Dos semanas después

El aire fresco de la mañana era un aliciente propicio para disminuir los tormentosos mareos matutinos de la sacerdotisa del futuro. Kagome no sabía a cabalidad cuánto tiempo tenía de embarazo, pero aquella mañana la certeza de que su hijo estaba presente se vio reflejada en el aumento sutil de su vientre. No podía evitar sonreír al saber que, esta vez, tendría unos meses tranquilos, amparados por los intensos cuidados de los tres semidemonios con los que vivía, que desde que supieron de su estado había aumentado a niveles estratosféricos su atención para con ella. Kenji solía ofrecerse para cualquier labor hogareña desde limpiar hasta cocinar para todos, por su parte, Moroha insistía en hacer gran parte del oficio de su madre con la excusa de mejorar sus habilidades y, finalmente, Inuyasha hacía un gran esfuerzo en controlar su ansiedad con todo lo que venía por delante. La miko podía ver su nerviosismo con el embarazo, más que nada en su insistencia de estar con ella lo más posible y procurando cada mañana y cada noche saber cómo se sentía. Junto a eso, todas las noches se recostaba a su lado para observar mientras ella le hablaba con entusiasmo, comentando cualquier cosa de su día ante la atenta mirada de ojos dorados de su marido, que sin decir muchas palabras le daba a entender que tenía toda su atención.

Aquella mañana luego de que su compañero se despidiera de ella, noto como enfocaba su mirada en su estómago.

-Ya tienes pancita- y, para sus sorpresa, acarició su vientre con una sonrisa que duró muy poco mientras que con la otra, apretaba la mano que le sostenía- cuídate.

-Sí, nos cuidaremos. Ya nunca estoy completamente sola- con eso Kagome logró hacerlo sonreír de nuevo, soltó su mano y dejó que ambos comenzaran su día de trabajo. La mujer se encaminó con lentitud hasta el lugar donde ya estaban dispuestos los primeros pilares del templo que algún día resguardaría su abuelo. Junto al árbol sagrado, su sobrina Towa la esperaba.

-Buenos días Towa- la adolescente le respondió alegremente, ofreciéndole a su vez asiento en una banca provisional colocada previamente por Moroha para que su madre no pasara tantas horas de pie. - Hoy tendremos muchísimo trabajo, debemos dejar todo dispuesto para la ceremonia en una semana. ¿Estará bien llamarla ceremonia? Inuyasha insiste en que es una celebración, como un festival.

-Ninguna opción suena mal, de todas formas tendrá un elemento espiritual principal y...una especie de fiesta- la peli plateada se rió, en realidad aquello no tenía un nombre, pero daba igual, era una ocasión que su tía y ella esperaban con iguales ansias.

-Una fiesta...me hiciste recordar las que se realizaban en el colegio, los festivales. Parece algo tan lejano ahora mismo.

-Sí, yo a veces recuerdo las reuniones familiares en casa de papá Sota, él siempre hablaba de usted.

-Mi hermanito, que curioso, no solía ser un fanatico de las fiestas. Y hablando de fiestas, debe estar hablando el bebé, pero que deseos de comer pastel- Kagome se mordió el labio, la sola imagen mental de un pastel de crema y frutillas la hacía salivar.

-Delicioso. Aunque no sería algo que traería del futuro frente a otras cosas.

-¿Sí? ¿Qué extrañas especialmente del futuro? - Towa se quedó pensando unos segundos, analizando rápidamente con una inmensa sonrisa en el rostro

-Extraño la pizza, ir a un local y comer pizza. ¡El queso! - la embarazada asintió con expresión angustiada, realmente el queso en todas sus formas era algo digno de recordar.- también, fuera de la comida, el internet y el celular, en mi futuro era fácil comunicarse y hacer muchas cosas a través de los celulares, llegan casi al nivel de algunos computadores. Me gustaba poder enviar mensajes a mis amigos, la rapidez hacía más fácil saber de las personas.- esa última mención tenía un dejo melancólico que la sacerdotisa alcanzó a notar, la niña extrañaba a alguien en especial.

-Sí ¡y las cámaras! Me encantaría sacarles fotos a Moroha, a Setsuna, a Kenji y a ti mientras crecen. Bueno, lo que les queda por crecer. Aun los veo pequeños.

-¿Y usted qué extraña? Pero solo puede elegir una cosa.- la dificultad de Towa fue tomada con una risita por su tía.

-Emmm…no sé si será absurdo, pero si pudiera traerme una cosa, sería una ducha. ¡Extraño muchísimo tener agua a disposición! Y sentir el agua correr por el cuerpo.

-Síiiii, estoy de acuerdo. Aunque yo elegiría el internet por sobre las duchas- Kagome volvió a reírse del comentario, era fácil imaginar las grandes virtudes de las redes que el futuro no había alcanzando a otorgarle. Ambas, divertidas, siguieron pensando en sus infancias y recuerdos, hasta que Kagome recordó algo importante.

-La invitación a Riku ya fue enviada. Con suerte, en un tiempo sabremos si fue entregada. Pero algo me dice que tendremos suerte. No es un celular, pero mis espíritus son grandes representantes de la mensajería en la era feudal-

—-

A la hora de la comida, luego de haber dispuesto casi a totalidad la futura festividad, Kagome no pudo regresar a su casa debido a que fue requerida con urgencia en casa de la anciana Kaede. Tal parecía que un extraño virus, que la sacerdotisa sospechó se trataba de alguna especie de gripe (específicamente en una de aquellas que en su época de nacimiento solían resolverse con una simple vacuna) estaba dejando en cama a la mayoría de los pobladores. Pero, en ese tiempo, la solución dependía solamente de los sistemas inmunológicos de las personas, el que estaba basado principalmente en la alimentación y la incomparable calidad física de los aldeanos. Towa, que se había convertido en una suerte de aprendiz de su tía, acompañó a ambas sacerdotisas haciendo de "primera línea" con objeto de evitar lo más posible que la anciana y la embarazada contrajeran la enfermedad. Pero Moroha, que se había enterado demasiado tarde para su gusto, fue a sacar a su madre del sitio de los sucesos sin éxito, la convicción de Kagome era que, como sacerdotisa, siempre tenía que estar dispuesta a ayudar a la gente. No sirvió de nada llevar como apoyo a su padre y a Kenji, porque ninguno logró sacarla de aquella cabaña.

-Entiende una cosa Kagome... ¡estás preñada, no puedes arriesgarte!- Inuyasha, enfurecido, había terminado peleando con ella a las afueras de la casa de la anciana Kaede, a la vista de Moroha y Kenji que le hacían barra silenciosa, solo con sus miradas acusadoras.

-Váyanse los tres de aquí. Entiendan ustedes que mi misión como sacerdotisa es cuidar de los aldeanos. ¡Y se dice embarazada, no preñada Inuyasha, no soy un animal!

-Me importa muy poco el bienestar de ellos versus el tuyo y el del cachorro. Te vienes con nosotros y deja a la anciana inmortal y a Towa a cargo-

-Hey papá, tranquilo. - el tono elevado de su padre asustó un poco a Moroha, que intervino acercándose a ambos- Mamá por favor, en serio estamos preocupados.

-Hija, no. Pero les prometo que no atenderé directamente a nadie y que usaré esta mascarilla que inventé - Kagome mostró una tela que su hija olisqueó curiosa pero Inuyasha solo dió un bufido molesto- Towa será la única con contacto directo, ella no puede contraer esta enfermedad.

-Keh...bien, pero yo también ayudaré. Luego de la comida y...de un compromiso pendiente vendré aquí y haré lo mismo que mi prima. Sino, te vienes. Y habilitaremos una atención fuera de la cabaña, para no colapsar de gérmenes dentro.

-Muy bien hija, gracias- Inuyasha miró esa escena con los ojos ardiendo de rabia, sin decir nada se giró y salió corriendo enojadisimo. Kenji, que conocía su mal humor, no intentó seguirlo, sabía que debía darle su tiempo.

-¿Y tu no tienes riesgo de enfermarte, Moroha?- Kenji intervino solamente cuando divisó que las mujeres ya estaban más tranquilas.

-No lo sé, supongo que más que tu, pero prefiero ser yo a mi mamá y mi hermanito. Y por papá no te preocupes, iré a hablar con él. Kenji ¿puedes ver la comida? Hoy Hiro y las chicas estarán fuera, seremos solo nosotros.

El chico asintió y se dirigió a la cabaña para trabajar. Kagome besó a su hija en agradecimiento en la frente y volvió a su labor, dejando que Moroha fuera con rapidez detrás de su padre. La mujer sonrió de ver cómo había madurado su hija, sentía una dulce calidez en su corazón de verla decidida y conciliadora, lo que ella asociaba un poco a su camino de ser niña a mujer. Y, quizá un poco, a su primer romance, el que la sacerdotisa tenía ya dado por sentado, porque desde que tuvo las primeras sospechas algo despejó su ceguera y comenzó a notar la ternura de las miradas entre Moroha y Kenji.

Después de minutos, Moroha logró encontrar a su padre sobre un árbol cercano a la cabaña. Tenía los ojos cerrados y el ceño fruncido. La chica subió de un salto junto a él pero el hanyo no pareció inmutarse por su presencia.

-Papá…

-¿Qué?

-No te molestes con mamá, no vale la pena-

-No te entrometas en esto enana.

-Estaban peleando, ya no era una conversación. Sé que te da miedo, yo me siento igual, pero también necesitas entender a mamá.

-¿Entender que es una mujer terca? La presencia de la anciana y de Towa basta- Inuyasha abrió los ojos solamente para enfocar su mirada dorada y furiosa en su hija. Ella en respuesta le respondió con ternura, intentando relajar la intensidad de su enojo.

-Sí es terca, pero es sacerdotisa. Es su oficio y tiene un compromiso que cumplir. Lo mejor en este caso es cuidarla de cerca...pero impedirle cosas no funciona.

-Yo sé mejor que tú todo eso enana. El problema es que ahora es tu madre y el cachorro.

