Capítulo 13: Lidiando con nuevos sentimientos

-Hace años no estábamos los cuatro así de tranquilos- Kagome estaba cómodamente sentada vestida con un kimono blanco, igual que las otras tres personas junto a ella. Ambas parejas ya llevaban algunos días en aquella posada.

-Yo diría que nunca lo estuvimos en realidad- Sango tomaba su té sentada junto a su marido. Habían pasado los cuatro algunas horas en las termas disfrutando de las cálidas aguas y los sonidos de la naturaleza. Aunque, de alguna forma, la expresión preocupada de Miroku era demasiado palpable para todos mientras cenaban y la miko había intentado amenizar de alguna forma el ambiente contándoles anécdotas de su trabajo.

-¿Qué te pasa Miroku? Estas muy callado para ser tu- Inuyasha ya estaba hastiado de verlo dar suspiros y tener esa expresión angustiada.

-Hace años no estábamos los cuatro así de tranquilos- Kagome estaba cómodamente sentada vestida con un kimono blanco, igual que las otras tres personas junto a ella. Ambas parejas ya llevaban algunos días en aquella posada.

-Yo diría que nunca lo estuvimos en realidad- Sango tomaba su té sentada junto a su marido. Habían pasado los cuatro algunas horas en las termas disfrutando de las cálidas aguas y los sonidos de la naturaleza. Aunque, de alguna forma, la expresión preocupada de Miroku era demasiado palpable para todos mientras cenaban y la miko había intentado amenizar de alguna forma el ambiente contándoles anécdotas de su trabajo.

-¿Qué te pasa Miroku? Estas muy callado para ser tu- Inuyasha ya estaba hastiado de verlo dar suspiros y tener esa expresión angustiada.

-Sí, no estoy muy enfocado en disfrutar.

-Les contaremos porqué de nuestra urgencia por salir pronto- la exterminadora estaba muy seria, Kagome ya temía que fueran malas noticias.- Gyo está embarazada.

-¡¿Qué?!- Inuyasha y Kagome hablaron al unísono, los dos se habían sorprendido de sobremanera.

-Eso que escucharon.- el monje resopló con una expresión que el hanyo no pudo menos que comprender, el estaría peor.

-Pero…¡es estupendo! Los niños son siempre bienvenidos. Me alegro por ustedes, los felicito. - Kagome era de un pensamiento siempre más optimista, aunque podía entender también que incomodaba a sus amigos.

-¿Y el padre existe?

-¡Inuyasha!- el hombre recibió un golpe del codo de su esposa directo en las costillas, como siempre no pensaba mucho antes de hablar.

-Sí. Un muchacho de una aldea vecina. No sabíamos que tenía novio, pero ahora la urgencia nos obligó a conocerlo…

-Pero la melliza no se ve gordita, asumo que el parto no fue la urgencia.- Inuyasha insistía en su rudeza en hablar mientras se dirigía directo a Sango. Miroku estaba en silencio sepulcro.

-No. Es que van a casarse, Miroku los convenció cuando les hizo ver que ya deberían formar una familia y que los ayudaríamos. -

-Eso está muy bien chicos, los felicito por su futuro nieto. Lo que tienen que hacer ahora es solo apoyar a su hija.

-Keh...si Moroha saliera con que tenía un novio secreto o con un embarazo, mató al infeliz. - el monje miró a su amigo, claro que sus métodos eran siempre más arcaicos, pero él mismo había pensando por unos momentos asesinar a ese chiquillo flacucho y callado que se presentó frente a él para llevarse a su niña.

-No lo escuchen. ¿Por qué estás tan preocupado, Miroku? Todo se ve ciertamente solucionado.

-Me he preguntado este tiempo si la actitud de mis hijas es un castigo por mi forma de vida en juventud. Ambas son muy liberales- dijo Miroku- son muy parecidas a mi y nunca pensé que me afectaría tanto. Kin'u solo busca disfrutar y de seguro a tenido vamos novios ocultos.

-Bueno pero eso no es tu castigo, simplemente son tus hijas, debes aceptarlas como son. Nada de eso les haría daño. Eres un buen padre y eso es lo que importa.

-Gracias Kagome, eres siempre muy amable.

-De todas formas si te parece muy poca cosa, podemos deshacernos del puberto de Gyo y decimos que quedó viuda cuando nazca el bebé- Miroku solo sonrió ante esa broma, la pareja intentaba animarlo de alguna manera y él se sentía muy agradecido.

-Yo estoy feliz, me encanta la idea de ser abuela- Sango sonreía, a diferencia de su amiga ella no podría tener más hijos y su siguiente oportunidad de cuidar niños eran los de sus hijos.

-Entonces, ¡felicidades por los próximos abuelitos!- Kagome subió las tazas de té, no era alcohol pero la idea era lo que valía.

Luego de la cena y que los futuros abuelos bajaran la guardia para celebrar (esta vez con un buen sake que consiguió Inuyasha buscando aligerar las presiones de su amigo) cada pareja se dirigió a una habitación. Kagome se peinaba el cabello mirando al exterior que daba un hermoso paisaje revestido con una pequeña laguna y árboles frondosos magníficos. La mujer estaba perdida pensando en su hija, en Kenji, en el bebé de Gyo. A pesar de las pequeñas dificultades, la miko podía afirmar que se sentía tranquila y feliz en ese preciso momento.

En unos segundos se acercó su marido y la abrazó por la espalda para darle un beso en el cuello, justo donde el pelo dejaba vista del níveo cuello de la sacerdotisa. La mujer se estremeció con ese sutil toque de su esposo, aún se sentía descolocada cuando hacía ese tipo de cosas.

