La dificultad de Moroha para expresar de manera adecuada sus sentimientos mutaba muchas veces en sueños sumamente pesados que la perseguían y que la agotaban.

Su madre, consciente de ello, le dió aquella noche antes de dormir un té concentrado que funcionaba como relajante natural.

Si lograba no soñar sería bueno, pensó la niña, mientras se metía a su futon intentando no recordar que llevaba un tiempo molesta con su padre, olvidar los pocos avances de su entrenamiento e ignorar sus recuerdos de Kenji.

A la mañana siguiente el descanso de todo su cuerpo le cambió el ánimo, podía recordar sin mucha dificultad parte de su sueño y, después de mucho tiempo, había sido lindo y no una pesadilla.

Cuando a la salida de la cabaña se encontró de frente con Hiroyuki, lo recibió con la más hermosa de sus sonrisas.

-¡Hola Hiro! Soñé contigo- el chico hizo una pausa extraña que hizo dar cuenta a Moroha sus intentos por no decir nada inapropiado. Desde su vuelta, su amigo procuraba tener una actitud menos intensa y su relación de amistad había vuelto a lo que era antes, cuando ambos vivían en las cuevas.

-Hola Morohita. Esperaba encontrarte.

-¿Sucede algo?-

-Sí, hoy con mis hermanas tenemos la visita a la aldea de Kenji…

-Oh…muy bien. Espero que sea provechoso- Moroha desvió la vista distraída, pero Hiro, solo con mirarla, sabía leerla.

-¿Y qué soñaste?

-Fue como un recuerdo- dijo Moroha, mientras le indicaba al chico que la siguiera y se sentaron juntos bajo un árbol cercano.- ¿Recuerdas los juegos que teníamos de niños? Soñé con una de esas ocasiones en que tus padres nos hacían noches de comida familiar.

-Si lo recuerdo, mamá siempre se esmeraba, sobre todo en que comiéramos mucho.

-La última de esas noches...antes de que te fueras a entrenar, creamos ese juego en que inventamos nuestro propio idioma para hablar a escondidas de Umiko y de tus papás.

-¡Cierto! Era con gestos y palabras- el joven lobo, entre risas, comenzaba a recordar lo que la niña le decía. Efectivamente, hace muchos años, habían creado un lenguaje común, sin mucho sentido pero muy divertido.

-Soñé que estábamos en una de esas noches. Yo salía de la cueva y me encontraba con un demonio enorme. Tú salías a ayudarme, pero adulto así cómo estás ahora. Luego… tu y yo...conversábamos. Y el demonio no entendía nada. Al final, lo derrotamos de aburrimiento.

-Qué sueño más absurdo- antes de que Hiro pudiera controlar la risa que le ocasionó el relato de su amiga, Moroha lo golpeó con fuerza en el hombro.

-Seguramente los tuyos son mejores.

-No tienes idea. Deberíamos retomar nuestro lenguaje secreto.

-Keh...lo olvidé completamente.

-Recuerdo que inventamos una palabra para evitar el baño. Y otra para burlarnos de Umiko.

-Umiko nunca me perdonó que la excluyéramos. Decía que…- Hiro volvió a hacer una pausa, que irritó brevemente a su compañera que arrugó su frente.

-Dilo.

-Noooo

-¡Dilo!

-Ya, ya. ¡No grites!. Umiko pensaba que era porque somos muy parecidos, solía decir que eres mi alma gemela.

-Umi siempre ha sido una romántica. Ya la ves tú, casada y tapada en cachorros- respondió Moroha intentado bajarle el perfil, pero algo dentro de ella la hizo sentir un cálido sentimiento en el pecho. Era cierto, Umiko solía decir que ellos estaban hechos el uno para el otro. Incluso ella, en su peor momento de dudas cuando se fue a entrenar muy pequeña, pensaba que Hiro era su única persona en el mundo. ¿Y cómo no? Era huérfana en una familia enorme de hermanos lobos, donde a pesar del amor que le dieron, nunca se sintió totalmente a gusto. Excepto, claro, en momentos como el de su recuerdo.

Ninguno de los dos volvió a hablar en un rato, el lobo comenzó a dormir apoyado en el árbol haciendo gala de su facilidad para conciliar el sueño ligero, mientras la niña se mordía el labio pensando. En un momento, se le quedó mirando.

Hiro era muy parecido a su padre, solo que la suavidad de su rostro lo hacía ver más tierno que Koga, lo que coronado en sus ojos jade que compartía con Sayumi, lo convertían en alguien apuesto. Moroha se sonrojó con sus propios pensamientos. No hace tanto, solo unos meses, ella había dejado florecer en su corazón sentimientos confusos por el joven lobo, sobre todo por el deseo de sentirse querida, no como amiga, sino como mujer. Pero, las circunstancias y el cambio de relación gradual con Kenji había paralizado todo aquello.

¿Y qué hubiera pasado sí…?

No podía evitarlo, irremediablemente su mente andaba a mil por horas y no pudo escapar de la duda de que habría pasado si nunca hubiera ocurrido el accidente de Kenji. Ni su acercamiento. ¿Se habría enamorado de él?

Probablemente sí.

La niña sonrió, porque si, como fuera hubiera terminado enamorándose del hanyo.

Pero…¿y, se podría enamorar algún día de Hiro?

Antes de dejar que su corriente de la conciencia siguiera, el chico abrió los ojos brillantes y, en un bostezo, se levantó del suelo, estirando una mano para levantarla también.

-Vamos, te acompañaré a entrenar un rato y luego me iré- Moroha aceptó su mano, cosa extraña, mientras se dejaba llevar por el nervio eléctrico de sentirse tomada por la mano un poco áspera pero segura del lobo. Inevitablemente, sus propios pensamientos le comenzaban a confundir aún más la mente.

—-

A Kenji no le interesaba en absoluto reencontrarse con Hiroyuki. Pero, para su mala suerte, su tío lo forzó a vestir sus mejores atuendos y acompañarlo. El asiento que le correspondía junto a su tío lo irritaba aún más, empeorado por el hecho de que había pasado toda la mañana y parte de la tarde sufriendo el "entrenamiento" que cada vez debilitaban más su estabilidad mental. Sí, porque Kenji podía notar como los dolores y la confusión luego de ser forzado a transformarse por Atae, lo estaban cambiando. Su enojo, su rabia y su hastío lo estaba asimilando de manera aterradora a su tío. No solo había notado como comenzaba a tomar malas maneras al expresarse, sino que también sus gestos. Siendo su tío, podía parecer natural. Pero para el Hanyo era lo peor que podía pasarle.

Nomi casi no le hablaba, lo trataba en lo justo y dejaba ver su molestía para con él. El problema es que, a diferencia del Kenji de antaño, ahora no le preocupaba en absoluto estar en buenos términos con la demonia.

Minutos antes de que el comisionado de los lobos entrara al salón, el joven hanyo se aproximo a sus concubinas que la esperaban junto a su sitio.

-Váyanse, no las quiero aquí- Nomi, que estaba un poco más alejada, frunció el ceño al ver lo violento que era al hablarles. Las muchachas se fueron con prisa del sitio y la demonia se le acercó, haciendo que pusiera los ojos en blanco.

-Estás siendo grosero. Basta.

-Tu basta, nadie dijo que podías opinar. Son mis concubinas.

-Creo que tengo derecho a decirte que estás siendo un idiota- Kenji puso su rostro muy cerca de ella, intimidantemente.

-Nadie te ha dado derechos de ese tipo, Nomi. Y si no quieres irte también, cállate. Tengo una jaqueca horrible y me arde toda la piel ¿sabes como es? Es como si me hubieran lanzado agua caliente. En serio me siento mal-

La bella demonia no dijo nada, solo se limitó a mirarlo directamente a los ojos, hasta que Kenji se dió la vuelta y se sentó en su lugar. Al rato entraron para posarse frente a Koriu un muy divertido Hiro, seguido a las lobas. El demonio tío del hanyo los recibió con un saludo ceremonioso mientras el lobo no despegaba sus ojos de Kenji.

