Towa despertó lentamente, atraída por el aroma a una flor que no supo reconocer pero que le era levemente familiar. Cuando abrió los ojos y se incorporó, descubrió que estaba dentro de una futon en medio de una gran estancia. Por instinto, se levantó lo más rápido que pudo para fijarse si estaba siendo vigilada por alguien o algo. Pero, pasados los segundos, no vio nada. Aun atraída por el olor previo, salió de la habitación para encontrarse con un bello jardín tradicional japonés. Lo último que recordaba era haber sido llevada por alguien, una sombra en realidad, que la forzó a dejar sus armas en el suelo del bosque. ¿Había sido secuestrada?
Caminó con sigilo por el pasillo que se presentaba junto a ella siempre atenta a cualquier ruido o amenaza pero fue inmensa su sorpresa al llegar a otro sitio donde el mismo demonio diminuto del día anterior la esperaba calmadamente.
-¡Dime dónde estoy!-
-Tranquila princesa, está a salvo. La traje hasta un lugar seguro.
-¿Seguro? No sé dónde estoy, mis padres y mis tíos deben estar preocupados.
-No se preocupe por ello, han sido advertidos de su ausencia con una muy buena excusa. ¿Me hace el favor de acompañarme?
Towa no supo si debía seguir batallando, su expresión molesta quizá no era la eficiente para amedrentar al demonio, le faltaba esa fuerza de carácter de Moroha o quizá la dureza expresiva de Setsuna.
Caminó detrás del ser, siempre atenta, hasta que llegaron a una suerte de "salón comedor" donde la esperaba un banquete de la realeza.
-Siéntese, puede comenzar a comer.
La hanyo, que no entendía bien lo que sucedía, se sentó sin ánimos de alimentarse, sólo mirando a todos lados. ¿Era una broma o quizá algún enemigo de su padre la había secuestrado?...como fuera, tenía que buscar un arma luego. Se levantó nuevamente y buscó por todos los rincones cualquier cosa que le sirviera, un palo largo, algo con filo, lo que fuera. Pero no había nada. Su última idea era usar los utensilios para comer y crear lo que surgiera, así que se acercó a la comida y, con una agilidad que no sabía que tenía, comenzó a formar una tosca arma. Cuando llevaba unos minutos ingeniándosela, sintió que sus sentidos despertaban por la presencia de alguien a su espalda. Sin girarse, levantó lentamente su nueva herramienta y, decidida a darse vuelta con rapidez para alcanzar a quien fuera, cerró los ojos concentrándose por un segundo.
Pero, sin saber como, al apenas girarse quedó sostenida del brazo derecho que sostenía la tosca arma por una mano conocida. Y, por otra parte, era sostenida de la espalda por la misma persona.
-Buenos días princesa-
-¿Ri..ku?
-Sí
-Te ves diferente- cuando Riku soltó su agarre, Towa se dio unos segundos para mirarlo. Su cabello estaba mucho más largo, su atuendo había cambiado igualmente, pero lo más increíble era la dureza de su rostro.
-Ha sido un tiempo complicado- le sonrió en respuesta con los ojos semicerrados- pero no podía ignorar su invitación. Disculpe si no di aviso, me pareció peligroso. Respecto a usted, me parece aún más hermosa que antes.
-Gracias- la niña sintió como su corazón se aceleraba con sus palabras, acusadoramente- ¿Sigues ocultadote?
-Sí- el pelirrojo se alejó unos pasos de su compañía como desviado el tema y luego volvió a mirarla- disculpe el tener que traerla hasta acá de esta manera, me tomé la libertad de planear todo esto con un viejo amigo en tenemos en común.
-¿En serio? ¿Quién?
-Hace varios años conocí a un chiquillo que estaba muy solo y era muy amable. Se llamaba Kenji y estaba buscando a su padre.- Towa sonrió, claro que había sido él- Cuando recibí la invitación, envié a mi pequeño sirviente a la aldea y en ella se encontró con mi amigo hanyo. Hicimos contacto y le pedí que me ayudara a acercarme a usted, princesa.
-Ahora entiendo sus palabras de hace unas noches…¿y que excusa dieron?-
-Kenji dejó una nota a tus padres diciendo que lo acompañarías a su aldea para entrenarte con un viejo guerrero en el arte de la katana. Además, dejó dicho que si querían saber de ti estos días le avisaran a él.
-Wow...suena bien, pero no sé cuánto tiempo se lo crean. Hay gente que me vió despedirme de él.
-Sí- Riku volvió a sonreír con malicia- pero su hermana Setsuna ya sabe todo.
La peli plateada se dio cuenta de que realmente estaban pensando en todo. Aun así, sabía que su padre no aguantaría más de algunos días, por mucho que estuviera acostumbrado a que sus hijas vivieran sus vidas.
-Riku disculpa pero…¿porque me trajiste aquí? ¿Quieres que me quedé algunos días, contigo?- con las últimas palabras Towa se sonrojo levemente, cosa extraña en ella.
-¡No pretendo incomodarla, princesa! Queda a su elección el irse o no. Pero por ahora, le ofrezco una estadía aquí en este palacio y por supuesto, con mi compañía, si no es muy burda.
-En absoluto, es solo que...ha pasado tanto tiempo.
-¿No es eso bueno? Tendremos muchísimo de que conversar, princesa.- Riku en un acto rápido la tomó de la mano y la llevó hasta la comida nuevamente. Ella aceptó su gesto y se sentó donde le indicaba. Él se sentó junto frente a ella.- Tenemos todo el tiempo que deseemos para ponernos al corriente.