-Parece que alguien tomó de más-

-No, solo quiero aprovechar que no hay adolescentes en la misma casa- el hanyo giró con rapidez a su mujer y la beso en los labios con tanto apuro que Kagome soltó el cepillo de pelo sin quererlo. Cuando percibió que las manos de su marido intentaba desatar la amarra de su vestimenta, la miko lo detuvo con sutileza.

-Espera, tenía deseos de hablar contigo-

-Mañana

-No, ahora- divertida, Kagome se enderezó obligando a Inuyasha a hacer lo mismo. Él la miraba con molestia expresa, sin ningún espacio a dudas.

-Estàs desaprovechando nuestra semana, mujer.

-Inuyasha, hemos "aprovechado" como dices tú todos estos días, en varias ocasiones.- el hanyo solo sonrió satisfecho, claro que iba a hacer buen uso de esos días libres, ni que estuviera loco.- es que si no hablamos ahora luego no tendré las ideas tan claras.

-Habla Kagome-

-Es que...con esto del bebé de Gyo, recordé lo que hablamos cuando estaban los hijos de Koga en la cabaña.

-Emmm...sí, qué pasa con eso.

-Inuyasha, quiero que tengamos otro hijo. -la miko le miró fijamente, seria y tan decidida que el hanyo sentía que en realidad le estaba avisando su decisión.

-Kagome, no lo sé. ¿Es momento? Hace poco recuperamos a Moroha.

-Sí, pero ella es casi una mujer Inuyasha, aunque no quieras verlo. A veces es una niña, a veces adolescente, pero en definitiva nuestra hija va a comenzar a hacer su vida. Y yo quisiera tanto vivirlo nuevamente.

-Si te entiendo, pero no me gustaría que la enana se sintiera desplazada porque nosotros tenemos un interés tan específico como vivir la paternidad.

-No, tranquilízate. Estoy segura de que nuestra hija desea que seamos una familia más grande o por lo menos el tipo de familia que deseamos.- Kagome se sentía demasiado feliz de que su marido pusiera, dentro de sus preocupaciones, siempre el bienestar y la seguridad de Moroha por sobre todo. Era sin dudas un gran padre y lo amaba más por eso.- La generosidad que tiene Moroha dentro es enorme, sería una gran hermana mayor.

-Keh...ya veo que terminarás convenciéndome. Admito que me atrae tener un cachorro, quizá incluso un niño…- Inuyasha, que siempre hacía uso de sus vividas creaciones de la imaginación, se vió con un pequeño similar a Moroha pero varón, con el que podría salir a entrenar. - Oye pero ¿podremos? Tu sabes, nos costó mucho con la enana.

-Nunca te lo explique bien pero cuando me di cuenta que no podríamos tener hijos de manera tan "natural" hablé con mi maestra, la sacerdotisa.

-Sí la recuerdo.

-Bueno, ella me dijo que podía entrenarme para poder concebir de manera más fácil. Estuve un tiempo en eso, era una concentración espiritual extenuante pero...resultó en Moroha.

-¿Por qué nunca supe esto?

-Porque no quería ilusionarte. Lo siento. Pero ahora pensaba, considerando que los años en la perla no envejecí, que podría intentar lo mismo.

-Y supongo que me dices esto bajo hecho consumado

-Sí- Kagome le sonrió culpable a su marido, Inuyasha mantenía una mueca en los labios, ella siempre hacía eso- No te disgustes. Lo hice porque no quería que te angustiaras.

-Keh...está bien. No es como que nunca hagas estas cosas.

-Otra cosa. Me he dado cuenta que por el contexto y bajo el entrenamiento espiritual que fue engendrada Moroha, es posible que sus poderes de sacerdotisa sean más grandes de lo que sabemos.

-¿Cómo?

-Mi maestra me explicó que mi hija no sólo heredaría mi poder espiritual, sino también aquel de todas las mujeres a las que invoqué para ayudarme a ser madre. Como sabes, las sacerdotisas no suelen ser esposas ni madres, este entrenamiento y ritual para concebir por el que pasé se ejercía sobre mujeres que no eran sacerdotisas y todas tenían hijos con poderes espirituales. Pero, como mi caso era diferente porque yo ya poseía estos poderes, Moroha en el fondo tiene una "doble fuente" de poder. Si lo desarrollara, podría ser una gran miko.

-¿Y por qué nunca has comentado esto con la enana?

-Porque sé que no le interesa. Quizá solo para equilibrar su poder demoniaco, pero nada más. No me gustaría presionarla.

-Tienes razón. De todas formas dicelo, no deberíamos ocultar este tipo de cosas- el hanyo sabía perfectamente que él y su hija compartían el odio por que les omitieran cosas que tenían que ver con ellos directamente.- Entonces, con eso presente, vamos por ese cachorro niño.

-Eso no es muy controlable.

-Sí, pero me esforzaré en hacer un cachorro macho, ya verás.-

-Es imposible- Kagome se rió de la determinación de su marido y cómo la miraba mucho más entusiasmado que antes-

-Ya veras, tengo mis técnicas- y entonces, el hombre volvió acercarse a su mujer y la puso en la misma posición de antes- ahora, usemos este valioso tiempo para practicar el cachorro. Mi olfato dice que es buen momento- Inuyasha volvió a su labor anterior de desvestirla mientras ella sonreía con los cerrados dejándose hacer, después de todo, deseaba tanto un hijo que todo indicaba que tendrían éxito o al menos por intentos no se quedarían atrás.