-Muchas gracias, sobre todo por aceptarnos y preparar este recibimiento. Como sabe, conocí hace un tiempo a Ken y a Nomi.

-Sí, aunque mi sobrino no es muy comunicativo- Koriu arrugó la nariz como siempre lo hacía cuando hablaba del chico, lo que llamó la atención aún más de Hiro.- ¿esas muchachas, quiénes son?

-Ellas son mis hermanas, Umiko y Sayumi. Son parte de este acercamiento entre tribus, hemos logrado hacer vinculación con varios pueblos de demonios.

-Son ambas muy hermosas- Hiro no respondió ante eso, solo sonrió como gesto de afirmación, pero Kenji se extrañó inmensamente de aquel comentario.

-Que bueno volver a verte, Ken. Sé que no terminaste en buenos términos con el padre de Morohita...pero verás que luego de esto, podrás resolver las cosas-

-No creo que me interese- dijo Kenji haciendo que el lobo no supiera que decirle. Era imposible no notar el cambio de actitud del hanyo, hubiera sido obvio hasta para un ciego.

Luego de ellos, Hiro comenzó un discurso que a los ojos de Kenji era lastimoso y evidentemente creado y sobre repetido. Fuera de ello, podía permitirse admirar la facilidad del lobo para expresarse de forma carismática y muy seguro de sí mismo. Al terminar, Koriu se quedó en silencio un tiempo. Hiro, en resumidas cuentas, proponía un acuerdo de neutralidad en vista de las guerras del último tiempo, junto a un acuerdo comercial para compartir alimentos, objetos, entre otras cosas.

-¿Están sus hermanas casadas?- preguntó el demonio, tan fuera de lugar que el lobo solo supo reir, confundido.

-Pues...Umiko sí, Sayumi no.

-Ya veo.

-Disculpe, pero la verdad esperaba alguna impresión sobre mis propuestas- la impavidez del lobo entretuvo unos segundos a Kenji. Adoraba verlo confundido, se veía levemente idiota.

-Bien. La verdad no sé qué tan atractivos son para este pueblo ese tipo de proposiciones.

-Pensé que si, su pueblo es poco conocido- Hiro mientras hablaba se concentraba en las actitudes de su receptor. Koriu parecía sereno y muy concentrado a juzgar por cómo tenía sus ojos enfocados en el grupo de lobos.

-Lo que ha sido un provecho, no hemos tenido grandes conflictos en años. Aparte, somos más fuertes que ustedes, una raza pura de demonios de linaje mucho más importante que el de ustedes. ¿Cuál sería el beneficio?

-Creo que eso es discutible… Después de todo, llevan años siendo una tribu oculta- Koriu pareció levemente irritado- no hasta hace mucho nadie sabía que seguían existiendo. En cambio, mi pueblo en un clan conocido extensamente en estas tierras, somos respetado por otros y tenemos intenciones serias de extendernos.

-¿Con qué objeto? Son lobos ¿desean crear civilizaciones? Tengo entendido que viven con lo necesario. Nosotros no, somos una ciudad avanzada, en muchos aspectos que evidentemente, no compartiré en detalle.

-Eso dice usted, pero para ojos del mundo solo son un grupo de demonios escondidos por una misteriosa razón- Kenji no puedo evitar soltar una pequeña carcajada por las palabras del lobo, lo que irritó al demonio. Nuevamente, Kenji tenía que admitir que Hiroyuki sabía defenderse cuando era necesario.

-No necesito que lo creas. Pero ¿sabes algo joven lobo?- Koriu, con ligereza, se levantó de su asiento y le indicó con una mano a Atae que se aproximara.- Aun así, creo que esta conversación y tus intenciones podrían llevarnos a ciertos puertos. Por ahora, dejaba reposar las ideas. Sean bienvenidos, preparamos una celebración para recibirlos y así conozcan un poco más de esta "misteriosa" aldea escondida. Mi sobrino queda a cargo. Tendremos tiempo para determinar las cosas mañana. Por hoy, les ruego acepten quedarse en mi hogar.

Koriu, sin esperar una respuesta, se marchó del sitio junto a la anciana mientras le murmuraba cosas que el hanyo no alcanzó a comprender. Sólo cuando comprendió que debía actuar como anfitrión, volvió la mujer y, con ella, varias demonias con alimentos y unos demonios con instrumentos amenizaron el ambiente. Kenji se acercó a Hiro de mala gana, pero antes de poder fingir amabilidad, a su lado como una ráfaga pasó Nomi y se lanzó a los brazos del lobo.

-¡Hiro, Hiro! ¡Me encanta que estés aquí!- dijo la demonia, luego de besarlo en ambas mejillas. Las lobas a su lado le sonrieron a la chica, saludándola.

-Bienvenidos. Espero que disfruten de la velada- Kenji hizo una reverencia tranquila a los lobos y se giró, intentando marcharse.

-Hey ¿te irás? No te he visto en semanas, de seguro hay cosas que debemos hablar. ¿No quieres saber de tus maestros? ¿De Morohita?

-No realmente, pero puedo escucharte. Después de todo, es difícil que te quedes en silencio-

-Ken, parece que maduraste veinte años en este sitio- respondió el lobo riendo, mientras se ponía un lado del hanyo y caminaba con él hacia la comida. Kenji pensó en medio de su furia interna que si iba a ser obligado a convivir con él, al menos podría estar un poco ebrio en el camino. Una demonia le sirvió un poco del licor de los alquimistas y otro a Hiro que lo recibió animadamente.

-Wow esto huele terrible, es casi peor que el de mi gente-

-Es bueno-

Hiro tomó el licor en un trago rápido, que no llamó la atención de Kenji, juzgando su constante necesidad de verse seguro.

-Realmente bueno.- pidió otro que una demonia le dió con una sonrisa- Tu tío es un tipo bastante extraño.

-Es un idiota-

-No quería decirlo así pero ... .puede ser. ¿Tu qué opinas, Ken? ¿Le ves futuro a esto?

-Si Koriu los dejó quedarse, creo que sí. - a pesar que Kenji odiaba un poco la animosidad del lobo, por un momento se sintió extrañamente como en los días en que vivía con sus maestros, entre sus amigos- Hiroyuki, será mejor que…

Antes de poder terminar, apareció Nomi nuevamente con las demonias.

-Kenji, tu acompaña a las jovencitas, Hiro y yo tenemos mucho de qué hablar- sin más, la demonio tomó del brazo al lobo y se marchó con él.

-Espero que puedan pasarla bien- dijo Kenji, un poco confundido en como debía actuar. Recordaba a las muchachas pero la verdad no había estado mucho con ellas. Recordaba que Sayumi era cercana a Moroha, pero no mucho más que eso.

-Si me disculpan, yo me iré a dormir, no esperaba quedarme y ya tenía un compromiso para temprano- Kenji asintió y la dejó irse, acompañada por una de las sirvientes de la casa. Esperaba secretamente que su hermana la siguiera, pero la niña se quedó frente a él, en silencio.

-Eh…¿Sayumi, no? Disculpa si tienes que pasar por estos momentos tan incómodos, mi tío cree que puede hacer lo que le parece siempre.

-No hay problema. La verdad este lugar es muy curioso.- la niña, sorpresivamente, le sonrió a Kenji, a lo que él le respondió de igual manera, aunque con pocas ganas. - Es curioso, hace poco tiempo fuiste motivo de una de mis conversaciones.

