Moroha no lograba salir de su estado de caos total. Su cuerpo se sentía pesado y al mismo tiempo muy frío por el increíble tormento de ver a su padre sangrar de sus heridas en el estómago. La anciana había liberado al hanyo de sus prendas superiores y movía sus manos ágilmente, mientras de fondo se sentían cada vez más leves los jadeos de Inuyasha, quien en su poca conciencia miraba a su hija en la altura. Pero ella no reaccionaba, aun no podía dejar de recrear en su mente lo sucedido. Y siempre tenía presente los ojos violáceos sobre ella, más oscuros y tristes que antes. ¿Eso había logrado?¿Qué pasó en el camino para que Kenji terminara haciendo lo que hizo? Pero eso no importaba, no cuando su padre estaba a sus pies, esforzándose por respirar. En segundos la adolescente se tiró al piso junto a él y no fue consciente de que lloraba hasta que notó el calor repentino en su rostro. El hanyo intentaba hablarle, la anciana le pedía que estuviera quieto y la niña solo intentaba resolver lo que parecía casi un mal sueño ¿Qué más podría hacer? ¿Ella sabría más que Kaede cómo ayudarlo? Por su mente de pronto cruzó la idea de llamar a cierta pulga.
-¡Myoga! Iré a llamarlo, puedo mandarle un espíritu mensajero o quizá llamarlo con el olor de mi sangre…- apenas terminó de hablar, la anciana le suplicó que no gritara.
-Moroha, silencio, necesito parar la hemorragia. No servirá de nada que te alteres, tengo aquí hierbas para venenos potentes, traemelas, estás junto al fuego.- ordenó a la mujer, pero Moroha solo se levantó con evidente enfado, sin bajar el tono de voz.
-¡Ese veneno no es una simple poción de humanos anciana! Es venenos de demonios, fue muy obvio cuando lo sentí ¡tu hierbas no le servirán! ¡Myoga puede chuparle la sangre y…!
-No hay tiempo, perderás tiempo si te vas …- mientras le replicaba, la sacerdotisa puso paños húmedos en la cabeza del hanyo que intentaban a duras penas abrir los ojos y mirar a su hija. La fiebre que le estaba provocando el veneno enrojeció su rostro y Moroha alcanzó a sentir que los latidos de su corazón, antiguamente agitados, habían comenzado a bajar su intensidad notablemente. Y sus ojos se cerraban en medio del sudor de su cara. Su padre se estaba desmayando...
-Inuyasha, no te duermas, no pierdas la conciencia, te necesitamos despierto- volvió a hablar Kaede, que guardaba una compostura que molestaba levemente a la shihanyo pero que, también, agradecía, porque ella misma no sabía realmente cómo mover sus pies. Algo dió un brinco en su corazón cuando su progenitor, en medio de su delirio, soltó un "Keh.." y cerró los ojos sin pelear más, no era capaz de mantenerse despierto por más tiempo.
-¡Papá obedece, despierta!- gritó nuevamente la niña, desesperada, ya ignorando totalmente lo pesado de su llanto. Pero pareció servir, porque como un acto divino su padre en un esfuerzo que se notaba sobrehumano, levantó levemente la cabeza y soltó una palabra inteligible.-¿papá? No hables por favor… solo quédate aquí presente. Iré a buscar a Myoga, es lo mejor o ….
Y entonces, sorpresivamente, el hombre habló muy claramente.
-Enana quédate aquí…- pidió Inuyasha. Moroha no pudo evitar sufrir por lo pesado que sintió el corazón de verlo de esa manera, así que, resignada al ver la seguridad en los ojos casi cerrados de su padre, se acomodó junto a él y le acarició el cabello negro. El hombre, por su parte, volvió a concentrar su mirada en el techo, en un esfuerzo de mantenerse consciente que conmovió aún más a la niña. No quería llorar, pero no podía detenerse. Pero si podía darle compañía a su papá. Kaede parecía haber detenido el sangrado, lo que a su vez parecía haber relajado el ritmo de su corazón o así lo percibió Moroha con su oído privilegiado. Ver a su padre de esa manera era irreal. Había procurado que incluso en sus sueños cuando no conocía a sus padres y solo los imaginaba, que la idea de su progenitor fuera fuerte, aguerrida e inquebrantable. Pero quien tenía frente a ella en el suelo, manchado de sangre y en estado de desbaneo no coincidía con aquello, no era ni rastro de su figura paterna. Aun así, el corazón de la niña manifestaba en su pecho un rompimiento inevitable, un deseo indescriptible de ayudar a aquel hombre que tanto significaba para ella, con el que no sólo compartía un evidente lazo sanguíneo, sino que un cariño incomparable. El sentido de pertenencia, de protección de Moroha le ordenaba que buscara alguna forma...alguna solución. Por mientras, la anciana le había dado todas las cosas con las que contaba y le había dicho a la niña que ahora solo quedaría que resistiera hasta que amaneciera. Y que por nada del mundo podía desmayarse.
-Iré a buscar más agua, quédate con él. Yo llamaré a Myoga si eso te tranquiliza. Háblale, eso lo hará mantenerse despierto.
-Gracias…- dijo la chica y la sacerdotisa los dejó a solas.- No te atrevas a dormirte
La verdad es que Moroha no sabía bien qué decirle. Los ojos de su padre casi se cerraban, parecía que los sostenían las palabras sueltas de la niña que no dejaba de hacer mimos al cabello del hanyo, de manera desordenada, como si con ello fuera posible mantenerlo atento, con ella.
-Eres muy terco, sabes que no debes salir solo...tu mismo le enseñaste a Towa y Setsuna que debían cuidarse estos días. Y aquí estás, viejo obstinado- la niña sonrió levemente cuando se fijó que Inuyasha intentaba concentrar sus ojos oscuros en ella. Todo parecía ir mejor, hasta que Moroha sintió de la nada como la respiración de su padre volvía a menguar su ritmo, así como podía identificar que su cuerpo volvía a ceder al calor de la fiebre. Moroha supo que los remedios no funcionaban, simplemente porque el aspecto de su padre volvía a empeorar como en un inicio. Además de que junto a su incapacidad de hablar o de enfocar la mirada, comenzó a balbucear cosas imposibles de descifrar. Eso, definitivamente, tenía que ser el punto culmine del veneno.