—
Respecto a la noche pasada, Moroha recordaba con claridad las orejas de su papá abandonando su habitación mientras ella se acurrucaba en su futón. Kenji probablemente ya estaría en su aldea, con los suyos, resolviendo todas esas cosas de las que tantas veces habían hablado. La chica solo podía pedir, al universo, a lo que fuera, que estuviera bien. Y volverlo a ver.
Pero Moroha amaneció convencida de que debía guardar en un rincón de su pecho aquellos sentimientos y concentrarse en dos cosas que determinó aquel día: el nacimiento de su hermano y su próximo entrenamiento fuera de la aldea. Con eso frente a ella, escribió una respuesta muy tardía a su futura maestra aceptando la invitación pero pidiendo que se iniciara cuando naciera el pequeño, no estaba dispuesta a separarse de su familia sin conocer a su hermano menor.
Junto con eso, decidió que era bueno volver a su hogar y partió muy temprano al encuentro de su tía Rin. Para su sorpresa, se encontró con que Towa no estaba ahí.
-Recibimos una carta firmada por Kenji diciendo que Towa lo acompañaría. Tal parece que ella quería servir de apoyo y el joven quería presentarle a un maestro de kendo.- explicó su joven tía mientras le acercaba un poco de fruta de la temporada- mi señor está un poco molesto, algo le incomoda, pero Setsuna corroboró la historia.
Moroha no dijo nada ante aquello, algo como un sexto sentido le dijo que quizá las sospechas de su tío eran ciertas, algo distinto pasaba ahí. Pero...si Setsuna era parte de aquello, no podía ser algo malo del todo, la hanyo nunca arriesgaría a su hermana.
-Tía, agradezco los días que pasé aquí, pero es hora que vuelva con mi madre. - Moroha abrazó con mucha ternura a su pequeña tía mientras ella le correspondía con una sonrisa.
-¡No hay de que! Me encanta tenerte aquí, extrañaré tu risa y tu entusiasmo, pequeña cachorra. Promete que volverás-
-No voy a prometerte nada, porque no me he rendido con la idea de que te hagas una cabaña en la aldea.- Moroha hizo una pausa- Estoy convencida de que estarás mucho mejor allá con todos nosotros que acá cerca de la brujapeluda-
Rin se rió culpable de las palabras de su sobrina, Moroha había comenzado a tratar con ese nombre a su suegra desde que la conoció que quedó sorprendida de su mokomoko blanco y peludo.
-Lo pensaré, pequeña. Yo sí te lo prometo. Aunque no sé de qué me serviría si tu te marcharas tan luego. - Rin hizo una pausa para acercarle a la niña una caja mediana bellamente decorada- toma, esto es para cuando te marches. Sé que es muy pronto, pero espero ser de ayuda.
La adolescente abrió entusiasmada la caja y encontró dentro una tela rojiza y otra blanca…¿era un kimono? Cuando lo sacó de su envoltorio, dio un gemido ahogado.
-Es un traje de sacerdotisa, pero pedí que le hicieran algunos arreglos, es más cómodo para pelear y podrás usar sobre él, cuando quieras, tu manta de las ratas de fuego.
Moroha comprobó que efectivamente era ropaje de sacerdotisa, de un estilo que nunca había visto, sumamente bello, conservando los colores que la caracterizaban.
-¡Es hermoso! Me gusta mucho. Lo usaré en mi entrenamiento. Gracias tía.
Las dos volvieron a abrazarse y Rin, manteniendo a su sobrina en su brazos, le hizo cosquillas en el estómago para hacerla reír.
-Me alegra tanto verte mejor, cachorra. Has sabido llevar con mucha paz tus dolores del corazón.
-Keh...mi otro objetivo desde ahora, fuera de mi entrenamiento y mi hermanito será ayudar a mi primas en sus romances. Esas cosas ya no son para mi. Ya verás-
Luego de finalizada la visita a su tía, Moroha llegó a los límites del palacio dispuesta a irse, sosteniendo con firmeza su nuevo regalo. Hasta que vio a quien menos esperaba.
-Hola
-Hiro, hola. ¿Qué haces aquí? - frente a ella estaba el joven lobo con su sonrisa perfecta de dientes blancos, esperándola.
-Vine por ti. Tu mamá dijo que estarías en ese lugar. Ven, iremos a pasear.
—-
Había sido probablemente una buena idea irse de noche a la aldea. El pobre de Kenji caminaba muy en silencio por las calles de la misma, con Nomi a su lado, que no dejaba de comentarle cosas que en realidad no se retenían en su cabeza. Existían muchos pendientes en la mente del hanyo, pero lo primero era hacerse de un lugar y darle otro a su amiga. Luego, saber todo sobre su madre. Cuando llegó a la casa o mejor dicho, "mansión" de su tío, la anciana inexpresiva de Atae los guío hasta los aposentos de Koriu. A esas horas de la noche Kenji se sintió sorprendido de divisar a un par de personas junto a él. Dos demonias.
-Llegaste sobrino. Bienvenido. Aunque no puedo decir lo mismo de tu compañía.- su viejo tío situado en su sitial parecía una suerte de deidad. Una muy ebria deidad, por lo demás.
-Nomi vino conmigo, mi exigencia para quedarme es que ella sea aceptada nuevamente.- el chico usó el tono más seguro y duro que le permitía su voz, aunque por dentro se sentía un poco atemorizado e inquieto. No pudo evitar notar la cercanía coqueta de aquellas demonias, que vestían de manera nada sutil.
-De acuerdo. Pero no la quiero cerca de esta casa. Si quieres juntarte con tu mujerzuela lo harás fuera de esta mansión
-¡No la trates así!- Nomi, que tenía siempre fuego en las venas, quiso adelantarse a pelear pero su amigo alcanzó a sostenerla del brazo. - Nomi es mi persona de confianza y no dejaré que vuelvas a ofenderla.