-Sí, pero estamos tu, yo y Kenji para resguardarlos. Si peleas con ella, no serás de mayor ayuda, créeme.

Inuyasha no respondió nada. Quedó un poco impresionado de la calma con que su hija le reprendia sutilmente. El era el padre, pero Moroha era la voz de paz en ese momento. Y tenía razón, seguir discutiendo con Kagome era como pelear con una pared. Lo mejor era, en aquellas difíciles circunstancias, asegurar lo más posible que estuviera bien mientras realizaba su oficio. El silencio del momento, hizo a la adolescente entender a su padre, así que decidió que era buen momento para cambiar el tema.

-¿Quieres que te diga algo de tu interés? Puede animarte incluso, lo he tenido guardado para cuando fuera necesario.

-¿Qué cosa?

-Cuando viajé y estuve con las sacerdotisas guerreras, me enseñaron algo muy especial.

-Ya habla luego enana- Inuyasha, que seguía un poco molesto, levanto las orejas de la curiosidad.

-Aprendí a quitar el kotodama.

-¿Es broma? Creí que solo podría hacerlo Kagome.

-En principio sí, pero hay formas de que otra persona con poderes espirituales lo haga. Podríamos llegar a un acuerdo si aún te interesa sacárlo.

-¿Un acuerdo? ¿No eres mi hija? Ya, ya, ahora mismo comienzas, ahora más que nunca deseo que me quiten esta cosa, generalmente no me interesaría pero él próximo mal humor de las hormonas harán que tu madre me diga "abajo" por cualquier problema.- Moroha se rió de ver el cambio de expresión de su padre, el interés le brillaba en los ojos- Para cuando te esperaba a ti, incluso si me demoraba en responder a una pregunta pensaba que la estaba ignorando y me decía el maldito hechizo. Se pone como una loca.

-Es que no es tan simple, esto es un negocio, estoy entregando mis servicios en conocimientos espirituales.

-¡Pero soy tu padre Moroha! ¿Te volviste loca? ¿Quieres cobrarme enana malvada?

-No, simplemente sé que los negocios no se mezclan con las relaciones familiares, Inuyasha.

-¿Qué quieres?- Inuyasha entendió finalmente que su hija buscaba algo al ver la sonrisa siniestra en su rostro. Conocía lo suficiente a la niña para entender que habría todo un plan detrás de las intenciones de Moroha. Y, en ese caso, era mejor seguirle el juego y ver a donde quería llegar.

-Que negociemos. ¿Qué tienes para ofrecer?

Durante todo el almuerzo ni Kenji ni Moroha se atrevían a decir nada, Kagome no iría a comer e Inuyasha había decidido no hacerlo, así que se encontraban totalmente solos en su hogar. Sin embargo, los dos chicos se miraban. Y eso no podían evitarlo, estando frente a frente les era inevitable mirar al otro, en el silencio y la soledad, de una forma que si cualquiera hubiera estado ahí lo hubiera interpretado como anhelo puro. La razón era simple, hacía dos semanas habían vuelto los lobos y desde entonces para los enamorados secretos había sido muy difícil estar a solas, siempre había alguien en medio o una responsabilidad que apremiaba. Dejarse llevar y aprovechar la soledad de la casa no era opción, más que nada porque la posible llegada intempestiva de Inuyasha no dejaría a ninguno en paz. Así que el resultado es que ambos no se desprendían la mirada callada pero que tanto hablaba, tácitamente ambos intentaban sentir al otro de esa manera, porque de alguna forma creían que era su encuentro, cuando los ojos violetas de él se aferraban a los cafés de ella y creaban ese vínculo único, recreando el secreto y la intimidad entre ellos, la que tanto extrañaban y necesitaban. Porque, cuando aprendes hasta donde te pueden llevar tus cinco sentidos ¿cómo haces para limitarlos, teniendo el estímulo tan cerca? Así se sentían los dos semidemonios, en la espera de volver a estar juntos. Cuando ambos terminaron, lo siguiente fue que ordenaron lo usado en la comida y salieron cada uno en direcciones diferentes apenas dirigiéndose palabras vacías. Pero todo era un simple señuelo, porque minutos después en una cueva lejos de la aldea ambos muchachos se reencontraron para abrazarse y besarse sin decirse nada, tanto se precisaban que les sobraron las palabras. Aquel día fue el único donde habían logrado coincidir en tiempo y lugar, punto que se logró en gran parte por la desesperación de los dos. Llevaban lo que parecían minutos rapidísimos en el mismo baile de tenerse el uno para el otro cuando se escuchó un llamado de afuera de la cueva que alertó especialmente a la adolescente.

-¿Qué diablos?-

-Tranquila- Kenji, que se negó a soltar a Moroha de entre sus brazos, se sentía un poco perturbado de cómo habían cortado su beso pero aun tenía la claridad de evitar que ella se alejara de él- es Hisui, creo que está advirtiendonos algo.

Volvió a oírse la voz, efectivamente se trataba del exterminador quien, con un tono nervioso, intentaba ser escuchado.

-¡Kenji, es una de las lobas, salgan ahora!- gritaba, lo que hizo poner una expresión de horror a Moroha.

-¡¿Hisui está aquí?! ¡¿Él sabe que estamos juntos?!

-Moroha espera, sí, es mi amigo, hace un tiempo lo sospechaba y preferí decírselo, creí que sería un buen apoyo por si venía alguien- la niña no podía creer que Kenji lo contara con tanta simpleza, así que se liberó molesta del abrazo del hanyo.

-¡Te volviste loco Kenji! No puedo creer que lo dijeras y menos a Hisui-

-Ay Moroha, no es como que nadie lo sepa. Setsuna también lo sabe…

-¿QUEEEEEÉ?

-Ella lo suponía y creo que nos vió alguna vez, no somos tan buenos ocultándonos como crees. Y Towa bueno, siempre lo sospechó.

-¿Towa igual? No puede ser, por eso me miran y se ríen-

-Moroha. Towa me dijo que tu comentabas que tenías una relación con alguien. ¿No crees que existen pocas posibilidades? Claro que sospecharon de mi.- el ceño fruncido de la niña no relajó, a pesar de que sabía que habia sido un poco obvia- Las que siempre se ríen y no lo has notado son Kin´u y Gyo-

-¿ELLAS IGUAL? ¿AHORA ME DIRÁS QUE LO SABEN MIS PAPÁS Y YO NO SABÍA?

-Oye, no veo el problema, el que interesa ahora es el mini pulgoso, cuando se vaya lo resolveremos. Ya está perdiendo sentido para mi tener que verte a escondidas. Cada vez es más difícil, ese maldito de Hiro se la pasa contigo y, sino, manda a sus hermanas. Me irrita demasiado- los gritos afuera cesaron, lo que hizo pensar a Moroha que el peligro se había ido, así que aproveché para ponerse en punta de pies y tomar entre sus manos la cara de Kenji y apretarla con suavidad, haciendo que el chico arrugara el rostro de manera graciosa.

- Yo creo que pronto se irán. Mi intuición me lo dice. Pero tú no entiendes lo malo de haberle dicho a tanta gente. Si mis papas se enteran por otras personas, nos mataran, sobre todo mi papá que anda muy extraño últimamente.

-Tu crees, pero dudo que se marchen sin ti o al menos sin tu promesa.- Kenji hizo una pausa para cerrar los ojos. Todo el asunto del lobo, su intromisión y la rara nueva actitud de su maestro lo tenían al borde del colapso- Yo ahora quiero estar contigo, Moroha, en estos momentos me interesa solo eso, ya no quiero pensar en lobos, en tus padres, en problemas...en nada, por favor- la ansiedad en la mirada del chico conmovió a Moroha que le devolvió la mirada de manera calmada pero llena de amor. Ella se sentía igual, quería poder estar ahí con él para siempre si era posible.

-Tienes razón, aprovechemos de estar aquí juntos. Pero te prohibo que traigas otra vez a Hisui, no seré capaz de volver a mirarlo a la cara- Kenji asintió sonriendo, para luego dejarse abrazar por la niña. Cuando iban a seguir en lo que dejaron pendiente, Moroha gruño enfurecida al notar como Hisui entraba corriendo a la cueva, totalmente sonrojado y mirando al piso.

-¡QUÉ HACES AQUÍ, SALE!-

-Beniyasha les estoy salvando el pellejo, afuera vienen las lobas y Hiroyuki. Por favor suéltense, saquense las manos de encima y salgan.- Kenji se rió de la forma de decirlo de su amigo, entre molesto e implorando, pero Moroha solo quería sacar al exterminador a patadas por la vergüenza que sintió con sus palabras. Y de paso, golpear al hanyo por hablador.

—-

Un par de días después

Junto a la llegada de la primera nevada en la aldea, la misteriosa gripe que amenazaba a los aldeanos no daba tregua, sino que incluso parecía que el frío había aumentado la cantidad de enfermos. La casa de la anciana Kaede se había convertido en una suerte de clínica feudal a los ojos de Towa, por las constantes visitas de los enfermos para recibir las hierbas medicinales de las sacerdotisas. La nieve, en ese contexto, no era nada favorecedora, a pesar de que a los ojos de Kagome la blancura de la misma contrastaba de manera hermosa con los extensos bosques que rodeaban su hogar. Desde pequeña que había aprendido a disfrutar del invierno, pero de adulta, había tomado el gusto por las lluvias al calor de la fogata, las que desde que vivía con Inuyasha se había convertido en una suerte de ritual entre ellos, disfrutar de un abrazo y algo caliente mientras escuchaban la lluvia fuera. Pero, en ese mismo momento, lo único que esperaba a la miko era un día agotador de ver enfermos y sufrir en silencio las náuseas del embarazo.

-Moroha- la chica, que preparaba el desayuno, notó como su padre le hablaba de cerca para evitar ser escuchados- Kagome ya inició con el mal humor.

-Qué lástima papá…

-Keh…¿qué te parece una bolsa de restos de monstruos? Incluso podría venderlos yo.