Moroha llevaba minutos eternos acostada sobre su futon con el antebrazo sobre sus ojos. No había luz, pero era la forma que inconscientemente encontró para intentar desviar aquellos pensamientos que la acechaban. Aún podía sentir el palpitar agitado apretado justo en su garganta, que se había unido a un cosquilleo delicioso que iniciaba en su pecho, justo entre sus senos y terminaba en su labios rosados que seguían muy húmedos. También, podía percibir aún ese aroma agridulce y relajante que la había estado abrigando minutos antes. Se giró desesperada de lado a lado mientras agarraba su almohada intentando no emitir ningún sonido. Quería expulsar de su cabeza las constantes evocaciones que la hacían revivir los momentos que había vivido, todas las cosas que hace poco tiempo había hecho. Habían hecho.

Era como esos momentos en que pareciera que tu cuerpo actúa por motivación y deseos propios, nada dentro de si fue lo suficientemente racional para darse cuenta como estaba de ceñida contra Kenji, como sus propias manos se manifestaban con vida propia y habían acariciado en unos segundos su cara, su cabello, para luego alojarse en su cuello. De solo pensarlo volvía a sentir toda la sangre en el rostro, como era posible que hubieran terminado en esa instancia, ni siquiera ella podría reconocerse a sí misma. Si bien, antes estuvo apunto de besarse con Hiro, no había sido ni de cerca algo parecido. Lo único cierto es que se hubiera dejado besar por cualquiera de ellos, es verdad, pero de alguna manera (y que pena admitirlo, pensaba de manera culpable) pudo notar como los nervios que le significaba todo ese íntimo acto habían sido superados crecientemente por las inmensas ansias que sentía, cuando Kenji la acariciaba con la nariz, de sentir la boca del hanyo embistiendo la suya.

Luego de que se había entregado a todas las nuevas emociones y, cuando por un segundo algo los hizo despertar, ambos se soltaron de manera precipitada. Se habían vuelto a mirar, con los ojos entrecerrados, mientras intentaban al mismo tiempo disimular lo agitadas que estaban sus respiraciones. Kenji, a su parecer, se veía tan absorto en mirarla que ella creyó por un segundo que la estaba "hechizando" como sus poderes, sino no se explicaba como ella misma no podía dejar de escudriñar sus ojos violetas, brillantes, enormes y dulces que la observaban sin descanso. El hanyo hizo un movimiento lento intentado agarrar su mano, pero ella, aterrada, la sacó del escenario y de su alcance, para pararse de su sitio y entrar casi corriendo a la cabaña. "Que estupida eres, Moroha" pensó la niña, regañandose a sí misma. Cómo era posible que hubiera alejado de esa manera tan apresurada la mano de quien segundos antes había recorrido sin miedo y sin prisas cada espacio de su boca, cada jadeo de su respiración y todos los espacios más accesibles de su cara y de su pelo, con una ternura que la había hecho sentir muy cuidada. Era absurdo y se sentía maldita por eso. Parecía que había arrancado de su peor enemigo, cuando en realidad había corrido de las mejores sensaciones que tuvo en toda su vida. Sentía ganas de llorar, pero de pura frustración.

A la mañana siguiente, Moroha hizo todos los esfuerzos por aparentar una mañana común y corriente. Quiso esconderse nuevamente en su habitación cuando se topó de frente con el chico que, inevitablemente, había ocupado todos sus pensamientos en la noche, esa mañana e incluso un poco en sus sueños.

-Hice desayuno, no es gran cosa. - para su sorpresa, él no parecía estar "enfadado" por cómo ella había reaccionado, al contrario, al verla la recibió con aquella sonrisa calurosa y serena que lo caracterizaba. Moroha se sofocó de nuevo, mientras maldecía lo poco sutil que su cuerpo le permitía ser.

-Gracias. ¿Ya te sientes bien?- su voz era un hilo nervioso que la hacía sentir aún más tonta. El se veía bien, ¿por qué ella no podía tranquilizar su mente unos segundos y aparentar normalidad?

-Sí, ya se curaron todas las heridas.

-¿Y el dolor de ayer? -

-Ah, si. Estuve sentado un buen rato cuando entraste- Kenji notó como Moroha se giraba evitándolo cuando menciono la noche anterior.- se pasó solo.

-Genial.

Comieron juntos pero en silencio, algo raro en ellos. El hanyo hubiera querido comentarle cualquier cosa, pero podía ver sin grandes esfuerzos como cada vez que intentaba decir algo la niña pintaba sus mejillas de un rojo intenso y comía más absorta. No valía la pena ponerla incómoda, él no sería un odioso insistente con ella y nunca, ni en mil años, la presionaría con nada. Aunque muy por dentro, tenía muchos deseos de tener la normalidad de esos días. Y quizá un poco más.

A media mañana, mientras la shinhanyo fingía intentar reparar su descuido con las hierbas de Kagome y Kenji ordenaba la cabaña, las gemelas llegaron de improvisto a visitar al enfermo. Towa, con su natural entusiasmo abrazó con energía a Kenji cuando lo vio tan repuesto. Setsuna, por su parte, regañó a su prima por dejarlo hacer tareas extenuantes dentro de la cabaña. Moroha no respondió, solo la miró con odio unos segundos y siguió con su labor.

-Te trajimos estos pasteles, mi madre los preparó especialmente para ti- la peliplateada le entregó una hermosa caja al muchacho que le agradeció con una sonrisa.- iré a hablar unos segundos con Moroha y vuelvo.

Cuando Towa salió, su hermana aprovechó la ocasión y le indicó a Kenji que se sentara para hablar.

-Ya sabes que voy a decirte.