-Sobrino...no te dejes engañar por sus lindos ojos y su atractivo cuerpo. Esta mujer puede hacerte mucho daño. - con un gesto de sus manos, las demonias detuvieron sus movimientos y se sentaron junto a la silla del jefe.- Tus aposentos están listos, en un par de días haremos una gran reunión con las personas más importantes de esta tribu para recibirte. Ergo, necesitarás vestir de mejor manera...ese atuendo de samurai empobrecido no va más contigo, ahora debes usar una armadura y un atuendo con los símbolos de nuestra familia.
-¿Y Nomi? Dime dónde podrá ir.
-Tu "amiga" tendrá que arreglárselas. Lo máximo que puedo ofrecerte es que la dejes habitar en la casa de las concubinas, pero no sé si la honorable demonia lo considerara una burla a su tan fina estampa.
Nomi dio un bufido en su puesto y asintió a Kenji. Por su parte el muchacho aún estaba interpretando aquellas palabras ¿una casa para concubinas? ¿El tendría que tener mujeres como esas demonias? El solo pensarlo hizo que negara mentalmente. No, no caería así de bajo.
-Te dejo claro desde ahora que si bien, acepto tus términos para vivir aquí, nosotros llegamos a un acuerdo previo que espero honres. Y lo otro, yo no tendré concubinas, no me interesa.
-Sobre lo primero sí, descuida. Lo otro, lo discutiremos luego- y sin más Koriu se levantó dejando ver entre sus ropajes parte de sus piernas, muslos y por arriba parte de su abdomen desnudo. Todo eso producía repugnancia en Kenji, que solo lo miró con odio mientras se marchaba del lugar. Nomi, agradecida, se despidió de él para luego ser dirigido por Atae hasta su habitación, la que resultó un inmenso lugar rodeado de lujos. Y, colgado en una percha exquisita, un traje de guerrero compuesto por una fina armadura con toques dorado y un kimono violeta como sus ojos, con toques de negro y un emblema que no conocía, muy similar al atuendo que habia visto vestir a su tío. Dejó, por unos segundos, que su tacto se perdiera en la hermosa tela, como leyendo que ese sería su nuevo yo, que de cualquier forma no solo era más adulto: era un Kenji con más responsabilidades. Suspiró. Definitivamente, eso estaba recién comenzando.
—-
Riku estaba sentado con el kimono de descanso levantado sobre las piernas, mientras comía tranquilamente una fruta de la temporada. Towa, divertida, se sentó junto a él. Llevaban un par de días compartiendo, simplemente compartiendo. Riku la mimaba con comida, con actividades en común y ninguno de los dos tocó el tema de fondo nuevamente. El día anterior incluso habían bailado en soledad. Towa podía sentir aún las manos de Riku sobre su cintura, había intentado enseñarle a bailar el vals de su época y él, con torpeza, la siguió como podía, pero al verdad es que no lo lograron, solo tuvo por consecuencias las risas de ambos. También, Towa pasó horas contándole del futuro, de su familia y de su nuevo interés por la medicina. Riku la escuchaba con tanta atención que la chica pensaba que se abstraía de todo lo demás, realmente la hacía sentir como lo más importante.
Y, lo más increíble, es que el día anterior habían compartido un baño termal juntos. Towa nunca había hecho eso, pero no le importaba nada, solo quería disfrutar al máximo. Eso sí, los minutos dentro del agua caliente, relajada frente a Riku, la hicieron sentir un poco inquieta. Algo dentro de ella le pedía más cercanía pero al final del día no se atrevía a dar el paso. No sabía en realidad que esperaba de ella.
Terminados cada uno de esos días, Towa no dejaba de preguntarse por qué el pelirrojo hacía eso. Cuando estuvo junto a él, muy cerca, riendo de cómo dos gatos bebés de la mansión jugaban entre sí, se atrevió a preguntar otra cosa.
-Riku ¿tú diste el dinero para el templo, verdad? - la pregunta de la chica fue recibida con una risa suave de su acompañante.
-Sí señorita Towa, fui yo.
-Siempre lo sospeche. Muchas gracias- la peli plateada se atrevió a besarle la mejilla a Riku que se quedó quieto, sin moverse. El gesto muy lento, delicado y solo cortado con una sonrisa enorme de la niña.- Y sabía que irías a la ceremonia.
-¡Por supuesto que sí! Vi todo desde las sombras. Usted era, por lejos, la más hermosa.
-Riku ¿por qué me trajiste aquí contigo? - la niña quiso ignorar ese comentario, pero la verdad es que le agitó el corazón con facilidad.
-No lo sé, sólo pensé que sería agradable pasar unos días con usted, señorita. Recordé la noche de las luciérnagas, cuando tenía su cabello negro. Luego, imaginé que podríamos verlas nuevamente. Sé de un lugar perfecto-
-Definitivamente dices y haces cosas muy extrañas- dijo la niña un poco avergonzada. Ella recordó, a su vez, cuando le confesó que le gustaba. ¿Cómo lo habría interpretado entonces?.
-A veces es mejor dejar de pensar tanto las cosas… solo hacer lo que deseamos. He vivido muchos años en este mundo, pero solo en estos días he entendido el sentido de vivir.
Towa se sintió muy conmovida por lo que le decía. ¿Quería decir que él sentía cosas por ella también? Para ella también era todo un poco extraño, incorrecto incluso por mentirle a sus padres pero, ciertamente, algo que la estaba llenando de manera distinta. Había soñado tantas veces con volverlo a ver, con estar cerca y poder oír sus palabras nuevamente. Que la llamara princesa, que la tratara con amabilidad y que le recordara todas esas cosas inexplicables que pasaban entre ellos, en silencio.