-¿Sí? No creo que fuera nada bueno- Kenji comenzó a caminar y la chica la acompañó, mientras de fondo había una tonada que no había oído nunca y a su alrededor miembros de las familias más relevantes de la tribu giraban entre las mesas de comida. Varios saludaron a Kenji y su compañía.

-Te equivocas inmensamente. Estuve en una "pijemada" con Morohita y sus primas.

-Creo que te refieres a una pijamada- Kenji se rió por primera vez en varios días por lo tierno que fue el error de la niña, que se sonrojó cuando él la corrigió- no te preocupes, yo tampoco entendía todos los términos modernos de Towa.

-Towa es muy agradable, pero si, tiene términos extraños-

-Yo tuve un "picnic" con ella hace tiempo- a ver los ojos jade confundidos de la loba, Kenji siguió- es una comida sobre una tela en medio de un prado. El fundamento es comer al aire libre y llevar mucha comida simple de comer.

-Entiendo. Suena divertido. Mi familia hace eso, pero porque vivimos así. Ver todo esto es maravilloso, viven con muchas comodidades- Sayumi desprendía una curiosidad y dulzura que era llamativa para los demonios a su alrededor, varios se detenían a observar con los ojos violetas incrustados en su figura.

-No te dejes engañar. No todo lo que brilla es oro.

-Cierto.

No supo cómo pero ambos terminaron sentados cómodamente más alejados del ruido de la música. Kenji se dio cuenta que estaba muy despreocupado, como hace tiempo no se sentía. La niña a su lado era silenciosa y su atención a su alrededor era suficiente, porque él tampoco deseaba hablar mucho. Estuvieron en silencio mientras ella comía sin mirarlo por un buen rato.

-¿No es bueno vivir aquí?- preguntó, con la mirada perdida en el cielo del salón. La pregunta descolocó un poco al hanyo, que se enderezó de su asiento y buscó lo que fuera que miraba Sayumi en el cielo.

-No es eso. La verdad...nunca había tenido tantas comodidades como ahora. La ropa, la comida, la servidumbre. Es buena. Pero como dicen, es fácil acostumbrarse a lo bueno. Yo por lo menos, no olvidaré de donde vengo.

-¿No creciste aquí?- Kenji sintió que no quería seguir hablando, aun sentía intensos dolores de cabeza y la irritabilidad que lo rodeaba la combatía solo porque no deseaba incomodar a la niña. Era obvio su porque, después de todo, Sayumi era algo muy similar a una hermana para Moroha y era muy seguro que después de esa reunieron la opinión de la shihanyo ya fuera horrible respecto a él y su vida. No podía permitirse empeorarlo tratando mal a su mejor amiga.

-Disculpa Sayumi, creo que debo irme, no me siento bien- Kenji se levantó, decidido a irse antes de gritarle a la chica. Cuando iba a hacerle una reverencia sincera, la chica levantó su mano, impidiéndoselo.

-No te marches. Estaré sola y no sé tratar con la gente. Contigo fue fácil, por alguna razón. Y no creo que Hiro vuelva, nunca le ha importado lo qué pasa conmigo- la fragilidad de la niña al hablar tocó el último rastro de sensibilidad de Kenji que, molesto, volvió a sentarse, mientras la loba le sonreía. El hanyo se preguntó por unos segundos si los demonios que estaban en la celebración la miraban así por sus ropas o porque la encontraban extraña. O, quizá, simplemente la consideraban hermosa. - No respondiste mi pregunta.

-Creí que sabías la historia…- la loba negó con la cabeza, moviendo en el proceso su cabello con mucha libertad.- vine a vivir aquí hace poco tiempo. Fui criado en la aldea de hanyos. ¿La conoces?

-No, cuéntame por favor.

-Una mujer, híbrida como yo, tiene un hogar para hanyos huérfanos. Setsuna creció ahí también.

-Oh...no tenía idea. La verdad me parece muy bueno, increíble-

-¿Que exista una aldea de híbridos abandonados?- preguntó Kenji un poco sarcásticamente, Sayumi por su parte solo soltó una carcajada suave y lo miró.

-No, claro que no. Me refiero a que es hermoso que exista una persona tan buena que haga eso. Sé que el trasfondo es triste pero...yo a veces prefiero verlo al contrario. Que es maravilloso que exista esa señorita en este mundo que pudiera darles amor a niños como Setsuna y como tu.

Kenji no supo qué decir, así que en silencio se quedó pensando en Shiori. No la veía hace tiempo y tuvo un golpe de añoranza al recrear en su mente el rostro de la hanyo.

-¿Qué es esto?- la nueva pregunta de la niña iba dirigida a un pedazo de pastel que sacó de la comida, sacándolo de su pensamiento.

-Es dulce, muy bueno. Pruébalo- Sayumi obedeció. En un segundo, su rostro se transformó.

-Mmmm…. ¡Es muy rico!. ¿Puedo comer más?

-Los que quieras…- la niña sacó otros pedazos de comida y los probó con lentitud, pero teniéndolos todos en una mano, como temiendo que se los quitaran. Kenji se rió de su posición, como amenazada.

-Puedes dejarlos ahí, no se irán a ningún lado.

-Lo siento. Es que cuando te crías con ocho hermanos, te acostumbras a proteger tu comida-

-Entiendo.

-¿Tu quieres uno?- el ofrecimiento de la chica fue rechazado por el hanyo, que con una mano le pidió a un sirviente que trajera más de aquellos. Verla comer con tanto entusiasmo le trajo a la memoria la ansiedad con que siempre comía Moroha junto a él. Solo que ahora entendía un poco el porqué.

Por un largo rato, estuvieron ambos conversando de cosas tan desconectas pero interesantes que despejaron de manera increíble la mente del hanyo. Sayumi preguntaba continuamente cosas, como por cómo vivía, por qué cosas había vivido, qué cosas pensaba. Y, un poco por su distracción, terminó contándole gran parte de su vida. Cuando la adolescente comenzó a bostezar frente a él, Kenji vió la oportunidad de irse él también.

-Sayumi- la chica asintió atentamente, con los ojos llorosos de sueño- si lo deseas, alguien te llevará a tu habitación.

-Gracias- ambos se levantaron y Kenji llamó a un sirviente, pero, antes de decirle que hacer, ella volvió a interrumpir.

-¿No puedes ir conmigo? No quisiera ir sola...si no es mucha molestía.

-No, claro que no- Kenji le indicó por dónde seguir y caminaron ambos conversando nuevamente hasta llegar a una corredor donde solían quedarse las visitas. Kenji dejó en la puerta a la demonia y antes de irse, ella lo despidió con una reverencia impropia de los lobos que seguramente imitó de los demonios en la fiesta.

-Muchas gracias. Ahora entiendo porque Morohita dice que eres la mejor persona que ha conocido. Gracias por hacerme sentir cómoda. Buenas noches- la loba entró lentamente al aposento, dejando detenido a Kenji luego de oír el nombre de Moroha. ¿Ella le había dicho eso? Algo acarició súbitamente su estómago, una sensación de puro gusto de saber que la muchacha aún tenía palabras dulces para él. Se dejó llevar por ella hasta que sintió risas cerca. Era Nomi que seguía con Hiro.

-¡Kenji! ¿Dejaste arropada a Sayumi?- preguntó la demonia, pero Kenji la ignoró. Hiro se rió y se acercó a él.

-Oye, vamos los tres y sigamos probando tu licor.

-Aquí le decimos "veneno"- corrigió Nomi. El hanyo se dejó arrastrar por los dos con gesto de mala gana. Al rato estaban a su lado conversando como grandes amigos, pero lo que más irritaba a Kenji era su evidente cercanía. Intentado ignorar lo evidente, tomó y tomó, creyendo que en algún momento le serviría de excusa para largarse. Pero no fue así.