-Sí, lo sé.- el muchacho hizo una pausa- Estuve pensando algo. Moroha atacó a Koriu, es probable que muriera, ya no creo tan necesario hablarlo.

-No. Eso no interesa, Kenji. Ocultaste cosas, si ya se resolvieron solo te quitan un peso de encima a ti, no le quita la venda de los ojos a mis tíos.

Kenji no respondió, sabía que la muchacha tenía razón.

-Lo haré cuando lleguen. Lo prometo.

Setsuna se sintió satisfecha con eso. No insistiría porque podía comprender que todo lo vivido por el hanyo había sido lo suficientemente duro como para que tuviera dificultad en contar aquellas dolorosas experiencias. Towa y su prima entraron a la cabaña, Moroha estaba muy sucia, como si se hubiera revolcado en el pasto y su prima la regañaba por eso. Los cuatro se permitieron comer un segundo desayuno, los pasteles de Rin eran tan deliciosos que Moroha se había comido casi todos mientras el resto hablaba. Cuando se había hartado, salió de su casa sin dar aviso y no volvió.

-¿Qué le pasa a Moroha? Está más irritable que nunca. -

-Está confundida- Kenji dijo eso con sinceridad, podía adivinar que dentro de la cabeza de Moroha se debatían miles de asuntos, todos relacionados con él. No era ego ni nada por el estilo, simplemente la conocía para saber a cabalidad que el hecho de que no lo mirara, no le hablara y que no quisiera respirar su mismo aire era porque él era su problema.

-Dejenla sola. Yo me iré, tenemos trabajo con Hisui. Te mando sus saludos, a todo esto. - Setsuna se levantó de su asiento, llevaba un tiempo que el exterminador preguntaba por el hanyo pero ella siempre olvidaba dar sus recados. Al irse su hermana, Towa se sintió en libertad para aproximarse a Kenji.

-Te ves recuperado. Me alegro mucho.

-Eres muy amable Towa, gracias-

-No sé porque siento que hoy tu mirada está más brillante y linda que de costumbre.- el hanyo se sintió curioso de ese comentario- de verdad tienes una mirada muy penetrante.

-No sé porque será- Mentira, si sabía.

-Kenji ¿te gustaría salir conmigo como la vez anterior?- Towa tomó su mano como siempre lo hacía, sin dudas. Cuando el muchacho sintió el tacto de la semidemonio algo dentro de él se enfrió, se congeló. Tenía miedo, porque sin pensarlo miró a la entrada de la cabaña, aterrado de ver entrar en cualquier momento a Moroha y que confundiera todo, como siempre. Él tenía que hacer algo.

-Towa, escúchame por favor. No puedo salir contigo, no estaría bien.- se soltó de su agarre con suavidad, intentando no hacerla sentir mal con su gesto- No puedo corresponderte.

La hanyo se quedó en silencio. Kenji temió que la hubiera herido o que quizás ella lo odiara por dejarla sentir cosas que no tenían lugar. Menos ahora. Sin quererlo seguía mirando de reojo la entrada. En su cerebro corrían muchas dudas, todo porque habían sentido la imperiosa necesidad de aclarar rápidamente las cosas con Towa, a pesar que ella nunca se le había declarado ni nada. Era un imbécil, en el fondo no lo hacía para no lastimarla, lo hacía porque no quería por ningún motivo que pareciera que él sentía cosas por ella cuando en realidad...él se estaba desviviendo en silencio por Moroha. Sí, pensó casi como un lamento, no vale la pena ocultarlo, tenía tantos anhelos por la niña de ojos cafés como fuera posible para su pobre corazón de hanyo. Suficientes sensaciones y emociones como para no querer que el asunto se complicara entre ellos aún más.

-¿Pasó algo entre mi prima y tu verdad?- dijo la chica con un gesto de satisfacción pegado en los labios, mientras le hacía un gesto coqueto a Kenji.- no lo niegues. Hasta hoy nunca rechazaste mis acercamientos.

-No, no ha pasado nada- no quería mentir, pero confesar algo así era pasar a llevar a Moroha y no quería, tenía que respetar el momento que habían vivido aunque no tuviera idea que pensaba ella de eso. Para él fue algo especial, así que merecía la pena ser cuidado como un tesoro.

-Entonces se gustan, por lo menos- Towa pudo entender, por el silencio extenso del muchacho, que Kenji era lo suficientemente leal como para nunca admitir un hecho como aquel. Saber eso la hizo sentir muy enternecida, definitivamente el leve sonrojo del chico daba cuenta que si habían pasado cosas pero que él ni torturado pasaría llevar la confianza de Moroha- No necesitas decir nada, discúlpame.

-Disculpa tu, creo que confundí tu cercanía.

-No, realmente intentaba coquetearte. Pero lo hacía porque pensé que podría ayudarlos a ti y a mi prima con la timidez que tienen. Es curioso, son muy distintos pero de alguna forma muy similares. Además, yo estoy enamorada de alguien.

-¿En serio?

-Sí, hace tiempo, antes de volver con nuestras familias me enamoré, pero él no ha vuelto a resolver sus asuntos personales. Yo lo estoy esperando.

-Suena a algo muy noble.

-Sí- Towa sonrió con tristeza- Antes de irme te daré un solo consejo, Kenji. No te rindas. Y este será mi último movimiento.

-¿Qué?- el hanyo no entendió, pero la emisora no dijo nada más, solo se despidió de él con un beso largo en la mejilla del chico y se marchó de la cabaña.