-Señoría Towa ¿vería las luciérnagas conmigo? Luego de eso, me encargaré de llevarla con sus padres-
-Sí, por supuesto que sí- Towa le sonrió y mordió otra fruta intentando distraerse de la intensidad con que la miraba. Por alguna razón el estar cerca de él la desequilibraba más que con cualquier otro chico. El no era como ellos, era más maduro y tenía una visión distinta de las cosas, que la atraía de sobremanera.
Pasaron las horas, los momentos entre ellos y en la noche Towa fue recibida por Riku en el comedor. Acto seguido,le pidió que la siguiera, otorgándole su brazo de manera muy gentil. Se dejó llevar por el ambiente en general, se sentía realmente como una princesa, era inevitable. Caminaron en silencio hasta un sector que no habían visto del palacio, donde se sentaron en el piso, sobre una tela puesta sobre el césped un poco húmedo por el frío.
-Espero que no le afecte mucho el frío.
-¡Tengo buena resistencia!.
Pasaron unos segundos y brotando de diversas partes comenzaron a salir las luciérnagas más encantadoras que había visto Towa en su vida. La luz cálida de las mismas hacían ver ese escenario como un cuadro, una obra nocturna llena de luces y sombras que la maravillaba. Riku se dedicó a mirar a Towa disfrutar del espectáculo. De la nada, la adolescente recordó las palabras de ese entonces. Recordó que las luciérnagas de invierno vivían poco, que su recorrido era efímero. Tal como ese reencuentro entre ellos. Y, así mismo, las luciérnagas comenzaron a marcharse, dejando sus rastros de luces detrás de ellas y la niña solo pudo suspirar. Esos días con Riku, como esos seres, serían contados y sucintos, él no necesitaba decirlo ni ella preguntarlo. Era difícil que volvieran a verse.
-Me dijiste que la vida de los humanos era corta como la de estas luciérnagas, lo recuerdo bien. Y ahora esto...es incluso más bello que aquella vez. Gracias, Riku
El solo le respondió con la calidez de su mano, mientras dejaba un mechón de pelo blanco detrás de su oreja. Towa cerró los ojos, quería conservar en su mente y pecho todo lo que pudiera de aquella última noche. No había sido tal como lo había soñado, pero se sentía incluso más especial. Eran ellos, sus pocos recuerdos y un montón de cosas que no se decían pero que ella podía jurar que se sentían mutuamente.
-Yo no...sé qué es lo que tienes que hacer. No sé qué problemas tienes, pero me has hecho muy feliz.
-Y usted a mi, señorita Towa-
Como gesto final y desesperado mientras la oscuridad absorbía los últimos toques de luz, Towa se acercó a Riku y se apoyó en él, pidiéndole con ello que la abrazara. Él lo entendió así y la acurrucó en sus brazos, mientras la niña sonreía imaginando que oído eso podía ser un sueño, quizá él nunca había llegado. O quizá sí. Como fuera, se dejó acariciar en el cabello por el hombre que tanto le había costado sacar de su mente. Sueño o realidad, su corazón tranquilizó esa angustia que sentía por él y confirmó los sentimientos intensos que sentía.
—
Transcurridos tres días de la partida de Towa, Lord Sesshomaru, se había decidido por sus instintos y fue hasta la aldea donde vivía su medio hermano junto a su familia. Kagome tuvo que sostenerse en la cabaña por la sorpresa de verlo junto a su puerta, inquebrantable, con esa postura suficiente e inconfundible que lo caracterizaba. Y detrás, como siempre, Jaken.
-¡Sesshomaru, no te esperaba! Buen día Jaken.- saludó la miko, mientras sacudía la tierra del ropaje. El demonio solo le dirigió la mirada unos segundos y luego su sirviente se adelantó.
-Mi amo está preocupado por la señorita Towa. Venimos a hablar con Inuyasha respecto a su discípulo- el demonio verde hablaba rápido, estaba nervioso, de seguro por el notable enfado de su señor.
-Inuyasha no está, partió hace poco muy molesto quien sabe donde, ocurrió luego de que llegara Myoga. Y sí, Towa estuvo conmigo hasta la ceremonia pero luego Setsuna nos contó que había partido con Kenji, iba a conocer a un maestro. Eso nos dijo.
-¡Eso no puede ser cierto, la señorita Towa no andaría en pasos así sin avisarle a mi amo bonito o a Rin, no tiene sentido!- ahora, Jaken subió la voz agitando, gritando casi a la miko. Acto seguido, recibió un golpe certero y veloz en la espalda de Sesshomaru.
-Lo siento, es todo lo que sé…¿hay algo que te preocupe, Sesshomaru?
-¿Es el discípulo de Inuyasha de confianza?- preguntó esta vez el aludido. Kagome no dudó ni un segundo.
-Sí, le tengo la confianza de un hijo. Es una buena persona, amable y es amigo de Towa, nunca le haría daño. Debes estar tranquilo por eso, te doy mi palabra.
Luego, el demonio volvió a fijar la mirada en su cuñada, esta vez como intentando leerla con sus ojos. Segundos después, se giró tranquilamente en gesto de retirada, seguido de cerca por su sirviente. Kagome suspiró en su lugar, a pesar de los años y los acontecimientos aún era complicado para ella relacionarse con aquel frío demonio.
Pasos al frente, en dirección contraria, Moroha volvía con Hiro a su lado de realizar mandados de Kagome, hasta que la chica divisó a su tío y decidió acercarse a él.
-¡Hola tío!- el demonio la ignoró, solo Jaken se escandalizó con la chiquilla como siempre.- ¿Viniste a verme? Supongo que ya me extrañan.
-Nunca hubo tanta paz como el día en que te fuiste- respondió Jaken, que fue ignorado por la adolescente.