Cuando eran altas horas de la noche, Kenji sentía que necesitaba dormir, por lo que al intentar irse Nomi lo detuvo con un grito que lo sacó de sí mismo.

-¡No te vayas!

-Déjame en paz Nomi. Eres irritante normalmente y ebria eres peor.

-Hey, no seas tan malvado, Ken- intervino Hiro cuando noto el mal tono del hanyo con la demonia.

-Me voy-

-Espera, la estamos pasando bien. ¿Estás ebrio?- Hiro reía ante lo evidente, porque el pobre de Kenji era incapaz de estar de pie de manera correcta. Nomi se reía igualmente.

-Calla...cállate- el peso del cuerpo botó al hanyo que terminó sentado nuevamente junto a Nomi que servía sin parar el veneno a Hiro. Kenji estaba tan mareado que recostó su cabeza de lado mientras observaba a los dos demonios puros que de vez en cuando se coqueteaban descaradamente. Un guiño, un toque de manos, besos de ella a él en la cara...hasta que no supo bien porqué, golpeó con fuerza su puño en la mesa, llamando la atención de Hiro y Nomi..

-¿Ustedes tuvieron algo cierto? Siempre se están toca...do. Yo...no soy estupido estoy seguro

Ninguno de los aludidos dijo nada, así que el ebrio hanyo siguió.

-Sí...ese tiempo cuando se fueron...yo creo que se acostaron. ¡Dilo Nomi!

-¡Kenji cállate, de qué estás hablando! - ahora Nomi, trastornada por sus últimas palabras, se concentró en mirar enfurecida a su amigo.

-No quiero, estoy seguro, siempre eres igual- Kenji enderezó como pudo su confundido cuerpo. Porque no, su molestia no era con ella. Era con el lobo- ¡Y tu...Hiroyuki…!¿no querías a Moroha..?

-¡Si, no confundas las cosas! Si la quiero- respondió esta vez el lobo, con los ojos muy abiertos. - No ha pasado lo que dices con Nomi, eres un idiota. No deberías insinuar aquello.

-No, tranquilo Hiro. Hace tiempo que Kenji está así conmigo. - Kenji se rió en medio de su ebriedad. Los dos actuaban, seguro que sí.

-Mentirosos-

-Se acabó, traeré a las chicas para que te lleven a rastras- Nomi se levantó decidida y se marchó dejando al hanyo semi dormido y a Hiro molesto en su sitio. Cuando la demonia estaba lejos, Hiro le habló.

-Las niñas. ¿Son tus mujeres? Nomi me contó que tienes un harem.- el lobo cuando notó que Kenji lo miraba un poco más consciente, aprovechó la ocasión- es curioso que me recuerdes lo de Moroha, sobre todo tu que la dejaste sumida en la pena. Te fuiste y rompiste algo en ella.

-Cállate. Tu no sabes como fue.

-No, no lo sé. Pero no insinúes que engañó a Moroha cuando sabes que la quiero mucho más que tú. Yo nunca me hubiera ido.

-¡Lobo maldito, no digas como son las cosas!- la rabia se acumuló tan rápidamente en el cuerpo de Kenji que se levantó tirando consigo el licor que quedaba junto a ellos. Hiro le respondió de igual forma, mirándolo, listo para defenderse.- Yo no quería entristecerla.

-¡Pero así fue, eso lograste! ¿Para qué? Para venir aquí a tener una serie de mujeres como números y hacerte el niño rico.

-¡Cállate lobo!-

-No importa, lo agradezco. No seguirás haciéndole daño secretamente a Moroha y yo podré seguir con ella, como siempre debió ser. No vuelvas Kenji, no regreses a perturbarla, ella está mejor y no gracias a ti. No eres mal tipo, pero no eres para ella. Entiéndelo.

-Qué imbécil. Lo dices como si tu pudieras salvarla con una magia, que idiota. Moroha no te necesita estupido- Kenji sentía deseos de lanzarse y golpearlo, responderle como aquella vez que pelearon siendo humano. Pero esta vez era Hanyo, así que estaba dispuesto a romperle los huesos para callarlo. Hiro parecía notarlo, porque seguía en posición de defensa. - ¿Tu crees que lo nuestro era tan simple, para que aparezcas tú con tu magia de lobo pulgoso y la salves de mi? No sabes nada, inténtalo para siempre, no necesito pruebas para saber que nunca lo conseguirás.

Hiro se quedó quieto mirándolo enfurecido. Kenji había logrado molestarlo muchísimo más. Cuando creyó que sería el lobo quien atacaría primero, se sorprendió de que solo le hablara tranquilamente.

-Moroha y yo nos besamos.

-Es mentira- un frío congelante, paralizante, recorrió a Kenji de la cabeza a los pies. Terror puro.

-No. ¡No te acerques más a ella, tu vida está maldita, tú estás maldito, déjala en paz y se feliz en otra forma Kenji!- dijo el lobo ya totalmente descontrolado. Sus últimas palabras fueron casi un hilo, cortado por como Kenji se aproximó a él y con un golpe de puño le dió en toda la cara. Luego, el lobo se defendió dándole una patada en el torso. Los ebrios jóvenes se vieron entonces metidos en una pelea a puños que tenía a varios sirvientes alrededor gritando alarmados.

Kenji sintió con mucha fuerza los golpes en todo su cuerpo aún convaleciente, los arañazos sucios del lobo y los gritos mientras seguían peleando. El a su vez se defendía como podía en medio de la ebriedad y el odio que sentía. Cuando Nomi apareció entre ellos y con rapidez se posó detrás de Hiro, lo durmió con sus manos en la sien. El lobo cayó rendido en sus brazos y Kenji, aun en el suelo, fue luego levantado por la demonia que dio indicaciones a la servidumbre de terminar con todo eso y ordenar. Ella se encargaría de él mientras que de Hiro se encargarían unos guardias de la mansión.

-Sueltame Nomi-

-¡No! Maldito ebrio, nunca te había visto tan trastornado. Supongo que estás recuperándote.

-Sí, déjame- Kenji se liberó de su agarre con brusquedad. La chica lo quedó mirando mientras el hanyo respiraba entrecortadamente con una herida sangrando libremente en su boca y varias en el cuerpo.

-Déjame curarte.

-Basta, en serio. ¡Deja de meterte!

-¡Dime al menos por qué pelearon!- exigió la demonia, gritándole a su vez en medio de la oscuridad que los llevaba a los aposentos del chico. Aun bajo los efectos de su increíble desdicha y el adormecimiento del alcohol, Kenji decidió no seguir hablando.- ¡Háblame! ¿Fue por Hiro y por mi? ¡Nunca pasó nada! Nada serio al menos. Sí tonteamos un poco, quizá…

Kenji solo se rió en medio de un quejido de dolor. Nomi no entendía nada.

-¿Estás celoso? No creí que te importara, me has dejado claro tantas cosas. Pero no, yo no siento por Hiro lo que siento por ti...Yo sigo enamorada de ti Kenji, por eso estoy aquí contigo.

-Mientes, estás conmigo porque ahora te conviene.- dijo el muchacho mientras miraba con dolor los ojos desesperados de la demonia que acaba de confesarse- no digas ahora que me quieres cuando hace años me dejaste botado porque yo era un simple híbrido, como bien me lo gritaste en la cara. No ahora Nomi. ¡No te queda!

-¡No era cierto! Me obligaron, yo te lo expliqué. Tu tío se obsesionó conmigo y me obligó a estar con él. ¡Yo si quería irme contigo!

-No te creo, no puedo. Nunca me buscaste hasta que volví a servirte. No hables de amor porque no tienes idea de qué significa. Tu no amas a nadie, te amas a ti, amas seducir, amas el poder. No a las personas.