-Suena a un buen inicio, pero es muy poco para el gran valor de quitarte el kotodama-

-¿Monedas? Puedo darte un par de monedas de oro-

-Eso suena mejor, pero no todo el dinero en esta vida-

-¿Qué tal inmunidad? Nada de castigos, ni deberes hogareños…los adolescentes suelen apreciar ese tipo de cosas. - Inuyasha no sabía qué cosas inventar, en otra instancia habría obligado a la chica, pero era totalmente consciente de que Moroha no era el tipo de hijos que se convencían por la fuerza de la autoridad. Era, más bien, aquel tipo de hijos con los que te manejas en base a la astucia.

-Me interesa, pero realmente no es algo que me convenza a cabalidad-

-Te dejaré usar colmillo de acero- Moroha, ante esas palabras, dejó de dedicarse a lo que hacía y miro con entusiasmo a su padre.

-¿De verdad? O sea ... bueno, por una semana. Y quiero otras de las cosas que dijiste también.

-No, dos horas.

-No vale por liberarte de mamá y su venidero mal genio-

-Un día enana, no más.

-¡INUYASHA!- al fondo, dentro del dormitorio de los dueños de casa, el grito hondo de Kagome retumbó en los oídos de su esposo e hija.

-Maldición, enana ¿dos días?- el hanyo miró con súplica a la niña que se rió de su expresión de horror mientras se marchaba. Cuando el hombre llegó donde su mujer, la vio mientras tenía la mitad del rostro dentro de una cubeta y el pelo a duras penas sostenido en una mano, mientras vomitaba.

-Kagome, espera déjame ayudarte-

-Demoraste mucho, sabes que las náuseas me hacen vomitar a esta hora siempre ¿por qué te marchas? Necesito que me ayudes, si no vomito la comida, vomito por el dolor de cabeza y t…- la mujer volvió a vomitar, cortando su discurso.

-Emmm…

-¿Por qué no me respondes nada?-

-Sí perdona-

-¿Estoy siendo una molestia verdad? Y no te atreves a decírmelo.- cuando terminó de vomitar la poca bilis que tenía, la sacerdotisa se sentó en el suelo con el rostro pálido. Inuyasha dejó su pelo con cuidado detrás de su cabeza y se arrodilló junto a ella.

-No.

-Sí lo soy. Una molestia vomitona. Y muy hinchada. Ya no soporto los pies.

-No deberías ir a trabajar hoy.

-No puedo, tu lo sabes. Me siento tan fea e inútil ahora mismo- la desolación en las palabras de Kagome ablandaron infinitamente el corazón de Inuyasha. Verla tan endeble le hizo sentir la necesidad de resguardarla entre sus brazos.

-No estás fea, nunca lo estás. Eres preciosa. Y eres algo totalmente contrario a inútil. Recuerda que todo esto para en algún momento. Luego solo disfrutaras cuando el cachorro se mueva ¿lo recuerdas? Cómo nos reíamos cuando la enana te pateaba cuando comías cosas dulces. Decías que tenía preferencia por lo salado y que esa era su forma de quejarse por no darle lo que le gustaba…- Kagome se rió feliz, podía muy fácilmente volver a aquellos momentos, cuando apenas eran ellos dos.

-Creo que tenía razón, cuando algo no le gusta, Moroha da patadas al suelo.- Inuyasha asintió y los dos sonrieron- gracias por hacerme sonreír. Disculpa mi mal genio, intentaré no darte tantos "abajos" como con Moroha.

-Keh...no prometas cosas que te costarán cumplir Kagome. Cuando las hormonas empeoren sé muy bien cómo andarán las cosas aquí. Ahora limítate a buscar tu comodidad. Hoy te quedas aquí, yo cuidaré de ti. Mañana vuelves al trabajo. - y, como una orden, Inuyasha con facilidad levantó a su mujer y la recostó nuevamente en el futon, para luego recostarse sobre la frazada junto a ella, mirándola atentamente apoyado su cabeza con la mano. Por un momento se sintió culpable de estar negociando con su hija el deshacerse del kotodama. - Duerme, yo resolveré el resto de las cosas.

Fuera de la habitación, Moroha comía sola muy concentrada su desayuno, hasta que sintió el llamado de Kenji fuera de la cabaña. El chico entró abrazándose a sí mismo, se podía notar con claridad el intenso frío exterior por como su ropa estaba cubierta de suave escarcha.

-¿Pasa algo?

-Sí, eso creo. Un aldeano acaba de decirme que Gyo necesita hablar con nosotros. Tal parece que se contagió.

-Maldita sea. Vamos- Moroha dejó su comida y fue a avisar a sus padres, para luego salir junto al hanyo camino al hogar de su amiga.

Una vez en la casa de la melliza, fueron recibidos por la misma a la entrada de la cabaña, totalmente pálida y con dos manchas rojas en el rostro por la fiebre. La mujer hizo pasar a los semidemonios y les ofreció algo para tomar, lo que ambos rechazaron.

-Que bueno que vinieron. Me enfermé repentinamente.

-Te haré una revisión ahora mismo, necesitamos tratar tu fiebre. Espera ¿y el bebé? Es peligroso que lo contagies.

-Sí, lo tengo lo más apartado de mi, recien hoy tengo sintomas- Gyo tosió provocando que Moroha pusiera cara de disgusto, aquel virus que tanto se parecía a un resfriado producía una intensa cantidad de flemas que le generaban mucho asco a la adolescente. - disculpen. En realidad te llamé por lo mismo. Yuki está de viaje por trabajo y esta enfermedad tiene a toda la aldea contagiada, como bien saben. Fuera de eso, mis padres están cuidando del monje Mushin, mi hermana está terminando su entrenamiento y Hisui se marchó hace días con Setsuna a un "trabajo" aunque sospecho que son vacaciones románticas en realidad. Necesito pedirles algo…

-¿Quieres que llevemos al bebé con mi mamá?- Moroha, adelantándose a lo obvio, se sintió muy nerviosa por la expectativa de tener que cuidar del niño, que no tenía mucho tiempo de vida.

-Sí...sé que es una molestia pero no sé qué más puedo hacer. Hay niños contagiados y ha sido muy grave, no quiero que le pase nada a Miyatsu.

-Lo entendemos, tranquila- Kenji, leyendo en los ojos de Moroha su terror, intervino con calma, intentado que la chica no cometiera una tontería por impulsividad- Solo hay un problema, mi maestra está recibiendo enfermos en la cabaña de la anciana Kaede, es verdad que Towa los trata pero no ha querido dejar de atenderlos, dice que es su misión como sacerdotisa, no puede asegurarte que no se contagiara también.

-Es cierto...mi mamá es una mujer terca y no hemos podido convencerla de aquello. Si lo llevamos allá sería exponerlo a los bichos. Pero debe haber otra forma ¿no tienes nadie cercano que lo cuide?

-No, solo a ustedes, todos están enfermos y no he podido contactar a Hisui. Y como saben, la familia de Yuki no es de aquí.- la joven madre, con cara apesadumbrada, fue bajando el tono hasta un hilo que rompió un poco el corazón del hanyo que la miraba con angustia. Moroha que bien lo conocía sabía que él se ofrecería a cuidarlo, pero ella tuvo una mejor idea.

-Gyo ¿y si yo llevara al Miya con los abuelos paternos? No me demoraré tanto como un humano y estarás segura de que nada lo contagiará allá. Luego yo misma iré de vuelta por él.-

Gyokuto se quedó en silencio pensando en aquella opción, de reojo miró a su hijo dormido a la distancia y luego le devolvió la mirada a Moroha.

-Es una buena idea, gracias Morohita. Pero...no me malinterpretes, solo te dejaré a mi bebé si va también Kenji. - el rostro de felicidad de la chica pasó inmediatamente a fastidio.

-Keh...claro, confías más en él. No importa, todos sabemos que Kenji tiene más espíritu maternal que yo, gracias por hacerlo notar.

-No te ofendas, sé que si van juntos Miyatsu estará bien, confío en los dos.

-Pero confías más en mí, no te culpes- comentó Kenji ganándose un gruñido de la niña a su lado. - Por mi está bien, podemos ir hoy mismo. ¿Está bien Moroha?

-Sí...solo explícanos las cosas del bebé. Si se hace ¿necesitamos cambiarlo? ¿cuánto aguantan sucios los bebés?-Gyo dió un suspiro entre las risas del hanyo, tendría que dar su tiempo de enseñar muy bien a los tórtolos cómo cuidar de su niño, sino nada la haría sentir en paz.

Después de la lección intensiva de la madre, Moroha acomodó unas telas a su cuerpo que permitían llevar al niño junto a su pecho. Comúnmente las madres lo usaban en la espalda, pero la chica, como inexperta, prefirió hacerlo de esa forma. Acomodaron al pequeño bebé en su regazo y (para suerte de la cuidadora) el encantador Miyatsu continuó su siesta con tranquilidad. A su lado, Kenji llevaba en un pañuelo todos los elementos del niño, los que pondrían dentro de la mochila amarilla.

-Iremos a explicar todo a mi madre y nos marcharemos. Nos vemos.

-Descuida Gyo, estará bien- Kenji le sonrió ampliamente a la melliza y ella le respondió de igual forma pero lo cierto es que le dolía el alma tener que desprenderse de su pequeño, aún más siendo tan frágil.

Cuando llegaron a la casa y le informaron a Kagome y a Inuyasha, se encontraron con Nomi que hacía de apoyo a la sacerdotisa que seguía con vomitos. Moroha se percató de cómo la demonia miraba la cercanía entre ella y el hanyo, lo que hizo que apresurara su paso. Y, para su mala suerte, cuando salieron ambos semidemonios acompañados de Nomi, se encontraron con Hiroyuki que volvía de uno de sus encuentros con las tribus con las que estaba intentando crear alianzas.

-¿Y ese cachorro humano? ¿Van a alguna parte?- el rostro siempre despreocupado del lobo le pareció particularmente incómodo a Moroha y, por instinto, apretó un poco al niño contra su pecho.