-Moroha- la niña miró seria a su tío, era raro que le hablara, menos diciendo su nombre.- ¿Sabes de Towa?
-No más que tu tío, lo juro. Si se algo iré a decírselo.- el demonio, luego de esa respuesta, se dispuso a volar como siempre lo hacía, pero su sobrina lo detuvo.- Oye tío, necesito algo para mi entrenamiento, pensaba pedírselo a tía Rin que ofreció regalármelo pero no quería importunar...
-Jaken- dijo el demonio, mientras esperaba detenido.
El demonio verde se acercó a la niña y sacó lo que parecían monedas de oro, entregándole algunas a la adolescente que reía entre dientes divertida.
-Niña abusiva, algún día dejará de servirte la excusa de Rin.
-Cállate lagarto feo, es asunto mío y de mis tíos- Moroha le quitó con rapidez el dinero de las manos y, mientras ambos demonios desaparecían en el cielo, la niña elevó una mano para despedirlos, gritando "¡adíos tiiito!" Ante la horrorizada mirada del viejo Jaken.
—
Era todo muy extraño. A primeras horas de la mañana una demonia, vestida con un kimono simple pero elegante se presentó frente a él para decirle que sería su "ayudante". Kenji, cuando la vio acercarse a él luego de su baño y comenzó a desnudarlo sin reparos, sintió el peor de los bochornos subirle del pecho al rostro.
-¡Preferiría un hombre y la verdad no necesito ayuda para vestirme!- grito horrorizado mientras se alejaba apenas tapado de la mujer. Ella solo se rió.
-No quiero incomodar, pero estas labores no las hacen los hombres. Y sí va a necesitar ayuda, créame.-
-Ehhh...bueno, pero permítame vestirme yo hasta estar decente al menos, luego podrá ayudarme con la armadura y todo lo demás.
La mujer obedeció girándose, dándole "espacio". El hanyo se vistió rápidamente, rogando que el calor se fuera de sus mejillas. Luego, fue evidente que necesaria esa ayuda, porque entre tantos aparatos, cintos y cinturones fue incapaz de saber cómo iba todo ese atuendo. El resultado final fue increíble, la mujer incluso le había hecho una coleta más alta, que, por alguna razón, lo hacía ver más imponente. Y la ropa igual, claro. Se quedó unos segundos observando los símbolos del clan, un poco contrariado, se sentía totalmente fuera de lugar.
Cuando salió lo llevaron a un desayuno de reyes, en soledad, porque como informó Atae, su tío no lo acompañaría. "Por supuesto que no, debe estar con sus concubinas" cuando recordó lo de la noche anterior y vio a esas mujeres, imaginó por un momento a la pobre de Nomi en la misma situación. Y se odio a sí mismo por juzgarla alguna vez. Si pudiera hacer algo más por ella, lo haría, sin dudas.
El resto del día transcurrió en soledad, por órdenes de su tío no podía abandonar el lugar hasta ser presentado. En la mansión nadie le hablaba, Nomi no podía ir y él solo se limitó a entrenar en los jardines, soñando y sonriendo con los pensamientos de que su madre alguna vez había pasado por esos sitios. No sabía en dónde empezar respecto a eso, así que pensó que lo mejor era conocer aquel palacio y ver si había algún indicio de su madre. Koriu no se lo haría tan simple, así que prefería actuar a sus espaldas. Pero por más que miró y buscó, no encontró nada. Su infructuoso camino lo llevo hasta la cocina del palacio, donde una grupo de demonios se movían de un lado al otro y cuando lo vieron llegar, detuvieron sus acciones para hacerle una reverencia. Una reverencia a el.
-¡No es necesario! Disculpen mi intromisión estaba conociendo la casa…
-No es problema amo, su tío ya nos contó de usted y esperamos conocerlo. - respondió una mujer que él asumió era la encargada. Como todos los de esa tribu, compartía el color de ojos y el de piel. Solo que ella se notaba mayor, un poco por su tono de voz. Los demás siguieron sus trabajos cuando la demonia les hizo un gesto con la mano. - pruebe esto, será servido en la noche.
Kenji recibió lo que parecía un pastel y cuando lo probó no pudo evitar abrir mucho los ojos, era delicioso. La demonia parecía notarlo, porque con una sonrisa le ofreció otro.
-Es delicioso, se lo agradezco-
-Ohh...es mi tarea amo- la demonia hizo una pausa como para leer a Kenji- ¿desea algo?
-La verdad solo buscaba compañía. ¿Cual es su nombre?-
-Marita- respondió la mujer.- Puede venir aquí cuando guste.
Kenji se quedó sentado en medio de la cocina mientras todos trabajan y le daban a probar cosas. Marita conversó con él un buen tiempo, contándole de la aldea y algunas cosas de la casa. Kenji supo que la mujer llevaba muchos años a cargo de la cocina y la curiosidad le pedía que le preguntara por su madre, pero no sabía si era lo correcto.
-Disculpe la pregunta…¿usted conoció a Eimi?- la pregunta descolocó a la demonia, era evidente porque se levantó de su asiento y evitó la mirada de su amo.
-Amo, se nota que usted es un joven muy amable. Pero no podemos hablar de ella, son órdenes de nuestro señor.
El hanyo asintió, no tenía intenciones de poner en aprietos a nadie del servicio, así que con una sonrisa intentó bajar la incomodidad de la mujer. Así, pasaron los días, hasta el del evento de presentación. Kenji se había acostumbrado a terminar en la cocina, conversando y comiendo en exceso. Aquella noche en cuestión y con el estómago demasiado lleno fue hasta sus aposentos para encontrarse con Atae quien le ordenó dirigirse a la celebración. Llegaron hasta la entrada del salón que ya conocía, el mismo donde fue recibido hace un tiempo por Koriu. Ahí, la anciana le indicó que esperará el llamado. Pasaron minutos eternos para él, hasta que con un gesto fue llevado junto a su tío por la demonia. Frente a él, estaban lo que parecían varios demonios de más edad, aunque era difícil definirlo. Todos vestían de manera elegante y lo miraban. Algunos con odio. Otros con curiosidad. Otro simplemente con hastío. Un par con asombro.
