Agradezco a todos los que me dejan review! muchas gracias, me ayudan a darme animos a seguir escribiendo, asi que no se olviden de dejarme alguno :) }¡Gracias!
Capítulo 8
Haruka caminó como pudo hasta la antesala del tiempo. Tenía una venda alrededor del torso cubierta por una bata y varios parches en el rostro, pero no le importaba. El dolor que sentía era menor a su frustración por no saber qué era lo que pasaba. Al llegar, la puerta de la sala estaba cerrada. Intentó abrirla pero no lo logró.
-¡Pluto! –gritó mientras golpeaba la puerta con el puño –¡Pluto ábreme! –golpeaba cada vez más fuerte la puerta, moviendo la manija y empujandola con el hombro intentando forzarla.
-Silencio –se escuchó detrás de ella. –¿dónde crees que estás?
-Michiru… -dijo volteando a verla.
-Neptune –contestó tajante.
-¿Qué? –dijo sin entender.
-Soy Neptune. Tal vez no te has dado cuenta, pero no estás más en el siglo XX. Fue mi error no haberte corregido desde el principio. A partir de este momento me llamarás Neptune. Transformada o no.
-Pero… espera –se puso frente a ella –¿Qué es lo que pasa? ¿Por qué ese cambio repentino?
-Las cosas van a ser así a partir de ahora –Haruka frunció el ceño por la expresión inmutable de Neptune.
-Bien, pero si Pluto no está para contestar mis preguntas, entonces contéstalas tú, Neptune. –una sonrisa seguida de una risa burlona hizo que Haruka se molestara más y cerrara los puños.
-Haruka… -se acercó y acarició su rostro sin dejar de sonreír con burla –tú estas aquí para cumplir una misión y no para hacer preguntas.
-Pero Michiru –una cachetada en el rostro la detuvo.
-Neptune, dime Neptune, no lo voy a repetir otra vez…. –Haruka se quedó mirando hacia el suelo y ella dio la vuelta, dándole la espalda y apretando los ojos fuerte para no llorar, cerrando los puños para intentar controlar el temblor de su cuerpo. –Andando… tenemos que empezar tu entrenamiento.
Neptune salió con paso firme sin mirar atrás. Haruka la siguió segundos después, sin decir una sola palabra.
Haruka caminaba detrás de Neptune, preguntándose qué es lo que había pasado para que cambiara de actitud tan radicalmente y reaccionara de esa manera tan violenta. Nunca había ocurrido nada similar en los años que estaban juntas, ni siquiera cuando, tal vez en algún momento, realmente merecía una cachetada. "Entonces porque…"se preguntó.
En toda su preocupación no se dio cuenta que Neptune la llevaba al otro lado del castillo, donde había una torre de vigilancia. Al llegar, Neptune volteó a verla.
-Sube –le dijo cortante. Haruka hizo caso y subió, siendo seguida detrás por Neptune. Lo que vio al estar arriba la sorprendió. Frente a ella pudo observar un largo bloque de aproximadamente 50 soldados, todos formados perfectamente. En su pecho la insignia de la reina y en el brazo el símbolo de Uranus rodeado de una corona de laurel. –Son tus soldados… en este momento están esperando a que llegues a pasar revista. Es la primera vez en todo este tiempo que no pasarás… -dijo esto último más para sí. Haruka volteó a verla y pudo apreciar su mirada perdida en dirección al horizonte, no parecía estar viendo la formación.
-Entonces iré –dijo firmemente. Neptune volteó a verla.
-No puedes, reconocerán enseguida que no eres tú.
-No tengo porqué quedarme. Solo tendría que caminar frente a ellos y observarlos… ¿no? ¿Qué es lo que suelo hacer?
-Bueno… -dijo Neptune pensativa –sueles tratarlos más como compañeros que como tus subordinados, pero supongo que eso podría funcionar.
-Entonces voy –se dio la vuelta, pero su acompañante la detuvo del brazo.
