Traigo el cerebrito todo licuadito y me apetecía escribir algo; salió esto. Pueden escupirme en la cara con confianza, sé que lo mereceré.
Disclaimer: J.K. Rowling, la Warner y toda esa gente es de un grupo social al cual no pertenezco (qué le vamos a hacer, los multimillonarios no aceptan a cualquiera en sus fiestas). Y Harry Potter es propiedad de aquellos de allá arriba, tampoco tiene remedio.
Dedicado a mi querido error: Martín. Porque siempre quedé con ganas... y la vida dio vueltas.
La boda
Cuencas vacías que observaron la traición.
Dejó de pensar, tibia mortandad que inundó sus sentidos. Dulce venganza.
Bellatrix se acercó a ellos; llevaba el frío metal del glorioso pastel, cuchillo de bodas. Cada paso, decisivo. Cada gesto, ultimado. Cada risa, sin compasión. El eco de la cruel velada.
Las paredes retuvieron un grito furibundo, suspiro negro. En vano le pidió clemencia; ni el viento gélido escuchó. Toda parte de sí, desgarrada. Su pecho desnudo, sangre que gorgoteaba. Canto demente de la hermana acribillada.
Narcissa.
Luego giró hacia el marido. Con su traje negro, gloriosa podredumbre. Le sonrió; bestia disfrazada de hombre. Porque poco le importó a él encontrarse en su fiesta nupcial, poco le importó a ella hacerlo pagar. Sacó sus ojos, cortó su lengua, acabó con el legado fantasmal.
Rodolphus.
Contempló su creación, orgullosa artista. Limpió el arma en su blanco ataviado, se retocó el peinado. Las rosas marchitas cayeron al suelo.
Hermosa viuda que regresó a su lugar. Fausta anfitriona a la cual no vieron llorar.
Y es que la muerte viene vestida de novia.
Lo siento, hoy no sé dónde está mi cabeza (o sí lo sé, que es lo peor de todo)...
