¿Saben qué amo más que un review? Un review reincidente. Así que a ustedes, los que me acompañan capítulo a capítulo en este viaje de viñetas, mil gracias. No puedo agregar más, me faltan las palabras para expresar la inmensamente felices que me hacen.
Disclaimer: Harry Potter y todo lo relacionado con este mundo pertenece a Rowling y a la Warner. No recibo remuneración económica por escribir esto.
Dedicado hoy y siempre a Kath (Srita-Lunática), compañera de estocadas; a Lord Darnox, fiel verdugo que disfruta serlo; a Vampiresa, que tiene un nick bastante sugerente; a Lexa-dartle-Black, autora de viñetas muy interesantes; a Joanne Distte, escritora buena entre las más buenas de las buenas; a Toxic.secrets, amiga recientemente adquirida y muy brillante igualmente. Y a todo aquel que en algún momento se tomó la molestia de leerme, de dejar un review o de simplemente pasarse por aquí.
¿Qué sería yo sin ustedes?
Dies irae dies illa, solvet saeclum in favilla.
(Oh, día de ira aquel en que el mundo se disolverá)
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Sueña
Llanto taciturno.
Sombra oscura que se acercó lentamente hacia la frágil alma. Lo miró, se miraron. Uno con ojos grises, llenos de vida; otro sin ojos.
Odio.
Odio que lo carcomía por dentro desde el primer instante que escuchó su respirar. Odio, odio por el engaño. Odio por el hijo.
Sonrisa fugaz de medio lado.
Hijo.
Tomó al pedazo de vida entre sus brazos y lo meció suavemente. Entonó una canción de cuna, esperó a que se calmara. Contemplado bajo los fríos mantos de la luna se alumbraba mucho más indefenso.
Diabólica inocencia.
El espíritu, pareciendo intuir la cruel tormenta, abrió su pequeña mano y trató de aferrarse a él. Suave palpitar de corazones hambrientos.
Pero lo dejó caer.
Y cayó, cayó como todos.
Querubín que se sumergió en un abismo inmenso de bríos marinos. Las olas lo abrazaron con fuerza, como una madre a su pequeño, y nunca lo dejaron ir. Indomable bestia destructora de promesas, tierna benevolencia, esperanza muerta.
¿Dónde quedan las verdades? Enterradas bajo un cúmulo de horror. Porque la sed de venganza y el rencor son más fuertes que cualquier sentimiento; no existe el amor.
Y él le dijo: Sueña, niño, sueña. Sueña con tu crepúsculo, sueña a que verás otro amanecer. Sueña, no cuesta nada. Sueña a que soy una pesadilla. O sólo suéñame.
Sueña.
Sí, ése fue Rodolphus. Sí, aventó el bebé de Bellatrix al mar. ¿Motivos? Yo tengo uno, ustedes echen a volar su imaginación (y luego, si quieren, me dicen qué teoría se formaron).