-Este es mi sobrino- dijo Koriu dándole un toque en el hombro que lo enervó demasiado.- como ya les comenté, la profecía del árbol sagrado que tantas veces guió a esta tribu dice que será él quien le dé continuidad a nuestra especie. Los tiempos han sido desesperanzados, pero los invito a abrirse de mentes. Ignorar la suciedad de su sangre y verlo como lo que es: nuestra esperanza de ser el clan de demonios más fuerte. Y solo podremos si seguimos existiendo.
Kenji sentía náuseas, las palabras de su tío dejaban un rastro tan obvio de desagrado hacia él que era imposible ignorarlo. Los demonios frente a él arrugaban sus narices, reticentes. Hasta que uno levantó la voz.
-¿Estás seguro que será el, Koriu? ¿Qué decía aquella profecía?
-Atae, preséntate- la anciana llegó y sin ser requerida, comenzó a viva voz a hablar.
-Nuestra tribu estaba destinada a morir sin descendencia por todos los errores del pasado, a menos que de la unión de una demonia pura de familia sagrada y un humano común naciera un niño de verano, un niño de sangre mezclada. Un niño nacido de la dualidad entre lo terrenal y el yoki. Un niño huérfano, de piel mate y ojos violáceos.
Todo el salón calló. Kenji no podía creerlo, nunca había escuchado tal profecía. Con ella, fue más su certeza de que Koriu lo necesitaba vivo.
-Entiendo, confío y creo que todo aquí igual en las palabras del árbol sabio y en Atae como su representante. Pero ¿y con quien pretendes unir a este niño? Si se mezcla con sangre sucia como la de él poco tendrá que ver con nosotros.- replicó el demonio, aun fijando sus dudas en Koriu quien sonrió. Varios de los demonios junto a él asintieron.
-La profecía no especificó con quién debía tener descendencia, pero estarás de acuerdo conmigo que, siendo Kenji un joven, podremos tener algunos ensayos y errores- varios demonios rieron del comentario, pero el aludido solo se puso rojo. Hablaban de él como si se tratara de un animal. Aunque sí, eso era para su tío.- No tenemos esa certeza, pero Atae, con sus estudios de los híbridos, cree que Kenji solo tendrá descendencia con la persona correcta. Con el resto, será infértil, como todos los de su condición.
Lo último creó una duda en el propio Kenji ¿él sería infértil? Luego recordó que Moroha le había explicado cómo su madre había logrado concebirla a ella con el entrenamiento espiritual, porque debido a la condición híbrida de su maestro, era imposible para ellos procrear de la manera "natural". ¿Entonces, con él, pasaría lo mismo? ¿Pero la lógica no indicaba que sí sería fértil con una mujer hanyo, como él?
Los demonios seguían discutiendo. Algunos comenzaron a ofrecer soluciones, alternativas. Koriu dedicó un buen tiempo a hablar de las virtudes de su sobrino, como vendiéndolo a la multitud.
-Mi primera intención es que conozcan a mi sobrino y le den el lugar que corresponde. Sé que algunos de ustedes aún tienen dudas, pero debemos admitir que no podemos seguir siendo una tribu seca, sin niños y sin jóvenes. Luego y como guarda la tradición de mi familia, Kenji tendrá su propio concubinato con mujeres de nuestra especie. De no resultar eso, veremos alternativas.
Los demonios seguían desconfiando. Finalmente, Koriu ordenó que la celebración comenzara y varias demonias con fuentes de comida se dirigieron al salón. Kenji, aún pasmado, fue despertado por su tío que lo miraba furioso.
-¡Ve allá y convive! ¡Y deja de soñar despierto!
-Espera ¡nunca dijiste que tendría que tener concubinas! Creí que bastaba con casarme con una mujer.- Koriu volvió a mirar con extrañeza a su sobrino.- No estoy dispuesto a abusar de mujeres, me parece horrible, no quiero.
-No puedo creerlo ¿acaso eres hombre? ¿No tienes sangre en las venas?- Kenji no respondió a eso, solo desvió la mirada- ¿eres virgen acaso?
-No te interesa.
-Es una cosa lógica, tienes más opciones de tener un crío si ensayas con varias que solo con una ¿no lo ves? Ahora no molestes,conocías las condiciones generales, nunca creí tener que discutir un hecho que cualquier macho aceptaría sin dudarlo. Al menos uno real. Ve para allá- el hanyo no insistió, estaba claro que lo había insultado sutilmente pero si se defendía solo lograría enervar a su tío y hacer un escándalo. Luego vería la forma de librarse de aquello.
Una vez terminada la odiosa presentación en sociedad, Kenji fue cabizbajo hasta su habitación, donde despachó a la ayudante de recamara y se quedó en soledad. Toda la noche tuvo que escuchar preguntas, aguantar el ser analizado y revisado por desconocidos. Lo peor de todo, es que varios de esos demonios le ofrecían a sus hijas como ganado (mujeres que, además, eran todas mayores que él) con objeto de que fueran parte de su "harem" ¿cómo era posible? En su mente no cabían cosas por el estilo. Se preguntó también si por eso su madre se había marchado ¿había sido obligada a unirse a un hombre que no quería? ¿Había sido maltratada por alguno de esos hombres?
Antes de poder prepararse bien para dormir, a su recamara entró su ayudante, agitada.