-¿Papá? ¿Papá qué pasa?
El hombre no le respondió, la niña solo tuvo como respuesta el extenso camino de sudor que bañaba a su padre y el inicio tormentoso de su movimientos bruscos que tornaron rápidamente en temblores. Moroha recordó entonces que su madre le había enseñado alguna vez que los temblores posteriores a la fiebre eran evidencia de que el daño de una herida o infección se expandía a la sangre.
-Ya vendrá Myoga...aunque creo que iré yo, enfrentaré a esos malditos, de seguro tienen algún antídoto…- antes de que pudiera levantarse nuevamente, la shihanyo sintió la mano helada de su padre sobre su muñeca, sosteniéndose sin mucho éxito.
-N-no...quédate...por favor- Moroha asintió a su papá. Solo en ese momento entendió que lo único que necesitaba su padre era tenerla cerca. Ya todo lo demás estaba echado al destino.
-Estoy aquí yo...yo no me iré, intenta recuperar fuerzas- pidió entonces la muchacha, pero la energía final de Inuyasha se había ido en hablarle. Moroha se paralizó al notar que cerró los ojos, luego de respiraciones duras y sonoras. -por favor no te duermas ¡no te lo permito!
Moroha se acercó más a su papá y colocó su cabeza sobre sus piernas. Acto seguido, mojó nuevamente el paño de su frente y lo puso suavemente, el agua seguía muy helada y aun así el intenso calor de su cuerpo no tenía rival.
-Perdóname, no quería seguir molesta contigo. ¿Olvídalo, sí?- apenas terminó de decirlo, los ojos de Inuyasha se abrieron levemente, eso estaba funcionando, pensó - Sé que fui muy terca, creo que al final siempre tuviste la razón. ¡Quédate consciente para que puedas regañarme! No puedes dormirte…
La fiebre, que seguía sin bajar, estaba caldeando al hombre por dentro.
-Resiste solo hasta el amanecer ¿bueno? No puedes rendirte ahora...no puedes, papá- las palabras de Moroha parecían volar alrededor de su padre, que aunque no cerraba totalmente los ojos, realmente no parecía encontrarse ahí. Aun así…- Aun tienes mucho trabajo aquí, holgazán.
Las caricias en el pelo a su padre se convirtieron en intentos constantes de la niña de hacerle saber que estaba con él, de hacerlo sentir el tacto de otra persona. Pero parecía inútil, ella sabía por la dificultad del hanyo de respirar que su padre estaba apagándose. Si no llegaba Myoga pronto o amanecía, sería el final.
-No puedes...tú... estuviste tanto tiempo fuera de mi vida ¡no puedes! No puedes dejarte ir, rendirte ahora. No por mi...por el cachorro ¿lo olvidaste? Te prometiste a ti mismo que estarías con él...que estaríamos juntos, papá. ¡No puedes faltar a esa palabra!
La falta de respuesta y los sonidos agónicos no ayudaron a disminuir el horrible dolor de pecho que sentía Moroha.
-Y además...hay tantas cosas que no hemos hecho. Yo aun no logró mi potencial máximo, tu lo sabes, tienes que estar ahí...Tienes que seguir aquí papá- pidió Moroha, absuelta totalmente en su llanto y en sus palabras de súplica a su progenitor que yacía ya casi totalmente inconsciente en sus brazos.- ¿Y si algún día me caso? Tienes que estar ahí, para hacerle saber a mi marido que tengo a mi padre ¿no?- al decir eso, no pudo evitar dar una risita desconsolada.
-No puedes tu…¡tu tienes que ver al cachorro decir sus primeras palabras, dar sus primeros pasos, verlo tener sus primeros llantos...se lo debes a él y a mi! No puedes, no ahora que depende de ti ¡ahora depende de ti! No puede ser de nuevo así…- el peso de aquella realidad que salía de su boca aplastó aún más las esperanzas de Moroha y a su vez la hicieron sentir una inmensa rabia.- ya sabes, tu...tu tienes muchas cosas aún por hacer, papá. Conmigo, con mamá, con el bebé. Tu lo prometiste. ¡Por favor papá…!
Antes de poder continuar, Moroha vió con horror cómo terminaban de cerrar los ojos del hanyo y su respiración se apagaba de súbito. Al mismo tiempo, entró Kaede a la cabaña, yendo lo más rápido posible con ellos.
-¡Papá, despierta!- gritó Moroha con un tono tan desolado que logró hacer que las orejitas de su padre se movieran. Luego y de la nada sintió que alguien la tomaba de los hombros y otra persona bajaba la cabeza de su padre al suelo. Eran sus primas. El temor la cegó de tal manera que fue incapaz de dar cuenta de que Towa y Kaede intentaban reanimarlo, la adolescente del futuro haciendo algo que no entendía sobre su pecho, una especie de masaje.
-¡Papá por favor, aun no, no me dejes sola de nuevo, no quiero volver a estar sin ti!
Las manos seguras de Setsuna la sacaron con rapidez de la cabaña, llevándola al contraste helado del exterior. Moroha fue llevada hasta un sitio y se sentó, a duras penas, junto a su prima.
-Por qué me sacaste...debo volver
-No harás más por él ahí dentro, solo lo vas a alterar
-¡Mi papá estaba muriendo Setsuna! ¡No me digas que hacer ahora!
-¡Silencio!- la exterminadora, muy seria, levantó su voz como nunca antes y Moroha solo pudo callarse al ver su expresión severa- ¡Debes hacer caso, Kaede y Towa saben lo que hacen! ¿Quieres ayudar?
-Claro que sí…
-Entonces deja de gritar-
Moroha no insistió, descansó su cabeza y espalda en la pared de la cabaña y maldijo en su mente a su prima. Se sorprendió de que incluso discutiendo con Setsuna su llanto no había cesado. Pasaron segundos, minutos o quizá ¿horas? Hasta que de la cabaña salió Towa.
