, y al amanecer daba vueltas desde temprano, por lo que decidió levantarse y preparar todo para que Hotaru pueda ir a la escuela. En el camino de regreso, después de dejarla, no dejaba de pensar en Haruka, o mejor dicho, en esa sensación extraña que había sentido en torno a ella. No es que dudara de ella o pensara que porque es su pareja tenga que decirle absolutamente todo, pero sentía que había algo desde que Takihara la buscó la noche anterior. Llegó a casa sin darse cuenta, estacionó y al salir del auto se cayó el deep aqua mirror de su bolso. Lo miró unos segundos antes de agacharse y tomarlo en sus manos. Lo miró detenidamente y paso un par de dedos por los detalles del espejo. "Y si…" empezó a pensar que tal vez podría ver en el espejo, solo un poco, qué hizo Haruka anoche. Sonrió y negó con la cabeza a sus propios pensamientos. "¿Desde cuándo me he vuelto así de ansiosa? Confío en Haruka, si hubiera algo me lo diría, ¿No?" guardó el espejo y abrió la puerta de su casa "¿no?" Seguro Haruka estaría esperándola con el desayuno listo, como solía hacer cuando era ella quien llevaba a Hotaru a la escuela. Se acercó con una pequeña sonrisa y muy silenciosa a la cocina para sorprenderla. Su sonrisa se esfumó al acercarse, Haruka no estaba ahí. Se dirigió a su habitación y la encontró durmiendo aún. Decidió no despertarla, después de todo, Haruka no solía salir mucho y seguro se divirtió bastante y ahora moría de sueño, es normal, ¿no?. Cerró la puerta despacio y se dirigió a su estudio. "¿Entonces por qué no dejo de sentirme así?" pensó.
La melodía del violín variaba, primero lenta, triste, luego fuerte, casi destructiva para luego caer en la melancolía. Desde que empezó no había parado un solo momento, hasta que escuchó la puerta abrirse.
-¿Michiru? –Michiru se dio la vuelta y la miró.
-Haruka, buenos días, ¿dormiste bien? –guardó el violín en el estuche y se acercó a la rubia.
-Si… y bastante, me hubieras despertado, es más de mediodía.
-¿Mediodía? Se fue rápido el tiempo… -dijo más para sí.
-¿No tienes ensayo hoy?
-Mnnn… si, pero lo voy a cancelar, no tengo ganas de ir. –Haruka la miró detenidamente. Eso no era normal. No cancelaría un ensayo así porque sí.
-¿Está todo bien? –preguntó preocupada.
-Sí, ¿por qué no lo estaría? –la miró directamente.
-No sé… -Haruka desvió la mirada y segundos después la abrazó. Michiru rodeó su cuello y apoyó su cabeza en su hombro, sintiendo su perfume. En ese momento todo parecía perfecto: solo ellas dos, compartiendo un momento juntas.
-Ya que es tarde y no iré a ningún lado… -comenzó a hablar Michiru sin cambiar de posición –¿porque no almorzamos fuera? Recogemos a Hotaru y vamos a comer algo rico.
-Ehmm… claro, es sólo que…- La duda en su voz hizo que su compañera rompiera el abrazo y la mirara. Haruka tragó saliva. –Me parece perfecto, tengo que ir a… a hacer algo, pero que tal si recoges a Hotaru y nos encontramos en ese restaurante que a ella le encanta? –Michiru bajó la vista y arregló el cuello de la camisa de Haruka, con la mirada ausente.
-¿A dónde vas? –dijo sin mirarla.
-Nada importante, sólo ver unos papeles, ya sabes, por lo de volver a las carreras y eso. Tengo que ir con la gente de la escudería. –Michiru la miró y Haruka desvió la vista unos segundos y luego volvió a mirarla con una sonrisa –no me tomará mucho, lo prometo. –Michiru la soltó y le devolvió la sonrisa.
-Está bien, nos vemos ahí como… a las ¿14:30?
-Dalo por hecho. –Se acercó y le dio un beso fugaz en los labios. –Hasta más tarde. –Haruka se dio la vuelta y desapareció rápido por la puerta, mientras Michiru se quedó de pie, mirando al vacío y tocando sus labios.
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Fue directo al estacionamiento de su casa y decidió tomar la moto. Subió y la prendió, luego de ponerse el casco pensó a donde debería ir. Takihara sabía de motos de carrera, era obvio, pero asumió que estaría trabajando, además que no estaba de acuerdo en que siga con eso. Ir a una tienda comercial no le ayudaría a conseguir una moto ideal. "La carrera inició en un taller… ahí deben saber mejor." Con esa idea en la cabeza, se dirigió hacia allá.