-Iremos a dejar al bebé de nuestra amiga con sus abuelos paternos lejos de aquí, para evitar que se enferme- dijo Kenji, el que también por instinto se acercó más a Moroha y a Miyatsu.

-Cierto, ese virus que afecta a los humanos se ha propagado de manera increíble. Bien, si Morohita va yo iré también, necesitarán protección, el último tiempo el frío ha provocado que varios yokais se muevan en busca de refugio- antes de que la niña pudiera decirle que no, el hanyo se interpuso. Para sorpresa de ella, se veía irritado.

-No es necesario.

-Voy a seguirlos de todas formas, no necesito que me den su permiso- Hiro se puso al otro lado de Moroha mirando fijamente a Kenji. Era extraño para la muchacha ver como entre ellos, mientras se miraban, una sombra oscura los rodeaba ¿sería el aura de ambos? La verdad es que era demasiado palpable la lucha de fuerzas internas entre ellos, lo que la alertó.

-Keh...puedes ir pero no molestes, Hiro, es algo importante.-

-Gracias.

-Sí Hiro va, yo también quiero ir. Suena a un paseo entretenido- la demonio de ojos violáceos se aproximó al grupo sonriendo coquetamente. Moroha se irritó a su vez cuando la vió engancharse al brazo de Kenji muy atrevidamente, al menos a su parecer-

-Oye esto no es una salida de entretención, es un favor y nadie te invitó-

-No necesitas ser grosera Morohita, Nomi solo quiere hacerle compañía a Kenji como yo a ti. Además no durará más de un día a la velocidad que todos manejamos.

-No hagamos más retraso, si quiere ir que vaya, solo apresuremonos para que el bebé duerma con sus abuelos hoy- dijo Kenji cortando el problema, los dos agregados sonrieron ante eso y Moroha maldijo en su interior porque, en el fondo, su corazón había querido convertir dicha misión en una oportunidad de estar a solas con Kenji. Parecía que él pensaba de una manera similar, porque la expresión de su rostro era sumamente desganada.

Dentro de la cabaña, Kagome no dejaba de mirar sorprendida a su marido. Hasta que él, cansado, rompió su acto.

-¿Qué pasa ahora mujer? ¿Por qué me miras de esa forma?

-Es que fue muy curioso como aceptaste sin problemas que los chicos fueran a dejar al bebé de Gyo.

-No veo el problema. Ya son grandes, que se las arreglen.

-Hace días he notado que tu actitud con los chicos es extraña ¿te peleaste con ellos?

-No Kagome, no pasa nada. Descansa y deja de ser tan curiosa, te hace ver cosas que no son.

-Mientes. Pero no tengo ánimos de insistir, sé que me lo dirás en algún instante.

-Simplemente creo que les vendrá bien hacerse cargo de un cachorro humano, para que aprendan de responsabilidades y vean las cosas con más madurez. Tu los tienes muy consentidos, Kagome. Necesitan ver que a veces las cosas tienen consecuencias- el tono duro y serio de Inuyasha dejó un poco paralizada a su mujer. ¿Podría ser que Inuyasha supiera alguna cosa? Y si era así ¿porque no le había dicho nada? La verdad la sacerdotisa no esperaba menos que un escándalo de gritos de su marido al momento de enterarse del romance adolescente de su hija y su discípulo. "No, no puede ser que sepa, me habría dicho. Es otra cosa" se dijo a sí misma para tranquilizarse y, en silencio, decidió dejar que se concentraría en volver a dormir. Ahora, tenía que pensar también en su otro bebé.

—-

Explicado el recorrido e iniciado el mismo a una velocidad de caminata segura y rápida, Moroha estuvo los primeros minutos del viaje escuchando pero sin oír los comentarios y la conversación alegre entre el lobo y la demonia, que por alguna razón parecían grandes amigos. Aparte de eso, se permitió percibir los sonidos y suaves quejidos que daba el bebé al dormir, junto a los latidos apresurados de su corazón lo que generaron en la niña una apacible sensación de paz en su pecho. El frío atrapante del día hizo que más de una vez se detuviera para arropar nuevamente a Miya, el que al tercer movimiento de aquellos despertó fijando su mirada confundida en la shinhanyo. Aprovechando ese instante, decidieron hacer una parada para alimentarlo. Moroha se acomodó junto a la raíz de un árbol y el hanyo se sentó junto a ella.

-Quizá no me reconoce-

-Sí lo hace, sino lloraría. Nos ha visto muchas veces- Kenji se acercó al niño para mirarlo, le parecía curioso que siendo tan pequeño fuera tan tranquilo. Cuando el pequeño notó la presencia del hanyo, sonrió feliz soltando una baba que horrorizó a Moroha.

-Hey, a ti si te reconoce. Y no lo hagas babear, me da asco- el hanyo le devolvió la sonrisa al niño ignorando el comentario de Moroha, produciendo que este le retribuyera el gesto y diera sonidos de alegría que hicieron reír a su cuidadora.

-Qué regordete bebé sonriente te has vuelto Miya ¿te agrada Kenji? ¿sí?- con unos movimientos y saltos tenues la niña lo acunó como pudo, intentando darle su calor corporal. Frente a esa escena tiernísima, los dos demonios puros miraban con atención a los semidemonios mientras le hacían mimos al cachorro humano. Moroha y Kenji se dieron un tiempo larguísimo para alimentarlo con mucha dificultad, para luego dejar que el pequeño volviera a dormirse en brazos de la chica. Ninguno se dio cuenta que, una vez dormido, los dos seguían mirándolo mientras su diminuto tronco subía y bajaba por las respiraciones. Moroha se sentía ensimismada por el aroma exquisito de bebé que brotaba de su cabecita. Pero Kenji, por su lado, se sentía muy atraído de verlo en brazos de la chica, tan cómodo y seguro, mientras apretaba los puños de manos gorditas.

-Hey, familia feliz ¿seguimos el recorrido?- Nomi rompió bruscamente la burbuja de tranquilidad de los tórtolos cuando la obviedad de su innecesaria presencia la hizo sentirse ridícula. Hiro no era capaz de decir nada, hacía unos minutos había decidido dormir para ignorar la imagen frente a él. Los cuatro retomaron su camino pasando por una parte donde el frescor congelado del viento hizo que Moroha comenzará a tiritar a ratos, siendo casi humana su sangre sufría las consecuencias del frío con más rapidez que el resto del grupo. Kenji no lo pensó mucho y ante la evidencia le entregó su primera capa de ropa, una prenda superpuesta a su traje que era especialmente para el frío. La chica no dijo nada, pero sonrió cuando percibió con facilidad el perfume del hanyo.

-¿sienten esos ruidos? Algo se aproxima. - Nomi, que iba de cabeza del grupo, se detuvo unos segundos para olfatear al aire en búsqueda de algo. Hiroyuki se sumó a ella.

-Sí, creo que es un grupo de yokais. Deberíamos ir tras ellos.

-No creo que sea buena idea, ni siquiera sabemos si tienen malas intenciones- dijo Kenji, mientras se aproximaba a Moroha quien se había quedado al final del grupo, un poco entumecida por el congelado ambiente.

-¿En qué mundo vives, Ken? Los yokais que andan de paseo no buscan diversión, andan en búsqueda de comida. Si notan al cachorro no se detendrán a pensar en nada.- Hiro miró directamente al hanyo. El vigor de la antipatía obvia entre ellos era tan palpable que ya ninguno buscaba fingir amabilidad para con el otro.

-Vivo en tu mismo mundo, Hiro. La diferencia es que no ando buscando peleas con todo el que se me cruza-

-¿Es alguna indirecta?-

-Piensa lo que quieras-

-Oigan, no sé si es buen momento para comenzar a gruñir entre ustedes como dos machos alfas. Tenemos una misión y la estamos alargando torpemente. Yo opino que alguno de nosotros investigue la situación y que otros dos se queden con Morocha y el humano bebé- la demonio se adelantó ante los dos chicos haciendo que Moroha agradeciera en su mente su intromisión tan a tiempo.

-Estoy de acuerdo con Nomi, hagamos eso. - la decisión en la voz de Moroha provocó que tanto Kenji como Hiro bajaran los humos.

-Yo iré, esperen aquí - se ofreció el hanyo. El resto asintió pero Moroha en realidad sintió un golpe en el corazón, ella prefería que se quedara con ella pero ser tan obvia como para exigir no era bueno para los ánimos del grupo.

La chica vio alejarse al muchacho entre la nieve incesante mientras apretaba más contra su pecho al niño. Si no se hubiera comprometido a tenerlo con ella siempre, ella misma hubiera ido a ver la situación. Ni siquiera entendía su preocupación, Kenji sabía cuidarse demasiado bien.

-¿Tienes mucho frío? - preguntó Hiro sacándola de sus pensamientos.

-La verdad sí, estoy enfocada en darle todo mi calor a Miya. Al menos no ha despertado.

-Ven- sin rodeos, el lobo la abrazó de lado, haciendo que Moroha se sonrojara sin saber si debía alejarlo o solo tomarlo como un acto de buena fe.- No intento nada, solo te doy mi calor corporal.

-Gracias, creo que funciona.- la niña sintió que debía bajar las defensas, en ese momento hasta su cerebro se sentía gélido por la persistencia de la nieve. Pero, con el calor del lobo, su sangre se fue aliviando, sintiéndose más espesa y llegando a aquellas partes donde hacía un tiempo parecía no estar haciéndolo, como sus pies descalzos. Al rato volvió Kenji con ellos.

-Hiroyuki tenía razón, he visto esos demonios antes de seguro fueron movidos de sus hogares y andan en búsqueda de un nuevo sitio. Son tres enormes, parecen ogros.

-¿Qué deberíamos hacer? - preguntó Hiro al hanyo, sin soltar a Moroha quien seguía con los ojos cerrados por la relajación de sentir sus extremidades nuevamente.

-Yo creo que hay que ocultarnos hasta que se alejen, están casi a esta altura, pelear con ellos sería posible pero es una pérdida de tiempo y energía.

