"Un sonido extraño, como un pájaro herido…que no se calla"

Moroha abrió apenas los ojos. La mañana no era en absoluto su momento del día. Apenas pudo percibir con detenimiento que el sonido se había silenciado. Lo primero que vio fue un techo blanco. ¿Un techo blanco? Se incorporó despacio, descubriendo que sobre sí tenía una extraña manta. Y que estaba ...¿en una cama? Una cama como las de la época de Towa, esos futones altos y blanditos. Y no solo eso,a su alrededor todo era ajeno. Los muebles, la ropa tirada en el piso, las imágenes en la pared, el sitio en sí mismo. ¿Qué significaba eso? ¿Había vuelto a la época moderna sin recordarlo? Se levantó con rapidez, sin detenerse a analizar el hecho de que llevaba un extraño kimono de dos piezas de color rojo intenso. Al salir de la habitación, se encontró con una escalera de madera que llevaba directo a unos ruidos familiares y, cuando llegó hasta lo que llamaba su atención, su sorpresa fue aún mayor. Reconoció el lugar, era la casa donde vivía su bisabuelo y su abuela, la que estaba dentro del templo. ¿Pero cómo...cómo había llegado ahí?

-Hola hija, apresúrate a desayunar o llegarás tarde al colegio- la voz cálida de su madre la despertó, a su lado la misma Kagome de siempre, pero con una considerable barriga de embarazo la miraba sonriendo. Su madre vestía un vestido color verde agua muy hermoso y un delantal sobre el mismo-.

-Mamá…¿cómo fue que llegamos aquí?

-¿Aquí? ¿Te refieres a esta casa? Bueno, mi abuelo pensó que sería mejor que nosotros viviéramos aquí porque ahora seremos más…¿no lo recuerdas?- la miko la miraba con extrañeza, mientras le indicaba que se sentara en la mesa.

-Alguien sigue dormida. Enana, despierta ¿no tienes un examen hoy?- a sus oídos llegaron esta vez las palabras rudas de su padre, pero cuando se giró para mirarlo se quedó quieta.

-¿Papá?

-¿Sí? ¿Tengo algo en la cara?- Ahí estaba su padre, pero, como Kagome, con una ropa moderna. Pantalones rectos, una camisa de tonos azulados y el pelo ¿negro? Tomado en una coleta. Y su ojos eran del tono oscuro que le daba la luna nueva.

-No…¿hoy es luna nueva? Creí que era de día- Moroha, en su desconcierto, se concentró primero en descifrar porque su padre llevaba ese look del futuro.

-Ni idea ¿Kagome hay luna nueva hoy?

-¡Tampoco lo sé! Creo que ese calendario lo dice. La verdad nunca me ha preocupado

-Menos a mi. ¿Te sientes bien?-

Moroha no respondió a la pregunta, simplemente porque no tenía ni la más mínima claridad de todo lo que estaba pasando a su alrededor. Entonces cayó en cuenta. Y comenzó a mirarse a sí misma. Y su manos...ya no tenían garras. Se tocó rápidamente la cara, luego la boca, para sentir luego dentro de la misma si conservaba sus colmillos. Pero nada. ¿Qué diablo está pasando? ¿Es otra realidad?. Cuando comenzaba a darse cuenta en que en verdad ese parecía ser su mundo, notó en la televisión que estaban dando una película (así se llaman, o eso recordaba) una que había visto antes con sus primas. Era de una familia japonesa, de adolescentes, de amores imposibles, de escuela…

-Come rápido, ya vas retrasada- Kagome le regaño, haciendo que la niña se apresurara en comer algo que no sabía que era en realidad, pero sabía delicioso así que se dejó llevar. Luego la madre, que la veía muy distraída, la acompañó al dormitorio y le señaló la ropa.- Vístete, ya no alcanzas a ducharte. ¡Por todos los cielos, Moroha, tienes que dejar de dormir tanto! Apuesto que anoche te quedaste conversando por mensajes...y podría adivinar con quien- ahora, la miko le guiñó un ojo. ¿Mensajes? Seguramente eran esos que se mandaban por el aparato moderno que tenía Towa. Eso le había dicho una día, que se mandaban una suerte de mini cartas.

"Aaahhhhh que complicado es todo esto. ¿Yo no debería saber estas cosas?"

Su ansiedad se calmó cuando, por lo que parecía instinto, sostuvo en su manos ese instrumento...un celular. Y como por arte de magia, ella sabía cómo usarlo. Si sabía que debía hacer. Se fijó en su bandeja de mensajes, la atracción por el comentario de su madre la había superado. Alcanzó a mirar con rapidez la increíble cantidad que habían, todos con distintos nombres:

"Hiro, Towa la aburrida, Setsuna la pesada, Hisui el bobo, Melliza casada, Melliza loca, No contestes es Shippo, K 3" entendió que el último debía ser Kenji, pero el extraño símbolo...cuando iba a revisar que decían, sintió la estridente voz de su madre desde abajo.

-¡MOROHA TIENES DOS MINUTOS PARA BAJAR!

La niña, asustada por ese grito, se comenzó a vestir, con algo que tampoco comprendía bien pero de alguna forma supo llevar. Era un uniforme de dos piezas de color azul y con un moño en el pecho rojo. Lo de abajo era una falda del mismo azul y unas medias blancas hasta las rodillas. Se miró al espejo impresionada de que fuera ella. Cuando bajó Kagome lucía molesta, le entregó un pequeño bolso que olía bien y se encaminó hacia Inuyasha que la esperaba al inicio del templo.

-Tu mamá está furiosa. Que bueno que hoy saldrás con tus amigas, te salvarás de su cólera de hoy cuando termine la visita al ginecólogo y al nutricionista. Desde que nada le queda bien parece que su mal genio aumentó, la idea de que le confirmen que está con sobrepeso por el bebé la aterra- su padre suspiró y Moroha solo sonrió, a pesar de lo extraño de todo sentía que comenzaba a disminuir su asombro, a calmarse su mente con lo que la rodeaba. Inuyasha se despidió de su hija y se fue, dejando a Moroha sobre un bus. Por inercia, llegó hasta el instituto, un edificio enorme, antiguo, donde muchas niñas como ella entraban rápidamente, conversando animadas. ¿Cuáles son mis amigas? ¿Tampoco lo recuerdo?

-¡Moroha!- su alivió fue inmenso cuando vio yendo a su encuentro a sus dos primas, las que vestían igual que ella. Lo que más le impactó fue que, como Inuyasha, Towa llevaba su cabello de Luna nueva. Y todo eso lucía muy cotidiano.

-Hola…¿ustedes saben que está pasando?

-¿Te refieres al examen de hoy? Sabíamos que no estudiarías. - dijo Towa divertida.

-¡No! Esto es tan extraño...yo…- pero se quedó en silencio. El rostro de sus primas era el de siempre, pero su actitud no denotaba en absoluto alguna contrariedad. Solo ella se sentía fuera de lugar.- Olvídenlo.