-Espera… será mejor que vaya contigo.
-¿Solías ir con Uranus? –Neptune se sonrojó al recordar que pasó antes o después de las pocas veces que la acompañaba y miró hacia otro lado antes de contestar.
-A veces…
-Bien –dijo sin percatarse del sonrojo –entonces vamos.
-Sólo haces lo que yo te diga. Después de eso nos reuniremos con los dos generales. Ellos podrán explicarte mejor la situación y después hablaremos de tu entrenamiento.
-De acuerdo.
Ambas caminaron hacia allá. En el camino Neptune le pidió que se transforme y así lo hizo. Poco antes de salir al lugar donde estaban los soldados, la Sailor del mar tomó su mano. Uranus la miró sorprendida por unos segundos pero luego sonrió. A pesar de que Neptune no le dijo nada, entendió que es muy probable que las veces en que su "otro yo" y ella salieron juntas a pasar revista a su tropa, salían así.
Caminaron mano en mano, mientras veían a los hombres pararse firmemente. Por lo general, Uranus solía parar y saludar a alguno o a hacerle alguna broma a otro, esto no pasó desapercibido por los demás.
-Eh! Comandante! –se escuchó decir a uno de los soldados. Uranus y Neptune se detuvieron mientras lo vieron acercarse –¿no recuerda que el duelo era hoy? –dijo sacando la espada que tenía envainada. Al parecer, Uranus había quedado en algún momento, tener un duelo con este soldado. Solía hacerlo de vez en cuando como una forma de mostrarles respeto y agradecimiento por su lealtad. Uno de los generales, que aún no le habían presentado a Haruka, intentó intervenir, pero Neptune lo detuvo.
-Oh… bueno, espero pueda disculparla hoy… como verá, me prometió dar una vuelta conmigo, y siempre está más con ustedes, ¿no me la prestarían por ahora? –dijo poniendo su mejor sonrisa. EL soldado se sonrojó antes de contestar.
-cl-claro, mil perdones, señorita Neptune –Uranus sonrió.
-Tranquilo, tendremos ese duelo después… pero por ahora el deber llama –sonrió de lado e hizo un ademán con la cabeza señalando a Neptune. Los soldados rieron entre dientes y ellas siguieron su camino. Antes de irse, Neptune hablo con los dos generales y les pidió reunirse con ellos en la sala de reuniones.
Para la Reina era complicado pasar esos días. En las últimas semanas Uranus estuvo a su lado, dándole el apoyo que necesitaba. Extrañaba a Endymion, su muerte la destrozó en lo más hondo. Sin embargo, la compañía de Uranus fue un poco de alivio en todo ese mar de dolor. Se recostó sobre la baranda del balcón de su habitación. Desde allí podría ver los grandes jardines internos del palacio. Unas lágrimas escaparon de sus ojos y los cerró, intentando en vano, contenerlas.
Recordó la última vez que vio a Uranus. Ella le había pedido verla antes de partir y se encontraron en la pérgola de marmol que estaba en el jardín.
Flashback
-Reina… -dijo Uranus acercándose por detrás de ella. Serenity volteó y la abrazó. Al separarse se sentaron en una de las bancas.
-No me digas Reina, me haces sentir vieja… ¿qué pasó con bombón?
-Jaja si... siempre va a ser mi bombón, Reina. –Serenity tomó una de las manos de Uranus.
-¿Qué es lo que pasa? –preguntó preocupada.
-Yo… -miró hacia el suelo –yo… no puedo seguir con esto… -Serenity la miró en silencio. –perdóname… yo amo a Michiru, lo sabes, la amo con todo el corazón… no puedo hacerle esto… -una lagrima cayó por la mejilla de Uranus. La reina la limpió y tomó su rostro.
-Lo sé, de la misma forma en la que yo amo a Edymion… perdóname tú a mí, no debería haber pasado nada de esto… pero el dolor… todo es culpa mía, y ahora también involucré a Michiru en esto, haciéndola sufrir…
-No es culpa suya, es mía. Todo, desde siempre, fue mi culpa.