-¿No vamos a luchar? ¡Todos aquí podríamos darles una patada en el trasero con facilidad! Incluso descartando a Moroha- esta vez Nomi, con los brazos en la cintura haciendo que su escultural figura se destacara, se mostró molesta por verse fuera de la discusión- Yo puedo paralizar a los que alcance a encontrarme de frente, Kenji no sabe bien usar estas habilidades pero si le explico lograríamos detenerlos unos segundos para que Hiro los derribe.

-Si no tuviera al bebé, yo sola podría con ellos Nomi, no me subestimes, no tienes idea de mi fuerza-

-No. Vamos a ocultarnos en la altura, dejaremos que se marchen lo suficiente y nos iremos en tranquilidad. Nadie duda de la habilidad de nadie, pero no tenemos tiempo de andar en aventuras. Tampoco vamos a arriesgar la seguridad del bebé ni de Moroha, le costará mucho protegerse con Miyatsu en sus brazos ¿entendido?- dijo Kenji con la voz del tono más autoritario que podía entregar. Nomi bufó molesta y Hiroyuki no dijo nada, solo se limitaron a seguirlo mientras los cuatro se subían a un viejo árbol grueso. A los pocos segundos los tres grandes que tenían un aspecto especialmente grotesco pasaron frente a ellos. Moroha se fijó en que parecían buscar algo, seguramente habían detectado algo, pero Kenji tenía razón, lo mejor era mantenerse ahí. La niña se sorprendió de que Hiro siguiera abrazándola, porque una vez sobre la gran rama la apretó contra sí nuevamente, ante la mirada atenta y circunspecta de Kenji.

-Esto es una estupidez. Son unos gusanos débiles, deberíamos matarlos. Están buscándonos a nosotros.

-Nomi tiene razón. Nos buscan.- aseveró Hiro.

-Y dije que no haremos nada, se marcharan- repitió el hanyo hastiado, la insistencia de la demonia comenzaba a molestarle.

-Yo iré. Me molesta ocultarme, soy más fuerte que ellos.

-Nomi Cállate, tu voz puede llamarlos o despertar al bebé.-

-Kenji, si los derrotamos ahora podremos seguir el camino y llegar a la noche a la aldea. Si no nos vamos ahora, tendremos que acampar.

Bajo de la discusión, uno de los ogros, que parecía especialmente bobo al lado de los otros comenzó a reírse. Si, a reírse. Moroha no entendía nada, solo miraba con una ceja levantada como el monstruo que se reía comenzaba a conversar con los otros.

-Aquí no hay nada, vámonos- la voz agudísima del ogro hizo que Moroha sonriera. Frente a ella los demonios de ojos violáceos seguían discutiendo.

Moroha se rió suavemente llamando la atención de los demás, haciéndola sonrojarse apenas.

-Se acabó, lo haré yo sola- Nomi, que parecía que se había enfurecido con la risa de Moroha, se enderezó sobre la rama en su pequeño espacio y saltó, para horror de todos, justo al medio de los tres ogros.

-¡Nomi!- Kenji se aterró al instante al verla llamando la atención de los demonios. Uno de ellos, alertado por el grito, estiró la mano instando agarrar al hanyo.- Moroha vete, salta sobre los árboles y escóndete.

Entre los ogros, Nomi habia dormido a uno de ellos con la energía que provenía de sus ojos. Kenji, aprovechando el espacio, se abalanzó sobre él desde la altura y con una certeza incomparable, sacó su katana y cortó la cabeza del monstruo. Hiro, sobre el árbol, hizo un soplido de admiración.

-Wow, ese Ken si sabe lo que hace. Moroha, obedece, vete- el lobo acarició el hombro de la niña y ella, un poco molesta por ser excluida de la diversión, se marchó como le habían dicho. Cuando se hubo marchado Hiro bajó quietamente hasta ponerse detrás de otro ogro que le daba problemas a Nomi, para que, sin que lo notara nadie, sacar sus garras y derribarlo destruyendo su talón. Cuando estaba en el suelo Nomi se lanzó a su rostro y le enterró la espada en la cabeza, justo en medio. Kenji, que peleaba con el último, fue ayudado por la demonia que se acercó a él.

-¡Nomi córrete estás muy cerca!- pero fue insuficiente, porque con su presencia el ogro se escandalizó y le dio un manotazo a la demonio dando en su hombro y haciéndola sangrar.

-Kenji toma a Nomi, yo lo derribó- Hiro se lanzó aprovechado la distracción del ogro con la chica para darle con las garras en la vista, haciendo que el ogro se agachara entre alaridos. Luego el lobo, con gran habilidad, hundió sus garras en su pecho, matándolo finalmente. Kenji por otro lado tenía en sus brazos a Nomi, quien sangraba un poco.

Sin decir nada, los dos chicos se dirigieron a gran velocidad hasta encontrarse con Moroha que estaba cómodamente apoyada en una rama.

-Vi que abajo hay una cueva, vamos, hay que curar la herida- dijo la niña, todos bajaron hasta el lugar y, justo al entrar, el pequeño Miya comenzó a llorar.

-¡Maldita loca!- en un acto que nadie esperaba, Kenji, que tenía la vista ardida y descontrolada, le gritó a Nomi mientras la dejaba en el suelo frío de la cueva.- ¡pudiste morir!

-No pasó ¿o sí? Esta herida no es nada, se curará en media hora. ¡No exageres!-

-Hey tranquilos, necesitamos curar la herida y que el bebé se calle si no queremos llamar la atención de otros seres- Hiro, estirando las manos en gesto de tranquilidad se dirigió al resto. Nadie dijo nada. Kenji se arrodilló junto a su amiga y, muy molesto, le revisó la herida. Moroha le lanzó su mochila y el comenzó a curarla con lo que llevaban dentro. Hiro se sentó junto a la shinhanyo para ayudarla con el bebé, al que la niña alimentaba con las últimas gotas de leche materna.

-Creo que no le gusta la noche. Nosotros vemos bien, pero él debe estar en completa oscuridad. Encenderé la fogata- la niña le sonrió agradecida al lobo que se marchó de la cueva para buscar algo con qué hacer fuego. Moroha estaba sorprendida gratamente con la actitud calmada y dulce de Hiro. Cuando volvió y logró hacer una fogata, Nomi estaba muy alejada del resto, mientras Kenji, con una expresión de odio en la cara, estaba justamente al otro lado lejos de todos.

-Tiene hambre. Maldición, no tenemos nada. Soy una tonta, debí traer más ¿podemos salir de aquí?-

-No podemos Moroha. Afuera la nieve tiene bloqueado el camino, si salimos tendremos que parar, el frío podría matar al bebé. - dijo Hiro, que miraba divertido a los chicos de ojos violetas a cada lado, ambos molestos.

-¿Dejarlo morir de frío o dejarlo morir de hambre? He ahí el dilema-

Hubo un silencio en que Hiro suspiró, la niña tenía razón.

-Una vez escuche a mi abuela decir que en mi tribu nacían a veces bebés que no podían tomar leche, se llenaban de marcas. Si no mal recuerdo, la anciana decía que en realidad lo importante era mantenerlos hidratados, la leche aporta nutrientes pero lo esencial es que consuman agua.

-¿De verdad? ¿Y eso nos servirá algunas horas?

-Sí, si quieres iré yo, creo saber donde habrá agua limpia. Traeré un poco y la calentaremos. Es mejor que nada- la demonio miraba a Moroha buscando su aprobación.

-Estás herida

-Soy demonia Moroha. Mira- la chica, de manera que incluso en ese momento se veía demasiado sensual, bajo la parte de la ropa que cubría la herida tratada por Kenji para con un movimiento sacarse la tela y mostrar que ya no tenía nada.- Iré ahora. De todas formas Kenji no tolera tenerme cerca, lo conozco lo suficiente para comprenderlo. Si encuentro algún animal de granja que produzca leche, lo traeré.

La demonia se levantó de su asiento y sonrió a Moroha quien le respondió el gesto pero sin mucho ánimo, fuera como fuera, le era muy difícil confiar a cabalidad en ella. De fondo, el bebé seguía llorando a pesar de los intentos de la niña en darle calidez. Porque incluso frente a la fogata, el niño se veía un poco azul, lo que la atormentaba en silencio.

-Si les parece, yo también saldré, nosotros también necesitamos comer, iré a cazar. No demorare- Hiro también se levantó, para luego ir donde Kenji y mirarlo en la altura- Ken, cambia el ánimo ¡Nomi está bien! No sirve de nada que estés ofuscado en este momento.

Con eso último el lobo se fue de la cueva, dejando los gritos agudos del niño detrás. Cuando se supo sola Moroha miró a Kenji, pero él no la miraba.

-Hey- con el llamado, él la miró. Para su tranquilidad ya no se veía tan enojado- Ven, siéntate conmigo, hace frío.

Kenji se sentó junto a la chica fijándose en el niño.

-Está un poco pálido. ¿No ha servido el calor del fuego?

-Nada. Estoy comenzando a angustiarme, Kenji. No podemos dejar que le pase nada ¿y si se muere de frío? Le he estado dando calor corporal todo este tiempo, mis pies están azules, mi cerebro frío. Ya no sé qué hacer.

-Tranquila, espera. Entrégamelo.

-Perderá el frío…- Moroha, entre los alaridos de pena del bebé, intentó aguantar su propia pena y ansiedad, pero fue inevitable que los ojos se le humedecieran.

-Tengo una idea, dámelo ¿sí?-

-¿Ya no estás enfurecido?

-No, disculpa si te asusto mi actitud. Nomi me saca de quicio desde siempre. Pero el pulgoso tiene razón, no puedo seguir así. Dámelo- la niña despegó al pequeño de su pecho y se lo pasó al hanyo, provocando la atención inmediata del bebé. Para sorpresa de la niña, Kenji se sacó la parte de arriba de su ropa, quedando con el torso desnudo y con suavidad acunó al bebé en su pecho- ¿Podrías colocar mi haori sobre nosotros? Eso ayudará.

La niña la obedeció sin cuestionar nada, pero Kenji, al mirarla, vio la duda en sus ojos cafés enormes.