-Por suerte esta materia se te da bien.

Cuando entraron al salón, la niña se sentó junto a Setsuna y frente a Towa. Un hombre serio y de aspecto envejecido la miraba con molestia. Cuando se acercó a ella, no sabía que estaba pasando. Otra vez.

-Señorita Higurashi-

-¿Sí?

-Sí. "Señor" así debe tratarme, señorita.- la palabra final le sonó como un grito, lo que la hizo dar un salto en su asiento.

-Si señor.

-¿Estudio? ¿O tentará a la suerte y a su talento nuevamente?

-Sí estudié- eso creía al menos. Se sintió un poco irritada de tener el aliento rancio del viejo en su rostro, si no hubiera estado tan distraída probablemente le hubiera gritado de vuelta. O golpeado. Setsuna parecía que lo vió en su rostro, porque movía la cabeza en negación de un lado a otro.

-Espero que sea cierto. Sus repetidas faltas con los profesores y peleas en el patio la tienen colgando de un hilo, señorita Higurashi- "señorita Higurashi" ¿Esa no era Towa?.

-Lo sé señor.- finalmente, el hombre se alejó de ella. Sintió detrás suyo a Towa tocándole un hombro, así que giró sutilmente hacia ella.

-Apostaría que no trajiste lápiz. Toma.

-Gracias…

-¡Señoritas, silencio!

Como quien transcurre por una camino conocido, Moroha vivió su mañana escolar con tranquilidad. La prueba resultó ser curiosamente fácil, se trataba de matemática y la adolescente comprobó que efectivamente se le daba muy bien. Incluso, se divirtió, al contrario de Towa que salió derrotada. El resto de las clases no fueron igualmente amenas, todo porque la mayoría de ellas le parecían tan monótonas que la niña se distraía con una increíble facilidad. En esos momentos todo a su alrededor parecía brillar o destacarse apenas alguien se paraba en la tarima y deba su cátedra.

A la hora de salir de clases, sus primas se le volvieron a acercar. ¿Eran ellas las amigas que mencionó su padre? Por lógica, tenía que tener algo planeado si así lo había dicho Inuyasha.

-¿A dónde iremos?- les pregunto confiada. Pero ambas la miraron con una expresión muy contraria a la suya.

-Yo ya tengo planes, saldré con un amigo- respondió Setsuna.

-Setsuna saldrá con Hisui luego de comer en casa, pero no lo dice. Yo debo ayudar a mi madre con algo. Lo siento prima- Towa, terminando la frase, de despidió de Moroha y se dirigió hasta un auto negro y moderno junto a su hermana quien la regañaba en voz baja por impertinente. A la niña le pareció notar que se veía levemente por la ventanilla abierta la silueta de un hombre de cabello negro y nariz fina. Era fácil reconocer la figura gallarda de su tío Sesshomaru que solía pasar por sus hijas, pensó Moroha. Y de alguna manera, ella sabía todo eso.

Como no supo descifrar bien qué debía hacer, decidió quedarse un tiempo en la entrada a la espera de las amigas misteriosas. Luego de un rato, minutos eternos, comenzó a pensar que quizá le había mentido a su padre. Sus sospechas se verificaron cuando, frente a ella, la figura de alguien conocido se aproximó. Era Kenji, claro. Pero no el de siempre, sino que era ese pálido chiquillo que vió en su estado de humano. Verlo también vestido modernamente la trastocó un poco, pero al mismo tiempo le encantó por lo cómodo que se veía a simple vista. Seguía llevando el pelo largo, aunque suelto. Lo más llamativo para ella era ver que sus orejas ya no eran de demonio, sino que eran las redondas propias de un humano y sus ojos, de ese lindo color violeta, eran ahora azules. Se permitió mirarlo en silencio mientras se acercaba con una sonrisa, llevaba una camisa blanca similar a la de su padre pero con una especie de chaqueta larga encima y una bufanda azul que le hacía juego a sus ojos y su pantalón. Y un bolso café sobre el hombro.

-Hola ¿no tienes frío? A pesar de ser inicios de primavera ha hecho mucho frío, no entiendo bien el clima de este sector de Japón- el muchacho la saludo con normalidad, besándola suavemente en la mejilla, haciendo que sintiera un cosquilleo en el estómago.- te estuve esperando en la parada de autobús mucho tiempo así que decidí venir a ver si estabas aquí castigada o revisar si me habías plantado.

-Sí...disculpa, creo que olvidé que nos veríamos. Hoy me he sentido muy confundida y no sé porqué-

-¿Te sientes mal? Si quieres cancelamos los planes.

-¡No! Supongo que se me va a pasar en algún momento. Kenji ¿qué planes eran? Papá dijo que saldría con amigas y por eso esperé aquí. - el chico la miró con una ceja levantada, casi sin poder creerlo.

-¿Me estás haciendo una broma, cierto?

-No...te lo juro-

-Quedamos de ir al cine y tu querías comer panqueques en ese local que queda en el centro comercial. Olvidé el nombre. Y sobre lo otro, tú decidiste que tus padres no supieran nada, personalmente preferiría que supieran, no quiero que me odien por esto.

-No, ya entiendo. Suena divertido ¡Vamos!

Y así, el resto de la tarde, Moroha comenzó a dejar de lado su sensación de estar flotando en el aire para disfrutar de una película en la oscuridad, que entre risas, hizo que se ganaran ambos un regaño del resto de espectadores, todo porque ella insistía en hacer hincapié en cosas innecesaria en el oído de Kenji para hacerlo reír. Después fueron al lugar de los panqueques, Moroha pidió un plato doble y luego, con ojos de perro, miró con deseo la comida de Kenji, quien resultaba ser muy poco fan de esa preparación, él prefería las hamburguesas pero siempre se dejaba ganar por ella, porque le encantaba verla feliz.

El cielo y su atardecer hermoso hizo que el camino hasta el templo fuera sumamente ameno para ambos. Lo más increíble fue que, como era normal en esa época, se fueron juntos de la mano hasta llegar a las escalinatas. Moroha sentía que todo era tan pacifico, tan sencillo, tan sin prisas. Y por alguna razón notaba todo eso en el rostro tranquilo de Kenji. Se notaba más relajado que nunca, como si siempre lo hubiera visto con una tensión invisible sobre él y solo ahora ya no existiera ¿era porque, antes, vivían en otra era? ¿O era otra Kenji y otra Moroha?

Cuando iban a comenzar a subir, el chico la detuvo acercandola a él.

-Después no podré hacer esto, cierra los ojos- la chica obedeció con una sonrisa y sintió como la besó. Inclusive ese beso en medio del clima de viento tibio primaveral y la poca luz del sol parecía más cálido que todos los de antes, por él, por ella. Porque algo distinto había en el aire, un estado nuevo. Moroha deseó con todo su corazón que esa quieta calma se mantuviera así entre ellos. Quería ver a Kenji siempre así, tranquilo, feliz, libre de lo que fuera que lo atormentara en silencio...