Kenji pasó una cantidad increíble de horas entrenado en soledad junto a la huerta de Kagome. No había comido nada desde la mañana y tampoco es que quisiera, tenía atorado en el pecho un sentimiento de pesadez que asociaba a que Moroha no había vuelto en todo el día. Hubiera ido en su búsqueda, pero sabía a perfección que ella volvería arrancar. En la noche muy tarde, cuando su ansiedad por la muchacha superó sus pobres intentos de estar sosegado, decidió que si Moroha no volvía en una hora iría a verla, pero solo para asegurarse de que estuviera bien.

Estaba apunto de salir detrás de ella cuando se la encontró de frente. Acaba de llegar a la cabaña y traía el pelo suelto y muy mojado. La ropa igual, lo que llamó su atención. El corazón de Kenji dió un brinco feliz al verla bien, ya su mente estaba recreando escenarios dantescos.

-¿Saldrás?- fue ella quien primero habló. Su expresión era tan severa como nunca había visto el hanyo.

-Eh...no en realidad- verla así, mojada y salvaje lo puso extrañamente nervioso.

-Sí vas por Towa, seguía en la cabaña de la anciana Kaede. Supongo que con ella ibas a verte.

-¿Que? ¡No! No era nada de eso.

-¿Qué era entonces?

-Ya no importa Moroha, déjalo. - la shinhanyo le sonrió pero con un gesto más desolado que nada. Kenji no podía creerlo, ella estaba ahí después de horas, sin haber dado aviso de donde estaría y aun así era capaz de pedirle explicaciones a él. Sentía deseos de enfadarse, de sermonearla por su actitud para con el. Pero no podía, siempre se terminaba ablandando.

-No sigas mintiendo, aun tienes el aroma de Towa sobre ti, ella te…- no era capaz ni de decir la palabra, que estúpida. En cambio, se puso roja.- te besó ¿me equivoco?

-Moroha, simplemente iba a salir a buscarte. Es tarde y no volvías, me preocupé. Y sí, Towa me besó en el rostro como despedida.- el tono que usó el hanyo fue suave, calmado, lo más tranquilo que podía considerando que dentro de él se sentía terriblemente, no podía creer que de pasar días tan amenos con ella ahora estaba con esa postura frente a él. Quería entenderla, así que restregarle en la cara que estaba evidentemente celosa solo lo empeoraría.

La niña se quedó en silencio, solo era capaz de seguir manteniéndole la mirada porque el bochorno se mezclaba con rabia y ambos se transformaban en deseos de gritarle a Kenji. ¿Por qué? No sabía. Pero le había molestado demasiado sentir el aroma de su prima impregnado en el cuerpo del muchacho frente a ella.

-Towa me contó hoy que está enamorada.

Moroha se paralizó. ¿Por qué le contaba eso a ella? ¿Para que sufriera?

-Keh...los felicito.

-Ah gracias, que considerada.- la muchacha intensificó más su mirada cachorro herido, claramente fue incapaz de percibir el tono de sarcasmo- Que tonta Moroha, no está enamorada de mi ¿qué tan distraída puedes ser? - la paciencia de Kenji era grande, pero no infinita. La niña lo miró esta vez con los ojos muy abiertos, él por su parte notó un cierto dejo de alivio de parte de su compañía, así que se atrevió a dar un paso arriesgado y se acercó un poco a ella. Era inevitable, él quería estar cerca de ella.

-De todas formas no me interesa-

-¿Por eso no me disculpas aun, verdad? Estabas molesta porque Towa se acercó a mí. Por nuestra cita. Porque me abraza y me toca- era riesgoso, pero Kenji sentía el impulso de ponerla al límite, solo con tal de poder inferir de sus expresiones y gestos lo que en realidad le pasaba con él.

-No. No lo hice porque estabas convaleciente. No eran disculpas sinceras.

-No te costó mucho perdonar a Hiroyuki.

-El te ofendió, pero no intentó matarte- Moroha no pensó lo que dijo hasta que lo vió salir de su boca.

-Nunca quise matarlo. No sé qué opinión tienes de mí, pero no soy un asesino. Simplemente se me escapó de las manos. No quería verlo cerca tuyo. No quiero verlo cerca tuyo. No puedo, me enerva.- hizo un pausa con objeto de relajar los alborotados latidos de su corazón- Perdóname por sentir todas estas cosas, Moroha, supongo que estaba un poco celoso. Y perdona por recién ahora empezar a entenderlo. Perdoname por lo que le hice al lobo. Es la disculpa más sincera y real que puedo darte, si eso es lo que necesitas para estar bien conmigo.

Moroha se comenzó a sentir como la mayor estúpida del planeta. El se estaba disculpando de un sentimiento que ella misma estaba sintiendo hace un tiempo. Ella tampoco soportaba verlo con su prima, odiaba la facilidad que Towa tenía de ser linda, coqueta y encantadora siempre. Era una batalla que no pelearía, con el tiempo se había acostumbrado a la forma de ser de su prima, pero dentro de ella siempre hervía la sangre cuando el objetivo de la peliplateada era Kenji.

Pero, incluso con su nefasta actitud, ahí estaba él, mirándola seriamente pero aun con una delicadeza que ella sabía que él reservaba especialmente para ella, como queriendo que entendiera a pesar de su terquedad que él no podía mentirle con eso. Para su mayor frustración, la rabia que sentía se liberó de su cuerpo, escapo de su pecho, haciéndola sentir deseos de llorar por sentirse tan confundida con todas esas emociones nuevas sobre sí. Moroha llevaba pésimo desde siempre lidiar con lo desconocido, aún más si implicaba sentimientos, sensaciones de felicidad, de duda, de ansiedad, de celos y de placer como estaba viviendo en un mismo instante con la misma persona, con Kenji. Las lágrimas salieron gradualmente, en silencio, como las incipientes verdades en su mente. Ni siquiera pudo disimular su llanto frente a él.