Al llegar, el lugar parecía diferente a como lo vio esa noche. Sin todos los autos, tragos y la gente, parecía un taller más, aunque si un poco más grande de lo que ella había visto normalmente. Se sacó el casco y se bajó, caminando hacia dentro y observando todo alrededor. En la oficina del fondo parecía estar Mako, hablando como loco por teléfono, mientras que alguien más estaba debajo de un auto, al parecer revisando algo.
-Hola? –llamó Haruka.
-Dame un segundo –salió una voz femenina debajo del auto –ahora estoy contigo. –A Haruka le pareció que la voz le era familiar.
-Está bien… -Miró un poco más alrededor, habían dos autos estacionados al fondo del taller, bastante lujosos como para estar en un taller normal. Asumió que sería alguno de sus premios por las carreras. Al frente había tres autos más, todos modificados. Al parecer se especializaban en modificar autos y motos para darles la velocidad necesaria, entre otras cosas.
-Ya estoy –la voz hizo que vuelva a prestar atención hacia la persona que estaba bajo el auto. A los segundos salió y reconoció a Asami, llena de manchas de grasa, el cabello amarrado y de ropas holgadas para trabajar, totalmente diferente a como la había visto ayer por la noche. Sin embargo eso no desmerecía su belleza, al contrario, a Haruka sólo le pareció verla más hermosa que ayer. –Haruka Tenoh? –dijo, sorprendida, al verla. Haruka no dijo nada, solo se quedó mirándola. Asami entonces se puso de pie y dejó sus herramientas en la mesa que tenía al lado. Se sacó los guantes y las gafas. Tomó una toalla y se limpió las manos y la cara, para luego voltear a ver a Haruka. –No pensé verte por aquí, menos tan pronto.
-eh… si, tampoco espere verte por aquí. No sabia que era tu taller.
-Es de mi hermano, en realidad… -cruzaron miradas y sonrieron un poco, sin decir mas.
-¿Quién es, Asami? –se escuchó el grito de Mako viniendo de la oficina. Asami giró para decirle pero Haruka la detuvo tomando su mano y negando con la cabeza.
-Nadie… -empujó suavemente a Haruka contra la pared, un ángulo ciego desde la oficina de Mako. –se fueron. Ya terminé, regreso a casa –gritó de vuelta. –Sal y espérame fuera, ahora voy –le susurró, Haruka hizo lo pedido.
Se apoyó contra la pared, sonriendo y pensando en lo de anoche. No pensó volver a verla hasta el jueves, pero podría ayudarla a conseguir lo que necesitaba. Aunque para ese momento ya no tenía en claro que era lo que quería en primer lugar.
Se quedó esperando fuera unos 20 minutos sin darse cuenta, hasta que una voz la sacó de su ensimismamiento.
-Haruka? –Haruka la miró y se había transformado. Ya no tenía ese aspecto desaliñado ni grasa por todos lados. Se parecía mucho mas a la chica que conoció ayer. –Quisiera pensar que viniste por mi… -se tiró el cabello hacia atrás, un gesto que reconoció era igual al de Michiru. –pero como no te dije que este taller era mío o de mi hermano… imagino que tienes otro motivo… ¿tu moto está bien?
-Si, si… eh… -a Haruka le costó un poco salir de su estado inicial, pero se recuperó –Es verdad, no sabía que estabas aquí, pero que lo estés lo hace aún mejor… -se acerca y le da un beso en la mejilla, para sorpresa de Asami. –Eso es por ayer, ahora estamos a mano –le sonrió.
-Oh, ya veo… ¿O sea que vas a devolverme todo lo que te haga? –sonrió coqueta, acercándose a ella.
-Depende… -sacó sus manos de sus bolsillos –¿Qué vas a hacerme?
-Mnnnn… -se acercó hasta estar a pocos centímetros de su rostro y giró para susurrarle al oído –es mejor hacerlo que decirlo… -rió coqueta y se alejó, caminando hacia la moto de Haruka. –Mejor vámonos de aquí y luego me cuentas que necesitas, tal vez pueda ayudarte. –Se apoyó en la moto y dio media vuelta -¿te parece bien?