Una vez junto a la casa, ambos entraron. La niña no sabía bien qué sucedía pero que Kagome saludara alegre al chico parecía bien. Su padre fue el siguiente.

-Hey tienen que ayudarme a preparar las cosas para hoy en la noche- dijo su madre.

-¿Hoy en la noche?

-Moroha ¿qué te está pasando? Hoy celebraremos el cumpleaños de tu padre, esperaremos hasta las doce. Cambiando de tema ¿cómo te fue en la universidad, Kenji? - preguntó Kagome en voz baja mientras Inuyasha miraba distraído la televisión.

-Bien gracias, solo estoy un poco cansado por las evaluaciones. ¿Qué hay que hacer?-

Universidad, claro, pensó Moroha, era normal considerando que Kenji era mayor que ella por un par de años.

-Ahora tú distraes a Inuyasha unos minutos, con Moroha debemos terminar algo. Pero primero hija ve arriba, báñate y cámbiate la ropa. Kenji, tú podrás luego- ¿entonces en esa realidad Kenji también vivía con ellos?

La adolescente obedeció y solo bajó cuando estuvo arreglada con unos pantalones sueltos que encontró en el suelo y un chaleco también holgado que le pareció muy cómodo, amarrándose el pelo en una trenza. Cuando su madre la vio, dio un resoplido.

-De tanta ropa siempre te vistes como mendiga al llegar a la casa- la chica se rió del comentario. En la sala de estar pudo notar a su padre y a Kenji concentrados en un juego de video… no sabía qué era exactamente pero ambos estaban absortos. Como dos niños, pensó ella. ¿Yo sé jugar? Quiero jugar.

-No, primero terminamos el pastel. Luego juegas- como adivinando sus pensamientos, Kagome la retuvo junto a ella.

Pasadas unas horas de mucha normalidad, la fiesta daba inicio y Moroha había podido ponerse a jugar junto a Kenji. Resultaba que era buenísima. Cuando llegaron sus primas, su tía y- sorprendentemente- su tío, el silencio del ambiente era grave. Sesshomaru saludó a su hermano sin mucha cercanía, con un apretón de manos y se sentó con la nariz arrugada junto a la mesa dejando que Kagome lo atendiera. Su padre se veía enojado, claro, podía ser que hubiera más relación familiar pero las asperezas de toda la vida eran imposibles de borrar. Y todos sabían que ambos estaban obligados por sus respectivas esposas.Tía Rin era distinta, jovial, alegre, muy pequeña de estatura para su edad y con una grácil forma de ser que no podía no enamorar a todo el mundo. Moroha la adoraba y era mutuo.

Las primas se pusieron a conversar animadas junto a Kenji, mientras los padres estaban en otro sector un poco alejados. El ambiente se distendió solo cuando llegaron tía Sango y tío Miroku con sus hijos. Gyo eso sí, con su bebé. Las formas modernas de todos ellos no la perturbaron tanto como la del resto, pero se sintió divertida del aspecto exageradamente juvenil de Miroku, que con mucha alegría había logrado sacar esa sensación de incomodidad de los hermanos. Y todo fue más intenso cuando el alcohol estuvo por medio.

Moroha, cuando llevaba un rato conversando con los otros más jóvenes, percibió su celular vibrando en su bolsillo. Rápidamente revisó y tenía varios mensajes de la misma persona, de Hiroyuki.

Morohita, iré hoy, tu madre me invitó. Nos vemos, hermosa- hace tres horas.

Morohita, voy atrasado, da mis disculpas a tus papás- hace media hora

Estoy llegando, le compré algo de comer a tu papá ¿estará bien? No sabía que le gustaría. Nos vemos princesa. - recién.

-Nos vemos princesa- a su lado Kenji estaba muy atento a su celular.

-¡Hey, no hagas eso, no está bien!.

-Disculpa- no era difícil adivinar que el chico a su lado estaba molesto, así que Moroha se acercó y le habló muy cerca.

-Ya sabes como es. - Kenji solo levantó los hombros haciéndose el desentendido.

Cuando Hiro llegó, el cumpleañero aceptó el regalo a duras penas y le indicó que fuera con los otros jóvenes. De inmediato Moroha concilió a favor de resolver el ambiente complicado que se formaría entre Hiro y Kenji haciendo que todos jugaran videojuegos. Por alguna razón solo en esos momentos ambos se llevaban muy bien, lo que la hacía sentir que si no fuera por ella Hiro y Kenji serían grandes amigos. Horas más tarde, con la mitad del público del evento un poco ebrio y luego de haber cantado cumpleaños feliz, Moroha sentía mucho sueño. Su tío y sus primas se habían marchado, pero Hiro seguía conversando con los que quedaban y tomando lo que había. Al final de un rato, por el cansancio, la adolescente subió a su habitación, quizá si no le decía a nadie podría dormir un rato. Pero, antes de llegar, vio que Hiro iba detrás de ella. El look moderno de su amigo era muy casual y juvenil, con unos jeans oscuros, una chaqueta sencilla y unas zapatillas muy bonitas, todo coronado por el aro en su oreja humana, que lo hacía lucir muy coqueto.

-Ya me voy, tu padre está diciendo cosas hace rato para que nos larguemos.

-Lo siento- la chica se rió, eso era muy de su papá.

-Lo pasé bien, descansa princesa- entonces, Moroha fue incapaz de impedir que Hiro la besara en la mejilla, casi en los labios (o un poco en los labios la verdad) lo que la hizo dar un paso desconcertada atrás. El solo le sonrió y se marchó, dejándola apoyada en su puerta.

Cuando entró a su habitación casi se cae de la impresión porque la esperaba Kenji sentado en la silla del escritorio. Algo de nuevo la despertó de su desconcierto, porque nuevamente sentía que ese mundo era algo alterno ¿o era el mundo feudal el alterno? Maldita sea, no sé qué está pasando aquí.

-Me asustaste mucho. ¿Pasa algo? Creí que te habías ido a dormir.

-Te esperaba aquí para despedirme.- respondió Kenji.

-¿Lo escuchaste verdad? A Hiro afuera- la expresión triste del chico era clara, tanto que ella misma prefería sacar ese asunto entre ambos.

-Sí, ya no me extraña tampoco. Tenemos que contar todo de manera oficial ¡necesito poder decirle que se aleje de ti sin parecer un entrometido!

-No sé...es que…¿yo no te lo había propuesto hace poco? - la confusión de recuerdos en Moroha eran incesantes, no era capaz de saber a cabalidad que era real y que no.