-No digas eso…
-Lo fue… desde aquella vez hace mucho tiempo… todo esto empezó con una mentira del pasado. Serenity… -Uranus se puso de pie –siempre vas a tener mi lealtad, no solo porque eres mi Reina, sino porque también eres mi amiga. Tienes mi vida como Uranus, pero mi vida como Haruka, esa es de Michiru.
-Lo se Haruka, no tienes que decirlo. Lo se… te agradezco que me hayas acompañado a llevar el dolor. No sé qué habría sido de mí sin ti y sin las demás. –Se puso de pie y le dio un pequeño beso en los labios –te quiero, no pierdas el tiempo y ve con quien amas. –Uranus sonrió y tomó la mano de la reina, depositando un pequeño beso.
Una explosión lejana las sacó de su mundo y miraron alrededor. Uranus fue corriendo hacia ese lugar, por lo que no pudo percatarse que una figura detrás de unos arbustos vio el final de la conversación y corrió hacia la misma dirección.
Fin Flashback
La Reina se incorporó y se dirigió a las puertas del tiempo.
Uranus, Neptune y los dos generales ingresaron a la sala de reuniones, cerrando la puerta tras de sí. Michiru hizo una señal para que se sentaran y así lo hicieron, quedando frente a frente.
-Antes que nada, Uranus, quiero presentarte a los dos generales de tus tropas. Él es Takao y él es Takeshi. –Ambos se pusieron de pié y saludaron llevando una mano a la frente.
-No es necesario tanta formalidad –dijo Uranus –Takao, Takeshi, voy a contar con ustedes. –Ambos asintieron con la cabeza y se sentaron.
-Uranus vino del siglo XX, como saben, tiene que mantenerse en secreto. Nadie excepto ustedes, la Reina y las demás Sailors, saben de esto. Si las tropas se enteran podría haber caos.
-No se preocupe, Señorita Neptune, entendemos la situación –dijo Takeshi- sin embargo, va a ser necesario que la comandante logre compartir un tiempo con el grupo, como solía hacer.
-Lo se, pero primero necesitamos entrenarla. ¿Ven esos parches en la cara? Sailor Jupiter le dio una paliza.
-Oh! –dijo sorprendido Takao –¿ves eso? Hubiera sido digno de ver… jajaja. La comandante moriría si supiera eso…
-lo tendremos que guardar para molestarla cuando despierte…
-Si! –ambos empezaron a reír
-Hey! –los detuvo Uranus –seré la del pasado pero sigo siendo su comandante, que quede claro.
-Si, comandante, discúlpenos –dijo Takao.
-No perdamos el tiempo –siguió Neptune –lo que tenemos que hacer ahora es un régimen de entrenamiento, no sabemos cuándo podrá atacar el enemigo y tenemos que estar preparados.
Serenity se acercó en busca de Pluto a la sala del tiempo. Ella apareció enseguida.
-Reina, ¿qué puedo hacer por usted?
-Pluto… ¿habremos hecho bien en traer a Uranus?
-¿Por qué la duda?
-No lo sé… la verdad es que… -suspiró y tapó su rostro con ambas manos –tengo miedo…
-¿De qué?
-De volver a… de volver a caer en lo mismo…
-¿Con Uranus?
-Si…
-No es la misma Uranus… lo sabe.
-Lo sé, es por eso que tengo miedo. No quiero arruinar nada… pero siento que la necesito.
-Reina… lo que usted necesita es tiempo para llorar la perdida… lo que siente por Uranus solo es cariño por el confort que le da, nada más.
-Pluto… -se acercó y la abrazó –extraño a Endymion… lo extraño demasiado… -Serenity empezó a llorar en su hombro mientras Pluto la abrazó con un solo brazo.
-Lo se, mi Reina, lo se… -dijo, dejando salir su propia tristeza. "Yo también lo extraño" pensó.
Fin capitulo 8