-Eres cruel...injusto conmigo nuevamente. Si no estabas celoso entonces que…tus celos reflejan que te importo, Kenji. ¿No lo ves?- dijo esta vez la demonia con una angustia palpable, mientras intentaba abrazar al hanyo. Kenji se alejó de ella apenas, con un paso inseguro.

-¡No estaba celoso de ti! Estaba...estaba-

-Estás ebrio, eso es, no sabes lo que dices.

-¡No! Yo estaba celoso, pero no por ti. Estaba celoso por Moroha.

-¿Moroha? No entiendo-

-Ese es tu problema ¡Nunca entendiste! Estaba celoso porque ese lobo desgraciado coquetea contigo y coquetea con Moroha por otro lado.

-Hiro la quiere...son estupideces.- Nomi se alejó dando pasos cortos y asustadizos mientras Kenji terminaba de perder la razón. Su semblante era oscuro y aterrador.

-¡No! ¡Eres tan increíblemente egocéntrica que nunca fuiste capaz de notar que estoy terrible y dolorosamente enamorado de Moroha! - la demonio no pudo evitar abrir inmensamente los ojos, no podía creerlo. El aspecto de Kenji era abatido, cansado e irritado. Soltar todo aquello lo liberaba y lo condenaba al mismo tiempo.

-No puede ser verdad...creí que eras como un hermano para ella.

-No fuiste la única. Al inicio yo lo creí pero no, es demasiado fuerte para ser solo eso. Ese lobo dice que estoy maldito. Y no se equivoca- las palabras del hanyo fueron bajando su intensidad, hasta ser un susurro- estoy maldito y por eso estoy aquí, con Koriu, contigo. Maldito. ¡Estoy tan maldito! Que me enamoré secretamente de la hija de mi maestro y estoy tan maldito que ella se está entrenando para ser…¡sacerdotisa! Una casta y pura sacerdotisa. Y aunque no fuera así, se irá lejos. Y es mejor.

-Deja de hablar, no quiero escucharte- suplicó Nomi, pero el chico la ignoró.

-Que se vaya, así está bien, quiero que sea feliz. Eso es amor Nomi, eso, no lo que dices tú. ¡Tu también estás maldita, llena de rencor y ambición! Dices que me quieres con tanta ligereza pero...quieres lo que representó. Yo lo sé.

-¡Kenji por favor, para!

-Entiéndelo Nomi tu y yo nada, nunca. Nunca voy a tocarte, ni a desearte ni a amarte nuevamente. Déjame en paz- con esas últimas palabras, Kenji se fue hasta su habitación y entró dejando la puerta abierta.

Nomi en cambio no se movió. Era incapaz de pensar en nada. Solo sentía en su cuerpo el peso de la verdad, lo que en consecuencia hizo que una serie de actitudes y momentos cobrarán un sentido nuevo para ella. Kenji preocupado por Moroha, con ella siempre, tratándola diferente. Se sentía lo suficientemente estúpida para odiarse a sí misma por no verlo. Aquello que, al parecer, era una obvia verdad que nunca supo ver.

—-

Una mezcla entre sus dolores habituales y la migraña por el alcohol despertó al hanyo temprano. Había dormido sobre su ropa de cama y sin cambiarse, así que aun confundido se dió un baño y se arregló, recordando que las visitas seguían en la casa.

Cuando salió de su habitación, Atae lo esperaba como una estatua, lista para llevarla donde su tío. Koriu se encontraba, cosa extraña, entrenando con su katana en un jardín trasero de la casa, donde había mucha paz.

-Necesito hablar contigo.

-Dime

-¿Sigues ebrio?

-No- mintió Kenji, la verdad no tenía idea. Algunas veces su condición mixta lo traicionaba.

-Ahora iremos con los lobos. Tienes que secundar lo que les diga.

-¿Qué decidiste? ¿Harás un pacto con ellos?

Koriu detuvo su práctica para darle atención a su sobrino. La sonrisa en su rostro no podía ser una buena señal.

-No. ¿Con qué finalidad? Son más débiles que nosotros, lo sabes. Ayer Nomi durmió con mucha facilidad al jovencito. Eso quiere decir que nuestras otras habilidades los destruirían rápidamente.

-Entiendo que no quieras...pero suenas como si fueras a atacarlos.- El temor de Kenji se materializó con el silencio de su tío.

-Quizá sí. He estado trabajando muchos años para sacar esta aldea del anonimato. Pensé que iniciar atacando un clan poco organizado o poco civilizado como ellos sería un buen comienzo.

-¿Estás loco? No puedes hacerlo. Además, no es tan así, son muchísimos y entrenan desde pequeños.

-No me interesa. Aquí también lo hacen y todos tienen el triple de la edad de esos lobos. Son más, pero son jóvenes, inexpertos.

-No sabes lo que dices ¿cuál es la necesidad? La aldea está bien. Yo estoy haciendo mi parte ¿qué más pretendes?

-Te falta visión Kenji. Si somos fuertes ¿por qué nosotros estamos ocultos? Los humanos, por otro lado, han vivido décadas en libertad, siendo inútiles, una raza débil que sobrevive por la compasión de especies como la nuestra. Bueno, la mía- dijo el demonio, volviendo a blandir su katana, mientras Kenji buscaba argumentos suficientes.

-Eso es lo que tu deseas ¿y la gente?

-Ellos responden a mi. No somos humanos, recuérdalo. Imaginalo. Tu no existías, pero en antaño mi padre lideraba grupos de guerrillas que arrasaron con tribus demoníacas débiles. No solo eso, mi padre, que buscaba entablar su poderío y crear su imperio, no mataba a todos los demonios. A los hombres los esclavizó, hasta que murieron. Y, las mujeres, muchas veces fueron parte de su casa. ¿viste a esas lobas? Dicen que las mujeres de mi especie son bellas, pero las lobas son una belleza extravagante, nunca vista. Si los atacáramos, podríamos traernos algunas como ellas.

-Eres asqueroso

Koriu rió tan fuertemente que algunas aves se esfumaron del jardín. Kenji estaba nuevamente angustiado y horrorizado por la actitud de su tío. Ese hombre era casi imposible de creer.

-No voy a permitir que lo hagas

-No depende de ti, sobrino

-¡No! Es demasiado, no tiene cabida en este mundo, no en el actual. Esclavizar, matar, destruir y violar. Olvídalo.

-Antes de que intentes seguir dándome lecciones de moral, esas que te dieron tus amiguitos humanos y tu crianza de híbrido, déjame decirte que pensé otra opción.

-¿Cuál?

-Atae notó que hablabas con la loba más joven, la de ojos verdes. Se veía muy distraída y un poco tonta, pero es hermosa y su sangre es totalmente pura. Podría retrasar el inicio de nuestra expansión, si tu pones de tu parte.

Kenji no necesitaba que él dijera nada, era obvio lo que buscaba.

-No.

-Escucha. No te estoy pidiendo permiso, estoy solo siendo amable y dándote dos opciones. Reflexione que tu descendencia y el futuro de la tribu es más importante o primordial frente a nuestra inminente salida al mundo. Si te decides por esto y aceptan, prometo no atacarlos. Crearemos un lazo. En su defecto, actuaremos. Tu decides.

—-

Towa iba de prisa a buscar a su prima, previamente había pedido verla y prometieron juntarse aquella mañana en la cabaña. Moroha la esperaba impaciente con el arco en la mano y dando golpecitos en el piso con sus pies descalzos.

-hola, lo siento, no desperté a tiempo

-Keh...si tu decides la hora ¡cúmplela!

-Es algo muy sencillo, quería pedir tu ayuda para ver a Riku.

-¿Y que se supone que yo haga?- preguntó la shihanyo, levantando una ceja ante esa petición. Towa por su parte le indicó que la siguiera y ambas terminaron caminando juntas sin dirección.