-Sigue vivo, tranquila Moroha- apenas dijo esas palabras, algo enorme de encima liberó un poco a la shihanyo.- pero tiene que descansar, está dormido, al parecer mejoró un poco...la anciana Kaede no sabe bien qué sucede, fue repentino, después de esa desfallecimiento y de la reanimación su energía vital parece haber resurgido en él, no entendemos qué está pasando.
Moroha no respondió, solo asintió con la cabeza, intentando ocultar sus gruesas lágrimas. Ella tampoco podía imaginar porque la repentina mejoría, pero si su padre estaba bien, era suficiente. Se paró rápidamente y acompañó a la mayor del trío hasta dentro de la cabaña. Vió entonces a su padre recostado, con mejor color y profundamente dormido. Mantenía la respiración pesada pero muchísimo mejor que antes.
-Puedes estar más tranquila ahora, Moroha- dijo entonces Setsuna, luego de que ambas se acomodaron cerca, observando- falta poco para el amanecer.
-Yo...si, lo estoy. Solo que...tuve tanto miedo. No quiero perder a mi papá de nuevo. No creí que pudiera sentir un miedo tan grande...Pero se ve mejor ¿verdad?- la exterminadora, en su estado humano, se quedó fija mirando a su prima un tanto impactada por sus incesantes lágrimas como secretamente conmovida por la angustia de la niña.
-Sí, él estará bien.- aseguró Setsuna y, sin analizarlo mucho para no arrepentirse, abrazó de medio lado a Moroha.
Con ese gesto la más pequeña de las tres se dejó llevar y escondió su cabeza sobre el hombro de su prima. Towa, que miraba la escena con los ojos muy abiertos, le sonrió como agradecimiento a su hermana, que solo se limitó a ignorarla, levemente sonrojada.
La tres estuvieron en silencio unos segundos, mientras el estado de Inuyasha parecía seguir mejorando y las lágrimas de Moroha cesaban para pasar a quejidos pausados, como los de un cachorro. Cuando ya se encontraba más tranquila, la shihanyo alejó su rostro de su prima y miró a su padre. Hasta que de pronto dió con algo muy relevante.
-¡Mamá! Está sola en la cabaña, si despierta y no estamos enloquecerá
-No te preocupes, mi madre está velando su sueño.
-¿Cómo pasó eso?
-Cuando llegamos y la anciana Kaede nos dijo qué pasó, Towa le pidió a Jaken que fuera por mamá.
-Bien…¿y cuando despierte? Que debo decirle ¿se supone que le diga que Kenji intentó matar a papá?- dijo Moroha, haciendo que Setsuna abriera los ojos.
-No sabía qué era lo que sucedió.¿Estaba solo? ¿No habrá tenido que ver su tío en todo esto?- la voz de la exterminadora estaba convencida, pero su prima solo sonrió.
-Si estaba, pero fue Kenji personalmente. El...estaba distinto. Su mirada era diferente. Inclusive su olor...sospecho que estaba convertido en demonio. Su aroma era casi idéntico al de su tío.
-No te preocupes de eso ahora.- pidió Setsuna muy calmada al notar la tristeza en los ojos de su prima más pequeña- ahora solo importa cuidar de tío Inuyasha. ¿Y si intentas ayudarlo con tu poder espiritual?
-¿Cómo…?
-Ya los has hecho, tu misma comentaste que lograste relajar a Gyokuto en el parto cuando te concentraste. Ahora podrías intentarlo-
-¡Cierto! Hazlo Moroha, pone las manos sobre la herida pero sin tocarla. No perdemos nada con intentarlo. - intervino esta vez Towa con una sonrisa entusiasta. La shihanyo en cambio solo soltó un "Keh" y obedeció, la idea no sonaba del todo mala. Una vez concentrada en su tarea, cerró los ojos y comenzó a encauzar todas sus energías espirituales en otorgarle algún tipo de tranquilidad a su padre. Recordó brevemente los rezos de su madre y las cosas que le había enseñado. Ya no era por ella, por su propia soledad y tristeza, aquel acto de desprendimiento era netamente por el hanyo junto a ella, para darle paz y ayudarlo a sanar. El calor que sintió en sus manos le hizo saber que iba por buen camino. Moroha estuvo en su labor varios minutos, ante la atenta mirada de sus primas y de Kaede. Cuando creyó que había sido suficiente, se dejó caer rendida al piso de la cabaña al mismo tiempo que sentía en su cuello un piquete.
-¡Anciano Myoga! Por fin llegas...papá fue herido con una daga con veneno.
-¡Ama Moroha! No pensé que estaría aquí, no se supon…
-¿Qué? ¿Por qué no?- preguntó la niña muy curiosa, tanto que dejó de lado su agotamiento para mirar con recelo fijamente a la pulga que estaba ahora posada sobre el rostro de su padre.
-El plan era que el amo Inuyasha estuviera solo, no creí que usted estaría involucrada.
-Myoga, no entiendo nada de lo que dices.
-Tampoco nosotras- aclaró Setsuna, mirándolo también algo molesta.
-Yo...ehh...no sé si debería explicarlo, mejor esperamos que despierte el amo- antes de que la pulga escapara, Moroha ágilmente la agarro de la cabeza.
-¡¿Qué está pasando?!
-Ay ama no se enoje, es que su padre y yo sabíamos que pasaría esto, lo discutimos hace semanas pero nunca creí que usted se encontraría con él. Verá yo...yo fui llamado por su padre y por el joven Kenji para ayudarlos con un plan...y bueno, creo que resultó.- dijo la Pulga suavemente, todo mientras el rostro de Moroha se desfiguraba.
-¡¿Es una broma?! ¿Mi papá planeo su asesinato? ¿Qué clase de mal chiste es ese? pulga anciana y mentirosa…
-No ama, es verdad. No es que mi amo pretendiera morir, solo dispusieron que se tomaría un antídoto antes del ataque que impediría que llegará a dañarlo totalmente.