-No tu no quieres porque no desean herirlo. ¡Pero no puedo más con esto, no tolero más los celos que me dan! No voy a negarlo- Moroha no entendía nada, ¿celos? Porque. Hasta que algo se prendió en su cabeza. Él no tenía derecho a decirle nada.

-Tu sabes que no le correspondo. Y tampoco tienes derecho a decirme eso ¡tu has estado contando secretos con Nomi a mis espaldas!- era cierto, Moroha recordó la conversación de ambos junto al río…¿qué río?

¿Eso era real o era de su sueño feudal?

-¿Nomi? ¿Quién es Nomi? No sé de qué hablas.

-Mientes, la demonia de ojos violetas. ¡Me mentiste!- algo dentro de ella la hizo comenzar a retener en la mente algunas cosas, los comentarios de Nomi, las palabras de Kenji, las múltiples mentiras. Y toda la paz anterior se había convertido en caos ahora en su pecho, que la apretaba como queriendo arrancarle algo, algo que la carcomía.- Yo...yo iba a hablar contigo y te encontré con ella, junto al río, eso lo recuerdo.

-¿Cuál río? No sé que te sucede hoy, pero yo no he estado en ningún río. - dijo él tan confundido como ella- No se puede hablar contigo así. Duerme bien, Moroha. Me voy.

-¡No! ¿A dónde vas?- pero el chico no se detuvo, simplemente se fue de la habitación muy molesto, dejando a Moroha más confundida que nunca. ¿Nomi no existía en ese mundo? Entonces...quizá nada de lo demás existía, simplemente era el, joven, libre, feliz... pero celoso. ¿Y todo lo que recordaba?

Se arrodilló en el piso y comenzó a cuestionarse de nuevo las cosas de la mañana. No. Esta no es la realidad. ¿O si? Se decía a sí misma. Algo comenzó a darle vueltas en la mente, a enredarse intensamente, a arder con fuerza en su cerebro,hasta que sintió que se desmayaba sobre la alfombra rosada del piso.

-¡MOROHA! Despierta ¿estás bien?

-Sí...sí, solo me desmayé en la alfombra- esa voz era de Gyo, seguramente había subido a despedirse.

-¿Qué alfombra? Estás en mi cabaña

-¿Cabaña? Tu estas en mi casa- le dijo

-Moroha abre los ojos, estabas delirando- con eso,la chica abrió los ojos. ¿un sueño?

-MALDITA SEA- gruño mientras intentaba recobrar la sensibilidad del cuerpo dormido. Gyokuto la miraba muy sorprendida.

-Delirabas terriblemente, me asustaste ¿qué soñaste?

-No tienes ni idea del sueño extrañísimo que tuve.

Luego de recobrar el torpe sentido de la realidad, Moroha regresó a su hogar para poder cuidar de su madre y darle un respiro a su papá. También, porque en búsqueda de distraerse, había dispuesto que aquel día seguiría con su plan, el que entraría en su segunda fase cuando pudiera hablar a solas con Kagome.

La niña encontró a la miko revisando unos pergaminos sentadas en la sala común de la cabaña junto a la cocina, mientras esperaba el agua para tomar un té.

-¿Cómo sigue Gyokuto?

-Está mejor, pero su ánimo no es muy bueno. Extraña a Miya-

-Pobrecita, dejar a su bebé siendo tan pequeño. ¿Ahora está sola?

-Sí, dijo que quería ordenar algunas cosas porque cree que Yuki llegará mañana o pasado. No estaba segura.

-Bien.

-Mamá, tengo algo que contarte.- Kagome al oír eso, se enderezó en su puesto y dejó los papeles de lado.- Nunca te lo dije, pero hace meses cuando fui al templo de sacerdotisas guerreras, me enseñaron algunas cosas. Y una fue a sacar El Rosario. El de papá-

La expresión pasmada de la mujer hizo sentirse divertida a Moroha. Obviamente no se esperaba nada de eso.

-Interesante, supongo que sabrás guardar el secreto-

-No lo sé...tu sabes, las cosas que saben las sacerdotisas son servicios ¿no? Como cuando te construyen una casa o te venden comestibles-

-Sí...en parte. ¿Qué pasa con eso?

-Estaba pensando que quizá podría venderle ese servicio a papá, podría ganar una buena cantidad.

-Moroha… ¿es broma? Además, deberías ser leal a mi, que soy tu mamá.

-No tiene nada que ver con eso, tiene que ver con lo que conviene. Además soy leal a ambos pero estos son negocios-

-Ya entendí. Algo quieres ¿verdad?

-A esta alturas no es que yo quiera algo, es que cosa me puede ofrecer cada uno por este gran conocimiento. En tu caso, para guardarlo.- La sonrisa siniestra de Moroha hizo sentir un escalofrío a Kagome, realmente la niña podía ser muy calculadora y fría si lo deseaba.

-De acuerdo… yo podría ofrecer enseñarte otras cosas.

-Em….

-O...si quieres, dinero. Manejo algo de dinero. Pero no quiero que le quites el collar a tu padre, significa mucho. Además, estoy segura que él quiere ahora, pero después se sentirá extraño.

-Papá teme que lo mates a "abajos" cuando el cachorro te comience a provocar cambios de humor-

-Claro que teme eso, pero la verdad es que es una lucha de poderes entre nosotros, siempre ha sido así. Si gano yo, si gana él. Pero no lo dejaré salirse con la suya. ¿Qué quieres?

La adolescente de cabello oscuro y ojos café canela, cansada luego de un día largo de cuidar "pacientes" en la cabaña de la anciana Kaede, fue hasta su habitación para lanzarse a su futón y dormir, dormir como tanto necesitaba. A pesar de que había intentado mejorar el ánimo del día luego de seguir con su plan respecto a sus padres, la verdad es que el peso de las dudas la molesto sin pausas. El asunto pendiente con el hanyo la mantuvo estresada y distraída lo suficiente para que fuera un día terrible. Notó al entrar a la casa que sus padres no estaban, esto debido a que Inuyasha, buscando disminuir los vómitos de su mujer, había ideado salir a tomar aire fresco en las noches y caminar, en paz, con la idea de despejar el siempre muy ajetreado cerebro de la miko. Apenas iba a entrar a su dormitorio, Moroha sintió que Kenji la llamaba.

-Ahora no Kenji, estoy agotada, en serio-

-¿Y cuando? ¡Estás arrancado de mí de nuevo!- la voz angustiada del hanyo retumbó en los oídos de la niña. Era casi un tono ahogado.

-No, te juro que estoy muerta- la chica se volteó solo para que, con su mirada, quedara claro su cansancio físico y mental.

-Seré breve. ¿Puedes sentarte?

-Mejor vamos afuera- con un suspiro, los dos se dirigieron hasta el bosque cercano, sentando sobre las raíces de un tronco viejo. Kenji se dio un segundo para pensar y comenzó su charla.

-Lo que dijo Nomi es cierto, yo fui a la aldea de mi tío.