-Tía Kagome usaba su energía espiritual para atraer espíritus que le permitían conectar con otros. Supuse que tú ya sabrías hacerlo.

-Sí lo sé pero ¿por qué? ¿Qué sucede con mamá?

-Es que no quiero molestarla, con lo qué pasó con el cachorro me da un poco de pena pedirle esfuerzos de ese tipo.

-Bueno, si puedo ayudarte. Con una condición. Yo también quiero verlo y hablarle. Puedes decirle que será una "reunión familiar".

Towa dudó por unos segundos por la sonrisa maliciosa de su prima, pero terminó accediendo. Necesitaba verlo.

-Bien. ¿Puedes hacerlo ahora mismo?

-Sí- Moroha, como había visto a su madre hacerlo algunas veces, concentró su energía espiritual en sus extremidades hasta llegar a sus manos y, con ellas, creó una esfera que brillaba como una pequeña nube frente a la hanyo que estaba maravillada mirándola. Era asombroso.

-Te pido, en nombre de mi prima, que busques a Riku. Gracias- la adolescenté soltó la bola de energía al cielo y se fue por el mismo perdiéndose en el horizonte. Towa se sentía aún muy impresionada con todas aquellas cosas, si bien llevaba un tiempo viviendo en esa época, era difícil no encontrarse siempre con nuevos elementos fantásticos y rompían su contexto y su concepto de lo real.

-Supongo que no demorará con la respuesta. Yo ahora me voy a entrenar a solas.

-Espera. ¿Cómo van tus avances? ¿Lograste algo nuevo o sigues fallando?- la pregunta de Towa se respondió sola con la expresión de Moroha, parecía que la había golpeado con un ladrillo de realidad en el rostro- Disculpa, creo que lo dije de mala manera.

-No, tampoco es como si no tuvieras la razón. Solo que...bueno, no sé qué está pasando conmigo. No logro descifrar la importancia de la dualidad ni llegar a comprenderlo para hacer confluir mis poderes. Puedo usarlos individualmente pero unirlos...me cuesta.

-¿Equilibrio?

-Sí o algo por el estilo. Después de mucho pensarlo llegué a esa conclusión.

-Moroha- esta vez Towa se acercó a su prima lo suficiente para que notara su seriedad- no te ofendas, pero creo que para resolver lo que sea que necesitas resolver, primero tienes que arreglar todo lo demás.

-No vengas con cuentos de ese tipo Towa…

-Lo digo en serio. Necesitas sacar de tu mente lo demás para poder lograr un buen entrenamiento. Estás evidentemente distraída y así a cualquier persona le costaría el doble de esfuerzo. Solo te aconsejo que te arregles con tío Inuyasha y de paso que veas tu asunto con Hiro, es obvio que entre ustedes las cosas están a la deriva quizá necesitas…

-Oye, espera. Nada pasa con él. Somos amigos.

-Como digas. Pero toma mi consejo como gustes. - Moroha escuchó sin ánimo a su prima y dió un bufido intentando demostrar que no le importaba, pero la verdad algo hizo click en la mente de la chica, que cuando se alejó de la peliplateada se quedó pensando un buen tiempo. Podía tener razón, después de todo las grandes almas que controlaban poderes espirituales, así como los grandes guerreros comúnmente llevaban vidas sin ataduras, con pocas conexiones familiares y sentimentales. Claro que ella no podía "abandonar" todo lo que tenía y tampoco lo deseaba pero...quizá si tenía sentido el buscar ese estado base donde cada vez menos cosas las acecharan.

Con eso en sus pensamientos, Moroha se fue dando brincos hasta el sitio donde solía entrenar a solas. Tenía mucho que pensar sobre eso.

No veía nada, no sentía nada en absoluto. Solo una voz áspera y femenina a lo lejos, muy lejos. Una voz que no conocía pero que no era extraña. Era como cuando oyes una voz familiar de la nada pero eres incapaz de descifrar de quién se trata. Solo lo sabes. Su mente dio paso a pequeñas luces como relámpagos que acompañaban el sonido. Su vista se abría paso y en su horizonte dos ojos violetas oscuros lo observaban.

"Kenji...Kenji"

De pronto, la mujer frente a él desapareció.

"No, no, regresa". Pidió el hanyo en un gruñido, mientras intentaba salirse del encierro mental en que lo tenían los ataques de su nuevo maestro. Con el tiempo había logrado saber cuando el demonio se metía en sus recuerdos. Y esa mujer…

-¡Déjame, déjame ya!

-Amo, estamos muy cerca

-¡Saleeeeeee!

Kenji sintió como su cuerpo, del que casi ya no tenía control, despedía un choque eléctrico y destruyó en un segundo las amarras que lo tenían sostenido a la pared. Luego, se vio sostenido por varios guardias mientras gruñía y se movía desesperadamente. Quería hacerle daño, golpear o herir a Ryu.

-Hay que terminar la transformación, Atae inténtalo.

-No hay forma. Debe hacerlo él- dijo la mujer de una modo que levemente pudo oír al hanyo. Él debía hacerlo ¿pero cómo? Si lo poco que le quedaba de conciencia era una voz omnisciente en su mente, que parecía ser una mera observadora de su desquiciado cuerpo.

-¡Amo! Deténgase. Lo logramos, descubrimos algo. Concéntrese, vuelva aquí.

-La mujer…

-¡Amo regrese!

¿Volver? ¿Cómo volvía? Kenji sentía calor en el exterior y un frío terrible de miedo en su interior. Estaba aterrado porque su instinto, su cuerpo y su corazón le decían que estaba en peligro. Que debía correr, atacar, matar si fuera necesario. Kenji era capaz de dar cuenta de sus deseos de resguardarse, de su temor a sí mismo, pero era incapaz de salir de allí. En su mente a la vez corrían imágenes de él siendo golpeado, atacado por otros demonios, peleando con otros hanyos, sólo situaciones que lo habían puesto en alerta. Desolación. Eso sentía en definitiva, su conciencia respecto a la necesidad de arrancar no lo ayudaba a salir de esa paralización de sus ideas. Sentía que algo se metía en su pecho en medio del miedo y lo carcomía, lo absorbía.

"No puedo hacerlo". Se dijo a sí mismo, mientras su cuerpo seguía gritando y gruñendo buscando atacar mientras los guardias a duras penas lo sostenían.

Debía salir de ahí, de ese bucle de pánico que lo rodeaba pero no fue capaz de traer a sí mismo sentimientos seguros. Estaba condenado.

Hasta un momento, que volvió a sentir la voz áspera de antes.

"Kenji…"

¡No te vayas! Pidió el hanyo con angustia. ¿Era aquel un recuerdo? ¿Era la voz de Shiori? No...no lo era. Tampoco la de nadie que recordara. Entonces esa mujer…

"Kenji, todo estará bien pequeño"

"Ya no llores"

"¿Qué necesitas, pequeño?

"Te haré dormir". Dijo la voz de la mujer. El cuerpo de Kenji comenzó a calentarse desde el centro. Sus extremidades retomaban su tacto y su vista dejaba de estar nublada. Su cuerpo se detenía, su estado se marchaba con ello. Lo estaba logrando.

"Estoy aquí"

Ella es mi madre. Supo entonces Kenji, volviendo a divisar los ojos de su recuerdo tránsfugo e impuro. Luego, todo se cubrió de negro.

La jaqueca intensa con la que despertó horas después no era nueva. El desmayo, menos. Lo único sorprendente fue que cuando recobró la razón aquella vez, lo primero que sintió su olfato fue la presencia de un lobo en su habitación. Al abrir los ojos, vio junto a él a Sayumi, muy atenta, que le ponía paños fríos en la frente. Cuando lo vio despertar lo ayudó a incorporarse y le dió algo de beber, sin decirle nada.