-¡Pero qué sentido tiene todo esto! ¿Por qué mi papá haría eso si están peleados? Yo misma vi cómo quemaba la caja que envió para mi madre y para mi.
-Yo tampoco le veo sentido...será mejor que se explique anciano- exclamó Towa, mientras le quitaba la pulga de las garras a su prima que parecía que en cualquier momento explotaría de la rabia.
-Eso fue ehh...un engaño, ama. El amo Inuyasha descubrió que era seguido de cerca por un demonio de esa raza y antes de que pudiera encararlo le explique que lo mejor era actuar más inteligentemente que él, por eso mi amo y su joven aprendiz recrearon esos escenarios...aunque sí creo que a el amo Inuyasha se le pasó la mano, creo que si estaba un poco molesto con el joven Kenji…aunque esa parte del asunto la desconozco.
Moroha, que aún parecía no comprender bien lo que sucedía, estaba sentada con expresión de fastidio, mirando pero sin mirar realmente.
-Dejame ver si entendí. Mi tío y Kenji sabían que alguien lo perseguía y decidieron que en vez de pelear con el demonio era mejor fingir que estaban molestos ¿eso? Y lo de hoy fue solo parte del acto...supongo que para hacer creer a el tío de Kenji que mi tío está muerto- esta vez fue Setsuna la que hablaba, en sus intentos de aclarar las ideas a su prima y a ellas mismas.
-¡Exactamente ama!- dijo Myoga- aunque la verdad lo del intento falso de asesinato es para resolver otro asunto más profundo...
-¿Y por qué maldita sea nadie me dijo nada?-
-Ama ...su padre no quería involucrarla en más problemas que no le tocaba resolver. El amo sabía que este enredo se creó por aquella vez en que junto a su madre mataron al demonio e incapacitaron al otro. Luego de que el joven Kenji le explicara su situación, ambos quedaron en muchos puntos y planearon esto, pero ninguno tenía intenciones de involucrarla y ponerla en peligro.
-¡Qué clase de idea absurda es esa!- gritó Moroha enfurecida, parándose del piso y avanzando pasos atrás, intentando alejarse de la pulga a la que estaba apunto de aplastar de la rabia- ¿creen que soy débil? ¿Acaso no importa lo que yo sienta con todo esto? Cómo es posible…
-Moroha tiene razón- resolvió la anciana Kaede muy seria, llamando la atención de todos en la habitación, excepto del enfermo, claro.- La han hecho pasar por un inmenso dolor, sin contar lo previo a esto.
-Así lo quiso mi amo- la explicación de Myoga no parecía satisfacer a su ama, que seguía muy contrariada. Antes de que la chica pudiera seguir peleando, el hanyo en el piso, que ya tenía un aspecto más normal, comenzó a transformarse al igual que sus sobrinas. Ya había amanecido. Luego de unos segundos que duró el proceso, Inuyasha abrió sus ojos ámbar para mirar directamente los ardidos de su hija.
-Creo que lo mejor será que nos vayamos, iremos con tía Kagome y mamá- dijo Towa siendo seguida de su hermana. Kaede por su parte se levantó y dijo que iría a la cabaña de Gyokuto.
Inuyasha, que parecía estar despertando de un profundo sueño, se incorporó como pudo y sin darse cuenta de la actitud de su hija.
-Enana…¿estás bien?- preguntó el progenitor entre quejidos suaves, mirándola a duras penas y recién notando la expresión de odio de Moroha, la que de alguna forma le recordó muchísimo a Kagome.
-¡Eres un viejo loco y egoísta!- le gritó la muchacha, sorprendiendo a su padre que arrugó la frente, no esperaba que luego de todo el caos y de sus palabras la niña le respondiera así.
-¡No me subas la voz! Mocosa malcriada-
-Amo que bueno verlo bien. Yo...tuve que decirle a la joven ama parte de su plan.
-Te dije específicamente que yo hablaría con ella Myoga-
-¿A sí? ¿Hablar de cómo decidieron engañarme? ¿Acaso tu y Kenji se reunieron y dispusieron que yo era demasiado inútil para saber la verdad y cuidarme? - el tono de Moroha era gutural, tan enrabiada cómo era posible
-Moroha no, si te calmas te explicaré to…
-¡INUYASHA!- ambos semidemonios y la pulga dirigieron sus miradas a la puerta de la cabaña atentos a un grito muy familiar. Por ella entró una recién levantada Kagome agarrada a su abultado vientre y con lágrimas en los ojos. - ¿¡Estás bien!?
-Kagome yo...si, estoy bien. - dijo el hanyo mientras se dejaba abrazar con dificultad por su mujer y aguantaba los deseos de quejarse por los dolores del cuerpo que sentía.
-Ahora- agregó Moroha.
-¿Qué sucedió? Me encontré con Rin en nuestro hogar y me dijo que te hirieron. ¿Quién fue? ¿quieres que te revise?- las palabras angustiadas de Kagome hicieron a Moroha comprender que ella era otra víctima de aquel vil engaño de los hanyos.
-Explícate viejo-
-¿Estás bien hija?- preguntó Kagome mirando a la niña sin soltar al hanyo.
-Sí, de suerte.
-¡No se suponía que tú irías hasta ese sitio hoy, debiste irte a la cabaña!- replicó el padre, enervando aún más con sus palabras a la hija.
-¡Fui a salvarte viejo testarudo!
-De seguro fuiste porque sentiste el olor de Kenji- terminó de decir Inuyasha, logrando que Moroha se callara más sorprendida que molesta.
-Comiencen a contármelo todo- exigió Kagome ya más curiosa que nada- ¡ahora!
-Keh...Yo tenía contemplado decirles todo, pero parte del plan no resultó- resopló el peliplateado, logrando que su hija le gruñera molesta- Todo esto comenzó varias semanas atrás. Venía de trabajar con Miroku, ese día Kenji me pidió libre para hacer algo personal y se lo permití pero llegada la tarde me interceptó justo después de dejar al monje en su casa. Y ahí inició el problema.