-Eso me quedó claro

-Déjame seguir. Lo que pasó fue que necesitaba pedirle que no intentara más cosas…- con eso, Kenji se dio cuenta rápidamente que tampoco había dicho a Moroha lo de las sombras y los ataque de Koriu. De alguna forma había hecho una red de mentiras enorme y recién se estaba fijando en ello.

-¿Cosas? - preguntó la niña, ante lo evidente.

-Sí, los ataques entre aldeanos fueron obra de él...me enteré y le pedí ayuda a Kin´u. No quise decirte porque no quiero arriesgarte Moroha, solo por eso. Ya le he dado muchos problemas a ti y a tus primas, no quiero seguir siendo la causa de nada.

Moroha se quedó en silencio, esperando que siguiera.

-Después le pedí a Nomi que fijara una sesión con Koriu, quien aceptó. Ese día me hicieron una especie de recorrido por la aldea, conocí algunos demonios y hablé con mi tío. Está intentando acercarse a mi nuevamente, creo que se dió cuenta que le sirvo más vivo y feliz que muerto… eso en gran medida.

-¿Cuándo fue eso?

-El día siguiente a nuestro viaje a la playa.

-El que supuestamente habías ido a cumplir con una misión de mi papá- Kenji no supo qué responderle, no tenía forma de justificar su mentira más que el deseo de no interferir en su vida. Pero ahora que lo pensaba sonaba un poco estupido. Un poco egoísta, incluso. - ¿Por qué Nomi sabe todo esto? ¿No temes por su seguridad? Si sigues involucrándola en tus relaciones con la tribu, puede ser un riesgo para ella.

-Sé que insinúas. Disculpa Moroha. Sé que estoy sonando como un imbécil de lo peor por no decirte nada, no te lo mereces.

-¿No confías en mí?

-¡Sí! Absolutamente. Es que creo...creo que hay cosas que no pueden ser tu problema. No quiero, no puedo pensar que algo que es mi culpa te afecte en lo más mínimo. Nomi es otro asunto, me preocupa pero sé que estará bien.

-¿Y yo no estaré bien? Odio que me consideren débil. Yo puedo defenderme sola, lo he hecho toda la vida- la mirada fija de Moroha intentaba transmitir a Kenji lo dolida que se sentía de que la viera así, que la considerara de esa forma.

-Lo sé y me encanta eso de ti. No es por eso, es porque me odiaría, podría morir si cualquier asunto de mi maldito origen te hiciera daño, incluso si fuera un poco.

-Es irónico- la adolescente le sonrió sutilmente, sentía el rostro muy caluroso, porque un leve bochorno por sentirse expuesta la había sonrojado de sobre manera. - te pedí expresamente que confiaras en mí, cuando conversamos frente a la playa. Yo hablaba en serio, soy consciente de que tienes muchos asuntos encima tuyo pero no entiendes que yo...yo quiero ayudarte. Yo puedo hacerlo, si me alejas no sirve de nada. ¿Sabes lo que siento? Qué confías más en Nomi que en mi.

-No estés celosa…-

-¡NO SON CELOS!- Moroha subió tanto la voz que Kenji se quedó muy callado.- es que no confió en ella, ya te lo dije antes. No sé, algo me dice que no es lo que parece, no puedo creerlo, siento que no es de fiar.

-Moroha, yo no lo creo, su historia concuerda con lo que supe en la aldea. Es difícil que esté mintiendo. Sé que es una demonia complicada, pero no es mala persona. Yo igual tengo algunos resquemores con ella, pero es porque sé que es frágil de carácter. Estoy intentado que se sienta bien aquí, para que no busque los favores de mi tío nuevamente. Necesita sanarse, nada más. Estaba muy herida. ¿Lo entiendes, verdad?

La chica no respondió ante eso. Tenía en su mente muy presente nuevamente la noche anterior y la conversación. Si bien Kenji había admitido su visita… aún había algo que él no le había confesado, el plan que le propuso su tío ¿por que estaba omitiendo esa parte?. Y ella estaba esperándolo. En el fondo, lo estaba poniendo a prueba. ¿Cómo habían llegado a ese extremo? De tener que ponerlo en una trampa, para ver si era sincero con ella de manera definitiva o simplemente seguía mintiendo con descaro.

-No me ignores, por favor. - suplicó el hanyo, intentando hacer contacto visual con ella nuevamente, luego de que enfocara su mirada y pensamientos al suelo.

-Está bien, gracias por decirme todo eso.

-¿Sigues molesta?-

-No sé si es molestia, solo me siento extraña y muy cansada, fue un mal día. ¿Sabes? Anoche soñé contigo. Y con harta gente en realidad.

-¿Sí? ¿Y fue algo bonito?

-Sí- Moroha sonrió y lo miró directamente, aguantando en la garganta el gusto que sintió de ver sus ojos brillantes fijos en ella- fue bonito hasta que ya no fue nada.

Silencio. Kenji sintió que algo muy duro se guardaba en las palabras apagadas de Moroha y sintió que su corazón se congelaba. Pero no sabia que hacer. Así que espero. La niña se levantó del asiento en medio de un bostezo, a lo que él la siguió mientras volvían callados a la cabaña. Cuando Kenji notó que la adolescente entraría a su habitación sin prestarle atención, se decidió desesperado y la abrazo por la espalda, arrullándola gracias a la diferencia de estatura.

-Perdóname. No quería lastimarte, por favor creeme, Moroha.-

-Sí te creo, tranquilo. Nunca lo he dudado en realidad- respondió ella, con una sonrisa en el rostro y una risita suave, que intentaba relajar el pecho agitado del hanyo detrás de ella. Ella tampoco buscaba angustiarlo, así que no empeoraría nada entre ellos y la verdad es que a Moroha se le daba mejor siempre resolver las cosas con una sonrisa, no le gustaba verse triste ni poner triste al resto. Menos a él. Kenji aprovechó ese momento de distensión y la beso muy lenta y tortuosamente en la mejilla para luego irse a dormir.

La enfermedad que atacaba la aldea, finalmente, parecía querer ceder ante los intensos intentos de Kaede, Kagome, Towa y Moroha. Las últimas tres parecían tan agotadas que los últimos días que casi no habían vuelto a sus casas, Kagome decidió que se quedarían a dormir junto a la anciana y que atenderían en una suerte de mini clínica hecha por algunos aldeanos. Fuera del mal humor que mantenía la miko del futuro y su hija (sobre todo porque cada día por medio tenían que lidiar con los alegatos de Inuyasha) Towa disfrutaba, dentro de lo aceptable, de sus nuevos conocimientos. Como ni Moroha ni ella podían contagiarse, fueron las responsables directas de ver a las personas, contacto que le permitió a la adolescente reconocer su gusto por ayudar a los aldeanos, sobre todo tratar ese tipo de enfermedades. Y, con el mismo efecto de la enfermedad, la "ceremonia" del templo se había aplazado, lo que en consecuencia resultó en que Kagome tuvo que enviar todas las invitaciones, pero una en especial nunca había recibido respuesta, lo que había disminuido las esperanzas de Towa de ver a su visita especial. Aunque una vez que la gripe cedió, Kagome volvió a los preparativos y le avisó a su hija que volverían a la cabaña luego de pasar una semana con la anciana.