-Cuando viajaba en búsqueda de mi papá un anciano me enseñó que el frío se combate mejor piel a piel. Y si no mal recuerdo, fue tu madre quien dijo que los bebés se tranquilizan con los latidos del corazón. Veamos si funcionan ambas teorías.

Después de unos segundos, los alaridos de Miyatsu fueron pasando a pequeños jadeos ahogados por el esfuerzo del llanto. Luego, en silencio, porque al parecer el calor que desprendía kenji lo había hecho relajarse, haciendo que se durmiera agotado. Moroha agradeció infinitamente al universo que el niño recobró el color y dió un suspiro tan grande y hondo que creyó haber estado sacando de sí misma toda la angustia.

-Si funciona...que bueno. Intentaré calentar mis pies. Odio tener tanta sangre de humano, ustedes no sufren nada pero yo soy considerablemente más sensible.

-Soy hanyo ¿lo recuerdas? También odio a veces las debilidades humanas, sobre todo los días que soy un humano en totalidad. Pero la mayor parte del tiempo lo aprecio mucho. - el chico hablaba en susurros, mientras mecía suavemente al niño.

-¿Por qué?

-Porque a pesar de las debilidades, tienen cosas a favor. Como la posibilidad de vivir tristezas y alegrías más intensas. Para los demonios puros no es así, para ellos todo es más práctico, más lógico. Y eso los convierte en seres más duros.-

-¿Y eso te parece mal? Yo creo que te salva de muchos dolores. Tener la sensibilidad de un humano te hace nacer para sufrir muchas veces- la niña acomodó sus pies cerca del fuego, mientras sentía sus mejillas enrojecer en señal de que recobraba el calor corporal.

-No cambiaría por nada la posibilidad que me da mi sangre humana de sentir con tanta intensidad las cosas que siento.

-Keh...yo no lo sé. Ahora mismo quisiera ser una gran y fría yokai para salvar a Miya.

-Si fueras una fría y gran yokai, no tendrías el cariño que tienes por este niño. Muy probablemente, te daría lo mismo-

-Supongo. ¿Y qué cosas sientes por ser hanyo?- Moroha se acomodó de nuevo junto al chico, mirándolo a los ojos. Él le sonrió coquetamente.

-Siento que quisiera que te acercaras a mi para besarte. ¿Muy indebido? Miya se durmió.

-Yo creo que no- Moroha, divertida por las palabras de Kenji, se aproximó más a él y lo beso en la mejilla. Él frunció el ceño, pero al instante ella le giró el rostro y lo besó con ternura en los labios. Después, él la besó. Estuvieron así unos segundos, turnándose en las caricias, dejándose llevar por la soledad que tenían, hasta que sintieron ruidos fuera que rompieron su burbuja.

-Maldita sea- la niña se alejó del hanyo rápidamente, definitivamente aquel no era su día ni el de nadie. Por la entrada de cueva, ambos demonios volvían juntos, Nomi con cuatro de los recipientes con agua y Hiro con un animal en el hombro. Con gran proactividad, los dos chicos se pusieron manos a la obra y al rato estaban los cuatro jóvenes comiendo. Moroha, que ya tenía su color nuevamente, suspiraba de gusto por sentir el estómago lleno.

-Gracias por la ayuda, Nomi, Hiro.-

-Yo arruine todo, es lo mínimo que podía hacer. -Nomi, que había comido poquito en comparación al resto, se encontraba ahora apoyada en la pared de la cueva mientras buscaba la mirada de Kenji.

-Impulsiva y todo, eres una gran guerrera. Creo que funcionamos bien los tres juntos peleando- dijo Hiro.

-¡Fuimos increíbles! Para no haber luchado juntos nunca, tuvimos una maravillosa coordinación como equipo. Deberíamos dedicarnos a cazar recompensas o matar demonios- agregó Nomi entusiasmada, Moroha arrugó la nariz, odiaba verse como la débil en cualquier situación y ahora, además, se sentía excluida.

-Con Moroha hubiera sido aun mejor- Hiro, que nunca se quedaba atrás con los elogios a la niña, hizo que la misma recobrara un poco el orgullo- ¿aun tienes frío?

-Un poco.

-Pobrecita- el lobo se acercó más a la niña y la abrazó, pero más apretado que antes en consideración de que ya no cargaba el bebé. Moroha se sonrojó al instante, volvía a sentirse incómoda pero sabía que alejar a Hiro se vería sospechoso.

-Dudo que pueda dormirme fácil hoy. Menos aquí. Deberíamos hacer algo- la chica de ojos violetas no dejaba en paz a Kenji, lo miraba sin cesar pero él había elegido ignorarla.- ¡Tengo una idea! Juguemos a hacer mímicas, con mis amigos de infancia lo hacíamos. No necesitamos subir la voz, todos tenemos buen oído.

-No sé si sea buena idea- dijo Kenji, pero Hiro, como siempre, lo interrumpió antes de poder seguir.

-Yo creo que es buena, no es nada escandaloso. Además, ese niño está agotado, no despertará.

-Vamos Kenji, no seas agua fiesta. Tu no harás mímicas, pero puedes adivinar desde ahí. Bien. Yo parto. Tenemos que dar una pista o dinámica antes, el que más adivine gana. Mi tema es: persona que conocemos todos.

Nomi se levantó y puso una expresión molestísima. Acto seguido, hizo una suerte de gruñido silencioso mientras colocaba sus manos sobre su cabeza, a cada lado, como simulando cuernos o algo por el estilo. Luego, cuando vio las caras confundidas, hizo como que sacaba su espada y la blandía frente a todos.

-No sé...eres Kenji, pero enojado.- Nomi se rió del comentario de Hiro y lo negó, pero volvió a hacer hincapié en sus manos.

-¿Eres un animal? Aunque no hay animales con espadas…- dijo Moroha.

-Eres mi maestro- Kenji hablo bajito, pero lo suficientemente alto para que Nomi lo señalara y asintiera.

-¡SÍIII! Eran las orejas. Creí que mi expresión de furia sería suficiente.

-Ahora me doy cuenta, de hecho no era tan difícil- Hiro aguantaba la risa como podía, pero Moroha se sintió levemente ofendida de que hicieran una mímica tan funesta de su padre. - tu ahora, Morohita.

Moroha, que se había entusiasmado con la primera ronda, se levantó y se quedó pensándolo un poco.

-Mi tema es: yokai.

Luego, la chica dobló su postura y acto seguido comenzó a dar pasos torpes, ladeados. Con una mano, simulaba una especie de baba de la boca, mientras con la otra se rascaba graciosamente la cabeza. Nomi, Hiro y Kenji se reían lo más bajo posible, era comiquisimo verla actuar así.

-Se supone que adivinen algo- dijo la chica cuando notó que solo se dedicaban a burlarse y ninguno decía nada.

-Es que es gracioso. Y fácil. Eres los demonios que matamos hace poco- dijo Nomi, la shinhanyo le dió la razón y se sentó, con la duda de si había sido muy buena su interpretación o muy fácil su elección.

-Yo ahora. Tema, profesión clásica. - Hiro se levantó y con unas mímicas que hubieran hecho reír hasta al más serio de los ancianos del consejo de lobos, siguió con el juego. Primero, comenzó a caminar como una mujer, dando paso marcando la cadera, para luego fingir que se ponía color en los labios, y pasaba las manos sobre su cuerpo fingiendo una especie de vestido apretado. Kenji, que miraba atónito, hubiera querido burlarse de él, pero no quería despertar al bebé, así que reservó sus pensamientos para otro momento. Fue peor cuando el lobo se acercó haciendo una suerte de baile sexi a Nomi, quien, entusiasmada, le siguió la historia y fingía darle cumplidos silenciosos, entre guiños de ojos. Luego, Hiro le bailó también a Moroha haciéndola reír y luego sonrojarse mucho.

-Debo decir que nunca he visto algo más sensual que esto- dijo Nomi, produciendo que todos rieran, incluso Hiro que insistía en sus actos coquetos y femeninos sobre actuados.

-Ni idea- dijo Kenji. Moroha, que seguía mirando, tenía una idea en la lengua.

-¡Eres Nomi!- el intento de adivinar de Moroha hizo detener a Hiro que la miró confundido.

-Moroha, es profesión. - le recordó el lobo divertido.

-Es que eres igual a Nomi cuando quiere algo

-Hey, qué te pasa conmigo- refutó la aludida girándose hacia Moroha.

-Em...da otra pista.

-Olvídenlo. Mejor cambio el tema-

-No, dilo- dijo Nomi, ya no tan divertida.

-Es que...ash, que incomodo. Era prostituta bailarina- Kenji quiso reírse al escuchar eso del lobo, no por el hecho incomodo mismo, sino por la expresión horrorizada de Nomi. Moroha tampoco habló, pero en su interior no estaba tan arrepentida.

El juego siguió un buen rato, Nomi olvidó la ofensa encubierta y decidió seguir pensándolo bien. Cuando el juego se terminó, los demonios puros se dedicaron a hablar entre ellos, mientras Moroha cabeceaba por el sueño contra la pared de la cueva.

-¿Cómo es tu hogar, Hiro? Tengo curiosidad- Nomi, muy sonriente, se dirigió al lobo.

-Mi clan vive en cuevas en las montañas, en su mayoría. Ahora que seré el líder, pensaba en expandirnos. En las cuevas todos son libres, no existen casas ni cabañas individuales, vivimos en comunidad. Eres bienvenida cuando desees conocer, Nomi-

-Gracias, que lindo eres- Moroha, mientras miraba a la demonio, no podía creer la facilidad con la que era extremadamente coqueta, sensual y amable a la vez. Era casi una habilidad, un súper poder. ¿Hiro podía notarlo? Era tan obvio que la chica intentaba seducir a todo el que pasara en frente. En secreto, envidiaba un poco su forma de ser.

-¿Y tu hogar como es?- preguntó Hiro, sonriendo de manera cautivadora.- Kenji nunca ha hablado de su tribu.