Flash back. El día en que Kenji visitó a su tío y que volvieron los lobos al pueblo.
-¿Kenji? Creí que nos veríamos para la cena…-
-No maestro, disculpe que lo detenga aquí pero necesito hablar a solas con usted lo antes posible y en la cabaña están Hiroyuki y sus hermanas.
-Keh…¿de verdad? Malditos lobos, creí que nos habíamos liberado de ellos un tiempo, al menos del coqueto ese del mini pulgoso.
-¿Podemos ir a otro sitio a conversar?- pidió Kenji muy serio, haciendo que Inuyasha se sintiera curioso de su expresión tan desganada.
-Bien…
Ambos hanyos se encaminaron hasta un sitio donde estuvieron a solas, a juzgar por el olfato de ambos. Los segundos siguientes el mayor esperaba que su aprendiz dijera algo pero el obvio nerviosismo del muchacho comenzaba a irritarlo.
-Habla Kenji ¿qué te pasa? ¿Tuviste problemas con tu tío nuevamente?
-Algo así...maestro. ¿Recuerda la noche que le conté sobre la familia de mi madre? Usted ya sabía parte de la historia...y yo dije que aquello era todo. Pero mentí.- el más joven había decidido que lo mejor era ir por lo sano directamente.
-¿Mentiste? ¿En qué? - preguntó Inuyasha que la verdad no se sentía en absoluto molesto.
-En muchas cosas...antes de decirle, quiero que por favor me escuche. Luego de eso lo dejo en libertad de descargarse como desee conmigo.
-Primero habla, no me imagino que es más grave de lo que ya sé.
-Conocí a mi tío hace años, eso ya lo sabe...pero la verdad nunca tuvo afecto por mi, se limitó a entrenarme y hace un tiempo se contactó conmigo nuevamente luego de que detuve mi entrenamiento. En ese tiempo yo ya llevaba muchos años buscando a mi padre sin éxito y comenzaba a sentirme muy frustrado y deprimido. Por eso es que cuando Koriu se acercó a mí y me ofreció lo que me ofreció...yo cedí rápidamente. No intento justificarme con eso, solo intento ser sincero.
-¿Y qué se supone que te ofreció?
-Primero, me contó cómo murió mi abuelo. Me dijo que tiempo después de que nací una sacerdotisa y un hanyo, ambos famosos por destruir la perla de Shikon, se tomaron la atribución de luchar contra mi abuelo para que detuviera sus ambiciones de expandirse...y que como resultado fue asesinado y mi tío incapacitado con una flecha sagrada.
-Espera…¿tu abuelo es ese asqueroso Yokai que robaba demonias y que mataba sin piedad?- manifestó Inuyasha notablemente sorprendido- ahora que lo dices ¡claro! Tus ojos son muy similares a los de ese demonio. O sea, pidió que te vengaras...
-Sí...me dijo que se había enterado, aun no sé como, que Shiori tenía intenciones de que usted me entrenara. Yo lo había rechazado muchas veces porque realmente solo deseaba buscar a mi padre…
-¿Y el idiota de Koriu te pidió que nos mataras?- al decir eso último, la expresión del hanyo mayor cambió a una muy dura, lo que hizo sentir un poco amenazado a Kenji, aunque no era como si no se lo esperara.
-No realmente. No es como si creyera que tenía yo, un híbrido sucio, oportunidades contra usted y una sacerdotisa legendaria. Me exigió, en nombre de mi madre, que vengara a mi abuelo consiguiendo información, cualquier cosa útil en contra de ustedes.
Inuyasha, que parecía estar procesando lentamente todos esos nuevos hechos, se dió su tiempo para seguir.
-Asumo que si casi te mata la última vez fue porque te negaste a seguir con su plan.
-Sí, así fue. Le dije que no lo haría. Es verdad que llegué con esas malas intenciones hasta su hogar y lamento mucho que fuera así. Pero...cuando descubrí quienes son, cuando entendí que eran buenas personas, decidí desistir. Lo siento mucho, sé que llegué aquí con las peores de las voluntades pero debe saber que soy muy sincero en admitirlo y en decirle que...que nunca lo elegiría a él y a la tribu por sobre ustedes.
Inuyasha, que no sabía qué pensar sobre eso, se le quedó mirando con la frente arrugada.
-¿Hoy fuiste a la aldea, verdad? Hueles a otros demonios.
-Sí maestro. Yo decidí conservar una reunión con él, más que nada porque sé que de no haberlo hecho los ataques indirectos de mi tío no habrían cesado. Pensé que si hablábamos podría pactar algo con él, que permitiera que dejara la aldea y a ustedes en paz.
-¿Qué?- se expresó Inuyasha, un poco desconfiado- ¿fuiste hasta allá para aceptar sus condiciones?
-Bueno...usted sabe que su propósito principal conmigo es que salve a su clan de la extinción, yo personalmente no le intereso. Creí que podría ofrecer darle en el gusto si eso significaba que no siguiera con la venganza…
-¿Estás dispuesto a eso? ¿Eres consciente de que estarías condenando a un hijo tuyo a vivir bajo el yugo de ese maldito?- las palabras tan certeras y duras de Inuyasha abrieron a un mundo nuevo la mente de Kenji. Él no había pensado en eso. - Creeme, Kenji, ningún padre desea algo así para su hijo.
-Yo...la verdad no lo pensé.- admitió el joven. Por su parte Inuyasha relajó su postura y dió un suspiro agotado, todo eso lo estaba confundiendo mentalmente. - Acepté, maestro.
-¿Qué cosa?
-Me ofreció que podría dejar en paz a la señora Kagome y a Moroha si yo accedía a lo del descendiente para el clan, me iba a la aldea y…
-Dilo- ordenó el peliplateado, ya muy seguro de lo que sería.
-Me exigió que le diera información para al menos matarlo a usted. Dijo que era imposible dejar en nada la venganza, pero que le bastaba con eliminarlo.