Pero la realidad es que Moroha no compartía los mismos deseos de regresar de su madre. Desde que habían hablado tan incómodamente con Kenji, poco y nada se había visto, ambos hanyos habían quedado a solas en la casa ya que los lobos se marcharon, aunque dejando la promesa de que volverían para la ceremonia y el contacto entre los muchachos se había limitado a saludarse y compartir un par de cenas.

La tarde que Kagome y Moroha se volvieron a establecer en la cabaña, la niña dejó a su madre cocinando para la noche mientras se escapaba con la excusa de querer ver a Setsuna, la que regresó de su misterioso viaje con Hisui. Inuyasha por su parte había salido hace dos días con Miroku a trabajar y para sorpresa de algunos pero no de la niña a esas alturas, no llevó a Kenji. Cuando estaba a punto de salir a toda velocidad a la cabaña donde trabajaban los exterminadores, se vio interceptada por el hanyo que la sostuvo con decisión por los hombros impidiéndole avanzar.

-¿Qué? Voy con Setsuna, vuelvo al rato.

-No, quédate.- Kenji la miró desde su altura con seriedad, haciéndola dudar un segundo.

-No quiero conversar ni nada.

-Sé que no, solo quiero estar contigo, no te veo hace mucho- Moroha se sintió mareada por la presencia del Kenji y su tacto, esos días habian pensando mucho en ellos y tenerlo tan cerca no ayudaba a su pobre corazón. Cuando iba a pedirle que la soltara, ambos se quedaron en silencio por el grito que se sintió a la distancia.

-Es mamá- Kenji asintió y ambos corrieron de vuelta a la cabaña. Cuando llegaron ambos se aterraron de ver a la miko en el suelo, sosteniéndose con las manos a duras penas en el piso para no desmayarse.

-¡Mamá qué pasa!- Moroha se arrodilló junto a Kagome y la sostuvo por la espalda. La mujer apenas tenía los ojos abiertos.

-No me siento bien, me duele mucho el vientre, llévenme con Kaede- terminando de hablar, Kagome se desmayó en los brazos de su hija. Moroha se sintió tan aterrada que fue incapaz de reaccionar por unos segundos, hasta que Kenji la sacó de su parálisis y le quitó a la sacerdotisa de los brazos para llevarla él.

-Vamos, démonos prisa- ambos fueron con velocidad hasta donde la anciana. Cuando llegaron fuera del lugar, un grupo de aldeanos que esperaba afuera comentaba con horror que se trataba de la sacerdotisa joven y Moroha, en un mini segundo, pudo notar que Kagome sangraba un poco.

Kaede, al notar la desesperación de Moroha, le ordenó a Kenji que la sacara de ahi y que esperaran fuera, que todo estaría bien. El hanyo obedeció llevándose con suavidad a la niña por los hombros, porque apenas era capaz de moverse. Pasaron segundos, minutos, horas probablemente a la vista de la adolescente, que estaba sentada viendo la corriente de agua con Kenji a su lado, ambos sin hablar. No sabían qué decir tampoco, ambos sintieron el sangrado de Kagome y sabían lo que podía significar. Inuyasha llegó casi al anochecer, cuando la anciana seguía sin salir de la cabaña. Los dos chicos le explicaron lo que pasó y él, sin preguntar, solo entró a ver cómo estaba su mujer. Al rato les indico el mismo que entraran a la casa.

Kagome estaba acostada tranquilamente, durmiendo. Inuyasha se sentó junto a ella acariciando su frente y Kaede le dijo a los chicos que se sentaran con ella.

-Kagome está bien, tranquilos. Los hice esperar porque tuvimos un inconveniente. Tuvo un sangrado importante, al inicio creí que se trataba de uno normal por el embarazo, pero note, al revisarla, que tuvo un ligero desprendimiento de placenta.

-¿Qué diablos es eso?- dijo Moroha un poco irritada de no entender todo.

-Es algo que sucede a veces, no se sabe la razón pero se asocia al esfuerzo. El bebé está bien pero si la placenta se desprende la totalidad, es imposible que el embarazo no sea viable…¿se entiende? Así que ya le expliqué a Inuyasha que tendrá que guardar reposo el resto de meses, puede salir a caminar pero solo de paseo y quizás cocinar. El resto es solo dormir y esperar.

-De acuerdo, procuraremos que sea así- Kenji habló sonriendo a la anciana para darle entender que ayudaría y ante el silencio de Moroha que apretaba los puños molesta en su asiento. Su padre, que probablemente estaba enfurecido por todo lo que habían hecho sin escucharlo, no se despegaba de su lugar.- ¿la llevamos ahora?

-Yo la llevaré luego todavía Kaede tiene cosas que hacer, ustedes cenen tranquilos y duérmanse. - dijo Inuyasha.

Los dos chicos obedecieron luego de que Moroha le diera un beso a su mamá a la frente como una suerte de disculpa, o eso quería sentir ella. Volvieron también en silencio y ya dentro de su hogar hicieron todo con normalidad, aunque ambos mantenían la impresión del miedo que vivieron. El aroma a la sangre espesa de Kagome estaba atorado en la nariz de la niña, atormentandola.

Una vez que empezaron a comer, Kenji sentia que tenía que hacer algo para sacar de su tortura mental a la niña.

-Oye

-¿Qué?

-No es tu culpa, si lo estás pensando-

-Keh...no debí seguirle su juego, dejé que trabajara sin parar y se agotara mucho. Me confié.

-No sabías que sucedería esto, son cosas que pueden pasar- dijo Kenji dejando de comer para acercarse un poco más a ella- tu mamá estará bien, ahora no podrá negarse a ser consentida por nosotros.

Moroha sonrió por como Kenji le daba otra perspectiva al asunto, algo más positivo, aunque sabía que ambos se habían sentido muy mal con lo que vieron. Con lo triste que se sentía, la adolescente se acurrucó al lado del hanyo, dejando que el dejara de comer y la abrazara. La niña sentía como se relajaba su mente por unos instantes, hasta que recordó lo que no quería y se despegó casi asustada del chico.

-¿Pasó algo?

-Sí…- respondió Moroha bajando la mirada.- no sé si está bien que estemos así ahora mismo. Yo...estos días que estuvimos lejos, pensé en algo, Kenji. Yo también te oculte cosas la vez que hablamos.

-No entiendo

-No mentí, creo. Pero no te dije que la noche cuando volvimos de dejar a Miyatsu, te busqué por la aldea. Y te encontré con Nomi en el río.