Kenji al inicio temió lo peor, que la había hecho llorar con su forma de hablarle. Verla soltar esas lágrimas rompió algo que estaba resguardado en su interior y pudo notar sus extensos deseos de protegerla, estar con ella y salvarla de lo que fuera que la atormentara, incluso si era el mismo. Aunque el sabia que Moroha se cuidaba sola y, en parte, eso le encantaba de ella. Era contradictorio. No dió paso a más dubitaciones de su parte, se acercó a la niña intentando abrazarla. Para su horror, ella volvió a dar un paso atrás, retrocediendo de su cercanía. Kenji experimentó el rechazo de manera tan vívida que sintió que moriría de lo apretado que sentía el corazón. Pero no insistió, dio un paso hacia atrás el también y asumió que ella no quería nada en realidad. Que todo lo que pasó, lo que él pudo haber imaginado eran cosas de él, todo porque se había atrevido a hacer cosas con ella que no correspondían. Y estaba bien, no era algo muy distinto a como había llevado la vida hasta entonces.

-Moroha…

-No, no digas nada. Mejor me voy. No te preocupes, iré con mis primas- y así, a velocidad luz, Moroha lo dejó solo nuevamente, en medio de la cabaña totalmente desconcertado. Y con el gusto del rechazo atorado en cuerpo, atacando de tantas maneras que sentía deseos de desaparecer de la escena. No quería pensar más en todo eso, él sabía que por sus engaños, sus mentiras y su desgraciado origen no merecía el tipo de cariño que inevitablemente había imaginado de la niña. Aun así, con eso en su mente, le dolía inmensamente el corazón. Moroha le gustaba tanto que le arañaba las entrañas evocar sus miradas, sus risas para con él y, como no, volver a ese momento de la noche anterior en que la tuvo tan libre entre sus brazos que por un momento creyó que era posible que ella lo quisiera de manera similar y que él tenía el derecho a sentirse plenamente feliz. Hubiera dado incluso parte de su alma para poder volver algunos segundos a ese momento y hacer mejor las cosas, quizá obligarla a quedarse y decirle que la quería. Pero ya no tenía sentido, así que mejor era dejarla que eventualmente olvidara lo incómoda que estaba con él y que sus vidas volvieran a la normalidad.

Al día siguiente Moroha no volvió a la cabaña. Kenji estaba rendido. Se limitó a comportarse como un zombie, con las mismas escasas ganas de vivir que tenía cuando dejó la aldea de hanyos en búsqueda de su padre. Al menos entonces tenía un objetivo, ahora ni eso tenía. Lo único que lo sacó de su miseria fue ver a Hisui llegar a la cabaña para visitarlo. Ambos conversaron de manera amena, él fingiendo que no pasaba nada y el exterminador aparentando que no sospecha que le sucedía. En dos días volverían sus maestros, así que comenzó a prepararse mentalmente para hablar con ellos y, dentro de lo que podía considerando lo desdichado que se sentía, asumir poco a poco que todo resultaría mal. Ni siquiera fue capaz de salir de la cabaña, temía encontrarse con Moroha y revivir la asquerosa sensación de verse herido.

Ese día no había comido nada, era imposible. Así que se acostó tan temprano como pudo y se desveló pensando lo de siempre. Por un momento el cansancio de sentir constantemente en su memoria el repudio de Moroha lo hizo sentir físicamente agotado, produciendo su dormitar en efecto.

Kenji soñaba, como pocas veces le pasaba, con el interior de la cabaña. Algo muy original, claro. A pesar de lo real que parecía, era totalmente capaz de dar cuenta de que la voz tan característica de la shinhanyo en realidad no estaba llamándolo. No decía su nombre. Pero en su sueño él se dejaba llevar por ello, se sentó cómodamente en el piso y disfrutó de la voz de la niña, que le acariciaba sus oídos de semidemonio, que se metían en su interior y hacían revolver su estómago.

-"Kenji...Kenji"

-Hey. ¿Estás dormido?- de sopetón su sueño se desprendió de la irrealidad y se vió como estaba realmente, acostado dentro del futon. Miró a la puerta, a pesar de la oscuridad una sombra bajita y delgada decoraba su habitación. Era Moroha, pero la real.

-¿Moroha? ¿Te pasó algo? ¿Estás bien?- se incorporó como pudo, preocupado de que la niña necesitara algo.

-No, estoy bien. Quería ver si dormías.

-Sí pero ya no- verla dentro de su habitación, con él acostado no pudo evitar que se sintiera un poco abochornado.

-Disculpa. No podía esperar más- la muchacha, con tanta lentitud y nerviosismo que lo podría haber detectado cualquier a metros a la redonda, se arrodilló frente a él sin mirarlo. Solo se acomodó sentándose sobre sus piernas con las manos sobre su regazo.

-¿Qué pasa? - Kenji estaba comenzando a pensar que en realidad eso no es real y que la niña no estaba ahí. Solo era su dolor y sus deseos que se habían unido en su contra para hacerlo sufrir mientras dormía.

-Nada Kenji, estoy entera, nada físico me ha pasado- Moroha levantó la vista hastiada hacia él, haciendo un gesto abriendo sus brazos en alusión de que no le faltaba ningún pedazo.- No podía dormir, quería hablar contigo. ¿Está mal?-

-No...solo me extraña. Pensé que no volverías hasta que mis maestros volvieran.-

-Keh...estuve pensando. Me prometí a mi misma que no huiría de las cosas como lo hago siempre con mis papás. Pero huí de ti, más de una vez.