-¿Así que vas a acusarme? Una buena idea sería decirle que me mate mientras duermo- la ironía en la voz del hanyo atormentó a su discípulo que deseaba intensamente justificarse.
-Maestro...lo acepté porque sabía que no me daría opciones. Lo hice porque creí entonces que podría formular un plan, engañarlo de alguna forma que lograra resolver este asunto sin llegar a esos resultados.- se explicó Kenji, muy seguro y mirando directamente a su maestro, ya no solo como su estudiante, sino como otro hombre.
-Ay…¡por favor Kenji! ¿Cuál es tu plan? ¡No tienes idea de qué hacer, podría durar una eternidad! Lo mejor a estas alturas sería deshacerse de tu tío, nunca te dejará a ti ni a nosotros en paz si no se resuelve de esa manera.
-Lo entiendo, maestro, pero detrás de él hay un ejército. Son muchísimos y manejan grandes armas, como veneno y poderes mentales.
-¡Los enfrentaremos a todos!- gritó está vez Inuyasha, ya molesto de la actitud derrotista del chico frente a él.
-No es tan simple. ¡Escúcheme maestro! Tenemos que ser más inteligentes que él, no más impulsivos. Yo pensaba que quizá podríamos hacerle creer que le concedo lo que me pidió. Me explico...seguir el plan inicial de Koriu y mientras estoy viviendo con ustedes, darles la información y poder ganar un poco de tiempo para poder sacar del escenario a mi tío sin las represalias del clan.
-Es absurdo ¿te das cuenta que ese ganar tiempo es lo que has tenido todo este tiempo? Él no va a creerte.- cuando Inuyasha terminó de gritar esas palabras al joven hanyo, Kenji no sabía qué más hacer. Si bien, su maestro se mostraba extrañamente "neutral" para ser quien era, todo parecía terminar en un sin sentido.- Aun así, no creo que la idea sea totalmente descabellada. Solo necesitas rearmarla. Bien…
El semidemonio, absorto en algo invisible, se mordió con un colmillo el dedo y Kenji entendió que estaba llamando con sangre a su sirviente, la pulga Myoga. Saber eso tranquilizó levemente al chico, lo que sirvió para los minutos que esperaron ambos en silencio la llegada del ser. Una vez con ellos, Inuyasha le explicó lo mismo que le dijo Kenji antes.
-Amo, creo que ambos tienen razón. El joven Kenji en que lo mejor es darle un gesto falso y usted en que no será tan fácil engañarlo.
-Keh...eso ya estaba dicho. ¿Qué propones?
-Eso dos puntos son importantes, pero como bien concluyeron ustedes solo servirá si al final se elimina al demonio. Se me ocurre que el joven Kenji continúe su rutina en la aldea pero encontrándose con su tío "en secreto".
-¿Cuál es el objeto de eso?-preguntó impaciente Inuyasha.
-Luego, debe darle la información que necesita para que con eso el joven Kenji finja deshacerse de usted, amo.- explicó la pulga para luego dirigirse directamente el muchacho- Acto seguido, Kenji termina el asunto de manera sencilla: los clanes antiguos como el suyo familiar suelen ser territoriales, si bien no tengo certeza exacta de qué tribu de demonios son, podría jurar que si usted, con su sangre noble, batalla con su tío, es probable que pueda destituirlo y ocupar su lugar. Siendo así, se resolvería el asunto.
Ambos hanyos se quedaron en silencio, analizándolo.
-¿Tendría que convertirme en el líder? ¿No habrá gente en mi contra?- cuestionó el más joven, pero la pulga, rápidamente, se posó en su hombro.
-No, porque sería ganado por sangre. Sería usted su legítimo líder.
-Entiendo...de hacer eso ¿qué podríamos usar de información?
-Simple- dijo esta vez Inuyasha, sin mirar a nadie- usaremos la noche de Luna nueva. Será creíble, bastará.
-¡Pero amo! Ese es su mayor secreto, es muy peligroso, podría escaparse de sus manos.
-No si lo hacemos bien- replicó el hanyo un poco molesto de la poca fe de la pulga.
-Podríamos...hacer que sea yo personalmente quien me encargue de la venganza. No sólo resolvería ese punto del acuerdo, también me daría más credibilidad con Koriu y me permitiría no hacerle daño real- dijo Kenji, con una expresión notoriamente más segura.
-Keh...tiene que ser real. Necesitamos que eso no me mate, solo que me deje mal herido.
-Amo…si eso funciona, luego usted tendría que fingir su muerte por un tiempo.- resolvió finalmente Myoga, logrando una sonrisa divertida de su amo.
-Es la única opción y eso es lo que haremos. Tu Myoga estarás a cargo de resolver esos puntos, como no matarme realmente, dónde nos esconderemos con Kagome y la enana luego de esto, que exactamente es lo que debe hacer Kenji para ser líder de su clan, todo aquello. Y tu, Kenji. Escucha bien.
-Si maestro
-No voy a decir que no me molestan las mentiras. Pero te conozco. No desconfió ni un poco en quién te has convertido estos meses.- apenas dijo eso, Kenji se sintió sumamente aliviado, era inevitable- Pero, si vuelves a mentir o omitir sobre algo de ese tan importante, perderás la última oportunidad conmigo.
Kenji escuchó casi como un gruñido amenazante las palabras de su maestro. Con ellas, la certeza de que le faltaban cosas por decir lo hicieron sentir dolor de estómago, eso aun no terminaba.
-Siendo así...si tengo algo más que admitirle. Yo...hace unos meses, comencé una relación secreta con Moroha.
-¡¿QUÉ?!- el grito de Inuyasha se escuchó tan enormemente que los animales del sector, los pájaros alrededor y la pobre anciana pulga Myoga dieron una huída veloz.
-Maestro, primero debe saber que todo fue consentido…
-¡No puedo creerlo, traidor! ¡Se suponía que tú me ayudabas a alejar al lobo! Y resultaba que tenía en mi propia casa al enemigo…
-No, maestro. Cuando sucedió lo de Hiroyuki aun no pasaba nada...fue después, esos días que usted y la maestra se fueron a las termas- apenas dijo eso Kenji entendió que fue un error dar tanto detalle.