-Amo, afuera de la aldea hay un hombre, un semidemonio que desea hablar con usted. Me hicieron llegar el mensaje.
Kenji comprendió de inmediato que sólo podía ser su maestro. Fue en silencio, intentando que nadie notara que se escabullía, aunque era muy probable que su tío no notara nada de lo ebrio que estaba antes de terminar la reunión. Cuando llegó al límite de la aldea, vio a Inuyasha parado esperándolo. Con el rostro desfigurado de odio.
-Maestro ¿qué hace aquí?
-Viniste. Saca tu espada.
-¿Por...qué?- Kenji tenía expresión de no comprender nada, solo sacó su espada como le había pedido.
-Lo supe todo. Myoga estuvo averiguando sobre ti y se enteró que tu llegada a la aldea, tu estadía en mi casa, con mi familia, todo eso fue un plan de tu tío para herirnos a Kagome y a mi.
Kenji se paralizó, no supo qué decir.
-Maldito cobarde. Myoga supo que tu maldito tío era el hijo de un demonio que hace años, Kagome y yo eliminamos. ¡Lo matamos porque era un asesino destruyó aldeas humanas enteras y a algunos demonios inofensivos de paso! Y a tu tío, si mal no recuerdo, Kagome lo incapacitó de por vida para usar una espada con una flecha, se las llevó barata ¡Si buscas venganza te equivocaste completamente! No puedo creer que te acepte en mi casa, deje que comieras con Kagome, con Moroha, con mis sobrinas y sobrinos…
-Maestro, lo lamento ¡es cierto! Pero no hice nada, después desistí y se lo dije a Koriu. Parte de las condiciones de que yo viniera hasta aquí era para evitar que él siguiera con la venganza por la muerte de mi abuelo. Perdóneme- Kenji dejó la espada clavada al piso y se arrodilló.
-Párate imbécil. No me interesa nada de lo que digas, fuiste desleal y muy mentiroso. - el hanyo más joven obedeció en medio de su caos mental. Tomó su espada y tuvo que defenderse del golpe certero que le dio su maestro. Iba en serio.
-Le juro por lo más sagrado que yo….
-¡Cállate!- otro golpe, otra respuesta de Kenji.- No solo nos usaste a nosotros, usaste a Shiori que tuvo la delicadeza de criarte como un hijo. ¡La usaste para meterte a la aldea y decirle a tu tío como atacarnos!
-¡No! Yo nunca hice lo que me pidió…- el último toque más fuerte hizo que Kenji tuviera que defenderse saltando hacia atrás. Hubiera podido responderle con la katana, pero realmente no quería herir a su maestro. - Hice un juramento de sangre con usted, juré que cuidaría de usted y su descendencia. ¡Lo decía en serio! Mi error fue no hablar. Lo siento.-
Inuyasha detuvo sus intentos al recordar el juramento de sangre.
-¿Sabes? Olvida ese juramento. No voy a matarte solamente porque Kagome y Moroha te quieren y las destruiría. Fuera de eso, porque fuiste mi discípulo. Pero no quiero volverte a ver cerca de mi familia, de mis amigos, de nadie. Si lo haces, te mato. Ya no eres nada mio y me arrepiento profundamente del día que te abrí las puertas de mi hogar. Mereces estar aquí y sufrir la falta de cariño de tu verdadera familia. Mereces, por mentiroso compulsivo, que te repudien y te usen como nos usaste a nosotros.-
Con eso, Inuyasha giró y se marchó a gran velocidad. Kenji, en el piso, no podía creer nada de lo sucedido. Dejó caer su cabeza, tenía muchos deseos de llorar. Y sentía rabia. Esas últimas palabras habían sido muy hirientes, incluso para él. Sabía que se había equivocado pero ¿merecía que le dijera eso?
Dió un golpe de puño en el piso y, cuando la sangre comenzó a brotar del puño, apareció Yorio.
-¿Qué mierda quieres?-
-Kenji, no hay forma de hablarle a tu maestro. Levántate. Fuiste herido pero te defendiste, estoy orgulloso- el hanyo sonrió con ironía ¿el orgulloso? Que mala broma.- Tu tío sabrá que te defendiste. Ya no los necesitas. Ven.
-¡No! Esto es culpa de ustedes. Siento mucha rabia por lo que hice, por culpa de esa maldita venganza tuve que oír esas palabras duras. No solo eso, además me prohibió volver a ver a Kagome...a Moroha.- el chico hizo una pausa, pensar y decir su nombre dolía incluso peor- No, es injusto. Yo me arrepentí de verdad. Mi maestro fue injusto.
-Tienes razón, el no tiene derecho de alejarte de otras personas…- dijo Yorio, con el único objeto de aumentar el odio del muchacho.
-Siento mucho...odio, por su incapacidad de perdonarme. Le demostré mil veces que era leal, que era sincero. Hice hasta un juramento a sus pies. Y, aun así, fue incapaz de escucharme- Kenji sabía que estaba hablando de más, pero era tanto su angustia que no podía evitarlo. Nadie, ni siquiera él podrá evitar que vuelva a ver a Mo…-
Se detuvo en lo último. No era buena idea darle ideas a Yorio de que tenía incluso más sentimientos por la niña. Simplemente se quedó callado. Definitivamente ni siquiera Inuyasha impediría que se acercara a Moroha en un futuro.
Kenji fue acompañado por Yorio hasta sus aposentos. Ahí, fue atendido por su ayudante de recamara que le vendo la mano con delicadeza. Luego el hanyo la despachó, realmente deseaba estar solo pero, cuando se preparó a dormir y se metió al futón, sintió como la puerta se abría. Ya sabia quien era por el aroma.
