Muy importante: el nombre de Ojochungo es de la gran Asaltacunas.

Como siempre quiero agradecer el apoyo recibido que es tan importante para mi: oOaiNyOo (gracias por tus reviews nocturnos xD), Kazehime kagura (gracias, tu y yo tenemos sentimientos parejos xD), vaLe (sabes que te adoro, no? cada review tuyo es una sonrisa mía) e Irijib (no me des las gracias reina, soy yo la que agradece aquí).

Declaimer: los personajes pertenecen al sr.Disney o cubito de hielo para los amigos.

Aquí ya hay un Jack/Liz, así que ya podéis bajar las armas, chicas.

2. La tempestad

Querido diario:

Hace 1 mes que embarqué en la nueva Perla Negra (que muy amablemente nos "regaló" el recién comodoro). He sentido muchas emociones aquí: soledad, tristeza, diversión, felicidad y sobretodo libertad. Pero jamás palpé el miedo que estamos viviendo; esta en el aire, debajo de cada pedazo de madera de la nave y también esta dentro de la gente. Nadie dice nada, pero todos están en alerta.

Navegamos en la oscuridad más absoluta, parece como si una manta negra nos abrazará asfixiantemente.

He escuchado al señor Gibbs comentar que parecía que estuviéramos en el ojo del huracán, al principio todo es tranquilidad, hasta que la destrucción más terrible se abre paso.

Las pocas palabras que he intercambiado hoy trataban sobre nuestro rumbo. Navegamos hacía la isla de Mattsawa, dónde se dice, que la savia de una planta que vive dentro del volcán, puede convertir las piedras en oro. ¿Una locura, verdad? Echa a nuestra medida.

Pero si seguimos así, dudo que lleguemos a ninguna parte.

Cada vez, el barco se mueve más y con más furia. La lluvia no cesa.

Escucho gritos.

Voy arriba a ver que sucede.

Elisabeth Swann, 20 Junio del

Y lo que vio fue un panorama desolador. El mar era negro, como un telón siniestro que presagiaba lo peor. Llovía con abundancia. Las olas se estaba levantando con la fuerza de mil demonios. Los hombres empezaban a amarrar con fuerza los botes (por si acaso), pero lo hacían casi a tientas, ya que no estaba la luna para iluminarles, y pocas luces estaban sobreviviendo al temporal.

Por culpa de eso, había una desorganización tremenda. Jack gritaba a los marineros desde el timón mientras intentaba mantener un rumbo, cosa que parecía imposible ante ese vendaval; Gibbs lo hacía desde abajo, pero el ruido de la tormenta estaba ensordeciendo a la tripulación. No se podía escuchar más que lo que decía el de al lado.

Las olas cada vez subían más alto, y llenaba toda la cubierta de agua. Llegando a arrastrar algún marinero desprevenido. No obstante, todos los corsarios hicieron piña, si uno necesitaba ayuda, el otro se la brindaba, y no dejaban que nadie corriera un peligro más que los demás. En otra situación podrían matarse a tiros, pero ahora, si alguien fallaba, significaba el fin de la Perla y de todos los que están dentro.

Liz se encontraba con Héctor tensando las cuerdas, para que como mínimo parte de la nave se quedara pegada a la otra parte.

-¡Esto es la ira de dios!-gritó el hombre. Nunca en su húmeda vida había visto un cuadro tan grotesco.

Y tenia razón, cada minuto que pasaba era un infierno.

Un infierno que parecía no tener fin.

Entre ese caos, se escuchó un ruido estrepitoso. Las velas se estaban enredando, y cada vez iba a peor. Tom "manos largas" era el que estaba arriba, sus 24 primaveras le promocionaron para obtener el puesto de vigía (la juventud no abundaba entre los piratas), era el más ágil y más rápido. Pero ahora de nada servían esas cualidades, un paso en falso y caía mortalmente. Liz pudo ver que no podía arreglar ese embrollo él solo, así que trepó por el palo mayor (todas las redes se habían roto), parando, deshaciendo nudos, remendando los rotos y continuando para arriba. Hasta que se topó con los ojos de Tom.

En otro momento la hubiera mirado mal, ya que su apodo lo había ganado por todas la mujeres seducidas y le molestó enormemente que Liz no fuera una de ellas. Era uno de sus principales enemigos en la embarcación. Pero en ese momento no importaba, si acaso ya lo discutirían en la otra vida. Con un par de las ideas de la muchacha, consiguieron poner buena parte de las velas a salvo. Justo en el instante que ataban la ultima, Tom cayó al vacío, Liz lo cogió a tiempo, pero este pesaba demasiado y con el agua le estaba resbalando. Gracias al pie que le quedaba libre, Liz consiguió tirar una cuerda al chico, con lo cual pudo subir otra vez. Segundos después de suceder esto la tormenta cesó. Las aguas volvían a su cauce, y el diluvio que los cegaba paró de golpe. Aunque las oscuras nubes persistían, era de día. Solo Dios sabía cuantas horas habían luchado contra el mar.