-¡¿Qué estás diciendo?! ¡¿Quiere decir que, además de involucrarte con mi hija, estuvieron solos en la cabaña?! Haciendo quizá que cosas…- el rostro desfigurado de Inuyasha era una apología del caos. Se movía en tramos pequeños de un lado a otro, luchando con su propia y vívida imaginación.- VOY A MATARTE.
Kenji tuvo que esquivar un certero golpe de puño de su enojado maestro, para luego hacer lo mismo un par de veces mientras le rogaba poder hablarle. Cuando Inuyasha amenazó con sacar su espada, Kenji levantó los brazos, como gesto de tregua.
-Maestro...entiendo su molestia, usted no quería que Moroha se involucra con nadie. Pero debe saber que todo es muy sincero de mi parte y creo poder decir que de ella también. Yo estoy ena...
-¡NO LO DIGAS! Y yo como un idiota jurando que eran como hermanos...enana endemoniadas traidora y tu….espera un momento- el hanyo hizo una pausa y miró directamente a su discipulo. ¿ES muy sincero? ¿Siguen ...juntos?- la dificultad para hablar del padre celoso era casi tortuosa y a la vez aterradora.
-Sí...nos seguimos viendo a escondidas. Pero como ya le dije, todo es consentido y créame que deseaba decírselo, pero Moroha no querría decirlo para no afectar a la señora Kagome y no...bueno...alterarlo a usted- la confesión de Kenji no detuvo el colapso de su maestro, que con las manos apretadas aguantaba los deseos de golpearlo en el rostro.- ahora mismo estoy faltando a mi promesa con ella, pero si me lo permite lo resolveré…
-¿Hasta dónde han llegado?
-Q-que.- esa pregunta descolocó tanto al chico que se quedó quieto, como una estatua.
-¿HASTA DONDE HAN LLEGADO? SABES A QUÉ ME REFIERO.
-No, maestro. Nada indebido ha pasado entre nosotros. Respeto profundamente a Moroha y no haría nada que ella no quisiera...nosotros solo- antes de seguir, Kenji se sonrojó intensamente, sintiéndose un idiota. Pero, decidido, eligió ser valiente al amor sincero que le tenía a la niña- Maestro, lo qué pasa entre su hija y yo es nuestro, es íntimo. Solo puedo asegurarle que no le he faltado el respeto en ningún sentido de la palabra.
Inuyasha, que había detenido sus movimientos bruscos y sin sentido soltó el agarre de su espada pero sin cambiar su expresión de odio. Si bien, escuchar las palabras que parecían tan honestas de Kenji había relajado su mal genio, aun así quería desquitarse. Así que en un movimiento que no logró leer su discípulo, lo sostuvo de la ropa muy fuerte pero sin lograr mover al chico. Después de todo, Kenji era muy similar en fuerza a él.
-Voy a creerte ahora y no te mato solamente por ello y porque sé que Moroha ya te habría delatado si fuera distinto. Aún así, estás advertido. No te quiero cerca de ella en la cabaña y ojalá termines con esto. ¿Eres consciente de por qué?
Kenji, que estaba muy serio escuchando esas palabras tan de cerca, asintió, pero con un gran dolor en el pecho.
-Todo lo que estamos recreando puede afectarla. Lo mejor que puedes hacer es terminar con ella.
El hanyo más joven no respondió. Inuyasha, un poco más en su centro pero procurando no pensar en su hija, sintió sobre él la presencia de Myoga.
-Amo...
-Sí, no digas nada. Lo que sí, para ambos. No quiero que Kagome ni menos Moroha se involucren en esto. ¿Comprenden? Ellas no se enteraran hasta que el plan de la muerte falsa esté resuelto.- ordenó Inuyasha- No tengo deseos de que alguna de las dos se vea afectada.
Fin flash back
—-
Moroha no podría creer nada de aquello. Era como un cuento.
En resumen, ambos hanyos habían planeado minuciosamente esa falsa muerte, seguidilla de ideas que terminarían con Moroha arruinándolo cuando se incorporó a la historia por error. Pero la sangre...la herida…
-PORQUE NO NOS DIJERON NADA- gritó Kagome, tirando de un mecho de cabello de su esposo enojada haciendo resoplar.
-Porque lo arruinarían. Y si lo hizo Moroha.
-Yo...yo casi muero de miedo cuando te ví- susurro la niña muy seria, lo que sorprendió a ambos padres que la miraron con cautela- creí que morirías. Te rogué que no te fueras de mi lado. Y todo fue un engaño.
-Enana…- Inuyasha, que sintió su corazón ablandarse con la calidez de la expresión de su hija, le sonrió tiernamente- escuche, en algunas partes. No me iré de aquí, tú tienes razón, ahora depende de mí. -
-Estoy tan molesta contigo. ¡Me hiciste vivir el peor momento de la vida!- el grito de Moroha retumbó en la cabaña. Acto seguido la chica se acercó a su papá y lo abrazó, haciendo que se apenara de verla soltar una lágrima debajo de su gesto enfadado.- te odio ¡pero estoy muy feliz de que estés bien!
Inuyasha abrazó a la niña unos segundos mientras ella se lo permitió, ante la mirada triste de Kagome. Cuando se soltaron, el hombre dio un quejido.
-Me duele el cuerpo
-Y bien merecido- agregó su esposa- ahora ¿tendremos que ocultarnos?
-Sí, Myoga dispuso de un sitio alejado de aquí. Sango y Miroku serán informados así como la gente más relevante el día de mañana. Para todos los efectos yo morí y ustedes arrancaron.
-Esto es tan inaudito… Tengo muchas dudas- dijo Kagome, aún molesta- ¿Cómo se relaciona eso que dijiste con la quema del regalo?