-Joven amo, disculpe. Tenga esto. Por favor, olvide que estuve aquí- la demonia Marita le entregó un papel y se escabulló rápidamente de sus aposentos. Kenji no había alcanzado a hablarle. Solo leyó el papel.
"Su madre era la hija menor del antiguo líder. Era amable pero muy atrevida con su padre y huyó de la aldea cuando tuvo la oportunidad. Años después su abuelo volvió con usted en brazos, sin decirle a nadie, solo la servidumbre lo supo. Su madre nunca regresó y su abuelo mandó a quemar todo respecto a ella. Lo único que sabemos es que vivió un par de años en una aldea humana junto a un sanador. Por favor, queme este papel."
¿Un sanador ¿Sería ese sanador su padre?
—
Nota: hola! Disculpen la demora, he tenido días complicados. Fuera de eso, estuve reorganizado el esquema de esta historia. Ojalá les guste este cap, es un poco necesario y creo que resuelve alguna dudas jijiji. Las otras se resolverán muuuy pronto.
Abrazos a todos.
Doratina
—-
Rws:
(Personas de cap anteriores):
-pucca0805: gracias por tu mensaje! Veo que vas más atrás, ojalá leas esto en algun momento, un abrazo! .
-CarmillaD: no puedo explicar como me encanta leerte jajaja gracias por tus análisis y comentarios. Genial que seas tema Hiro, a estas alturas verás que sigue en carrera jijiji es un buen niño y lo quiero. Solo espero que no te enojes mucho con el avance de la historia jaja y que disfrutes los momentos de Sesshō y Rin. Abrazos!
Cap 20:
-ImHollyBlue: hola! Gracias por el mensaje. Yo igual llore, papá Inu siendo el más bello T-T. Saludos!
-daide luct: hola! Que bueno que te gustó c: me dió penita escribirlo, pero si, era necesario. Creo que Moroha teme mucho hacerle daño a su mamá y por eso se liberó con su tía, además, siento que tendrían una linda relación. Sobre el entrenamiento y tu teoría, ya veras, pienso más que nada enfocarlo en la dualidad de su nacimiento. No entiendo lo de las técnicas similares a midoriko ¿a que te refieres? Supongo que tiene que ver con su capacidad de pelear con la espada y su conexión espiritual. Acerca de la otra teoría, no comprendí lo de Inuyasha ¿que él vea a sus propios papás? Sería demasiado lindo igual :( Estoy de acuerdo que un hijo de esos dos tendría DEMASIADO poder. Saludos y gracias!
-genesis: holaaaa, me encanta que te gustará el momento de Moroha y Kagome, quería escribir mucho eso jauja ja. Siento que el cap fue muy emocional. Sobre el one shot, lo haré cuando termine esta historia, promise:) abrazos y gracias!
-hghg: hola! Gracias por tu mensaje. No conozco historias la verdad :( tengo poco tiempo y casi no leo fanfics. Yo igual creo que Koga no estuvo muy bien ahí, pero como escribí en esta historia, siento que no fue con mala intención, simplemente escapó de sus manos. Y síii conozco clone wars, me encanta Star Wars :) saludos!
-Vampiresa: hola! Gracias por escribir c: me hace feliz. Me llegó mucho tu mensaje, en verdad espero que lo que sea que te este complicado se resuelva a tu favor, mucha energía, comprendo esos dolores y por eso me costó escribirlo. Sobre bb Moroha, sí, es muy noble, como su mami. Saludos!
-Manu: hola manuuu, que gusto leerte nuevamente. Por parte, espero que disfrutes los nuevos momentos de Sesshō y sus hijas. Y claro, así como siempre terminan juntos, hay universos donde estan con otra gente, así funciona más o menos los mundos paralelos.
Una vez leí un fanfic en que kagome se iba con koga y habia muchooo romance entre ellos, pero finalmente termina con inu igual, creo que mi final ideal hubiera sido otro.
Hiro aparecio ahora jajaj tranqui porque va con todas.
Siendo sincera, no creo que veamos momentos Setsuna y Hisui muy explícitos, siento que será solo romance sutil, más que nada por la temática de la serie. En lo personal, me encantaría jaja.
Mi próximo fic dudo que sea semanal, cada vez tengo menos tiempo jaja pero tengo la intención que sea una secuela de one shot o historias de 1 cap pero largas (sabemos que yo escribo mucho…) una especia de serie de cuentos de situaciones alternativas al canon de Inuyasha. Me explico, canon sería que Kagura muere, pero mi mundo alterno sería, por ejemplo, que Kagura sobrevive. Solo eso te adelantaré jajaj. Tengo ganas de escribir de Ranma, pero aun no me decido definitivamente jeje, aunque sigo siendo tema Akane, a veces las otras novias eran muy abusivas con el (por ejemplo, el cap de la bandida curativa que ponía "mujeriego" a Ranma)
Sobre el canon de Ranma y Akane, yo creo que sí, eventualmente maduraron ambos, ranma dejó de tratar de tonta y fea a Akane y ella dejó de pegarle por todo, para ponerse en plan "novios". Pero insisto, siento que esas formas de ambos era la inmadurez y la necesidad de la trama de dar show y crear interes de los espectadores. Como dices u, Rumiko maneja bien los desarrollos de personaje, solo que en Ranma quedo más en el aire, pero en obras como Inuyasha es más evidente. Yo creo que Shampoo era "mejorable", después de todo igual tenia ocasiones en que era amiga del grupo y funcionaba bien, pero igual me molestaba MUCHO lo cruel que era con Mousee. Yo entiendo que no lo quería, pero era mala y abusiva, pobrecito…
Gracias por tus ideas y la recomendación de anime, no puedo prometerte nada porque tengo que estudiar para titularme algun día de abogada jajajaj pero seguiré escribiendo. Un abrazo enormeeeeee, nos vemos!