-Es un sitio hermoso. Nuestra tribu es más avanzada que las demás, tenemos conocimientos de variedad de artes y nuestra gente aprende kendo desde la infancia. Lamentablemente me expulsaron- la demonio mostró la herida de su antebrazo- pero no importa, algún día lograré que me reintegren.

-No tenía idea de la existencia de su tipo de yokais-

-Poca gente, nos convertimos en una ciudad secreta hace muchos años, aunque no conozco la razón. Incluso...Kenji no conocía la aldea hasta hace muy poco tiempo, así de ocultos estábamos.

Con ese último comentario Moroha subió la ceja ¿Kenji conocía la aldea? ¿Desde cuándo? Según ella sabía, su tío y su maestro nunca lo habían llevado. Algo no calzaba en todo eso. Cuando miró de reojo al muchacho notó la alerta en sus ojos violetas.

-Nomi ¿es necesario hablar de mí?- la yokai levantó los hombros desentendida, para Kenji era obvio que su comentario había sido totalmente malintencionado, estaba claro que Moroha no sabía de su reunión con su tío.- ¿Por qué no mejor nos cuentas porque te expulsaron?

-No necesitas ponerte a la defensiva. Y me expulsaron por ti, porque te ayudé.

-¿Sí? ¿No tuviste problemas con mi tío?

-No estoy entendiendo nada- Hiro, que miraba a los amigos, se dirigió a Moroha que seguía un poco contrariada.

-Créeme que yo tampoco entiendo.

-¿Qué intentas decir Kenji?

-Que quizá no fue tanto por mi, sino por una pelea de pareja ¿podría ser?

Nomi se quedó en silencio, totalmente quieta por lo que le dijo Kenji. En ese momento ninguno sabía bien qué hacer, para Hiro y Moroha era obvio que algo había en al aire.

-Chicos no discutan, la estábamos pasando bien. Creo que es hora de dormir, estamos todos exaltados ya por el cansancio. - dijo Hiro, moviéndose para poner más maderas en la fogata. Moroha, que no podía sacar la espina de lo escuchado de su cerebro, asintió a lo que decía su amigo y se acomodó como pudo contra la pared. Podía sentir a su lado como Kenji la miraba, intentando hacer contacto con ella, pero Moroha no quería. Era obvio que Nomi había contado algo que no debía. ¿Por que Kenji no le había dicho que fue a la tribu? ¿Por qué Nomi si sabia, pero ella no? Solo pudo volver a dar un quejido doloroso que le surgió del pecho, mientras se enrollaba en sí misma buscando dormir. Cuando ya se había puesto lo más cómoda posible, vio a Hiro cerca de ella.

-Toma, no sé si te acuerdas pero estas pieles son mejores para el frío. Colócala sobre tus pies- el lobo le paso algo que la niña conocía bien, que era la parte de piel que cubría su armadura, algo que más que adorno para los lobos era un resguardo para casos como ese. Ella aceptó el ofrecimiento con una sonrisa sincera y, sintiendo sus pies calientitos, intentó dormirse. Era mejor así, mañana ya tendría que resolver lo demás.

A la mañana siguiente, la idea de Nomi mostró ser efectiva, lograron hidratar al pequeño y, con ayuda del universo, el tiempo y la nieve mermaron, dejando un camino más simple de seguir que el del día anterior. Los cuatro muchachos se dirigieron a la aldea, esta vez con más rapidez ya que el bebé no volvió a dormirse, su estado de ánimo ahora era animado, riendo de todo lo que veía y disfrutando de los juguetes que los chicos le entregaban. Moroha descubrió que los encantos de Nomi habían conquistado también a Miyatsu, que algo de la sangre de miroku tenía porque disfrutó de sobremanera estar con ella, pegado a su pecho, dándole un descanso a la adolescente que lo había llevado antes. Kenji, que iba con una postura que parecía más tensa que la del día previo, no había logrado hablar nada con Moroha, ella simplemente lo evito todo el día, respondiendo lo justo y necesario, todo el tiempo junto a Hiro que funcionaba de división entre ellos.

Una vez en la aldea, Moroha entró sola con el niño para no llamar la atención, dejando al pequeño en la seguridad del hogar de sus ancianos abuelos. Los aldeanos padres de Yuki le agradecieron y como recompensa o algo por el estilo, le dieron una bolsa llena de frutas varias. Luego, la niña se reunió con el resto y con la velocidad real que manejaban, fueron camino de vuelta. Cuando llegaron, Hiro se despidió de todos, ese día tuvo que recuperar lo perdido y participar en una sesión junto a sus hermanas con unos yokais. Nomi, por su lado, se excusó rápidamente y se fue al lugar donde dormía, a sabiendas que Kenji no quería verla. Ya solo los dos, Kenji se aproximó con ansiedad a Moroha.

-Moroha, hablemos-

-No ahora, iré a ver a mamá y luego donde Gyo para contarle que está todo bien- la niña no podía mirarlo, así que se limitó a hablarle mientras intentaba ingresar a la cabaña. Dentro de su pecho se debatían sus deseos de exigirle explicaciones y los deseos de correr, porque se sentía un poco dolida.

-No, ahora, por favor- Kenji en su desesperación la agarró con fuerza del antebrazo, sorprendiendo a la chica por aquel gesto que bordeaba en lo brusco.

Cuando Moroha iba a exigirle a viva voz que la soltara, por la entrada salió Inuyasha que se les quedó mirando seriamente.

-Hola papá, todo bien con Miyatsu- Moroha con fuerza se liberó de ese agarré y Kenji, aturdido, no fue capaz de hablar nada.

-Eso veo, se demoraron. Es difícil tratar con bebés ¿no? Para que lo tengan en cuenta.

-¿Qué pasa papá? Claro que lo sabemos- la niña no podía entender los comentarios absurdos y las expresiones de su padre, así que, cansada de todo, omitió la parte de Kagome y salió corriendo sin más a la cabaña de Gyokuto.

Cuando Inuyasha quedó a solas con Kenji, ninguno se hablaba. Algo entre ellos hacía el ambiente pesadísimo. Y no era sorprendente para ninguno.

El resto del día Moroha estuvo tan distraída con su confundido corazón que a penas era capaz de cuidar de la pobre de Gyo, que entre la fiebre de la gripe y la pena de estar lejos de su bebé, hipaba entre llantos de agotamiento. Moroha pensó que era mejor quedarse con ella y así lo hizo, después de todo, Kagome tenía a su padre junto a ella y, claro, a Kenji.

"Kenji, Kenji" pensaba en silencio. Había logrado que la melliza comiera y se durmiera. Así que se dio unos minutos para preparar el agua y darse un baño en la tina de Gyo, que era más pequeña que la de su casa pero para ella con su diminuto cuerpo y flacas formas bastaba. Una vez en la tina, se sumergió porque creía que podría ahogar sus pensamientos, pero era estupido. Eso no se podía hacer, lo mejor era resolver las cosas. Además, ella había decidido hace tiempo que la solución nunca era huir, aunque algo, su instinto probablemente, le decía que detrás de sus dudas se avecinaban problemas.

Cuando se vistió luego de la tina, dejó a la melliza durmiendo al calor de la fogata y salió en búsqueda del hanyo, con el pelo mojado y en medio de la noche oscura. Se sorprendió de no encontrarlo en su habitación, así que en silencio para no despertar a sus padres fue a buscarlo cerca de la cabaña. Para su odio infinito, luego de varios minutos, lo encontró cerca del rió, acompañado por Nomi. Cuando los vio, algo le apretó el pecho tan fuertemente que solo fue capaz de ocultarse en un árbol. Aunque estaba lejos, temía que los dos la sintieran por el aroma, pero parecían tan concentrados hablando entre ellos que entendió que no estaban prestando atención al exterior. Para su suerte, su oído súper desarrollado le permitía escuchar parte de lo que hablaban.

-Discúlpame, no lo pensé-

-Eso es obvio. A veces eres una horrible persona- dijo Kenji, que sentado en la orilla del río parecía más enfocado en ver correr el agua que en su compañía. - pero después eres maravillosa, como cuando ayudaste con el bebé. No te entiendo.

-Te lo prometo, no quise dejarte en evidencia ante Moroha. Solo no entiendo porque no le cuestas esto.

-Solo no quiero involucrarla, no es su problema, es mio. Yo debo resolverlo.-

-Entiendo- dijo la demonia. Moroha, cuando escucho eso, dio un gruñido molesta ¿su problema? ¿Y ella no podía, al menos, saberlo? ¿Tan poco confiaba en ella? - Es que además, me entusiasmó saber que fuiste a nuestro pueblo ¿te gustó? ¿disfrutaste lo que viste? Siempre desee llevarte al dojo, estoy segura que te encantaría.

-Si fui al dojo, es hermoso.- Kenji sonrió al recordar todo lo que vio- incluso conversé con algunas personas, fueron muy amables conmigo. Un poco bruscos, pero son buena gente.

-¡Si lo son! Es cierto que a algunos no les gusta tu condición híbrida...pero la verdad es que es algo que podrían superar, la gente de nuestra raza acepta con rapidez a los extraños ¿por que contigo sería diferente? Después de todo, tu madre fue importante. La querían mucho, la respetaban. Aunque he sabido que era un poco escandalosa.

-Sí, el herrero me dijo que era molesta como pulga. Me pareció gracioso-

-Lo era, pero así y todo, muy querida.

-También me dieron un extraño licor

-Uh...ese veneno. Te embriaga rápido-

-Lo sé. Creo que me curé- dijo Kenji, provocando una risa encantadora de la demonia.

-Me gusta tanto oír que te sentiste bien. Es tu hogar, Kenji. Siempre lo fue, aunque fueras arrancando de él. Es tu derecho de nacimiento. ¿No sentiste que era como estar en un lugar familiar? Quizá, si te lo propusieras, podríamos ir a la aldea, vivir allá. Incluso podrías enfrentar a Koriu, eres poderoso y la verdad es que nadie aprecia a tu tío, es un líder muy cruel.

-Eso lo sabes bien ¿no?