-Sayumi, qué haces. No debería estar aquí.- dijo el hanyo, incapaz de evitar su tono duro para con ella. Los efectos de sus transformaciones eran de esa clase, lo volvían irritable al extremo y dolían terriblemente.

-Lo sé, pero estaba recorriendo los jardines y te oí gritar. Me asuste y cuando supe que estabas aquí...yo solo exigí entrar.

-¿Exigiste entrar?- preguntó el chico, haciéndola sonrojarse frente a él. Era obvio que había pedido hacerlo con el argumento de ser su prometida.

-Sí. Me pareció sospechoso que te dejaran a solas mientras sufrías aquí solo. Por eso cuando entre...tu

-¿Viste algo?

-Sí- respondió la niña, mirándolo fijamente con curiosidad evidente- tu piel estaba muy roja y áspera, parecía que hubieras sido quemado y tus ojos igual, los tenías abiertos y luego solo te dormiste. Tu piel mejoró con el tiempo.

Kenji no dijo nada, la chica no dejaba de observar como un real fenómeno y eso estaba molestándolo un poco. El problema es que la conocía muy poco para echarla del sitio y menos cuando ella se había preocupado genuinamente de su estado.

-No volveré a entrar así, lo lamento- pidió Sayumi con una pequeña reverencia.

-Emmm...lo que te dije fue para evitar habladurías sobre ti, nada más. Pero supongo que en tu actual situación, no interesa tanto.

-No lo sé, no lo pensé-

-Es mejor que te marches. - sus últimas palabras fueron aceptadas por la chica, que se levantó de su asiento y caminó hasta la entrada. Pero se detuvo al oír un quejido ahogado del hanyo, volviendo a asistirlo. -¡Dije que te marches!

-No, tú no estás bien.

-¿Eres tonta? Vete de aquí, no soporto ver a nadie.

La loba, ignorándolo, volvió a recostarlo con la presión de sus manos sobre su pecho, a lo que él obedeció solo porque el mareo que lo embargaba era demasiado para luchar con ella. Kenji se maldecía porque esa niña, callada y todo, era extremadamente terca. Como Hiro, pensó, mientras en su mente como una ráfaga volvió lo dicho por el lobo. Que él y Moroha…

-¿Te transformaste, verdad? Vi a Morohita un par de veces cuando se convertía en demonio con el rojo carmesí. Tu olor está difuso, como le pasaba a ella.

-Sí- respondió, intentando cortarla, con poca suerte. La chica seguía revisando con un paño las heridas que él mismo se hizo en los brazos sin quererlo.

-Eso puede hacer mucho daño. ¿Tu tío te obliga a hacerlo? - la incredulidad que transmitía la voz suave de Sayumi trastornan los sentimientos de odio de Kenji.

-Sí y no. Es parte de mi entrenamiento.

-¿Qué estás intentando con ello?-

-¿Siempre preguntas tantas cosas?-

-Sí. Lo siento- Sayumi, por primera vez, le sonrió culpable. Kenji no le dijo nada, sabía que la estaba haciendo sentir mal y se detestaba por eso.

-Es...para descubrir qué habilidad heredé de la familia de mi madre. De esta tribu.

-Oh…tiene sentido, supongo. Solo transformado surgen.

-Más que eso, cuando me transformo es más fácil meterse en mi mente y sacar la información. Eso hace el demonio que me entrena.

-¿Y qué has descubierto?

-Tengo habilidades comunes. Como dormir personas. Aunque nunca he podido paralizar a otro. También descubrimos hace poco tiempo que soy capaz de desarrollar habilidades relacionadas con la mente.

-¿A qué te refieres? - volvió a preguntar la demonia. Esta vez Kenji dió un suspiro, mientras volvía a sentarse y sacaba la mano de la niña de su cuerpo.

-La especie de mi tío y madre es capaz de, tocando la sien del otro, hacer una serie de cosas. En mi caso, no estoy muy seguro de que soy capaz.

-¿Por qué?

-No he podido practicarlo a cabalidad. Pero el demonio a cargo de mi entrenamiento cree que puedo leer los recuerdos a partir de la mente y los objetos de las personas. Suena extraño, incluso para mi. Como soy hanyo nunca supe qué habilidades tengo. Supongo que podría incluso solo tener la de dormir personas y nada más.

-Yo creo que necesitas probarte a ti mismo. ¿En tu familia, que hacían? En la mía esas cosas generalmente se comparten.

-No sé mucho- ahora, Kenji fue quien se sintió curioso.- por lo que sé, Koriu es capaz de controlar las mentes más débiles. Y escuche alguna vez que mi abuelo poseía la capacidad de meterse en la mente del otro con solo mirarlo fijamente. Tener control de sus acciones y sus habilidades, logrando adquirir esos poderes para sí mísmo.

-Eso suena increíble- dijo la demonia, mostrándose abiertamente sorprendida- tú podrías tenerla y no saberlo.

-Lo dudo- admitió el hanyo un poco divertido, la verdad le parecía algo demasiado bueno para un híbrido- también sé que era capaz de tener visiones respecto al futuro de otras personas. Aunque esa habilidad no es nada común. Casi nadie la tiene. Además, agota a la persona que la tiene. Eres una suerte de adivino.

-Eso también es increíble, imagínatelo, estás siempre obteniendo la suerte de otro antes de que la persona siquiera lo imagine. Es aterrador y atractivo a la vez.

-Creo que todo suena mucho para alguien de sangre mezclada como la mía.- Sayumi escuchó las palabras del hanyo con atención, haciéndolo sentir un poco incómodo, lo que solo empeoró cuando la niña se puso más cerca de él y, sin preguntarle, tomó sus manos y las posó en su cabeza.- ¿que intentas?

-Dijiste que con las manos leías recuerdos. ¿Puedes borrarlos?

-Hay gente que puede...mi entrenador puede. Pero yo no lo sé Sayumi, no creo que sea capaz-

-¿Inténtalo conmigo?

Kenji hizo una pausa, totalmente sorprendido y aun con sus frías manos sobre la piel de la tierna Sayumi. Verla tan decidida lo puso nervioso.

-¿Qué quieres que vea?

-Hay algo...que me sucedió hace años y que me gustaría no volver a revivir. Pero vive en mi mente- la loba, en un susurro, cambió la expresión de su mirada de distraída a triste- me haría un gran favor si me ayudas a sacarlo. Y de paso, practicas.

-Está bien. Lo intentaré. Debes cerrar los ojos y pensar en lo que me comentaste.

Kenji, cerrando los ojos, enfocó su mente en sus manos. Sentía como un calor fuerte se desprendía de las mismas y se metían en la demonia que parecía dormida. Luego, en su propio cerebro la oscuridad se desvaneció y apareció un borroso lugar. ¿Sería ese el recuerdo que decía Sayumi? Cuando Kenji había intentado hacer eso con sus concubinas, siempre lograba ver las cosas como un observador externo, como si fuera una historia o una obra solo dispuesta para él. Y este también era el caso, a juzgar por como frente a él una Sayumi, un poco más pequeña, apareció corriendo deprisa por un bosque tenebroso. En algún momento la loba se cayó al piso y dió con el rostro en la suciedad, manchándose toda. Detrás de ella venían a toda velocidad unos demonios humanoides que Kenji no supo determinar de qué especie eran. Cuando vieron a la niña loba en el suelo, uno de ellos se aproximó y la giró bruscamente. En su incapacidad de acción, el hanyo temió por ella.

-No sigas huyendo loba- con una cachetada sonora, el demonio cayó a Sayumi que gritaba por ayuda. Y gritaba el nombre de una persona desconocida.