Silencio.

-Luego me di cuenta de algo. Recordé lo que me contaste de tu infancia. No estuvo bien huir de ti, de seguro te hice sentir tan mal como cuando eras pequeño. Perdóname, Kenji.

-No importa-

-¡Sí importa, tonto!- la chica lo miró directo a los ojos, ese comentario la había alterado un poco.- No tengo intenciones de herirte, nunca podría hacerte eso. Te entiendo tanto, Kenji. Pero fui, soy egoísta contigo. No merecías que saliera corriendo de ti. Me siento tan miserable.

-No puedes ser miserable ni egoísta si haces lo que sientes, Moroha.

-Ash…¿puedes dejar de ser tan bueno siempre? Te estoy diciendo que me comporte mal, si te digo que me sentí miserable fue porque no deseaba realmente hacerlo que hice. Yo no quería irme en realidad. Perdóname ¿Sí?

-Sí, obvio que sí- él le sonrió buscando que ella se relajara un poco, la tensión de su cuerpo era mucha, sentía como incluso le costaba coordinar sus palabras para que se escucharan sobre los latidos fuertes de su corazón.

-Kenji yo...quería pedirte algo. No tengo derecho, lo sé. Pero no tienes idea de como me cuesta lidiar con todo esto, no sé hacerlo. Yo, necesito que tú me digas qué pasa contigo y con nosotros.

Con ese comentario, algo en él despertó. Moroha le pedía que él le hablara de lo que pasaba entre ellos, eso lo entendía. Pero era evidente que también se sentía insegura, de una manera distinta a la de él pero con el mismo final. Kenji era incapaz de aceptar que merecía cariño, amor. Y ella era incapaz de darse cuenta que era la fuente de tantas emociones en él cómo era posible. Así que debía darle entender, de una maldita vez, como ella era la causa de todos sus sentires.

-Yo tampoco sé hablar estas cosas, Moroha.- lo miró compungida, Kenji temió que desistiera así que levantó su mano para continuar y detener cualquiera de sus intentos de cortar esa conversación.- Pero también he estado pensando en esto. Solo sé una cosa a cabalidad y estoy tan seguro de ella como nunca lo he estado de nada en mi vida. Y es que me atraes mucho Moroha. Me di cuenta de esto hace tiempo pero no me siento ni un poco digno de que me correspondas.

La niña se sonrojó en respuesta, no emitía ningún sonido pero no dejaba de mirarlo y eso era suficiente para que Kenji siguiera.

-Cuando estoy contigo me siento entusiasmado, asustado en ocasiones, llamado por ti, encantado por tus formas de moverte, de hablarme y, bueno, también muy rechazado. A veces te odio, Moroha. Porque no sé cómo te las ingeniaste para que en un momento me hubiera sentido tan tranquilo a tu lado mientras me cuidabas, luego me volviste loco cuando estuvimos juntos afuera en el huerto...pero al día siguiente, parecía que tuviera la peste, tu rechazo caló tan hondo en mí, en mi orgullo, que no he sido capaz de hacer nada más que pensar en ti, todo el día.

-Kenji, lo siento, yo no…

-Moroha, no te estoy pidiendo nada. Lo que yo siento por ti es lo que te estoy mostrando ahora. Pero no soy tonto, no necesito que te creas

comprometida por el beso que nos dimos. Así que por favor.- Kenji se atrevió a acercarse otra vez a ella, y tocarle levemente el rostro, con un movimiento tan sincero como angustiado- no vuelvas a huir de mi. Por favor.

-¡Es que no entiendes nada! Yo no quiero huir de ti, estúpido. No quiero.

-Pero lo hiciste.

-Porque no supe que me pasaba. Ya te lo dije. Pero ahora sí lo sé.- Moroha sintió que el tacto de Kenji la había quemado a fuego lento, alcanzó a sostener su mano antes de que él pudiera sacarla de su alcance. Era su momento de explicarle sus sentimiento a su propia manera, así que se arrimó a él, acortando el espacio entre ellos. Y con todo el temor del mundo lo beso con los ojos muy cerrados y apretados, evitando la vergüenza que sentía de tomar aquella iniciativa. El pareció morir con ese acto, al instante Kenji mandó al demonio todo y la abrazó con fuerza por la cintura para besarla con todas las ganas contenidas. El hanyo tenía los ojos entreabiertos mientras miraba casi en la inconsciencia de sus sensaciones como ella relajaba su rostro y se dejaba estar con el. Moroha lo abrazó por el cuello de vuelta, pasó sus dedos por el cabello del muchacho y lo hizo sentir un golpe de electricidad que unido al beso ansioso que se estaban dando lo hizo querer atrapar a la niña para siempre, dejarle en claro que la quería suya. La shinhanyo se había sentenciado, porque con ese intempestivo gesto era imposible que él la dejara ir, ya no quería dejar de perderse en sus tímidas caricias, así que aprovecharía tanto ese instante como todos los que ella se atreviera a regalarle. Cortaron su contacto pero sin soltarse. Moroha estaba muy roja, sus ojos brillaban y Kenji sentía que necesitaba más, así que sin preguntas la pego a su cuerpo mientras ella descendía lentamente sus manos desde el cuello al pecho del hanyo para acomodarse en él.