-No seas cruel tú también. No eres así- Nomi bajo la mirada, se notaba su vergüenza y Kenji se sintió un poco mal de su forma de hablarle.

-Perdón. Es que uno de los yokais me dijo que eras su concubina.

-No fue exactamente así. Yo...odio tener que admitirlo, pero tu tío se interesó por mí y mis padres creyeron que era una buena oportunidad para mi familia. Prácticamente me vendieron, como una mujerzuela. - Kenji no podía creer lo que escuchaba, ahí estaba Nomi, la segura y bella Nomi, que contaba con mucha dificultad su verdad.- ¿Me crees?

-Sí, disculpa. No quería herirte. Pero ese imbécil me las va a pagar, es inaceptable que te hiciera eso, lo voy a matar, maldito pervertido- la yokai le sonrió feliz y luego pasó su mano por la mejilla del hanyo para tranquilizarlo, haciéndolo sentir fuera de lugar, pero fue tanta la ternura del gesto que la dejó hacerlo.

-¿Por qué Koriu aceptó la sesión contigo? Cuando me contaste que querías hablarle y él estuvo de acuerdo, supe que algo tramaba.

-Me propuso algo. Por eso. Y me mostró la aldea, también desea que viva ahí. No por tus razones, sino por su conveniencia. - a la distancia, Moroha escuchaba todo aquello como si se tratara de un mundo sub realista. Ese Kenji no era el que ella conocía ¿cómo era posible que le ocultara tantas cosas? No solo que fue a la aldea, sino también que había sido él quien buscó verse con su tío. Y, además, que Koriu le había propuesto algo. Era irónico, parecía que, después de todo, Kenji era una especie de extraño con el que ella solía verse y besarse a escondidas.

-No te ofendas por lo que te diré, Kenji. Pero yo noto que ya no estás tan feliz como antes viviendo aquí. Tu maestro tiene una actitud extraña contigo, ya no te entrena y hace semanas que no duermes en la cabaña, lo he notado. Sé que dices que es por las lobas, pero yo sé que no es así. Además, con el nuevo hijo, pasarás a último sitio, te lo aseguro. Nada más les importará, solo el bebé. Y Moroha bueno, ella se ve muy a gusto con Hiro y el claramente volvió para llevársela ¿lo sabes verdad? Perderás a tu amiga también- las palabras de Nomi, aunque con un dejo de manipulación propio de ella, no salían en su totalidad de la verdad. Al menos eso sentía el hanyo. Excepto por Moroha, porque él sabía que lo que tenían era real. Era fuerte, bueno e increíblemente satisfactorio.

-No me ofende. Yo sé todo eso. No es mentira- le respondió Kenji, aunque sin poder defender su relación secreta, porque claro, que Nomi lo supiera no era opción. Aún algo dentro de él lo hacía dudar de sus intenciones. Lamentablemente, Moroha, en su sitio, no sentía lo mismo. Simplemente se dejó estar porque le dolió tanto escuchar lo que oía que se arrodilló en su sitio y se abrazó a sí misma. Estaba herida, confundida, celosa y atormentada. Tenía que salir de ahí como fuera. A duras penas se levantó y salió corriendo de su escondite, con el único sentimiento en su corazón de que todo eso no fuera real.

—-

Nota: (nota de la nota, esta nota será GIGANTE)

¡Hola! Comienzo pidiendo disculpas por el retraso. Tuve unas semanas muy extrañas de reflexión y de estudio. Pero ahora vuelvo con este capítulo que me tiene con los sentimientos a flor de piel ¿qué les pareció? Creo que se están desenredando hartas cosas y más vienen por delante.

Quiero agradecer los rw preguntando si estoy bien, lo estoy y créanme que escribir es lo que mejor me hace en este último tiempo.

Y bueno, para que me perdonen por la demora, les tengo una sorpresaaaaaaaaaaaaaaa (*gritito de ansiosa que no soporta ocultar regalos ni sorpresas*)

Ni idea cuanta gente lee este fanfic, pero les tengo un regalito que me entusiasma mucho, pero no adelantaré tanto, solo les voy a pedir que para que puedan verlo (por aquí no se puede) me sigan en Twitter. Yo no tengo páginas ni nada especial como escritora, pero necesito que me sigan para que vean la sorpresa, la que aún no sé cuando estará pero ES MUY LUEGO. ESPERO QUE LO AMEN COMO LO ESTOY AMANDO YO. Y que claro, luego me digan si les gustó o no, porque de eso depende que se repitan los regalitos.

Mi cuenta de Twitter es: EmilyCyrine

La descripción dice que soy doratina y hay un link a mi pagina de ffic.

(Que es mi otro nombre de autora, aparte de doratina)

Les juró que valdrá la pena seguirme. No es por querer popularidad ni nada, simplemente es porque Twitter me es más cómodo que fb o insta.

Sin más, un abrazo y disculpen.

DÍGANME SI LES GUSTÓ LA SORPRESA, ESA ES MI PAGA Y LO QUE ME HACE FELIZ JAJAJA (creo que el sábado estará ya en mi Twitter, sino el domingo)

Doratina.

—-

Rws:

-Genesis: hola! gracias por tus fieles mensajes. Uffff ¿qué opinas de ese cap? Hiro se la está jugando, definitivamente no se da por vencido. Abrazos! Avísame si viste la sorpresa!

-hghg: hola! Muchas gracias por siempre escribirme y por tu preocupación por mi, me hace muy feliz. El momento Moroha y Rin se viene en el próximo capítulo sí o sí, ya verás, será muy especial. Disculpa la tardanza, realmente amo escribir semana a semana pero tuve unos días difíciles. Pero ahora vuelvo con todo, ya le va quedando menos a esta historia. Abrazos! Avísame si viste la sorpresa en Twitter y si te gusto c:

-daide luct: hola! Gracias por tus mensajitos, me dan luz. Sé que parece que Kenji y Moroha van rápido pero...son jovenes y están enamorados, son cosas que pasan jajaja ¿Qué opinas de Hiro y Nomi ahora que convivieron más juntos? Y bueno, este cap aclaró la relación de la demonia y el tío de Kenji. Me gusta tu teoría sobre Koriu, habrá que ver qué pasa ahora cuando se revele su plan. Abrazos, avísame si viste y te gusto el regalito de Twitter :)

-Mari taisho.16: hola! Gracias por tu mensaje y disculpa la demora. Me encanta que me escribaaaan. Sobre Inuyasha, sería un spoiler pero este capítulo dió un poco m´s luces respecto de que le pasa. Un abrazo, avísame si viste la sorpresa!

-guest: hola! Gracias por escribirme y por tus palabras. Sobre Riku y Towa, no puedo adelantarte tanto pero si quiero darle su espacio en su momento ya verás :) un abrazo, avísame si viste la sorpresa jiji.

-Diana Duran: hola ! Gracias por preocuparte, la verdad como expliqué estuve media abrumada de estudio, pero ya pasó. Ojalá disfrutes este capítulo, es lo que más quiero. Abrazos y...como les dije a todos jaja avisame si viste la sorpresa! Sé que eres fan de Kenji así que puede ser especialmente buena para ti.

-Manu: Manu del corazón, disculpa la tardanza. Gracias por tus rws que son parte ya de este fanfic, sin dudas c: genial que te guste el rumbo de la historia de Kenji, a pesar de ser secundario, su historia es esencial para el fanfic.

Sobre Inu, creo que tienes razón sobre Sango, en sentido de entenderse calzarían y calzan bien, por lo que recuerdo del anime, aunque lo que yo siento es que al final del día Sango es demasiado intensa para Inu, no tendría la paciencia de Kagome ni la de Kikyo, probablemente. La verdad, si no era el InuKag, para mi lo otro era que Inuyasha se quedara con Kikyo y que Kagome en el futuro encontrara a la reencarnación de inu. Al menos eso pensaba de chica, cuando no terminaba la historia. Más que nada porque odiaba que Inuyasha dejara de lado a Kagome cuando ella era tan leal a él. Leí una vez un fanfic de inu teniendo una hermanita y era lindo, aunque creo que en la historia original no resultaría, terminaría siendo tipo la hermana de Loki y Thor, no algo tierno.

De ranma y nabiki...nooooo jajaja solo lo vería como algo gracioso, definitivamente no como algo permanente, son figuras con intensidades distintas, no funciona al menos para mi.

Yo tampoco soy fan del Sesshome, no porque no me agrade Sessho, simplemente porque me parece mucho esfuerzo, lo poco que he leído de ellos siento que crean un Sesshomaru que no es tan fiel al personaje. Lo único que leí y me gustó fue una historia donde Kagome tenía que pasar por el ritual de acostarse con él, eso si fue bueno jajaj pero no para más, no para mi.

No he avanzado la serie porque, como dije arriba, estoy llena de estudio :( pero espero poder verla en mi día libre.

Gracias por lo de joya, es un honor! Sobre mi próximo fic, creo que próximamente daré a conocer el nombre, ojalá te guste en lo que va a consistir, pero aun es una sorpresa. Suena súper tu historia, de hecho creo que para el próximo fic se podría dar una dinámica así con facilidad, siempre cumpliendo con la generalidad y la temática que espero darle.

Sobre Kagome y Koga si, me hubiera gustado, aunque solo como algo simple nada muy serio, pero se sabe que los japoneses no son así jajaj habrá que conformarse con los fanfic.

Uf para mi Shampoo es un tema, es demasiado molesta a mis ojos, pero claro, supongo que en otro universo jajaja podrían ser buena opción, aunque no es algo que yo haría, ella no me agrada. Distinto a Ukyo, ella era la que más respeto de las novias de Ranma, fuera de Akane, claro. Desde que compré algunos tomos de Ranma noté que Akane es mucho más tierna y menos brusca, se nota que el anime exagero su enojo, igual a como hicieron con Kagome. En ese sentido, Ranma era mucho más indeciso y malvado que Akane.

Espero que este capítulo de regreso te gusté, házmelo saber. Y ve la sorpresa que subiré, ojalá tambien te gusté. Abrazos Manu!