-Déjenme por favor, no me lastimen-

Lo siguiente fue tortuoso para Kenji. Los demonios, con suma violencia, comenzaron a golpear y herir a la pequeña que aun gritaba en el suelo. Mientras lo hacían, le decían que merecía aquello en nombre de su maestro, aquel nombre que la niña gritaba desesperadamente. Cuando el recuerdo no finalizaba y Kenji comenzaba a impacientarse, los demonios dejaron tirada casi muerta a la demonia y al rato un lobo, que reconoció por la cola, se acercó a Sayumi y la levantó del suelo. Lo siguiente fue el mismo tipo abandonándola junto a una laguna y una cascada, de la que salieron los padres de Sayumi y un Hiro más joven. Y, con eso, el recuerdo acabó de bruces y Kenji abrió los ojos para ver frente a él a Sayumi llorando silenciosamente entre sus manos. Con un esfuerzo que no sabía encauzar, deseo con todo su corazón sacar aquello de la mente de la chica. Habló para sí mismo y, como una orden, invocó que se fuera de ella. Al rato, volvió a abrir los ojos y la loba lo miraba fijamente, con los ojos jade incrustados en él.

Kenji no le dijo nada, solo la soltó y Sayumi, que se veía confundida, dió un paso hacia atrás muy sonrojada. El hanyo comprendió que probablemente ella no sabía lo qué pasó, simplemente se vio a ella misma con su rostro entre sus manos y a él, con los ojos cerrados.

-No pasó nada. Tranquila. Borré lo que me pediste, eso creo a juzgar por tu expresión.

-Yo...te pedí que borraras algo.

-Sí, ya no importa. No debería volver a ti.

-Gracias, creo- dijo la loba, ignorando la mirada del hanyo que se sintió levemente entusiasmado de lo que había logrado. Aunque la curiosidad de saber el trasfondo de eso lo acechaba un poco.

-Yo debería agradecerte a ti- dijo entonces Kenji, llamando su atención nuevamente- fuiste muy amable al acceder a todo esto.

-No es nada. Además...lo hago también por mi gente.

El hanyo asintió y volvió a recostarse, dejando que la chica se sentara nuevamente junto a él, pero sin hablar. Recordó como la mañana que su tío le dijo su idea de comprométerlo con la demonia, él se las había arreglado para acercarse a Sayumi a escondidas y le contó toda la verdad. Algo, como un instinto, le dijo que siguiera aquella idea y cuando la loba escuchó todo, incluso el plan de Koriu de atacar la aldea, aceptó sin ningún reproche ayudarlo a fingir que aceptaban un compromiso. Kenji se sorprendió de la facilidad con que la loba había confiado en él y como incluso intercedió con su hermano para que la dejara quedarse.

Aun así, incluso cuando eso podía favorecerlo de muchas maneras (considerando que con ese engaño, su tío no lo casaría con ninguna otra) era consciente que toda esa información le vendría como anillo al dedo a Hiro, que sin dudarlo iría a esparcir la noticia a la aldea. Así que lo poco que podía esperar de Moroha lo podía desechar definitivamente. Con eso, terminaba de arruinar su reputación con ella y con todos.

-Sayumi. No te molestes, pero preferiría que salieras.- dijo, incapaz de volver a mirarla y dejando que la muchacha se marchara silenciosamente. Sabía que estaba siendo un poco cruel pero aun así era imposible no serlo, fuera de los dolores, sentía mucha pena.

Cuando intentó dormirse ignorando su angustia, un ruido cerca de él lo puso en alerta. Se levantó de su asiento y tomó la espada que tenía junto a él. No fue necesario levantarse por completo, porque enfrente apareció la figura alta y pelirroja de Riku, que le sonreía tenuemente.

-Te ves muy mal-

-Gracias, lo sé. Me sorprende la facilidad que tienes para aparecerte y desaparecer como un espíritu.

-Después de una vida jugando a la escondida, es simple.

El hombre se acomodó contra la pared y no dejaba de mirar el estado del hanyo. Kenji sabía que sí estaba ahí, solo podía ser por una razón.

-¿Lo encontraste?

-Sí. No fue tan fácil como creí. Resultó que tu madre vivía con un sanador pero era secreto. Logre después de visitar unas aldeas dar con el humano. Puedo decirte dónde encontrarlo.

-Entonces el…¿sigue vivo?

-No puedo asegurarlo. El dato es de la anciana mujer que cuidaba de su casa, era un hombre soltero que se dedicaba a recorrer aldeas como médico. Es todo lo que sé.

-Muchas gracias Riku. Te debo mucho

-¡No hay de que! ¡Son manos de vuelta!-

Nota: Hola. Nuevamente, disculpen la tardanza.

Hoy mismo terminé el esquema final de esta historia, nos queda poquito. Sospecho que el próximo cap si vendrá luego porque lo tengo casi terminado.

Por último, les cuento que esta semana es la Moroha week y en Twitter han subido cosas bellas, yo me atreví a digitalizar un dibujo por primera vez en mi vida jaja si quieren verlo, está en mi Twitter, búsquenme como: EmilyCyrine.

Un abrazo a todos.

Doratina

Rws:

-Daide luct: hola! Gracias por tu mensaje. Como siempre, aciertas y me inspiras mucho. Gracias por destacar la conexión de ambos, intento que de forma paralelas estan viviendo sus dos realidades que confluyen en elementos parecidos. Este capítulo diría que sí es la liberación de sentimientos de Kenji y la antesala a la verdad de sus padres. El próximo, será la liberación de Moroha. Nos vemos!

-genesis: hola estimada, gracias por escribirme! Y sí, está cambiando pero son las circunstancias del pobre. Cuídate y nos leemos!

-hghg: hola! Gracias por tu mensaje. Te cuento que el próximo capítulo ya sabremos de los papás de Kenji, se demoró pero ya sabrán todo jejeje. Si! El Kenji de Rurouni Kenshin tenía novia al final del ova! Un abrazo, nos leemos :)

-Manu: hola! Gracias, de nuevo demoré pero ya estoy con más ritmo. Creo que intentado ser consecuentes con el anime y manga, tus opciones de que Shampoo sea más "normal" y no tan insistente si funciona, fuera de esa actitud era linda y fuerte, no le hubiera costado ser atractiva. Segundo, lo de que generara un deseo de competencia también creo que funcionaria, después de todo uno de los pilares de la personalidad de Ranma es ser TAN competitivo.

Me encantaría leer las obras antiguas de Rumiko, pero por ahora mi novio me regaló dos tomos del manga de Yona y el tomo 2 de Rurouni Kenshin, así que estoy leyendo eso.

No creo que puedan revivir a Kagura, su fin fue épico y sobre Rin, no lo sé, sospecho que su encuentro con Zero fue su momento de defender a su familia y ya solo volverá a aparecer para explicar el sesshrin o al final de la serie o temporada ya sana y salva.

Comparto lo de Kikyo, no soy su fan pero su punto final fue perfecto, sin errores y emotivo, pasarlo a llevar sería terrible.

Sobre Akane yo creo que si le gustaba Ranko porque es Ranma al final del día, es como querer decir que le gusta la persona, tenga el género que tenga. Fuera de eso, siempre sentí un poco bisexual a Akane, lo que no me molesta en absoluto jajaj.

Y claro, si escribes por favor avísame donde, me encantaría leerte!.

Que bueno que estés escribiendo, no he visto ese anime pero cuando tengas lo de Ranma avísame.

Soy chilena! Jajaja espero que conozcas mi país. Sobre el regalo Jajaja no me siento capaz aun de escribir algo más candente de Inuyasha, nunca he escrito lemon. Pero espero poder dedicarte algo de lo que escriba más adelante, aun hay tiempo. Yo también soy de octubre, del 14. Nos leemos!