Después de haber normalizado la respiración, Liz bajó con rapidez. En cubierta reinaba un silencio sepulcral, todos estaban comprobando si realmente estaban vivos. El final de la tempestad más parecía una broma del demonio que otra cosa.

-Y díganme, caballeros. ¿Todos las noches son así de divertidas?- comentó Liz, con media sonrisa.

Los piratas se la quedaron mirando un rato, hasta que Héctor le pasó un brazo por encima de los hombros, y con una sonora carcajada le dijó:

- ¡La niña ya se ha estrenado¡Ahora si es una pirata con todas de la ley! Ya chulea como nosotros!

Todos empezaron a reír, poco a poco el estrés iba dejando sus cuerpos, para que la paz y el cansancio se instalarán a sus anchas.

- ¡Venga perros sarnosos! Hagamos el recuento de los daños, y nos vamos a descansar de una puñetera vez.- gritó Gibbs.

- Será mejor empezar con lo que no tiene daños, acabaremos antes.-rectificó Jack, viendo como había quedado la Perla Negra o la bañera flotante según se mirara.

Después de intentar arreglar los desperfectos, todos se fueron a dormir. El océano estaba muy tranquilo, y no soplaba ni una brizna de viento, de tal manera que el capitán decidió que la tripulación descansará unas horas, de nada servía navegar en estos momentos.

Antes de acostarse Tom, quiso charlar con Elisabeth.

-Oye, mira, que quería decirte...que bueno...que,que...

-De nada -le contestó Liz.

Tom se lo agradeció en silencio y se fue. Dejándola en cubierta junto a la otra persona que se quedaría haciendo guardia con ella. Cuando la chica se giró, le cayó el alma a los pies, su mala suerte parecía no tener fin. Tenía de compañero de vigía a ni más ni menos, que el Capitán Jack Sparrow.

No sabía a donde mirar, de manera que se puso a trabajar, así se distraería.

-¿Qué haces?- preguntó Jack con una mueca divertida.

-Estoy juntando todos los cachos de madera que hay desparramados por aquí-dijo un tanto sorprendida por su cambio de actitud.

-No vale, la pena, ya lo harán los otros. Tu y yo podemos hacer cosas más interesantes.

Liz solo atinó a levantar una ceja. No entendía a eso hombre, y a este paso, nunca lo haría. Su mente trabajaba a marchas forzadas para interpretar lo que había intentado decir, pero el único resultado era un dolor de cabeza impresionante. Lo mejor era ser directa.

-¿A que juegas Jack¿A que te refieres con eso?

-Vamos linda, no te sorprendas. Sabías que yo me quedaría vigilando. Y la verdad es que has acertado. Estamos los dos, solos, mojados...-le comentó recorriéndola de arriba abajo con la mirada .

En ese instante, se dio cuenta de cómo iba, toda la ropa que normalmente le quedaba ancha, ahora estaba pegada a su cuerpo. Marcando con inocente sensualidad todo su cuerpo. Enrojeció al segundo y se giró para que no viera la viera más. Se preguntaba como escapar de ahí, hasta que unas manos la tomaron por la cintura, y la hicieron voltear otra vez.

-No me tengas miedo, cariño. Llevo un mes aguantando y ya no

puedo más. Sé que sigues amando a Will, te vi con él, vi como lo

besabas. Pero tenerte aquí al lado, y no poder hacer nada es una tortura. De las peores que nunca he sufrido.

- Te contradices Capitán- le estaba costando mucho mantener esa pose serena, sobretodo sintiendo sus manos encima de ella, y sospechaba por su sonrisa confiada, que él lo sabía- ¿Amo a Will, no¿Entonces que hago yo preparando citas fantasmas contigo?

-Las mujeres sois complicadas.-solucionó él con naturalidad.

-Ah no! No empecemos. Te voy a dejar las cosas claras, capitán – su vena feminista empezó a palpitar.- Porque esto ya lo he vivido. Aunque no es de tu interés, yo quiero a Will como un buen amigo, nada más. Ya lo aclaramos, y lo del beso...fue...para comprobarlo. Y lo siento, señor mío, pero no sabía que tu estarías aquí, así que no te hagas ilusiones, aunque eso tampoco lo entiendo. Un día me ignoras y al otro me dices todo esto. ¡Si estás enfadado se consecuente con ello!

Jack entrecerró los ojos, intentando procesar toda la información.

-Y dices, que te has enfadado con Will?

-Arggg!- Liz rodó los ojos y le explicó otra vez (con un esquema al lado).

-Ah valeeeeee! A ver empezado por ahí, mujer.-sentenció Jack- ¿Porque debería estar enfadado contigo?