-¿Escuchaste lo que hablamos?- preguntó él, aunque sabía que era así por como ella levantó la mirada para darle la cara.

-Sí, no sé cuando pero lo suficiente.

Silencio.

-¿Qué cosas?

-Te escuche decir lo bien que te sentiste en la aldea, mencionaste un dojo, conocer a algunas personas. Te reías con Nomi, de cosas que no entendí bien en su momento. Pero estabas muy feliz-

-Sí yo...yo no sé qué fue pero no era desagradable- admitió Kenji, no sabía a dónde iba Moroha con eso pero no podía ser bueno.

-Estos días pensé mucho en eso. Porque luego Nomi te dijo que ya no te veías feliz aquí, ya no estaba a gusto con nosotros. Que el bebé haría que quedaras relegado, que Hiro me llevaría…

-No me malinterpretes, sé que dije que era así pero ¡no creo que esté mal! Ese niño merece ser lo más importante, yo mismo prometí cuidar de él y de ti. Y sobre lo de Hiro, no pude negárselo, quedaría yo mismo en evidencia ante Nomi, se habría enterado que eres importante para mi-

-No, tu no me entiendes a mi. Yo tuve mucha pena porque creí que estábamos siendo malos contigo y luego me di cuenta que quizá...tú serías más feliz en tu aldea, Kenji.

-Moroha yo…

-No, escúchame. Yo si fui injusta en parte. Te juro que entiendo que quieres protegerme, aunque no comparto tus temores porque simplemente me parecen innecesarios- Moroha hizo una pausa solo para enderezarse y dar un suspiro que venía directamente de su apretado pecho- el día que hablamos yo te puse a prueba, porque dejé que me contaras cosas pero...yo los escuché hablar, oí otras cosas. Escuche que le comentaste de que tu tío te repuso un plan. Tenía tanta rabia que pensé que mejor no diría nada, esperando que en algún momento tu lo hicieras. Y creo que está mal porque en ese momento fui yo quien no confió en ti.

Kenji no respondió a eso, ahora mismo tampoco podía. Tenía mucho miedo de que la muchacha le pidiera que le contara en qué consistía el plan.

-Después de todo eso, de pensar y no dormir por las noches, creo que comprendí que al final, la conclusión...es que quizá podrías tener una oportunidad de ser feliz y de conocer tus orígenes si vas con tu tío. Y que nunca podrás hacerlo si te sientes amarrado a nosotros, por el riesgo que genera y que tanto te atormenta. Sobre todo por mi.

-¡Ustedes no son una carga para mí, son las personas que me dieron un hogar, no algo que me pese!

-Entiéndelo, no es eso, solo es que no me gustaría saber en un tiempo que fui yo ...o mi familia lo que te impidió estar en paz contigo mismo Kenji. De tener tranquilidad, la que te de saber de dónde vienes, quién eres, quiénes fueron tus padres y si puedes ser feliz con tu gente. Nosotros somos tu familia...eso está claro y nunca dejará de ser así, pero incluso sé que diciéndote que podemos pelear contigo, defendernos de lo que sea que tu tío intente en nuestra contra...tu nunca estarás tranquilo. Porque eres noble- Moroha se mordió el labio dejando ver su colmillo rebelde, estaba muy nerviosa- eres la persona más noble que he conocido y nunca estarás sereno con eso, menos ahora que esperamos el cachorro. Yo lo veo en tus ojos. No quiero que sigas así.

-¿Qué intenta Moroha? ¿Alejarme? No importa que lo estés diciendo de manera pacífica, de todas formas…

-No quiero alejarte, créeme- Moroha se aferró sus manos con las suyas apretandolo con intensidad mientras no dejaba de mirarlo, aunque estaba muy sonrojada, porque en el fondo quería agarrarse a él- solo quiero dejarte libre de nosotros, porque tu nunca te lo permitirás. ¡No sabes como me cuesta hacer esto! ¡Yo quisiera pelear o patear a tu tío y que tú puedas decidir en paz! Pero tu y yo sabemos que no funciona así, porque sin él tampoco tendrás respuestas. Si dependiera de mí daría todo lo que tengo de fuerza para darte todo aquello que te mereces, si eso sirviera en realidad.

-Basta. No estás pensándolo bien, dices cosas que no comprendes. Yo estoy bien aquí, no necesito nada de eso. - Kenji intentaba defenderse pero en su mente todo lo que decía ella abría muchas preguntas.

-No te desesperes. No quiero que creas que te quiero lejos, es lo que menos quiero ahora mismo. Yo solo quiero que tengas todas las oportunidades y toda la felicidad que puedas tener. Cuando soñé contigo estabas...tan alegre, era un Kenji distinto al que conozco. Y comprendí que era así porque no cargabas con nada de esto, con el miedo que tu tío nos hiciera algo, a mis papás, a mi hermano o a mi. Incluso a la aldea y a todos tus amigos.

-Sé que dije que tenía miedo por ti, pero yo tengo que manejarlo, de hecho lo estoy haciendo es solo que no puedo...decírtelo. Lo prometí. Pero estoy resolviendolo, créeme-

Moroha se quedó callada, esperando que ambos se tranquilizaran de lo desestabilizados que estaban sus sentidos de hablar aquellas cosas. Kenji parecía aturdido, dejándose acariciar en las manos por los dedos de Moroha, que ansiosos, querían tranquilizarlo. Pero ella, aunque muy triste, estaba en cierto modo convencida de lo que reconoció en sus pensamientos.

-¿No te atreves verdad?- preguntó Kenji luego de varios segundos tormentosos en que ninguno era capaz de hablar.

-No- ella le sonrió muy triste, tan triste como nunca se habían sentido, probablemente, mientras bajaba su mirada de los ojos hermosos del hanyo, intentando no sentirse más endeble de lo que estaba.

-Está bien, ni siquiera lo digas. Yo lo entiendo. - por los recuerdos de Kenji se cruzaron las palabras duras y golpeadas que tanto lo había herido hace semanas.

"Es mejor, por todo lo que está pasando, que termines con ella, verás que es así".

Quizá tenía razón, la persona que le dijo sabía que tenía razón y el tiempo le estaba demostrando lo mismo. ¿Valía la pena defender lo que tenían? Moroha tenía buenas razones, él tenía esas mismas en su mente, pero incluso así él nunca se había permitido resolverlo, simplemente aplazaba lo inevitable, porque de ninguna manera quería verse lejos de la niña. Pero aun así, él sabía que era injusto, egoísta con Moroha que tenía que saber que, después de todo, él nunca podría ser completamente sincero con ella. Y tampoco podía prometerle una seguridad y una paz que simplemente, en ese momento, no existía.