-Perfecto –sonrió y se acercó a la moto, le ofreció un casco que tenía dentro del compartimiento interno de la moto y se fueron, no sin que antes Asami la abrace por la cintura y apoyara su cabeza en su espalda.
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Michiru estaba sentada en la sala, hojeando sus partituras y mirando el reloj que estaba cerca de la puerta de la cocina. Sus piernas cruzadas, se movían al compás que marcaba su pie agitado. No sabía porque se sentía tan ansiosa de que sea la hora de recoger a Hotaru y ver a Haruka y almorzar juntas, necesitaba tener ese momento íntimo. Necesitaba a Haruka.
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-Jajajaja, ¿estás demente? ¿Comprarte una moto nueva SÓLO para una última carrera de piques? ¿Qué sentido tiene? –terminó de decir y llevó un poco de helado a su boca mientras se apoyaba en la moto y miraba hacia la plaza.
-Es que… si tú me reconociste por la moto, pensé que algunos más podrían hacerlo y… no quisiera problemas ahora que quiero volver a las carreras –dio un último bocado a su cono de helado y tiró el envoltorio a un tacho cercano, para luego apoyarse al lado de Asami, en la moto.
-Sería un privilegio verte volver, pero si lo que querías era no tener problemas, ¿Qué haces en los piques? Sabes que siempre está el peligro de que te reconozcan, muchos de los que están ahí son aficionados de los deportes de motor.
-Lo sé, por eso dije que solo sería un jueves más –Asami volteo a verla.
-Si tu deseo es sentir adrenalina… un jueves más o menos no va a hacer mucha diferencia, arriesgas mucho por muy poco. ¿Cuál es la razón?
-Estoy aburrida, cuando estoy aburrida creo que hago cosas estúpidas… pero me divierte –voltea su rostro a verla y encuentra su mirada fija en ella.
-¿Y te estas divirtiendo ahora?
-Sí, me estoy divirtiendo.
-¿Quisieras divertirte más? –sonríe coqueta, dando un lenguazo a su helado.
-Siempre quiero divertirme más –le guiña.
-Bien… -se acerca al tacho y bota el helado –entonces vamos a divertirnos… -la toma de la mano y la jala.
-¿A dónde me llevas? –se dejó guiar por la chica.
-Ya te lo dije, a divertirnos…
-ehmmm –Haruka empezó a ponerse nerviosa y Asami rió sin soltar la mano de Haruka. Sin decir una palabra dejó que la arrastre una cuadra entera mientras pensaba en lo que estaba haciendo. Estaba en un lugar público, en el centro de la ciudad, dejándose llevar de la mano por una chica a quién sabe dónde. No era propio de ella. Pero por alguna razón sentía que ella representaba esa parte rebelde que hacía lo que quería cuando quería, era libre, como el viento. –Como el viento… susurró.
-¿Dijiste algo?
-Eh? No no, en serio, ¿a dónde vamos? No me dejes con la intriga.
-Ya llegamos –se detuvo. Haruka miró hacia el cartel del edificio en el cual estaban paradas. Era un hotel. Palideció repentinamente y se quedó inmóvil. Unas risas, sin embargo, hicieron que el color vuelva a su cara. –no sé qué estés pensando pero… -señala al frente un salón de juegos –creo que eres de las chicas a las que le gusta jugar, no? –El rostro de Haruka enrojeció por la vergüenza y se tapó la cara con una mano.
-Sí, claro que si… -la miró –pero es muy seguro que te gane –se recompuso –¿aún así quieres intentarlo? No me gusta dejarle ganar a nadie… -sonrió pedante.
-¿es un reto? Está bien, pero si gano… -se acercó a Haruka y susurró –terminaremos aquí –dijo señalando el hotel, para luego darle un leve beso en la mejilla y cruzar, sin mirarla. A Haruka le volvieron los colores al rostro y dejó salir el aire que no se había dado cuenta que estaba conteniendo. Empezó a sentir una sensación bastante conocida, el calor dentro de ella, sabía, no era por el sol y frunció el ceño, a modo de reproche a sí misma. Asami ya había entrado al salón de juegos y Haruka cruzó, siguiéndola por detrás.
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Michiru tomó su bolso y salió de la casa casi corriendo. Entró al auto y lo encendió, pensando en la linda tarde que tendrían ellas y Hotaru, como la familia que eran, segura que la sensación que empezó desde ayer desaparecería y todo estaría bien.
Así se mintió durante todo el trayecto a la escuela de Hotaru.
Fin cap3