-Te abandoné¿recuerdas?- lo dijo con un hilo de voz y bajando la cabeza, aun se sentía avergonzada.

-Si, recuerdo que me sentí orgulloso de ti.- Liz volvió a mirarlo, extrañada- fue la mejor demostración de tu alma pirata. Además gracias a eso la gente piensa que soy buena persona, de gran valor y todas esas cosas. No lo hiciste nada mal. ¿Pero quieres saber lo que tengo marcado a fuego?

- ¿Qué?- la chica ya no podía estar más sorprendida o eso creía ella.

-Las artes que empleaste para conseguir lo que querías...- A Jack se le estaba dibujando una traviesa sonrisa.- ¿No deseas nada más? Oro? Perlas quizás? El puesto de Gibbs? Puedo tirar lo por la borda si quieres.

Elisabeth cerró los ojos. Dios, Jack volvía a las andadas. Cuanto lo había echado de menos.

-Oh Jack...

-Cuanto te amo, y te adoro. Vamos a ponernos a hacer hijos aquí mismo.-terminó él imitándola con manierismos de muchacha enamorada.

Elisabeth se le marcó la vena en la sien. Volvía a ser el mismo. No había duda. Con todas sus cualidades y sus defectos.

-Olvídate de mí, Jack.- Liz volvió al trabajo, pero a diferencia de la vez anterior, estaba feliz.

-De tu cuerpo también?- Comentó Jack perversamente.

-Ah! –lo había olvidado completamente- ¿Puedes prestarme algo de ropa?

-Clarooo, esta en mi camarote. Te acompaño.

Jack se estaba dirigiendo hacia su camarote con alegres saltitos, cuando ella lo paró.

-No te lo tomes a mal, pero me ha costado mucho llegar hasta aquí. Quiero decir, que los chicos me respeten y me tomen en cuenta. ¿Sabes que pensaban que me habías aceptado en tu barco porque se supone que me acostaba contigo?

-¡No me digas! Como yo no soy de aquí, no me entero de esas...¬¬

-Lo sabías?

- Evidentemente, princesa. ¿Porque crees que he estado alejado de ti?

-¿No lo hacías por respeto a Will, porque supuestamente lo amaba?

Jack se la quedó mirando con cara de inocente.

-Vale. No hace falta que digas nada, me doy por contestada.-Suspiró- En fin, voy a cambiarme.-La sonrisa de Jack volvió.­- Y no, no hace falta que me sigas...

Cuando los dos estuvieron cambiados. Se pusieron a hablar, querían recuperar todo el tiempo perdido. Liz le comentó emocionada sus progresos con la tripulación y sus pequeños logros en materia de la piratería: sabia hacer nudos, luchaba mejor con la espada... Jack la escuchaba feliz, hacia tiempo que no esta con una mujer de esta forma, charlando, riendo, sin otro objetivo que disfrutar de la compañía mutua y sin seducciones por el medio. En el fondo lo encontró bonito.

Las horas pasaron, y la tripulación volvió a sus puestos. O lo que quedaba de ellos. Jack y Liz se separaron como si nada hubiera pasado, y cada uno fue por su lado. Ninguno de los dos lo reconocería, pero ese día había sido el mejor de los pasados meses.

-Capitán¿Cual es nuestro rumbo?- preguntó el pequeño Jim (N/A: el enanito que no sé como se llama).

-Nos dirigimos a Tortuga, a aderezar el barco y a tomar...provisiones.

A más de uno se le iluminó la cara al saber su dirección, podrían acatar los ordenes del capitán y con su tiempo libre podrían "divertirse".

"Divertirse" en esa tierra, tenía un sentido mucho más amplio que cualquier lugar del mundo. El desenfreno era su embajador. La mayoría de hombres que no tenían ni moral ni modales se sentían como en casa, y los otros, pues también, al fin y al cabo eran hombres. Pocos se resistían a rechazar la dulce y persistente fragancia de Tortuga (como una vez la definió Jack).

Liz sabía que el alcohol corría como el agua (realmente dudaba de la existencia de esta), y el sexo y la violencia eran sus platos fuertes. No obstante, nunca había estado más de unas horas, y su mente no llegaba alcanzar las consecuencias de su estadía. No solo por ella, sino por un hombre que llevaba la barba atada en trencitas.

-Continuarà-

Y hasta aquí puedo leer. Espero que les haya gustado .

Por favor, clicat el GO de reviews, me servirá de inspiración ya que no sé porque pero la estoy perdiendo (bueno si lo sé, malditos estudios ¬¬).

Muchos besos a todos los que se molestan en leer! Ah! Y a los que dejan review les enviaré un clon de Jack Sparrow para que les de un buen masaje con esencias de ron. Prometido!

Avance del próximo capitulo: "Prostitutas vs Marineras"(el titulo), el pasado seductor de Jack hará acto de presencia. ¿Como se lo tomará Liz? Ahhh...