-Keh...si, es que hace un tiempo comencé a sospechar que me seguían. Supe que era ese demonio que entrenó a Kenji. Quise encararlo pero me detuvo pensar que era mejor involucrar eso en el engaño. Por eso, recreamos esas cosas con Kenji. Aunque la verdad...si estaba un poco molesto con él y se me fue de las manos.- Inuyasha miró a su hija, pero ella no se inmuto, no le daría el gusto a su padre de hacer de su antigua relación con Kenji un tema a discutir entre ellos porque sabía que ella no había hecho nada malo. Menos después de que él mismo admitiera que le pidió que terminaran.
-Yo tengo una duda- dijo la chica- ¿Cómo sobreviviste al veneno?
-Hace unas semanas Kenji se comunicó con Myoga secretamente y le dio un antídoto contra lo que dijo que es un veneno poderoso de su clan que serviría para hacerlo más convincente. Lo tomé antes del ataque, pero lo increíble de esto es que se producen todos los síntomas de la pócima pero se detiene justo antes de la muerte.
-Keh...que malditos embusteros- gruño Moroha-
-Esto es demasiado para una noche Inuyasha, sigue pareciendo un disparate. Pero ya estamos en esto, así que ¿qué debemos hacer ahora? - preguntó la miko.
-Ahora nos ocultamos. Kenji, según el plan, deberá aparecer frente a nosotros para decirnos sus próximos pasos a seguir, ya depende de él lo último. Tiene que matar a su tío.
-No entiendo otra cosa. Antes de atacarte y durante Kenji olía diferente. Su mirada era diferente, como si estuviera convertido en demonio- las palabras de la chica, muy apenadas, regresaron ese recuerdo a la mente de su progenitor.
-Sí, es cierto. No sé qué ocurrió, nunca dijimos que se convertiría en demonio para aquello, sería ingenuo teniendo en consideración que se pierde el control. Pero tienes razón, Kenji estaba en esa estado previó al caos. Seguramente hizo un esfuerzo sobrehumano para controlar sus instintos y no matarme en serio. Debe haberlo pasado pésimo...de seguro algo previo gatilló ese estado- respondió Inuyasha, haciendo que para ambas mujeres fuera aun más difícil no pensar con añoranza en el joven hanyo.
-¿El...prometió volver, verdad? - se atrevió a preguntar finalmente Moroha, porque a a pesar de que ya había sido dicho, era un intento por disminuir la angustia que sentía por Kenji. De pronto, recordó que lo había atacado con sus garras y con una flecha que no tenía seguridad si lo había herido o no. La sensación de culpa y temor invadió a la pobre shihanyo- yo lo ataque...quise matarlo.
Inuyasha no dijo nada, solo Kagome abrazó a la niña.
-Yo creo que estará bien.
-Mamá mi flecha...era purificadora. Juraría que vi que le llegó pero aproveche para escapar…¿y si yo lo maté?
La incerteza de aquello congelo de dudas tanto a los padres como a la hija.
-Ya solo nos queda esperar, mi niña-
—
Nota: hola! Oficialmente me demoré muchísimo, les pido disculpas. La verdad en gran parte es porque he estado muy cansada y, segundo, porque me caí andando en scooter eléctrico y me desgarré el músculo del brazo. Muy tonta, lo sé jaja.
Este capítulo me tocó la fibra más personal porque hace un año casi pierdo a mi papá por un shock séptico, así que en parte los sentimientos y la pena de Moroha son los míos. Yo tampoco podía hacer mucho por mi papi, pero creo que mi compañía lo ayudó a salir adelante.
Lejos de lo anterior, les cuento que intentaré sacar el próximo cap más rápido, tengo hartas ganas de escribirlo.
Por último, les repito que si quieren dejarme un comentario o solo decirme "holi" será bien recibido, me encanta leerlos.
Un abrazo a todos
Doratina
Rws: gracias a todos por escribirme!
-hghg: disculpa la tardanza. Te cuento que esas dudas de tu comentario se resolverán en el siguiente capítulo ¿te gustó este? Saludos!
-Lorena Camila: hola, mil perdones por la demora :( ojalá te emocione este cap. También. Un abrazo!
-Vampiresa: hola! Disculpa la demora, me siento mal por tanto tiempo jaja. Y ahhhh yo estaría igual, si bien no se resuelve lo del estado demoníaco de Kenji en el ataque, ahora quedó claro que eso NO era parte del plan. Un abrazo de simp de Moroha a otra simp, espero leerte pronto!
-daide luct: hola! Mil disculpas :( me demoré infinito. Como siempre, aciertas jajaja si había coartada o "plan de los hanyos" en este caso. ¿Qué teorizas con este cap? Un abrazo C:
-Manu: hola Manu, disculpa tantos días, intentaré responder a todas tus preguntas pero son las 5.20 de la mañana en Chile y casi no proceso jaja, disculpas de antemano si se me pasa algo.
Si sabia lo de hny, lo que no me agrada, yo amo a Rumiko :(. Pero comparto lo que dices, si creo que la serie mejoro en la 2da temporada, espero que siga así.
Que bueno lo del rw, no he podido leerte más pero lo haré luego de dormir he he.
Creo que precisamente la variedad de los shipp y sus personajes hacen de Ranma un shojo interesante, es genial que uno enganche con las distintas prometidas.
¿Que crees, hay sethui? Yo me estoy enamorando un poco de Hisui, es tan tiernoooooo, me encanta para Setsunita bb.
No he leído Ft,lo siento :c y sobre Ranma, si...algo, pero la obra me gusta como tal, quizá le hubiera dado un amor decente a Ukyo y un tipo extra a Shampoo.
Comparto lo de Shampoo, no me gusta la idea de ese ship con Mousse, en lo personal creo que el fue mal tratado, hubiera deseado algo bueno para él.
La verdad no soy fan de Kirinmaru jajaj y Towa para mi es con Riku, lo admito. Sobre el otro...podría ser, pero un Ryoga Ooc porque el original está muy obsesionado con Akane y no calzaría.
Sobre Lum no se mucho, su pareja no me agrada jaja y de Akane si...tienes razón, le costaba acercarse, pero creo que era parte de su "personalidad" lo que en parte atraía al masoquista de Ranma jajaj
Saludooos y nos leemos!