-Te quiero, maldita- ella se rió de esa confesión tan singular. Con la sonrisa pegada y casi bordada en sus labios se acurruco en los brazos del hanyo. Kenji notó como todo el cuerpo de Moroha se relajaba en sus brazos y como bostezaba con fuerza. Y recién ahí reparó en que la pobre niña había estado todos estos días cuidando de él y durmiendo poco.- Puedes dormirte si lo deseas, Moroha.

Ella asintió contra su pecho y se acomodó aún más apretando con sus manos y garras la tela de la ropa del chico que la tenía abrazada creando un capullo con sus cuerpos. Kenji también sonreía, si era necesario él procuraría contra cualquier adversidad que esa noche la niña descansara lo suficiente entre sus mimos.

Inuyasha estaba relajado observando a la distancia a su mujer mientras se bañaba en las aguas termales. Él había salido para comer sentado dentro de la posada pero siempre estaba atento a que Kagome estuviera bien. Al mismo tiempo pensando cómo estarían la enana y Kenji en la aldea, hasta que sintió un pequeño piquete en el pecho, justo donde se abría levemente su kimono blanco.

-Myoga, tanto tiempo-

-Hola amo, que bueno verlo disfrutando con la ama, me alegra ¿y la pequeña ama Moroha, está sola?-

-Quedó en compañía de la anciana y de Kenji, está bien.

-Oh...su discípulo. Eso me trae hasta aquí amo.

-¿Pasa algo con Kenji?-

-Pues sí, amo. ¿Se acuerda que investigaría de su katana? Le traigo noticias interesantes.- Inuyasha miró a la pulga muy curioso, la solemnidad de la misma no podía indicar que esa fueras buenas nuevas.

—-

Nota: hola a todos. Me retrasé un poco con este cap porque me vine a la playa por unos días y fue caótico llegar. Bien, muchas gracias por los mensajes por el cap anterior, me gustaron mucho :). Lo único que adelante del que sigue a este es que van a pasar varias cosas nuevas, incluso un nuevo personaje. Gracias por seguir leyendo.

Doratina.

Rws:

-Cecilia221102: hola amiga! J puedes creer que estaba APUNTO de subir este cap y vi tu mensaje? Jajaja gracias por escribir, me encantó tu mensajito :) aquí está este nuevo, ojalá te guste! un abrazo.

-Sam Archer: hola! Gracias por escribir, me encanta que comenten. Muchas gracias también por tus palabras, me motivan mucho de verdad. Me alegra que te gusten juntos jejeje y sí, también creo que Inuyasha reaccionaría mejor, pero nunca perdiendo los celos jajaja. ¿Te gustó este capítulo? Un abrazo!

-hghg: hola! Que lindo mensaje, me encanta que te gustara el cap, a mi también me gustó jaja me fuí por otro lado pero me esfuerzo en que el fanfic tenga de todo un poco. Aún no se desarrolla el drama, pero era necesario resolver el asunto entre Kenji y Moroha antes ¿Te gustó eso? ."Spoiler": ya viene el conflicto final. Un abrazo!

-daide luct: hola! Gracias por escribir, me fascina que destaques la relación entre ellos, de verdad hay un buen "ambiente" se llevan bien como amigos ...ahora, hay que ver como siguen con el otro asunto. Efectivamente Moroha se sintió confundida, es inevitable por su forma de ser, pero creo que como desarrolle en caps anteriores, con la edad y por vivir con sus padres está aprendiendo a lidiar más con las cosas nuevas. Sobre los otros dos puntos, Kenji tendrá un nuevo acercamiento con sus orígenes pronto y Moroha tiene que enterarse de lo que Kagome aun no le cuenta respecto a cómo fue concebida. Un abrazo, espero que te gustara este capítulo también.

-Diana Durán: hola, gracias por escribir!. Waaa me emocionó lo ultimo jaja le he puesto harto amor al fanfic porque me encanta Moroha, gracias por destacar el avance de mi escritura, lo aprecio muchísimo. Sobre lo que viene, esos puntos se resolverán poco a poco y sobre los objetivos de Moroha y Kenji, son muy importantes para sus desarrollos en el futuro, algo así como un nuevo "eje" para la historia. Finalmente, ufff yo opino igual sobre las mentiras, pero el pobre Kenji se siente un poco atrapado, ya sabrás porqué. Un abrazo, espero que te gustara este capítulo también, aunque sea medio meloso jaja.

-Manu: hola! Pondría un icono de corazón pero no se puede (corazón para ti de todas formas)que honor que sea tu ff favorito, gracias Manu ! Sobre los Shipps de Ranma, la verdad Shampoo me cae MALÍSIMO, es el típico personaje insistente, no me gustan. Ukyo si, aunque no la veo como Kikyo, la considero una niña noble que merece un amor de verdad Cosa que cosa que Kikyo sí tuvo (siento lo mismo por Ryoga, los quiero a ambos) al final del día Akane sería la mejor para mi si no fueran tan inmaduros ambos. Yo también prefiero a Setsuna con Hisui, he visto mucha gente que gusta de Moroha con el peroooo yo siento que es muy obvio, Miroku e Inuyasha yernos? Esperable, eso siento jajaj pero claro, igual es bacan desarrollar ese tipo de cosas en ffs (yo mismo puse al Hiro como hijo de Koga) . No se cuantos capítulos llevo jaja pero he visto algunos en Netflix, cuando tengo tiempo por la Uni. Sobre tu Ship, si funconaria jajaa ambos son parecidos en lo insistentes. Dejé un guíño a Riku ¿lo notaste?. La verdad no vi mucho de Naruto jaja solo la temporada inicial y por Sasuke, después pasé un tiempo sin ver anime, no sé porque no la seguí :( gracias por tus rws, un abrazo!