Él tampoco era capaz de decirlo porque era muy evidente y doloroso para ambos, así que, dudando, se acercó a ella para besarla. Pero la duda era tan tremenda que se paralizó junto a su rostro. Cerró los ojos, aspirando aire con suavidad al mismo tiempo y desvió su camino para besarla en la mejilla con mucha calma. Después se fue, dejando a Moroha en esa misma posición y con la sombra de su beso en el cuerpo. Kenji se arrancó sin saber dónde y, por su lado, Moroha, se quedó quieta, con la mente a mil por horas. Y el pecho muy pero muy apretado.

Nota:

Hola a todos, siento que varios deben odiarme en estos momentos. Solo diré que de nuevo me quedaron cosas para el próximo capítulo, probablemente se verá un poco de la ceremonia del templo Higurashi.

Pregunta…¿les gustó el sueño de Moroha? Es algo distinto pero quería jugar con un ¿cómo sería si…? Ojalá les gustara, también lo hice como espacio para que Moroha viera como se sentía respecto a algunas cosas, como dicen, los sueños a veces nos muestran que pasa en nuestro interior que no sabemos reconocer.

Segundo, ¿vieron el fan art ? ¿Les gustó? Esa era la sorpresa de Twitter jaja si no la vieron, corran a mi Twitter, está al inicio, deben buscarme por: EmilyCyrine

Sino, en Facebook en la página de la maravillosa artista que lo hizo: tokiocristal

Soy consciente que todos deben tener sus ideas de los personajes, la idea de ese fanart era consentirlos jaja y a mi también obvio, si les gustó haganmelo saber, en una de esas podemos recrear cómo comic alguna escena que les guste del fanfic c:

Saludos a todos, gracias por seguir leyendo y gracias a los que dejan rw, guardan en favoritos y siguen la historia.

Doratina.

Reviews:

-genesis: hola! Ahora sí que le tocó duro a Moroha :C ¿qué te pareció este cap? Saludos, gracias por el mensaje!

-hghg: hola! ¿Lograste ver la sorpresa en Twitter?, sino, quedó el twit fijado al inicio de mi página. ¿Te gustó el cap? Quedó triste, yo estoy triste al menos jaja :( saludos y gracias por tus mensajes de siempre !

-daide luct: hola! Genial que te gustó la interacción entre ellos, yo creo firmemente que si no existieran los "problemitas" amorosos serían muy amigos todos. Uhhh a pesar de que dijo hartas cosas, Kenji quedó un poco comprometido por el plan de su tío y eso no le permite contarle porque específicamente corren peligro Moroha y su familia, fuera de lo que ya sabemos, pronto sabrás porque jijij. Nomi y Hiro si, tienen cosas en común, amistad u otra cosa. Saludos y gracias por pasar a escribir!

-Diana Duran: hola ! Ay, que lindo lo que dices jaja me emocioné. ¿Te gustó el dibujo? Uhh sobre Hiro y Nomi tuvo más aceptación de la que esperé, quizá desarrolle más el vínculo entre ellos jiji. Sobre Riku, me pasó algo similar pero igual siento que tiene potencial, estoy "investigando" sobre el shipp jaja para darle su espacio, como le he dado un poco al de SxH. Y sí, ya verás a donde va todo esto del kotodama, no quiero adelantarte mucho jiji. Saludos y muchas gracias por pasarte c:

-Vampiresa: hola! Créeme que me sentí muy honrada de que leyeras tan rápido todo, sé que mis cap son especialmente largos y nada...gracias por lo que dices! En serio yo tampoco quiero que Moroha sufra, pero creo que las circunstancias llevan a momentos así. He trabajado en darle un desarrollo a Morohita como personaje, en sentido de que es adolescente y, como tal, se está formando como mujer, entre cosas buenas y malas. Espero que se vea así c: saludos y gracias por tu mensajito.

-Manu: hola Manu! Gracias por tus rws.

No voy a trolearte jajaja pero tampoco será tan fácil como crees, ya verás, no pienso adelantarte nada muajaja. Solo defenderé a Kagome, al menos en mi fanfic quiero dejar en evidencia que solo lo usa para cuando Inu se descontrola (como cuando quiere molestar a Moroha o herir a alguien)

He estado viendo ranma, muy de vez en cuando y noté que tienes razón, no hay mucho desarrollo perooooo siento que es por la estructura de la serie, que es más absurda, más alocada. Permite ver capítulos en desorden y tiene elementos demasiado bizarros, por eso, creo que es difícil desarrollar romances de manera apropiada, distinto a lo que pasa en Inuyasha.

A mi la idea de Ranma con Ukyo no me molesta, ella era linda y no tan pesada jaja y del harem, claro, en una fantasía fanfic suena bien jajaj Ranma más que mujeriego me parece muy competitivo y poco serio a veces, por eso tantos dramas que se ganaba.

Es cierto que Sango era paciente, pero creo que de manera diferente, porque al menos lo que yo siento es que Inuyasha es alguien que necesita que comprendan su mal genio y saquen su lado tierno, pero Miroku fuera de los mujeriego que es, su personalidad es templada, calmada y escucha, por lo que son distintos tipos de paciencia femenina jajaj. Kagome era comprensiva muchas veces con inu, recuerda ese cap que Sango dijo que si fuera ella tiraría por un barranco a Inuyasha por cuando se arrancaba donde Kikyo, en cambio Kagome sufría y a veces se descontrolaba (sabemos que en el manga era mucho menos que en el anime) pero siempre quería que él fuera feliz dentro de todo.

Lo de las prometidas es verdad! Un poco como pasa con Ouran Host Club, crean distintos tipos de parejas para que uno se enganche de quien calce con tu personalidad. En mi caso amo, adoro e idolatro a Tamaki. Es mi amor absoluto incluso sobre Inuyasha.

Si he notado lo que dices, sobre todo en historia de InuKag. Yo no soy fan de Kikyo pero si sufro mucho con su historia de amor y la respeto como la sacerdotisa notable que era, por eso tampoco me gusta ver que la transforman en malvada extrema.

Inu y Koga no sé jajajajaja pero me atrae la idea, como te dije leí un fanfic interesante de algo así y admito que lo disfruté.

No quiero arruinarte cosas diciéndote que cosas escribiré, pero si tengo contempladas ideas tuyas jiji.

No he leído cosas como tríos entre ellos tres (inu, kagome, Kikyo) pero tampoco me desagrada la idea, es divertido pensarlo, habría que pensar una idea concreta para realizar algo.

Suena bien lo ultimo peroooo ¡¿como quieres que ranma le pegue!? Está mal! Simplemente creo que si se estructura bien, basta que le diga que se queda con Ukyo. (Vi hace poco un cap de Ukyo y es taaaan linda, me encanta)

Del rw 2, más que eso pensaba tomar más en cuenta lo que me digan porque lo que tengo planeado es más abierto a ideas generales, que luego desarrollaría yo claro. Y ese anime no lo he visto :( lo último que vi fue demon slayer.

Gracias por tus mensajitos c: abrazo!